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Sandor Marai Espresso Bar
Sandor Marai Espresso Bar
Sándor Márai
¿Qué es el espresso, el bar del café exprés?… Vamos a observarlo sin llamar
la atención, muy respetuosos. Es un establecimiento pequeño, no es un local
nocturno, no es una taberna, no es un café, tampoco es el oscuro cuarto donde
se toma aguardiente, que antiguamente se llamaba Diele en Alemania. El
espresso bar es un lugar decente y recatado. En la mayoría, no sirven bebidas
alcohólicas, solo café, siropes, limonada, y otras clases de brebajes con
vitaminas como el zumo de tomate o de pimiento. Verás, que el espresso bar
es un local arreglado para estancias cortas: las mesas son pequeñas, por eso yo
que soy un hombre corpulento a la antigua, acostumbrado a las dimensiones
del café, me siento un poco tímido en las sillas liliputienses que no me acogen
del todo. Seguramente me lo merezco… Hay una barra con una máquina
niquelada de la que, la fuerza eléctrica extrae, a presión, el café bien cargado
y caliente. Hay un barman antialcohólico que maneja la cafetera, prepara los
siropes y los minúsculos sándwich. Todo eso ha sido inventado en Italia y es
propio del espíritu nervioso italiano que está hecho de rabos de lagartija. Al
italiano no le gusta sentarse cómodamente en el espresso bar, es más, ni
siquiera se sienta, solo entra por un momento, se toma el café de un trago,
charla un ratito apoyado en la barra, y se va corriendo, con el cabello y la
gabardina flotando detrás. El espresso bar es un género corto, no es épica,
sino una clase de obra pequeña. Ahora proliferan en Budapest como setas
después de la lluvia. En cada calle concurrida, se ha abierto uno o dos. Todos
son frecuentados, todos están en penumbra, todos son estrechos, están
abarrotados de gente, son incómodos siguiendo la moda, pero en casi todos,
tienen buen café y bocados con guisantes y mayonesa. Es otro mundo, mi
amigo. Mejor estar alerta.