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Empédocles

Fue una figura histórica relevante dentro de lo que se entiende como la filosofía
presocrática de los pensadores griegos que vivieron desde finales del siglo VII hasta el
terminar el siglo V antes de Cristo, que sintieron asombro y curiosidad ante el mundo, y
que comenzaron a hacerse preguntas abstractas tales como ¿qué es esto que nos rodea?
¿Qué son las cosas de verdad? 

Filósofo y poeta, Empédocles fue además, según parece, una personalidad


poliédrica (chamán, sanador, místico y aspirante a dios) cuya historia personal se ha
convertido en mítica, debido a que sólo han llegado a los tiempos modernos muy breves y
confusos datos acerca de sus andanzas, entreverados con numerosas leyendas (como la de
su suicidio arrojándose al cráter del volcán Etna), así como algo más de 140 fragmentos de
desmenuzados papiros. A partir de estos fragmentos se han podido reconstruir algunas
líneas claves de sus dos poemas Sobre la Naturaleza (Peri Physeos) y Las Purificaciones,
en los que exponía herméticamente su visión del mundo.

Empédocles nació aproximadamente en el 492 a,de C. en el seno de una rica familia


aristocrática en una de las colonias griegas en Italia, en la ciudad de Acragas (en latín
Agrigentum), conocida en italiano como Girgenti, y en la actualidad Agrigento, situada en
la costa sur de la isla de Sicilia. Es probable que muriera en el año 432 a. de C.

Empédocles sigue las huellas de los otros filósofos presocráticos: la Escuela de


Mileto, Pitágoras y su escuela en la ciudad de Crotona, también en Sicilia y Parménides con
su Escuela de Elea, y sus discípulos Zenón y Meliso.

En el pensamiento de Empédocles se conjuga el pensamiento de los filósofos


jónicos de Mileto que trataban de explicar la multiplicidad en la naturaleza mediante la
exaltación de un principio (el agua, el aire o el fuego) sobre el resto, con el pensamiento
místico de Pitágoras y su escuela, para el cual el alma es principio espiritual del hombre y
su destino trascendente. Estas dos líneas de pensamiento están, en cierto modo
representadas en Sobre la Naturaleza y Las Purificaciones.

Para lograr esta conjunción entre las dos líneas filosóficas presocráticas,
Empédocles desarrolla su teoría de las cuatro "raíces de todas las cosas" (fuego, agua,
tierra y aire) que rotan perpetuamente, en ciclos cósmicos que oscilan entre periodos de
unidad y periodos de pluralidad, con una secuencia que se repite continuamente. El único
carácter diferencial de las cosas dependería de la proporción con la que las cuatro raíces
(fuego, agua, tierra y aire) estarían presentes en cada una de ellas.

Los cambios que se producen en las cosas que constituyen el mundo dependerían de
la confrontación de las dos fuerzas; el amor (philía) y el odio (neikos) que allí compiten, de
las cuales depende el movimiento (kinesis) de sus cuatro raíces, desde la pluralidad a la
unidad y viceversa, un movimiento mediante el cual se engendran y perecen todas las
cosas: mientras que el odio separa los elementos, el amor tiende a unirlos.

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Cuatro ciclos distingue Empédocles en el movimiento que da lugar al cosmos:
a) El esfero redondo en el que no se aprecian partes y todo está mezclado, y que es
el reino del amor;
b) El odio que da comienzo a la separación;
c) El reino del odio una vez que lo ha separado todo;
d) El regreso del amor con lo que las cosas comienzan a unirse de nuevo.

Las cosas pueden unirse de manera diferente (y engendrar leones con cabeza de
asno, por ejemplo), pero sólo sobreviven y perduran las cosas que tienen un logos, una
razón, una estructura razonable que les permite seguir viviendo. Algunos han visto en esta
idea de Empédocles un barrunto de la evolución biológica. Su visión del mundo es la de
una sucesión cíclica y eterna de crecimiento y decadencia, en la cual dos fuerzas cósmicas
personificadas en la Amistad y en el Odio se enfrentan en un combate eterno por conseguir
la supremacía.

Empédocles, en la línea del pensamiento de Pitágoras, cree en la trasmigración de


las almas y era vegetariano.

Empédocles, como personaje mítico ha estado siempre presente en la creación


poética, de modo especial la leyenda de su muerte arrojándose en el cráter del Etna,
dejando como rastro su sandalia de bronce

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