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Neuropsicología de la expresión y

la comprensión lingüística
[5.1] ¿Cómo estudiar este tema?

[5.2] Lenguaje natural y aprendido

[5.3] Comprensión oral y lectora

[5.4] Expresión oral y escritura

[5.5] Sintaxis, semántica y pragmática

[5.6] Referencias bibliográficas


5
TEMA
Neuropsicología de la expresión y comprensión lingüística
Esquema

» Organización espacial:
Habla Lenguaje natural Parietal.

TEMA 5 – Esquema
Expresión escrita
» Planificación: Prefrontal.
» Feedback sensorial: Regiones
Lectoescritura Lenguaje aprendido de integración sensoriomotora.
» Movimientos dedos: Área de
Exner.
» Broca.
Sintaxis » Regiones motoras. Niveles:
» Lóbulo temporal. Expresión oral » Semántico: Regiones medias y
» Corteza parietal. posteriores del lóbulo temporal y

2
» Ganglios basales. la circunvolución fusiforme.
» Léxico: Redes en las
circunvoluciones precentrales
Semántica » Lóbulo temporal. media e inferior (área de Broca).
» Corteza parietal. » Fonológico: Corteza
» Prefrontal. somatosensorial, motora y
cerebelo.
Modelos:
» Modulares.
Pragmática » Múltiples regiones » Interactivos.
corticales y
» Secuenciales.
subcorticales.
» + HD que HI.
Comprensión oral
Doble ruta
y lectura

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención
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Ideas clave

5.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Para estudiar este tema, lee atentamente las Ideas clave que se exponen a
continuación.

El lenguaje tiene componentes innatos y adquiridos. Nacemos con un cerebro


preparado para responder a los estímulos verbales y poder desarrollar el habla tan solo
con estar expuesto a otros hablantes. Sin embargo, otros componentes como la lectura
o la escritura requieren un proceso de aprendizaje y una práctica regular para su
adquisición.

Las regiones cerebrales situadas en torno a la circunvolución de Silvio son críticas para
el lenguaje, sin embargo, están estrechamente conectadas con otras regiones corticales
y subcorticales, dando idea de la complejidad del proceso.

El modelo de la doble ruta al que ya nos hemos referido es el que mejor permite
comprender los procesos cerebrales subyacentes al habla, la lectura o la escritura. En
cualquier caso, no hay que olvidar que la memoria es el almacén donde se acumulan
palabras, significados, formas escritas o sonoras… por lo que podríamos decir que casi
toda la corteza cerebral, de una forma o de otra, está implicada en procesos lingüísticos.

Otros componentes lingüísticos como la sintaxis, la semántica o la pragmática son


fundamentales para el correcto uso del lenguaje y para extraer todo el potencial
comunicativo que nos proporciona. Además, estos componentes ponen de manifiesto
que la implicación de los circuitos cerebrales en los procesos lingüísticos es más amplia
y compleja de lo que tradicionalmente se pensaba.

5.2. Lenguaje natural y aprendido

Cualquier persona está en condiciones de aprender a hablar de forma natural, solo


necesita criarse en un entorno en el cual pueda escuchar a otros hablar. Sin
embargo, prácticamente nadie puede aprender a leer sin un entrenamiento
adecuado, que puede durar años, aunque viva en un entorno rodeado de texto

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impreso como es el nuestro (carteles, anuncios, señales…). Hasta en las condiciones


más precarias de privación, si un niño oye hablar de manera regular, puede adquirir el
lenguaje. Otra cosa es el grado de destreza que pueda adquirir en función del tipo de
estímulos que recibe y de la práctica lingüística que ejercite. Por el contrario, a algunos
niños rodeados de todo tipo de estímulos, con un entorno favorecedor y potenciador,
les cuesta mucho trabajo aprender a leer.

La explicación es muy bastante sencilla: Nuestro cerebro viene «diseñado» para


adquirir el habla, es decir, hay una serie de redes y circuitos cerebrales que están
preparados para soportar los complejos procesos que tienen lugar cuando escuchamos
y comprendemos el habla y cuando somos nosotros los que tenemos algo que decir. Por
eso se dice que adquirimos o desarrollamos el lenguaje (es cierto que coloquialmente
decimos que un niño está aprendiendo a hablar, pero no es del todo correcta esta
afirmación). Sin embargo, no existe en el cerebro red o circuito que venga
preparado para soportar los procesos de la lectoescritura. Esto significa que
tenemos que hacer una reasignación de recursos neurales para que puedan ocuparse
del reconocimiento de símbolos asociados a sonidos y a significados, que es la base de
estas habilidades. Esto supone un esfuerzo importante y solo se alcanza con el
entrenamiento y la práctica repetida, no con la mera exposición a los estímulos.

En general, la lectura y la escritura se aprenden una vez se ha adquirido el habla y los


sistemas cerebrales que soportan estos procesos comparten circuitos, pero son
diferenciables. En un primer momento se pensó que las diferencias fundamentales
tenían que ver con el control motor del aparato fonador o de los músculos de la mano,
sin embargo, estudios recientes han puesto de manifiesto que también aparecen
diferencias en lo que concierne a la correcta composición de las palabras y las frases
(Rapp, Fischer-Baum y Miozzo, 2015). Esto nos ayuda a comprender por qué
algunos adultos que padecen afasia pueden mantener las habilidades de lectoescritura
o, al revés, tener alteradas estas funciones, pero conservar el habla razonablemente
fluida.

El objetivo de este primer epígrafe es llamar la atención sobre este hecho para que, a la
hora de tratar estos procesos, bien en el desarrollo normal o en casos de alteración o
problema de este desarrollo, se tenga en cuenta que son procesos con una raíz
diferente: Mientras uno, el habla, tiene que ver con la evolución de otros
ancestros animales previos a la especie humana, la lectura y la escritura
son adquisiciones específicamente humanas, que implican dar una utilidad
distinta a redes neuronales inicialmente no destinadas a este propósito.

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5.3. Comprensión oral y lectora

Cuando buscamos el soporte neuronal para el lenguaje, inmediatamente nos vienen a la


mente dos localizaciones reiteradas hasta la saciedad en cualquier texto, las áreas de
Broca y Wernicke. Actualmente, más que referirnos a dos localizaciones concretas
hablamos de redes (como ya hemos apuntado) y mediante técnicas de neuroimagen se
ha demostrado la importancia que tienen los circuitos perisilvianos, esto es, los
situados en torno a la fisura de Silvio.

El estudio de la conectividad dentro de esta región durante el estado de reposo, es


decir, cuando el cerebro no está realizando ninguna tarea que implique la participación
de estas redes, nos permite conocer la conectividad intrínseca de la región, es lo que se
conoce como «conectividad por defecto». Así, y ratificando las observaciones realizadas
por Wernicke hace más de cien años, existe un algo grado de interconexiones entre las
regiones perisilvianas temporoparietales (donde se localizaría el área de Wernicke) y
regiones inferiores del lóbulo frontal (donde se encuentra el área de Broca). En el HI, la
conectividad entre ambas regiones es bastante estable y está bien definida, mientras
que, en el HD, estas conexiones no están tan bien establecidas. Pero, otro de los
hallazgos al estudiar las conexiones de las redes para el lenguaje confirma que existe un
gran número de conexiones funcionales con circuitos extrasilvianos, es decir, alejados
de la fisura de Silvio, demostrando que la implicación de redes cerebrales en el lenguaje
es mayor de la prevista en los modelos anteriormente referidos.

Figura 1. Región perisilviana.

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En general, cuando hablamos de lenguaje sin más especificaciones nos


estamos refiriendo al habla, a la capacidad de comprender y producir
sonidos lingüísticos y utilizarlos para comunicarnos. Más tarde, surge la
lectura y la escritura como medios de representar gráficamente estos sonidos de
manera comprensible para quienes utilizan un mismo código. Pero la base de todo ello
es el lenguaje oral, el habla. Y el primer paso en el desarrollo de todos estos procesos es
la comprensión del mismo. El bebé cuando nace ya manifiesta signos de reconocer los
sonidos del lenguaje y, poco tiempo después, de diferenciar el habla de unas personas y
otras, generalmente, las de aquellas más cercanas (madre, padre…).

Este es el primer paso en el que el procesamiento cerebral muestra un cierto grado de


especialización, el hecho de diferenciar los sonidos lingüísticos del resto de
estímulos que llegan a los oídos del bebé. A partir de este punto, vamos a ver
cómo los circuitos cerebrales implicados en el proceso de comprensión del habla tienen
que realizar computaciones muy precisas para identificar los componentes del sonido
que permiten etiquetarlo como lingüístico o no. Cuetos y González-Nosti (2011)
plantean tres tipos de análisis a partir de las ondas sonoras que llegan al oído:

» Acústico: Este tipo de procesamiento se centra en las características físicas de la


onda sonora y es similar para cualquier estímulo sonoro. Es el primer paso para
diferenciar los sonidos del habla.
» Fonético: En el que se analizan los rasgos sonoros propiamente dicho, el «cómo
suena» el sonido, aunque parezca redundante.
» Fonológico: En este nivel se lleva a cabo el análisis que permite identificar los
sonidos como propios de un idioma.

A partir de aquí, es posible reconocer las palabras y acceder a su significado, primer


paso para, después, ser capaces de comprender frases con diferente grado de
complejidad donde, además del significado de las palabras, se incorporan aspectos
como la entonación o el contexto, que pueden modular e, incluso, modificar el
significado de un grupo de palabras.

En el procesamiento del habla, el objetivo final es acceder al almacén


léxico, una especie de diccionario mental que nos permite llegar a todas las
características de la palabra (una vez identificada) y a otros muchos aspectos
relacionados con ella. Por ejemplo, si procesamos la palabra «casa», podemos acceder a
su representación fonológica o a su representación gráfica, pero también a su
significado o a muchas representaciones mentales evocadas por este concepto.

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Como ya vimos en el tema «Cerebro y lenguaje», el modelo de la doble ruta de Hickok y


Poeppel es uno de los que más apoyo empírico ha recibido a la hora de explicar cómo el
cerebro procesa los estímulos del habla y lleva a la comprensión de su significado. Así,
en un primer momento, cualquier estímulo sonoro se procesa en las áreas primarias
para la audición, la denominada circunvolución de Heschl en la porción
posteromedial de la circunvolución temporal superior. En torno a esta región auditiva,
hay zonas de procesamiento más específicas para el lenguaje, desde donde parten las
dos rutas de procesamiento a las que hace referencia el modelo (ver imagen
nuevamente). La ruta ventral, que progresa hacia las circunvoluciones temporales
media e inferior y la fisura temporal superior, es la denominada ruta léxica,
conceptual o «ruta del qué», ya que es la encargada del reconocimiento de las palabras.
La ruta dorsal, que progresa desde las regiones temporales donde se produce el
procesamiento inicial hacia la corteza parietal y de ahí hacia redes motoras del lóbulo
frontal, es conocida como la ruta articulatoria, subléxica o «ruta del cómo», puesto
que permite la articulación de palabras sin sentido o pseudopalabras, siempre que los
fonemas que las componen sean propios de su lengua. La primera ruta activa
representaciones semánticas asociadas a las representaciones fonológicas, mientras
que la segunda activa patrones articulatorios en las redes motoras que pueden ser
ejecutados en ausencia de activación en las redes semánticas. Es decir, podemos emitir
combinaciones de sílabas que carezcan se significado en nuestra lengua.

Figura 2. Redes cerebrales implicadas en la comprensión del habla según el modelo de la doble ruta de
Hickok y Poeppel (2007). Fuente: http://www.nature.com/nrn/journal/v8/n5/images/nrn2113-f1.jpg

En las primeras fases del proceso participan ambos hemisferios cerebrales, sin
embargo, a medida que se realiza un procesamiento lingüístico más específico,
predomina la participación del HI. Hay bastantes estudios de neuroimagen que apoyan
a este modelo y demuestran incluso, que la conectividad en ambos hemisferios presenta
algunas diferencias según se ocupen de tareas léxicosemánticas (HI) o prosódicas
(HD).

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Cómo ya hemos comentado, el cerebro humano no viene dotado de redes neuronales


preestablecidas para la lectura, por lo tanto, es una habilidad que requiere aprendizaje
y entrenamiento regular. Al fin y al cabo, el proceso implica aprender
asociaciones entre símbolos gráficos (visión), sonidos (audición) y
significados (memoria semántica). En el cerebro se forman representaciones
mentales de estos tres contenidos en redes específicas, así que la lectura implicaría la
creación de conexiones nuevas entre circuitos de estas redes ya existentes.

En consonancia con el modelo de la doble ruta al que nos hemos referido en varias
ocasiones, también para explicar la lectura se acude al denominado modelo dual
(existen otros), según el cual existe una vía léxica que permite el reconocimiento de la
palabra y su significado de manera rápida y una vía subléxica que realiza la
transformación del grafema en fonema independientemente del significado. La vía
léxica nos permite el rápido reconocimiento de una palabra solo cuando esta existe en
la memoria léxica del lector, mientras que la vía subléxica, a pesar de ser más lenta, nos
permite leer cualquier palabra, aunque no la conozcamos (igualmente sirve para
palabras inventadas y pseudopalabras).

Uno de los procedimientos más habituales para comprobar cómo se conectan los
nuevos circuitos lectores consiste en comparar la actividad cerebral en adultos lectores
y analfabetos. Estos estudios confirman que los nuevos circuitos no se han configurado
en los adultos analfabetos y sí en los lectores. Igualmente, se ha observado una mayor
densidad de sustancia gris en regiones occipitales de ambos hemisferios (visión),
temporoparietales (fonológico) y temporoocipitales (semántico) del HI, además de en
el esplenio del cuerpo calloso, el principal paso de fibras entre ambos hemisferios. En
línea con el modelo de la doble ruta, los circuitos dorsales serían el soporte para la vía
subléxica, es decir, desde las áreas visuales hacia las regiones occipitoparietales, donde
se asociarían representaciones visuales y fonológicas para terminar en regiones
articulatorias (el feedback articulatorio facilita la asociación). Por su parte, la ruta
léxica estaría soportada por los circuitos ventrales, donde se localiza una zona que
permite reconocer las palabras como un todo, en lugar de tener que ir grafema a
grafema. Durante el aprendizaje de la lectura se utiliza más la ruta subléxica y, a
medida que aumenta nuestro almacén léxicosemántico, toma progresivamente el relevo
la ruta léxica.

El área para el reconocimiento visual de la forma de las palabras (en inglés, VWFA,
visual word form area) se localiza en la circunvolución fusiforme, en la base del lóbulo
temporal. Numerosos estudios han descrito actividad en esta área cuando tiene lugar el

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proceso lector. Es una especie de atajo que permite reconocer rápidamente una palabra
sin tener que ir letra por letra o sílaba por sílaba. Lógicamente, esta región depende del
aprendizaje de palabras, por lo tanto, es mucho más activa en lectores expertos que en
noveles, ya que la práctica permite almacenar un mayor número de «formas de
palabras» a las que acceder de manera más rápida. Es un proceso que se automatiza
con la práctica, haciendo que las redes del lenguaje sean muy eficaces a la hora de
identificar palabras a partir de pocos indicios. A modo de ejemplo, en la diapositiva 3
del siguiente documento, se puede ver cómo nuestro cerebro tiende a completar la
forma de una palabra a partir solo de la primera y la última letra, recomendamos hacer
una lectura rápida de la pantalla y luego utilizar la ruta subléxica para volver a leerla.

Navas, F. J. [fjnavas]. (14 de septiembre de 2008). Somos capaces de leer palabras mal
escritas. [Presntación de diapositivas]. Disponible en
https://es.slideshare.net/fjnavas/somos-capaces-de-leer-palabras-mal-escritas-
presentation

Figura 3. Circuitos para la lectura.

Obsérvese que la ruta subléxica llega hasta las regiones motoras para que haya
feedback articulatorio. Por su parte, en la ruta ventral se encuentra el giro fusiforme
donde se localiza el área para la forma visual de las palabras.

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5.4. Expresión oral y escritura

Hablar es algo que hacemos con frecuencia y que tiene muchas utilidades, sin embargo,
no nos paramos con frecuencia a pensar los procesos tan complejos que tienen lugar
para que podamos llevar a cabo algo tan aparentemente simple como decir «hola».
Mediante la expresión oral somos capaces de expresar nuestras ideas y deseos, de
enviar mensajes, de pedir algo, de manifestar afecto o desagrado, de hacer sentir bien o
mal a nuestro interlocutor, o, simplemente, describir una situación. En cualquier caso,
lo primero que necesitamos es tener algo que decir, un mensaje, un concepto, un
significado que va a ser convertido en una secuencia organizada de sonidos
pertenecientes a un código común accesible para el emisor y para el receptor (por
supuesto que también podemos emitir palabras sin sentido o sonidos incongruentes,
pero pensemos en hablar…).

Según Cuetos y Rodríguez-Ferreiro (2011), podemos identificar tres momentos o


niveles de procesamiento en este desarrollo:

» Semántico: Momento en el que se gesta la idea que queremos expresar.


» Léxico: Elegimos las palabras y su ordenación para expresar la idea previamente
generada.
» Fonológico: Activamos el sistema fonoarticulatorio para producir los sonidos que
representan las palabras elegidas para expresar la idea generada.

Para explicar el proceso de la producción oral, desde la psicología cognitiva se han


propuesto diferentes modelos que incorporan estos momentos pero que se diferencian
en el modo en el que se relacionan entre sí. Estos diferentes modelos se pueden
clasificar en tres grandes grupos:

» Modulares: Parten del principio de que la activación en uno u otro momento se


desplaza de manera progresiva y hacia delante sin retroalimentación.
» Interactivos: En este caso, la activación del nivel semántico se extendería hacia los
niveles léxico y fonológico, pero habría un cierto grado de interacción entre los
diferentes niveles.
» Secuenciales: Contemplan propuestas de los dos anteriores. Por un lado, admiten
un procesamiento en paralelo según el cual pueden estar activos varios niveles
simultáneamente, pero, por otro lado, postulan que el flujo de información es hacia
delante, sin retroalimentación.

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En relación con la activación cerebral observable, cuando un sujeto está hablando, nos
encontramos con una dificultad que es necesario tomar en consideración para evitar
errores. Generalmente, cuando se registra la actividad cerebral de un sujeto que está
hablando, además de las regiones características del HI se activan áreas que no están
directamente relacionadas con el habla. Para paliar esta sobreactivación, se suele
registrar la actividad cerebral durante la realización de diversos tipos de actividades
verbales para poder comparar unos registros con otros. Por ejemplo, en una tarea en la
que el sujeto tiene que decir palabras con una característica común (que comiencen con
la letra «s»), se activan áreas distintas que, si el sujeto tiene que nombrar objetos
mostrados en una pantalla, sin embargo, las regiones específicamente relacionadas con
el habla se activarán en ambas tareas.

Con este tipo de estudios, se ha podido determinar que en el nivel semántico se


activan regiones medias y posteriores del lóbulo temporal y la circunvolución
fusiforme, durante el proceso léxico o de selección y organización de las
palabras, se activan redes en las circunvoluciones precentrales media e inferior,
coincidiendo en parte con el área de Broca, y, por último, durante el proceso
fonológico (articulación del habla), la activación se localiza en regiones de la corteza
somatosensorial y motora además del cerebelo.

El desarrollo de la escritura supuso un hito importante en las posibilidades de


comunicación de los seres humanos: La distancia y el tiempo dejaron de ser un
inconveniente. Ni la humanidad en su conjunto ni el ser humano a título individual
nacieron sabiendo escribir, al igual que ocurre con la lectura, es una adquisición que
supone aprendizaje y entrenamiento. Considerar que la escritura es la
representación gráfica del habla sería limitar mucho sus posibilidades y
nos proporcionaría una falsa imagen de este proceso. Es cierto que implica
representar mediante símbolos gráficos las mismas palabras que utilizamos en el habla,
pero va mucho más allá. Pensemos si no, en la distancia que hay entre la nota de la
compra o el Quijote.

Existe menos investigación sobre las bases cerebrales de la escritura por problemas
metodológicos, las técnicas de neuroimagen requieren que el sujeto esté bastante
quieto (en algunos casos, inmóvil), ya que ciertos movimientos pueden afectar a la
precisión de los registros y distorsionar los datos obtenidos. Por este motivo, es difícil
registrar la actividad cerebral de un sujeto mientras está escribiendo, sobre todo por el
componente grafomotor. Esto supone diseñar tareas cuidadosamente, para que sea
posible técnicamente llevarlas a cabo sin perder la validez metodológica requerida. Las

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tareas pueden centrarse en el proceso de elaboración de las ideas que se quieren


plasmar, en el proceso de transformación de las ideas a palabras, en la ejecución
motora o en el proceso de supervisión de la tarea realizada.

La mayoría de los estudios con lesiones cerebrales demuestran que la escritura resulta
afectada cuando se dañan las regiones habitualmente relacionadas con el lenguaje a las
que ya nos hemos referido.

La escritura es un aspecto más de la expresión lingüística y como tal, implica a las


mismas áreas ya conocidas, sin embargo, hay un componente motor que
presenta peculiaridades, ya no se trata de articular sonidos con el sistema
fonoarticulatorio, sino de realizar dibujos mediante la acción coordinada de los dedos
de las manos (en la mayoría de los casos). Hay bastante paralelismo entre las redes que
se activan con la lectura y las que lo hacen con la escritura. Participan regiones
parietales relacionadas con la organización espacial (se escribe de acuerdo con una
orientación y en un espacio limitado), regiones prefrontales que tienen que ver con qué
voy a escribir (planificación), pero también con cómo lo he escrito (monitorización,
supervisión). Además, es importante el papel de las regiones de integración
sensoriomotora, ya que hay un permanente feedback sensorial que es fundamental
para la correcta ejecución (presión, desplazamiento de la mano o movimiento sobre el
teclado, etc.). Además, con respecto a la programación de los movimientos de los dedos
que van a ejecutar la tarea, se ha identificado una zona en la parte posterior de la
circunvolución frontal media, el área de Exner, que resulta crítica para este
propósito.

5.5. Sintaxis, semántica y pragmática

El lenguaje es algo más que la capacidad de emitir y comprender secuencias de sonido


con significado. En ocasiones, una mínima alteración en esa secuencia puede modificar
por completo el significado de un mensaje o, tratándose de un mensaje literal, venir
acompañado de claves metalingüísticas que modifican su significado. En este sentido,
vamos a terminar este tema refiriéndonos a tres componentes lingüísticos que son
fundamentales para el correcto uso del lenguaje y para obtener de él todo su potencial
comunicativo: La sintaxis, la semántica y la pragmática.

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La sintaxis tiene que ver con la ordenación de los elementos de una frase para que
esta adquiera el significado deseado. Cualquier modificación en la posición de las
palabras o de los signos de puntuación puede cambiar el significado de la frase. Por
ejemplo, vemos que ocurre en las siguientes frases:

No es necesario llevar tacones Es necesario no llevar tacones


Los jugadores, cansados, abandonaron el Los jugadores cansados abandonaron el
entrenamiento entrenamiento

El sustrato neurológico de la sintaxis se suele situar en el área de Broca, responsable de


la organización de los elementos lingüísticos para dotar de significado al conjunto final.

Por supuesto que no trabaja en solitario como venimos insistiendo en la asignatura,


sino que forma parte de una red más amplia que la vincula con otras regiones
cerebrales. Así, se han identificado conexiones con regiones motoras de la corteza
cerebral que estarían vinculadas a componentes fonológicos. También conexiones con
el lóbulo temporal relacionadas con componentes semánticos (significado) y, por
último, conexiones con la corteza parietal que se supone que pueden estar relacionadas
con una cierta ordenación espacial de las palabras en una frase (o de las letras en una
palabra). Buscando todavía una mayor especialización de los circuitos localizados en el
área de Broca, se ha encontrado otra organización funcional, y es que la región
opercular del área de Broca (inserta en la fisura de Silvio), se activa preferentemente
cuando el cerebro opera con frases sencillas, mientras que las regiones más rostrales lo
hacen ante frases más complejas. La sintaxis se adquiere, en parte, de una forma
implícita, es decir, mediante el uso repetido del lenguaje, lo que supone la adquisición
de ciertos hábitos lingüísticos. Esto podría explicarse por las conexiones existentes
entre el área de Broca y los ganglios basales. Una vez más, se pone de manifiesto que
los procesos lingüísticos no se limitan a la corteza cerebral, sino que también
involucran a regiones subcorticales.

Escuchar una palabra conocida supone activar inmediatamente un buen número de


representaciones mentales asociadas con ella. Cada palabra puede tener uno o varios
significados asociados que se pueden activar o no, en función del contexto en el que la
escuchamos, pero esos significados solo pueden activarse si están en el almacén
semántico de nuestro cerebro, es decir, se activa un acceso a nuestra memoria
semántica para evocar el significado de la palabra. Por lo tanto, según sea el almacén
semántico de cada sujeto, así serán los significados que potencialmente podrían ser
evocados. Siempre que hablamos del sustrato neurológico de la memoria semántica
(como parte de la memoria explícita) acudimos indefectiblemente al lóbulo temporal;

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sin desdeñar el papel que juegan otras regiones corticales, el temporal parece ser un
territorio crucial para estos procesos.

Las regiones medial e inferior del lóbulo temporal muestran patrones de activación
elevados en tareas que requieren memoria semántica, sin embargo, también se activan
circuitos parietales y, sobre todo, prefrontales. Hace ya tiempo que hay bastante
consenso en la idea de que los recuerdos están almacenados en amplias redes
neuronales distribuidas por la corteza cerebral. Sin embargo, todavía sigue en
disputa si las categorías semánticas tienen una localización diversa o están
solapadas. Algunos estudios han encontrado una cierta diferenciación entre las
regiones que se activan a la hora de evocar elementos de la categoría «seres vivos» y las
que lo hacen, por ejemplo, al activar la categoría «herramientas». Sin embargo,
sabemos que la memoria semántica almacena conocimiento general sobre el mundo,
entonces, si le pedimos a una persona que evoque nombres de plantas o nombres de
herramientas, ¿se activarán las mismas regiones y con la misma intensidad en un
profesor de matemáticas, en un botánico o en un ebanista? Es un asunto que todavía
requiere mucha investigación.

Ya hemos hablado en el tema «Lenguaje y comunicación» acerca de la pragmática del


lenguaje, es decir, el uso del lenguaje o, mejor dicho, de los diferentes usos que le
podemos dar al lenguaje. Una misma frase puede tener un significado lingüístico que es
literal y resulta del significado de sus componentes, y un significado pragmático, que se
puede considerar intencional, ya que refleja lo que realmente quiere decir el emisor.
Por ejemplo, la expresión «hace un extraordinario día de playa», mientras observamos
por la ventana como cae una tromba de agua y granizo, no podría interpretarse en
sentido literal, sin embargo, hay personas que son incapaces de entender otro
significado más allá de este.

La comprensión de mensajes no literales implica la activación de redes ampliamente


distribuidas por el cerebro y, lo que es más importante, distribuidas bilateralmente. Eto
es una prueba más de lo ya afirmado sobre la complejidad del lenguaje y sobre la falacia
de que el HI es el responsable del lenguaje. Podemos hacer diferentes usos del lenguaje,
pero dos de los aspectos más estudiados con relación a la pragmática son
las metáforas y la ironía. En ambos casos, se activan múltiples regiones corticales y
subcorticales, las propias relacionadas con otros componentes lingüísticos y otras no
tan estrechamente implicadas. Con respecto a la activación del HD, que en algunos
casos es superior a la activación del HI, se han elaborado diversas explicaciones, pero
una de las más extendidas es la de que, por su sistema más integrador de

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procesamiento simultáneo, podría generar más significados, además del literal, ante
frases que puedan ser interpretadas de modo alternativo.

5.6. Referencias bibliográficas

Cuetos, F. y González-Nosti, M. (2011). Comprensión oral. En F. Cuetos (Coord.),


Neurociencia del lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones clínicas (pp. 15-30).
Madrid: Editorial Médica Panamericana.

Cuetos, F. Rodríguez-Ferreiro, J. (2011). Producción oral. En F. Cuetos (Coord.),


Neurociencia del lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones clínicas (pp. 31-46).
Madrid: Editorial Médica Panamericana.

Hickok, G. y Poeppel, D. (2007). The cortical organization of speech processing. Nature


Review Neuroscience, 8, 393-402.

Rapp, B., Fischer-Baum, S. y Miozzo, M. (2015). Modality and morphology: What we


write may not be what we say. Psychological Science, 26, 892-902.

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Casos prácticos

El caso de Alejandro

A partir de este tema vamos a ver una serie de ejemplos de casos prácticos reales. Los
nombres utilizados en cada uno de ellos son ficticios.

Identificación:

Nombre: Alejandro.
Edad: Siete años y tres meses.
Sexo: Varón.
Nivel de estudios: Segundo de Educación Primaria.

Motivo de consulta:

Se solicita estudio de Alejandro, para valorar dificultades en el lenguaje.

Historia del desarrollo:

Sin datos relevantes.

Instrumentos de evaluación:

» Entrevista.
» Test de Inteligencia Wechsler (WISC-IV).
» Evaluación del Lenguaje Oral (ELO).

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Análisis de resultados de la prueba neuropsicológica:

» Prueba de inteligencia WISC-IV:

El CI Total obtenido con la Escala de Inteligencia de Wechsler para niños (WISC-


IV), que recoge el funcionamiento general actual de los procesos cognitivos, es de
113 (media 100). Para que un CIT sea interpretable la diferencia entre el índice
mayor y el menor no debe superar las 1,5 desviaciones típicas (23 puntos). Sin
embargo, como se puede observar, en el caso de Alejandro, la diferencia entre el
mayor de sus índices (CV: 131) y el menor de ellos (VP: 93) es de 38 puntos, es decir,
superior a 23 puntos, por lo que no podemos considerar su CIT como representativo
de su capacidad intelectual global. Por ello, se calculó el ICG, que tiene solo en
cuenta las puntuaciones de los índices «Comprensión verbal» y «Razonamiento
perceptivo». Este resultado (ICG) indica un rendimiento de 123 (media 100),
normal-alto para su edad. Se observa que la puntuación verbal destaca sobre el resto
de las variables evaluadas.

El pasado mes de febrero se le administró la prueba de evaluación del lenguaje oral


(ELO). Actualmente, se ha repetido dicha prueba para valorar la mejoría y se
obtuvieron puntuaciones medias-bajas.

TEMA 5 – Casos prácticos 17 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

» Evaluación del lenguaje oral:

o Discriminación auditiva: Puntuación centil de 20, nivel bajo. Observamos


ligeras dificultades para la discriminación auditiva de fonemas, fallando un
elemento de los doce.
o Aspectos fonológicos: (Centil 25: Nivel bajo). Se observan dificultades
principalmente para repetir palabras largas con silabas complejas como
«acaudalado» o «cosmopolita». En este ámbito se observa una importante
evolución respecto al inicio de tratamiento hace un año.
o Nivel sintáctico: Obtiene un rendimiento medio (centil 50). En la prueba
donde muestra mayores dificultades, dentro de las tres que integran este índice,
es en la memoria verbal de frases, donde tan solo es capaz de repetir la misma
frase en una ocasión de las cinco posibles, dato que correlaciona con el índice de
memoria de trabajo de WISC. Finalmente, en la descripción de acciones tiende a
repetir la misma estructura de frase.
o Nivel semántico: Muestra una puntuación centil de 50 (nivel medio). Realiza
todos los ejercicios en un nivel adecuado para su edad.

Conclusión:

Alejandro muestra importantes dificultades en su lenguaje, principalmente en el área


de fonología. Muestra un retraso significativo en la producción del habla, estructuras
gramaticales simplificadas con omisión de algunos artículos o inflexiones gramaticales
erróneas y baja memoria verbal a corto plazo.

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

Lo + recomendado

Lecciones magistrales

Neuropsicología de la expresión y la comprensión lingüística

Una de las cuestiones fundamentales que nos planteamos a la hora de estudiar el


procesamiento cerebral de más de un idioma es si las representaciones de cada uno de
los lenguajes se localizan en las mismas regiones o en distintas.

Accede a la lección magistral a través del aula virtual

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

No dejes de leer…

Modelo de conectividad de la circunvolución angular en el lenguaje:


metaanálisis de neuroimágenes funcionales

Rosselli, M., Ardila, A. y Bernal, B. (2015). Modelo de conectividad de la circunvolución


angular en el lenguaje: metaanálisis de neuroimágenes funcionales. Revista de
Neurología, 60, 495-503.

En este artículo podemos encontrar referencias a un buen


número de estudios que han observado la conectividad
funcional en la región paritotemporooccipital, concretamente
en la circunvolución angular. Se pone de manifiesto la
importancia de esta zona en la integración lingüística.

Accede al documento a través del aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de
Propiedad Intelectual

TEMA 5 – Lo + recomendado 20 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

No dejes de ver…

Cerebro: Lenguaje y escritura

Vídeo básico acerca de cómo el cerebro procesa la información necesaria para el


desarrollo y aprendizaje de las habilidades lingüísticas.

Accede al vídeo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.dailymotion.com/video/xgr7on_cerebro-lenguaje-y-escritura_school

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

+ Información
A fondo

Aprender a hablar

Meyer, A. (2016). Aprender a hablar. Mente y Cerebro, 76, 10-17.

Se realiza un repaso por los hallazgos acerca de cómo los


niños aprenden a hablar, de las características de su
percepción acústica y del potencial de aprendizaje que
desarrollan en la etapa posnatal más temprana.

Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:


http://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/aprender-a-hablar-427

Neurociencia Cognitiva

Redolar, D. (2014). Neurociencia Cognitiva (pp. 501-514). Madrid: Panamericana.

«Texto de referencia para estudiantes de grado, masters y de


posgrado específicos de neurociencia cognitiva, se centra en
el estudio del funcionamiento cerebral abordando diferentes
planos de análisis. Libro de gran ayuda para profesionales
de diferentes disciplinas como psicología, medicina,
biología, ciencias computacionales y otras áreas de
investigación relacionadas». Te recomendamos
especialmente, el intervalo 501-514.

TEMA 5 – + Información 22 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

Neurociencia del Lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones clínicas

Cuetos, F. (2011). Neurociencia del Lenguaje. Bases neurológicas e implicaciones


clínicas. Madrid, Médica Panamericana.

«El objetivo de este texto es mostrar el estado actual de las


investigaciones en el campo de la neurociencia del lenguaje en
toda su complejidad, es decir, separando los diferentes niveles
del lenguaje (fonológico, morfológico, sintáctico, etc.) y
analizando las bases neurológicas de cada nivel». Te
recomendamos, especialmente, los siguientes intervalos (84-
86; 143-146; 160-164).

Conectividad funcional y anatómica del cerebro humano

Maestú, F., Pereda, E. y del Pozo, F. (2015). Conectividad funcional y anatómica en el


cerebro humano (pp. 127-137). Barcelona: Elsevier.

«[…] cubre un importante vacío en la literatura en


castellano sobre las nuevas teorías acerca de la organización
del cerebro. La investigación de los circuitos y las redes
funcionales que conforman la complejísima organización
del órgano que soporta nuestro pensamiento está
permitiendo entender de forma más precisa la organización
de los procesos cognitivos superiores, además de patologías
como la enfermedad de Alzheimer, la epilepsia, el daño
cerebral o la esquizofrenia». Lee las páginas 127-137.

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

Webgrafía

Mind and Brain

Web de Mind and Brain en la plataforma de Sciencedaily. Es una web con información
y noticias relacionadas con la neurociencia, pero también información sobre trastornos,
recursos formativos o investigaciones relevantes en diversos campos.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.sciencedaily.com/news/mind_brain/

Journal of Memory and Language

Web de la revista Journal of Memory and Language. Es una revista con bastante
prestigio, que publica artículos científicos relacionados con los procesos que dan
nombre a la misma. Mediante suscripción se pueden descargar los artículos en PDF y
los resúmenes se pueden consultar de forma gratuita.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
https://www.journals.elsevier.com/journal-of-memory-and-language

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Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

Bibliografía

Semrud-Clikeman, M. y Teeter, P. A. (2011). Neuropsicología infantil. Evaluación e


intervención en los trastornos neuroevolutivos. Madrid: Pearson Educación.

Webb, W. G y Adler, R. K. (2010). Neurología para el logopeda. Barcelona: Masson.

TEMA 5 – + Información 25 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

Test

1. Según el modelo de la doble ruta, ¿cuál de las siguientes áreas corticales no estaría
implicada en el procesamiento léxico-semántico?
A. Circunvolución temporal superior del HI.
B. Circunvolución temporal superior del HD.
C. Corteza parietal superior.
D. Todas participan en ese proceso.

2. ¿Qué ruta de procesamiento lingüístico permitiría la pronunciación de palabras


inventadas?
A. Ventral.
B. Dorsal.
C. Léxica.
D. Conceptual.

3. Señala la afirmación que no es correcta:


A. El desarrollo del habla requiere aprendizaje y práctica desde los primeros
meses de vida.
B. El cerebro del neonato no tiene circuitos destinados a la lectura.
C. Para aprender a hablar solo es necesario escuchar hablar a otros.
D. La escritura solo puede adquirirse después de un proceso de aprendizaje y
entrenamiento.

4. ¿Cuál de las siguientes regiones no pertenece a la región perisilviana?


A. Circunvolución temporal superior.
B. Corteza parietal inferior.
C. Corteza prefrontal.
D. Circunvolución frontal inferior.

5. ¿Qué tipo de análisis o sistema de procesamiento es el que permite a un sujeto


identificar los sonidos que percibe como sonidos lingüísticos propios de un idioma?
A. Acústico.
B. Fonético.
C. Semántico.
D. Fonológico.

TEMA 5 – Test 26 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Procesos Neurolingüísticos, Dificultades y Programas de Intervención

6. El área para el reconocimiento visual de la forma de las palabras se encuentra


localizado…
A. En la ruta dorsal o vía léxica.
B. En la ruta ventral o vía léxica.
C. En la ruta dorsal o vía subléxica.
D. En la ruta ventral o vía subléxica.

7. Durante el proceso de hablar, ¿en qué secuencia o momento del procesamiento se


produce la elaboración mental de la idea que queremos expresar?
A. Léxico.
B. Fonético.
C. Semántico.
D. Fonológico.

8. ¿En qué lóbulo cerebral se encuentra el área de Exner?


A. Frontal.
B. Parietal.
C. Occipital.
D. Temporal.

9. Señala la afirmación correcta:


A. El área para el reconocimiento visual de la forma de las palabras (ARVFP)
muestra mayor activación en lectores expertos.
B. El ARVFP se activa igual en cualquier sujeto, depende del tipo de palabras que
esté leyendo.
C. En el proceso normal de aprendizaje de la lectura, el ARVFP es el primero en
mostrar activación.
D. Todas las afirmaciones son correctas.

10. ¿Qué componente lingüístico es el que mejor demuestra la importancia del HD en


el lenguaje?
A. Escritura.
B. Sintaxis.
C. Pragmática.
D. Lectura.

TEMA 5 – Test 27 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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