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Universidad de San Carlos de Guatemala

Facultad de Humanidades
Departamento de Letras
Curso: Literatura Europea (española) del Renacimiento
Docente: Milton Torres
Estudiante: Ana Belén Chanchavac Ralda
Carné: 201405829
Parcial II
Mística Española
La etimología de la palabra mística no nos ofrece un concepto claro de lo que teológicamente
se entiende por tal. Proviene del verbo griego myein o myeiszai, que significa cerrar, cerrar la
boca. Tiene, por tanto, que ver con misterio, lo que nos da idea de un vago sentido de oculto,
de secreto, de algo que tiene relación con lo arcano.
Por lo que se puede pensar que lo místico sería una especie de vida espiritual secreta y
distinta de la ordinaria de los cristianos. Pero fueron los Santos Padres, en los primeros siglos
del cristianismo, quienes utilizaron la palabra mística en un sentido más amplio y la emplearon
para designar el conjunto de vidas espirituales, lo mismo las comunes que las más
extraordinarias de santificación. Se dice que el término mística fue consagrado de modo
definitivo ya en el siglo V por el Pseudo Dionisio, quien en su Teología mística definió el
término en cuestión como la experiencia de las realidades divinas. Mística, en lenguaje
teológico, sería la experiencia interior, elevada y difícil de definir, por misteriosa, que tiene una
persona acerca de las realidades divinas.
Es decir que la poesía Mística describe la experiencia, difícilmente expresable, de la unión del
alma con Dios. Esa experiencia mística:
Exige un proceso previo de purificación (Ascética), a través del cual el alma, con la
renuncia y la penitencia, se desentiende del mundo y busca la perfección moral.
No depende de la voluntad humana: es una gracia divina; sólo unos cuantos elegidos
están llamados a vivir la unión mística con Dios.
Es extática (de éxtasis): el alma, al fundirse con la divinidad, se sumerge en un estado
de arrobamiento, de embelesamiento, de supremo goce en el que cesa la actividad de
los sentidos y se desconecta del mundo circundante.
Es inefable, no se puede expresar con el lenguaje; el poeta es incapaz de encerrar en
la pura materialidad de las palabras el cúmulo de sensaciones vividas en ese estado de
enajenación mística. Para describirlo recurre a procedimientos como el símbolo, la
alegoría, la paradoja y la antítesis.
Tres vías establecen los tratadistas para alcanzar la unión beatífica:
La Vía Purgativa (purgatio): Etapa ascética. El alma se purifica de sus vicios con la
oración y la mortificación.
La Vía Iluminativa (illuminatio): Corresponde ya a la mística. El alma, libre de sus
anteriores defectos, comienza ya a participar de los dones del Espíritu Santo y a gozar
de la presencia de Dios.
La Vía Unitiva (unio): Se llega al final de ella a la completa unión con Dios. El mundo ya
no significa nada y el alma queda a solas con la divinidad y está en absoluta entrega
amorosa y gozosa pasividad. Los éxtasis que a veces experimenta el místico son
meros fenómenos accesorios para ello.
Los estudiosos señalan cinco elementos como integrantes de los tres estados o vías de la
mística. Estas vías son, como hemos dicho ya, la purgativa, la iluminativa y la unitiva. Y los
elementos que las integran son estos cinco: el divino llamamiento a la perfección, el deseo
amoroso del alma en correspondencia con ese llamamiento, las pruebas, el ilapso interior y el
éxtasis o rapto.
La literatura Mística surge en España a mediados del siglo XVI en medio del clima de
profunda espiritualidad que se respiraba en la España de Felipe II a raíz de la Contrarreforma
y, además coincide con la terminación de la Reconquista contra árabes y judíos. La tensión
espiritualista de la lucha contra los protestantes remueve el fermento semítico, acumulado
durante siglos de estrecha convivencia con los árabes. Lo que explicaría su carácter medieval
y lo tardío de su florecimiento.
La mística del Siglo de Oro es la expresión definitiva de la expresión mística cristiana y se
enlaza directamente con los místicos medievales y con la tradición patrística, aunque otras
corrientes de pensamiento (neoplatonismo, corrientes renacentistas, etc.) hayan influido
directamente en ella. Aunque en España la mística es transitoria y breve, mientras que la
ascética posee una ininterrumpida tradición nacional.
Según Hatzfeld, Oriente y Occidente ha contribuido a la formación de los místicos españoles,
como ha sido el caso de casi todos los fenómenos de la civilización española. Ambas
influencias se pueden concretar en dos autores místicos, a quienes conocían realmente los
españoles: Raimundo Lulio y Juan van Ruysbroeck.
Poetas místicos
Dos figuras descuellan sobre todas las demás: Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Santa Teresa de Jesús (1515-1582), su obra poética se reduce a unas breves
composiciones que no son precisamente lo más logrado de su actividad. Su consagración
literaria la alcanza, sin embargo, con la prosa.
San Juan de la Cruz (1542-1591), es una de las figuras cimeras de la lírica universal. Su
producción fue breve, pero muy intensa. Su poesía mística se reduce a tres composiciones:
en el Cántico Espiritual y la Noche oscura del alma expone el proceso (amplio en la primera y
más breve en la segunda) de ascensión del alma hasta fundirse con Dios; en Llama de amor
viva prescinde de las fases previas y se centra en la descripción de la experiencia mística.
Comparación del estilo de Santa Teresa y San Juan de la Cruz
Santa Teresa de Jesús (1515-1582) San Juan de la Cruz (1542-1591)
Nada te turbe Llama de amor viva

Nada te turbe; ¡Oh llama de amor viva,


nada te espante; que tiernamente hieres
todo se pasa; de mi alma en el más profundo centro!,
Dios no se muda, pues ya no eres esquiva,
la paciencia acaba ya, si quieres;
todo lo alcanza. rompe la tela de este dulce encuentro.
Quien a Dios tiene,
nada le falta. ¡Oh cauterio suave!,
Solo Dios basta. ¡oh regalada llaga!,
¡oh mano blanda!, ¡oh toque delicado,
Eleva tu pensamiento, que a vida eterna sabe
al cielo sube, y toda deuda paga!;
por nada te acongojes, matando muerte, en vida la has trocado.
''nada te turbe.''
¡Oh lámparas de fuego,
A Jesucristo sigue en cuyos resplandores
con pecho grande, las profundas cavernas del sentido,
y, venga lo que venga, que estaba oscuro y ciego,
''nada te espante.'' con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana; ¡Cuán manso y amoroso
nada tiene de estable, recuerdas en mi seno,
''todo se pasa.'' donde secretamente solo moras!,
y en tu aspirar sabroso,
Aspira a lo celeste, de bien y gloria lleno,
que siempre dura; ¡cuán delicadamente me enamoras!
fiel y rico en promesas,
''Dios no se muda.''

Ámala cual merece


bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin ''la paciencia.''

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
''todo lo alcanza.''

Del infierno acosado


aunque se viere,
burlará sus furores
''quien a Dios tiene.''

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
''nada le falta.''

Id, pues, bienes del mundo;


id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
''solo Dios basta.”
Estilo
Utiliza un lenguaje muy emocional, intenso y
Su lenguaje es cuidado y apasionado. El expresivo. Se puede notar el carácter místico
poema parece tener un carácter didáctico, del poema, pues expresa las ansias de
pues en su mensaje trata de guiar a las alcanzar la unión del alma con Dios.
personas por el camino correcto.
El poema está formado por cuatro estrofas
El poema está formado por diez estrofas, la de seis versos cada una, en las que combina
primera estrofa está formada por nueve el arte menor y el arte mayor, además de
versos y las demás están formadas por utilizar la rima asonante a lo largo del
cuatro versos, en los que utiliza el arte poema.
menor y utiliza la rima asonante, pero de una
manera fija. Utiliza muchas exclamaciones, las cuales le
ayudan a expresar su asombro al tener
Utiliza la anáfora: contacto con Dios:
“Nada ter turbe, “¡Oh cautiverio suave! / ¡Oh regalada llaga!”
Nada te espante”
Además, repite la palabra “Oh” al inicio de
En la estrofa siete utiliza el clímax: cada verso (Anáfora).
“Confianza y fe viva
mantenga el alma, Así mismo utiliza paralelismos y epítetos:
que quien cree y espera “¡Oh mano blanda!, ¡oh toque delicado!”
''todo lo alcanza.”
En donde “confianza” es más importante Para expresar la iluminación y calor que el
pues viene por el conocimiento y ya sea que amor de Dios da utiliza metáforas:
crezca o disminuya a medida que llama de amor, lámparas de fuego.
conozcamos a Dios y la fe es confiar.
Y donde creer es primordial para alcanzar La utilización de antesis para explicar el
todo. amor de Dios, que pese a ser doloroso es un
goce para él:
También utiliza el hipérbaton: “tiernamente hieres”
“Quién a Dios tiene…”
Utiliza la paradoja:
“matando, muerte en vida has trocado.”

Bibliografía
 Alonso. S., López, A., Lumbreras, P., y Pérez, A. (1992). Literatura 2º. Barcelona,
España: Editorial Magisterio, S.A. y Editorial Casals, S.A.
 De Santiago, M. (1998). Antología de Poesía Mística Española. Barcelona, España:
Editores Verón.
 Fernández, J. (1999-2018). Hispanoteca: La mística española. Innsbruck, Austria.
Recuperado de: http://www.hispanoteca.eu/Datenschutzerkl%C3%A4rung%20und
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