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Con un bostezo, pasó las manos por su pelo echándolo hacia atrás.

Le molestaba en ese
momento, pero hacía tiempo que no usaba su metamorfomagia y era mejor así. No
pretendía ser quien no era ya, y evitaba cambiar su aspecto por mera vanidad. El pelo largo
era su forma original, o al menos lo más original que podía recordar. Ser metamorfomago
distorsionaba el verdadero aspecto físico y ya no sabía si sus ojos eran realmente verdes o
si él los había hecho así desde que podía recordar.
Con un movimiento de varita hizo aparecer un elástico para recogérselo y volvió a la tarea.
Corregir exámenes escritos no era su actividad preferida. Las pruebas prácticas eran mil
veces mejores, pero Hogwarts también exigía teoría, así que ahí estaba, sufriendo tanto
como sus alumnos cuando anunció que habría examen de runas antes de las vacaciones
de invierno.
Miró al reloj y luego a la ventana. La nieve caía en suaves copos sobre las calles de
Hogsmeade esa tarde. Él y Mer necesitaban un hogar cerca de Hogwarts durante el año
escolar, más aún desde que tenían hijos pequeños. Extrañaba en cierto modo la casa de
Londres, donde vivían durante las vacaciones de verano, pero Hogsmeade no estaba nada
mal.
Corrigió un examen más con tinta verde esmeralda, su favorita, y luego se rindió, dejó la
pluma y la tinta y se puso de pie. Descolgó su capa de abrigo de la percha cerca de la
puerta y salió a la calle a respirar un poco de aire puro, rogando que le diese energías para
terminar de corregir todo ese día y descansar por el resto de las vacaciones.

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