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MUNDOS VIOLENTOS

¿Es el hombre bueno por naturaleza o, por el contrario, se hace violento?

Interesante pregunta, que duda cabe, al encontrarnos actualmente en un mundo en el que,


más o menos acertadamente, es innegable la presencia de la violencia. Esto es así de muy
diversas formas, haciéndose en ocasiones muy apreciable y en otras no tanto; sin embargo
desde en la definición de “guerra”, muy barajada por la opinión pública durante el último año
en nuestro país, hasta en el mero concepto de “policía”, que no es más que el monopolio de
la violencia legítima ejercida por el estado, podemos encontrar de una forma u otra
referentes obvios a la violencia que, como mencioné anteriormente, en ocasiones pueden
resultar más sencillos de apreciar que en otras.

No obstante, la pregunta de más interesante respuesta en este ámbito desde luego que es
aquella que al origen de esta situación se refiere, teniendo en cuenta su actual relevancia e
incluso sus consecuencias. ¿Qué puede haber llevado a la huamnidad a pensar que la
supremacía de una nación sobre el resto debe de constatarse militarmente?¿Por qué
necesitamos de mecanismos que, basados en la violencia, nos protegan de cualquier tipo de
agresión?¿Cómo es posible que toda la historia que conocemos ha sido escrita con la
sangre derramada en innumerables batallas a lo largo y ancho del planeta? Todas ellas son
cuestiones que, más que pedir soluciones, nos hacen reflexionar tanto cuantitativa como
cualitativamente sobre un problema que, admitimos como innegable pero ignoramos cual
inexistente.

¿Pero qué es la violencia?

Consideraremos la violencia, sin entrar en cuestiones referentes a su legitimidad, como


aquella actuación, tanto real como ficticia, en la que se hace prevalecer un modelo, opinión,
postura o comportamiento mediante el uso directo de la fuerza física o cualquier otro medio
que, indirectamente haga referencia a ella. Esto es, que podemos considerar como violenta
una agresión, una escena belicosa de un filme o incluso una amenaza, todas ellas son
situaciones en las que está presente de forma muy visible la violencia.

Por tanto queda definida la violencia como la acción en la que se hace prevalecer un factor
mediante el uso directo de la fuerza física o cualquier otro medio que, indirectamente haga
referencia a ella. Lo cual no implica su bondad o maldad, pero si aclara la situación actual en
la que es empleada en damasía y cuando ni siquiera procede.

Violencia innata contra violencia adquirida

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El hombre es bueno por naturaleza, sus primeras actuaciones en el mundo lo demustran. Se
organiza socialmente para producir un beneficio gregario y colectivo, trabaja para que esa
socialización produzca sus frutos y se reproduce para poder mantener las estructuras
sociales. Es virtuoso, ya que procura garantizar el bien gozando de una libertad limitada así
como de la inexistencia de cualquier código mora.

Conclusiones

Queda, por último, ofrecer algún tipo de solución que pueda ayudar a resolver este problema
y así, cumplir también con el deber ético de la filosofía. Y es que el problema en cuestón
radica, como hemos visto, en una aplicación equivocada de un método que se hace de
forma sistemática debido aun hábito erróneo.

Pues bien, parece lógico que el problema queda reducido a la irracionalidad del ser humano.
El estado original es irrepetible, por tanto la única solución parece ser el necesario
planteamiento del problema, su esencia, sus posibles soluciones y escoger la que más
uqede adaptada a él. La elección de la violencia por definición únicamente va a desarrollar
el presente dilema mientras que la alternativa racional parece más adecuada y más ajustada
al origen humano.

Por tanto, para no equivocarnos, tomemos por deficnión las posibilidades de las alternativas
racionales y sólo cuando éstas se vean fracasadas y la solución mediante la otra vía sea
clara y evidente, accedamos al comportamiento irracional.

Así alcanzaremos un nivel de justicia insospechado actualmente, no toleraremos que nadie


imponga una serie de ideas absurdas con la única legitimidad que la otrogada por la
violenia, alcanzaremos una política de mínimos que garantice unas relaciones con grupos
terroristas que nos permita no renunciar a un talante demócrata sin arriegarnos a no aplicar
un código legal justo que penalice sus delitos.

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