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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO DOMINGO

UCSD

Sustentantes:

Faustino Samuel Romero

Joyner R. Ortiz Castellanos

Matricula:

2016-1227

2016-1363

Materia:

Oratoria Forense

Facilitador:

Andres M. Chalas V.

Asunto:

Ensayo Final ¨Cualidades del Orador Forense¨

Santo Domingo D.N.


Abril, 2019
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INTRODUCCIÓN:

Hemos realizado el siguiente ensayo en base a los conocimientos aportados en clase y la basta

rede que hemos utilizado como fuente de información del trabajo. Nuestro objetivo es

establecer Las Cualidades del Orador Forense, pero antes de adentrarnos en el ensayo debemos

de conocer las bases; ¿Qué son cualidades?, y ¿Qué es un orador forense? Las cualidades no

son más que las características que distinguen y definen a las personas, los seres vivos en

general y las cosas. Y la oratoria forense; “Es la exigida o practicada ante los tribunales de

justicia, en las vistas o audiencias; en que lista para sentencia la causa, las partes o con mayor

frecuencia sus letrados, resumen ante el juez o magistrados los hechos, las pruebas y los

fundamentos del derecho”.

Con las bases establecidas podemos decir que las cualidades del orador forense no son más que

las características que definen el ejercicio la presentación antes los tribunales. Y en este ensayo

vamos a precisar exactamente eso como reconocimos las características de un Orador Forense y

como estas encajan a la perfección dentro de su ejercicio.


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Las Cualidades del Orador Forense

Antes de comenzar a hablar sobre las cualidades del orador forense, hay que definir que es

oratoria y  Se llama oratoria al arte de hablar con elocuencia. También se puede decir, que es

un género literario formado por el discurso, la arenga, la disertación, el sermón,  el panegírico,

entre otras varias.

Cualidades, de una forma genérica, son todas aquellas características definitorias de algo o de

alguien. Ahora bien, el orador forense no sólo se valora la aptitud para el desempeño de las

funciones como expositor sino también la idoneidad a través de una serie de cualidad, las cuales

pueden clasificarse como cualidades físicas, cualidades morales y cualidades intelectuales.

Cualidades Físicas

Estas cualidades tienen que ver con la apariencia personal del orador, no involucra que sea

hermoso o de físico impresionante. Implica el cumplimiento de una serie de pautas sencillas que

le permitan resaltar su personalidad, de tal forma que constituya un conjunto armonioso y

estético ante los ojos de los demás.

El buen orador debe tener una organización favorable para hablar con melodía, con fuerza y con

claridad, un pecho robusto, mucha dignidad en la fisonomía; ciertas gracias en los movimientos y

juego de nuestros órganos y miembros, y una grande energía en el principio vital, que es la

fuente de la activad de nuestra persuasión y de una sensibilidad viva y efectos.

La voz si es apagada, chillona áspera o gutural pierde mucha resonancia y tiene como resultado

de que no es escuchado a corta distancia y causa impresiones desagradables y despierta


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indiferencia en los oyentes. Mirada. durante el desarrollo del discurso el orador debe mantener

una mirada fija por todo el auditórium de tal manera que ella produzca efectos psicológicos y

sugestivos sobre el público

La voz, es una de las principales características de la Oratoria. Los oradores clásicos otorgan

exagerada importancia al esplendor de la voz, debido a que sus discursos, pronunciaciones al aire

libre, se dirigían a influir en la multitud, propina a dejarse arrastrar por las materias briosas e

imponentes.

Se distinguen tres tonos de voz: el alto, que es el que se emplea para llamar a una persona

distinta, el bajo, como cuando se habla al oído, y el intermedia, que es el usado en la

conversación y el que en términos generales ha de emplearse en los informes. Hay que destacar

que el tono intermedio es el más favorable es fácil de sostener y puede llenar el espacio que

ocupa el concurso si va a acompañado de una buena articulación.

Es error generalizado imaginar que el tono alto es el propio de la recitación oratoria, cono si la

persuasión dependiera del hecho de levantar mucho la voz.

El tono del informe debe ser fundamentalmente el mismo que el de la conversación, aunque la

pronunciación del discurso sea algo más alta; y esto porque no es lo mismo la fuerza del sonido

que el tono en que se habla y, dar más fuerza a la voz, por encima de lo acostumbrado en la

conversación, no quiere decir que nos salgamos del tono ordinario usado en ésta.

La pronunciación, los oradores clásicos cuidan mucho la dicción y parece ser que las lenguas

griegas y latinas por su sistema de actuación requerían este estudio con mayor intensidad que las

lenguas modernas. La realidad es que las palabras son símbolos arbitrarios de conceptos y por si

solas, significan poco en el informe si no van ayudadas por la premiación.


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Una pausa bien colocada puede llevar consigo algo de lo que se ha llamado la elocuencia del

silencio, ya que seguir a algo importante, en que se desea fijar la atención del oyente, o bien para

excitar la acuosidad hacia lo que se va a decir, siempre en ambos casos que no se prodiguen,

porque despiertan una atención particular.

Se estudia también la pronunciación, el acento regional y el oratorio o énfasis. El acento regional

es el propio de un país o de sus diversas regiones, que se suele contraer en la infancia por

inevitable imitación; no supone inconvenientes. No es tanto que actúe en público dentro del

circulo donde se encuentre generalizado, pero desluce el discurso el discurso cuando se

pronuncia ante quienes no estén habituados.

Es el acento oratorio o énfasis, que sirve para distinguir con más fuerzas determinadas silabas e

una palabra, en cuya pronunciación no esforzamos con una detención o prolongación al

articularla, sin alterar el tono.

Cualidades Morales.

Las Cualidades Morales  que debe manejar el orador tienen decisiva importancia, por lo tanto,

hay que resaltar las siguientes:

1. Probidad: La principal condición de todo discurso debe ser la honradez, no solo por su

cualidad de obligación moral, sino como cualidad elocuente. El orador no solamente debe ser

moral en el fondo, sino moral, decente y honrado en la forma y hasta en los más insignificantes

pormenores de las partes del discurso. La honradez y la nobleza, tienen una estrecha relación con

el discurso.

2. Sinceridad: Como requisito indispensable, ya que un orador que no está convencido de

la verdad que preconiza, que no es sincero consigo mismo ni con el público que lo escucha, ni
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con quienes le dieron la oportunidad de expresar un criterio, jamás podrá ser convincente, por

mucho que alce la voz ó acompañe sus palabras con enérgicos ademanes.

3. Modesta: El orador debe seguir una técnica, un método no solo en la planificación del

discurso, sino en la exposición del mismo, además debe de reconocer tanto sus propias virtudes,

sus defectos y errores con humildad, para tener el éxito que se propone.

4. Prudencia: Actitud de una persona mediante la cual prevé y reconoce un riesgo o un

peligro posible en una actividad o en un acontecimiento y toma las precauciones necesarias para

enfrentarlos o modifica su conducta para eludirlos o resolverlos sin perjuicio. El orador debe

saber actuar ante el público, es decir tener la prudencia al expresarse, para no causar un agravio

involuntario. El orador al ser prudente es precavido, es decir que tiene la conciencia de los

múltiples riesgos, inconvenientes e imprevistos de toda clase que puede darse en la presentación

en público, por lo que tiene que anticiparse a ellos sin alarma ni pánico, conociendo cuando

hablar y callar y abstenerse de actuar. Para que un orador sea prudente requiere que sea discreto,

que no hable más de la cuenta en ninguna circunstancia, debe pensar antes de actuar.

Cualidades Intelectuales

1. Voluntad firme y decidida:

Para dominar la oratoria forense, como cualquier otra disciplina, hay que aplicar sin desmayo la

voluntad como toda su intensidad. Voluntad y perseverancia durante el arduo periodo de estudio

y preparación, voluntad también en el momento de tomar por primera vez la palabra ante el

tribunal.

Recordemos con Unamuno que la voluntad de la acción nunca es excesiva, porque hay que

querer siempre, “querer aun cuando no se pueda” Aunque nos parezca que el estudio es lento,
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que no progresamos, no hay que darse por vencidos; el estudio de la oratoria no es cosa de

instante, continuemos, pues el estudio, y un día advertiremos que hemos rebosado la meta

propuesta.

La firmeza de la voluntad como disposición del espíritu, hará desechar desde el principio la

absurda idea d que la oratoria es privilegio exclusivo de unos cuentos, producto de cualidades

que se encuentran en un escaso número de escogidos, que han llegado a ser buen oradores sin

estudio alguno y por concurrir en ellos esos dones innatos.

2. Serenidad:

Esta cualidad significa poseer la presencia de ánimo suficiente para dominar los pensamientos

ante el auditorio, expresándolos con claridad y vigor según una continuidad lógica. Si las

circunstancias profesionales nos obligan a tomar la palabra, hay que evitar a toda costa la voz

balbuciente y el olvido de lo que se pensaba decir.

El nerviosismo y el ridículo temer de los auditorios es funesto para el orador novel, que en los

momentos iniciales siente en su pecho los latidos del corazón, emocionado por la importancia del

momento. La observación demuestra que el nerviosismo y el temor son los obstáculos

principales que se alzan ante los principiantes como muro infranqueable. Se explica la falta de

serenidad en el primer informe; la preocupación por un resultado que se antoja por fuerza

desastroso, viene embargado el ánimo mucho antes de la fecha señalada

3. Memoria

Cicerón llamaba la memoria “Tesoro de todas las cosas”, considerándola como una de las

facultades que más favorecen al orador, dando a entender que una memoria feliz permite evocar
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en un instante determinado todos los pormenores del asunto, los hechos, las teorías, las razones

legales.

La memoria es necesaria en el especial género de la Oratoria Forense, que casi siempre versa un

informe a pronunciar en fecha conocida, sobre determinados asuntos y persiguiendo cierto

resultado, Estamos pues, ante lo que podríamos denominar un a “Improvisación preparada”

A la vista de la preparación exigida para hablar con decoro ante los tribunales, muchos desearían

leer o recitar simplemente las cuartillas ya redactadas, alegando que así se escogerían con esmero

las palabras y se mediaría con precisión lo que quiere decirse.

Pero contra semejante comodidad, a lo que se oponen las legislaciones y costumbres judiciales

de la mayoría de los países, se arguye certeramente que a veces falta tiempo para escribir un

informe; y entonces desaparecería la oratoria, sustituida por la simple lectura. Además, en las

réplicas a las objeciones planteadas, el lector se encuentra ligado a su escrito preciado a entrar de

pronto en un terreno rechazado por el mismo, el de la oratoria, sin preparación alguna.

4. Imaginación

La memoria, cargada de hechos, imagines y representaciones diferentes, y ejercitada de continuo,

engendra la imaginación, la cual, según se observa, nunca es tan viva como desde los treinta a los

cincuenta años, cuando las fibras del cerebro han adquirido toda su consistencia, para dar vigor a

las verdades o errores que abrazo el entendimiento.

Concurren también otras causas físicas a fortificar la imaginación: los libros la excitan, la

pintura y la música la encienden; la vista del teatro del mundo la engrandece.


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Es erróneo atribuir a ciertos países predominio en las imágenes oratorias, como más propicios a

la fantasía y a las comparaciones brillantes.

Las imágenes proporcionan tan acusado relieve al informe, que se usan en el foro con carácter de

universalidad. El orador forense no puede dejarse llevar de la imaginación y de la pulcritud

literaria del lenguaje hasta el mismo extremo que el poeta, pues un informe recargado de flores,

de descripciones brillantes, de simbolismos continuos, es impropio de la severidad de la justicia.

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