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SISTEMA CAMBIARIO (CHILE)

En la actualidad, Chile posee un sistema de tipo de cambio flexible, lo que


significa que la autoridad monetaria, deja que el valor de la divisa se ajuste
libremente para equilibrar las fuerzas de la oferta y la demanda de divisas.
Debido a lo anterior, el Banco Central, no puede adoptar una política
cambiaria en forma directa (modificar el valor del dólar, por ejemplo), pero si
puede intervenir el mercado de divisas, modificando su estructura. Así por
ejemplo, si quiere reducir su valor puede liberalizar la entrada de capitales
extranjeros, con el fin de crear una mayor abundancia de divisas en Chile.

Como vamos a ver, una reducción en el tipo de cambio, genera pérdida de


competitividad para el país que apreció su moneda, lo que reduce el
crecimiento económico, porque reduce nuestras exportaciones netas.

No obstante, cuando en un país prevalece un tipo de cambio excesivo, como el


caso actual de Chile, los individuos tienden a usar las divisas como
mecanismos especulativos, lo que conduce a que la moneda nacional se
deprecie en forma alarmante, y desencadene en una espiral inflacionaria difícil
de contener.

Un elevado tipo de cambio, si bien favorece los retornos de exportación (los


exportadores cambian más pesos por los dólares que reciben de sus
exportaciones), la cantidad exportada se reduce excesivamente e incluso las
ganancias por tener un tipo de cambio más alto se ven contrarrestadas e
incluso sobrepasadas por las pérdidas que genera estar exportando una
cantidad de mercaderías menor a la óptima.

Un excesivo tipo de cambio, no sólo perjudica a los exportadores, sino que


también repercute en las importaciones, haciendo más caro comprar bienes
extranjeros, si bien esto protege a la industria nacional sustituidora de
importación, perjudica al consumidor, porque su poder adquisitivo se ve
reducido.
Por otra parte, el excesivo tipo de cambio, eleva el precio de los insumos
importados, donde resalta el valor de los combustibles, insumo necesario para
el transporte de mercaderías, que produce inflación exponencial, ya que si
todos los bienes necesitan transportarse, al elevarse el precio del transporte, se
eleva el precio de todos los bienes.

Las divisas no son un bien o activo que en general generen utilidad a su


poseedor, por ello su demanda ( y oferta ) tienen un caracter diferente al de
otros bienes, servicios o activos. La divisa se demanda ( y se ofrece ) a cambio
de otra moneda por las transacciones que se puedan realizar con esta última, y
que no se pueden realizar con la moneda original por ejemplo para la compra
de productos en el exterior ( importación); y su contraparte, el cambio a
moneda nacional de pagos ( ventas ) realizados por extranjeros en el exterior
(exportaciones ).

Es una demanda derivada, porque depende de las transacciones que se hacen


en el mercado de bienes y servicios que se transan con el resto del mundo, esto
quiere decir que cada transacción en este mercado tendra como contrapartida
una transacción en la demanda ( y oferta ) de divisas.
Ademas cabe señalar que al demandar una divisa ( moneda extranjera ), se
ofrece moneda nacional a cambio. Por ende, la funcion de demanda de divisas
es la otra cara de la funcion de oferta de la moneda nacional.
El tipo de cambio se define como el valor de una moneda ( divisa ) en
terminos de otra moneda. Para efectos de esta investigacion, y en aras de la
simplicidad, definiremos el tipo de cambio como la cantidad de pesos chilenos
necesarios para adquirir un dolar estadounidense, en un periodo de tiempo.
Definiremos ademas una apreciacion o revaluacion como una disminucion del
tipo de cambio, producto de las fuerzas del mercado, o de una decision
administrativa respectivamente y una depreciacion o devaluacion como un
aumento del tipo de cambio, producto de las fuerzas del mercado, o de una
decision administrativa, respectivamente.
El mercado cambiario es donde se transan las divisas y se fija el tipo de
cambio vigente para el periodo. En el caso de un sistema cambiario libre el
tipo de cambio de equilibrio se determinara por la oferta y demanda de
divisas, en el punto de equilibrio entre la cantidad ofrecida y la cantidad
demandada. Si el mercado cambiario es libre y eficiente y se ajusta rápido a
perturbaciones, uno podrá esperar que el tipo de cambio se encuentre, en
general,en equilibrio.
Como muchos otros países, en los últimos cuarenta años Chile ha
experimentado virtualmente todos los sistemas cambiarios posibles, con la
excepción de adoptar una moneda foránea. La búsqueda de una política
cambiaria adecuada ha estado determinada, en parte, por los distintos
objetivos que han tenido las autoridades durante estas cuatro décadas. Tras
casi diez años de coexistencia de una meta de inflación y una banda cambiaria,
el Banco Central decidió abandonar esta última en 1999, adoptando una
política de libre flotación. Este trabajo aborda dos preguntas: (a) ¿Por qué se
abandonó la banda, y por qué ésta duró tanto tiempo? y (b) ¿Cómo ha sido el
funcionamiento del régimen cambiario a la fecha? Ello involucra evaluar si la
autoridad monetaria ha experimentado el llamado ¿miedo a flotar¿, así como
una evaluación del régimen en tres dimensiones consideradas sensibles por sus
detractores: el traspaso cambiario a precios internos, la volatilidad de la
paridad y los efectos de hoja de balance.
Hoy en Chile, y desde hace ya 9 años, impera un régimen cambiario flotante.
Para llegar al marco actual de la política monetaria chilena, según De
Gregorio et se, ejecutaron cambios a través de un proceso gradual, el cual tuvo
como primera parte la flexibilización del tipo de cambio y el establecimiento
del objetivo de metas de inflación.
Seguido de un procedimiento paulatino de integración de la cuenta de
capitales en el 2000 y, por último, la instauración de una tasa de interés
nominal como referencia de la tasa de política monetaria. De Gregorio y
Tokman.
Argumentan que dejar flotar el dólar libremente es "reconocimiento de que un
control de la inflación no se lograría jamás con dos anclas nominales a la vez:
la banda cambiaria y la meta de inflación. La coexistencia de ambas anclas
restaba credibilidad a la meta de inflación, y de paso le quitaba eficacia." Por
otro lado, la política fiscal a través de su regla fiscal de superávit, que aunque
el año pasado fue reducido de 1% a 0,5% del PIB, aún mantiene su función de
limitar el gasto excesivo del gobierno, complementa el marco de política.
Algo importante de mencionar es que el Banco Central de Chile se reservó el
derecho a intervenir el mercado cambiario cuando se adopto el sistema
flotante. La autoridad monetaria adujo que, durante episodios excepcionales
de incertidumbre y volatilidad, en los que podrían producirse efectos adversos
en la economía por una sobrerreacción del tipo de cambio, es deseable que el
Banco Central intervenga en el mercado cambiario.
El Banco Central anunció que iba a fortalecer la posición de liquidez
internacional de la economía chilena, a través de una compra programada de
8.000 millones de dólares, lo que "se justifica dados los excepcionales grados
de incertidumbre respecto de la evolución de los mercados financieros
internacionales. Asimismo, esta medida es congruente con la evaluación de
que el actual tipo de cambio real se ubica por debajo del nivel que prevalecería
una vez que se normalicen las condiciones reales y financieras en la economía
mundial.
Las intervenciones realizadas por el Banco Central han sido transparentes, ya
que cuando se ha anunciado que se va a intervenir el mercado cambiario, se
publican tanto las fechas de inicio como de término, además de todas las
medidas que se realizaran. Ésta es una característica muy importante para el
buen funcionamiento de las políticas macroeconómicas y para mantener la
creencia de los agentes en el ente emisor.
Según la experiencia vivida por la economía chilena, es extremadamente
necesario, tener un sistema financiero sano, finanzas públicas acorde a los
objetivos planteados por el Gobierno, además de combinar una meta de
inflación con un tipo de cambio flotante para afrontar de la mejor manera
posible los graves shocks externos que afectan a la economía local, y así
amortiguar los efectos adversos que pudiera sufrir.

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