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U00106085
El preámbulo de este texto, sintetiza de manera explícita la esencia del paisaje, describiendo el
paisaje de Santander; para Tomas Vargas Osorio, el lugar que planteaba era el de la ilusión por
paralela del paisaje y la cultura. El paisaje es la forma que un pueblo le ha dado al lugar donde
vive. El hombre es definido como un ser con alma de animal quien a diferencia de este último,
cual le permite adquirir cultura, incluso su carácter se asemeja al del ámbito que lo habita.
y en especial a la falta de autoridad del pueblo debido a que las decisiones son tomadas en torno
al poder. Cuando el hombre empieza a integrarse a la nueva civilización lo único que queda son
concepciones, recuerdos, usos o costumbres desvirtuadas, cosas, artesanías, las cuales son
consideradas “pasadas de moda” debido que la civilización quiere siempre estilizar la cultura.
El paisaje sigue siendo la identificación de la época campesina, aun se observan los estoraques,
ranchos, arboles solitarios, los caminos pero la sociedad no conmemora esto, la sociedad del
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siglo XX prefiere llenarse de elementos modernos para ser considerado a la “moda”, a lo que
épocas anteriores.
Vargas Osorio, argumenta que se necesita construir un pueblo a partir de la unión entre la cultura
regato, una maceta de rosas, necesarias para el hombre, el cual debe dedicar un esfuerzo
prodigioso para que ese valle exista, este ha tenido que crear hasta la propia naturaleza. “Se
observa una naturaleza monástica de cuyas grietas brota el dolor áspero de los cactus. Contra
el fondo azul una cabra montaraz recorta su silueta delgada y fina1 [CITATION Tom01 \p 23 \l 9226
]”
Uno de los pueblos de Santander posee un paisaje característico, similar a la edad media, las
casas tan amplias con un interior fresco y profundo debido a que las delimitan las copas de los
naranjos, las calles estrechas y empinadas difíciles de transitar pero necesarias para contemplar
dicha belleza, los jardines, las grandes tachuelas de cobre, una sala espaciosa eran lo principal de
los hogares de aquellos habitantes pero hoy en día, la inmersión de la modernidad ha destruido
un centenar de paisajes, la vegetación se vuelve escasa, se ven ruinas de solares antiguos que
rara fidelidad, las peculiaridades plásticas del paisaje en que actúa”2 [CITATION Tom01 \p 26 \l
sus ideas con el mundo, su entorno y la historia, todo lo que observa es esencial para empezar
una nueva era, cada camino que se observa en los pueblos inducen al comienzo de algo, en
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especial para aquel ser solitario quien es considerado dueño y amo de las tierras; engendra
nuestro tiempo.
Aunque los colonizadores, los políticos se han involucrado en tierras como El Valle del río de
oro, aún siguen presentes la cultura y las costumbres de un pueblo, salir a conversar en los
portones, fumar tabaco en las tardes, aquellas mujeres que van hacia el rio con sus tinajas de
barro, la presencia de hojas de sábila en las puertas de la casa para impedir que lleguen los
espíritus son visibles en este pueblo incluso la subsistencia de algunas familias sigue siendo
En otras ciudades, cercanas al río se contempla una vida más efímera, debido a que las ganancias
del trabajo son utilizadas para la “diversión”, existe una sociedad heterogénea entre distintas
culturas quienes no poseen preocupación alguna por la muerte, su vida no tiene valor
trascendental, esta ciudad ha surgido desde que existe la extracción de petróleo pero también esta
La coexistencia de dos estilos de vida distintos ha surgido desde la modernidad, aquellos pueblos
viejos quienes mantienen sus costumbres, son estos mismos quienes han sido invadidos por
aquellas personas que poseen un espíritu nómade y democrático con ansias de eliminar lo
El Santander de hace diez años posee elementos característicos de su paisaje quien permitía al
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honda y cálida. La vida no había sido invadida por la modernidad, por las ruedas, por hoteles ni
por la tecnología, aún existía lo sencillo, inocente y claro de los pueblos incluso se percibía la
alegría de los habitantes por su folklore, cantando sus coplas tradicionales, las cuales poseen una
profundidad filosófica, sin ser eliminadas por una canción forastera que no penetra el alma de ese
pueblo.
Ya se ha perdido el pensar de años y años con el fin de acumular prodigiosas reservas filosóficas,
repulsión de lo sobrante no es tan fácilmente observable. Incluso su música ha sido abatida por
observan mansos bueyes incluso han desaparecido las ventas de aquellas clásicas posadas donde
el viajero se hospedaba.
Santander, alma y paisaje nos muestra a través de fotografías y textos complementarios no solo
las riquezas naturales y humanas de la región sino también la condición del ser santandereano,
Vargas Osorio contempla comparaciones entre el ayer de una región y la actualidad de esta
misma, se argumenta un notable cambio que no es característica de todos los pueblos; algunos
Aunque desde niño se inculca el amor y el respeto por su tierra, el orgullo y la necesidad de
cuidar el entorno telúrico como fundamento de identidad, como elemento de cultura y como
distanciado enormemente las costumbre creando una brecha entre lo propio y lo extranjero.
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Bibliografía
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Vargas Osorio, T. (2001). Santander, Alma y Paisaje. Bucaramanga: Universidad Autónoma
de Bucaramanga.