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Este
El Este es el punto cardinal por el que sale el Sol. Podemos visualizarlo "entrando" en
la rueda del mismo modo que lo hacemos en nuestra encarnaión física. Su elemento
es el fuego, su color es el amarillo, su animal totémico es el águila que vuela alto y posee
una vista de largo alcance, y su cuerpo celestial asociado es el Sol. El Este equivale a la
primera llamada del clarín al amanecer: es la primavera y trae la claridad. Es el momento
de la encarnación, de la entrada en la materia y la infancia. Equivale al reino de la
humanidad (en contraposición al reino vegetal, animal o mineral) y está
específicamente relacionado con el espíritu, o quizá la intuición en el sentido en que C.G.
Jung emplea el término de psicología, esto es, la capacidad de percibir los significados y
propósitos generales, de ir con inspiraciòn y "ver" al otro lado de las esquinas, pues para la
visión holísitica a veces las esquinas no existen. La muerte y la vejez son los enemigos del Este,
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no en el sentido de la sabiduría y la transformación, sino en el sentido restrictivo de la pérdida
de la visión, del movimiento y de las potencialidades, y también por su herencia de miedo. En el
Este determinamos cómo emplearemos las energías a todos los niveles. Es el "lugar de la vista de
largo alcance" y quizás el más abstracto de los cuatro cuartos.
Sur
Después del Este, siguiendo las manecillas del reloj, viene el Sur.* El Sur está relacionado con el
mediodía, elverano, el color rojo. Es la época de la juventud, la época en que aún creemos,
somos inocentes y nos preocupamos por nuestros sentimientos y por lo que nos rodea. En
términos humanos, el Sur corresponde a las emociones. El elemento del Sur es el agua y su
cuerpo celestial la Luna, reina de las mareas. Su animal totémico es el ratón, que puede
parecer un animal humilde; sin embargo, todas las criaturas tienen el mismo valor, poseen un
mensaje para nosotros y cualidades de las que podemos aprender. Con el ratón aprendemos la
importancia de observar cuidadosamente, de ser en verad quienes somos y estar en realiadd
donde estamos, algo necesario para tomar decisiones inteligentes. La función del Sur se puede
equiparar a lo que, según Jung, es la función del sentimiento: identificar aquello que tiene valor
y significa algo para nosotros, para nuestros seres queridos y la sociedad en que vivimos. El
sentimiento nos trae comodidad, unifica y favorece el crecimiento cultural. El enemigo del Sur
es el miedo, que mata nuestra habilidad para tomar decisiones y nos paraliza. El sur representa
el reino vegetal, el que aporta la energía y es el lugar "cercano".
Oeste
Llegamos ahora al Oeste, dirección del elemento tierra, de la noche y el otoño. Su color es
el negro y es el hogar del reino mineral de la vida infinitamente lenta y sileciosa que se
desarrolla sobre la Tierra. Su aspecto humano está relacionado con el cuerpo físico y por ello
podemos asociar la función de lassensaciones, según Jung -el uso de los cinco sentidos
ordinarios, lo "real"-. El Oeste corresponde a lamadurez, la época en la que tenemos la
fuerza para hacer cosas, para ayudar a otros -jóvenes y viejos- de forma práctica y
activa. Sin embargo, el Oeste también tiene que ver con la introspección profunda y
con la trancsición de un estado a otro; también con la intuición, pero de un modo más
interior que el Este. Su animal totémico es el grizzli u oso gris, el más fuerte de todos, el
que se cura a sí mismo con su conocimiento instintivo de las hierbas y que conoce la ncecesidad
de prepararse para el futuro (por ello come y se aprovisiona para hibernar). Su cuerpo celestial
asociado es la Tierra; su enemigo, la falta de fuerzas. Es Oeste es el dominio de los poseedores de
la energía, el lugar para "mirar por dentro".
Norte
Finalmente estamos en el cuadrante consagrado al Norte, donde el color es el blanco
de la nieve, de acuardo con el invierno. El Norte se corresponde a la medianoche y su cuerpo
celestial lo constituyen las estrellas. Su elemento es el aire y se asocia con el conocimiento y
la sabiduría (en función del pensamiento, que para Jung esclarece y clasifica,
conduciendo al conocimiento profundo). En términos humanos, éste es el dominio de
la mente (no es lo mismo que el cerebro) y está asociado con quienes reciben
energía: el reino animal. Su animal totémico es el búfalo. El búfalo era de vital importancia
para los indios norteamericanos, que lo utilizaban todo de él: su carne para comer, la piel para
ropas y tipis, los huesos para armas y utensilios. Los búfalos no eran explotados, eran honrados,
al igualq ue todos los animales, como manifestaciones del Gran Espíritu. Las manadas de
búfalos que atraviesan las praderas reflejan la movilidad del aire. Por otra parte, los muchos
usos que se le dan al búfalo ilustran la adaptabilidad del elemento. Correspondiente a la vejez y
a la muerte, y también al tiempo indefinible entre las encarnaciones, el Norte es el "lugar del
conocimiento". Su enemigo es la seguridad.
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Arriba, abajo y en el centro
Hasta ahora, nuestra rueda ha tenido dos
dimensiones, pero no debemos olvidar las otras
tres posiciones que señalan nuestro lugar en
el universo y que también son relevantes en
nuestro viaje por el Mundo Medio, el Mundo
Superior y el Mujndo Inferior.
Arriba está el denominado Padre Cielo,
que nos enseña a expandirnos, a hacernos
más grandes, a encontrar la relevancia, el
significado y la luz de la verdad. El Padre Cielo nos
insta a movernos, espiritual, conceptual y
materialmente. Como un buen padre humano, su
amor siempre está presente, pero su
aprobación es condicional. No nos traza
patrones, pero nos anima a encontrar nuestras propias normas, a desarrollarnos ya a
mejorar sin abandonar nuestra propia senda.
Abajo es el reino de la Madre Tierra, hogar de nuestros ancestros y de nuestro poder
instintivo. La Madre Tierra nos muestra los caminos ahcia nuestras propias
profundidades, a nuestras fuentes más profundas, y nos ayuda a acceder a todos los
talentos que poseemos. Como una buena madre humana, su amor siempre está
disponible y su aceptación es incondicional, pero nos pide que nos aceptemos como
somos y nos veamos con honestidad y coraje para poder crecer.
Situación de la rueda
La rueda puede -y debe- situarse físicamente en nuestro entorno con ayuda de la
meditación o como preludio de un viaje. Podemos hascerlo utilizando una esterilla
circular, una mesa, una bandeja o lo que tengamos a mano. No nos hará falta una
brújula en casa, pues las direcciones sólo deben ser más o menos correctas, pero de
noche en un lugar desconocido, no nos iría mal para cerciorarnos.
Es importante dejarse llevar por las propisa sensaciones al imaginar la rueda. ¿Qué
asociamos con el Sur? ¿Y con el Norte? Y así sucesivamente. Veamos algunos
objetos que podemos colocar en los cuatro puntos del círculo:
Este: Varias velas atadas con una cinta amarilla, un huevo (ornamental o real), fotos
del amanecer, cualquier objeto amarillo o luminoso, plumas de ave, cualquier cosa
específicamente humana y que hable de la iluminación (como la Representación del
hombre en el universo, del Leonardo da Vinci, por mencionar un ejemplo).
Sur: Agua en un tazón rojo, algo de color rojo, una planta, un adorno que muestre la
Luna, fotos de plantas, ¡hasta un trozo de queso! (para asociarlo a los ratones y a la
leche).
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Oeste: Aquí podríamos colocar todo tipo de piedras (preciosas o o), hierbas, nueces y
un recipiente con tierra, objetos de color negro o la reproducción de la pata de un
oso.
Norte: Algo de color blanco que sugiera la nieve, la cima de una montaña o la
claridad: figuras de animales, especialmente el búfalo; mariposas, semillas de plantas
que transporte el viento, representaciones de un consejo de ancianos, una carta
astral. Aquí podemos quemar varillas aromáticas o colocarlas como representación
del incienso, el don del aire.
Tenemos que descubrir nuestra propia forma de invocar a las direcciones una vez
colocada la rueda. Una manera de hacerlo puede ser cerrando los ojos y
pronunciando lo que nos dicte la propia mente: imágenes, asociaciones, sentimiento
o incluso alguna poesía. Por ejemplo, hacia el Sur podemos decir:
"Espíritu del Sur, le pido que hoy esté aquí conmigo. Calor, verdor suntuoso, belleza,
viajo en sus brazos. Ayúdeme a encontrar al joven que hay dentro de mí y a descibrir
todas las cosas pequeñas y humildes que son tan importantes. Que la Luna actúe
sobre las mareas de mi alma y yo camine sin miedo, con plena confianza."
Para el resto, estoy segura de que cualquiera puede inventarse las palabras más
adecuadas, dejándose llevar por sus propias sensaciones. No hay que olvidarse de
invocar al Padre Cielo, a la Madre Tierra y también al Centro. Como preparación para
las póximas tareas, nos dejaremos invadir por la paz y la plenitud y permitiremos que
nos dominen.
También se puede emplear la rueda con fines tarapéuticos. Por ejemplo, quizá usted
aprenda a ser más divertida, si es mujer, e interesarse por lo que le rodea y recibir la
inocencia y la espontaneidad que conocía cuando era pequeña. Con esta finalidad,
una vez situada en su propia rueda e invocando a las direcciones, puede decidir
"sentarse" en el cuadrante consagrado al Este para absorber sus cualidades, para
hacerse más afectuosa, más joven, más sencilla.
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* En en hemisferio norte de la Tierra nos movemos en este sentido en el contexto del
ritual porque ésa es la dirección que sigue el Sol. En el hemisferio sur sucede lo
contrario. Así mismo, los significados del Sur y del Norte pueden invertirse si se rota
180º la rueda de las armonías para adecuarla al hemisferio sur.
Tomado del tercer capítulo del libro de Teresa Moorey: "Los nuevos chamanes" de
Ed. Océano, Colección Ámbar, Barcelona, 2000.