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A modo de clausula precautoria, y con el fin de lograr una mayor comprensión respecto de
la pregunta, esta respuesta se estructurará de la siguiente forma. Primero, explicaremos
como se origina el “mundo humano” a partir de la realidad sensible, la aparición de la
especie, fases del desarrollo de la conciencia y autoconciencia (antropológica,
fenomenológica, psicológica), entre otras. Una vez esclarecido el origen, definiremos lo
que Hegel entiende por “mundo humano”, su definición, alcances y características.
Finalmente, nos abocaremos en señalar las consecuencias del “mundo humano” en nuestra
forma de habitar el mundo. La elección de esta estructura en nuestra respuesta se debe a
que nos parece más adecuado, para explicar a cabalidad el concepto de “mundo humano”,
iniciar por su origen antes que por su definición inmediata, pues así se podrán apreciar
todos los elementos que la configuran y constituyen, que la conforman y caracterizan.
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Entenderemos por Espíritu aquel sujeto “que no pasa, o más bien: que permanece pasando en la historia”, es
decir, el verdadero protagonista de la historia, de su propia historia. Véase Humberto Gianini, Breve historia
de la filosofía (Santiago: Catalonia, 2014), 273.
2
Ibíd., p. 280.
3
Ibíd., p. 281
1
subsistencia, “en su primera aparición, el hombre está como fundido al mundo de las
sensaciones: no distingue todavía lo sentido del sentir”4.
Pero esto no acaba aquí, pues el individuo con conciencia se desarrollará de forma
tal que, tras pasar por múltiples conflictos, logrará también tomar autoconciencia de sí5.
Gianini lo explica muy bien en la siguiente cita: “en oposición a la primera etapa – al
reinado de la sensibilidad –, ahora la conciencia se distancia del objeto y lo reconoce como
distinto, como resistencia a su “saber” y a su querer” 67. Que el hombre, el individuo, haya
tomado autoconciencia de sí es relevante porque implica que de ahora en adelante luchará
por adueñarse e imponerse a los otros individuos que, también, alcanzaron la
autoconsciencia de sí, ergo, pretenderán cumplir el mismo objetivo 8, a saber, luchar “por
hacerse reconocer por el otro (por hacerse reconocer como conciencia por la conciencia del
otro)”9. La causa de toda esta disputa yace en la idea hegeliana de la apetencia de la
autoconsciencia, o como lo explica el mismo Hegel: “la autoconsciencia solo alcanza su
satisfacción en otra autoconsciencia”10.
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fenomenológica”13, en la que, dicho sea de paso, surgirá la libertad. ¿Por qué es relevante la
disputa por el reconocimiento de las autoconsciencias? Entre otras cosas, porque aquellas
pugnas entre las voluntades serán superadas únicamente por la aparición del Derecho, es
decir, del surgimiento de normas, penas, castigos y leyes que obligarán de forma externa la
regulación de la conflictividad14. Y si a través del proceso dialéctico se le ha de sumar un
contenido proveniente de la autoconciencia misma (buena voluntad, conceptos del bien), se
obtendrán como resultados las leyes morales, o más precisamente, leyes regulatorias del
conflicto entre las voluntades humanas que comportan, asimismo, un contenido moral
dirimido por las autoconciencias per se. Esto último conformará lo que Hegel denominará
como Eticidad o “la totalidad de las instituciones en las que la conciencia individual
construye un mundo objetivo, según sus principios de bien y validez universal que, en el
estadio anterior (moralidad), sólo había vivido subjetivamente”15.
Ahora bien, ¿por qué es importante tener en consideración todo el proceso antes
expuesto para comprender el “mundo humano”? Precisamente porque el “mundo humano”
yace en esta parte del recorrido, pues no es otra cosa que el mundo de las leyes, la religión
y las instituciones. Es aquel mundo caracterizado por la búsqueda constante del
cumplimiento de los fines particulares de las autoconsciencias de los individuos, regulado
por las normas de buena conducta (Derecho y Moral) 16. Es aquel mundo diferenciado de la
realidad sensible17, configurado a través de instituciones de pretendido carácter universal
como “la familia, la sociedad y el Estado”18.
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el resultado de las disputas surgidas entre los hombres una vez que han tomado conciencia
de sí. En otras palabras, el “mundo humano” es una consecuencia de las transformaciones
acontecidas en los mismos individuos y sus intereses, que a su vez derivan del proceso de
autodesarrollo del Espíritu en su búsqueda por poseerse a sí mismo, es decir, alcanzar la
autoconciencia. Tal como señala Gianini: “¿Y cómo puede el espíritu en cuanto tal
desarrollarse, llegar a ser lo que es? De un solo modo: alcanzando la total posesión de sí, y
para el Espíritu no cabe otra posesión de sí que el total conocimiento de sí y de su Historia:
autoconsciencia”19.
Bibliografía
19
Ibíd., p. 274.