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Módulo 2
Configuración, Organización y Gestión de los
Sistemas Educativos: Trayectorias Educativas,
Modelos Institucionales, Construcción Colegiada
de Políticas
Semana 4
Objetivos de la clase
● Profundizar sobre conceptos, metodologías y herramientas de utilidad para la recolección
de información a través de observaciones y entrevistas, en el marco del trabajo de
campo.
● Brindar herramientas para la elaboración de un trabajo de integración y análisis,
considerando los contenidos abordados.
2. Encuadre general y orientaciones para la tarea
2.1. ¿Por qué proponemos esta experiencia?
La experiencia en una institución educativa constituye una instancia de formación que articula
conocimientos, saberes y vivencias provenientes de distintas fuentes: (i) de otros campos de la
formación de grado (contenidos específicos de cada carrera), (ii) de los conocimientos y saberes
específicos del campo de la política educativa, la pedagogía y la didáctica junto a (iii) los saberes y
experiencias acumulados y sedimentados en la propia trayectoria escolar. Para que estos saberes
se articulen es necesario un trabajo sistemático de recuperación de categorías teóricas,
problemas, objetos de conocimiento y abordajes metodológicos provenientes de diversos
campos disciplinares.
En este marco consideramos que la visita a la institución conforma un dispositivo pedagógico
para la formación en el que se reconoce su doble carácter social y técnico. En tanto construcción
social, el dispositivo pedagógico es de naturaleza estratégica. Esto es, implica la toma de
decisiones consciente e intencionalmente para el logro de ciertos fines y responde a demandas
propias de un momento socio-histórico; se conforma con componentes diversos, articula tramas
de poder y de saber con capacidad productora de sentidos y sujeciones. Como construcción
técnica, es una herramienta compleja que tiene disponibilidad para generar desarrollos previstos
e imprevistos y poder para ser proyectado, instalado, realizado y analizado (Souto, 1999). Este
dispositivo propone una aproximación gradual a la implementación de la política educativa en
contexto.
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Se espera que la aproximación a la práctica profesional a través de la experiencia en una
institución educativa permita:
● Reconocer la cotidianeidad de lo escolar y analizar otras formas educativas más allá de las
vividas y las habitualmente institucionalizadas.
● Reconocer configuraciones específicas en las que transcurre la intervención de los
agentes.
● Adquirir herramientas metodológicas provenientes de la investigación cualitativa y de la
etnografía que son de utilidad para captar la singularidad de la realidad educativa
estudiada.
● Trabajar sobre concepciones y supuestos en torno al desarrollo de los sistemas
educativos en función de las propias trayectorias y de lo analizado a partir de la
experiencia de campo realizada.
En suma, se busca “desnaturalizar” la mirada sobre las instituciones y la enseñanza, y ofrecer
herramientas conceptuales y metodológicas que posibiliten analizar y comprender las prácticas
educativas y sus atravesamientos éticos y políticos.
Para ello, cuentan con el Anexo I y el Anexo II, donde se amplía la información sobre la
observación, la entrevista y las dimensiones de análisis. Recomendamos también la relectura de
la Clase 3 del presente Curso.
Desplegar estas actividades requiere de una preparación por parte del grupo a cargo ya que
ingresar a una institución educativa, entrevistar, registrar lo que se observa, son tareas que
suponen múltiples tensiones para quien las realiza. El sentido común y el saber específico técnico
alimentan sistemáticamente una actitud valorativa para mirar lo educativo y, a pesar de las
precauciones, todo esto se pone en juego cuando tomamos contacto con la situación educativa
real. Aquí juega un rol importante la incertidumbre puesto que, si bien podemos reconocer
algunos rasgos de la experiencia desde lo aprendido o lo vivido como cursillistas, hay otras
cuestiones que se pierden en relaciones o situaciones inapreciables en esas dimensiones. Esto
refuerza la convicción de que hay que ampliar la mirada y desconfiar de las categorías heredadas.
Les proponemos a continuación la lectura de algunos párrafos extraídos de una conferencia
brindada por Jorge Larrosa, en la cual presenta con mucha claridad el sentido que para nosotros
tiene la palabra “experiencia” y que deseamos poner en juego en el acercamiento a una
institución educativa:
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Cita
“En ese marco, tengo la impresión de que la palabra experiencia o, mejor aún, el
par experiencia/sentido, permite pensar la educación desde otro punto de vista, de
otra manera. Ni mejor ni peor, de otra manera. Tal vez llamando la atención sobre
aspectos que otras palabras no permiten pensar, no permiten decir, no permiten
ver. Tal vez configurando otras gramáticas y otros esquemas de pensamiento. Tal
vez produciendo otros efectos de verdad y otros efectos de sentido. Y lo que he
hecho, o he intentado hacer, con mayor o menor fortuna, es explorar lo que la
palabra experiencia nos permite pensar, lo que la palabra experiencia nos permite
decir, y lo que la palabra experiencia nos permite hacer en el campo pedagógico. Y
para eso, para explorar las posibilidades de un pensamiento de la educación
elaborado desde la experiencia, hay que hacer, me parece, dos cosas: reivindicar la
experiencia y hacer sonar de otro modo la palabra experiencia.
(…) La primera precaución consiste en separar claramente experiencia de
experimento, en descontaminar la palabra experiencia de sus connotaciones
empíricas y experimentales. Se trata de no hacer de la experiencia una cosa, de no
objetivarla, no cosificarla, no homogeneizarla, no calcularla, no hacerla previsible,
no fabricarla, no pretender pensarla científicamente o producirla técnicamente.
La tercera precaución consiste en separar claramente experiencia de práctica. Y eso
significa pensar la experiencia no desde la acción sino desde la pasión, desde una
reflexión del sujeto sobre sí mismo desde el punto de vista de la pasión. El sujeto
de la experiencia no es, en primer lugar, un sujeto activo, sino que es un sujeto
pasional, receptivo, abierto, expuesto. Lo que no quiere decir que sea pasivo,
inactivo: de la pasión también se desprende una epistemología y una ética, tal vez
incluso una política, seguramente una pedagogía. Pero se trata de mantener
siempre en la experiencia ese principio de receptividad, de apertura, de
disponibilidad, ese principio de pasión, que descubre la propia fragilidad, la propia
vulnerabilidad, la propia ignorancia, la propia impotencia, lo que una y otra vez
escapa a nuestro saber, a nuestro poder y a nuestra voluntad.
También hay que evitar, como cuarta precaución, hacer de la experiencia un
concepto. Yo creo que el lector académico, el lector investigador, tanto el teórico
como el práctico, quiere llegar demasiado pronto a la idea, al concepto. Es un lector
que está siempre apresurado, que quiere apropiarse demasiado pronto de aquello
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que lee, que quiere usarlo demasiado rápidamente. (…) En fin, que por ahí
andamos, dándole vueltas a eso de la experiencia y de los lenguajes de la
experiencia, y pensando a veces que si la experiencia comienza a ser tratada en el
campo pedagógico como una cosa, y empiezan a abundar los científicos o los
técnicos de la experiencia, si la experiencia empieza a funcionar dogmáticamente, y
empiezan a abundar los que se amparan en la autoridad de la experiencia, si se
empieza a subordinar la experiencia a la práctica y se hace de ella un componente
de la práctica, algo que tiene que ver con la mejora de la práctica, si se empieza a
hacer de la experiencia un concepto bien definido y bien determinado, si la
experiencia empieza a funcionar en el campo pedagógico como un fetiche o como
un imperativo, si la palabra experiencia empieza a ser una palabra demasiado
fácil… entonces vamos a tener que dejársela al enemigo y, aunque sólo para llevar
la contraria, vamos a tener que empezar a reivindicar la inexperiencia y a explorar
lo que la palabra inexperiencia (o el par inexperiencia/sinsentido) nos puede
ayudar a decir, a pensar y a hacer en el campo pedagógico…”
Larrosa, Jorge (2003). La experiencia y sus lenguajes. Conferencia. En Seminario
Internacional La Formación Docente entre el siglo XIX y el siglo XXI, Buenos Aires.
“El verdadero acto de descubrir no consiste en hallar
nuevas tierras sino en verlas con nuevos ojos.”
Marcel Proust
Siempre partimos de ideas y preconceptos. Se trata entonces de revisar estos supuestos para
problematizar de modo que no obstaculicen el proceso de trabajo y podamos acercarnos a
comprender otras realidades.
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Actividad
Sugerimos que, antes de ingresar a la institución en la que realizarán su
experiencia, listen algunas ideas que para ustedes constituyen certezas acerca de lo
que “verán” a modo de anticipaciones y escriban el registro en forma de breve
relato. Éste constituirá el primer escrito del diario de ruta o de campo que llevarán
durante la experiencia.
En todos los casos es importante que expliciten la justificación de los supuestos
listados.
Además de reconocer y problematizar nuestras propias “creencias” y “preconceptos” en torno a la
experiencia a realizar, será necesario armar un plan de trabajo que incluya:
● Consideración de las preguntas o temas que se plantean en el trabajo: definición de
interrogantes.
● Diseño de instrumentos para la recolección de datos: guías de observación, ejes e
interrogantes para el desarrollo de las entrevistas, definición de documentos a consultar
en la institución, entre otros.
2) Durante el trabajo en territorio:
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● Explicación de las tareas a realizar (acuerdos sobre el tratamiento de la información y
permanencia en la institución).
● Establecimiento de acuerdos con el equipo acerca de los actores a entrevistar,
situaciones a observar y documentos requeridos.
● Realización de observaciones y entrevistas. En lo posible, se espera que las entrevistas
sean grabadas y las observaciones registradas.
● Registro de un diario de ruta del entrevistador/a o carpeta de observaciones (puede ser
colectivo) acerca del trabajo de campo: actividades realizadas, impresiones, problemas a
resolver y cambios previstos. Es importante recordar que el análisis será diferido y, en
consecuencia, muchos detalles de la experiencia podrán perderse. Por lo tanto, toda
forma de documentación resulta importante y necesaria.
● Realización de entrevistas complementarias en función de la sistematización de datos
recogidos y de la identificación de la necesidad de profundizar algunas cuestiones si las
condiciones lo permiten.
Muchas de las tareas mencionadas pueden resultar familiares ya que observar y entrevistar
parecen actividades sencillas a las que todos/as estamos habituados/as debido a que forman
parte de nuestra tarea cotidiana. Sin embargo, en tanto modos de construir conocimientos,
revisten una complejidad que requiere de nuestra atención. Profundizaremos en esta línea a
partir de la lectura del Anexo II.
Las herramientas que aquí se proponen para acompañar el proceso de trabajo a fin de registrar
diferentes situaciones de la vida cotidiana de las instituciones visitadas son dos: diario de ruta y
carpeta de observaciones. Podrá elegirse aquella que el grupo prefiera en función de sus
necesidades de sistematización de la experiencia.
Este es un recurso muy valioso por su capacidad de acompañar la cotidianeidad de quien lo
escribe, en tanto vuelca en él sus impresiones personales acerca de las experiencias vividas a lo
largo de un tiempo, un recorrido o un viaje, con todas las posibilidades que ello implica: catarsis
de emociones, organización interna de lo vivido, relectura y reconsideración. Además, es de suma
utilidad por la cantidad de connotaciones que posee para un/a supuesto/a lector/a.
Es posible encontrar diarios de ruta tanto en selecciones bibliográficas técnicas como literarias.
Un ejemplo del primer tipo lo constituye la obra Diario de ruta. Los trabajos y los días de un maestro
rural, de Luis F. Iglesias, Ediciones Bach, 1973, que forma parte de la colección pedagógica que
este maestro y supervisor escolar argentino escribió recién comenzada la segunda mitad del siglo
XX.
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Cita
“Junio 22. Un deseo irrefrenable de jugar al fútbol los tiene como electrizados. Yo
los retengo, porque unos días de juego obsesivo, siempre concluyen por alterar la
continuidad serena de nuestro trabajo. Sin embargo, tampoco está bien que los
prive -tan luego a estas pobres criaturas, escasas de oportunidades, tiempo y
compañía- de las gestas de acción y pasión tan profundamente reclamadas y
gustadas por los niños de la tierra. (...) Al fin los dejo ir al verde gramillado... (...)
Audiovisual
Primera parte del Documental producido por
el Instituto Nacional de Formación Docente
sobre el maestro Luis Iglesias.
Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?time_continue=2&v=4KY5RTVqIx0
Esta carpeta forma parte de una técnica de observación narrativa y descriptiva que consiste en
registrar, en lenguaje coloquial y espontáneo, las actividades propias y ajenas.
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La carpeta de observación contiene hojas de registro debidamente identificadas y algunas guías
que pueden ayudar a orientar la mirada.
La interpretación sobre los registros obtenidos implica situar los hechos en relación con el
espacio y el tiempo en que esa situación se desarrolló así como con el contexto social, cultural e
institucional. Se trata de encontrar un campo explicativo más amplio en el que ubicar el conjunto
de situaciones vividas a lo largo de la visita a la institución educativa. Sin embargo, es preciso
reconocer que la etapa de interpretación, como producción de significados, comienza en el
mismo momento de recolección y registro de datos, cuando se identifican las dudas, las hipótesis,
las sensaciones. Esta es, en sí misma, una instancia de descubrimiento. Para una ampliación de
las dimensiones de análisis, leer el Anexo II.
Al finalizar la experiencia en la institución se contará con un conjunto de materiales: registro de
observación, entrevista a distintos actores, planificaciones, etc. Les sugerimos entonces, en
primer lugar, la familiarización con los datos, que consiste en la lectura y relectura del material
recogido en el campo: documentos, desgrabaciones de entrevistas y registros de observaciones.
Cita
“Es sorprendente la frecuencia con la que la lectura de la trascripción de la
entrevista llama a la atención sobre cuestiones que pasaron casi desapercibidas en
la propia entrevista. Cuando trabajo con el material utilizo un marcador para
seleccionar datos que me parecen importantes e interesantes y a continuación
escribo notas al margen” (Ball, 1995:218).
Procediendo de esta manera, se llegará a una segunda etapa que se podría llamar de rotulación o
categorización del material. Cada material se podrá organizar en función del/los tema/s que se
desprenden. Esto permitirá reconocer categorías comunes, desechar otras o identificar su
especificidad para ciertos actores:
Cita
“Estas categorías y sus datos proporcionan así la base para escribir y dibujar.
Intento ordenar las distintas unidades de análisis como diagramas que unen
categorías o conceptos, me gusta especialmente la tabla dos-por-dos como
dispositivo para organizar datos y reflexionar sobre ellos” (Ball, 1995:218).
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Por ejemplo, identificar en las entrevistas realizadas fragmentos que refieren a la concepción
acerca de la enseñanza, el aprendizaje, etcétera.
Siguiendo este procedimiento se podrá organizar la información, construyendo cuadros y tablas
que permitan presentar los datos de modo sintético.
Durante esta etapa se trabajará mediante el proceso comparativo constante (Ball, 1995), que
consiste en reunir datos hasta que no se encuentra nada nuevo -saturación teórica-, dando lugar
a un juego entre las categorías halladas y la profundización teórica de las mismas, apelando a la
literatura desarrollada sobre los temas en cuestión.
Cita
“Indudablemente, la tarea más difícil consiste en aprender a ‘unir todo’, a integrar
los análisis. Si bien acumulativos, independientes. Si bien el producto final es una
teoría integrada, entonces el término idóneo para describir este complejo proceso
es integrar. Por dicha razón el investigador sin experiencia nunca se sentirá seguro
acerca de cómo terminar toda una integración hasta que haya peleado con el
proceso, desde el comienzo hasta la escritura final” (Strauss,1987:170 citado por
Ball, 1995:222).
2.4.2. La producción del informe final: la escritura como socialización de los
aprendizajes
La redacción de un informe comienza con imaginar el/la lector/a posible y algunas de sus
reacciones. Luego, podrá decidirse cómo hacer para que éste sea comunicable. Un buen texto
informativo debe ser inteligible, claro, comprensible, intelectualmente honesto y hábilmente
elaborado.
Un informe debe encontrar una organización tal que permita al lector comprender la naturaleza
de lo observado. Un comienzo ordenado puede incluir un esquema, a modo de esbozo general
de aquello que se pretender contar, o un índice provisional de contenidos. También puede
realizarse un primer bosquejo identificando el tema y aclarando los propósitos. Puede continuar
en una descripción que, sin prescindir por completo de una interpretación, haga referencia a los
contextos (se pueden presentar datos controvertidos, opiniones opuestas, etc.) e incluya un
desarrollo ordenado de los temas clave que se prefiere intensificar, incluyendo detalles
descriptivos, documentos, citas.
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El apartado de cierre o conclusiones puede organizarse a partir de la comunicación de la propia
vivencia, luego del proceso realizado.
A partir de los registros de la carpeta de observaciones y de aquello que se desee compartir del
diario de ruta, al regreso de la experiencia, se trabajará sobre las pautas para la redacción de un
informe. Lo expresado en este apartado es una anticipación de conceptos para el desarrollo de la
tarea de elaborar un material comunicable.
La descripción presenta algunas características diferenciadas según se trate de descripción de
ambientes o escenarios, o de personas/personajes y su entorno. En la descripción del ambiente
conviene detallar un conjunto seleccionado de objetos, atmósferas y estados de ánimo que
indiquen el carácter de los personajes y su entorno. Existe otra forma de descripción que sirve
para enraizar el relato en la realidad. Son precisiones (nombre de la calle, cantidad de ambientes,
textos de carteles) que cumplen el papel de ayudar a que el/la lector/a confíe en la verosimilitud
de la narración.
Para desarrollar una experiencia creíble para quien lee, la descripción debe contener una
cantidad de elementos que logren generar la sensación de "estar ahí". Toda descripción puede
enriquecerse con el uso de metáforas.
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