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• cuento
EILEEN G. ZAPATA HATA-
DACHY MACIN ISAURA
OCAÑA
• relato
ANDRÉS B. MORENO N.
SARAH DEVRIES
• ensayo
ERICK GALÁN CASTRO
JANETH KRISTEL CORTES
TORRES
• poesía
ESTELA MONTEMIRA FCO.
ALEGRÍA TOMÁS CARPIO
CARLA PORTUGAL ALE-
JANDRO HIROSHI...
Aria...
Granola gourmet
Melina García Robles
Ve n t a s y c o n t a c t o : 2 2 8 4 0 4 9 8 4 3
PRESENTACIÓN
Marcos Iniesta
Director Gral.
X a l a p a Ve r a c r u z , 2 0 2 0
Jaranas Tradicionales
Rubén Montiel Ral
22 88 46 75 45
CONSEJO EDITORIAL EDITOR
Marcos Iniesta
Marcos Iniesta
director gral. PORTADA:
Cecilia Gabriela Natividad
Carlos Palacios Zacarías
difusión
CONTACTO:
fb: Aria Editorial revista_aria@hotmail.com
contacto: revista_aria@hotmail.
com PUBLICIDAD:
Xalapa, Ver. revista_aria@hotmail.com
registro en trámite ©
Azul y naranja violeta
•El largo dia;
se me cansan los ojos
mirando al mar.
-Tan Taigi
Gut i é r re z Z amora # 9 7 C ol. C ent ro, c p.
91000. X a l ap a, ve r. Telé fono 2 288902822.
C elu l ar y w hat ' s 2 2 8 2 0 9 4 1 7 3 t int a c afeli-
bre r i a @ g mai l. c om, f ac eb o ok: t int a C afé
I N D I C E
•CUENTO
Ailu y las batallas en Laponia........................................................15
De cuartos y humedades................................................................19
La tradición familiar........................................................................20
Una caja y cuatro velas....................................................................27
•RELATO
Los buenos chaneques....................................................................33
Inestabilidad.....................................................................................39
Soy la muerte....................................................................................42
•ENSAYO
Hacia un concepto relacional de la religión................................49
De la experiencia cotidiana a la experiencia feminista..............85
•POESÍA
Confidencia......................................................................................95
Disparo a la nada............................................................................96
La casa de Nadie / Verano / Chachalacas..................................103
Orillas de un momento.................................................................105
Nocturna / Después de las veintres horas ................................107
No te lo pediría.............................................................................112
Acróbata.........................................................................................113
En espera........................................................................................114
Dónde quedarse.............................................................................115
Motivos para no morir..................................................................116
Haikus.............................................................................................117
•
C U E N T O
•
AILU
y las batallas en Laponia.
Eileen González Zapata
15
blanca, se cuenta que, antes había vikingos y las mujeres eran
guerreras.
16
cuando sus dedos dejaron mi pelo para ir a mi espalda, y de mi
espalda, a las piernas y luego más adentro...y me quedé quieteci-
ta. Me asusté, pero los dedos no me lastimaban y había una son-
risa en su rostro, luego todo fue aún más confuso. Tuve miedo
pero no me moví, una vergüenza hervía dentro de mí, yo sentí
como me puse roja y seguí jugando, después me moví rápido y
sin hablar. Él paró.
17
El caminante y su sombra
DE
cuartos y humedades
Hatadachy Macin Cabañas
19
LA
tradición familiar
Isaura Ocaña
20
- Estaba ansioso por llegar. – El muchacho de cabello negro se
acercó para besar a Luisa. Su aspecto era el de cualquier estu-
diante. Se detuvo un momento para oler el perfume de Luisa.
Era ya una costumbre entre ellos.
- Supongo que tienes hambre. – Luisa hizo un gesto con la
mano para que pasara y el muchacho sonrió a Luisa como si le
hubiera leído el pensamiento- Muy bien, ya sabes hacia dónde
ir.
Ambos caminaron en dirección al comedor, el muchacho dejó la mo-
chila en el piso y se sentó frente a uno de los platos sobre la mesa.
Luisa tomó la vajilla sobre la mesa y fue hacia la cocina, entonces los
colocó en la barra, sirvió en los platos una ración de estofado y una
de puré. Después, abrió el estuche de cuchillos y sacó el de sierra para
cortar un baguette que se encontraba en una bolsa de papel, se sentía
suave entre su mano, lo estrujó un poco mientras crujía cuando lo
traspasaba el cuchillo, puso los trozos en una canastilla y, como pudo,
llevó todo a la mesa del comedor.
Primero puso la canastilla con pan sobre la mesa y luego aco-
modó los platos ya servidos. Se inclinó un poco para acomodar el pla-
to del muchacho, quien no pudo evitar ver los pechos que se asoma-
ban por el escote del vestido y se encontraban cerca de su cara. Bajó
su mano al bulto que empezaba a asomarse por su pantalón y respiró
profundamente para tranquilizarse. Si Luisa lo notó, no dijo nada. Ella
acomodó el otro plato que estaba en su sitio y fue por un vino, con
sus respectivas copas, para colocarlo en la mesa. Regresó pronto al
comedor, sirvió el vino en las copas, mientras miraba al muchacho
ansioso por empezar el banquete, y en cuanto terminó, se sentó para
comenzar a comer.
- Ya se está haciendo costumbre que llegues tarde, ¿No lo crees?
- Luisa llevó un bocado a su boca y lamió sus labios para quitar
los restos.
- Los maestros nos retienen un buen rato y mi madre anda de
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paranoica. Hoy me llamó al salir de la clase, parece que no ha
comprendido que ya estoy en la universidad y le recordé que
hoy venía para acá. Me caga que se meta en mis cosas. – Dio
un sorbo de vino. - No entiendo cómo la has soportado tanto
tiempo y tampoco entiendo cómo convenció a mi jefe para que
se casara con ella.
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bajó la parte superior de su vestido, dejando al descubierto un fino y
firme pecho, lo que logró excitar más a su sobrino; quien con una de
sus manos masajeaba de manera constante su miembro y con la otra
frotaba el pecho de Luisa.
Luisa tomó la mano que se posaba sobre su pecho y comenzó
a chupar los dedos uno por uno, los succionaba lentamente, la mirada
que dirigía al muchacho era intensa. Esa acción enloqueció de placer
a su sobrino, que dejó de masajear su miembro y sacó la mano de la
boca de Luisa, entonces la sujetó firme del cabello con una y, con la
otra, se deshizo de la tanga de encaje negro para luego introducir su
mano en su sexo. Luisa estaba tan mojada que los dedos de su sobrino
resbalaban fácilmente, su cara se enrojecía con cada roce y su respira-
ción se iba pareciendo más a pequeños gemidos.
Su sobrino sacó la mano, tomó a Luisa por la cintura y la pe-
netró fuertemente, mientras Luisa se sujetaba al borde de la mesa para
no caerse. A veces olvidaba que su sobrino ya era todo un hombre y
la impresionaba la fuerza que tenía, a pesar de su aspecto desgarbado,
pero cuando estaba dentro de ella recordaba que ya no era ese niño
de secundaria al que había enseñado a masturbar a las mujeres.
- Eres…. Aaah… increíble…- dijo Luisa entre gemidos y su
sobrino la besó apasionadamente.
- ¿Te gusta? - dijo contra su boca y mordió su labio. Comen-
zaban a resbalar gotas de sudor sobre su pecho. - Ven.
Cesó de penetrar a Luisa y la bajó de la mesa. La tomó de la mano y la
condujo hacia la sala, era una habitación espaciosa, que se veía oscura
debido a las costinas que cubrían la ventana. Sentó a Luisa en el sofá
más grande de la sala y puso su miembro frente a ella.
- Come. – Le dijo.
Luisa lo tomó entre sus manos y se lo metió lentamente a la boca.
Dentro, fuera, dentro, fuera. La velocidad iba incrementando y él se
esforzaba por contener los gemidos que amenazaban con salir de su
boca, su respiración se entrecortaba. De pronto, y sin previo aviso, la
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apartó y jaló su cabello hacia atrás, la reacción de Luisa fue lamer sus
labios para quitar los restos del saborcito salado que conocía desde
años atrás.
- Voltéate. – al escuchar esas palabras, Luisa sonrió y su mirada
se tornó más oscura.Ya sabía lo que le esperaba. - Voltéate, dije.
Él la volteó bruscamente y la sujetó con un brazo por los hombros.
“¿Eso te gusta?” le susurraba al oído y, antes de que pudiera contestar
nada, la penetró con ímpetu. PAM, PAM, PAM. Luisa gemía y por
más que trataba de voltear, él la inmovilizaba contra el sofá. La poseía
como amo y señor de su cuerpo. Luisa disfrutaba del forcejeo, le ex-
citaba sentirlo tan hombre y comenzó a moverse más rápido, sentía el
clímax cerca, en ese instante se detuvo.
- Sigue, no te detengas. - suplicaba Luisa, mientras su sobrino la
miraba con un leve rastro de malicia en los ojos. - ¡Métemelo,
carajo! Estaba a punto de llegar.
Él hizo caso omiso a los reclamos de Luisa y la jaló del brazo para
guiarla al comedor, ella se resistía, pero era mayor la fuerza de su sobri-
no.Tomó la botella de vino y dio un trago a lo que quedaba, mientras
miraba a Luisa desesperada por un final feliz. Colocó la botella en el
suelo y subió a Luisa a la mesa, en cuanto la sentó, metió su mano en
su sexo. Luisa gritaba, ya no se distinguía si por placer, por dolor o un
poco de ambas, pero eso no lo detuvo.
Los ojos de Luisa estaban tan grandes y brillantes de excita-
ción, que parecían farolas café. Una vez más, se detuvo cuando estaba
a punto de llegar y fue entonces cuando Luisa comenzó a tocarse,
pero tampoco lo permitió. La recostó, agarró sus manos y las puso
contra la mesa.
- Dime que me quieres dentro. Pídeme que te haga mía. - Se
restregó levemente contra su sexo.
Luisa respiraba trabajosamente.
- Te quiero dentro, ahora. - suplicaba. - ¡Hazme tuya!
La soltó y, antes de que pudiera incorporarse, la penetró. No dejó de
hacerlo hasta que se escuchó el gemido estridente de Luisa, incluso
momentos después, siguió penetrándola hasta que él llegó a su cul-
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minación y ambos cayeron rendidos ante el placer. Él se desplomó
en una silla y ella yacía sobre la mesa, sus cuerpos sudorosos aún se
sentían calientes, sus cabellos despeinados y el cansancio después de
un encuentro sexual placentero, quedaron como restos del incendio
que se había disuelto en el último grito de placer.
Sonó el celular de la mochila del sobrino de Luisa y ambos se
levantaron de sus respectivos lugares. Él se dirigió a la mochila, que
aún se situaba en el piso del comedor, sacó el celular y atendió. Era su
madre.
- ¿Qué onda, Má? – Miraba a Luisa recoger las prendas del
suelo y colocarlas sobre la silla. - Ah, sí.Ya estamos terminando
la clase de inglés. Mi tía es una excelente maestra. - Ambos se
miraron con complicidad. - Sale. Nos vemos en un rato. Bye.
Colgó y guardó el celular en la mochila. Se volvió hacia Luisa, la besó
y dijo:
- Ya debo irme. Fue una clase estupenda hoy, estuvo mejor que
la del jueves pasado. - sonrió y empezó a ponerse la ropa que
Luisa había dejado sobre la silla.
25
UNA
caja y cuatro velas
—Antonio Asunción Pacheco
27
comer.
—Me da lástima. Lo que se les quema es la campanilla, no el
hocico. El dolor ha de tardar varios días.
—Pero él no tiene lástima de nosotros. —Le puso enfrente un
caldo en el que flotaban algunos frijoles.
—A este paso —dijo mirando el plato—, en lugar de entrar,
el perro va a querer salir corriendo. —Un gesto de dolor interrumpió
el intento de una sonrisa.
—A este paso nos lo vamos a comer a él después de vender la
gallina que nos queda —alegó ella sentándose a la mesa.
—No debiste vender ninguna. Ese dinero se nos fue como el
agua.
—Había que pagar las deudas —le gritó mientras iba cami-
no al lavadero en el patio. Miró otra vez la puerta abierta y fue hacia
allá—. La que nos quedamos es ponedora, no tarda en estar culeca.
Primero Dios este año sí llueva y tengamos chepiles. Y con un poco
de suerte, hasta chicatanas.
El anciano flexionó la pierna para lavarse el pie a jicarazos; ya
no sangraba.
—¿Qué te pasó?
—Nada, mujer, nada.
—¿Cómo nada? ¡Déjame ver!
—Seguro fue una espina.
—¿Y si fue un clavo? —Insistió en mirar—. Tú no tienes la
vacuna del tétanos. Deberíamos ir al doctor.
El perro se acercó a ellos. La mujer le lanzó una advertencia.
El animal, con la cola entre las patas, corrió a echarse por el brocal del
pozo.
—Decía nuestra hija que no sólo en los metales está el téta-
nos. ¿Y qué doctor me querrá atender gratis? El centro de salud hace
meses que lo quitaron.
—Vendemos la gallina.
—No, mujer, no. Al rato busco allá enfrente. —Señaló el lugar
sin mirar—. Si encuentro el clavo, lo pones a hervir y me tomo la
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infusión y ya. De algo me tengo que morir de todos modos.
La conversación continuó en la mesa.
—Cuando ese día llegue, compra la caja más barata y cuatro
velas. El dinero que traiga la gente, guárdalo, no lo uses en esa tontería
del novenario de rezos y el cabo de año. Yo me encargo de hacerles
saber allá arriba que me tengo bien ganada la gloria, después de tantos
años de malvivir esperando a que se acordaran de nosotros.
—¡No reniegues! Y menos en la mesa, que aunque tortilla con
sal y agua, Dios no nos abandona.
—Hace rato que para seguir, a mí ya no me alcanza ni la fe,
mujer.
Ella no le rebatió.
—Después del entierro, vende este terreno y vete a casa de
alguna de tus hermanas. A ella entrégale las tres cuartas partes del pro-
ducto de la venta…
—¡Las tres cuartas partes!
—Sí, que sepan que después de eso te quedas con apenas nada
para cualquier necesidad. Así no te tomarán por una arrimada.Y pro-
cura que mucha gente se entere del trato. Pregúntale a la hermana que
tenga a bien recibirte si puedes llevar contigo al perro. Así no tendrías
que abandonarlo a su suerte.
—Ese animal dañino. ¿Quién me aceptaría con él? Y de ha-
cerlo nos corren el mismo día. Ahora que, pensándolo bien, con el
genio que me cargo es más probable que decidan quedarse al perro y
me corran a mí —dijo, echándose a reír de forma tan contagiosa que
rieron por un buen rato los dos—. ¿Por qué me dices estas cosas? —
preguntó ya recuperada.
—Estamos viejos. Tenemos que pensar con la cabeza fría. No
tardo en morirme o, peor aún, en ser una carga. Creímos que nuestra
hija cuidaría de nosotros y mira: allá arriba, donde todavía confías que
nos procuran, decidieron llevársela antes.
—Él sabe por qué hace las cosas y cuándo. No me gusta escu-
charte hablar como si desearas morir.
—En mi situación, el deseo y el presentimiento son la misma
29
cosa. Lo que más me preocupa ahora es que tú te vayas a enfermar de
algo grave y no sepamos ni qué hacer, y desde este lugar resultará más
difícil todavía si te quedas sola. Por eso quiero que te vayas al pueblo
con alguna de tus hermanas.
—Tú lo que andas buscando es deshacerte de mí de una vez
para buscarte otra.
—Una que no se queje de mi perro —completó con seriedad,
el índice levantado, Después, apartó el plato y se incorporó.
—¿A dónde vas?
—A frotarme un poco de alcohol en los pies y recostarme un
rato.
Sentado en el borde de la cama, el anciano entrecerró los
ojos y examinó otra vez el calzado. Con la sandalia en la mano, el pie
descalzo en puntillas, fue a levantar la tela que cubría la ventana. En
la calle, su mujer buscaba afanosa en el suelo, cerca de donde recibiera
el pinchazo. Ella se enderezó mirando hacia arriba. Las primeras gotas
de lluvia rebotaron en el tejado.
30
•
R E L AT O
•
LOS
buenos chaneques
Andrés Bernardo Moreno Nájera
Más, sin embargo, los arroyos, el Río Grande y la laguna eran gene-
rosos con él, pues le daban todo necesario para comer y un poco para
vender en el pueblo el producto de su trabajo.
33
éste entraba a la casa cuando él salía rumbo al Río Grande, allá por el
rumbo del Salto de Sanasca.
El pueblo sabía lo que hacía ésta mujer, pero don “Chano” ni lo sabía
ni se daba cuenta de lo que pasaba en su casa.
Don “Chano” se quedó como una piedra, no podía creer lo que es-
cuchaba de un niño, le parecía increíble verlo salir de las aguas del
Río Grande que tenía mucha corriente, tan solo y tan pequeño y so-
bre todo por la revelación que le hizo. Cuando reaccionó, el niño
se había metido al río y había desaparecido. Se sentó en una piedra
aturdido y después regresó a su casa sin pescar nada.
Don “Chano” recordó lo que le dijo el niño y no podía creer que esa
mujer tan cariñosa y preocupada por su salud lo engañara. Pensó
que había sido un sueño lo del niño. Al otro día decidió no ir al Río
Grande y se fue a la Laguna Encantada desde temprano.
Así, don “Chano” se dio cuenta que su mujer lo engañaba. Pero don
“Chano” era terco y no estaba convencido de que aquella mujer cari-
ñosa y buena lo traicionara.
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Al día siguiente le dijo a su mujer que lo acompañara, salieron los
dos desde muy temprano con rumbo al Río Grande. Cuando llega-
ron todavía estaba muy oscuro así que juntaron leña para calentar el
café antes de iniciar su labor.
Pasaron los días y don “Chano” ya no quería salir a pescar, pero como
no sabía hacer otra cosa un buen día agarró su atarraya y se fue a la
laguna de Yambigapan. Estaba tan concentrado en su labor que no
se había dado cuenta que muchos niños lo habían rodeado dentro
del agua.
-Además -dijo otro -tu mujer aprovechaba tus ausencias para enga-
ñarte y tú eres buena persona.
Llegado el día del novenario don “Chano” estuvo atento con las per-
sonas que llegaban a ayudar en la casa para el velorio. Unas moliendo
el maíz para el pinole, otras para los tamales, otras poniendo el café al
fuego. Todo era movimiento de un ir y venir de gentes.
Pasaron los minutos sin decir palabras, pero con la mirada parecían
haber dicho tantas cosas que llenaban su corazón de alegría.
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INESTABILIDAD
Sarah DeVries
Pero nos salvamos esta vez, otra vez, y fácilmente. Le hablé al papá
39
de mi hija (con quien le tocaba estar ese día) para asegurarme que
podía respirar tranquila; todo bien con ella. Será que todos tenemos
una cantidad predeterminada de “close calls”, varias oportunidades
de casi morir, pero, en fin… ¿salvarnos? No creo, pero qué sé yo. La
respuesta es claramente nada.
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SOY la muerte
42
Queda, una vez más, viuda la novia. La novia y los invitados no dejan
de llorar y de grita, y yo digo ¡De la que te salvé, estúpida! En 10 años
estabas predestinada a ponerte como vaca, a tener cuatro hijos que te
sacarían arrugas, estrías, así que él se iría a buscar a una amante 10
años más joven que tú, sin hijos, ni canas, ni arrugas ni estrías ¡vaya
gente malagradecida con uno!
Soy la muerte y tengo mi instinto maternal altamente desarro-
llado. Siempre he querido ser mamá, es por eso que, de vez en vez,
voy y me jalo a un niño. La gente, como siempre, llora y sufre, como
si fuera mi culpa. El problema viene cuando el niño tiene hambre y
debo amamantarlo y llora y llora, yo miro mis pechos y digo ¡Carajo!
Otra vez se me olvidó el detalle. Así que, tristemente, debo dejar al
niño en su lugar, en ese más tranquilo y lleno de paz, es una guarde-
ría y ahí están todos los que algún día quise como mis hijos. Este es
un triste, triste fracaso.
Todo esto me ha llevado a la adicción por el cigarro, tanto que has-
ta la gente me pone y viste como una catrina con boquilla en mano.
Un día, con absoluta determinación, decidí ir al centro de rehabili-
tación. Cuando llegué no sé qué pasó que, aun siquiera iniciábamos,
y todo el lugar se incendió ¡Válgame! Uno quiere salir adelante y las
circunstancias ajenas no le permiten avanzar, pero, viéndolo desde
un punto de vista más positivo, muchos de ahí iban a morir.
Muy molesta llegué a ver a Dios, quería decirle que mi no vida
era miserable, que lo único que yo deseaba era descansar en paz,
un hombre, dos hijos, un perro… ¿qué más podía la muerte pedir?
Llegué y lo encontré con un tal Ingmar Bergman jugando ajedrez, su
partida me resultaba hasta cierto punto familiar, entonces, entré en
razón ¡soy la parodia del mundo, y el mundo no me entiende! Me pa-
rodian, pero, si yo llego a saludarlos ellos se espantan, huyen y lloran,
¿de qué me sirve tanta fama si ando tan sola? ¿Quién los entiende?
Eso de la calaca tilica y flaca, ¿a qué mujer le gusta que le llamen así?
No es mi culpa tener este cuerpo esbelto.
Dios…—Le dije— estoy tan cansada de que todo lo que toco se
muere. Es tan difícil en estos días poder abrazar a alguien o, más tris-
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temente, a algo. Veo a los humanos que caminan en los parques con
un esposo, una carriola, o que va a un café y los atienden de buena
gana, en cambio, si yo lo hago, tengo la suerte de que o empiezan a
gritar o pasa alguna desgracia malinterpretada por quienes ahí están;
se incendia el lugar, le gente se infarta, hay una balacera cerca y yo,
asustada, ahí me quedo sentada de hombros encogidos sin mi café y
viendo cómo la gente me mira feo ¿Por qué me pasa esto a mí?
Dios, muy sereno dejó de lado su partida, me miró acariciando
con sus dedos a su larga barba blanca y dijo: ¿crees que tu trabajo es
cansado? ¡imagínate al mío!
—La gente es quien menos me comprende, día y noche trabajo duro
para dar una buena enseñanza ¿y qué gano? Ateos, agnósticos y faná-
ticos, si hubiera sabido que así serían los hombres, créeme, me hubie-
ra quedado sólo con las pléyades, atlantes y anunakis, pero no, gané
gente que se acuerda de mí solamente cuando le va mal, ya sea para
exigir que le ayude o para reclamarme. Igual que a ti, a ellos les doy
dones y talentos que muchas veces ni los ven, tampoco los entienden
y, mucho menos, les gustan. Tan sencilla que es la fórmula de la vida
que si cambiaran la perspectiva tan solo un poco podrían sonreír
más y llorar menos; vivir más y quejarse menos. Setentaidós nom-
bres míos les he brindado y jamás saben tocar, pero bueno, ahora que
tengo un respiro con mi buen amigo llegas tú a preguntarme algo
que requiere más tiempo relativo para explicarlo. Tú, más que muer-
te, te llamas equilibrio. Sin ti la gente, menos que ahora, valoraría su
vida y la de los suyos. Por el contrario, has creado muchos fanáticos,
no sé de dónde piensas que no se te quiere, mira a los terroristas que
en masa te llaman, o a los desahuciados que imploran un abrazo tuyo
pata traerlos aquí y quitarles el dolor, o a los suicidas que mueren,
ja, ja, “mueren”, por venir aquí a jugar una partida conmigo. Llévate
al gato— Señaló con su dedo a su nueva creación— pero solamente
abrázalo una vez, no quieras verte muy cariñosa con él porque a la de
seis se te va. Ahora anda, que se me olvida en qué me quedé.
Luego de haberlo analizado y saliendo de ahí con un gatito, me di
cuenta de que soy realmente importante para todos, incluso, tengo
44
mi propia fecha. Soy atractiva, casi irresistible, es por ello que las
mujeres temen que pase por donde sus hombres caminan, pues si
enseño mi delgada pantorrilla caen muertos a mis pies, y aquí hay
siempre más muerte que vida porque los hombres son mi debilidad,
y pa´que me dan cuerda ¡si las ganas no me las quitar!
45
Flor del desierto
•
E N S AY O
•
HACIA un concepto relacional de la religión
Introducción:
El presente trabajo exploraremos la vía hacia un enfoque amplio del
estudio de lo religioso, partiendo de las discusiones clásicas hechas
desde las ciencias sociales en materia del estudio de la religión y de
las potencialidades heurísticas que, consideramos, puede otorgar-
nos el enfoque relacional desde la sociología, particularmente de
los aportes de Pierpaolo Donati y Margaret Archer. En este sentido,
proponemos que nociones fundantes del enfoque relacional como la
ontología de las relaciones sociales, los procesos de morfogénesis, el
cuestionamiento a las visiones monistas en términos metodológicos
(centradas en los sujetos, centradas en las estructuras…) y la im-
portancia tanto de los acercamientos reticulares como de los análisis
simbólicos pueden ayudarnos a visualizar con mayor profundidad
fenómenos religiosos como las de las definiciones de lo sagrado, lo
profano, lo espiritual, la identidad religiosa, el carácter organizacio-
nal de las iglesias, la ritualidad en la esfera pública y la construcción
de marcos cognitivos desde la espiritualidad.
El orden de nuestra discusión será el siguiente: en un primer
momento, haremos una breve revisión de los estudios hechos desde
los estudios sociales de la religión y los énfasis que han sido pues-
tos en las primeras discusiones sobre el tema (exotistas, historicistas
y modernistas), en el aporte de los clásicos de las ciencias sociales
(Marx, Weber y Durkheim) y en las dos corrientes más importantes
de esta transdisciplina: la corriente sustancialista y la funcionalista.
49
En este sentido, buscaremos explorar puntos críticos de dichas co-
rrientes que pueden ser tratadas desde la propuesta relacional. En un
segundo apartado, explicaremos de manera general la perspectiva
de Donati y Archer. Intentaremos, en este apartado, dar las claves de
los conceptos y categorías que nos parecen importantes para enten-
der el fenómeno religioso actual. Posteriormente, expondremos el
concepto amplio para entender el fenómeno religioso, explicando el
carácter de amplitud de dicho concepto, sus dimensiones de aborda-
je y las potencialidades heurísticas para éstas. Terminaremos con al-
gunas conclusiones que serán elaboradas a modo de puntos críticos
para continuar con la construcción de dicho concepto ampliado de
religión.
1.- Corrientes de estudio del fenómeno religioso: ¿Hacia dónde ha
ido su abordaje?
Las primeras reflexiones al respecto pueden situarse desde el surgi-
miento de disciplinas sociales como la antropología, la historia y la
sociología. Hubo al menos 3 vetas importantes de estudio durante
este periodo: 1) el análisis de la vida social de las sociedades “primiti-
vas”, que causaban bastante expectación desde la era de los descubri-
mientos y hasta esa fecha de fortalecimiento de relaciones imperiales
(los estudios exotistas); 2) el recabado de datos históricos sobre la
vida social de las civilizaciones antiguas, fueran estas occidentales
(romanos, griegos, micénicos, germanos…) o de otras latitudes; 3)
la experiencia del cristianismo occidental en Europa y Norteamérica
y su relación con los procesos sociales y políticos existentes. Cabe
hacer mención de que haremos un breve análisis no solo de aportes
desde la sociología, sino también desde estudios antropológicos e
históricos que han dado cuenta de manera conceptual y metodoló-
gica del fenómeno religioso, pues esto sitúa la discusión desde una
visión extendida que pone al mismo nivel los aportes de distintas
ciencias sociales al estudio de dicho fenómeno.
50
Los exotistas, como los antropólogos James Frazer (1890 [1986]) y
Edward B. Tylor (1872 [1976]), que buscaron recabar información
sobre costumbres rituales y mitología de pueblos africanos y de
Oceanía. En algunos casos, como en el de Tylor, pudieron realizar
visitas in situ para conocer las costumbres religiosas locales, pero
sin un método de acercamiento depurado (como en su momento lo
pudo lograr Bronislaw Malinowski, claro deudor de esta corriente y
férreo crítico de sus planteamientos teóricos). Defendieron distin-
ciones fuertes entre la magia, la ciencia y la religión, considerando a
la primera y a la última desarrollos “abortados y espurios” de cono-
cimiento.
Los analistas históricos, como Rudolf Otto (1917 [2001])
y Lucien Levy-Bruhl (1931 [1972]), que partieron de documentos
históricos y arqueológicos para entender el carácter normativo de la
religión, sus principios rectores como forma de cohesión social y su
influencia en la forma de visualizar el mundo de manera espiritual.
Los aportes de estos autores fueron fundamentales para obras poste-
riores como la de Emile Durkheim y Max Weber, quienes en cierta
medida discutieron los descubrimientos de dichos autores a la luz
de sus propios intereses de generar explicaciones más firmes sobre
la importancia de la religión en el mundo moderno y en la construc-
ción del conocimiento. Compartían muchos de los prejuicios de los
exotistas sobre una visión etnocéntrica de las prácticas religiosas.
Los analistas de la religión situados en la modernidad occi-
dental, como Max Weber (1905 [2004]; 1922 [1979]) y Georg Sim-
mel (1912 [2013]), que trataron de hacer una interpretación de cómo
se había dado la relación entre el ejercicio de la fe y la experiencia
religiosa y la complejización de la sociedad de finales de siglo XIX y
principios del XX. No era rara en este tipo de análisis una preocu-
pación por temas como la secularización, el desencantamiento del
mundo, la declinación de la experiencia religiosa frente a otras for-
mas de confrontación de la realidad y el fenómeno de la institucio-
nalización de las iglesias como concomitante moderno en espacios
de aparente irracionalidad.
51
Dados todos estos descubrimientos desde vetas aparente-
mente disímbolas, es que aparecen dos hitos importantes que mar-
carán también un parteaguas dentro de la reflexión sobre la impor-
tancia de la religión en la vida social: los estudios sobre la situación
de la sociedad europea de Karl Marx y la elaboración de “Las formas
elementales de la vida religiosa”, de Emile Durkheim. Nos ha pareci-
do importante evitar una clasificación de ambos autores en la tónica
anteriormente dicha, pues su forma de aportar al estudio sociológico
de la religión son absolutamente distintas y sui géneris, de tal manera
que sería una simplificación burda agruparlos con otros de sus con-
temporáneos. Aquí la importancia de sus trabajos.
En el caso de Marx, si bien poco dedicó dentro de sus análi-
sis de la sociedad capitalista al tema de la religión, hubo elementos
importantes que se desprenden de obras como La ideología alemana
y la Introducción para la crítica a la filosofía del derecho de Hegel
(1937 [1968]) que tuvieron una gran impronta en la forma en que
se pensó posteriormente al fenómeno religioso. Liberándonos del
extendido prejuicio de que el análisis marxista rechazaba la religión
porque al llamarle el opio del pueblo en la introducción a la filoso-
fía del derecho de Hegel (1937 [1968]: 7) la situaba como un lastre
a la revolución socialista, hubo otras cuestiones que generaron ma-
yor impacto en la forma de tratar lo religioso: 1) el análisis de las
creencias y las normas religiosas como constructos ideológicos que
operaban en conjunto con la lógica del capital para mostrarlo como
la única alternativa de socialidad y como un elemento necesario en
las relaciones sociales; y 2) por las pistas dejadas en términos de una
epistemología crítica donde las creencias y la fe forman parte de una
dimensión de lo real distinta a las relaciones de poder ejercidas desde
la economía y la política. ¿En qué medida esto ha sido un parteaguas
para el análisis religioso? Nos parece que estas propuestas fueron la
punta de lanza para que autores posteriores hicieran cortes analíticos
entre lo que se cree y los actos materiales de la religión. Cuestión
por la cual, posteriormente, fueron dándose encausamientos de las
reflexiones entre la religión como un fenómeno sustancial y como
52
fenómeno funcional.
En Durkheim, con su obra Las formas elementales de la vida
religiosa (1912 [2012]), hace una ambiciosa indagación sobre el ca-
rácter de lo religioso en la construcción del conocimiento humano.
Consideramos que fue el primer intento serio de generar una teo-
ría amplia del fenómeno religioso en tanto que trató de definirla en
cuanto a su carácter experiencial y numínico, pero también hacia su
funcionalidad dentro de la vida social.
54
1. Los dualismos propios del desarrollo de la teo-
ría sociológica de la religión han generado sesgos pro-
blemáticos hacia un análisis más fino de los procesos que
pretenden dar cuenta. Es decir, las distinciones entre lo
exótico y lo moderno, lo primitivo y lo contemporáneo,
lo sustancial y lo funcional, no han permitido una re-
construcción más articulada de los procesos emergentes
de lo religioso.
2. El tema de la secularización no implicó un
declive de lo religioso, sino mayor diversificación de la
oferta religiosa y reencantamiento de otros sectores apa-
rentemente ajenos a la fe (el trabajo, el Estado moderno,
las relaciones económicas, etc.)
3. El creyente ya no se define por lo que cree, es
decir, su pertenencia a alguna organización religiosa no
deviene en determinante para su acción social; está in-
serto en otros espacios de socialidad simultáneamente a
su adscripción de fe
4. Otros espacios aparentemente ajenos a lo reli-
gioso (las creencias, la ritualidad, la fe) han sido atrave-
sados por prácticas que en una concepción clásica hu-
bieran sido atribuidos a iglesias, tal como los espacios
académicos de producción de conocimiento científico.
(Latour y Woolgar (1995); Iannaccone y Finke (1996)
5. Las organizaciones religiosas no solamente
sustentan el orden establecido, y tampoco han podido
erigirse como baluartes del orden social. Incluso, existen
casos en que, desde las propias organizaciones religiosas,
se plantean reclamos hacia diversos grupos de poder por
temas como la desigualdad social, la dominación, la ex-
plotación, etc (Lanternari, 1972; Levine y Mainwaring,
1989; 2001; Jelen y Wilcox: 2004)
6. Los NMR han desarrollado formas organiza-
55
tivas mucho más flexibles y horizontales que las pro-
pias de las iglesias en el sentido clásico weberiano de la
“rutinización del carisma”. Sin embargo, la legitimidad
orientada desde lo tradicional, el uso de la memoria para
lograr una construcción de sentido desde la fe y los actos
rituales-performáticos se siguen dando en dichos movi-
mientos.
En este sentido, iremos explicando cuales son los elementos que nos
parecen llamativos para pensar un enfoque amplio del fenómeno re-
ligioso, basados en dichas premisas.
En primer lugar, la sociología relacional busca superar, por
un lado, los monismos metodológicos en las ciencias sociales (solo
basarse en los sujetos, solo basarse en los sistemas) o las perspectivas
basadas en la dualidad de la estructura (donde las estructuras encau-
zan la acción de los agentes, y los agentes reformulan la estructura,
en un movimiento dual). Las relaciones sociales desde esta perspec-
tiva cuentan con la capacidad heurística de analizar dichos niveles
de lo social sin perder de vista el conjunto de lo que es propiamente
social; es decir, las relaciones sociales se componen de tres elemen-
tos estructurantes en los que sujetos y estructuras están insertos sin
centrarse en uno y dejar de lado al otro: una referencia ante un otro
significativo (re-fero), una serie de vínculos estructurales entre los
actores que otorgan jerarquizaciones y formas de ejercer el poder
58
(re-ligo), y fenómenos emergentes que son consecuencia de un ac-
tuar recíproco (rel-acción) (Donati, 2006: 115-116). Esta propuesta
tiene como precedencia las reflexiones de Margaret Archer ante el
problema de la agencia y del cambio social. De acuerdo con Archer,
el marco explicativo para entender este proceso es el de la morfogé-
nesis, es decir, “to those processes which tend to elaborate a system’s
given form, structure or state” (Archer, 2011: 60). En este sentido,
la primera diferenciación entre el enfoque relacional y otros acerca-
mientos a las relaciones es precisamente el centramiento ontológico
en la relación como forma de superación de paradigmas explicativos
desde el sujeto o los sistemas.
Este punto es importante para una subdisciplina que ha te-
nido diversas formas de acercamiento con su objeto de estudio, que
van desde el análisis de la vivencia religiosa del creyente en clave de
William James hasta los análisis más estructurales del mito o de las
formas rituales como los de Levi-Strauss. Centrar la atención en la
relación social nos puede ayudar a definir dimensiones específicas de
estudio del fenómeno religioso, sin centrarnos en aspectos clásicos
como la iglesia, la comunidad moral, la creencia del sujeto religioso
o, en un caso más extremo, la conceptualización de un declive en lo
religioso como efecto de la secularización.
Sin embargo, consideramos que habría que hacerse ciertas
preguntas para generar puntos de partida hacia un enfoque amplio
de lo religioso. Uno de los elementos que ha definido la conceptuali-
zación de la religión, para diferenciarla de otros fenómenos sociales,
es el de la relación entre los humanos y seres sobre-humanos. Desde
una perspectiva como la de Donati y Archer, ¿Es posible pensar en
fenómenos emergentes de una relación donde al analista social le
es impedido valorar la existencia o inexistencia de ese elemento so-
bre-humano? ¿Cómo integrar este aspecto a una teoría social de la
religión? Desde nuestra perspectiva, aunque esta búsqueda de gene-
rar continua entre diversos ámbitos de la vida sociales algo necesario
para la construcción de enfoques más amplios a nivel conceptual, es
necesario pensar de manera meramente conceptual en límites entre
59
lo que es y no es religioso. Y esto no porque pensemos que la realidad
social debe ser fragmentada, sino porque ello permitiría pensar en
casos coyunturales que puedan ser justificados dentro de los progra-
mas de investigación científica social actual. Esto no refuta la apor-
tación de Archer y Donati, sino que intenta complejizar las porosas
fronteras entre los ámbitos derivados de la sociedad como relación
de relaciones.
En un segundo término, analizar la sociedad mediante las
relaciones nos da una perspectiva diferente, como observadores, de
los fenómenos sociales. El origen de la dialéctica entre cambio-con-
tinuidad no se da necesariamente en la voluntad de los sujetos ni en
las constricciones estructurales, sino que, en un plano más amplio,
las transformaciones sociales van dándose en esos lazos materiales
que unen a los sujetos entre sí y en las formas de entender y tratar al
otro de una manera que definan la diferenciación con la mismidad.
Esto puede implicar la necesidad de abordar la generación de rela-
ciones desde enfoques reticulares (Granovetter, 1973; Latour, 2008),
sin embargo, más allá de los clásicos estudios de red, de lo que se
tratará en el programa de la sociología relacional es de rescatar la
relacionalidad (relaciones sociales que implican también asignacio-
nes de sentido entre las partes implicadas, más allá de valoraciones
de vínculos fuertes o débiles, o de relaciones entre actantes). En ese
sentido, para lograr entender las dinámicas sociales es necesario en-
tender la naturaleza del vínculo entre sujetos y entre sujetos y estruc-
turas.
La sociología relacional, en tercera, tiene toda una serie de
antecedentes como las reflexiones estructural-funcionalistas, el mar-
xismo, las teorías figurativas de Norbert Elias y las indagaciones so-
bre el poder desde Foucault y otros. Esto, sin embargo, no implica
que haya seguido un camino donde sus respuestas sean autorrefe-
renciales o cerradas. Si bien se ha hecho un rescate de lo social en
las relaciones, esto no implica que lo social se entienda en sí mismo,
o solo mediante comunicaciones internas, como se sostiene desde
Luhmann. La multiplicidad de las asignaciones de sentido en las re-
60
laciones implicará también que puedan haber cruces entre ciertas
relaciones y otras. Las relaciones basadas en lo religioso también, por
las diversas asignaciones de sentido, pueden entenderse en el marco
de la política (como las relaciones entre grupos religiosos y Estado;
o los actos de protesta pública de grupos religiosos), de la economía
(como la del consumo simbólico de mercancías religiosas, la com-
pra-venta de artefactos dotados de sentido ritual o de salvación), del
género (usos y percepciones del cuerpo entre diferentes grupos reli-
giosos, autoflagelación ritual, sacrificios), etc.
Finalmente, es necesario hacer evidente que la perspectiva
relacional no es un funcionalismo. Si bien parte de supuestos muy
parecidos como la crítica al centramiento en el sujeto y la importan-
cia de las relaciones y de la construcción de redes, esto no significa
que conceda a los sistemas capacidades autopoiéticas o autonomía
completa frente a otros ordenes de la realidad. De acuerdo con Do-
nati, la perspectiva relacional: a) no otorga carácter primario al con-
cepto de sistema y b) observa, piensa y ejerce la relación social como
una realidad humana específica, más allá del sujeto y del sistema
(Donati, 2006: 112).
Ahora, en términos epistemológicos y metodológicos, este
centramiento en la relación como principio de una ontología social
implica también una serie de acercamientos específicos a los fenó-
menos que ocupan a la sociología:
1. Un análisis de redes que dé cuenta de los cam-
bios y las continuidades en las relaciones materiales en-
tre sujetos, y entre sujetos y sistemas.
2. Análisis que describan y analicen los cambios
existentes en las formas de entender y simbolizar las re-
laciones. Sea desde herramientas discursivas, semióticas,
de reconstrucción de narrativas, etc.
3. Un análisis histórico que trate de reconstruir
los procesos desde los cuales se van generando fenóme-
nos emergentes derivados de las relaciones sociales.
61
Estos puntos nos parecen importantes para pensar lo religioso en
tanto que nos permiten pensar en dimensiones de análisis que han
sido clásicas en el estudio social del fenómeno, pero que al mismo
tiempo implican ampliaciones del análisis que se ha desarrollado
previamente. En este sentido, desde el punto de vista reticular, puede
darse cuenta de los cambios organizativos dentro de los agrupamien-
tos religiosos, que van desde la propia iglesia organizada (como con-
junto racional de cargos, posiciones y formas de ejercicio del poder
religiosos) como los Nuevos Movimientos Religiosos (movimientos
orientados hacia formas más flexibles de vivir la fe, donde los prin-
cipios organizativos y de relación reticular tienen menor rigidez que
en las iglesias). Desde el punto de vista simbólico y discursivo, po-
demos analizar elementos como el mito, las discursividades con las
cuales los creyentes miran hacia el mundo secular, los acoplamien-
tos existentes entre el sentido religioso y otros tipos de discursos no
basados en lo sobre-humano (como la política, la economía, etc.),
las ritualidades y su extensión a otros ámbitos de la vida social y la
construcción de identidades religiosas. Y finalmente, desde el punto
de vista histórico, podemos dar cuenta de los procesos más largos en
los cuales la relación entre creyentes y estructuras jerárquicas basa-
das en lo religioso han ido cambiando y emergiendo en momentos
diversos y en dinámicas de cambio-continuidad.
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tuve en un primer curso de Antropología de Género, me encontré
con algo que no me cuadraba y que de alguna manera me era difícil
de comprender: el sexo es biológico y el género es social, histórico,
contextual y apre(he)ndido. Pero la discusión no terminaba ahí, se
extendía hasta puntos en los que se cuestionaba el lugar social del
“ser mujer” y del “ser hombre”, los llamados roles de género. Consi-
deraba que esto era demasiado extremista, ya que creía que todas y
todos estábamos en la libertad de elección de Ser. Por eso, desde un
primer plano, lo primero que comencé a cuestionar fue mi vivencia
corporal y mi sexualidad.
Entre pláticas con compañeras y profesoras comencé a (re)
conocer los llamados “micromachismos” que tanto hombres como
mujeres llevamos a cabo cotidianamente, y fue ahí donde tuve cho-
ques conmigo misma, por las estructuras que tenía interiorizadas.
Aunado a esto y entrando en materia, rescato la frase de ini-
cio de mi texto: Que nos atraiga lo que nos destruye nos aparta siem-
pre del poder (Despentes, 2007:45), pues se entrelaza perfectamente
con la noción de cautiverios de la que habla Lagarde (2005). Antes
de definirlos me es importantes hablar de cómo la autora rescata la
importancia del cuerpo biológico para naturalizar los roles de géne-
ro y, cómo la configuración biológica de lo masculino y lo femenino
hace que el cuerpo de la mujer deje de pertenecerle y pase a ser para
otros; es decir, de su biología se deriva un rol, el hecho que tenga un
útero asume su deber ser madre, cuidadora, protectora, trabajado-
ra doméstica, en sí, estar y servir para los demás. Hasta este punto
entiendo que estamos genéricamente configurados. En su hipótesis,
Lagarde, menciona que la condición genérica de la mujer está estruc-
turada por las relaciones de poder hacía con los otros; por tanto, la
mujer sobrevive bajo opresión. Es con esta última idea que se define
la categoría de cautiverios.
Pero ¿cómo observar los cautiverios en nuestra construcción
como mujeres? Bien, resulta que los cautiverios son rejillas en las
cuales nos aprendemos a concebir, rejillas que se pueden entender
como lo que Bourdieu (2003) establece con las estructuras estructu-
88
radas y estructurantes. Estructuras que están instaladas en la socie-
dad, que han sido naturalizadas y, por lo mismo, forman a los sujetos
bajo ciertas lógicas. Algo importante que menciona Lagarde es que
existimos cautivas felices, lo que significa que las estructuras y los
“deber ser” están tan interiorizados que no nos podemos pensar de
otra manera (la lógica de la violencia simbólica), por eso dice que
sobrevivimos bajo opresión; las mujeres no nos sabemos reconocer
bajo otra idea que no sea el servir a otros, es un ejercicio de poder,
porque estamos convencidas que así tiene que ser y así estamos me-
jor, ‘nadie’ nos obliga. Aspiramos a ser lo que se nos dice que seamos
y haciéndolo nos sentiremos realizadas.
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93
El vuelo
•
P O E S Í A
•
CONFIDENCIA
--Estela Montemira
97
DISPARO A LA NADA
A puntándole estoy
a un tiempo que resiste
apuntalando recuerdos
glorificados en la alegría que produjeron.
Observo al acecho…
Me mantengo callado
Para escuchar tu sigilo
para averiguar en tu silencio
todo lo que tienes que decir.
En tu mirada
contemplo
las estampas de tu vida
el argüende de tu barrio
las millones de palabras desechadas en el viento,
98
congregación sagrada
de todos los espíritus
creadores de nuestra realidad,
con sentido incierto yacen
acumulándose
sin ir a ningún lugar.
En el silencio
cabe todo,
un acorde de RE,
una nota de FA,
las calles
que redoblan trancas y cerrojos
abriendo y cerrando
celosamente el acceso
al aposento donde sólo cabe
YO.
Sólo existe YO
YO es origen
YO es fin.
Atrae todo
en acción gravitatoria centrípeta
que alimenta
el volátil ego.
99
para ubicarlos mejor
en el corazón.
En última instancia
¿Qué queda de nosotros sin el ego?
¿Qué somos sin el YO?
¿Qué es el silencio?
Es nada.
Qué es nada: Nada.
Aquí se origina todo,
aquí surgen las ideas,
es lo que tiene que haber antes
para que algo pueda existir.
Es la vacuidad transcendental
a donde regresamos a ser uno en total
Se alcanza el infinito
¿Cómo se llena el infinito?
con el vacío.
Ese es el esplendor de ser Nada.
Y qué si tu YO es hermético
Tú existes
mi Ser existe
coincidimos en el andar
¿eres lo que quiero?
¿soy lo que requieres?
A veces encontramos sin buscar;
se suscitan hallazgos funestos
cuando entra en sintonía
la fuerza poderosa llamada amor.
No se busca
nos encuentra
101
Pero nunca
dejaré de sentir
sólo ese es el hilo
que sujeta mis ideas a mi piel.
Permanezco
apuntándole al destino
quiero dispararle de forma certera
asestarle un golpe limpio
que llegue de mí a él
para que nunca se me olvide
para saber que lo logré
resisto calmado y cauteloso
para no errar.
30/08/18
Tlalnepantla, Edo.Mex.
--Xavier Alegría.
103
Hotel doña Eva, Montepío, Ver. 2941106734 Facebook: Hotel doña Eva
LA CASA DE NADIE
A Camil y Sael
II
El buscapiés cadencioso
qué bonito sonará.
La claridad de matices
tejieron nuestra hermandad.
III
Los marineros del son
se pierden con el cantar
de las voces misteriosas
entre las olas del mar.
Bailadoras de ayer y hoy;
memoria de eternidad:
los ritmos viejos y nuevos
que el oído recordará.
105
IV
Cocina con mil colores:
café con pan, café y pan;
bases suaves por los aires.
El violín declarará:
valses, sones y jarabes,
reflejos de humanidad.
VERANO
L a muerte de primavera
cuando caen los alfileres.
Ya se nos van los quereres
en la mirada postrera.
Yo no sé si nos consuela
el estío venidero.
Si quieres aquí yo espero
el porvenir de la vida,
el tiempo que no se olvida
hoy se aferra del anhelo.
CHACHALACAS
106
ORILLAS DE UN MOMENTO
--Carla Portugal
107
RESTAURANTE TLAXCALLI
Fco. Moreno # 20. col. Francisco Ferrer Guardia Xalapa Veracruz
NOCTURNA
E res nocturna
-azul desvestida-
en la distancia
Un crisol inerte
que de mi alma escapa
Ruta de seda
quizá perdida
o sola, o encerrada
Eres nocturna
-perfumada-
Huye tu sonrisa
del cuarto
donde sobras
y el silencio
Eres nocturna
-flor hallada-
Pieza en que
crece la ausencia…
Desde el lejano terror
te veo, nocturna, mía.
mi nocturna inmaculada.
109
Ítaca
DESPUES DE LAS VEINTRES HORAS
111
DE ROJO MUERTE (SONETO)
TORMENTA
Con tempestad divina te has precipitado
y galopa mi corazón y arde con sed perpetua.
Como una ventisca tu palabra sobreviene
Soplas
Me
arrancas
Eres mía
Soy yo cualquier árbol que no derriba ningún filo, pero tú eres tor-
menta.
--Daniel S. P.
114
ACRÓBATA
--Cristina Lobato
115
EN ESPERA
o a la terrible muerte
lo espantan todos los sucesos
116
DONDE QUEDARSE
A mor de verano,
Donde las olas del mar llegan a su punto más alto,
Rodeada de brisa pasajera
Abre sus ventanas, esperando refrescar un poco su opaca alma,
Llena de tristeza y melancolía, al dejar ir el amor,
La existencia poco a poco consume su alma,
y el silencio rompe barreras para carcomer su pensamiento,
¿Qué será de su vida?
En soledad, enfermo y pobre, sin compañía ni familia
, solo rodeado de recuerdos y esperanzan rotas,
Él sabe que llegara a un final,
Simplemente no sabe cuándo y dónde todo terminara…
El Contempla la existencia desde su ventana
Al ver las nuevas generaciones,
Se siente viejo y agotado,
El tiempo es relativo cuando se vive en soledad, y de que sirve
pensar
En el tiempo si lo has perdido todo,
Incluso tu vida
de la cual no te diste cuenta que ya no existe,
Solo estas en un plano existencial, sin rumbo,
Ni un lugar donde quedarse.
--
117
MOTIVOS PARA NO MORIR
N o me muero por vergüenza.
Por la pena de no haber hecho más.
Por la inquietud de no saber,
de no tocar lo desconocido.
No me muero por mis deudas con el tiempo.
No lo hago por debilidad,
porque para morir se necesita fortaleza,
y también para que se nos mueran.
Decido no morirme porque no pedí nacer,
y los mejores regalos no se piden.
No me muero porque mis amores se decepcionarían.
No lo hago porque aun no compongo lo roto,
ni prendo lo oscuro,
ni saco lo viejo.
No me muero porque aún guardo silencio.
No he podido morirme porque quien trata,
no siempre triunfa,
y no triunfo porque estoy a favor de la vida,
Hipócritamente.
Irónicamente.
No me muero porque espero,
contemplo el péndulo del reloj
hasta que no tenga cuerda.
No me muero porque nos “mueren”,
y no me quiero sumar a esas cifras.
Hago lo que puedo en la vereda,
en mi vago recorrido.
Pero,
no me muero
no porque no quiera.
No me muero porque no me dejan.
No me muero porque yo estoy conmigo
--Mirna Raquel Zamudio Pérez
118
HAIKÚS
A ve de infancia.
¿Qué distante sonido
llega hasta mí?
***
E n la quietud
del bosque asalta el trino
de un ruiseñor.
***
***
***
A ve del alba.
A la par de tu vuelo:
tu canto y mi ojo.
--Edgar Aguilar
119
HAIKÚS
E scribe un nombre
sujeto a tu beso;
Invita a mis labios
S uave vientre
Una vertical letra
Ciego lo lío
D udo siempre
Sobre un silencio abierto
Saltan muchos Yos
C onvertidas en piedra
de carbón y luz,
Las manos,
Maestras torpes de la encomienda
Habla de luciérnagas
E scucho calmo
El rumor de las piedras
están llamando
B asta de luces
Misterios en do mayor
Aguas sobre mi
120
S alta el tiempo
Al par con las manzanas
Yo lo veo pasar
C aricia de sol
Tus rayos dibujados
Sobre el pasto
L a razón muestra:
la cúspide del hombre
Es la vergüenza
B otella de sal
Un cuerpo transparente
Contiene sangre
M i verbo abordó
Ni un minuto solo
Oscuro pathos
V oz incompleta
Gota a gota cae
El hombre llora
O caso de ti
¿A dónde llegas dios
Con tu tristeza?
121
S ubstantivado
El tiempo infinito
Llena la vida
A rriba el cielo
Abajo lo mismo es
Todo reflejo
E l universo
Los contiene; son cinco
El yo, tú. Todos.
E l fenómeno
Signo tangente de mí
Ceguera en dos
E se espejo
Fragmento azul de pie
Es mi rostro.
122
I
II
Cien silbidos;
Animales gritando
Todos soñando
III
Un campo azul
Viene a los ojos, signo
123
COMIDA CASERA JAPONESA
TEL: 2288415636
ACURARELAS: Cecilia Gabriela Natividad Zacarías
"Seré uno más entre los ancianos de nuestra sociedad, seré uno más de
los habitantes de la población rural, uno preocupado por los niños y los
jóvenes de nuestro país; y seré un ciudadano del mundo comprometido,
mientras tenga fuerzas, con la tarea de conseguir una vida mejor para las
personas en todas partes"
Nelson Mandela