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En los últimos tres meses, la noticia económica mundial más importante y más
constante ha sido la estrepitosa caída en los precios del petróleo. Desde
octubre, el barril ha bajado alrededor del 57 por ciento. Para seguir con el
mismo comparativo, y no cambiar de montura en mitad del río, durante ese
trimestre el costo de la gasolina bajó 46 por ciento en Estados Unidos. Pero en
Colombia solo ha bajado 2,5 por ciento.
Fenómenos similares están ocurriendo, como consecuencia lógica, en todas
partes. En Alemania la reducción llega al 37 por ciento. En Brasil, que es más
parecido a nosotros, ha sido de 32 por ciento. Por eso, entre 16 naciones de
América Latina, Colombia ocupa en este momento el tercer puesto con la
gasolina más cara, superada solo por Uruguay y Chile. Y no olviden que
nosotros somos productores. Qué tal que no.
Algunos analistas explican que el fenómeno se debe a diversos factores, tanto internos como
externos: Varios países desplegaron estrategias durante los años previos, además de reducir
los niveles de endeudamiento y aumentar las reservas internacionales, dejando libre el
acceso permanente al mercado de capitales, de igual manera existió flexibilización en las
condiciones de liquidez, aumento de la oferta de crédito, disminución de las tasas de
referencia, rebajas y beneficios en materia de impuestos personales y empresariales,
ventajas temporales en la carga impositiva para algunos sectores, aumento de gastos por
concepto de inversión pública y un marcado incremento del gasto corriente hacia los
sectores más vulnerables.
Medidas restrictivas del comercio internacional acompañadas de aumentos en los aranceles
de importación Con extensión de beneficios como los seguros de paros o cesantía,
generación de fuentes de trabajo por parte del estado, subsidios en la contratación de mano
de obra para las empresas privadas, y diálogo tripartita abierto y efectivo.
Se denominan así cuando la operación se hace para aumentar la cantidad de
dinero. En estos casos, el Banco de la República interviene comprando títulos
para inyectar la cantidad de dinero que sea necesaria.