El acné es una enfermedad inflamatoria de la unidad pilosebácea, caracterizada por la
formación de pápulas, quistes, comedones, pústulas y, en a veces, nódulos o cicatrices. Se localiza en el rostro y en los hombros, y se extiende a tronco, brazos y piernas. Esta es más frecuente entre los 13-18 años, predominando en mujeres. Su patogenia dependerá de factores que están interrelacionados entre sí; aumento de la secreción sebácea, hiperqueratosis ductal que obstruye el folículo, colonización bacteriana por P. acnés y la inflamación secundaria que se produce. Los tipos de acné de acuerdo a la gravedad de las lesiones son leve, moderada y grave, mientras que la clasificación de acuerdo a la causa del acné es inflamatorio y no inflamatorio. (*) El tratamiento dependerá de la gravedad de la enfermedad, el tratamiento tópico es el más frecuente y de primera instancia. Cuando éste no da resultado, o cuando se trata de un acné inflamatorio grave, se recurre al tratamiento sistémico, mientras que el tratamiento hormonal se utilizará en mujeres que no han experimentado mejoría tras varios meses de tratamiento antibiótico. Finalmente, el tratamiento quirúrgico se emplea únicamente en los casos más graves, para mejorar las cicatrices y las hiper e hipopigmentaciones asociadas a esta enfermedad. (**)
El vitíligo es un desorden pigmentario cutáneo adquirido, crónico e idiopático debido a
múltiples factores causales que ocasionan la destrucción del melanocito; se caracteriza por la aparición progresiva de máculas acrómicas, blancas, asintomáticas, que progresan gradualmente por años desde la infancia, distribuidas en forma bilateral y simétrica, con factores de riesgo como DM, enfermedad tiroidea, alopecia areata y psoriasis. A pesar de ser de causa desconocida, se propusieron hipótesis que explicar su patogénesis, siendo la más popular la autoinmune. El objetivo del tratamiento es la regeneración de melanocitos epidérmicos, para obtener una repigmentación de las áreas afectadas; el tratamiento médico incluye esteroides tópicos, sistémicos, fototerapia e inhibidores de la calcineurina; mientras que el quirúrgico consiste en injertos de piel o de melanocitos, es poco usado. (***)
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica, que se presenta ciertas
características, primarias: rubefacción, eritema persistente, pápulas, pústulas y telangiectasias, y las secundarias: sensación de quemadura, piel seca y fina, manifestaciones oculares, placas dérmicas, edema y lesiones extrafaciales; con cambios fimatosos de hipertrofia de glándulas sebáceas y fibrosis en frente, mejillas y nariz; asociados a factores desencadenantes, afectando también a cuero cabelludo, cuello, pabellón auricular, tórax, y ojos. Los primeros síntomas de enrojecimiento facial pueden observarse en la infancia o adolescencia, y se exacerban con el ejercicio, y es más común en pacientes con fototipo I y II. Se clasifica en 4 subtipos según su clínica: eritemato- telangiectasica, papulo-pustulosa, fimatosa y ocular y/o varios subtipos al mismo tiempo. Con respecto al tratamiento, en el tto. tópico, la elección del agente y/o la combinación de más de uno, se considerará en individuos con afectación leve a moderada, asociado a tratamiento sistémico en casos moderados a severos y en la etapa de mantenimiento después de la remisión de las lesiones. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS (*) Bernabéu A. Acné: etiología y tratamiento. Offarm: farmacia y sociedad 2008;27(8):76- 80. (**) Grupo Colombiano de Estudio. Guías colombianas para el manejo del acné: una revisión basada en la evidencia por el Grupo Colombiano de Estudio en Acné. Revista de la Asociación Colombiana de Dermatología y Cirugía Dermatológica 2011;19(2):129-157. (***) Trujillo M, Gómez L. Vitiligo . Vitiligo.Rev Asoc Col Dermatol 2009;17(2):76-86. (****) Barona M, Orozco B, Motta A, Meléndez E, Flaminio R, Pabón J. Rosácea: actualización. Piel 2015;30(8):473-542.