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Maquinas
Maquinas
Carlos Rivas
Luciana Loyola
Sebastián Blancas
Cristina Estibur
INTRODUCCION:
Controversia: ¿Considera que transferir nuestra conciencias a una computadora nos volverá
inmortales?
ESQUEMA DE DESARROLLO:
REDACCIÓN:
Todo ser vivo nace, se desarrolla y muere: no existe nadie que realmente sea inmortal.
Siempre, tarde o temprano, el que tiene vida termina muriendo. Por eso los seres inmortales
pertenecen al terreno de la ficción o de la mitología. La muerte, como final de la vida, es el
resultado de la extinción del proceso homeostático. Puede afirmarse, en definitiva, que la
inmortalidad biológica es imposible. En las ultimas épocas la tecnología ha tenido un gran
crecimiento en la producción de materiales, dispositivos, sistemas o métodos incluyendo el
diseño, desarrollo, mejora de prototipos, procesos, productos, servicios o modelos
organizativos (LCTI). Sin embargo esta aún no ha podido resolver la problemática de volvernos
eternos. Es aquí donde nace la controversia de si transferir nuestras conciencias a una
computadora nos volverá inmortales. En el presente texto, no consideramos que la
transferencia de conciencias a computadoras nos volverá inmortales.
Trasferir nuestra conciencia a un aparato tecnológico crearía un nuevo ser. En primer lugar, la
transferencia de la personalidad de una persona a un cuerpo completamente nuevo según el
empresario Dmitry Itskov (2015) revertiría el inevitable futuro de cada uno de nosotros, que
vendría a ser la muerte. Siendo el objetivo final de este, transferir la mente de una persona (o
la consciencia de un cerebro humano vivo) a una máquina, y lograr que ésta mantenga la
personalidad y los recuerdos intactos. Sin embargo esto daría paso a la creación de como el
mismo los llama (cyborgs) y también como se muestra en una de la partes de su proyecto,
específicamente en la Fase Avatar B, la misma que consiste en el trasplante de cerebro de una
persona a punto de morir a un cuerpo artificial. En donde la máquina no conservaría
emociones del donante, pero representaría la creación de un sistema de soporte vital para el
cerebro humano vinculado a un robot.
Por otro lado, se daría la creación de copias tecnológicas según el experto en AI Robert
McIntyre (2018), quien encabeza el proyecto de Nectome en donde tienen como objetivo
preservar exquisitamente los cerebros, incluso a escalas microscópicas, usando un proceso de
embalsamamiento de alta tecnología. Pero a pesar de esto en la revista MIT Technology
Review en donde se realizó un artículo sobre Nectome; daban a entender que su idea era que
en el futuro los científicos escanearán el bricked (enladrillado) de tu cerebro y lo convirtieran
en una simulación por ordenador. De esa forma, alguien como tú, aunque no exactamente tú,
olerá las flores nuevamente en un servidor de datos, en alguna parte.
Ahora bien, los Aparatos tecnológicos tienen una vida útil. Según el economista Benito Muros
(2002) los Aparatos tecnológicos también dejan de funcionar. Esto se puede ver reflejado a
través la obsolencia programada, la cual consiste en que todo tipo de aparato electrónico está
programado para que dure un tiempo determinado. También se ve reflejado en que cada vez
las tecnologías duran menos; “antes un frigorífico duraba treinta años, ahora dura seis”.
Así mismo se generaría un impacto negativo en el nivel social y económico según el catedrático
Omar Vega (2012). Por un lado en el ámbito económico esta afectaría la economía circular, la
cual consiste en compra un producto que cuando llega a su fin de vida el comprador pueda
regresar al mismo distribuidor de quien lo adquirió. Mientras que en el ámbito social se
llevaría a cabo la extinción de la sociedad, ya que todas las conciencias serian transferidas a
maquinas sin que exista una sociedad que se relacione entre sí.