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LA BATALLA DE

ILIPA (206 a.C.)


Batalla decisiva por Hispania durante la
Segunda Guerra Púnica
Laura Sanjuán del Olmo

Máster Universitario de Arqueología y Gestión Patrimonial en el Interior Peninsular.


Guerra, Mundo Militar y Patrimonio en el Interior de la Península Ibérica.
Universidad de Alcalá de Henares. Promoción 2016/2017
En el siguiente trabajo, se explicará la última batalla librada en Hispania durante
la Segunda Guerra Púnica, entre Roma y Cartago. A través de un índice explicativo
sobre acciones militares se indagará en cada uno de los detalles que cada bando poseía:
sus características propias, formas de entrenamiento, unidades militares, estructuras
internas, quienes los comandaban... Con el conocimiento previo de los dos ejércitos, se
explicará el contexto histórico anterior al suceso, junto con los objetivos y planes de
cada una de las dos potencias. Tras esto, se procederá a explicar a la Batalla de Ilipa, del
año 206 a.C., a partir de las fuentes clásicas, con la ayuda de obras posteriores y vídeos
con recreaciones 3D. Se analizará, asimismo, las causas de la resolución de la batalla y
las sucesivas consecuencias que tuvo, tanto a corto como a largo plazo.

Laura Sanjuán del Olmo

A 8 de mayo de 2017.

2
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN
Trascendencia y significado histórico ………………………. p. 4
Problemática de las Fuentes Clásicas ………………………. p. 4
Reconstrucciones y Bibliografía …………………………….. p. 5
La acción en la estrategia global ……………………………. p. 6
2. LAS FUERZAS ENFRENTADAS …………………………………. p. 7
Ejército romano
Ejército cartaginés
Valoración y balance
3. LOS ESTRATEGAS ………………………………………………. p. 12
Ejército romano
Ejército cartaginés
4. LA PREPARACIÓN ………………………………………………. p. 14
Ejército romano
Ejército cartaginés
5. LOS PLANES ENFRENTADOS …………………………………. p. 15
6. EL DESARROLLO …………………………………….………….. p. 16
7. CONSECUENCIAS DE LA BATALLA …………….…………… p. 19
8. VALORACIÓN CRÍTICA DE LA BATALLA …………………. p. 21
9. APÉNDICE ………………………………………………………… p. 23
10. BIBLIOGRAFÍA ……………………………...…………………… p. 27

3
1. INTRODUCCIÓN

Trascendencia y significado histórico

La Batalla de Ilipa, llamada así por la ciudad que tenía más próxima
geográficamente, Ilipa Magna (actual Alcalá del Río, en Sevilla), fue un enfrentamiento
militar ocurrido en la primavera del año 206 a.C. Se trata de la última batalla perpetrada
entre romanos y cartagineses en la Península Ibérica, durante la Segunda Guerra Púnica
(218 – 201 a.C.). Pasó a la historia como la batalla definitiva que supondría la conquista
total de la Península Ibérica por parte de Roma y, a su vez, una de las más importantes
derrotas cartaginesas dentro del territorio hispano. A partir de este momento,
comenzaría el proceso de romanización de Hispania; la conquista de todo el territorio
peninsular fue una labor que acarreó dos siglos más1.

Entre sus protagonistas, podemos nombrar a personajes de gran trascendencia


histórica como Publio Cornelio Escipión (236 – 183 a.C.), de la familia Escipión, más
conocido como el Africano, que comandaba el ejército romano, y Magón Barca (243 –
203 a.C.) y Asdrúbal Giscón (? – 202 a.C.). El primero fue el tercer hijo de Amílcar
Barca (275 – 228 a.C.), hermano de Aníbal y Asdrúbal, de la famosa familia Bárquida,
mientras que el segundo fue un gran general. Ambos dirigían el ejército cartaginés2.

Problemática de las Fuentes Clásicas

La batalla se conoce a través de los escritos de tres autores clásicos: Polibio, Tito
Livio y Apiano. El texto del primero está incompleto pero en él se basó el escrito por
Tito Livio, por lo tanto, ambas obras se complementan, además Livio también se basó
en la narración de una fuente griega. Aparentemente, donde acaba la de Polibio empieza
la de Livio. También hay que tener en cuenta que éste último escribía siempre a favor
de Roma, así que gracias a la parte de Polibio se pueden conocer los hechos de una
forma más verídica sin malinterpretaciones.

Por otro lado, Apiano utiliza una fuente antigua bastante verídica por lo que
parece y aunque su relato se resume en una serie de anécdotas del suceso, es decir, que
no contribuye a un extracto de gran comprensión, suele llevar a confusión en algunas
1
GOLDSWORTHY, A. (2008), p 290.
2
MILLÁN LEÓN, J. (1986), p. 283.

4
partes. De todas formas, detalles como la ubicación de la batalla parecen bastante
certeros al igual que otros términos en los que coincide con las otras fuentes cuyo punto
en común es Polibio, quien estuvo realmente en esta batalla y en otras muchas que
protagonizó la familia Escipión.

Además, si comparamos los relatos de Apiano y Tito Livio, vemos que la


mayoría de detalles han sido expuestos por el segundo, mientras que el primero no los
contiene. De este modo, completamos los de Apiano con la información relatada por
Tito Livio3.

Por último, en cuanto a la localización geográfica de la batalla, ha sido un gran


tema a debatir entre los investigadores. Cada una de las fuentes daban detalles
diferentes, pero actualmente se conoce el lugar exacto donde la batalla dio lugar. El
ejército romano tuvo la decisión de penetrar en territorio cartaginés a lo largo de la
orilla norte del río Baetis, conocido hoy como Guadalquivir, concretamente,
posicionaron sus campamentos en los laterales de un vado conocido hoy como “ Vado
de las Estacas”, en Alcalá del Río, Sevilla4. El paso del Guadalquivir no era fácil por
otro lugar y a los cartagineses les convenía mantener ese paso ya que su posesión
significaba dominar la Ruta de la Plata. El “Vado de las Estacas”, hoy abandonado, se
encontraba entre las ciudades de Ilipa y Carmona, lo que explica por qué las fuentes
situaban la batalla en las cercanías de una ciudad y de la otra, porque estaba en medio de
las dos; Apiano habla de Carmo (Carmona), mientras que Polibio y Livio, se refieren a
Ilipa Magna5.

Reconstrucciones y Bibliografía

Las reconstrucciones que se han hecho de esta batalla parten, totalmente, de las
fuentes clásicas. De este modo, autores como Adrian Goldsworthy, en su monografía La
caída de Cartago (2008) y José Millán León, en La Batalla de Ilipa (1985) – de las que
se ha sacado la mayor parte de la información para este trabajo – se han servido de ellas

3
MILLÁN LEÓN, J. (1986), pp. 285 – 287.
4
FOTOS Y OTRAS PEREGRINAS CURIOSIDADES… [en línea]. “Ilipa Magna. La batalla decisiva”.
Publicado el 04/03/2012 por Fernando J. Ruiz. En:
http://fotosyotrasperegrinascuriosidades.blogspot.com.es/2012/03/ilipa-magna-la-batalla-decisiva.html
[Consulta: 01/05/2017]
5
MILLÁN LEÓN, J. (1986), pp. 290 – 292.

5
para contar la trascendencia que tuvo, junto a las secuencias y sucesos que se dieron en
el 206 a.C. La primera obra, narra la historia del Imperio Cartaginés así como las dos
Guerras Púnicas. Detallada información que contrasta con las fuentes y con otros
trabajos de diferentes autores. Ha sido una obra muy útil para conocer el contexto
histórico de aquél momento, al igual que para conocer los detalles de cada ejército y las
trascendencias y sucesos de la batalla. El segundo, es un artículo escrito para la revista
Habis, por parte de José Millán León, que compara las fuentes con el objetivo de
localizar geográficamente el lugar donde dio lugar este suceso. Ha sido de gran ayuda
para comparar las fuentes y saber qué explica cada una sobre los hechos acontecidos, así
como para localizar en el mapa el lugar actual de la batalla, junto a información extra
sobre el contexto histórico e información de cada uno de los personajes relevantes que
tuvieron protagonismo en ella.

Otra forma de entender las batallas históricas son los vídeos que las recrean. De
hecho, en la plataforma Youtube existen numerosos vídeos sobre esta batalla, pero para
este trabajo se han elegido solamente tres, que a nuestro parecer son los más válidos: el
primero6 ha servido de manera eficaz para completar este trabajo. Explica de manera
sencilla la batalla y los objetivos de cada bando, a través de reproducciones, esquemas y
mapas. De igual modo, el segundo vídeo7, detalla lo mismo pero con nuevos detalles. El
tercero8 explica lo sucedido a través del videojuego llamado Total War II: Rome II,
gracias a la reconstrucción en 3D de la batalla. Visualizar vídeos de este género, es
producente, ya que es una buena forma de visualizar los hechos ya que ayuda a entender
mejor los acontecimientos.

La acción en la estrategia global

A estas alturas de la Segunda Guerra Púnica, el bando romano se mostró mucho


menos activo que en otras campañas, ya que las dos anteriores habían sido muy
agresivas aunque exitosas. El ejército cartaginés, por otro lado, parecía más interesado

6
YOUTUBE [en línea]. “La batalla de Ilipa”. Publicado el 04/10/2013 por Javitrin Vega. En:
https://www.youtube.com/watch?v=gWchE-URHDE&t=13s [Consulta: 05/05/2017]
7
YOUTUBE [en línea]. “Battle of Ilipa, 206 B.C.”. Publicado el 26/10/2010 por TheArtofBattle. En:
https://www.youtube.com/watch?v=1ro8vhlk_ow [Consulta: 05/05/2017]
8
YOUTUBE [en línea]. “Batalla de Ilipa – Cinemática Romell”. Publicado el 14/09/2016 por Juanki
Caese. En: https://www.youtube.com/watch?v=c4KUgC0MPgE [Consulta: 05/05/2017]

6
en cosechar relaciones con las tribus de la Península Ibérica que en intentar derrotar a
los romanos9. Pese a todo lo previsto, los cartagineses decidieron reunir a un enorme
ejército, a través de un gran esfuerzo, con la finalidad de derrotar de una vez por todas
al joven comandante romano. Por otro lado, el ejército de la Península Itálica tenía
como objetivo vencer a los cartagineses para asegurar el territorio y, finalmente,
marchar hacia el norte y volver a los cuarteles de invierno en Tarraco y sus
alrededores10.

En general, se puede considerar a la acción establecida en la estrategia de la


Batalla de Ilipa, del 206 a.C., como global: el objetivo de ambos bandos era derrotar
definitivamente al adversario y establecerse en el territorio. De igual modo, el
planteamiento de la batalla por parte de cada ejército fue diferente: el del cartaginés fue
indirecto al principio, en las primeras escaramuzas, pero después el romano tomó el
mando con un planteamiento directo al aparecer al alba en el campamento enemigo,
dispuesto a atacar con todas sus fuerzas, al igual que el resto de las maniobras
utilizadas.

2. LAS FUERZAS ENFRENTADAS

A partir de este momento y durante el resto de este trabajo, al explicar las


características de cada bando, siempre se empezará por el ejército vencedor, en este
caso, del ejército romano, para después continuar con el cartaginés:

Ejército romano

El ejército romano se refiere a las fuerzas armadas de la antigua Roma, durante


todo su tiempo de duración, desde la monarquía, pasando por la República, hasta el
Imperio, siendo el mismo durante la época bizantina. Durante todo este tiempo sufrió
diversas variaciones pero su sentido siempre fue el mismo, constituyendo, con grandes
posibilidades, el mejor de su momento.

Durante la época que nos concierne, el de la República, el ejército romano se


adiestraba con un entrenamiento físico vistiendo todo el equipo, cuyo peso extra era de
unos treinta kilos, a base de carreras de obstáculos y marchas. Durante esta época la

9
GOLDSWORTHY, A. (2008), pp. 328 – 329.
10
Ibíd., 330.

7
legión, se organizó de forma más formal y estricta; estaba financiada por la propia
República y el ejército se hizo profesional. Para entrar en el ejército había que jurar
fidelidad a los superiores y a no desertar; la falta de disciplina era algo que se castigaba
duramente. Durante esta época, además, solamente se reclutaban tres o cuatro legiones,
hasta la llegada de Escipión el Africano, momento en que la república de Roma contó
con hasta doce.

Las unidades con las que contaba el ejército romano durante la época
republicana eran tres: la caballería (equites), la infantería ligera (velites) y la infantería
pesada - su arma resolutoria -, a su vez organizadas en la legión. La legio (legión) se
agrupaba en diferentes manípulos, el cual organizaba a dos centurias (que podían no
estar constituidas por cien hombres exactamente, sino más bien por sesenta u ochenta).
En los flancos, llamados alae, se situaba, normalmente, la caballería (equites); los
velites estaban encabezando el ejército11.

Cada manípulo estaba organizado en tres cuerpos de infantería pesada, divididos


por edad y experiencia. A los más jóvenes, denominados hastatii, formaban el primer
cuerpo; en el segundo, se hallaban todos aquellos que estaban a punto de finalizar la
veintena o que acababan de entrar en la treintena, llamados principes. Por último, en el
tercero, el cuerpo de retaguardia de la infantería pesada, lo formaban los triarii, los
soldados más veteranos12.

La táctica militar predilecta del manípulo era la llamada triplex acies, que
consistía en tres líneas de soldados avanzando en columna, en disposición cuadrangular,
con los menos experimentados en vanguardia mientras que los soldados de primera y
los veteranos, iban detrás. El primer centurión marcaba la línea del frente y el segundo,
organizaba a la retaguardia. Los velites se organizan en vanguardia para unirse al resto
de velites del ejército de otros manípulos.

Cada legionario sabía calcular su lugar exacto en el campo de batalla al igual


que mantener la distancia correcta con respecto a sus compañeros. A cada uno de ellos
le correspondía tres pies cuadrados libres para el manejo de las armas. Debido a la

11
ADRIANAPOLIS [en línea]. “Armamento – Legión Romana Republicana”. Publicado el 13/09/2011.
En: http://adrianapolis.com/blog/la-legion-manipular-romana-parte-2%C2%AA/ [Consulta: 01/05/2017]
12
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 49.

8
grandiosa disciplina del ejército romano y a su gran preparación podían cambiar de
estrategia rápidamente, incluso durante la bruma de la batalla13.

El armamento de los soldados romanos estaba dividido en dos:

- Armamento Ofensivo: El arma principal arrojadiza era la lanza o jabalina,


llamada pilum. Había de dos tipos: el pilum pesado y el ligero, que variaba
entre 1,80 y 1,20 cm. El arma para dimensiones reducidas era el gladius, en
este caso, ibérico, de tradición griega, con una longitud media de 50 cm., que
se llevaba envainada en el tahalí14 que caía sobre el muslo derecho. Por
último, portaban un puñal de menores dimensiones, en caso de existiese
poco espacio para manejar el gladius.
- Armamento Defensivo:
 Escudo: Los velites portaban escudos redondos de 90 cm., fabricados
en madera y forrados de cuero, llamados parma velitaris. La
infantería pesada usaba un escudo ovalado convexo, hecho de madera
y reforzado con cuero, de 120 x 75 cm. Por último, la caballería,
utilizaba un pequeño escudo ovalado hecho también de madera y
forrado con cuero, muy manejable.
 Yelmo: Se comienzan a utilizar los cascos metálicos de estructura
acampanada y con los bordes redondeados, cuya función era proteger
la nariz, las mejillas y el cuello. Según el cargo, estaban decorados
con penachos, plumas, crines…
 Coraza (lorica segmentata): Los oficiales y centuriones llevaban
una hecha de cuero que se adaptaba a los músculos del cuerpo,
mientras que el resto de los soldados utilizaban una más corta con
faldillas en tiras. El complemento ideal de la coraza era la cota de
malla (lorica hamata), cuya precisión protegía bien de los golpes
perforantes y los cortes15.

13
ADRIANAPOLIS [en línea]. “Armamento – Legión Romana Republicana”. Publicado el 13/09/2011.
En: http://adrianapolis.com/blog/la-legion-manipular-romana-parte-2%C2%AA/ [Consulta: 01/05/2017]
14
Correa que cruzaba el pecho cuya función era sujetar las armas blancas. También podía usarse como
complemento del cinturón, cuya función era la misma.
15
ADRIANAPOLIS [en línea]. “Armamento – Legión Romana Republicana”. Publicado el 13/09/2011.
En: http://adrianapolis.com/blog/la-legion-manipular-romana-parte-2%C2%AA/ [Consulta: 01/05/2017]

9
En la batalla de Ilipa, según las fuentes, se estima que el ejército de Escipión el
Africano contó con aproximadamente 45.000 hombres de infantería y 3.000 equites.
Más de la mitad era latinos o romanos, quienes componían las dos legiones y las dos
alae, mientras que el resto lo componían tropas aliadas, como militantes de diferentes
tribus iberas que se habían unido a Roma16.

Ejército cartaginés

El ejército del Imperio cartaginés supuso una de las fuerzas militares más
grandes de la Antigüedad Clásica, sobre todo, en el periodo comprendido entre el siglo
VI a.C. y el siglo III a.C., comprendiendo su extensión sobre el norte de África y el sur
de la Península Ibérica.

Su mayor característica fue el carácter multiétnico que poseía: no era un ejército


solamente organizado a base de ciudadanos, sino que era mixto. Debido a la escasez de
recursos propios, ocasionó la necesidad de reclutar soldados de tropas extranjeras, sobre
todo de mercenarios que se sumaron a las tropas aliadas17. Más concretamente, las
guarniciones cartaginesas que pertenecían a las huestes de Sicilia y Cerdeña estaban
formadas principalmente por mercenarios, que luchaban a cambio de dinero. Los
Estados Mayores del ejército sí que eran cartagineses, mientras que los oficiales,
generales y subdivisiones, pertenecían a las mismas etnias que sus huestes, aunque éstos
no tenían una formación homogénea, como la romana18. Teniendo en cuenta la
organización social de su ejército, no debía de caracterizarse por su profesionalidad; la
organización debía de ser bastante inestable. Se concentraban por orígenes; carecían de
una doctrina común, lo que dificultaba la estrategia global de la acción. Además, los
mercenarios tenían fama de ser bastante rebeldes e indisciplinados, propensos a la
traición19.

Su ejército estaba compuesto por infantería, dividida en pesada y ligera, fuerzas


móviles y fuerzas de ayuda. La infantería pesada estaba compuesta por soldados de tres
procedencias diferentes: los líbicos, procedentes de África, cuya cultura estaba
influenciada por Cartago y que poseía una doctrina militar rica: la falange. Por otro

16
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 330.
17
GÓMEZ DE CASO ZURIAGA, J. (2005), p. 75.
18
Ibíd., 81.
19
Ibíd., 82 – 83.

10
lado, estaban los helénicos y semihelénicos, con una doctrina militar de herencia
macedónica y que luchaban en falange. Por último, los libio-fenicios, hijos de
cartagineses; constituían los ciudadanos cartagineses del ejército.

La falange constituía la unidad de infantería pesada cartaginesa equivalente al


manípulo romano, con una fuerza de entre 250 y 256 hombres que formaban en hileras
de 16x16. Se establecían en orden oblicuo, para poder avanzar y retroceder desde un
punto central. De esta forma, al principio, formarían en orden abierto y, al encuentro, en
orden cerrado, así poseían una línea de maniobra rígida al contacto con el enemigo. Su
arma predilecta era la pica o sorissa, equivalente al pilum romano, pero con la punta
redondeada, mientras que la espada constituía el último arma a utilizar.

La infantería pesada estaba constituida, además, por las fuerzas aliadas: el


ejército cartaginés contaba con celtas, iberos y ligures. Los celtas y celtíberos luchaban
en fila, apartados de la falange y con sus espadas y lanzas en mano, los iberos luchaban
con lanzas arrojadizas más ligeras y con falcatas, mientras que los ligures 20 eran
mercenarios que luchaban por puro odio contra Roma que se habían alistado en el
ejército cartaginés hacía apenas un siglo. Portaban varias jabalinas, espadas de tipo celta
y escudos alargados.

Las fuerzas móviles, que fueron creadas por Amílcar Barca, las formaban los
elefantes y la caballería. Los elefantes21, que sustituyeron a los carros pesados, eran de
procedencia africana pues eran los más domesticables; a estas alturas de la guerra, no se
los consideraba un arma clave sino, más bien, una ayuda extra de la caballería, ya que
sólo eran útiles en ataque e inútiles en defensa22. La caballería, considerada su arma
resolutoria, estaba formada por una ligera y una pesada. La ligera la formaban los
númidas, quienes cabalgaban sin silla y corriendo en círculos, mientras arrojaban sus
lanzas - su misión era explorar y perseguir a las tropas enemigas para aumentar el
número de bajas -, mientras que la pesada la conformaban ciudadanos cartagineses,
soldados libio-fenicios - con yelmos, escudos blancos y corazas de hierro - y de tribus

20
Los ligures eran un pueblo de origen ibero que habitaba el sudeste francés y el noroeste italiano.
21
Los elefantes fueron capturados en el área del Sahara. Se trataba de una especie de menor tamaño al
asiático que hoy está extinta. Sus dimensiones permitían la colocación de una pequeña torre en la grupa
donde iban dos tripulantes y un arquero. Constituían un arma de doble filo, ya que al ser heridos o morir
su guía, podían volverse incontrolables y atacar a sus propias filas. Debido a esto, los guías poseían un
martillo y un cincel con el que matar al animal atravesando su espina dorsal.
22
GÓMEZ DE CASO ZURIAGA, J. (2005), pp. 85 – 91.

11
celtíberas23. Como fuerzas complementarias, el ejército cartaginés también poseía armas
de artillería, arqueros y honderos.

Según Polibio, Asdrúbal consiguió reunir a 70.000 hombres a pie y a 4.000 de


caballería, sumados a los 32 elefantes que llevaba consigo, mientras que Tito Livio
afirma que solamente poseía 50.000 infantes y 4.5000 soldados de caballería24.

Valoración y balance

El ejército romano poseía una disciplina ejemplar cuya acción daba buenos
resultados, mientras que el ejército cartaginés contaba con un número superior de
hombres pero con doctrinas y disciplinas diferentes, además de los elefantes que
suponían un arma visual bastante potente. Pese a que los cartagineses ganaban en
número, Escipión, consciente de eso, sabía que sólo podría ganar la batalla con una
maniobra a modo de factor sorpresa. Por otro lado, a pesar de que ninguna de las dos
partes contaba con una gran superioridad en caballería, ésta suponía una parte menor del
total del ejército y el arma más potente. En la Batalla de Ilipa la maniobra clave y la
decisión final la tendría la infantería en orden cerrado25.

3. LOS ESTRATEGAS

Ejército romano

El estratega de alto rango y respeto en el ejército romano era quien organizaba a


todas las huestes con una estrategia común. Después, cada legio estaba dirigida por seis
tribunos militares, personas de rango senatorial y elegidas por el Senado que constituían
los oficiales de las legiones. A su vez, cada legión estaba dividida en manípulos,
fraccionados a su vez, en dos centurias, comandadas por dos centuriones que eran
elegidos entre los soldados veteranos. El segundo al mando era el optio (asistente de
centurión), quien se encargaba de mantener las filas ordenadas, cuyo lugar se

23
ARRE CABALLO! [en línea]. “El ejército cartaginés o púnico”. En: https://arrecaballo.es/edad-
antigua/cartago-y-las-guerras-punicas/el-ejercito-cartagines-o-punico/ [Consulta: 03/05/2017]
24
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 330.
25
Existían dos posibilidades a la hora de establecer la formación de las huestes en una batalla: orden
abierto y orden cerrado. El orden abierto colocaba a los soldados de forma dispersa, con una distancia
entre cada uno de ellos de metro y medio, lo que les ayudaba a utilizar ciertas maniobras que requerían un
gran espacio. Por otro lado, el orden cerrado eliminaba el espacio entre ellos, en el momento del ataque.
Para moverse por el campo de batalla se utilizaba el abierto, mientras que para atacar, el cerrado.

12
encontraba en retaguardia de la formación. Por otro lado, otros cargos oficiales del
manípulo eran los signifer, quienes portaban los estandartes, y los tesserarius, que
supervisaban a los centinelas durante la noche26.

Como figura dirigente del ejército romano hay que destacar a Publio Cornelio
Escipión, más conocido como Escipión el Africano, apodado así tras derrotar a Aníbal
en Zama, África, en el 202 a.C. Fue un importante político que se convirtió en general
durante la Segunda Guerra Púnica27. Su llegada a Hispania en el 210 supuso el cambio
favorable que el ejército de la Península necesitaba. En tan sólo cuatro campañas, dio la
vuelta totalmente a la guerra a favor de Roma y consiguió expulsar al enemigo del
territorio, lo que le aseguró fácilmente la elección al consulado en 205, pese a que no
llegaba a la edad mínima exigida para el cargo. Su victoria en el campo de batalla se
logró gracias a una gran preparación, planificación y un adiestramiento impecable, que
consiguió convertir a Roma en la potencia militar dominante durante, prácticamente,
los cinco siglos siguientes28.

Ejército cartaginés

La estructura de mando del ejército cartaginés quedó fijada en el siglo V a.C.,


pero se trataba de un ejército formado para emergencias, es decir, sólo actuaba en caso
de guerra declarada. Los soldados estaban capitaneados por un general o estratega,
llamado comandante en jefe (prótos strategós29), en este caso eran dos: Asdrúbal
Giscón y Magón Barca, seguido de un segundo comandante o más (llamados
hypostrátegos) que se encargaba de dirigir a los Estados Mayores, oficiales de alto
mando, que representaban al Consejo Sagrado30. Por último, existían los boetarcos
(boétharchoi), que dirigían a las tropas auxiliares, y los oficiales subalternos que
dirigían a los grupos de mercenarios y aliados que, como ya se destacó anteriormente,
pertenecían a su mismo grupo étnico31.

26
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 49.
27
MILLÁN LEÓN, J. (1986), p. 283.
28
GOLDSWORTHY, A. (2008), pp. 335 – 336.
29
Este cargo siempre recaía sobre una persona de gran influencia dentro de las altas esferas políticas
cartaginesas.
30
Dentro del mismo Senado, el Consejo Sagrado constituía una de las instituciones fundamentales de la
antigua Cartago. Estaba formado por treinta senadores, quienes decidían dónde iban a estar los frentes,
quiénes los capitanearían, la administración del escenario de combate…
31
GÓMEZ DE CASO ZURIAGA, J. (2005), pp. 92 – 100; 125.

13
Destacaremos las figuras de los comandantes en jefe: Asdrúbal Giscón y Magón
Barca. El primero fue un general cartaginés que cooperó con los hijos de Amílcar Barca,
siendo mencionado por primera vez por las fuentes en Hispania en 214 a.C., y fue el
encargado de defender la Lusitania en la Península Ibérica. Magón Barca era el tercer
hijo de Amílcar Barca, hermano de Aníbal y Asdrúbal, que desempeñó un papel
importante como dirigente de las fuerzas de Cartago contra Roma en Iberia, la Galia e
Italia32.

4. LA PREPARACIÓN

Ejército romano

Escipión, pese a su juventud, fue un gran estratega militar. Dotó a sus soldados
de una gran preparación y disciplina en el campo de batalla a través de una serie de
entrenamientos y otras formas de adiestramiento que sabemos gracias a Polibio. El
historiador griego cuenta cómo los soldados romanos aprendieron a hacer tornar sus
caballos de izquierda a derecha y, viceversa, y a retroceder. También, los escuadrones
enteros aprendían a dar un cuarto de vuelta, a recuperar su puesto anterior, a dar media
vuelta en dos tiempos, a darla entera en tres, a partir repentinamente de las alae o del
centro de la formación en una o dos columnas, y a volverse a reunir sin perder el orden.
Además, los enseñaba a formar sobre una u otra alae, unas veces por vanguardia y otras
por retaguardia; aprendían a ser versátiles en el campo de batalla. (Plb., X, IV)33.

Ejército cartaginés

Es difícil conocer la forma de entrenamiento del ejército cartaginés debido a las


múltiples etnias por las que estaba formado, pero sí sabemos que tenía un carácter
helenístico, por lo que sus falanges estaban bien entrenadas: tenían una razonable
maniobrabilidad y eran muy potentes en ataque frontal. Por otro lado, los cartagineses
debían de saber utilizar el arco compuesto, de origen semita, aunque parece que no
todos lo sabían utilizar, sobre todo los mercenarios. Nuestras fuentes raramente hacen
referencia a su organización, pero sí sabemos que sus tropas eran profesionales que
32
MILLÁN LEÓN, J. (1986), pp. 283– 284.
33
IMPERIVM [en línea]. “Polibio de Megalópolis. Historia Universal bajo la República romana. Tomo II.
Libro X”. En: http://www.imperivm.org/textos/txt/polibio_hublrr_tii_lx.html [Consulta: 05/05/2017]

14
prestaban servicio durante largo tiempo, lo que garantiza que estarían entrenados de
forma efectiva y homogénea34.

5. LOS PLANES ENFRENTADOS

Para Roma, la Primera Guerra Púnica (262 – 241 a.C.), significó la salida de la
Península Itálica, con el dominio de las tres islas próximas. El Imperio Cartaginés al
perder esos territorios, se quiso compensar con una política expansionista sobre el
territorio de la Península Ibérica, aprovechando las fuentes de metales de Andalucía de
la Ruta de la Plata, consideradas las más ricas de la zona del Mediterráneo en la
antigüedad. En estos momentos, las relaciones entre los dos bandos no eran del todo
hostiles. De hecho, se reemprendieron los contactos comerciales, por lo que era muy
común ver a comerciantes cartagineses trabajar en Roma y viceversa. La paz se firmó
en 241 a.C. y duró veintitrés años, si no se tiene en cuenta las hostilidades romanas en
Cerdeña en el 238, cosa que incrementó el resentimiento contra Roma por parte de toda
la población púnica35.

De todas formas, ambos bandos querían continuar con sus políticas


expansionistas y perpetuar con su objetivo mutuo de hacerse con el control hegemónico
del Mediterráneo Occidental, por lo que, tras la conquista de Sagunto (219 a.C.),
comenzó, un año después, la Segunda Guerra Púnica en la Península Ibérica (218 – 201
a.C.), al infringirse el tratado territorial que Roma y Cartago habían firmado y cuyo
límite era el río Iberus (Ebro). La toma de Sagunto cogió por sorpresa a Roma, ya que
pensaba que Cartago se sometería a la presión diplomática del tratado. Sin embargo, tras
las últimas victorias de la familia Bárquida, los cartagineses se vieron lo
suficientemente preparados como para derrotar a su viejo rival.

Tras las batallas en Sicilia, entre el 215 – 210 a.C., y el desastre romano del 211,
las huestes romanas consiguieron permanecer en un pequeño enclave al norte del
Ebro36. Fue enviado Escipión el Africano en 210 para salvar la situación y en la Batalla
de Baecula, del 208, se enfrentó por primera vez a los cartagineses tras la toma por

34
GOLDSWORTHY, A. (2008), pp. 35 – 36.
35
V. Fig. 1.
36
GOLDSWORTHY, A. (2008), pp. 169 – 172.

15
sorpresa de Qart Hadasht (la bautizada Cartago Nova, actual Cartagena) en 20937, cuyo
objetivo era frenar la marcha de Asdrúbal Barca hacia Italia, teniendo como resultado la
victoria para los latinos38. De esta forma, llegamos a la Batalla de Ilipa en 206 a.C., en
la que Escipión buscaba librar una batalla en campo abierto con la que finalizar la
guerra en Hispania de un solo golpe39, y, de hecho, lo logró.

6. EL DESARROLLO

El avance de Escipión desde el Alto Guadalquivir por la orilla norte obligó al


comandante cartaginés a cambiar de táctica y atravesar el río40 (Fig. 3). Allí, Asdrúbal
Giscón se asentó en un terreno elevado fácil de defender, frente a una gran llanura
(Livio, XXVIII, 16; App., Iber, 2841), que se situaba cerca de una ciudad llamada Ilipa
Magna, lugar localizado actualmente en la actual Sevilla, cerca de Alcalá del Río. Por
otro lado, Escipión reunió a su ejército en el mismo lugar, en un montículo situado
frente al adversario y, ansioso por empezar una acción decisiva avanzó hacia Asdrúbal,
ya que el año anterior se le había esfumado la oportunidad (Fig. 4).

Podemos dividir la Batalla de Ilipa en cinco fases42:

1. Escaramuzas de tanteo

Magón Barca dirigió a la caballería cartaginesa contra el ejército romano, en un


ataque sorpresa, pero debido a la preparación de Escipión no los cogieron
desprevenidos. Además de esta tradicional avanzadilla, cuyo objetivo era cubrir la
construcción del campamento, Magón había ocultado una unidad de caballería detrás de
una de las colinas y cuando ésta avanzó, dirigida por el númida Masinisa43, la caballería
romana cargó de forma inesperada contra su flanco, creando un gran desbarajuste en sus
planes. De esta forma, el ejército púnico perdió aquí su primera carga. Comenzaron a

37
V. Fig. 2.
38
MILLÁN LEÓN, J. (1986), pp. 283.
39
GOLDSWORTHY, A. (2008), pp. 326 – 329.
40
MILLÁN LEÓN, J. (1986), p. 290.
41
Ibíd., 297.
42
V. Fig. 6. Representa tres fases, sin contar las escaramuzas de tanteo, el proceso de retirada y huida
final.
43
Masinisa (238 – 148 a.C.) fue el primer rey de Numidia, actual Argelia. Fue aliado de Cartago junto al
general Asdrúbal Giscón, para quien dirigía a sus jinetes númidas. Gracias a su participación consiguieron
liderar una exitosa campaña contra los romanos.

16
retroceder, viéndose presionados, hasta que este hecho se convirtió en desbandada, fruto
del pánico. Fueron perseguidos hasta sus propias líneas, con bajas incluidas (Plb. XI,
21, 1- 6; Livio XXVIII, 13, 6 – 10)44. Esta pequeña victoria levantó el ánimo del
ejército romano.

Durante los días siguientes, los dos ejércitos se vieron envueltos en pequeñas
escaramuzas que protagonizaban la caballería y las tropas ligeras, sin llegar a avanzar lo
suficiente como para entrar en combate. Con estas pequeñas avanzadillas seguían
simulando su coraje y su destreza, pese a que ninguno de los bandos salía a formar
demasiado pronto, lo que significa que ninguno de los dos quería comenzar el combate
inmediatamente. El bando cartaginés siempre era el primero en sacar sus tropas del
campamento y avanzar y, acto seguido Escipión sacaba a su propia columna a avanzar y
salir a las puertas del campamento, como respuesta.

2. El día de la batalla: La escaramuza inicial

Pronto Escipión, daría el primer paso, confundiendo al enemigo. Dio orden a sus
soldados para que estuvieran preparados en orden de batalla al amanecer del día
siguiente, no sin antes convocar a los tribunos en su consilium para dar nuevas órdenes
y explicar la maniobra que pensaba realizar al día siguiente, cuya acción alteraba el
orden de batalla establecido. Antes del alba, hizo salir a la caballería romana y a los
velites con orden de aproximarse al campamento enemigo lo más cercanamente posible.
Tras ellos, salió el resto del ejército formado en columnas45, las cuales se fusionaron
hasta formar una línea de combate: en el centro se situaron los guerreros iberos y en los
flacos, los romanos y latinos, cambiando el orden que utilizaba habitualmente. Fueron
avanzando hasta llegar al interior del campamento cartaginés, a quienes pillaron sin
haber tomado el desayuno aún. Asdrúbal respondió con su caballería y las tropas
ligeras, que lograron hacer retroceder a las romanas; se dio cuenta de que Escipión
había cambiado de estrategia y que era demasiado tarde para cambiar la suya46. Ambas
formaciones estuvieron una enfrente de la otra durante mucho tiempo (quizás durante
horas), mientras sus respectivas tropas ligeras continuaban luchando.

44
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 330.
45
Una columna es un modo de formación militar constituida por una sucesión de hileras de soldados,
colocadas una detrás de otra, ordenadamente.
46
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 331.

17
3. El despliegue

Debido a que el choque de las infanterías parecía igualado e indeciso, el general


romano reunió a los velites para que formaran en las alae, antes de comenzar el avance
general. Ordenó avanzar lentamente a las tropas iberas, aunque no queda claro quien
estaba al mando. Las alae, compuestas por la caballería y las legiones latinas, estaban
comandadas por la derecha por Escipión, mientras que las izquierdas, por Marco Junio
Silano47 y Lucio Marcio48. Tras hacer marchar a sus hombres en la usual triplex acies,
Escipión ordenó que giraran a la derecha para formar tres columnas paralelas a la línea
de combate enemiga. El ala izquierda giró sobre sí misma para, según explica el propio
Goldsworthy:

“Reflejar como en un espejo el cambio de formación. Una columna estrecha en el frente


tenía la posibilidad de moverse siempre más rápido que una formación compacta, ya
que se topa con menos obstáculos y sus oficiales no necesitan detenerse y volver a
formar sus unidades a intervalos regulares.” (GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 33249)

4. El choque

Cuando consiguieron estar lo suficientemente cerca, las alae giraron de nuevo


noventa grados y marcharon formando la triplex acies, yendo de frente hacia el
adversario, con el objetivo de envolver al enemigo y rebasar sus flancos. Se encontraban
ya muy cerca de la infantería ibera cartaginesa, de hecho, esta maniobra era una
variación del método tradicional romano de despliegue. Nunca se habría conseguido si
no fuera por la magnífica disciplina y preparación del ejército romano.

El ejército de Asdrúbal se quedó atónito ante esta maniobra, viendo cómo las
columnas romanas avanzaban de una forma tan arrogante hacia ellos. Asdrúbal se quedó
paralizado. No daba crédito a que el ejército de Escipión pudiera cambiar de maniobra
tan rápido. Sólo podía pensar en dos posibilidades, pero todas sin salida: si hacía
avanzar a los libios de la infantería para que se interpusieran a las alae romanas, sus
propios flancos iberos quedarían expuestos50. Por otro lado, si se decidía a cambiar de

47
No hay referencias sobre este personaje.
48
Cayo Lucio Marcio Séptimo era un miembro de la orden ecuestre que salvó la situación en el 211 a.C.,
por lo que Escipión lo trató con honores en próximas batallas, poniéndole al frente de una de las alae. De
hecho, fue muy popular entre las tropas, por lo que fue aclamado jefe del ejército y procónsul, cosa que el
Senado denegó, posteriormente.
49
Cfr. GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 332.
50
Ibíd., 332.

18
maniobra se arriesgaba a destrozar su ejército: lo único que lograría sería confundir a su
línea de combate, con pocas posibilidades de victoria. En definitiva, la maniobra
romana se calcula pudo durar alrededor de una hora, teniendo en cuenta el poco tiempo
de respuesta cartaginés.

Todas las alae romanas atacaron con ímpetu: los velites lanzaban armas
arrojadizas a los elefantes, desde ambos frentes, provocando la estampida de la gran
mayoría de ellos, dañando del mismo modo a romanos y cartagineses. Los soldados del
centro del ejército púnico siguieron sin implicarse durante algún tiempo hasta que
fueron atacados por los aliados indígenas de los romanos, con un ataque cuerpo a
cuerpo51.

5. La retirada cartaginesa

Pronto comenzarían a retroceder sobre sus pasos hasta que todo el ejército
cartaginés retrocedió, manteniendo sus filas. De esta forma, la presión comenzó a
aumentar cuando los romanos se lanzaron hacia delante logrando que su adversario
cayera y huyera hacia unas colinas próximas. Entonces, por un momento, parecía que se
comenzaban a organizar de nuevo para luchar pero cuando los romanos retomaron el
ataque, emprendieron de nuevo la desbandada total hacia su campamento52. Una fuerte
y repentina lluvia torrencial impidió que los romanos arrasaran el campamento
cartaginés. El mal tiempo lo único que simbolizó fue el fin de la batalla (Plb., XI, 24;
Livio, XXVIII, 12, 15; detalle omitido, en cambio, por Apiano) 53.

7. CONSECUENCIAS DE LA BATALLA

Inmediatas

Tras pasar toda la noche bajo la inmensa lluvia, Asdrúbal Giscón se dio cuenta
de que los contingentes iberos estaban abandonando a su ejército. De hecho, Escipión
entabló amistad con los caudillos de dos de las tribus: Edetón, líder de los edetanos e
Indíbil, líder de los ilergetes, quienes se unieron fielmente al ejército vencedor para que

51
V. Fig. 5.
52
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 333.
53
MILLÁN LEÓN, J. (1986), p. 294.

19
sus prisioneros indígenas fueran liberados. El resto de las tribus iberas se reunieron con
los romanos con el objetivo de crear una alianza con Escipión54.

Asdrúbal, al advertir que no contaba con ninguna posibilidad de victoria ordenó


la retirada y, Escipión, exaltado por el éxito, siguió persiguiendo al contrario. Bloqueó
el paso del Guadalquivir, por lo que Asdrúbal tuvo que huir por la orilla derecha del río
(Fig. 7). De esta forma, éste y Masinisa consiguieron llegar a la costa y embarcar hacia
el norte de África, mientras que Magón huyó a Gades (Livio, XXVIII, 16, quien destaca
que el mar no se encontraba lejos de allí55). Posteriormente, en el año 202 a.C., Escipión
derrotaría finalmente al ejército cartaginés, de manos de Aníbal, en la Batalla de Zama.
Volviendo a la época que nos concierne, Escipión recompensó a los heridos y a los
veteranos de la batalla, repartiendo tierras de la zona del Valle del Guadalquivir y, más
tarde, ese mismo año, fundaría la ciudad de Itálica56.

Asimismo, el ejército cartaginés, abandonado por sus líderes, se disolvió. En


cambio, los romanos se organizaron para realizar expediciones con el fin de someter a
los cautivos e indígenas que aún no se habían rendido a Roma. Magón, en Gades,
descubrió que algunos de sus aliados con los que había desertado estaban tramando
rendir la ciudad a los romanos, lo que fue una señal clara del hundimiento de la fuerza
cartaginesa en la Península.

Poco después, Escipión cayó enfermo de gravedad y los rumores sobre su


muerte pronto se extendieron. Debido a esto, Indíbil, lanzó una numerosa rebelión
contra el ejército romano, el cual contraatacó con 8.000 hombres57. Los cabecillas del
motín fueron ejecutados y a los soldados romanos se les otorgó la famosa paga por la
que tanto imploraban. Algunos de estos hombres llevaban en la Península Ibérica cerca
de una década, mientras que otros llevaban la mitad, por lo que esa paga se esperaba con
fervor ya que la guerra había terminado. La revuelta fue aplastada pero Indíbil huyó,
hasta que fue asesinado cuando intentó revelarse por segunda vez, cuando ni siquiera

54
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 334.
55
MILLÁN LEÓN, J. (1986), p. 297.
56
Ibíd., 296.
57
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 334.

20
Escipión se encontraba ya en la Península58, sino que había regresado a Italia a presentar
su informe59.

Tras la marcha de Escipión, pronto comenzaron de nuevo las revueltas,


protagonizadas por los caudillos de las tribus, demostrando la “lealtad” que habían
jurado. Éste, en cambio, antes de marchar ya se dedicaba a organizar y a planear una
campaña militar sobre el corazón púnico de África y así lo haría después60.

A largo plazo

La victoria sobre el ejército cartaginés supuso el fin de la presencia cartaginesa


en la Península Ibérica, así como el comienzo de la romanización en España que
ocasionaría la conquista de todo el territorio, más tarde o más temprano. Roma llegó a la
Península para instalarse hasta la caída del Imperio romano a finales del siglo V d.C.,
como puede observarse en las ruinas, arquitecturas, vestigios arqueológicos y otros
testimonios romanos que posee nuestro país, de norte a sur61.

8. VALORACIÓN CRÍTICA DE LA BATALLA

De los dos estrategas, Escipión fue el más astuto y previsor. Primeramente, forzó
a los cartagineses a salir al campo de batalla precipitadamente antes de desayunar,
esperando a que el cansancio, el calor del medio día - que según las fuentes era
asfixiante –, el hambre y la sed agotaran sus fuerzas. Por otro lado, siendo consciente de
su inferioridad numérica, el Africano, utilizó el factor sorpresa como estrategia para
conseguir la victoria. De igual modo, aplicó cambios en la formación para conseguir
ganar una batalla que a todas luces parecía perdida. Colocó a sus aliados iberos en el
centro de la formación, mientras que en las alae colocó a las huestes latinas,
absolutamente al revés. La formación clásica romana de época republicana se establecía
de la siguiente manera: en un sistema de relevos, primero se situaba la infantería ligera

58
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 335.
59
Tras la guerra, Escipión tuvo que redactar un informe oficial sobre la batalla, indicando los
presupuestos, las bajas humanas y otros detalles militares, que fue presentado ante el Senado en Roma.
60
GOLDSWORTHY, A. (2008), p. 336.
61
Ibíd., 290.

21
(velites), seguidos de la infantería media (hastatii) y custodiados éstos por los veteranos
del ejército (triarii), y a su vez, por la caballería.

Como conclusión, pese a que el ejército cartaginés era superior numéricamente,


la inteligente estrategia utilizada por Escipión, hizo del ejército romano el vencedor. De
esta forma, pudo comprobarse que la razón y el talento pudieron más que la simple
fuerza.

22
9. APÉNDICE

Fig. 1. Mapa que muestra las principales operaciones realizadas durante la Segunda Guerra
Púnica.

Fig. 2. Estado y territorios dominados por ambos bandos en Hispania durante el conflicto.

23
Fig. 3. El avance de Escipión por la orilla norte del Alto Guadalquivir obliga a Asdrúbal a
cambiar de táctica y atravesar el río.

Fig. 4. Zona geográfica del conflicto, en las cercanías de Ilipa. Planteamiento e hipotética
ubicación de los campamentos militares.

24
Fig. 5. Reconstrucción esquemática de la Batalla de Ilipa (206 a.C.).

Fig. 6:
Reconstrucción
por fases de la
batalla.

25
Fig. 7. Bloqueado el paso del Guadalquivir, Asdrúbal tiene que huir a Gades por la orilla
derecha del río.

26
10. BIBLIOGRAFÍA

Libros y artículos de revistas

 GOLDSWORTHY, A. (2008): La Caída de Cartago: Las Guerras Púnicas,


265 – 146 a.C. Madrid: Ed. Ariel.
 GÓMEZ DE CASO ZURIAGA, J. (2005): “El ejército cartaginés en la
Primera Guerra Púnica”. En Revista Eivissa: Guerra y Ejército en el Mundo
Fenicio-Púnico. XIX Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica (Eivissa,
2004), pp. 73 – 127.
 MILLÁN LEÓN, J. (1986): “La Batalla de Ilipa”. En Revista Habis, Nº 17,
pp. 283 – 303.

Enlaces web

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Publicado el 13/09/2011. En: http://adrianapolis.com/blog/la-legion-
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 FOTOS Y OTRAS PEREGRINAS CURIOSIDADES… [en línea]. “Ilipa
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18/04/2017]

Vídeos multimedia y recreaciones 3D

 YOUTUBE [en línea]. “Batalla de Ilipa – Cinemática Romell”. Publicado el


14/09/2016 por Juanki Caese. En:
https://www.youtube.com/watch?v=c4KUgC0MPgE [Consulta: 05/05/2017]

27
 YOUTUBE [en línea]. “Battle of Ilipa, 206 B.C.”. Publicado el 26/10/2010
por TheArtofBattle. En: https://www.youtube.com/watch?v=1ro8vhlk_ow
[Consulta: 05/05/2017]
 YOUTUBE [en línea]. “La batalla de Ilipa”. Publicado el 04/10/2013 por
Javitrin Vega. En: https://www.youtube.com/watch?v=gWchE-
URHDE&t=13s [Consulta: 05/05/2017]

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