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Definición de vacuna: Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a

generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de


anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos
muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos. El método
más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se
administran con un vaporizador nasal u oral.

La inmunización es componente esencial del derecho humano a la salud además de responsabilidad


de individuos, comunidades y gobiernos, y debe considerarse como tal. Se estima que gracias a la
vacunación se previenen unos 2,5 millones de fallecimientos cada año. Los niños inmunizados y
protegidos de la amenaza de enfermedades prevenibles mediante la vacunación tienen la
oportunidad de desarrollarse y más posibilidades de aprovechar todo su potencial. Esas ventajas se
ven además reforzadas por la vacunación de adolescentes y adultos. Como parte de un conjunto
exhaustivo de intervenciones para prevenir y controlar enfermedades, las vacunas y la inmunización
son una inversión esencial para el futuro de un país, e incluso del mundo.

En muchos aspectos, el siglo pasado fue el siglo del tratamiento y tuvo como resultado una
reducción considerable de la morbilidad y mortalidad gracias al descubrimiento y a la utilización de
los antibióticos, uno de los más importantes factores de cambio en materia de salud. Este siglo
promete ser el de las vacunas, con la posibilidad de erradicar, eliminar o controlar numerosas
enfermedades infecciosas graves, potencialmente mortales o debilitantes y con la inmunización
como núcleo de las estrategias de prevención. Un importante paso en esa dirección consiste en
asegurarse de que la visión del Decenio de las Vacunas se haga realidad.

Calidad de las vacunas


El control de la calidad de las vacunas siempre se ha basado en tres componentes: el control de las
materias primas, el control del proceso de producción y el control del producto final. En el caso de
las «vacunas tradicionales», respecto de las que existe una vasta experiencia de producción y una
larga historia de uso, se da particular importancia a los bioensayos para probar la potencia del
producto final, a menudo en animales. A esta categoría pertenecen las anatoxinas tetánica y
diftérica y las vacunas antitosferinosas de células enteras. Su eficacia e inocuidad han quedado
demostradas por la amplia experiencia adquirida sobre el terreno, mediante la vigilancia de la
reducción de casos y de las reacciones adversas después de la comercialización. Para algunas de
estas vacunas existen marcadores serológicos de la protección en el ser humano. Por ejemplo, la
función protectora de los anticuerpos antitoxina tetánica esta´ bien demostrada, aunque el nivel de
protección se fijó´ de forma algo arbitraria en 50,01 UI/ml de suero. Ese nivel se basó´ en estudios
realizados en animales que demostraban una correlación entre los niveles de anticuerpos antitoxina
y la aparición de síntomas de tétanos o la muerte. La experiencia en el ser humano es más limitada,
en cambio, y en algunos casos han desarrollado tétanos individuos con títulos de hasta 0,16 UI/ml.
Aunque aún no se ha determinado un nivel de protección absoluta para el ser humano, existe una
correlación clara entre los títulos de anticuerpos y la gravedad del tétanos (1, 2). En el caso de la
anatoxina diftérica la situación es análoga: se ha demostrado que los títulos inferiores a 0,01 UI/ml
son claramente no protectores, mientras que individuos con títulos iguales o superiores a 0,16 UI/ml
quedan protegidos. Existe cierta variabilidad, pues en individuos diferentes los mismos niveles de
antitoxina pueden conferir distintos grados de protección (3). En cuanto a la vacuna antitosferinosa
de células enteras, se dispone de un ensayo de la potencia en animales cuyos resultados muestran
correlación con la protección en el ser humano. Así´, los lotes de vacuna cuya potencia es igual o
superior a 4 UI por dosis inmunizante en el ser humano ofrecen protección en los niños (4). Esas
vacunas, producidas y sometidas a pruebas de conformidad con los criterios antes mencionados, se
han utilizado sin riesgo en el ser humano.

Datos y estadísticas

Durante 2019, se administraron tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina
(DTP3) al 85% de los lactantes de todo el mundo (unos 116 millones), para protegerlos contra
enfermedades infecciosas que podrían provocarles trastornos y discapacidades graves, e incluso la
muerte. En 2019, 125 Estados Miembros habían alcanzado una cobertura de la vacuna DTP3 del
90% o más. Según los datos obtenidos del reporte de cobertura vacunal del 15 de julio de 2020 de
la OMS.

Datos del reporte de cobertura vacunal del 15 de julio de 2020 de la OMS. Pueden preguntar sobre
alguna de estas Enfermedades:

• Haemophilus influenzae de tipo b (Hib) provoca meningitis y neumonía. A finales de 2019, la


vacuna contra Hib se había introducido en 192 Estados Miembros. Se estima que la cobertura
mundial con tres dosis de la vacuna contra Hib es de un 72%, si bien hay grandes disparidades
entre regiones. Se estima que en la Región de Asia Sudoriental la cobertura es del 89%, mientras
que en la Región del Pacífico Occidental es solo del 24%.

• La hepatitis B es una infección vírica que afecta al hígado. A finales de 2019, la vacunación de
los lactantes contra la hepatitis B se había introducido a escala nacional en 189 países. Se estima
que la cobertura mundial con tres dosis de la vacuna contra la hepatitis B es de un 85%. Además,
109 Estados Miembros han introducido la vacunación de los recién nacidos con una dosis en las
primeras 24 horas de vida. La cobertura mundial es del 43% y llega hasta el 84% en la Región
del Pacífico Occidental, mientras que en la Región de África se estima que es tan solo del 6%.

• La infección por el virus del papiloma humano (VPH) —la infección vírica más común del
aparato reproductor— puede provocar cáncer cervicouterino en mujeres y otros tipos de cáncer
y verrugas genitales tanto en hombres como en mujeres. A finales de 2019, la vacuna contra el
VPH se había introducido en 106 Estados Miembros; en tres de ellos, solo en partes del
territorio. Este ha sido el año de mayor incremento anual (+15%) desde que la vacuna contra el
VPH llegara a los mercados en 2006. Ahora bien, dado que muchos países grandes todavía no
han introducido esta vacuna y la cobertura vacunal es subóptima en muchos otros países, se
estima que la cobertura mundial de la dosis final contra el VPH es del 15%.

• La meningitis A es una infección que suele ser mortal y que deja a una de cada cinco personas
afectadas con secuelas permanentes devastadoras. Antes de introducirse la MenAfriVac en
2010 –una revolucionaria vacuna desarrollada en colaboración con el Serum Institute of India a
través del Proyecto Vacunas contra la Meningitis de la OMS y el Programa de Tecnología
Sanitaria Apropiada (PATH)– la meningitis debida al serogrupo A constituía entre el 80% y el
85% de las epidemias de la enfermedad declaradas en el cinturón africano de la meningitis. En
2012, MenAfriVac fue la primera vacuna en ser aprobada para utilizarse sin recurrir a la cadena
de frío durante las campañas (hasta cuatro días sin refrigeración y a temperaturas de hasta 40º
C). A finales de 2019 casi 350 millones de personas en 24 de los 26 países del cinturón de la
meningitis habían recibido la vacuna MenAfriVac en diferentes campañas. Con el fin de
mantener el efecto sumamente positivo de las campañas, Ghana y el Sudán fueron los dos
primeros países en integrar la MenAfriVac en su programa de vacunación sistemática en 2016,
seguidos de Burkina Faso, el Chad, Malí, el Níger y la República Centroafricana en 2017, Côte
d'Ivoire en 2018 y Gambia y Nigeria en 2019.

• El sarampión es una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que, generalmente,
provoca fiebre alta y erupciones, y puede ocasionar ceguera, encefalitis o la muerte. A finales
de 2019, el 85% de los niños habían recibido una dosis de vacuna antisarampionosa antes de
cumplir los 2 años; por otra parte 178 Estados Miembros habían incluido una segunda dosis
como parte de la inmunización sistemática, y el 71% de los niños habían recibido dos dosis de
conformidad con el calendario vacunal de su país.

• La parotiditis es una enfermedad vírica muy contagiosa que causa una dolorosa inflamación en
los laterales de la cara, debajo de los oídos (las glándulas parótidas), fiebre, cefalea y dolores
musculares. Puede desencadenar una meningitis vírica. A finales de 2019, la vacuna contra la
parotiditis se había introducido a escala nacional en 122 Estados Miembros.
• Las enfermedades por neumococos son la neumonía, la meningitis y la bacteriemia febril,
además de la otitis media, la sinusitis y la bronquitis. A finales de 2019, la vacuna
antineumocócica se había introducido en 149 Estados Miembros (en tres de ellos, se había
introducido en partes del territorio), y la cobertura mundial de la tercera dosis se estimaba en
un 48%.

• La poliomielitis es una enfermedad vírica altamente infecciosa que puede provocar parálisis
irreversible. En 2019, el 86% de los lactantes de todo el mundo recibieron tres dosis de la vacuna
antipoliomielítica. En 2019, el porcentaje de lactantes que habían recibido la primera dosis de
la vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV) en países que todavía utilizan la vacuna
antipoliomielítica oral (OPV) se estimó en un 82%. La poliomielitis, que es objeto de medidas
para su erradicación mundial, se ha eliminado en todos los países salvo en el Afganistán y el
Pakistán. Mientras no se interrumpa la transmisión de poliovirus en esos países, todos los otros
países seguirán corriendo el riesgo de importar el virus, sobre todo los países vulnerables con
servicios de salud pública y vacunación frágiles y que mantienen vínculos comerciales con países
en los que la enfermedad es endémica o reciben viajeros de esos países.

• Los rotavirus son la causa más común de enfermedades diarreicas graves entre los niños
pequeños en todo el mundo. A finales de 2019, la vacuna contra los rotavirus se había
introducido en 108 países; en tres de ellos, solo en partes del territorio. La cobertura mundial
estimada era del 39%.

• La rubéola es una enfermedad vírica generalmente leve en los niños, si bien la infección al
comienzo del embarazo puede dar lugar a muerte fetal o síndrome de rubéola congénita, que a
su vez puede provocar daños en el cerebro, el corazón, los ojos y los oídos. A finales de 2019, la
vacuna contra la rubéola se había introducido a escala nacional en 173 Estados Miembros y la
cobertura mundial estimada era del 71%.

• El tétanos es una enfermedad provocada por una bacteria que crece en ausencia de oxígeno,
por ejemplo, en heridas sucias o en el cordón umbilical si no se lo mantiene limpio. Las esporas
de C. tetani están presentes en el medio ambiente, independientemente de la ubicación
geográfica. La bacteria produce una toxina capaz de causar graves complicaciones, e incluso la
muerte. El tétanos materno y neonatal sigue siendo un problema de salud pública en 12 países,
principalmente en África y Asia.

• La fiebre amarilla es una enfermedad hemorrágica vírica grave transmitida por mosquitos
infectados. Hasta 2019, la vacuna contra la fiebre amarilla se había introducido en los programas
de inmunización sistemática de lactantes de 36 de los 40 países y territorios de África y las
Américas amenazados por esa enfermedad. En estos 40 países y territorios, se estima que la
cobertura es del 46%.

Contraargumentos

1. Habiendo buena higiene, saneamiento y agua salubre ¿sigue siendo necesaria la


vacunación?
La buena higiene, el saneamiento y el agua salubre son insuficientes para detener las enfermedades
infecciosas, y la vacunación sigue siendo necesaria. Si no mantenemos tasas de inmunización
óptimas —la llamada inmunidad colectiva—, las enfermedades prevenibles mediante vacunación
volverán. Aunque las mejoras de la higiene, el saneamiento y la salubridad del agua ayudan a
protegernos de las enfermedades infecciosas, muchas de ellas pueden propagarse
independientemente de lo aseados que seamos. Sin vacunación, enfermedades que se han vuelto
raras, como la tos ferina, la poliomielitis o el sarampión, pueden reaparecer rápidamente.
2. ¿Son seguras las vacunas?
Las vacunas son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo
de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez
comercializadas. Los científicos también siguen constantemente la información procedente de
diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos. La mayoría
de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el lugar de inyección o
la febrícula. Los raros efectos colaterales graves notificados son investigados inmediatamente.
Es mucho más fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante
vacunación que por una vacuna. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis; el
sarampión, encefalitis y ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación
incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas
ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin
vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte.

3. ¿Es mejor la inmunidad proporcionada por las vacunas que por las infecciones
naturales?
Las vacunas interaccionan con el sistema inmunitario y producen una respuesta inmunitaria similar
a la generada por las infecciones naturales, pero sin causar enfermedad ni poner a la persona
inmunizada en riesgo de sufrir las posibles complicaciones de esta. En cambio, el precio a pagar por
la inmunización a través de la infección natural puede consistir en disfunción cognitiva en la
infección por Haemophilus influenzae de tipo b, defectos congénitos en la rubéola, cáncer hepático
en la hepatitis B o muerte por complicaciones en el sarampión.

4. ¿Necesito vacunarme contra enfermedades que no se ven en mi comunidad o en mi


país?
Aunque las enfermedades prevenibles mediante vacunación se han vuelto raras en muchos países,
los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en otros. En un mundo tan interconectado
como el actual, pueden cruzar fácilmente las fronteras geográficas e infectar a cualquiera que no
esté protegido. Así, por ejemplo, se han producido brotes de sarampión en poblaciones no
vacunadas de Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, España, Estados Unidos de América,
Federación de Rusia, Francia, Grecia, Italia, Reino Unido, Serbia, Suiza y Tayikistán.
Los dos motivos principales para vacunarse son protegernos a nosostros mismos y proteger a
quienes nos rodean. El éxito de los programas de vacunación depende de que todos
garanticemos el bienestar de todos. No debemos depender de quienes nos rodean para
detener la propagación de enfermedades; nosotros también debemos hacer lo que esté en
nuestra mano.

5. ¿Puede un niño recibir más de una vacuna a la vez?


Las pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene
efectos negativos en el sistema inmunitario del niño. Los niños están expuestos diariamente a varios
cientos de sustancias ajenas que desencadenan respuestas inmunitarias. El simple acto de comer
introduce nuevos antígenos en el organismo, y son numerosas las bacterias que viven en la boca y la
nariz. Los niños se ven expuestos a muchos más antígenos en un resfriado común o una faringitis
que cuando son vacunados.
La principal ventaja de administrar varias vacunas al mismo tiempo es la necesidad de menos
consultas, que ahorra tiempo y dinero. Además, cuando es posible una vacunación combinada
(por ejemplo, contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) también se reduce el número de
inyecciones y las molestias para el niño. Se pueden tomar diferentes medidas para reducir el
dolor en el momento de la vacunación.

6. ¿Necesito vacunarme contra la gripe?


La gripe es una enfermedad grave que mata entre 300 000 y 500 000 personas al año. Las
embarazadas, los niños pequeños, los mayores con problemas de salud y cualquiera con
enfermedades crónicas, como cardiopatías o asma, corren mayor riesgo de padecer enfermedad
grave y morir. La vacunación de las embarazadas aporta el beneficio añadido de proteger a los
recién nacidos, hecho aun más importante si se tiene en cuenta que no hay vacuna para los menores
de 6 meses.
Las vacunas contra la gripe estacional se vienen utilizando desde hace más de 60 años e
inmunizan contra las tres cepas circulantes más prevalentes cada año. La vacunación es la
mejor forma de reducir la probabilidad de padecer gripe grave y de contagiarla a los demás.
Evitar la gripe significa evitar costos añadidos en atención médica y pérdidas de ingresos por no
ir a trabajar o a la escuela.

7. ¿Qué conservantes se usan en las vacunas?


El tiomersal es un compuesto orgánico que contiene mercurio y se añade a algunas vacunas como
conservante. No resulta peligroso y es el conservante más utilizado en las vacunas que se
suministran en viales multidosis. No hay datos que indiquen que las cantidades de tiomersal
utilizadas en las vacunas supongan un riesgo para la salud.

P: ¿Qué es el tiomersal?

R: El tiomersal es el conservante más utilizado en las vacunas.

El tiomersal es un compuesto que contiene etilmercurio y se utiliza para evitar el crecimiento de


bacterias y hongos en algunas vacunas inactivadas (con virus muertos) que se suministran en viales
multidosis.

Asimismo, se utiliza en el proceso de fabricación de algunas vacunas (por ejemplo, algunas vacunas
contra la tos ferina) para lograr que sean seguras y eficaces. El tiomersal se viene utilizando desde
los años treinta en la fabricación de algunas vacunas y medicamentos.

P: ¿Por qué necesitan conservantes las vacunas?

R: Los conservantes evitan el crecimiento de bacterias y hongos contaminantes que se pueden


introducir durante el uso repetido de los viales multidosis. Estos viales se utilizan en muchos países
porque necesitan menos espacio de almacenamiento en la cadena de frío y porque generan menos
desechos, dos factores que tienen importantes repercusiones en los costos de los programas. En
muchos países los organismos de reglamentación exigen la presencia de un conservante en las
vacunas inactivadas presentadas en viales multidosis.

P: ¿Supone un riesgo para la salud el tiomersal presente en las vacunas?


R: La OMS ha examinado detenidamente durante más de 10 años los datos científicos acerca del uso
del tiomersal como conservante de las vacunas, en particular a través de un grupo asesor de
expertos independientes: el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas. El Comité
ha llegado repetidamente a la misma conclusión, a saber, que no hay pruebas de que la cantidad de
tiomersal utilizada en las vacunas suponga un riesgo para la salud. Otros grupos de expertos (por
ejemplo, el Instituto de Medicina y la Academia de Pediatría de los EE.UU, el Comité de Seguridad de
los Medicamentos del Reino Unido y la Agencia Europea de Medicamentos) han llegado a
conclusiones similares.

P: ¿Cuáles serían las repercusiones en la salud si se restringiera el uso de las vacunas que contienen
tiomersal?

R: En la actualidad la inmunización con vacunas que contienen tiomersal presentadas en viales


multidosis protege al menos a un 64% de los lactantes y niños frente a cuatro enfermedades con
grandes tasas de mortalidad: la difteria, el tétanos, la tos ferina y las infecciones por Haemophilus
influenzae de tipo b. El uso de vacunas que contienen tiomersal en la protección frente a estas
enfermedades ha evitado la muerte de por lo menos 1,4 millones de niños en 2010. Las vacunas que
contienen tiomersal se están utilizando en más de 120 países. La eliminación total del tiomersal en
las vacunas exigiría que se utilizaran otros conservantes o que solo se utilizaran vacunas monodosis
sin conservantes. Estas alternativas supondrían grandes costos en los procesos de desarrollo y
registro, limitando así la oferta de vacunas asequibles.

El uso de viales multidosis es la forma más eficiente y costoefectiva de proteger a las poblaciones
cuando hay que vacunar a un gran número de personas en poco tiempo, como ocurre en situaciones
epidémicas o pandémicas.

8. ¿Qué hay sobre las vacunas y el autismo?


Un estudio de 1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y
rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era fraudulento y tenía graves sesgos,
por lo que fue retirado por la revista que lo publicó. Lamentablemente, esa publicación creó un
estado de pánico que produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de
esas enfermedades. No hay ninguna prueba de la existencia de una relación entre la vacuna triple
vírica y el autismo o los trastornos del espectro autista.

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