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La semilla es la forma más práctica y eficiente para recolectar, transportar, estudiar y almacenar
la diversidad vegetal, por corresponder a un estado compacto, resistente e independiente
dentro del ciclo de vida de una planta. Cada una de ellas es, potencialmente, un nuevo individuo
que contiene parte de la variabilidad genética presente en toda una población. No obstante, el
conjunto de semillas producidas en un año determinado, contiene toda o gran parte de la
diversidad genética constituyente de la población original.
Es así como las colecciones de semillas de alta calidad pueden representar la diversidad
genética de una población de plantas desde donde fueron recolectadas y proveer materiales
para conservación ex situ (conservación fuera del hábitat natural, por ejemplo en bancos de
semillas). La mayoría de las especies de plantas estudiadas a la fecha tienen semillas, cuya
latencia natural y tolerancia a la desecación, permiten que sean almacenadas por varias décadas,
sin que su viabilidad se deteriore en forma significativa.
Se estima que de las 250.000 a 300.000 especies de plantas existentes en el mundo, cerca del 10
a 20% están amenazadas. Con los recursos y condiciones actuales, la conservación in situ no
permite proteger a todas las especies en peligro de extinción —en todos los países las áreas
protegidas abarcan sólo una fracción de los hábitats de especies. amenazadas — por ello el
Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), suscrito en 1992 por 157 países, reconoce la
necesidad de complementar la conservación in situ con medidas de conservación ex situ
(http://www.biodiv.org/convention/articles.asp). En el caso de las especies en alto riesgo de
erosión genética o en extinción, la conservación ex situ puede ser la única forma de conservarlas.
Para otras especies, la conservación ex situ sirve como una medida complementaria a los
métodos de conservación in situ.
Los bancos de semillas representan uno de los métodos más efectivos de conservación ex situ.
La conservación en bancos de semillas consiste en secar las semillas hasta bajos niveles de
humedad y almacenarlas a temperaturas bajo cero.
Este método es apto para un gran número de especies cuyas semillas toleran la desecación
(ortodoxas; Roberts 1973). Las semillas de otras especies, menos representadas en la flora,
toleran parcialmente (Intermedias; Ellis et al. 1989) o no toleran la desecación (Recalcitrantes;
Roberts 1973).
Estas últimas se conservan ex situ por otros métodos (por ejemplo, in vitro, críopreservación).
Las semillas ortodoxas pueden sobrevivir décadas e incluso siglos, conservadas a baja humedad
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y temperatura. Por esto, representa una medida segura de respaldo de la diversidad genética
contra la pérdida de poblaciones in situ.
Además de ser muy eficiente en términos de tiempo y espacio (gran número de especies y
poblaciones conservadas en espacio reducido y por largo tiempo), los bancos de semillas
conservan muestras de germoplasma en forma conveniente y accesible y generan información
(Ej. Protocolos de germinación y propagación) que facilita la utilización,
Para recolectar semillas en forma adecuada, se requiere considerar una amplia gama de
materiales, insumos y equipos), necesarios no solo para la recolección de semillas en si, sino que
también para todas las otras actividades relacionadas, como, identificación de especies, toma de
información, de material de herbario, etc. A continuación se presenta muestran algunos de los
materiales, insumos y equipos esenciales, con el fin de facilitar la preparación logística de la
expedición de recolección.
Plan de Recolección
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Este método consiste en cortar racimos o grupos de frutos, utilizando tijeras extensoras. Se
debe revisar cada racimo recolectado para evitar la posibilidad de incluir frutos inmaduros y
semillas que no hayan alcanzado su máxima longevidad. Tiene la desventaja de que se puede
causar algún tipo daño posterior a los árboles (por
ejemplo ingreso de hongos o insectos a través del área
cortada).
Este método es muy efectivo cuando se observan frutos con distintos grados de madurez en
una planta. Al sacudir suavemente las ramas, los frutos o semillas que se encuentren en la fase
de dispersión natural se desprenderán fácilmente. En cambio los frutos o semillas menos
maduras, no caerán. Para recogerlos, se puede colocar, por ejemplo, una lona bajo los árboles, o
un balde bajo un arbusto y luego sacudir las ramas.
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La tarea principal del procesamiento es la extracción de las semillas del fruto sin producir daño.
La extracción de las semillas varía en función de la naturaleza del fruto y puede realizarse en
forma manual o con la ayuda de extractores o golpeadores.
Para fines de extracción, los frutos se clasifican en carnosos y secos, pero todavía pueden ser
divididos en tres grupos más:
Deben utilizarse implementos para su extracción como tijeras de podar, martillos, machetes,
molinos, etc. Este sistema utiliza métodos manuales y artesanales. Algunos frutos de especies
como Cassia ferruginea, Dalbergia spp. y Enterolobium spp.; se clasifican dentro de este grupo.
Frutos carnosos.
Este tipo de frutos requiere una metodología diferente para el procesamiento. Especies
tropicales como Genipa americana, Gmelina arborea, Hymenaea spp. y Simaruba glauca, se
clasifican como frutos carnosos.
Estas especies y muchas otras pueden procesarse con facilidad con el método de maceración.
Este método consiste en ablandar la parte carnosa del fruto, para facilitar la separación de las
semillas. Esta labor se puede simplificar dejando los frutos en agua por un periodo de 24 a 48
horas. Posteriormente la maceración se hace a mano, estrujando los frutos unos con otros y se
colocan en agua corriente.
Muchas especies poseen hábitos de fructificación que no son anuales, por lo tanto, en los años
de buena producción, se requiere cosechar gran cantidad, que considere tanto la siembra de
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esa temporada como de las posteriores. En ocasiones es necesario almacenar por períodos más
cortos, ya que la fecha de recolección de las semillas no coincide con la época de siembra.
La duración del almacenamiento puede ser variable, dependerá de muchos factores, aunque
principalmente se deberá a las características propias de la semilla y de las condiciones
ambientales.
De acuerdo a la duración de las semillas pueden ser clasificadas en semillas de vida corta, de
vida media y de vida larga (Hartmann y Kester, 1988).
Las condiciones de almacenamiento que mantienen la viabilidad de las semillas son aquellas
que reducen la respiración y otros procesos metabólicos sin dañar el embrión (Hartmann y
Kester, 1988). La viabilidad de las semillas se ve afectada principalmente por el contenido de
humedad de la semilla, la temperatura y la atmósfera de almacenamiento.
Especies como encinos (Quercus), nogales (Juglans), araucarias (Araucaria), poseen semillas de
este tipo (Figura Nº1).
Éstas pueden ser almacenadas en húmedo, por no más de un año. Otras semillas pueden ser
incluso más sensibles a la pérdida de humedad, por lo que toleran ser almacenadas más allá de
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unos días, ejemplo de ello son aquellas especies de frutos carnosos pertenecientes a la familia
Myrtaceae (arrayanes). En estos casos sólo se recomienda sembrar las semillas inmediatamente
después de extraerlas del fruto.
Las bajas temperaturas prolongan la vida de las semillas, debido a que se reduce su
metabolismo y se inhibe el desarrollo de insectos, hongos, bacterias u otros agentes que las
dañen. Las temperaturas de almacenamiento se encuentran, en general, entre 0 y 10ºC. Sólo si
el contenido de humedad es muy reducido, la temperatura puede bajar de cero grado, sino no
es posible ya que el agua libre contenida en la semilla se puede congelar rompiendo los tejidos.
Almacenamiento cálido con control de humedad: supera a la técnica anterior ya que semillas
que han sido secadas pueden almacenarse en bolsas selladas que aseguren minimizar las
fluctuaciones de humedad.
Almacenamiento en frío: este tipo es mucho más recomendable que el anterior ya sea
controlando o no la humedad. Aunque el procedimiento más satisfactorio es bajar el contenido
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Los recipientes utilizados para almacenar semillas pueden ser de diversos tipos (Willan, 1991).
Materiales completamente permeables, como son los sacos de arpillera, bolsas de algodón o de
papel pueden ser utilizados sólo si se trata de cortos períodos, ya que las semillas son
susceptibles a ataques de roedores o insectos y al intercambio de vapor de agua y otros gases.
El almacenamiento de semillas recalcitrantes exige la utilización de este tipo de envases, debido
a que es necesario mantener un adecuado intercambio gaseoso para evitar el calentamiento de
las semillas, en este caso la respiración de las semillas no puede reducirse tanto como en las
ortodoxas, por lo que se requiere de la existencia de oxígeno para mantener su viabilidad.
La elección del tipo de almacenamiento y del tipo de recipiente utilizado depende en gran parte
de los recursos que se disponga. Algunos centros experimentales cuentan con una cámara
frigorífica para el almacenamiento de sus semillas, a una temperatura de 5ºC. Se utilizan
recipientes metálicos herméticos que contienen bolsas de polietileno selladas con las semillas
(Figura Nº2). De esta manera se pretende conservar al máximo la calidad de las semillas hasta el
momento de ser requeridas para su siembra.
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Una parte importante de las especies posee algún impedimento para germinen sus semillas.
Esto puede deberse a dos causas (Patiño et al., 1983, Willan, 1991):
Para terminar con la latencia, algunas semillas necesitan estar húmedas y a bajas temperaturas
por un período de varios meses, esta condición se podría cumplir en lugares donde cae nieve en
invierno. En zonas áridas, en ciertas especies, las semillas sólo germinan si se presenta una lluvia
lo suficientemente abundante para asegurar el establecimiento de las plántulas. Otras especies
requieren de iluminación para germinar, evitando así que el proceso se desarrolle cuando las
semillas están enterradas profundamente o son muy sombreadas por otras plantas (Patiño et al.,
1983; Willan, 1991).
En resumen, la latencia de las semillas termina cuando existe algún estímulo ambiental que
anuncie que las condiciones son favorables para el desarrollo de la planta.
A continuación se detallan los tipos de latencias (Hartmann y Kester, 1988; Willan, 1991):
Latencia física. Característica de un gran número de especies de plantas, en las cuales la testa o
secciones endurecidas de otras cubiertas de la semilla son impermeables. El embrión está
quiescente, pero se encuentra encerrado dentro de una cubierta impermeable que puede
preservar las semillas con bajo contenido de humedad durante varios años, aún con
temperaturas elevadas.
Latencia mecánica. En ésta categoría las cubiertas de las semillas son demasiados duras para
permitir que el embrión se expanda durante la germinación. Probablemente éste factor no es la
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única causa de la latencia, ya en la mayoría de los casos se combina con otros tipos para
retardar la germinación.
Embriones rudimentarios. Se presenta en semillas cuyo embrión es apenas algo más que un
proembrión embebido en un endosperma, al momento de la maduración del fruto. También en
el endosperma existen inhibidores químicos de la germinación, que se vuelven en particular
activos con altas temperaturas.
Embriones no desarrollados. Algunas semillas, en la madurez del fruto tienen embriones poco
desarrollados, con forma de torpedos, que pueden alcanzar un tamaño de hasta la mitad de la
cavidad de la semilla. El crecimiento posterior del embrión se efectúa antes de la germinación.
c) Latencia Interna
Interno intermedio. Esta latencia es inducida principalmente por las cubiertas de las semillas y
los tejidos de almacenamiento circundante. Este es característico de las coníferas.
Los tratamientos para eliminar la latencia son (Patiño et al., 1983; Hartmann y Kester, 1988):
a) Estratificación
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Consiste en colocar las semillas embebidas de agua, en capas o estratos húmedos, usando
como sustrato arena. El período de estratificación varía según la especie. Se utiliza para superar
latencias provenientes del embrión.
En el vivero también se puede estratificar empleando el mismo suelo o algún otro sustrato
húmedo. La estratificación fría se realiza en invierno y la cálida en verano.
b) Escarificación
Es cualquier proceso de romper, rayar, alterar mecánicamente o ablandar las cubiertas de las
semillas para hacerlas permeables al agua y a los gases.
Mecánica. Consiste en raspar la cubierta de las semillas con lijas, limas o quebrarlas con un
martillo. Si es a gran escala se utilizan maquinas especiales como tambores giratorios
recubiertos en su interior con papel lija, o combinados con arena gruesa o grava.
Con agua caliente. Se colocan las semillas en un recipiente en una proporción de 4 a 5 veces su
volumen de agua caliente a temperatura entre 77 y 100 ºC. De inmediato se retira la fuente de
calor y las semillas se dejan remojar durante 12 a 24 horas en el agua que se va enfriando
gradualmente. Las semillas se deben sembrar inmediatamente después del tratamiento.
Con ácido. Las semillas secas se colocan en recipientes no metálicos y se cubren con ácido
sulfúrico concentrado en proporción de una parte de semilla por dos de ácido. Durante el
período de tratamiento las semillas deben agitarse regularmente con el fin de obtener
resultados uniformes. El tiempo de tratamiento varía según la especie. Al final del período de
tratamiento se escurre el ácido y las semillas se lavan con abundante agua para quitarles el
restante.
c) Lixiviación
d) Combinación de tratamientos
Existen compuestos que sirven para estimular la germinación, entre los más usados están:
nitrato de potasio, tiourea, etileno, ácido giberélico (GA3), citokininas, entre otros. Todo este
tipo de sustancias se emplean a diferentes concentraciones y tiempos de remojo, dependiendo
de la especie de que se trate.
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Referencias
CAMACHO, F. 1983. Guía para la recolección y manejo de semillas de especies forestales. México
D.F. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales. Subsecretaría Forestal. Boletín Divulgativo
N° 63. 181 p.
WILLAN, R.L. 1991. Guía para la manipulación de semillas forestales, estudio con especial
referencia a los trópicos. FAO Montes 20/2. 502 p.
TALLER.
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