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Hace miles de años que existen ciudades, y estas han ido proliferando y evolucionando a lo largo
de los siglos y a la vez que han sentado en buena medida las bases de la ciudad actual. En
España, por ejemplo, que participa de la cultura urbana casi desde sus orígenes, la mayor parte
el espacio urbano actual apenas tiene treinta años. Puede ser sorprendente que esta forma de
organización espacial que se caracteriza por estar ligada al progreso y al dinamismo allá tardado
miles de años en imponerse y generalizarse.
Solo hay ciudades cuando los grupos humanos son capaces de construirlas y administrarlas y
cuando les resultan útiles y ventajosas para sus objetivos militares, comerciales, económicos,
políticos, etc.
Las primeras ciudades surgieron hace unos cinco mil quinientos años cuando se hubo alcanzado
una tecnología neolítica avanzada que permitió el paso de un sistema de simple recolección a
otro en el que los alimentos eran ya cultivados. Se dan tres granes niveles de organización
humana a lo largo de la historia: primitivo, feudal o preindustrial e industrial.
+El nivel primitivo, de carácter pre-urbano se caracteriza por pequeños grupos urbanos
homogéneos y autosuficientes, cohesionados por la búsqueda del alimento. El excedente
alimentario es inexistente o en cantidades muy pequeñas. Esas circunstancias no permiten
asentamientos importantes y duraderos ni que nadie pueda dedicarse a otra cosa que no sea la
búsqueda de su propio sustento.
+El segundo nivel de organización denominado pre-industrial o feudal se caracteriza por una serie
de avances técnicos y diversas mejoras en los cultivos que incrementan la producción agraria y
propician la existencia de excedentes alimenticios. Cuando halamos de los excedentes agrícolas
como factor que hace posible la urbanización hay que pensar en los totales que producen toda la
comunidad y no solo en lo que es capaz de generar cada trabajador.
Esto añade un elemento importante en la explicación de los procesos ya que el tamaño y la
densidad de la población agrícola, son más importantes que la productividad en sí misma. La
fertibilidad de la tierra y la tecnología agrícola serian por tanto solo factores complementarios.
Estas circunstancias hacen posible los asentamientos estables de población.
Queda claro que los elementos que sustentan el proceso urbano, son unas ciertas densidades de
población, los excedentes de producción agrícola y la capacidad organizadora y de dominio de la
élite dirigente, a la que hay que suponer unas cuotas de poder religioso político y económico.
Pero este proceso solo se verá impulsado por la actividad comercial.
Las ciudades van a seguir evolucionando y extendiéndose muy lentamente a lo largo de los siglos
sí que se produzcan grandes transformaciones hasta la llegada de la revolución industrial.
A partir del tercer milenio, en el Delta del Nilo aparecen como unidades que formaban unidades
políticamente independientes. En ellas, los faraones concentraban el poder político y religioso al
frente de un fuerte dispositivo central que controlaba el excedente económico y la fuerza de
trabajo.
Las primeras ciudades en el este de Asia aparecen en el valle del rio Amarillo, en el siglo XIV a.C.
en relación con sistemas de canalización de aguas que mejoran los rendimientos agrícolas. Su
estructura espacial es similar a la ya descripta, posee un recinto amurallado con el palacio en el
centro, y la existencia de artesanos especialistas en ornamentación. En el continente americano,
las primeras ciudades se sitúan en la península del Yucatán en Guatemala y en México.
De los procesos de urbanización en este periodo se ha dicho que se produjeron por contagio, ya
que los nuevos territorios eran ocupados por poblaciones ya urbanizadas que reproducían en
ellos sus modelos de organización.
Todo el proceso va a girar en torno a diferentes elementos básicos: el ejército, como instrumento
de conquista y de defensa; la religión y otros elementos culturales como expresión de una
organización política y administrativa que debe imponer un cierto orden social al servicio de la
tarea de dominio y de colonización.
Los fenicios se dedicaron al comercio marítimo con lo que se convirtieron en agentes
transmisores de diversas culturas En su caso las ciudades son instrumentos necesarios para la
mejor organización de su actividad económica y se convierten por tanto en la expresión física de
su red comercial.
Las ciudades griegas van a reflejar una civilización superior y una sociedad más compleja.
Surgen también de las necesidades de defensa, de administración y de comercio de una
religión. Esta crece en torno a la acrópolis, lo que refleja la importancia de las ideas religiosas.
La democracia como forma de organización más participativa propicia la aparición de edificios
y espacio de uso común (teatros, estadios, etc.).
La expansión de esta ciudad es un proceso dilatado en el tiempo y obedece a diferentes
causas, a veces se trata de simples migraciones que van creando nuevas ciudades que por su
independencia no deberían ser consideradas como colonias.
LA CIUDAD MEDIEVAL
El mundo islámico protagoniza una expansión y representa una nueva concepción de la vida,
impuesta por una religión de rígidos preceptos y marcadas diferencias con el cristianismo.
La ciudad musulmana reúne unas peculiaridades morfológicas y funcionales muy marcadas
y constantes a lo largo y ancho del mundo musulmán así como a través del tiempo. Sorprende
la semejante morfología en distintas regiones a pesar de que éstas hubieran estado sometidas
a influencias muy diversas y profundas.
La morfología de la ciudad musulmana resulta inconfundible, es muy poco diferenciado, sin
apenas otros espacios abiertos y elementos estructurantes que unas calles de trazado
intrincado, estrechas y generalmente cortas, cuya principal función es servir de acceso a las
viviendas. Solo unas pocas calle principales se dirigen en forma radial pero tortuosa, desde el
centro hacia las distintas puertas de unas ciudades fortificadas y rodeadas de arrabales a
veces también cerrados en sus propias murallas.
Las casas no tienen ventanas hacia las calles, se organizan de espalda a ella con altos muros
ciegos que reflejan una actitud premeditada de preservar la intimidad de los moradores de las
viviendas. La calle es un acceso pero no un espacio en el que puede haberse reflejada la vida
humana.
Por otra parte Europa se continentalita durante la edad media y vuelve a unas estructuras
eminentemente rurales en las que el feudalismo y la merma de las actividades comerciales son
los elementos fundamentales desde la perspectiva de nuestro estudio. El comercio se restringe
a unos mercados de carácter local, de productos agrarios y a pequeña escala, en una
economía doméstica.
Capítulo 3
LA EVOLUCION DEMOGRAFICA.
La aparición del ferrocarril y la navegación a vapor, junto con el telégrafo y el teléfono, fueron
innovaciones que se produjeron en el siglo XIX. Estos medios permiten los intercambios y las
comunicaciones a larga distancia y propician cambios en el funcionamiento de la economía
mundial, en la distribución espacial de la población y en la urbanización.
El desarrollo de los transporte en relación con su velocidad, su seguridad, su comodidad y su
abaratamiento suponen un acortamiento de las distancias.
Antes de la existencia del ferrocarril la imposibilidad de transportar mercaderías voluminosas a
grandes distancias obligaba al aprovisionamiento cercano. La posibilidad de transportar sin
grandes costes las materias primas permitió la concentración de actividades económicas y de
población.
El ferrocarril y el barco de vapor favorecieron la distribución de los productos, con lo que se
agrandaron progresivamente los mercados, lo que dio lugar a su vez a la aparición de
economías de escala, que habrían de dinamizar el desarrollo de la actividad económica.
El desarrollo de los transporte por carreteras a lo largo del siglo XX ha jugado un papel
fundamental en los procesos de difusión de la vida urbana por todo el territorio y en la aparición
de nuevos modelos de asentamientos urbanos. Los desplazamientos interiores en las ciudades
se intensificaron y aumentaron sus recorridos con el crecimiento. Estas mismas no pudieron
desarrollarse especialmente hasta que el tren vía tirado por caballos pudo disponer de motor y
hasta que no aparecieron los camiones y automoviles. Estos avances suponen una reducción
de distancia, que permite que las ciudades crezcan.
El crecimiento espacial de la ciudad permite separar ciertas actividades para que no se
interfieran y no se produzcan situaciones ambientales indeseables. Un ejemplo es la
separación de las fábricas y las viviendas en áreas industriales y residenciales.
LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL.
Cuando a finales del siglo XVIII se sustituye a madera por el carbón en la producción del
hierro, no solo se inicia un camino en el que se irán reemplazando los objetos de madera por
los de hierro y que llevara a la construcción de grandes maquinas como el ferrocarril. Se
cambia también la localización de la producción de hierro, que de las zonas boscosas se
desplazara hacia las que cuenten con yacimientos de mineral y posteriormente a las que
demanden metales. Tras este cambio, los yacimientos de carbón y de hierro ponen a algunos
países de Europa central y occidental a la cabeza de la industrialización y de progreso técnico.
Esta revolución del carbón y de la siderurgia del acero, paso a la creación de máquinas y
motores que se aplican al transporte y a la fabricación de todo tipo de productos.
En un primer momento se produce un desarrollo extensivo en el que los aumentos de
producción son consecuencia de grandes incrementos de mano de obra con la incorporación
de maquinaria, y que afecta sobre todo a la industria de bienes de consumo, particularmente la
textil.
A mediados del siglo XIX la industrialización va a caracterizarse por el aumento de la
productividad, que no deja de crecer la demanda de mano de obra aunque se reducen
considerablemente las obras trabajadas por el obrero. Es el comienzo de lo que Geddes llama
la era neotécnica. Ahora el protagonismo está en la industria básica de bienes de producción,
en el desarrollo de los transportes y en la intensificación de las relaciones comerciales. Afloran
los grandes bancos, las sociedades anónimas y el capital financiero.
La producción industrial supone la aparición de la fábrica como un elemento arquitectónico
nuevo, modificador del paisaje urbano.
El tamaño de las edificaciones que fue haciéndose mayor con el tiempo, introduce cambio en
la estructura parcelaria y en la organización de las manzanas y del viario.
Frente a una demanda que crece vertiginosamente, el largo plazo que se precisa para crear
las infraestructuras, las viviendas y los servicios necesarios, produce una situación de
desequilibrio en el mercado que se salda con hacinamiento y especulación.
Al ir desapareciendo la unidad vivienda-taller, se establece como característica urbana la
separación entre lugar de trabajo y residencia, lo cual generara nuevas necesidades de
transporte dentro de la ciudad.
Arturo, Soria y Mata había propuesto en 1882 una brillante solución para encausar el
desarrollo urbano, que tuvo una muy parcial puesta en práctica en Madrid. La ciudad lineal que
propugna se apoya sobre un eje de comunicación entre núcleos ya existentes, que ha de
generar dinamismo urbano y que garantiza el contacto con la naturaleza al estar limitado su
desarrollo transversal. Esta tiene en cuenta los planteamientos higienistas y naturalistas de la
época.
Unidad 2
“Geografía Humana” de Juan Romero
La subversión: el discurso blanco, masculino y de clase media.
La nueva geografía cultural tiene en estudio especialidades y sociabilidades de un amplísimo
abanico de grupos minoritarios y o subalternos que tienen como único elemento en común su
carácter de minoría, entre ellas encontramos: las de carácter religioso, por razón de edad,
orientación sexual, condición física, comunidades salidas de la inmigración o La minoría de
mujeres.
Conclusión
Los múltiples cambios que caracterizan la posmodernidad se enmarcan en una mutación
espacial básica la comprensión espacio temporal. La revolución de los transportes y de las
telecomunicaciones no ha anulado el espacio Pero ha transformado profundamente su
organización sobre todo en la escala planetaria propiciando que el fenómeno de la
globalización explique gran parte de las transformaciones. Muchas fronteras han sido borradas
el espacio es más fluido y se presta a todas las conexiones.
En el seno de este hiperespacio de una red mundial y descentralizada a los individuos les es
fácil localizar se confrontados como están ya no a su medio más inmediato sino a un Horizonte
inmenso multiple y fragmentado.
Minorías y grupos subalternos cuyas voces habían sido anteriormente excluidas reclaman
ahora atención como partes esenciales del sistema social: las variables de género, de clase, de
etnia, de edad, de condición corporal, delimitan las singularidades culturales de grupos
específicos, cada cual con unas estructuras sociales y unas espacialidades concretas que
obligan a replantear la geografía de la cultura y de la sociedad y las relaciones entre cultura y
espacio.
Los nuevos contextos de la producción la distribución las tecnologías y las comunicaciones
hacen que el consumo se convierta No sólo en una transacción económica para suplir
determinadas necesidades sino en un activo esencial que modela la vida individual.
Periurbano: franja o borde de mixtura de usos urbanos y rurales, área de transición entre
ambos, usos compatibles con el uso residencial, explotaciones intensivas, etc.
Suburbano: Zona, área o franja que bordea el área consolidada de una ciudad. Coexisten
diferentes usos:
Residenciales, equipamientos específicos (planta de abastecimiento de agua potable)
PROCREAR:
Este programa ha impactado en el acceso a la vivienda, no solo en aquellas personas que
contaban con su terreno particular, sino también en aquellas que no lo tenían, a los cuales se
les dificulta el acceso a la vivienda a causa del aumento desmedido de los precios de los
terrenos en Santa Rosa, orientando su búsqueda a la vecina localidad de Toay; la importancia
de la tierra urbana como bien social quedo desplazada por las especulaciones de la
reproducción del capital.
Consideraciones del suelo urbano: Todo esto estimula los usos del suelo intensivos y de
mayor rentabilidad en el área central de la ciudad. Castells advierte que la periferia, es el
poder político a través del Estado quien tiene el protagonismo en la definición del crecimiento
urbano. El desmedido aumento de los valores del suelo se da por numerosos factores, uno de
ellos es la escasa oferta de suelo urbanizable.
Derecho a la vivienda: Éste está integrado necesariamente en el derecho a la ciudad. La
vivienda si no está integrada en un tejido urbano articulado con el resto, en el que conviven
oblaciones y actividades dispersas, puede suponer, de hecho, la marginación de los sectores
de bajos ingresos. Harvey (2012) plantea que si bien en una época en que los derechos
humanos se han situado en el primer plano como modelo político y ético, la propiedad privada
y la tasa de ganancia prevalecen sobre los derechos de las personas y en ello explora el
derecho a la ciudad.
La urbanización ha desempeñado un papel crucial en la absorción de excedentes de capital
a costa de procesos que implican la desposesión de las masas urbanas de cualquier derecho a
la ciudad. La ciudad de Santa Rosa ha experimentado un crecimiento de magnitud
considerable que requiere intervención inmediata para regular no solo el crecimiento, sino los
desequilibrios producidos por una demanda sostenida y oferentes de terrenos urbanizables
altamente especuladores.
ASENTAMIENTOS PRECARIOS: Estos asentamientos ocupan el espacio suburbano por la
disponibilidad de terrenos vacantes con menor valor, donde no se conoce el dueño, son de
ocupación ilegal. Respecto a la vulnerabilidad ambiental de los terrenos, en ellos puede
observarse basureros, industrias, autopistas, lechos de ríos, áreas inundables, etc.
Denominadas generalmente villas miseria, favelas, callampas, barriadas o chabolas. En
América Latina este fenómeno convive desde hace más de 50 años, generando en algunos
casos situaciones de:
Informalidad, fuera del circuito de la economía en cuanto a lo laboral, no pudiendo acceder
a un sueldo fijo.
Fue entre los años 70 y 80 cuando en gran parte de América Latina se llevó a cabo el pasaje
de la movilización del "pueblo" a los "nuevos movimientos sociales", visible en un conjunto de
acciones colectivas, marcadas por su carácter local y puntual. En el espacio urbano, la época
estaría recorrida por la emergencia de nuevas luchas, ligadas a las condiciones de vida y, por
ende, al reclamo de la tierra y la vivienda y de los servicios públicos. En este sentido, los
llamados “movimientos sociales urbanos” venían a poner de manifiesto los límites de
integración del proyecto de modernización nacional-popular, visibles en la pauperización
económica y marginalidad urbana de amplios sectores populares. En todo caso, el proceso
ilustraba el nacimiento de una nueva matriz de acción territorial, con componentes altamente
pragmáticos y una fuerte orientación de demandas hacia el Estado. Por otro lado, el uso
latinoamericano de la categoría de nuevos movimientos sociales resultaba muy engañoso,
pues varios de los movimientos analizados (como aquellos indígenas-campesinos), poco
tenían de “nuevo”.
Por último, vale la pena agregar que durante los años `80, los análisis daban cuenta de un
fuerte proceso de heterogeneidad de las luchas, lo cual fue leído en términos de creciente
disociación entre lo social y lo político Hacia los años `90, el pasaje a un nuevo tipo societal,
marcado por la asociación entre globalización y neoliberalismo, tuvo una repercusión
importante en el plano de la acción colectiva, algo que se expresó en la escasa eficacia de los
repertorios tradicionales (marchas, movilizaciones, huelgas) y, posteriormente, en la
explosión/generalización de nuevas formas de acción. En efecto, en términos de acción
colectiva, una de las primeras consecuencias fue la proliferación de repertorios de acción
nuevos o no convencionales, ligados de manera privilegiada a la acción directa (saqueos,
estallidos sociales, puebladas, cortes o bloqueos de ruta, escraches, entre otros).
Sin embargo, al alba del nuevo siglo, asistimos a una nueva inflexión, vinculada a la apertura
de un nuevo ciclo de acción colectiva, visible en la desnaturalización de la relación entre
globalización y neoliberalismo. Esta inflexión, que impulsó un cambio en el escenario político
latinoamericano, rehabilitó nuevamente el uso del concepto de movimiento social, en un
sentido altamente ejemplificador, o para decirlo de otro modo, en un sentido “fuerte” del
concepto. Recordemos que, aunque el ciclo anti-neoliberal se abrió en 1994 con la irrupción del
zapatismo, en Chiapas, suele señalarse el inicio de un nuevo ciclo de acción colectiva, esto es,
una fase que señala una progresiva acumulación de las luchas contra las reformas
neoliberales, con la Guerra del Agua, en Cochabamba, en el año 2000, seguido éste por otros
momentos de inflexión, tanto en Argentina, en diciembre de 2001 y durante 2002, Ecuador, en
2005, nuevamente Bolivia en 2003 y 2006, entre otros.
Es importante señalar que el equipo del GEPSAC ha venido haciendo una rigurosa
sistematización de las protestas en la Argentina, que abarca el periodo de 1989 a 2006, y que
constituye la base estadística más completa del país. También los trabajos de Auyero,
discípulo de Ch. Tilly, se han orientado en esta dirección, al retomar la noción de protesta, en el
marco de una concepción que subraya la importancia de los procesos políticos y los cambios
en las formas del reclamo en Argentina, básicamente centrados en las revueltas de los
empleados estatales, las puebladas en las localidades petroleras y los saqueos en el
Conurbano Bonaerense (:2002, 2008).
Por otro lado, M. López Maya, quien inició junto a su equipo un proceso de sistematización de las
protestas en 1997, retoma el concepto de “protesta popular”, basado explícitamente en el enfoque
de Tilly (política beligerante o proceso político), al cual define como “una acción colectiva
disruptiva y discontinua, desarrollada en espacios públicos por multitudes y otros actores sociales
y políticos, para expresar malestar o descontento con normas, políticas, instituciones, fuerzas,
condiciones sociales y políticas, etc.” (2005:518). Sin embargo, L. Maya habla también de “la
política en la calle” para dar cuenta de un tipo de instrumento político por antonomasia de los
sectores más pobres o más alejados del poder, una conceptualización que, como veremos más
adelante, está muy presente en la teoría de la acción colectiva en América Latina.
En suma, a fines de los `90, gran parte de las investigaciones realizadas en países de la
región, adoptaron el concepto de protesta, en detrimento de la noción de movimientos sociales,
a fin de subrayar la proliferación de repertorios de acción no convencionales, con un fuerte
poder disruptivo, que combinaban diferentes formas de acción directa, y señalaban como
interlocutores privilegiados los diferentes niveles del Estado.
Así, en las últimas décadas, los movimientos sociales en América Latina se han multiplicado
y han extendido su capacidad de representación, esto es, han ampliado enormemente su
plataforma discursiva y representativa en relación a la sociedad: movimientos indígenas y
campesinos, movimientos urbanos territoriales, movimientos socio-ambientales, movimientos y
colectivos glttb, en fin, colectivos culturales, dan cuenta de la presencia de un conjunto de
reivindicaciones diferentes, identitarios, configurando un campo multiorganizacional
extremadamente complejo en sus posibilidades de articulación. Heterogéneos en sus
demandas, al igual que en otras latitudes, éstos trasmiten una tendencia a la reafirmación de la
diferencia y el llamado al reconocimiento, al tiempo que se expresan a través de una
multiplicidad de repertorios, ligados a la acción directa.
Los movimientos sociales son comprendidos así dentro de una historia mayor, que
comprende diferentes momentos y etapas, desde los orígenes, ascenso, apogeo, crisis y
reconfiguración, en sus diferentes alineamientos y vertientes político-ideológicas. Estamos
pues frente a un enfoque que privilegia una concepción de los movimientos sociales en tanto
actores colectivos plurales, abiertos, impuros, dinámicos, que inscriben su acción en diferentes
niveles, siempre en un campo multiorganizacional y, por ende, de articulaciones difíciles y
complejas. Lejos de toda linealidad o imagen purista, reconoce que hay momentos en los
cuales los movimientos sociales reflejan tendencias corporativas y particularistas y otros
momentos, sobre todo, en procesos de movilización ascendente, en los cuales desarrollan la
capacidad de articular demandas más generales, capaces de interpelar el conjunto de la
sociedad, a través del cruce con otros movimientos u organizaciones sociales.2 Finalmente, la
concepción de movimientos sociales en sentido fuerte, más teórico, debe ser entendida menos
como una definición normativa (lo que debe ser un movimiento social, a la manera de A.
Touraine), y más como un concepto límite que nos recuerda el carácter asimétrico y antagónico
de las relaciones de poder, y por ende, coloca en el centro la idea de la dominación.
Los repertorios son definidos como “un conjunto limitado de rutinas aprendidas, compartidas
y actuadas a través de un proceso de elección relativamente deliberado. Los repertorios son
creaciones culturales aprendidas, pero no descienden de la filosofía abstracta ni toman forma
como resultado de la propaganda política, sino que surgen de la lucha. Es en la protesta donde
la gente aprende a romper ventanas, atacar presos sujetos al cepo, derribar casas
deshonradas, escenificar marchas públicas, hacer peticiones, mantener reuniones formales u
organizar asociaciones de intereses especiales” (Tilly, 2002, 31-32).
Una segunda cuestión remite al análisis más comprensivo de las transformaciones de los
repertorios, sus usos y puestas en escena públicas. En realidad, en esta segunda vía, no sólo
se destacan los aspectos estratégicos, sino las dimensiones culturales y simbólicas, a saber, la
importancia de los repertorios de acción como elementos nodales en la construcción de una
identidad positiva y, por ello mismo, las dificultades que conlleva tanto su inserción en
contextos de conflicto alto como las consecuencias de su inevitable rutinización. Un ejemplo en
el cual pienso, y que he analizado para el caso argentino, es el de los desocupados o
piqueteros, para quienes el corte de ruta, un repertorio de acción que luego adoptaría un
carácter modular, no sólo constituyó una forma de confrontación, sino una experiencia de
autoafirmación de una identidad excluida.
Como afirma Milton Santos (2001), la apropiación del territorio nunca es solo material, sino
también simbólica. La territorialidad, como dimensión “material”, ha sido muchas veces
comprendida exclusivamente como auto-organización comunitaria, tanto de los movimientos
campesinos, muchos de ellos de corte étnico, como de los movimientos urbanos, que asocian
su lucha a la defensa de la tierra y/o a la satisfacción de las necesidades básicas. La
importancia que adquirió la construcción de la territorialidad, asociada primeramente al habitat
y las condiciones de vida, está ligada a la desarticulación entre empleo y urbanización, operada
a fines de los años ´60 y ´70, que dieron lugar a la emergencia a los primeros asentamientos
urbanos. Este fenómeno de marginalidad urbana señalaba el desfase entre las demandas de
consumo y la calidad de vida en general, y por ende, ponía de manifiesto los límites de
integración del modelo populista-desarrollista.
Como hemos señalado, esta situación daría origen a los movimientos sociales urbanos,
caracterizados por la auto-organización en redes de proximidad social y espacial (el barrio
como centro organizado) y la orientación hacia el Estado (en reclamo de servicios y la tenencia
de la tierra). En este período, los movimientos sociales urbanos despertaron expectativas en
algunos analistas, que proponían una articulación entre luchas sociales (urbanas) y luchas
políticas (sindicales, partidarias). Sin embargo, desde fines de los ´80, el territorio se fue
erigiendo en el lugar privilegiado de disputa, primero, a partir de la implementación de las
nuevas políticas sociales, de carácter focalizado, diseñadas desde el poder con vistas al
control y la contención de la pobreza. Estas transformaciones deben ser entendidas en el
marco de una dinámica recursiva. En efecto, como se vería en años posteriores, el correlato de
este proceso sería el desarrollo y consolidación secuencial de un Estado de seguridad y un
Estado Asistencial, con el objeto de contener, controlar, disciplinar a las poblaciones pobres y
movilizadas, concebidas como nuevas “clases peligrosas”.
De manera más reciente, la disputa por el territorio ha tenido otras inflexiones, a partir de las
nuevas modalidades que adoptaría la lógica del capital en los espacios considerados
estratégicos en términos de recursos naturales. Recordemos que el impulso del capitalismo
neoliberal posdictaduras ha tenido diferentes fases en América Latina: un primer momento,
desde finales de los ´80, estuvo marcado por la desregulación económica, el ajuste fiscal, la
política de privatizaciones (de los servicios públicos y de los hidrocarburos), así como por la
introducción del modelo de agronegocios. Esta primera fase, en la cual se sentaron las bases
del Estado meta-regulador.
En los últimos tiempos, el proceso mismo de construcción de la territorialidad se haya
cargado de nuevas significaciones y valoraciones, como lo muestra el desarrollo de
movilizaciones de fuerte carácter socio-ambiental en gran parte de la región. Así, las acciones
de los movimientos campesinos e indígenas, como de aquellos socio-ambientales, orientadas
contra el Estado y contra sectores privados (grandes empresas transnacionales), generalmente
se inician con reclamos puntuales, aunque en la misma dinámica de lucha tienden a ampliar y
radicalizar su plataforma representativa y discursiva, incorporando otros temas, tales como el
cuestionamiento a un modelo de desarrollo monocultural y destructivo, y la exigencia de
desmercantilización de los llamados “bienes comunes”.
Incluso, los nuevos espacios de coordinación que inicialmente estuvieron marcados por la
evolución de los llamados acuerdos sobre liberalización comercial y especialmente frente a la
iniciativa norteamericana de subsumir a los países de la región bajo un Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA), hoy se erigen contra el IIRSA (Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional Suramericana), los avances del modelo extractivo exportador y la
extensión del modelo de agro-negocios. De este modo, la constitución de espacios de
coordinación a nivel regional aparece cada vez más centrada en la defensa de la tierra y el
territorio.
Pero, lejos de ser privativo de la Argentina, la asociación entre lo plebeyo y las formas de
participación de lo popular, recorre sin duda gran parte de los países latinoamericanos, y
aparece cristalizada en la imagen de la “invasión” de los pobres y excluidos, que bajan de los
cerros, para “cercar” o “sitiar” el centro político y económico de la ciudad. Las revueltas
urbanas de las últimas décadas y la visibilidad persistente que han adquirido los sectores
excluidos (símbolo de las clases peligrosas), vuelven a traer al presente estás imágenes
fantasmáticas.
POLICENTRALIZACIÓN METROPOLITANA.
Una de las principales consecuencias del proceso simultáneo de expansión territorial y
dispersión productiva que afectado a las principales metrópolis latinoamericanas durante
las últimas décadas ha sido significativo aumento del número de funciones y actividades
que hasta entonces habían estado de localizadas en sus centros tradicionales que se
desplazan hacia nuevos lugares del territorio Metropolitano. Este proceso que afirma la
transición desde una estructura articulada en torno a un centro principal hacia una
organización policentrica redunda en una progresiva declinación del papel y de la
importancia de esos centros tradicionales.
Esta transformación tuvo sus principales fuerzas impulsoras por una parte en la afirmación
y el despliegue de las empresas organizadas en red y por otra en ciertos cambios en las
preferencias vocacionales de las principales actividades productivas bajo el estímulo
derivado de los nuevos sistemas y condiciones en transportes y Comunicaciones. También
incidió en el fortalecimiento de esta tendencia el ensamblaje a la dinámica Metropolitana de
algunos pueblos y ciudades al de años que hasta entonces habían funcionado en forma
independiente y que ya contaban con centros relativamente consolidados los que al
articularse en el sistema productivo central se constituyeron en nuevos centros
metropolitanos Incluso en muchos casos al hacerlo reforzaron sus funciones centrales con
el agregado de nuevos tipos de servicios especialmente comerciales.
Las sedes corporativas y oficinas centrales de las grandes empresas comenzaron a
desplazarse desde los tradicionales Distrito centrales de negocios hacia nuevas
localizaciones intermedias. Aún cuando en muchos casos estos desplazamientos ya se
habían iniciado en la época Industrial desarrollista fue la creciente importancia que lograron
los factores mencionados en la época de la globalización lo que incidió en la preferencia
por lugares más alejados del centro.
Entre las configuraciones que han tenido hasta ahora mayor repercusión en la conformación
de ese nuevo paisaje Metropolitano merecen ser destacadas las siguientes como
especialmente relevantes:
Espacios comerciales diversificados y o especializados: especialmente shopping malls Qué
son en sí mismos lugares concebidos para facilitar el entrecruzamiento de múltiples redes
principalmente comerciales y por lo tanto para facilitar la localización y el funcionamiento de
sus nodos. De esta manera sus configuraciones de Última Generación han debido ser
adecuadas a los cambios comerciales impuestos por la globalización de manera de hacer
posible el despliegue de un mix de productos y servicios equivalentes al que se ofrecen en las
economías centrales. Dado que muchos de estos mails fueron concebidos y promovidos
explícitamente para cumplir la función de subcentros urbanos, su actualización ha requerido
incorporar a sus actividades comerciales habituales la oferta de complejos de salas
cinematográficas centros médicos hoteles de lujo patios de comida instalaciones para eventos
culturales.
Igualmente han multiplicado su presencia otros tipos de grandes superficies comerciales
tanto enfocadas hacia el consumo diversificado como especializado entre ellos los centros
comerciales del automóvil de la computación de materiales del hogar. Que también tienen una
fuerte influencia en los cambios que afectan a la estructura urbana de la ciudad difusa y
policentrica.
Edificios corporativos y complejos empresariales: concebidos conforme a las más modernas
tecnologías (edificios inteligentes) Generalmente diseñados por arquitectos de renombre
internacional.
Hoteles de lujo y gran lujo y conjuntos para la celebración de ferias internacionales
conferencias y grandes eventos.
Nuevas configuraciones para el esparcimiento que corresponden a modalidades asociadas a
productos vinculados a las nuevas tecnologías especialmente en el campo de la electrónica es
el caso de los complejos integrados de salas cinematográficas.
CONCLUSIONES
Cómo podríamos caracterizar a la metrópoli emergente latinoamericana.
La misma aparece como el producto de la consolidación de una dinámica reticulada que le
impone un nuevo papel en una red mundial de ciudades en competencia y establece las bases
para la recuperación de su crecimiento económico. De esa dinámica emerge una aglomeración
que sin haber perdido totalmente sus raíces me su identidad específica resulta invadida por un
conjunto de tendencias artefactos monumentos símbolos que pueden considerarse como
congénitos a esta nueva fase de desarrollo capitalista. Sujeta esos cambios la ciudad de la
globalización es ante todo Una ciudad polarizada y segregada. Una polarización social
asociada de la existencia de amplios sectores que no logran insertarse en unos mercados de
trabajo estructurados en función de la competitividad junto a otros grupos para los que la
acumulación de riqueza parecen encontrar límites de esta manera se imponen nuevas
modalidades de segregación y exclusión socio territorial donde tiende a agudizarse en forma
imprevisible la conflictividad social.
Urbanización
La aglomeración hace referencia a un punto de concentración. Se produce de dos maneras: por
multiplicación de puntos de concentración y por aumento de tamaño de puntos de concentración
específicos. El punto de concentración de población se lo llama localidad, siendo esta, una
concentración espacial de edificios vinculados entre sí por una red de calles: es una
aglomeración. La población censada en aglomeraciones se llamara población aglomerada. Pero
las aglomeraciones solo son pequeñas manchas salpicadas aquí y allá sobre el territorio nacional.
La inmensa superficie restante se llamara campo abierto y población dispersa la censada en el
campo abierto.
Sistema Nacional de asentamiento: conjunto articulado de las aglomeraciones y el campo abierto
de todo el país.
Crecimiento urbano: que variación absoluta experimento la población aglomerada.
Crecimiento urbano diferencial: variación absoluta que experimento la población de cada uno de
diversos tramos de población de aglomeraciones.
Términos que pueden caracterizar a un asentamiento:
Primacía: cuando la población de la aglomeración primate, la mayor de todas, supera por lejos la
de la que inmediatamente le sigue en orden decreciente de población (supera casi en más del
doble). Es decir, conocida como la preponderancia demográfica y económica que la primera
ciudad de un país tiende a poseer con respecto a su propia red urbana nacional. La primacía
crece de forma casi ininterrumpida hasta alcanzar un tope a partir del cual se estanca y comienza
a descender.
La macrocefalia es un fenómeno que se da en los países cuya red urbana está muy
desequilibrada por el predominio de una gran ciudad que concentra a gran parte de la población
urbana. Algunos ejemplos son: Buenos Aires, Argentina; Montevideo, Uruguay;
Caracas, Venezuela; Lima, Perú.
Categorías de aglomeración:
1) Población dispersa y en aglomeraciones de menos de 50.000 habitantes.
2) Población en aglomeraciones de tamaño intermedio (ATis). Las que mas septuplicaron su
pobacion fueron: San Ramon de la Nueva Oran, Fromosa.
3) Población en la aglomeración primate, Gran Buenos Aires.
Cohorte: conjunto de aglomeraciones. (1ro Buenos Aires, luego Gran Córdoba y Gran Rosario).
Consecuencias de las metamorfosis:
+ha disminuido la distancia promedio entre la residencia de cada habitante del país y algún centro
potencial de servicios especializados que requieren la presencia del usuario en persona.
+Ha disminuido la distancia promedio entre la residencia de cada habitante del país y algún
mercado potencial de trabajo marcadamente diversificado.
LA JERARQUÍA EN REDES
La reorganización del sistema urbano tiene su plasmación en el modelo de jerarquía de
redes propuesto por G. Dematteis, quien diferencia inicialmente dos tipos básicos y un tercero
derivado, ambos conectados a través de relaciones horizontales y que son:
A) Las redes de complementariedad: están formadas por centros especializados y
complementarios, interconectados a través de un conjunto de relaciones input-output y de
mercado.
B) Las redes sinérgicas, constituidas por centros funcionalmente similares que tienen
relaciones de cooperación con mercados integrados a través de infraestructuras avanzadas de
telecomunicaciones.
Dentro de esta categoría se incluyen también las redes de innovación, formadas por centros
que cooperan, en nuevos proyectos de infraestructura o productivos, con el fin de alcanzar una
masa crítica.(por ejemplo), acuerdos de cooperación para la construcción de aeropuertos, tren
de alta velocidad, servicios tecnológicos y culturales).
Estas redes de ciudades constituyen, por tanto, un sistema abierto predominantemente
horizontal. Las nuevas de ciudades generan nuevas externalidades o economías de
especialización, de complementariedad, de cooperación y de innovación.
A la jerarquía de lugares, debe añadirse una realidad nueva: la jerarquía de redes. Según la
mayoría de los estudios se organiza en tres niveles:
+La red de las ciudades mundiales: que desempeñan todas las funciones, y compiten a
través de redes de transporte y comunicación avanzadas.
+La red de las ciudades nacionales especializadas: entre las que tienen lugar las relaciones
de input-output , intercambio de tecnología y de comercialización.
+La red de las ciudades regionales especializadas: unidos por el mismo tipo de relaciones de
cooperación.
Una importante consecuencia es que bajo esta perspectiva, la economía de los centros
urbanos ya no está determinada tan solo por su función de oferta de bienes y servicios
dirigidos a la población de sus respectivas aéreas de influencia, sino que, cada vez más, la
ciudad desempeña una función derivada de su modalidad en una red internacional de flujos en
un mercado abierto.
Cada ciudad y cada territorio tendera a diferenciarse de los demás por la forma en que
organice los flujos de relaciones y los flujos de información y de servicios, que vincularan entre
sí a centros urbanos de diversas dimensiones. Son esos flujos los que determinan las
características de cada red y condicionan el papel de cada ciudad.
Las estrategias de inserción aportan, de este modo, una nueva dimensión al modelo
productivo de planificación estratégica.
CIUDADES COMO REDES Y COMO LUGARES.
El geógrafo italiano Dematteis sostenía que cada ciudad puede ser pensada como un
conjunto de nodos internos diferenciados pertenecientes a diversas redes. De esta forma, cada
ciudad es una suma de nodos pertenecientes a distintos sistemas, en los cuales se integra a
través de las relaciones horizontales correspondientes, pero a la vez cada uno de ellos
mantiene relaciones verticales diversas de ámbito local o regional.
Es la especialización funcional de los nodos lo que permite a la ciudad integrarse en la red
urbana exterior. Entonces, la red urbana aparece como una red interna de nodos
especializados.
En este contexto se pueden distinguir otros tres tipos de redes:
A) Redes jerárquicas monocentricas: se trata de redes con base espacial o territorial. Son
propias de regiones de componente rural o con un bajo nivel de urbanización. Cada nodo
funcional mantiene relaciones de dependencia y subordinación con el nodo central, y en
base a esos flujos se organizaba una red jerárquica predeterminada por la propia
estructura espacial.
B) Redes multipolares: están formadas por nodos locales especializados. Las funciones
urbanas se subdividen entre los diversos nodos de la red. La dinámica de cada nodo es
dirigido por mecanismos circulares acumulativos, propios de los procesos de aglomeración
y de polarización, mientras que a nivel de red no existen situaciones estructurales de
equilibrio. Entre los diversos nodos de la red global se establecen externalidades
sinérgicas basadas principalmente en la complementariedad de las funciones (sistema
circular interconectado).
C) Redes equipotenciales o de indiferencia locacional: las funciones urbanas se subdividen
entre los nodos de manera aleatoria, es decir, sin que intervengan los factores de
distancia, o los procesos de aglomeración-polarización, en la regularización de la
distribución espacial de las funciones urbanas entre los nodos de la red, siendo la
ubicuidad el principio organizativo predominante.
Es un tipo de red teórica, pero que quiere representar la posibilidad de competencia
espacial y de ubicuidad que las nuevas aportaciones tecnológicas y productivas hacen
posible. Se adapta bastante bien a modelos de organización locacional de las
corporaciones multinacionales y permite vislumbrar la vulnerabilidad a que se encuentran
sometidas las ciudades o nodos dependientes de una gran empresa y por ello de las
decisiones de tales organizaciones.
Antes las áreas centrales, regiones centrales o centros estaban constituidos por espacios
dinámicos, casi siempre regiones urbanas cuya característica definitoria era su capacidad de
concentración de los procesos productivos finales, principalmente aquellos derivados de la
industrialización. Por el contrario, los espacios periféricos, o periferias, estaban vinculados a
procesos iniciales, muy a menudo de abastecimiento o primera transformación de los recursos
locales, que hicieron crecer las actividades comerciales, las de transporte e incipientes
sistemas financieros.
TEORÍA DE LA DIFERENCIACIÓN ESPACIAL DEL CRECIMIENTO
Las ventajas comparativas y también las desventajas reactivaron las relaciones dinámicas
interregionales y como suele ocurrir con la implementación de un nuevo ciclo, se rompió la
inerci0a de las fases anteriores, produciéndose una nueva fase de diferenciación espacial o
regional.
Los procesos de diferenciación son ahora más rápidos y los reajustes favorecen más a las
regiones con mayor PDA (potencial de desarrollo adquirido), y una vez que las primeras fases
de cambio están en marcha, los procesos de concentración tienden a consolidarse. Podemos
distinguir tres tipos de procesos de internacionalización de las ventajas comparativas iniciales
del PDA:
(Áreas innovadoras) Las regiones o áreas urbanas generadoras, es decir, aquellas que
primero adoptaron las innovaciones, son las que tienen mayor capacidad para adaptar su
producción al nuevo mercado, porque pueden funcionar como centros innovaodres.
(Áreas adoptivas o imitativas) En un segundo escalón están las áreas y regiones con
estructura favorable a la llegada y adopción de innovaciones, ya sea por imitación y/o por
asimilación de procesos. Se incorporan a las áreas de crecimiento, pero con menor capacidad
de inserción en los circuitos privilegiados.
(Áreas pasivas) En un tercer grupo quedan las zonas que recibieron la innovación
tardíamente, por la existencia de barreras internas a la difusión. Así como en el caso anterior
la adopción imitativa genero ligazones hacia adelante e innovación local, estas se mantienen
en una situación de subordinación o dependencia.
Territorios sin discurso, ciudades sin imaginario: Binomios como centro periferia.