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Pero es interesante que la mayoría de nosotros conoce a alguien que de una u otra
forma ha estado involucrado en una relación de adulterio. Es casi una epidemia, y de
acuerdo con el estado actual del mundo donde vivimos, no es de sorprenderse. La
pureza sexual ha sido reemplazada por el sexo recreativo. El matrimonio ha sido
reemplazado por relaciones desechables. Así que el séptimo mandamiento tiene mucho
que decirle a nuestra sociedad contemporánea. En esta mañana quiero que veamos
este mandamiento explorando tres áreas: el mandamiento contra la infidelidad, el
mandamiento implícito para el matrimonio y algunas implicaciones prácticas para
nuestra vida diaria.
El adulterio se define técnicamente como una relación sexual entre una persona casada
y alguien diferente del cónyuge. Es una ruptura del pacto de fidelidad que dos
personas se han jurado. Otra definición: el adulterio ocurre cuando con una persona
que no es tu cónyuge, tienes un comportamiento tan cercano que no te gustaría que
tuviera tu cónyuge. Pero creo que el adulterio es mucho más que una relación física
impropia con alguien diferente de nuestra pareja. Pues el adulterio es cualquier cosa
que disminuye o contamina la exclusividad de los votos matrimoniales. Creo que el
adulterio es cualquier cosa que amenace la confianza de nuestra pareja en nosotros.
Es cualquier comportamiento que debilite la relación con él o con ella. Es cualquier
acción que nos acerque más con otra persona de lo que estamos con nuestro cónyuge.
Supe de un caso de un hermano que destruyó su hogar por tener una compañera de
oración con quien oraba regularmente por asuntos que no discutían con su esposa. Él
fue permitiendo que esta mujer fuera acercándose cada vez más en la intimidad de
oración más que con su esposa hasta que cayeron en adulterio. Es una ruptura del
pacto de fidelidad. Cuando una persona se ve envuelto en una relación adúltera ha
escogido buscar y satisfacer sus propios deseos rompiendo en pedazos las promesas
hechas al esposo. Pero no se da uno cuenta la etiqueta del precio. El precio es muy
alto.
B. El adulterio produce dolor. Sólo pregúntele a alguien que haya sido víctima de
una relación adúltera y enseguida podrá percibir la profundidad del dolor, y de la
tristeza que se ha vivido. Alguien describió el sexo como un gran río que es bueno,
muy largo, hondo y en el que no hay ningún peligro mientras se mantenga en su nivel
correcto. Pero en el momento en que el río se salga de su cauce se vuelve destructivo.
De igual manera, cuando el sexo se sale de los limites puestos por Dios, se vuelve
completamente destructivo. Las personas que han caído en este pecado con frecuencia
salen con que "Es que no sabes lo que viví". ¿Y qué? Las circunstancias difíciles no
justifican un comportamiento equivocado y pecaminoso. El adulterio NUNCA es la
opción correcta. No es un paso hacia adelante en busca de una mejor relación. Es un
paso hacia atrás que nos aleja más de esa relación. El adulterio afecta a más que a las
dos personas involucradas. Para el cónyuge abandonado por adulterio:
C. El adulterio tiene incluye más que el sexo. Oigamos las palabras de Jesús. Mat.
5:27-32. El Señor nos está recordando que el adulterio comienza en la mente y el
corazón. De la misma manera que el homicidio comienza con pensamientos, así
también sucede con la inmoralidad. Poner nuestros pensamientos en otra mujer
diferente de nuestra esposa es estar alejándonos de ella. Es el primer paso hacia la
infidelidad. Al darle una repetición en cámara lenta y disfrutar de un encuentro
placentero a nuestros pensamientos es prender la mecha de nuestros deseos y
pasiones. Pero no sólo se trata de pensamientos sensuales. También incluye el dar lo
mejor de nosotros a otra persona. Cuando le damos lo mejor de nuestras atenciones,
de nuestros esfuerzos, de nuestras palabras, le estamos robando a nuestra pareja.
Generalmente, llegamos a desarrollar una relación con otra persona mucho antes que
el sexo entre en escena. Cualquier paso que nos aleje de nuestra esposa, es un paso
que nos acerca al adulterio.
1. Enfóquense en las virtudes y fortalezas de sus esposos y hagan alarde frente a otras
personas
2. Aparten, sacrifiquen, panifiquen y pasen tiempo juntos
3. Busquen formas creativas para mantener vivo el romance
Espero que hayan entendido que para lograr obedecer este mandamiento debemos
tomar una actitud radicalmente opuesta a lo que escuchamos en nuestros días. No
podemos hacer lo que todo el mundo hace, o hacer todo lo que nos haga feliz.
Debemos vivir un matrimonio totalmente intencionado a hacer lo necesario.
3. Atención con: pornografía, quedar atontados con sexo en tv o cine, letras sugestivas
de canciones, charlas en las que se cuentan aventuras sexuales de amigos fuera del
matrimonio.
4. No sólo hay que evitar lo malo: hay que llenar nuestra mente de cosas santas.
Nuestros momentos de adoración, estudio bíblico y oración son excelentes antídotos
contra la contaminación de nuestra sociedad.
Coqueteo. Puede ser de broma o cotorreo; nos hace sentir que todavía nos queda
algo, pero es una práctica muy peligrosa. Reservemos el coqueteo sólo para nuestra
pareja.
Ropa provocativa. Cada vez más, la tendencia en la moda parece ser no dejar nada
oculto. La ropa provocativa está diseñada para despertar el deseo. Las mujeres parece
que no han entendido una sencilla lección de biología: los hombres respondemos
rápida y fácilmente a los estímulos visuales. Ningún hombre me dejará mentir. Así que
es sumamente difícil pensar en cosas puras cuando frente a nosotros tenemos un
atuendo provocativo. Los varones debemos apartar esas miradas sólo para nuestras
esposas. Además, la belleza que deben procurar debe ser la interna. 1 Pedro 3:3,4