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La salud del agroecosistema se caracteriza por dos principios, el primero Ceteris paribus el cual

hace énfasis en la importancia de todos los componentes del sistema y las relaciones que se
desarrollan en el ambiente, el segundo desde la belleza del ojo del observador, que tiene en cuenta
la importancia del contexto y la percepción del observador.
Resalta la importancia de la analogía del término salud del agroecosistema con la definición de
salud de la Organización Mundial de la Salud, donde se plantea que la salud permite al individuo
ser capaz de satisfacer necesidades y tener en cuenta el medio ambiente.
Es posible obtener una mayor sostenibilidad cuando se maneja al sistema como un todo desde un
enfoque holístico diferente a la agricultura tradicional donde se centra en controlar un problema
específico sin tener en cuenta los demás componentes que están inmersos en el agroecosistema.
Los agroecosistemas deben ser analizados como un todo (suelo, relación entre animales,
microorganismos, componente vegetal y ambiental), de esta manera es posible identificar cuando
hay interferencias en el agroecosistema que ocasionan su división.
La ruptura del agroecosistema es el origen de problemas asociados con plagas y enfermedades que
afectan las dinámicas de competencia y predador-presa, por ejemplo, Opsiphanes cassina, larva que
se alimenta de foliolos de palma de aceite generando grandes pérdidas. Esta plaga puede llegar a
ser controlada a través del uso de Bacillus turingensis que se comporta como predador regulando
las poblaciones de la larva.
Aún existe una visión reduccionista de acuerdo con la cual la salud del sistema depende de los
subsistemas que lo conforman individualmente, hecho que puede llevar a pensar que un subsistema
al encontrarse sano es evidencia suficiente de que también lo está el sistema completo cuando en
realidad puede estar sometido a algún tipo de estrés, por ello se recomienda centrar la atención en el
sistema completo y en las interacciones que se han llegado a establecer entre los subsistemas que lo
conforman.
Las analogías en las que se apoya el artículo para explicar la mayor parte de las relaciones que
existen en el ambiente resultan bastante acertadas, por ejemplo, los músculos son considerados
subsistemas que funcionan en torno a un sistema complejo que es el cuerpo humano y todos los
subsistemas que componen al cuerpo humano buscan llegar a un estado de homeóstasis, de manera
que el bienestar se alcanza en conjunto y no de forma individual. El modelo de Lotka-Volterra
plantea la relación entre depredador y presa, en donde los cambios marcados en el ecosistema van a
generar un desequilibrio, por ejemplo, el exceso de presas o depredadores pueden llevar a un estado
de caos.
El ecosistema se encuentra en equilibrio cuando no está sometido a ningún tipo de explotación, en
el momento en que es utilizado para producción agrícola pasa a convertirse en un subsistema del
sistema general, de manera que cada cambio que se realice tendrá un impacto en el subsistema y por
ende en

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