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Taller: 01
Grupo: 18
Una madre sirve el desayuno a sus hijos, con un mal presentimiento les cuenta de algo malo
que sucederá en el pueblo, pero se ríen. El joven sale a jugar billar, y en el momento no
logra tirar una carambola. Dice estar pensando en lo dicho por su madre de que algo grave
va a pasar en el pueblo. Una pariente del amigo de Dámaso advierte al carnicero del
inminente suceso. Poco tiempo bastó para lograr que el rumor llegara a difundirse. El temor
y caos conllevó a reunir a todo mundo en el centro de la plaza, cualquier rasgo habitual era
motivo de pánico. Un habitante se llenó de valor decidiendo alistar sus pertenencias, cada
persona al verlo también comienza a dejar el pueblo. Otro, queriendo evitar alguna
desgracia, incendia su casa y, en efecto, quienes vieron lo hecho iniciaron por quemar sus
casas. Por último, la mujer con tono profético, recuerda que algo iba a suceder al pueblo,
pero nunca le creyeron.
Ningún habitante del pueblo tuvo la necesidad de recurrir a paralizar el caos mediante la
razón; un incendio de sugestión fue lo que tuvo lugar. El comportamiento conmocionado de
la gente, evidencia que prefirieron ser guiados por un rumor carente de razón, vacío de
lograr un discurso personal y objetivo acerca de lo sucedido. Permite ver, con distancia, la
acción irracional que impulsa a no dudar de ‘’algo’’ que es presentado como verdadero,
pero únicamente acierta en el error. Por ello, negar la posibilidad de la capacidad crítica
enfrenta un serio dilema, porque ante lo que se dice por otros y aceptarlo sin tomar una
posición racional, no sólo resulta el sometimiento del pueblo a suposiciones, sino también
entrega por completo la dirección propiamente racional, es decir, la libertad de elegir por sí
mismo qué pensar y hacer. Ahora sería elegido y pensado por ‘’algo’’ que existe con falta
de validez racional.