Está en la página 1de 243

LUZ Y FUEGO

Colección de 4 Novelas de Fantasía, Romance y


Erótica

Por Daniel Santos


© Daniel Santos, 2020.
Todos los derechos reservados.
Publicado en España por Daniel Santos.
Primera Edición.
Dedicado a Bridget y Caterina,
por darme esperanzas en el futuro.
Mi regalo GRATIS por tu interés;

--> Haz click aquí <--


La Bestia Cazada
Romance Prohibido, Erótica y Acción con el Chico Malo Motero

2,99€
Gratis
--> www.extasiseditorial.com/amazon <--
para suscribirte a mi boletín informativo
y conseguir libros el día de su lanzamiento
GRATIS
Índice
Ángela — La Lujuria de los Monstruos
Bruja de Sangre — Romance Oscuro y Fantasía
Medieval
Caballeros del Suburbio — Y Damas por
Reclamar
Dama del Fuego — Princesa Medieval en el
Mundo Moderno
Bonus — Preview de “La Mujer Trofeo”
Ángela

La Lujuria de los Monstruos

Ángela
I
Cuando dos personas están destinadas a estar juntas y a encontrarse en el
camino, pocos son los elementos que pueden actuar para que esto no
ocurra. Esto parecía ser exactamente lo que ocurría en la vida de Marcus y
Ángela, quienes se habían cruzado de la manera más extraña y drástica.
Después de una noche muy activa en el bar, Marcus conducía su
motocicleta a toda velocidad por la ciudad.
Eran aproximadamente las 8:00 de la noche y muy pocas personas se veían
caminando por la oscuridad de la ciudad de Londres. Las temperaturas
eran bajas, y la humedad que se había acumulado en el ambiente había
hecho que el pavimento estuviese mucho más resbaloso que de lo habitual.
Había bebido más de la cuenta, y el apuesto motero, se desplaza a toda
velocidad sin tomar en cuenta las luces de los semáforos o las reglas de
tránsito.
Siempre ha estado acostumbrado a romper las reglas, a ir en contra de los
esquemas, por lo que, mientras se desplaza con el viento en su rostro, y se
siente más libre que nunca. Marcus es un joven motero de aparentes 22
años, quien cuenta con una vida realmente particular, disfrazado
constantemente de alguien que no es, y acostumbrado a moverse entre la
gente, asumiendo que es uno más de ellos. Eran tiempos difíciles, y la
humanidad había comenzado a romper con muchas creencias que
establecía las bases de la sociedad.
Ya nadie podía confiar en absolutamente nadie más, todo se movía por
debajo de la mesa, mucha corrupción, mentiras, y una gran cantidad de
maldad expandiéndose por las calles de la ciudad de Londres, lo que hacía
cada vez más incontenible este brote de violencia que cada vez se hacía
más natural.
Las personas se estaban acostumbrando a vivir en el caos, habían perdido
la voluntad de luchar contra el sistema, por lo que, simplemente parecían
zombis desplazándose de un lugar al otro durante las horas del día.
Cuando la noche llegaba, mucho preferían ocultarse en sus casas para
evitar ser víctimas de algunos de estos ataques misteriosos que habían
venido desarrollándose durante las últimas semanas. Parecía realmente
absurdo que las autoridades aún no hubiesen dado ningún tipo de respuesta
o alguna reacción válida para este tipo de eventos que estaban ocurriendo.
Marcus sólo era uno más del montón, no había nada irregular en él.
Su motocicleta rugía en medio de la noche, mientras avanzaba con la vista
borrosa, un acto completamente irresponsable proveniente de este hombre.
Había maneja su motocicleta desde hacía mucho tiempo, de hecho, no
recordaba cuándo había iniciado en esto, algo que parecía bastante curioso.
El estilo de vida de Marcus es completamente libre, sin reglas, no hay
parámetros, sin tiempos límites ni horas para llegar a casa, un hombre
completamente dedicado a recorrer el camino y conocer nuevos mundos
únicamente acompañado de su motocicleta.
El misterio que acompaña a este hombre, siempre lo ha sumido en la
oscuridad, ocultándose, manteniéndose alejado de las personas que puede
lastimar, ya que, sabe que en su interior habita algo completamente
incontenible y que en el momento que aflore, posiblemente no haya
marcha atrás. A pesar de que su aspecto era juvenil e inexperto, Marcus
guardaba más secretos de los que podían verse a simple vista, por lo que,
muchos habían cometido el error de intentar intimidarlo comer y habían
sido testigos de una ola de violencia que podía salir de lo más profundo de
este joven motero.
Cabello largo hasta los hombros, piel blanca, cejas pronunciadas y una
barba descuidada, hacen de este hombre alguien muy fácil de identificar.
Su vestimenta habitual suele ser combinada con pantalones de mezclilla
con las botas vaqueras y una chaqueta de cuero, la camiseta no soy
importar demasiado con él y siempre lleva a un cigarrillo a la mano, ya
que, es un fumador habitual sin control. Los vicios y los excesos
simplemente forman parte de su día a día, y no recordaba la última vez
que se había ido a la cama sobrio.
Solía ganar dinero de diferentes formas, pero la manera más común solía
ser en las apuestas. Las calles se habían convertido en el lugar de Marcus,
quien ya había aprendido a manejar este recurso a su favor. Podía
manipular a quien quisiera, podría mentir, engañar, someter y extorsionar,
ya que, había aprendido una gran cantidad de oficios, algo que solo en la
calle y la hostilidad de las mismas puede proporcionarle a un hombre.
A pesar de que nunca había accionado un arma en contra de nadie, Marcus
le había arrebatado la vida a más de un ser humano, y esto, no se debía a
una naturaleza humana, sino algo que había más allá de la comprensión y
la lógica.
Aunque muchos consideraban que se trataba de rumores falsos e historias
de fantasía, había comenzado a existir y surgir la posibilidad de que entre
los humanos hubiesen comenzado a mezclarse alguna especie de raza
superior cuyos poderes y habilidades eran completamente incomprensibles
para los humanos.
Muchos testigos habían asegurado haber visto a hombres volar, o saltar de
edificios sin que absolutamente nada les pasara. Estas historias fueron
convirtiéndose en mitos urbanos que cada vez toman más fuerza y eran
más los que aseguraban haber visto algo sobrenatural.
La existencia de estos eventos, simplemente hacía más interesante la
reunión entre amigos, sobre todo los universitarios, quien es solían dedicar
grandes tiempos a estas discusiones, donde trataban de argumentar la
veracidad o falsedad de estos datos.
Lo que fuese que estaba ocurriendo en la ciudad de Londres, era algo que
iba más allá del entendimiento de muchos, por lo que, muchos preferían
evadir el tema y continuar con sus vidas como si nada hubiese pasado.
Pero había mentes curiosas, algunas personalidades más sensoriales que
otras, y podían percibir la presencia de algunos entes que no eran naturales
de esta dimensión.
Ángela, una estudiante de chef, trabajadora durante la mayor parte del día
y estudiante durante una porción de este, era una de estas chicas que solía
mantener en silencio las habilidades que en su interior habitaban. Tan sólo
con tocar a una persona, podía ver gran parte de su personalidad y percibir
una energía que no era tangible.
Esa capacidad de poder definir a cada una de las personas que la rodean, le
permitía mantenerse a salvo, y aunque no era algo veraz y preciso, al
menos le garantizaba la posibilidad de poder alejarse de alguien cuando no
le proporcionaba una buena sensación.
Aquella noche, después de regresar de una jornada de estudio en casa de
una de sus mejores amigas, Samantha, Ángela había caminado
directamente a su pequeño departamento rentado, el cual quedaba solo a
unas cuatro calles de distancia. Siempre había recorrido la misma ruta sin
ningún tipo de contratiempo, no sentía miedo ni temor al caminar por las
oscuras calles de la ciudad de Londres, ya que, este se había convertido en
su hogar y simplemente debía asumir los riesgos que esté representada.
Había escuchado múltiples historias acerca de asaltantes, violadores,
asesinos en serie, pero nunca había tenido la posibilidad de encontrarse de
frente con alguno de ellos. De hecho, en esta oportunidad, sería testigo de
algo completamente distinto e inesperado, ya que, ver a la muerte de
cerca, sería algo completamente revelador para las habilidades que se
encuentran en el interior de la chica. En sus oídos, llevaba auriculares que
no le permitía escuchar absolutamente nada de su entorno.
Un error que sus amigas habían resaltado en múltiples oportunidades, ya
que, esto simplemente la arriesgaba a sufrir un accidente en cualquier
momento. Ángela suele desconectarse completamente de su entorno, se
mantenía en ese mundo interior donde ella se sentía tranquila, conforme y
a salvo, pero la hostilidad del exterior, no podía ignorar sé sólo con
algunas notas musicales en su oído.
Había perdido completamente la noción de todo aquello que la rodeaba,
por lo que, mientras avanzaba por las calles, había entrado en un estado de
concentración absoluto, mientras observaba sus pies avanzar por la calle.
En sus manos sus tenía algunos libros, una mochila en su espalda, una gran
cantidad de cansancio en su cuerpo y unas ganas increíbles de llegar a casa
para dormir hasta el día siguiente.
El punto de coincidencia entre Ángela y Marcus, sería en el medio de la
calle, ya que, Marcus sólo reaccionaría unos pocos segundos antes de
impactar contra Ángela. Este, se había quedado dormido durante sólo un
fragmento de segundo, pero cuando abrió sus ojos, ya era demasiado tarde
para frenar. Se encontró con un hermoso rostro asustado observándolo en
el último segundo antes de que la motocicleta cayera al suelo.
Ángela, sin saberlo, simplemente se mantuvo mirando fijamente al rostro
de este caballero, quien caía frente a sus ojos dejando que la motocicleta
se dirigiera directamente hacia ella. Fue completamente inexplicable para
la chica el hecho de haber sobrevivido a este accidente, ya que, aunque
había cerrado sus ojos en el último momento, la motocicleta debía haber
impactado con ella.
Al abrir los ojos y voltear, había visto en motocicleta justo detrás de ella
hecha pedazos, mientras trataba de darle una explicación lógica a lo que
había ocurrido allí. No había forma de escapar de un impacto tan agresivo
como este, ya que, la motocicleta había descrito una ruta específica, y
debía haber alcanzado sus piernas y destrozarla en tan sólo unos segundos.
La chica había permanecido completamente airosa, no se había lastimado,
y ante la gran cantidad de miedo quería experimentado en ese momento,
no tuvo más remedio que escapar de allí.
Había un hombre herido, a punto de morir, pero Ángela no había tenido
contemplación y compasión para poder ayudarlo. De hecho, este estuvo a
punto de asesinarla, por lo que, no sentía ninguna razón en su corazón para
tratar de actuar en favor de él. Corrió rápidamente a casa, no quería
recordar absolutamente nada de esto a llegar, pero fue inevitable contener
el llanto que afloró debido a la gran cantidad de nervios que había
experimentado al ver la muerte tan cerca.
Pero la verdadera confusión que se llevaba a cabo en la mente de Ángela
estaba enfocada en algo completamente distinto a lo que esta creía. Lo que
había ocurrido sólo unos minutos atrás, cuando una motocicleta a toda
velocidad se dirigía hacia ella, era algo que no podía ser justificado con
absolutamente ningún argumento. Había sobrevivido, y lo más parecido a
lo que encontraba una explicación a esto era un milagro.
Ángela había finalmente conciliado el sueño, pero Marcus, el chico de la
motocicleta no había corrido con la misma suerte. El estado etílico, la
falta de enfoque y la irresponsabilidad, se habían combinado para llevar a
este joven hacia el desastre, ya que, había terminado con su casco hecho
pedazos hablado de la carretera, mientras su motocicleta aún encendida,
estaba algunos últimos respiros antes de ahogarse en el combustible.
Alguien se había encargado de llamar a una ambulancia, pero que el
hombre parecía no tener demasiadas probabilidades de sobrevivir. Cuando
los médicos llegaron, finalmente fue trasladado al hospital más cercano,
pero sus signos vitales eran bastante débiles. Marcus había perdido
completamente la noción de su entorno, no sabía hacia dónde iba, y una
pequeña alucinación se llevó a cabo en su mente mientras se encontraba en
ese trance entre la vida y la muerte.
Una y otra vez el rostro de aquella extraña chica en medio de la calle,
llegaba a su mente, se reproducía una y otra vez, quedando completamente
plasmado en la mente de este caballero durante todo este proceso la
luchaba por sobrevivir. Los paramédicos estaban haciendo absolutamente
todo lo posible durante el traslado de este caballero hasta el hospital. Su
cuerpo era fuerte, era un hombre joven, fornido y con una energía
inquebrantable.
Pero ahora, estaba completamente vulnerable y a merced de los recursos y
habilidades de estos para médicos, quienes habían dado todo lo posible por
regresarle una oportunidad a este hombre de sobrevivir. En el trayecto,
habían logrado estabilizar sus signos vitales, pero no había logrado
reanimarlo del todo. Marcus había llegado el hospital una noche de viernes
casi sin signos vitales, y sólo despertaría un par de meses después.
Había caído en un profundo coma, y sin familiares, nadie cercano, amigos
o alguien que pudiese responsabilizarse de él, había dependido
absolutamente de los cuidados de los médicos y enfermeras. Su estadía en
aquel lugar había sido mucho más larga de lo que le imaginaba, ya que,
había sufrido graves heridas y con algunas fracturas y una fuerte contusión
cerebral, era parte de una especie de hecho sobrenatural que aún estuviese
vivo.
Su motocicleta había quedado completamente inservible, por lo que,
simplemente debía ser agradecido con el hecho de estar vivo. Cuando
abrió sus ojos, estaba completamente solo en la camilla del hospital, y
aunque no puede recordar absolutamente nada de lo que pasó, la imagen
del rostro de la chica de las calles vuelve nuevamente a su mente.
No puede recordar quién es, no tiene la menor idea de porque este
recuerdo es tan fuerte en su mente. Casi puede asegurar que conoce a la
chica de algún otro lugar, dimensión o vida, pero sabe que en algún
momento la visto. Los médicos llegaron al lugar al experimentar algunos
cambios en el monitor. Su pulso se había acelerado enormemente al verse
en este estado tan deplorable.
— Finalmente hace despertado. No tenemos ninguna información sobre ti.
¿Cómo te llamas? — Dijo un joven médico mientras se sentaba a un lado
de la cama.
— No puedo recordar absolutamente nada. ¿Cómo llegué aquí? —
Preguntó Marcus.
— Sufriste un grave accidente de motocicleta. Encontraron tendido en
medio de la calle casi sin signos vitales. Es un milagro que estés vivo.
— Necesito un trago de whisky. La cabeza me está matando. — Dijo
Marcus.
— Será necesario que permanezcas aquí durante algunos días más.
Tendremos que hacerte algunos estudios y descartar que todo el daño que
sufriste haya dejado secuelas. Necesitamos que permanezcas en reposo
absoluto.
Marcus no estaba acostumbrado a seguir las reglas, no iba a obedecer a un
hombre vestido de blanco, por lo que, cuando quedó completamente solo
en aquella habitación, simplemente quedó a la expectativa de poder trazar
un nuevo plan que le permitiera escapar de allí. No había hecho nada daño
a nadie, no había pronosticado absolutamente nadie, o al menos hasta el
momento eso asumir.
Era un hombre completamente solo abandonado en un hospital, por lo que,
necesitaba encontrar respuestas y el porqué de esta imagen que aparecía
una y otra vez en su mente sin ninguna explicación. Esta mujer se había
convertido en la obsesión repentina en la vida de Marcus, quien había
sobrevivido de una manera inexplicable, pero que él es muy en su interior,
podría justificar claramente, aunque no muchos entenderían.
Solo pasarían unas cuantas horas para que Marcus aprovechara su
oportunidad y logre huir de este hospital. Las respuestas estaban en la
calle, y mientras estuviese allí tendido no podría resolver absolutamente
nada.
II
Desde aquella noche en la que había estado tan cerca de morir, Ángela no
había sabido absolutamente nada más de aquel hombre. En oportunidades,
sentía cierta nostalgia y remordimiento al no haber hecho absolutamente
nada por ayudarlo. No podía culparse a sí misma, no podía martirizarse, ya
que, esto no había sido su responsabilidad. Recordaba haber cruzado la
calle en el momento adecuado, pero aquella motocicleta había aparecido
de la nada, dejándolo completa en móvil expuesta a una muerte segura.
Aún trataba de explicarse qué era lo que había ocurrido aquella noche,
pero si seguía cuál ese ritmo, posiblemente perdería la cabeza muy pronto.
Tenía que enfocarse en algo más, y nada más era tan importante para ella
que el hecho de convertirse en una chef profesional. Había comenzado a
trabajar como asistente de uno de los hombres más reconocidos de la
ciudad de Londres, había trabajado en restaurantes con dos estrellas
Michelin y había acumulado una gran cantidad de experiencia.
Entre tanta maldad creciendo en la ciudad, existían algunas pequeñas luces
de esperanza que podían encontrarse en los hobbies y el entretenimiento.
Para Ángela, esto no era un trabajo, era una forma de vida, y con cada
comida que preparaba, sentía que su alma se estaba expresando. Esto le
mantenía alejada de la ansiedad y la desesperación de estar completamente
sola en la ciudad, ya que, había emigrado sólo unos años atrás y había
convertido en las calles de Londres en su lugar favorito.
Había enfocado toda su energía en aprender todo lo posible del arte de la
cocina. Sus habilidades culinarias, la hacen destacar significativamente
del resto, ganándose una posición rápido en aquel restaurante donde había
comenzado a trabajar sólo seis meses atrás. Luego del accidente, la vida de
Ángela había cambiado significativamente, ya que, se había vuelto mucho
más espiritual, agradecía cada vez más el hecho de estar viva, y se había
conectado consigo misma después de aquella experiencia sobrenatural en
la que algo había transformado su interior.
Ella no había sido testigo presencial de lo que había ocurrido,
simplemente había sido manejado por las habilidades que dormían en su
interior. Cualquiera que hubiese visto lo que ocurrió en aquel lugar, no
hubiese podido dar crédito a sus ojos ante lo espectacular del evento.
Ángela no se había movido, la motocicleta simplemente se había
desplazado hacia ella y el impacto era inminente.
Pero en el último segundo, cuando cerró sus ojos y se concentró
intensamente, su cuerpo se había desvanecido durante algunos segundos,
tiempo suficiente para que la moto pasar justo por la ubicación donde se
encontraba ella y siguiera su camino. Ni siquiera la propia Ángela sabía
que había sido capaz de hacer esto, pero era sólo una de las habilidades
que podrían manifestarse a medida que la chica crecía internamente.
Tenía habilidades que no eran humanas, pero nunca lo había notado.
Siempre había sentido una especie de rareza en su interior, sabía que no
era del común, y el hecho de que sus padres reales nunca hubiesen
aparecido, también le generaba algo de sospecha. Ángela había crecido en
un orfanato, de dónde había obtenido todo la fortaleza y el valor luego de
atravesar por difíciles episodios durante su niñez.
Muchos de estos recuerdos habían sido suprimidos debido a la crudeza de
los mismos, ya que, eventos sobrenaturales, como el que había afrontado
con la motocicleta, también habían ocurrido en el pasado, y esto, la
perseguía de una manera constante como si se tratara de un fantasma.
Siempre podía recordar sólo una vivencia muy extraña que había
atravesado durante sus años en el orfanato. Una pelea se había llevado a
cabo en el jardín central, donde todas las niñas se habían reunido alrededor
de ella y una compañera de clases, quien había intentado tomar su
desayuno.
Todo había iniciado como una simple pelea inocente, pero rápidamente
todo había cambiado de tonalidad. La agresividad y la violencia se habían
manifestado entre las dos niñas, quienes se tomaron del pelo y
rápidamente llegaron a los golpes. Habían caído al suelo ante las fuertes
sacudidas de sus cuerpos, quedando completamente entregadas a la ira. Se
golpeaban violentamente, sin contemplación, mientras el resto de las niñas
simplemente ovacionaban el evento violento.
Ángela, quien no estaba acostumbrada a este tipo de acciones, estaba en
una desventaja bastante considerable, ya que, la niña contrincante era
considerablemente más grande que ella. Esto, obligó a Ángela a gritar tan
fuerte, que los oídos de la niña que la tenía inmovilizada por sus muñecas,
comenzaron a sangrar. Esto generó un terror increíble en aquella chica,
quien salió de allí corriendo directamente hacia los cuidados médicos.
Parte de su niñez, Ángela había tenido que lidiar con el rumor de que
existía una maldición entorno a ella, por lo que, tuvo que vivir alejada
mucho tiempo de sus compañeras. Las encargadas de mantener el orden y
la disciplina en el orfanato, llevaban a cabo algunos castigos a la niña,
tratando de reprimir todos estos poderes y habilidades que permanecían
dormidos en el interior de la pequeña inocente.
Con los años, Ángela simplemente se fue desconectando de estas
habilidades, dejándolas en el pasado, formando parte de un recuerdo
nefasto que había generado una gran cantidad de dolor en su niñez. Nunca
antes se había vuelto a sentir de esta manera si no hasta su encuentro con
aquel sujeto del accidente de la motocicleta. No podría recordar su rostro,
ya que, este se encontraba completamente tapado con la parte frontal del
casco.
Por su parte, Marcus si recordaba perfectamente el rostro de la chica, pero
al no saber un hombre, una referencia o absolutamente nada de aquella
joven, no podría realizar una búsqueda sencilla. Tras su salida del hospital,
se había convertido en una absoluta obsesión el hecho de encontrar a esta
joven que posiblemente habría muerto en aquel accidente. Marcus sabía
que esa motocicleta la pudo haber matado, y tenía que responsabilizarse de
aquella muerte, así que, comenzó la investigación en torno a su propio
accidente.
Pudo encontrar algunos registros vinculados a aquella noche, pero nada
involucraba a una chica en el accidente. Este estaba totalmente seguro de
que todo se había generado por acción de aquella mujer que parecía una y
otra vez en su mente con unos ojos enormes azules y con una cara de
aterrada justo en el último minuto antes de que la embistiera con la moto.
Al no saber quién era, nombre, ubicación o procedencia, la desesperación
comenzó a adueñarse de Marcus cada vez con más intensidad.
Este, no dormía durante las noches realizando búsquedas en línea a través
del Internet, ya que, necesitaba ubicar alguna referencia o algún elemento
que lo ayudara a dar con esta chica. La joven desconoce por completo que
en ese momento se ha convertido en el objetivo de búsqueda principal de
un hombre completamente extraño para ella. La vida de este caballero
siempre ha estado vinculada al exceso, la perturbación y el escape de su
realidad, pero ahora, parece haber encontrado un propósito, la búsqueda de
esta chica para determinar cuál es la razón de la constante aparición de su
rostro en su mente.
Durante las noches de meditación, Marcus se da a la tarea de revisar cada
uno de los recuerdos vinculados a aquella noche. Cierra sus ojos y se
concentra fuertemente ante la posibilidad de encontrar algún detalle que
pueda llevarlo hasta la joven extraña. Fue finalmente hasta un par de
semanas después cuando que encontraría algo que le daría un indicio.
Revisar su recuerdo una y otra vez había servido de algo, ya que, había
encontrado un detalle muy particular, el uniforme de Ángela, era de chef,
y esto, lo acercaba significativamente a su objetivo. Era muy posible que
estuviese cometiendo un error, alguna equivocación, pero no perdí
absolutamente nada con intentarlo. Durante los días siguientes, Marcus se
dedicó única y exclusivamente a vigilar alguno de los restaurantes de la
zona donde había tenido un accidente.
Al principio, todo bien sido un completo fracaso, pero no había sido sino
hasta su cuarto restaurante, que había encontrado rastros de Ángela. Su
entrega, su abnegación el trabajo, y su compromiso absoluto con su oficio,
le había generado a Ángela que fuese catalogada como la empleada del
mes en múltiples oportunidades. Un pequeño Lugar ubicado en el
restaurante, destacaba el reconocimiento de la chica y aquellos otros
empleados que tenían un rendimiento bastante aceptable.
Cuando Marcus entrar lugar, vio la fotografía de la chica, y supo
perfectamente que su búsqueda había terminado. Fue expulsado del lugar
rápidamente por los hombres de seguridad, ya que, el aspecto de Marcus
no tenía absolutamente nada que ver con el código de vestimenta de aquel
lugar. Un hombre motero, desaliñado, y sospechoso, no tenía nada que
hacer aquí, pero finalmente tenía la posibilidad de conocer a esta joven,
quien lo había trastornado de una manera muy intensa durante los últimos
días.
La vida de Ángela se desarrollaba de manera natural, pero a medida que
avanzaban los días, aquella sensación extraña en su pecho comenzaba a
crecer cada vez más. Parecía un presentimiento, como si estuviese
identificando la cercanía de algún peligro. Esta sensación desagradable se
fue haciendo cada vez más profunda e intensa, generándole cierta tristeza
y depresión a la chica, quien hacía un esfuerzo tremendo para luchar con
esta sensación tan fuerte.
Era algo que provenía del exterior, pero que podía percibir lo justo en el
centro de su pecho. Pero uno de los días en el que peor se había sentido, le
había dejado claro a Ángela que algo estaba por suceder. Ese talento innato
que vivía en su interior, no podía ser ignorado del todo y una manera tan
irresponsable, ya que, si había algo anunciándole peligro, simplemente
debía estar alerta para evitar ser tomado por sorpresa.
No sabía realmente qué era lo que sentía, pero sí le inspiraba cierto miedo
y algo de inseguridad, por lo que, las alertas permanecían encendidas
constantemente. Ángela había terminado su jornada laboral, y luego de
haber tomado unos minutos para descansar, estaba lista para ir a casa.
Caminar siempre era una opción para ella, pero después de aquel accidente
había preferido tomar el autobús o pedirle a alguno de sus compañeros de
trabajo que la llevaran a su departamento.
Sentía algo de temor al caminar sola, y la desconfianza se había disparado
terriblemente después de aquel evento. Deseaba tener algo de explicación
para lo que había ocurrido, pero simplemente para tratar de mantener la
cordura, asumió que todo había sido parte de una ilusión, un sueño.
Experimentaba un terror increíble cuando escuchaba una motocicleta, una
especie de trauma que se había generado en el fondo de su pecho,
dejándola sin demasiadas posibilidades de salir de ese orificio.
Aquella noche, cuando salió del restaurante, sintió un escalofrío tan fuerte
al pasar justo al lado de un hombre, que no se pudo contener a voltear. Se
encontró frente a frente con aquella cabellera larga, ojos grises, barba
descuidada, piel blanca, y una sonrisa seductora que era alternada con las
caladas de un cigarrillo que permanecía en la mano de aquel hombre. Al
principio, Ángela pensó que aquel hombre le haría daño, pero
rápidamente, su corazón comenzó a latir de una manera irregular,
dejándola sin aliento y bastante confundida.
— ¿Te conozco? — Preguntó Ángela mientras se acercaba al caballero.
Era una actitud bastante desafiante, ya que, no tenía la menor idea de
quién era o qué costumbres tenía este sujeto. Pudo haber sido un criminal,
un asesino, alguien que pudiese hacerle daño, pero la chica, simplemente
necesitaba salir de aquella curiosidad que la estaba consumiendo. Quería
respuestas, y este hombre era lo más extraño a una sensación que se le
había presentado en los últimos días.
— ¿Por qué piensas que nos conocemos? — Preguntó Marcus.
Ángela no sabía qué responder, pero era algo en su interior que parecía
generar un magnetismo increíble a este sujeto. Se acercó a él, y cuando
sólo estuvo a unos cuantos centímetros, supo que tenía absoluta razón.
Esas sensaciones en su pecho no eran regulares, y cuando más fuerte late
su corazón, la chica se desvaneció en los brazos de aquel hombre.
Había perdido el sentido durante sólo unos minutos, y Marcus se había
encargado de dejarla en brazos para evitar que la chica cayera al sueño. La
había llevado directamente hasta una banca ubicada en el centro de la
ciudad, donde la chica debería recuperarse en unos pocos minutos. Marcus
no tenía corazón para abandonarla a su suerte en ese estado, por lo que,
permaneció justo a su lado intentando tener algo de paciencia, ya que,
tenía preguntas, pero la chica se había desvanecido antes de que lo pudiera
conseguir.
— Me duele la cabeza. ¿Quién eres? ¿Qué ocurrió? — Preguntó Ángela.
— Soy Marcus Blas. Es un placer conocerte. Sólo fumado un cigarrillo
cuando de pronto te acercaste a mí inesperadamente. Te desmayaste.
Experimentaba una gran cantidad de confusión y el fuerte dolor de cabeza
aturdía enormemente a Ángela. Necesitaba volver a casa, pero en esas
condiciones, simplemente era imposible para ella. No podía caminar por la
ciudad de Londres completamente confundida y sin rumbo, ya que, si
algún cazador nocturno las echaba, sería una presa completamente fácil.
— Si no tienes inconveniente, podría acompañarte a casa. — Dijo Marcus.
— No te preocupes, llamaré a un amigo para que venga por mí. — Dijo la
chica mientras trataba de tomar su móvil.
Era evidente la desconfianza existente por parte de la chica, ya que, no
estaba acostumbrada a tratar con extraños. Generalmente, estos vínculos
con personas alejadas a su círculo habitual, siempre generaban resultados
completamente adversos. Prefería mantenerse en la zona segura, y aunque
este hombre despertaba ella una sensación de curiosidad voy a extrañar,
necesitaba tomar las cosas con calma, ya que, en su cabeza nada parecía
estar en orden.
Marcus la tomó de la mano y le ayudó a levantarse. Estuvo de pie durante
algún par de segundos, pero no duró demasiado con su equilibrio. Estaba
realmente aturdida, por lo que, Marcus no pudo evitar sujetarla de un
costado.
— Lamento el atrevimiento, pero no puedo dejarte así. Te ves débil y
confundida. Te garantizo que no pretendo hacerte daño, o si prefieres,
llamaré a algún policía para que él se encargue. — Dijo el caballero.
Marcus estaba perdido en los hermosos ojos azules de Ángela, y esta, se
sintió bastante atraída por la forma en que este la observada. Alternaba sus
ojos entre su mirada y sus labios, quedando completamente hechizada por
los atributos del caballero. No tenía más opciones que confiar en él, o de
lo contrario, corría el riesgo de desvanecerse nuevamente ante un extraño
completamente distinto, y posiblemente en esta oportunidad no correría
con la misma suerte de que fuese tan gentil como este extraño hombre de
cabello largo.
Habían caminado a un paso lento, ya que, Ángela necesitaba oxigenar el
cerebro. Finalmente, cuando llegaron a casa, aquel hombre simplemente
dejó que entrara a su residencia, y se alejó sin más comentarios. Ángela
entró a casa, y cuando finalmente llegó a su departamento, se dejó caer en
su sofá, se deshizo de sus zapatos, y trato de entender qué era lo que había
ocurrido con este caballero.
Marcus, por su parte, había descubierto un elemento interesante, y ahora sí
estaba seguro de que su presa era lo que él había llegado a creer. En su
naturaleza humana, simplemente era un caballero tratando de ayudar a una
joven inocente, pero detrás de su fachada y no gente, se encontraba un
demonio hambriento en búsqueda de un alma limpia y pura.
Ángela no era un ser cualquiera, era un ángel, y había sido identificada por
uno de estos demonios que vagaban por el mundo en búsqueda de alimento
por parte de almas jóvenes y transparentes. La víctima ya había sido
identificada, ahora comenzaría el proceso de acecho y cacería.
III
Había pasado ya un tiempo importante desde que se había generado un
caos tan terrible en aquel restaurante donde trabajaba Ángela
habitualmente. Generalmente, recibían la visita de prestigiosos políticos,
celebridades, pero rara vez se generaba un andamiaje tan complicado y un
menú tan específico como el que se había solicitado aquella noche. Había
sido una reservación de último momento, pero que había generado el
cierre total al público de aquel restaurante.
Importantes empresarios llevarían a cabo una cena de negocios, utilizando
las instalaciones de este lugar para poder desarrollar una reunión
completamente privada. Este restaurante rara vez así este tipo de
excepciones, pero en este caso particular, se trataba de Julio Falcón, un
hombre de mucho poder y con propiedades en toda la ciudad de Londres.
Su reconocimiento, su fama y su prestigio, le daba la posibilidad de mover
los hilos de la ciudad a su antojo, pero había algunas personas que aún
desconocía la existencia de este hombre, como Ángela, por ejemplo.
Sin estar demasiado empapada de la realidad social de la ciudad de
Londres, generalmente estaba en una burbuja donde únicamente estaba
enfocada en su trabajo. Los últimos días habían sido más movidos y llenos
de acción en la vida de Ángela, por lo que, rara vez se involucraba en
temas de celebridades o personajes famosos.
Había tenido que atravesar en varias oportunidades la vergüenza de no
reconocer algunas celebridades que se sentaban a la mesa del restaurante,
quienes solicitaban su presencia para felicitarla ante la magnificencia de
sus platos.
Aunque aún estaba en etapa de aprendizaje, Ángela había logrado
conseguir una amplia reputación, algo que podía comprobarse rápidamente
con la calidad de los platillos que preparaba. Tenía un talento increíble en
sus manos, lo que le daba la posibilidad de crear maravillas con cosas muy
simples. Aquella noche, se había establecido un menú obligatorio, el cual
había sometido a una gran cantidad de presión a todo el equipo de trabajo
de Ángela.
Después de todo un día dedicado a la cocina, finalmente habían logrado
completar el menú, sólo era momento de esperar a la llegada de los
ejecutivos para servir los platillos. El jefe de la cocina, estaba realmente
estresado, se escuchaban gritos, se escuchaban lamentos, quejas e insultos,
ya que, generalmente, cuando caía en ese estado mental, perdía por
completo el control de sus acciones.
Simplemente quería conseguir el objetivo, y en este particular, el objetivo
era complacer a un grupo de importantes empresarios que debían llevarse
una excelente impresión del restaurante.
— No permitiré que se cometa un solo error en este lugar en mi presencia.
Todos deben hacer las cosas como yo digo, si alguien se sale de la línea,
puede estar seguro que estará despedido. Agregó el chef Petrus.
Había mucha presión, pero para Ángela, esto no era más que un simple
reto de los muchos que había tenido que asumir en la cocina. Se
consideraba una profesional, por lo que, los gritos e improperios este
hombre no la intimidaban para nada. Generalmente, sus comensales
siempre quedaban completamente conformes, ya que, la mano de Ángela
estaba privilegiada por los dioses de la cocina y las artes culinarias.
Todo había estado tranquilo y avanzaba de forma natural hasta el momento
en que comenzaron a llegar los ejecutivos, ya que, esto aumentó la presión
y la atención en cada uno de los miembros del equipo. Se hablaba de una
posible sociedad por parte de uno de estos ejecutivos, quien estaría
interesado en comprar acciones en el restaurante para abrir una nueva
sucursal en España.
Esto le daría la posibilidad a Ángela de explorar otras tierras, ya que, con
mucha seguridad ella sería la responsable de representar a la cadena de
restaurantes en una nueva sucursal.
Es por esto, que todos los esfuerzos estaban siendo impresos para poder
impresionar a estos ejecutivos, quienes habían reservado por completo el
restaurante, el cual había sido cerrado por completo para su recibimiento.
Cuando esto ocurría, generalmente se desarrollaban eventos
completamente aislados, ya que, eran conocidas las excentricidades de los
millonarios.
Ángela desconocía el nombre de Julio Falcón, un hombre de alto
reconocimiento en el mundo empresarial, quien había logrado cosechar
millones de dólares de la noche a la mañana con una idea magnífica.
Su corporación tecnológica, había alcanzado los más altos estándares en
acciones en la bolsa, por lo que, era una máquina de hacer dinero, algo que
dejaba a Julio con muy pocas cosas que lo pudiesen limitar.
Generalmente, cuando deseaba algo simplemente lo tenía sin preguntar,
era un hombre caprichoso y muy decidido, por lo que, tanto las mujeres,
los coches, las propiedades y los negocios son los principales objetivos de
este hombre, quien tiene una personalidad bastante abstracto y difícil de
comprender.
El líder de esta compañía, se había encargado de invitar a algunos de sus
socios más reconocidos, ya que había mostrado su interés en invertir en un
nuevo campo. El área gastronómica en Londres era realmente atractiva,
por lo que, era una forma inteligente de asegurar su dinero. Si contaba con
algunos inversionistas, fácilmente podría dedicarse de lleno a la apertura
de varios restaurantes, algo que lo colocaría en un nuevo mercado y le
daría la posibilidad de explorar nuevos territorios.
La mente de Julio era completamente inquieta, generalmente se
encontraba pensando en una nueva idea que le diera la posibilidad de
invertir su dinero. Sus cifras eran completamente alocadas, podría
comprar un país entero si este se lo proponía, pero no era suficiente, quería
cosechar más dinero, y la única manera de hacerlo era a través de nuevas
ideas que le dieran la posibilidad de demostrar que tan fuerte era su
potencial. Pero no se trataba sólo de una marca, un restaurante no sólo se
sostenía sobre el prestigio o la reputación que tuviese.
Las estrellas Michelin eran asignadas en función a la calidad de sus
platillos y la atención, por lo que, la presencia de Ángela en este lugar era
determinante para que el éxito fuese absoluto. Marcus estaba en búsqueda
de un chef de alto estándar, alguien que pudiese garantizarle que su dinero
estaría bien invertido, ya que, si invertía en estructura, pero escatimaba
impersonal, posiblemente todo se iría al fracaso. Muchas posibilidades se
encuentran frente a sus ojos, pero algunas de ellas parecen poco probables
que den éxito.
Este restaurante le ha dado una buena impresión tras su llegada, siendo
recibido como si se tratara de un miembro de la realeza. El hombre
acompañado de un grupo de ejecutivos, fueron llevados a la mejor mesa
del lugar, siendo parte de un festín exquisito que le generaba orgasmos en
el paladar absolutamente a todos los presentes. Ángela había hecho uso de
todo su potencial, había utilizado todo su talento para demostrar que era la
mejor en su área.
La necesidad de crear platos originales e inigualables, la habían colocado
en un lugar bastante privilegiado entre los chefs de la ciudad. El hecho de
que fuese mujer tan joven, la hacía ser muy subestimada, y en ocasiones,
le habían arrebatado algunas oportunidades simplemente por el hecho de
que el gremio de Cher era completamente machista y dominante. En la
mesa de aquel restaurante, la más prestigiosa, la más lujosa y la más
atendida, era ocupada por un hombre que podría garantizarle el futuro a
Ángela.
Si esta logra captar su atención, y satisfacerlo, con mucha facilidad este
podría poner su negocio en sus manos y Ángela arrancaría un proyecto
completamente novedoso, donde las expectativas estarían cada vez mucho
más altas. Con un sueño específico de trabajar internacionalmente, Ángela
veía la posibilidad de trabajar en España, un sueño, ya que, esto le
permitiría conocer una cultura gastronómica completamente diferente,
pero no sólo eso, sino que, también su nombre comenzaría a recorrer otros
países de Europa, creando una reputación que era necesario trabajar desde
la base.
Su juventud sólo era superficial, en su interior era una chica disciplinada y
completamente enfocada, quien era realmente capaz de asumir los retos
más difíciles, rompiendo con los esquemas establecidos por el común,
algo que hacía que Ángela fuese un elemento realmente valioso para
cualquier equipo de trabajo. Aquellos hombres habían quedado
completamente satisfechos y conformes durante toda la noche. Cada
platillo, cada postre, cada entrada era mucho más intensa que la otra.
Los sabores flotaban en el paladar de cada uno, siendo una apuesta segura
el hecho de invertir en acciones de este restaurante.
— Me gustaría conocer a la responsable de estos magníficos platillos. Me
han dicho que su nombre es Ángela Reagan.
— En un minuto estará aquí con el señor. — Dijo uno de los empleados del
restaurante
Al saber que debía acercarse a la mesa para recibirlos habituales halagos y
cortejos por parte de los comensales, la chica experimento algo de
nerviosismo tu corazón latía con fuerza, y finalmente, estaba a punto de
acariciar una oportunidad que siempre había estado buscando.
La tenía entre sus manos, estaba segura, pero el momento más difícil de la
noche, ya que, su forma de expresarse la visión que tuviese es de
empresario de la chica, determinarías finalmente si este estaría dispuesto a
incluirla en su equipo y confiar en ella o simplemente desistir de la idea de
inversión.
Ángela caminó directamente hacia la mesa, experimentando un temor
indescriptible, acompañado de una sensación realmente desagradable en el
pecho. Era muy similar a la que había experimentado mientras estuvo
junto a Marcus, y esto le parecía bastante extraño que hubiese pasado en
tan poco tiempo. Siempre había sido muy desconfiada, no proporcionaba
demasiado espacio su vida a personas nuevas, pero esto era
completamente absurdo.
No podía aislarse del mundo creyendo que todos querían hacerle daño o
eran una amenaza. Ángela, completamente inocente de lo que estaría por
ocurrir, simplemente lavó sus manos y caminó directamente hacia la
mesa. Al estar frente a todos estos millonarios empresarios, simplemente
fueron halagos los que llovieron sobre ella. Su ego crecía rápidamente, que
estaba completamente segura de que amasaría esta oportunidad entre sus
manos y la convertiría en una obra de arte.
— Ha sido una experiencia completamente exquisita manos son
prodigiosas. Ha sido un placer venir a cenar esta noche. — Dijo Julio
mientras se ponía de pie.
Ángela escuchaba las palabras de este hombre, pero experimentó un mareo
indescriptible y todo se fue a negro durante algunos segundos. Quizá había
sido la presión laboral durante el día, algunos nervios, o simplemente no
había sabido manejar la situación, ya que, estaba frente a hombres
realmente importantes.
Julio se movió con rapidez para evitar que la chica cayera al suelo. Puso su
brazo a través de su costado y la detuvo. Vio directamente a sus ojos
azules, y la pureza que irradió la chica, lo dejó completamente
estupefacto. El aroma de su perfume, la suavidad de sus manos, la
delicadeza de su cuerpo, dejaron a Julio completamente extasiado y
hambriento de probar los labios de aquella chica, quien estuvo solo unos
cuantos centímetros de los suyos.
— Traigan agua fresca, rápido. — Ordenó Julio
La chica se reincorporó solo unos cuantos minutos después, sintiendo esa
misma presión en el pecho que había experimentado días atrás. Estaba
justo al frente de este millonario empresario, un hombre atractivo,
imponente y con una personalidad realmente cautivante. Tenía el don de
hechizar a las personas que tenía a su alrededor, podría engañarlos con
facilidad y llevarlos hacia el punto deseado, era un talento innato, pero que
se veía alimentado por su verdadera naturaleza.
Parecía que una especie de magnetismo estaba llevando a Ángela
directamente hacia la trampa de los demonios que habitan en la ciudad de
Londres. Casualmente, Julio también pertenecía a este gremio de seres que
habitaban en el interior de algunos hombres con un aspecto bastante
atractivo. Ángela, desconociendo por completo su verdadera naturaleza,
simplemente de lo que sus ojos le permiten, pero no ha aprendido a
interpretar lo que su corazón grita de manera desmedida ante la
posibilidad del peligro.
Ángela es un caso muy particular, es deseada por muchos, igual menos su
verdadera naturaleza, aunque rara vez es conseguida. Esta desconocía por
completo su potencial, de lo que es capaz, y esto con él lo pone en un
estado de vulnerabilidad absoluta, estando a merced de sus enemigos,
tienes si lo desean, pueden destruir me alimentarse de su cristalino
espíritu. Eran múltiples las razones que habían llevado a Julio a estar
absolutamente seguro de que era la decisión correcta.
Debía invertir en este restaurante, ya que, Ángela tenía unas manos
privilegiadas, pero también quería tenerla cerca, y era su oportunidad
indagar si realmente podía proveer de lo que necesitabas de ella. Era un
grave error pensar que los demonios simplemente caminaban por la tierra
llevando tridente y cuernos en su frente. Este era el concepto que se había
creado en la sociedad, pero era completamente errado. Los demonios
podrían tomar la forma humana de cualquiera, adueñarse de su cuerpo y
habitar en lo más profundo de su ser.
Esto, de alguna u otra forma les daba cierta ventaja, ya que, podían operar
y actuar de manera clandestina sin ser identificados. Tanto Marcus como
Julio, han sido traídos por la energía de Ángela, un ángel que desconoce
por completo su naturaleza y no tiene la menor idea de cuál es su misión
en la tierra. Está expuesta ante la maldad pura, Jackie, si estos logran
alimentarse del espíritu de la chica, con mucha facilidad destruirá en su
vida.
La longevidad de los demonios, depende de cuantas almas pueden
arrebatar, y Ángela, se ha convertido en el premio gordo para ambos, ya
que, no sólo es hermosa, talentosa inteligente, sino que, también posee un
alma pura, la cual podría convertirse en un jugoso festín para estas atroces
criaturas que habitan en el interior de los dos hombres completamente
atractivos.
Pocas veces tendría la oportunidad de estar tan cerca de un ángel puro
como en esta ocasión. Es por esto, que Julio se aferra a la idea de
permanecer cerca de la chica, ya que, ella puede representar el acceso a un
poder mucho mayor. La guerra entre los mismos demonios también
existía, ya que, entre ellos peleaban de manera insistente para poder
obtener su presa.
Nadie podía establecer reglas o parámetros en el mundo sobrenatural, por
lo que, cada uno de estos tres personajes cuenta con la posibilidad de éxito
o fracaso, pero dependerá de la estrategia que cada uno puede trazar y el
conocimiento propio de cada uno de ellos, ya que, el potencial es
determinante.
IV
El desvanecimiento y de caí miento de Ángela cuando estaba cerca de
alguno de estos demonios no era aleatorio. Esto no se trataba de algo
casual o algún elemento que estuviese fallando en la salud de Ángela, sino
que, se trataba de una absorción parcial de energía por parte de estos
demonios, quienes se alimentaban tan sólo del aliento de la chica.
El hecho de que se hubiese desvanecido estando frente a Julio o a Marcus,
había significado que estos habían logrado adentrarse en lo más profundo
de su ser y había logrado quitarle una leve porción de aquella blanca
energía pura que tanto placer les proporcionaba a los demonios.
Ángela se encuentra en una desventaja considerable, ya que, la ignorancia
es su principal enemigo. Hasta el momento, no ha podido encontrar ningún
indicio que pueda confirmarle lo que realmente es. La cercanía de los
demonios, la curiosidad y el interés que estos han demostrado en ella,
parece simplemente una racha de atractivo que sea despertado en ella,
llamando la atención de los hombres que están a su alrededor.
Pero si no avanza con cuidado, Ángela puede caer rápidamente en la red de
uno de estos dos sujetos, los cuales parecen tener la misma intención, pero
con una estrategia completamente diferente a aplicar. Marcus se había
mantenido ausente en los últimos días, pero Julio no estaba dispuesto a
dejar pasar esta oportunidad tan específica. Ángela era un diamante en
bruto, un ángel de alma pura, el cual serviría de alimento para este
demonio, el cual estaba acostumbrado a tener cualquier cosa que deseaba.
El dinero, el poder y la manipulación le podían permitir adquirir
elementos como este con una facilidad fluida. Un ángel no cae del cielo
todos los días, no aparecía en una caja de cereal, no llegaba la puerta de tu
casa simplemente para que se alimentara de su alma. El hecho de que la
hubiese encontrado de manera tan casual, despierta todo el interés y hace
que Julio comience a mover toda su maquinaria para acceder a la chica.
Las porciones de energía que le han sido robadas a Ángela, son mínimas,
pero estas se pueden notar en el decaimiento y el agotamiento constante
que puede experimentar la joven. En su mente, existe una gran cantidad de
imágenes nuevas, recuerdos que no parecen ser propios, los cuales llegan
durante las noches como una especie de sueños. Sabe perfectamente que
este comportamiento de su cuerpo es completamente irregular, por lo que,
debe mantenerse bajo observación antes de que sea demasiado tarde.
Ángela podría recordar el interés tan intenso que había mostrado Julio
durante su visita al restaurante. Su cabeza daba vueltas, y trataba de sacar
de allí el recuerdo de este hombre, pero permanecía incrustado en su
cabeza como si se tratara de un virus. No podía olvidarlo, y de manera
casual, tampoco podía olvidar al chico de la calle oscura. Ambos la habían
infectado, estaba tratando de meterse en su mente, la rondaban, trataban de
aceptarla constantemente y la estudiaban, ya que, era la presa perfecta.
La forma más sencilla que podía encontrar Julio de poder acceder al
espíritu de la chica ir a través de la manipulación y la seducción. Tenía
todas las herramientas y recursos necesarios para poder acceder a ella y
tratar de convencerla de que era un buen partido. Un hombre con poder,
proporcionándole oportunidades con recursos, era algo muy seductor para
cualquier mujer, al menos para la mayoría.
Fue bastante impresionante para la chica, comenzar a recibir
periódicamente grandes ramos de flores en su trabajo. Aunque era muy
bella y tenía algunos pretendientes, nunca nadie se había tomado la
atención y el detalle de proveer tantos recursos y elementos de atención
durante toda su vida. Al principio, todo parecía ser clandestino y anónimo,
pero gradualmente, el remitente comenzó a revelar su verdadero nombre,
cuando Ángela descubrió que se tardaba de Julio, no podía creer lo que sus
ojos leían en la tarjeta.
Un hombre tan adinerado, poderoso, atractivo y elegante, había colocado
su atención sobre ella, y esto era el cumplido más exquisito que cualquier
mujer pudiese recibir. Era alguien que podía acceder a cualquier tipo de
féminas, podría salir con las modelos más exuberantes, con las
empresarias más elegantes, pero este hombre había fijado su atención en
una simple chef. Quería evadir esta realidad, tratar de convencerse a sí
misma de que todo se trataba de un juego, pero no, las oportunidades
estaban frente a sus ojos y no podía aferrarse a esta idea.
Los ramos de flores eran repartidos entre las chicas de la cocina, ya que,
había abarrotado su departamento de los más hermosos arreglos florales,
los cuales ya no cabían y ocupaban gran parte del espacio. Marcus le había
sorprendido enormemente, era algo completamente inesperado para ella,
pero este, era la oportunidad de probarse y determinar si era capaz de estar
a la altura de un hombre tan sofisticado.
Sabía que las flores sólo eran la tapa inicial, y que tarde o temprano,
llegaría el momento de enfrentar una invitación. Esto, garantizaría a la
chica la posibilidad de acceder a una nueva vida. Marcus estaba
acostumbrado al detalle, a proveer acceso a los lugares prestigiosos, por lo
que, era algo completamente innovador para Ángela. Una pequeña tarjeta
llegaría a su departamento directamente debajo de su puerta, pero esta,
cuando descubrió que estaba allí, no tuvo oportunidad de verificar quien la
había dejado.
Una cita en un restaurante, sería la primera oportunidad que tendría de
encontrarse con Julio en un contexto más privado. Este se había encargado
de hacer los arreglos para que todo se lleve a cabo en su mansión, la cual
había sido acondicionada especialmente para recibir a la chica. Todo
estaba de punta en blanco, y una limusina había ido recoger a Ángela por
su departamento a las 7:00 de la noche.
Al ingresar a la impresionante mansión, se había quedado sin palabras, ya
que, era un nivel de elegancia completamente desconocido para ella. No
sabía que alguien pudiese tener acceso a tal nivel de dinero, pero este
hombre, había trabajado por cada centavo que tenía en sus cuentas
bancarias. No era un mafioso, no había robado a nadie, simplemente era un
acaudalado millonario con una mente muy creativa.
Ángela había sido atendida hasta el momento por los sirvientes de aquel
sujeto, no había tenido la posibilidad de encontrarse frente a frente con
Julio, pero este, sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Generar un
poco de expectativas y misterio alrededor de él, siempre había funcionado,
sorprendía a su invitada y podía lograr un efecto mucho más profundo en
su interior. La joven se encontraba sentada sola a la mesa, la cual estaba
elegantemente arreglada a la espera de la aparición del anfitrión.
Cuando este llegó a la mesa, Ángela sentía que saldría corriendo de allí.
Nuevamente, sintió algo de debilidad, pero esta vez trató de controlarse.
No dependía de ella, dependía específicamente de Julio, quien podría
tomar la decisión de absorber su energía o no. En este caso particular,
quería que las cosas salieran bien y funcionaran, por lo que, controló su
apetito por energía y dejo que la chica se mantuviese tranquila durante el
resto de la noche.
— Te agradezco enormemente que hayas aceptado mi invitación. Sé muy
bien que no eres del tipo de chicas que salen con un sujeto cualquiera sin
ningún tipo de aviso previo.
— Eres un hombre muy particular. Fijaste tu atención en mí durante los
últimos días, creo que lo menos que podía haber hecho era venir hasta
aquí.
— Sí, sabes muy bien cuál es mi intención de inversión en el restaurante
donde trabajas. Pero esa inversión depende enteramente de tus manos. Ha
sido tu comida, tus platillos, los que han hecho que realmente me sienta
seducido por la idea de darles una oportunidad. Tienes que prometerme
que seguirás al frente de todo mi proyecto a partir de ahora, por eso he
tratado de cortejarte, espero que no lo hayas malinterpretado.
Fue un poco de desilusión lo que pasó por la mente de Ángela y su
corazón, ya que, pensaba que este hombre había perdido la cabeza por ella
y estaba completamente enamorado. Julio había atrasado una estrategia y
había desmontado toda posibilidad de que este hombre estuviese
proyectando la posibilidad de estar enamorado de ella. Al ser así, tendría
el camino libre para comenzar a seducirla personalmente, y esto, en
función de la experiencia de Ángela, sería muy sencillo para el hombre.
Aunque se había decepcionado un poco, esto había calmado un poco el
ambiente, ya que, simplemente eran dos amigos disfrutando de una cena
de negocios la cual tenía como objetivo darle la oportunidad a Ángela de
decidir si podía asumir un nuevo proyecto o no. El éxito era una nueva
forma de seducción para Julio, que no utilizaba todos sus recursos para
garantizar que la chica se sintiera cómoda.
Estaba abrumada, nunca había sido tratada como una princesa, y este
hombre era un maestro llevando a cabo esta tarea. Después de un largo
recorrido por toda la mención, Julio había descubierto que efectivamente
sus sospechas eran reales. Nadie común y corriente, usar humano natural,
voy a tener los niveles de energía que poseía Ángela. Esta, irradiaba una
potente cantidad que era bien tipificada fácilmente por los demonios, pero
en este particular, quien lleva la delantera y posiblemente, la victoria, es
Julio.
Marcus ha cedido en su necesidad de alimentarse, ha tratado de controlar
sí, pero está a punto de perder la cabeza. No se imagina que un demonio
esté cercano a la carne de Ángela, ya que, esto desataría una guerra entre
ambos caballeros.
Sus continuas vigilancias y persecuciones, finalmente ve llevada a Marcus
a descubrir lo que estaba ocurriendo, y el investigar a fondo el pasado de
Julio, habían encontrado alguna información incongruente que le dio a
entender que había algo mucho más turbio desarrollándose en esta salida
entre la chica y el empresario.
Si este era un demonio tan poderoso o más que Marcus, posiblemente las
cosas se pondrían muy difíciles, pues este no estaría dispuesto a dejar ir
una presa como ella de una manera tan fácil. Ángela simplemente se había
visto seducida por aquel hermoso lugar, habían caminado alrededor de
toda la mansión. El lugar era increíblemente hermoso, un paraíso hecho en
la tierra, algo que distaba enormemente de la personalidad de Julio.
Estando cerca de Ángela, la bestia interior, esa criatura malévola,
permanecía agitada y casi fuera de control, mantener la silenciada parecía
hacer el reto más difícil para caballero con el intentaba mostrar una
imagen completamente 12 y vulnerable.
Quería que la chica se enamorara de él, pero que lo hiciera rápido, así que
usó todos sus encantos y recursos para tratar de captar su atención. Los
pequeños detalles habían servido para abrir el apetito de Ángela, pero
ahora, llegaba el plato fuerte, y este hombre era todo un caballero, un
conquistador, acostumbrado a estimular a las mujeres hasta hacerla sentir
como si perdiera la voluntad ante él.
Aquella noche, en más de una oportunidad, Julio tuvo la posibilidad de
seducirla y llevarla hasta su cama, pero sabía que todo iba demasiado
deprisa posiblemente Ángela no se prestaría para este tipo de situaciones.
Se comportó como un caballero y la trató como una dama, esperando hasta
la medianoche para llevarla a casa. La cena había sido un completo éxito,
todo había fluido de manera eficaz, tal como lo había planeado.
Una gran limusina llegaba al edificio de Ángela, dejé dónde salió la chica,
totalmente agotada y un poco embriagada. Habían vivido algunas copas de
vino tinto durante la noche, algo que había despejar un poco la tensión
existente entre ellos. Se sentía cómoda, protegida lado de este hombre, y
su dinero y lujos, simplemente lo hacían un hombre bastante interesante,
pero Ángela no estaba interesada en sus millones.
La chica entró al edificio, y justo en el momento que intento cerrar la
puerta, un pie se atravesó entre la puerta y la cerradura. Esto, parecía ser
un acto de algún atacante, por lo que, Ángela simplemente sintió como su
sangre se congeló de manera repentina.
— Lamento haberte asustado. Soy yo, Marcus. Espero que no me hayas
olvidado. — Dijo el motero con el cigarrillo en la boca.
— No es algo muy normal que llegues de esa manera a estas horas de la
noche. ¿Acaso me estás espiando? — Preguntó la chica.
— He estado averiguando mucho acerca de ese sujeto. Sé perfectamente
que ha estado coqueteándote, y sólo puedo decirte que debes tener mucho
cuidado de alejarte de él si no quieres que te hagan daño. — Dijo Marcus.
— Ni siquiera me conoces a mí. ¿Cómo puedes preocuparte por alguien de
lo que sabes tan poco? Creo que lo mejor será que te marches o llamaré a
alguien.
— Sabía perfectamente que reaccionarías de esa manera. Pero hay un
peligro muy grande alrededor de Julio es un hombre de poder, peligroso,
quien no está acostumbrado a las derrotas.
— No es algo de lo que te va a hablar contigo, Marcus. Espero que tengas
una buena noche. — Dijo Ángela antes de terminar de cerrar la puerta.
Mientras Julio estuviese cerca de la chica, Marcus no podría estar
tranquilo. Pero de manera extraña, su preocupación había cambiado
enormemente. No sólo se trataba de una amenaza de robo a su energía,
sino que, también le preocupaba el bienestar de la chica.
Él se encontraba en una desventaja significativa, ya que, a los ojos de
Ángela, simplemente es un motero con la vida hecha un desastre, quien
estaba intentando arruinarle su única posibilidad junto a Julio. Este
hombre había mostrado un interés significativo en ella, por lo que, se
encontraba ahora en una encrucijada bastante rara para ella.
La peculiaridad de la situación, se ve agudizada ante el interés que
también ha desarrollado Ángela hacia el motero, quien, por alguna razón,
le inspira cierta confianza. Las palabras que habían sido pronunciadas por
este caballero de cabellera larga, habían dejado una marca profunda en el
interior de Ángela, quien dudaba por completo si debía confiar en él o no.
Necesitaba pruebas, argumentos, pero hasta el momento, simplemente se
deja llevar por sus sensaciones.
Hay cierta emoción ante la posibilidad de una relación junto a Julio, pero
Marcus también llama muchísimo su atención, y su enigmática
personalidad, despierta cierta curiosidad que necesita explorar.
Estar entre dos aguas tan diferentes puede ser uno del peor error de
Ángela, pero no tiene más opción que escuchar a su propio corazón para
poder tomar la decisión correcta. Uno de ellos parece ser la opción
adecuada, pero es irresponsable dejarse cautivar por los millones de Julio,
o dejarse intimidar por el aspecto de macho de Marcus.
V
La discusión que se había desarrollado entre Marcus y Ángela, lo había
afectado mucho más de lo que él hubiese imaginado. La forma tan
despectiva en que la chica lo había rechazado, le había dado entender al
Motero que se estaba desarrollando cierto interés por parte de Ángela
hacia el empresario. Este sabía perfectamente que clase de hombre era, y
los poderes que esto podría llegar a desarrollar.
Marcus, siendo un demonio, también se encontraba en condiciones
similares, ya que, solo vagando por el mundo intentando alimentarse de
nuevas almas que le diera la oportunidad de alcanzar la inmortalidad.
Las diferentes etapas y épocas que había vivido, le habían dado la
oportunidad de acumular una gran cantidad de conocimiento y
experiencias. Ahora, sólo se dedica a tratar de pasar el tiempo, y cuando se
le da la oportunidad, siempre suele encontrar algo de diversión en las
calles de Londres.
Siempre aparecía alguna chica virgen que estaba dispuesta a divertirse
cuando un hombre rudo en un bar nocturno, por lo que, Marcus
simplemente esperaba que las presas llegaran a la trampa de una forma
natural. Su personalidad era atractiva, y estoy podía evidenciarse en la
actitud que había despertado bien Ángela, quien ahora, no dejaba de pensar
en el motero y en el empresario.
Ambos habían sembrado hizo incertidumbre, la duda, el temor,
sentimientos malignos que solían afectar a sus víctimas hasta dejarlas
completamente vulnerables y asequibles a ellos. Pero existe una gran
diferencia entre Marcus y Julio, ambos son demonios, de naturaleza
similar, pero el interés de Julio va mucho más enfocado hacia la
inmortalidad que a obtener el cuerpo de la chica.
La ventaja es absoluta, tiene recursos, dinero y mucho prestigio, y Ángela
jamás se vería tentada a arriesgarse a ir a una aventura en cierta junto a un
hombre rudo cuya única pasión es una motocicleta y los bares nocturnos.
Marcus había intentado en múltiples oportunidades tratar de advertir a la
chica acerca de lo que estaba ocurriendo en su entorno, quería darle
mensajes, dejaba algunas notas debajo de su puerta, pero estas eran
ignoradas por completo por Ángela.
La única forma que tenía Marcus de alejar a la chica del peligro era
actuando él mismo de por medio, tratando de ahuyentar a Marcus, pero sus
poderes eran muchísimo más extensos, y Marcus había perdido ciertas
capacidades debido a los intensos vicios por los que había atravesado.
Durante los meses siguientes, Ángela había salido en múltiples ocasiones
con Julio, siendo perseguidos por Marcus, que los espiaba a todos lados
que iban. Esto, le daba la oportunidad a Marcus de poder especificar si
este hombre estaba dispuesto a hacerle daño la chica o tenía un interés y
mirar el suputa si era así, y había sentimientos, estaba dispuesto a
desaparecer, pero también se había convertido en una especie de guardián
para la chica, quien, en su ignorancia y desconocimiento, permanecía
completamente vulnerable ante el daño que pudiese hacerle este hombre.
Estos devoradores de almas, atacaban de manera inesperada, en el
momento menos indicado, siempre solían dar el zarpazo final, dejando a
su presa sin demasiadas opciones de defensa. Es por esto, que Marcus
estaba completamente alerta, ya que, la cantidad de energía que, emanaba
del interior de Ángela, era algo completamente impresionante,
intimidante, algo que jamás había visto en otra persona.
Si era capaz de acceder a esta energía, obtendría un poder mucho mayor,
algo que lo pondría en la cabeza de este grupo de demonios, quienes la
gana por el mundo tratando de alimentarse de almas inocentes. Muchas
estrategias habían pasado por la mente de Marcus, donde trataba de
determinar es una forma de hacerle entender a la chica cuál era su
potencial y el alcance que tenía.
Si esta no se manejaba con cuidado, muy pronto estaría metida en graves
problemas, y estos hombres no estarían dispuestos a darle una segunda
oportunidad. Marcus era del tipo de sujeto que simplemente iba por el
mundo para divertirse, pero Julio se tomaba demasiado en serio su tarea de
absorción de almas. Posiblemente, Ángela será la manzana de la discordia
entre estos demonios, quienes estarán dispuestos a defender con todas usar
más el derecho de poder acceder a la hermosa virgen.
Las salidas que se habían llevado a cabo entre Ángela y Julio, se habían
desarrollado en el contexto completamente inocente. No tomaba
demasiado en serio el hecho de que fuese un enamorado o un pretendiente,
simplemente lo veía como un amigo millonario que la hacía pasar
momentos realmente increíbles. En múltiples oportunidades había
intentado traspasar la línea, era un hombre bastante hábil para esto, pero
Ángela siempre colocaba el límite de forma clara, algo que era
comprensible para el caballero.
Besos, caricias, Roses, todo había sido evadido por Ángela, quien sentía
cierta atracción hacia Julio, pero no permitiría que este confundiera las
cosas. Todo se complicaría enormemente en la situación, ya que, estaba en
un momento de su vida donde su principal objetivo era su carrera.
Ser una chef profesional de alto reconocimiento, había sido algo que había
costado cada gota de sudor, por lo que, arriesgar su carrera en medio de un
posible romance con un hombre millonario, no estaba dentro de la
planificación de la chica.
Pero resistirse ante la tentación de la carne y va hacer muchísimo más
difícil para ella de lo que Ángela podía imaginar, ya que, el deseo había
comenzado a crecer con cada salida. Las advertencias sobre el peligro
continúan llegando a la residencia de Ángela, quien había comenzado a
sentir algo de miedo ante una posible amenaza de Marcus.
Pero este estaba actuando completamente en favor de ella, por lo que,
simplemente era distorsión de la información. Durante su más reciente
encuentro, Julio y Ángela habían disfrutado de una tarde en el club privado
de aquel sujeto. Habían montado a caballo, habían divisado algunos
paisajes realmente hermosos y habían sido testigos de un atardecer
espectacular que había servido para romper con algunas de las
limitaciones de Ángela.
La chica estaba completamente decidida a finalmente sucumbir, ya que,
este hombre se había esforzado enormemente por tratar de seducirla. Ella,
tratando de hacerse una persona dura e inasequible, había evadido todas
los cortejos y comentarios bonitos que salían desde el corazón de Julio.
Había algo en él que no terminaba de generarle una confianza absoluta,
por lo que, prefería guardar silencio y evadir con conversaciones
vinculadas al trabajo.
La paciencia de Julio había comenzado agotarse, ya habían sido meses de
continuos cortejos e intentos de acceder a la vida de la chica, pero todo
había sido un absoluto fracaso, y no duraría para siempre. Era un demonio,
y podía acceder a la energía de la chica en el momento que quisiera, pero
el poder que guardaba en el interior de Ángela era mucho más potente de
lo que conocía en el pasado.
Esto, le impedía profundamente ejecutar una acción irresponsable que
pudiera comprometer su propia vida, así que, tomaba las cosas con calma
e intentaba llevar a la chica a su territorio de una manera dócil y tranquila.
Quería hacerla sentir cómoda, segura, estable, protegida, y todas las
oportunidades que había tenido para estar con ella, habían servido para
conseguirlo. Después de una tarde tan espectacular, Ángela sería llevada a
casa directamente por el empresario, quien no pensaría una vez más en
usar su limusina para llevar a Ángela y tratar de impresionarla.
Estaba acostumbrada a trasladarse en este vehículo, así que, no era nada no
es para ella impresionante. Se sentía muy cómoda allí, y los interesados
tantas veces que parecía su propia casa. Pero el ambiente era
completamente distinto, pero un poco más intenso, y Julio estaba decidido
a encontrar la forma de acceder a ella aquella misma noche.
— ¿Tienes algún inconveniente en que me siente a tu lado? — Dijo Julio,
mientras seleccionaba un puesto muy cercano a Ángela.
— Es tu coche, puedes sentarte donde quieras. — Dijo Ángela mientras
generaba unos cuantos centímetros de distancia entre ellos.
— ¿Hasta cuándo seguirás evadiéndome, Ángela? ¿No entiendes que
muero por ti? Me encantas, y ya no puedo contenerme más. — Dijo el
caballero.
— ¿Y qué esperas que haga? Realmente la he pasado muy bien contigo en
estos últimos meses. Pero no creo estar preparada para una relación, Julio.
— Tomas las cosas demasiado a pecho. Sólo quisiera que nos abriéramos
un poco. ciento profundo deseo hacia ti y no puedo ocultarlo más puta es
realmente duro para mí tenerte tan cerca y no poder tocarte o demostrarte
lo que siento.
Por primera vez, Ángela había permitido que las manos de este caballero
comenzaran a rozar su rostro, su cabello, y todas las limitantes que había
establecido hasta el momento, habían caído de manera súbita. Esto se
debía el hecho de que aquel hombre estaba utilizando todo su talento
encantador, y ahora, Ángela estaba cayendo en las redes de este sujeto.
— Es la primera vez que permites que te acaricie de esta forma. puedo
llegar más allá si sólo tú me lo permites. No puedo presionar te. — Dijo
Julio.
Ángela cerró sus ojos, y esto, dio a entender al caballero que era el
momento de dar el primer beso. Hizo contacto con sus labios, y la
electricidad que corrió por sus cuerpos fue realmente intensa. Era un reto
realmente difícil para Julio no absorber el alma de la chica en ese preciso
instante. Desconocía si ella manejaba su potencial interno, la luz poderosa
que emanaba de su interior, y no podía arriesgarse.
Comenzó a besarla de manera apasionada, y Ángela, parecía estar siendo
envenenada por esos besos tóxicos que contaminaban su cuerpo. La chica
recatada, virginal, tranquila y silenciosa, rápidamente comenzó a
transformarse en alguien completamente distinto. El calor en su pecho, la
hacía sentir completamente nueva, y el ardor en su zona genital comenzó a
dominarla. La mano de Julio, comenzó acariciar todo su cuerpo, tocando
sus senos, sus piernas y finalmente acariciando su zona vaginal.
Frotaba su clítoris con suavidad, mientras Ángela comenzaba a
desbloquear sus piernas, comenzando a abrirlas lentamente. Siempre había
imaginado que su primera vez sería en un lugar romántico, especial,
completamente lleno de oportunidades para la experimentación, pero
nunca se había imaginado que sería en el coche lujoso de Julio. Allí
estaban completamente aislados del mundo, protegidos, con vidrios
blindados y sin ninguna posibilidad de escapar.
Ambos sentían una gran cantidad de nervios, ya que, era la primera vez
que estaba frente a un ser cuya naturaleza era tan absorbente. Ángela
estaba aterrada, ya que, era la primera vez que entregaría su cuerpo a un
hombre. Este caballero la había tratado con mucho tacto y había sido
realmente abnegado a ella. Los últimos meses le había dedicado toda su
atención.
Los besos en el cuello de la chica la excitaban enormemente, generaban un
cosquilleo que viajaba por todo su cuerpo, la calentaban aún cada vez más,
y cada oportunidad
que este hombre se atrevía a poner su mano en su vagina, se acercaba cada
vez más al orgasmo. En un movimiento rápido, Julio no dudó en
deshacerse de la ropa interior de la chica. Su vestido fue subido
directamente hacia su cadera, mientras este, se deshacía de la parte baja de
su traje.
Estaba lleno de ansiedad y expectativa, ya que, el cuerpo de Ángela era
realmente exquisito, por lo que, el festín sexual que estaba por iniciar era
algo que realmente había deseado con una gran intensidad.
El pantalón cayó al suelo, quedando completamente desnudo con un
miembro erecto, el cual estaba por penetrar a la chica por primera vez. La
naturaleza de Julio no se notaba, y era un adicto a la carne femenina.
Deseaba alimentarse de ella a través del sexo, y cuando la estuviese en una
vulnerabilidad absoluto, podría arrebatarle su luz.
Esto sería el toque final, el cual la dejaría completamente sin opciones,
logrando subjetivo, algo que había sido trabajado durante mucho tiempo.
Ángela sintió lentamente como aquel hombre comenzaba a entrar en ella,
sus paredes vaginales sentían la fricción de aquel enorme pene entrando en
ella, algo que le hizo a gemir de una manera descontrolada y apasionada.
Debía controlarse, ya que, estaba a punto de perder la cabeza ante los
estímulos tan exquisitos que se estaba desarrollando. Su intención era
aprender todo lo posible de este sujeto, que él estaba cometiendo ay mujer
y dándole la oportunidad de experimentar sensaciones que ningún hombre
había tenido la posibilidad en el pasado.
Era una mujer entregada a su responsabilidad de su trabajo, el sexo nunca
había sido importante en su existencia, pero desde la llegada de Marcus y
Julio, deseos realmente prohibido si pecaminosos se habían despertado en
interior de la chica.
Era necesario que pudiese conocer todo su potencial si quería defenderse
de seres y criaturas malévolas como Marcus y Julio. En este punto, las
cosas han llegado demasiado lejos entre ellos dos, y ahora está a merced
de los deseos de alguien que posiblemente le haga un daño muy grave
siesta se lo permite.
Hasta el momento, sólo es visto como el hombre perfecto, un sujeto que es
capaz de darle ternura, amor y acceso a grandes lujos y comodidades, un
compañero de vida que el destino había colocado frente a ella, haciéndola
sentir afortunada y completamente plena. Pero por alguna razón, mientras
era penetrada por este hombre, estando los brazos de Julio, repentinamente
vino a su mente el recuerdo de Marcus, este chico ardiente de la cabellera
larga que había advertido en múltiples ocasiones que no debía confiar en
el millonario.
Esto, la hizo salirse de su concentración, perdiendo la conexión con este
sujeto. El trance en el cual había entrado, se había interrumpido, por lo
que, Ángela se alejó rápidamente de este hombre, quien de manera
repentina había comenzado a transformarse en alguien más. Sus ojos eran
completamente blancos, y de su boca, parecía emanar una especie de humo
blanco, como si su interior estuviese repleto de hielo seco, algo que llenó
de terror a Ángela.
La imagen, sólo duró unos dos o tres segundos, pero cuando pestañeó,
nuevamente se encontraba este sujeto desnudo y confundido frente a ella.
— Aléjate de mí, necesito ir a casa. — Dijo la alterada chica.
— ¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado que de pronto te has detenido? —
Preguntó Julio.
No lo sé, pero no me siento bien. Dijo Ángela antes de tomar su vestido,
acomodarlo, y ponerse su ropa interior. Peinó su cabello, retocó su
maquillaje y se mantuvo a una distancia considerable de Julio, aunque
realmente lo que quería era salir huyendo de aquel coche lujoso.
El resto del trayecto fue completamente silencioso e incómodo para
ambos. julio había estado muy cerca de experimentar el éxito. Había
poseído parte del cuerpo de Ángela, y estuvo a punto de succionar su
energía. Lo que había ocurrido era que la chica finalmente había conectado
con su parte espiritual de una manera que nunca antes lo había conseguido.
Había logrado ver a través del aspecto físico de Julio, logrando visualizar
la parte demoníaca que habitaba dentro de él. Al visualizar esta imagen,
había quedado completamente aterrada, ya que, sus ojos blancos, el frío
proveniente de su interior, un sonido seco como de cuchillos rechinando,
en el fondo, hicieron que perdiera por completo la conexión con la
realidad, sintiendo un pánico tremendo. Necesitaba explicaciones para
todas las interrogantes que surgían en su cabeza, y parecía que sólo había
alguien a quien podía consultar sobre esto, Marcus.
VI
La única persona que era capaz de proporcionarle respuestas acerca de
todos estos eventos extraños que se estaban desarrollando en torno a la
vida de Ángela era Marcus, un hombre completamente enigmático y
misterioso que había parecido de la nada, llenando la vida de la chica de
una gran cantidad de expectativas y eventos realmente curiosos.
La gran cantidad de advertencias que le había dicho a la joven, finalmente
habían cobrado sentido, ya que, la amenaza que representaba Julio nunca
había sido tan evidente como en el momento en que estuvo a punto de
robarle su espíritu. No fue sencillo reencontrarse nuevamente con Marcus,
ya que, este había decidido desistir de sus intentos de advertir a la chica,
ya que, esta estaba completamente cerrada ante los encantos del
millonario empresario.
Este había sabido manipular y jugar todas sus cartas, dejando a la chica en
un estado de vulnerabilidad donde él podía dominarla completamente.
Entregado nuevamente al alcohol y a la depresión, Marcus se había alejado
por completo de Ángela, sabía que era una derrota absoluta, y esta jamás
lo tomaría en cuenta. El miedo acechaba a la chica durante las noches, no
podía tener una sola noche sin pensar en que alguien entraría por su
ventana y trataría de asesinarla.
Era una paranoia completamente absurda, pero tenía que seguir adelante,
ya que, tenía una relación laboral con Julio que no podía quebrantarse de
una forma tan absurda por razones y lógicas. Su principal prioridad era
mantener su trabajo en buen pie, y si no lograba conseguir la estabilidad
en su nueva etapa, simplemente volvería a sus andanzas previas, algo que
no alteraría demasiado sus ingresos y su estilo de vida.
Pero algo nuevo había llegado a la existencia de Ángela, por lo que, debe
moverse con cuidado y aprender a manejar cada uno de los elementos que
se vinculan con ella, ya que, cualquier error podría convertirse en algo
mortal para la joven.
Pasó algunos días de encierro tratando de investigar e indagar acerca de
qué era lo que había visto aquella noche junto con Julio. Este ser
diabólico, era muy similar a algunas imágenes que había conseguido en
libros de la biblioteca, también había encontrado algunas referencias en
Internet, algo que comenzaba a cobrar sentido, pero que distaba mucho de
la lógica que manejaba Ángela.
No estaba acostumbrada a lidiar con este tipo de elementos, los cuales
eran considerados completamente absurdos e irracionales. La vida
espiritual era algo que ella jamás había cosechado, y aunque sabía que
tenía un poder interior que en alguna oportunidad había aflorado de
manera espontánea, no sabía que podía controlarlo de manera autónoma.
Tenía claras intenciones de ir más allá, ya que, la curiosidad la está
consumiendo de una manera realmente intensa, llevándola casi al borde
del colapso.
Alguna referencia sobre demonios, habían llenado las anotaciones sobre
un cuaderno que se ubicaba sobre la mesa del comedor del departamento
de Ángela. Allí, se sentaba todas las noches a revisar algunos elementos
que pudieran descifrar todo el misterio que se había estructurado a su
alrededor.
La única manera de disipar el miedo era a través de la verdad y aclarar con
hechos fundamentados, ya que, aquello no había sido una simple ilusión.
Lo que había visto había sido completamente real, tangible, y estuvo a
punto de atacarla, por lo que, simplemente se trata de una oportunidad
para descubrir quién es realmente ella y por qué tiene la posibilidad de ver
este tipo de elementos que otras personas no ven.
Los días siguientes, Julio permaneció distante, se veía un poco molesto
ante el rechazo que había demostrado Ángela, pero esto no era demasiado
importante para ella, ya que, su principal objetivo era realizar su trabajo
de la mejor manera. Lo que sea que ha ocurrido entre ellos, tenía que
quedar en el olvido y no podía volver a repetirse, al menos no en las
condiciones que había ocurrido aquella noche.
Julio había tratado de indagar acerca de lo que había visto a la chica, ya
que, posiblemente este había cometido el error de haberse mostrado como
era su naturaleza real. Nadie podría explicar con palabras lógicas lo que
estaba ocurriendo en torno a la vida de Ángela, quien era un ser
sobrenatural, cuya naturaleza siempre había permanecido oculta debido a
la ignorancia y el desconocimiento.
Siempre había sido un ángel, tenía poderes realmente impresionantes, pero
ante su imposibilidad de alcanzar este conocimiento universal, jamás
había podido controlarlos y hacer que fuera en el momento adecuado.
Siente expectativa, pero a medida que investigaba, será cuenta de que eran
elementos reales, parte del universo donde ella misma habitabas, y era
momento de aceptarla.
Pero la confirmación de todas sus dudas llegaría una noche cuando
Marcus, en medio de un aguacero torrencial, llegaría a la puerta del
departamento de Ángela, quien no esperaba a absolutamente nadie. Esta,
estaba a punto de abrir la puerta cuando de pronto las luces se apagaron.
Un apagón había afectado por la zona, dejándolo sin energía eléctrica, por
lo que, sintió un poco de miedo al abrir la puerta.
— ¿Quién es? — Preguntó Ángela.
— Soy Marcus. Es necesario que conversemos. — Dijo el motero.
La chica no dudo un segundo en abrir la puerta, necesitaba encontrarse
nuevamente con este sujeto cuya desaparición había sido un misterio para
ella. Pensó que no volvería a verlo jamás, así que, simplemente se aferró a
sus brazos y trató de disimular lo que sentía. Lo extrañaba, necesitaba
verlo, y aunque no existe un vínculo construido entre ellos, este hombre
irradiaba cierta confianza y protección ante las constantes advertencias
que le había proporcionado a la chica.
— Te ves nerviosa. — Dijo Marcus al ver a la chica temblar.
— He necesitado hablarte y verte desde hace días, no sé dónde te habías
metido, pero gracias al cielo estás aquí. — Dijo Ángela
Para Marcus era realmente difícil aceptar la realidad de lo que estaba
atravesando, su desaparición se debía una fuerte depresión vinculada a la
chica, que no había tomado en cuenta ninguna de las advertencias de este
hombre. Ella sola se había adentrado hacia un peligro inminente donde su
vida estaba en riesgo, y si no hacía caso a las informaciones que podía
proveerle este motero misterioso, posiblemente cometería el error más
grave de su vida y terminaría muerta.
— Estás completamente empapado. Pasa, te daré algo de ropa seca y
limpia. — Dijo Ángela.
Aquel caballero, se deshizo de su chaqueta de cuero y la camiseta,
mostrando su abdomen perfecto, un pecho tatuado, unos abdominales muy
definidos y una espalda muy ancha. Para Ángela, fue realmente
intimidante estar en una misma habitación con un hombre tan ardiente.
Las luces de unas velas que había encendido la chica para tratar de
iluminar el lugar, hicieron que todo fuese realmente mágico. Marcus
sonrió al recibir una camiseta vieja de un equipo de fútbol, algo que le
pareció bastante extraño.
— Es de un buen amigo que alguna vez que se quedó a dormir aquí y dejó
la camiseta. No pienses nada extraño...
— Lo último que quiero es tener problemas con algún novio celoso. —
Dijo Marcus mientras se sentaba en el sofá.
La chica tenía una gran cantidad de preguntas, pero tampoco quería
abrumarlo o acosarlo con todas estas preguntas que afloraban de una
manera agresiva en su mente. Necesitaba obtener respuestas, pero la forma
en que las cosas habían estado sucediendo, realmente no sabía si podría
estar preparada para estas.
La vida era realmente complicada para la chica de un día para otro, desde
la llegada de Julio, todo se había tornado extraño y misterioso, y había
comenzado a descubrir un esquema completamente distinto del mundo,
siendo parte de una serie de eventos misteriosos y aislados que podrían en
lo que ser a cualquiera.
— Sé que tienes muchas dudas. Debiste escucharme cuando te hice las
advertencias. — Dijo Marcus.
— Lamento haberte ignorado. No te conozco, no sé quién eres, no podía
confiar en un hombre completamente extraño que de pronto se exponía
como un salvador, o interesado en mi bienestar.
— ¿Te ha hecho daño Julio? — Preguntó el caballero mientras se acercaba
la chica.
Ella sintió un poco de vergüenza, ya que, no podía narrar lo que había
ocurrido entre ellos, ya que, resultaba algo realmente privado. Eran temas
muy personales, y no podían permitir que otros se inmiscuyeran en su
vida. Pero el interés de Marcus no parecía tener algún tinte malicioso, ya
que, se veía preocupado ante el peligro que estaba corriendo una chica.
— ¿Qué es lo que sabes sobre Julio que te preocupa tanto? ¿Por qué mi
vida peligra a su lado? — Preguntó a la chica.
— Julio no es lo que parece, yo tampoco lo soy, y sé perfectamente que tú
tampoco eres lo que pareces. Hay un poder muy intenso en tu interior,
puedo percibir los, y si no tienes cuidado y cae manos equivocadas, el
planeta y el universo entero podrían está en peligro.
Parecían líneas extraídas de alguna película de ficción, ya que, Ángela
pensaba que era completamente absurdo que algo así fuese posible. Este
hombre le había dado claras indicaciones acerca de un poder sobrenatural
que ella desconocía por completo. Algo que nuevamente colocó en duda la
razón de Marcus.
— Sé perfectamente que piensas que me estoy volviendo loco. Pero podría
demostrar té con pruebas claras qué es lo que está pasando. Mi naturaleza
es de cazador, y yo debería estar detrás de mí presa, pero hay algo en ti
que no me permite avanzar.
— Necesito pruebas. Todas las palabras que dices son completamente
confusas para mí. — Dijo la chica mientras se ponía de pie frente al
caballero.
— Sólo te pido que no temas ante lo que estás a punto de ver.
Posiblemente tu mente no esté preparada para lo que estás a punto de
experimentar. Pero créeme, cuando logres dominar tu poder, serás mucho
menos vulnerable ante la maldad.
Marcus se colocó de pie justo frente a la chica, colocando sus manos sobre
los hombros de Ángela. Esta, completamente relajada y confiando en el
caballero, cerró sus ojos y respira profundamente. Ambos, parecieron salir
inmediatamente de sus cuerpos, se trasladaron a otra dimensión, donde el
cuerpo humano no era relevante.
Una gran cantidad de luces, destellos, conformaban esta dimensión, y la
luz de Ángela era tan blanca en intensa que podía dejar ciego a cualquiera
que la viese fijamente durante algunos segundos.
Por su parte, la luz de Marcus era oscura, con tonalidades rojizas, algo que
inspiraba desesperación, maldad y tristeza. No había palabras,
simplemente era interpretación de la energía, todos podían ser parte de un
todo y este todo los llenaba absolutamente de una energía absoluta.
Estuvieron dentro de esta dimensión durante algunos minutos, pero cuando
volvieron a la dimensión habitual, Ángela estaba tan exaltada, que sus
manos temblaban y su cuello sudaba de manera exagerada.
— ¿Qué ha sido todo eso? ¿Qué me has hecho? — Preguntó Ángela al
alejarse de Marcus.
— Sólo te he mostrado parte de la otra dimensión. Lo que hay dentro de ti
es pura energía, y tienes la posibilidad de canalizarla y desarrollar poderes
a través de tu cuerpo como humano. Sólo somos parte de este universo,
pero no podemos definirnos únicamente como algo único.
Ángela estaba completamente confundida, pensaba que todo lo que había
visto sus ojos así había sido parte de alguna ilusión, pero no, todo era tan
real y tangible como el hecho de que estaba allí parada frente a Marcus.
— Ahora será necesario que acumules todo el valor para que veas mi
verdadera forma. No quiero que sientas miedo.
Las palabras de este hombre, llenan de expectativa a Ángela, que no sabía
qué esperar en el próximo momento. Era un sujeto lleno de sorpresas,
elementos inesperados, pero lo que presenció, la dejó completamente sin
aliento. Los ojos de este hombre se tornaron completamente blancos, sus
dientes comenzaron a crecer, de su boca emanaba un aliento putrefacto y
frío, algo que era sinónimo de muerte.
Ante este elemento, la chica simplemente se quedó petrificada y pudo
recordar lo que había visto mientras estaba con Julio. Sólo unos segundos
después, Marcus volvería a la normalidad, pero esto no aclaraba la mente
de Ángela.
— Soy un demonio, he vagado por la tierra en busca de almas vírgenes
durante décadas. Ahora, tú eres la presa más importante conocida. Tú
poder, tu energía y tu vitalidad podrían proveer un poder increíble a
cualquier demonio, pero debo confesarte que no es mi interés arrebatarte
tu poder.
— ¿Que eres? No entiendo absolutamente nada, Marcus. Esto es muy
confuso para mí.
— Ya te he explicado qué soy yo, un demonio. Tú, por otro lado, eres un
ángel, alimento de unas criaturas que habitan en el inframundo, quienes
buscarán casarte a ti y a otros de tu naturaleza para poder seguir viviendo.
Yo podría protegerte, pero también soy débil, no debes confiar en mí.
Ángela estaba aparentemente con el propio enemigo, este había
proporcionado la completa sinceridad de revelarle absolutamente cada
detalle, pero no tenía otra opción, y nadie había revelado tal información
como él. Tenía que confiar en Marcus.
Era su protector, y la acompañaba desde lejos a cualquier lugar. Julio no
podía saber que este hombre se encontraba custodiándola, ya que, se
gestaría una guerra entre demonios y esto podría heredar consecuencias
graves para alguno de los dos.
La gran cantidad de almas que había ingerido Julio lo habían hecho mucho
más poderoso, ya que, Marcus se había dedicado simplemente a la
diversión y el placer. Había descuidado su vida demoníaca, y ahora
simplemente vivía como un hombre común y corriente víctima de los
vicios y los excesos.
Pero Julio no era un hombre que estaba acostumbrado a las derrotas, era
capaz de llevar al límite de la mente de Ángela, acosándola,
reprimiéndola, enviando mensajes ocultos que comenzarían a enloquecerla
gradualmente hasta llevarla nuevamente hacia él.
Tenía el don de adentrarse en sus pesadillas, donde la follaba de una
manera exquisita, tratando de tentarla para que esta finalmente sucumbiera
ante sus deseos y lo buscara. Un hombre como este era difícil de rechazar,
ya le había hecho el amor, y aunque no le había generado el orgasmo,
todas las sensaciones que habían estallado en su compañía habían sido
exquisitas. Cada vez esta presión se fue haciendo mucho más intensa, y las
pesadillas se fueron haciendo más prolongadas y repetitivas.
Cuando Ángela se sinceró con Marcus y reveló que esto estaba ocurriendo,
el joven demonio supo perfectamente que esto era obra de Julio, y la única
manera de poder neutralizar este daño era enfrentándolo. Cierto día, sin
que este lo esperara, Julio había recibido la visita de Marcus en su oficina,
este había llegado de manera inesperada y sin ningún tipo de anuncio.
Entró, bloquea la puerta con una mesa y se dirigió directamente hacia el
millonario empresario.
— ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? Sal de mi oficina ahora mismo llamaría
seguridad. — Dijo el imponente sujeto.
— Puedes llamar a quien quieras. Sabemos muy bien quiénes somos y que
la intervención de los humanos no representará absolutamente nada. Es
momento de hablar sin máscaras. — Dijo Marcus.
Deshumano, afloró una llama de fuego, lo que dejó completamente claro
ante Julio, que este era un demonio que había venido a reclamar lo que le
pertenecía.
— ¿Qué quieres? Sabes perfectamente que no debemos involucrarnos unos
con otros. Tienes sólo algunos segundos antes de que te consuma en
llamas.
— Debes abandonar lo que estás haciendo a Ángela. Su poder es realmente
asombroso, y podrías asesinarnos a todos si despiertas su potencial.
— Un simple demonio insignificante como tú no puede darme órdenes.
Seguiré haciendo lo que quiera y obtendré la energía de ese ángel cuando
yo quiera. Si deseas impedirlo, te recomiendo que te prepares muy bien
para recibir una paliza.
— Creo que no será necesario que me prepare. — Dijo Marcus miente
asaltaba sobre aquel sujeto.
Una batalla campal se llevó a cabo dentro de la oficina. Ambos habían
golpeado fuertemente sus rostros, utilizaron objetos contundentes, pero al
parecer, no podían asesinarse el uno al otro. La pelea se hizo tan intensa,
que ambos atravesaron un cristal ubicado en la parte central de la oficina,
cayendo a más de 40 m de altura, quedando completamente ilesos a llegar
al pavimento.
Parecía algo completamente increíble e ilógico, algunos de los testigos,
veían estupefactos como estos dos hombres habían dejado un orificio
increíble en el pavimento, pero ninguno de los dos había sufrido graves
heridas. Una caída como esta debió haberlos matado en el acto, pero no,
estos dos peleadores no eran humanos. La única manera de detener toda
esta locura sin generar un escándalo masivo era utilizando las influencias.
Julio, había comunicado a los hombres de seguridad que detuvieran a
Marcus, y este, al estar rodeado de tantos inocentes y civiles, simplemente
se rindió y fue llevado a la cárcel. Julio se encargaría de él en otro
momento, pero sabía que había un demonio rondando lo que le pertenecía,
y este no podía permitirlo.
VII
Julio había utilizado todas sus influencias para encerrar a Marcus, pero no
bajo condiciones normales, sino que, se encargarían de darle una lección
que nos olvidará jamás. El hecho de que se hubiese atrevido a ponerle las
manos encima, representaba una completa falta de respeto. El ego de Julio
era muy superior al de un simple demonio como era catalogado Marcus,
por lo que, haber permitido que este le pusiera un dedo encima, era
completamente humillante.
Lo había expuesto, todos habían quedado con una gran interrogante luego
de que cayeran ante tal altura y no será ningún daño. Ambos habían
permanecido herméticos ante estas acusaciones de ser criaturas extrañas,
algo que también había sido atribuido a un milagro.
Su error había sido dejarse llevar por la ira, el autocontrol en Marcus era
algo que no representaba un talento muy desarrollado. Se había dejado
influenciar por las emociones, llevando a este sujeto a un punto de
quiebre, donde sólo quería asesinar a su oponente.
Ambos estaban en una desventaja tremenda, pero Julio había utilizado sus
recursos para poder manipular y castigar a su oponente. Había sido
encerrado en una celda, y la golpiza que le habían propinado los guardias,
lo habían dejado realmente mal herido. Su naturaleza de demonio le
permitía curarse rápidamente, pero las heridas físicas permanecían durante
algunas horas. Marcus estaba completamente a merced de los deseos y
voluntad de estos hombres que simplemente eran pagados para torturarlo.
Se había encerrado con una fianza, pero al no tener absolutamente nadie
que pudiese responsabilizarse por él, había quedado completamente solo.
Nadie era capaz de culpar a Julio por lo que había ocurrido, todo había
sido un asalto que se había perpetrado en su propia oficina, por lo que, este
había quedado limpio de toda culpa. Ángela se había enterado de lo
ocurrido, sabía perfectamente donde estaba encerrado Marcus, y esta no
podría permitir que este se mantuviese encerrado en este lugar durante un
tiempo indefinido.
Había utilizado parte de sus ahorros para sacar a este chico de la cárcel,
quien luego de recibir una fuerte golpiza, se había quedado completamente
impresionado al ver como la reja de su celda era abierta de manera
abrupta.
— Alguien ha pagado por tu libertad. Eres un afortunado, teníamos planes
de asesinarte. — Dijo uno de los guardias.
Marcus abandonó la celda caminando con dificultad, ya que, habían
golpeado fuertemente sus rodillas y sus muslos. Pronto se recuperaría,
pero no podía dejar que estos hombres descubrieron que no era humano.
Avanzó hacia el exterior de aquella celda, y cuando se encontró con
Ángela, cayó en sus brazos, mientras esta trataba de aliviar su dolor.
— No puedo creer lo que te han hecho estos mal nacidos. Vamos a casa. —
Dijo la chica.
Marcus estaba completamente destrozado internamente, ya que, había
sufrido un duro golpe moral, al haber sido derrotado por su enemigo.
Ahora, simplemente estaba dispuesto a proteger a Ángela, ya que sabía
que venía una embestida vengativa por parte de Julio. De cualquier forma,
había sido alguna especie de Victoria, ya que, había caído en las manos
adecuadas. Ángela se había encargado de sus cuidados, lo protegía, lo
cuidaba, y esto, dejó como consecuencia que entre ellos comenzara a
surgir una nueva amistad.
Durante un par de semanas, este modelo se había quedado en el
departamento de Ángela, compartiendo cenas, desayunos y comidas, algo
que los compenetraba cada vez más. Largas conversaciones se llevaban a
cabo mientras Marcus daba detalles acerca de lo que realmente los definía
como especie. Ángela no podía creer que todo esto fuese cierto, ya que,
parecía todo producto de la imaginación de este hombre.
Trataba de no apasionarse demasiado con los detalles proporcionados por
Marcus, pero este, le había indicado que podía cultivar sus poderes, y de
esta forma poder defenderse en el futuro si recibía un nuevo ataque por
parte de un enemigo de la naturaleza de Marcus. Todo se desarrollaba de
manera inocente entre ambos, ya que, Ángela trataba de que no se generará
un vínculo entre ellos, pues esto podría generar graves consecuencias.
Ya una vez había sufrido la debilidad por un demonio, y estuvo a punto de
ser víctima del mismo. Pero con Marcus es diferente, este hombre se
preocupa enormemente por ella, siente un vínculo muy estrecho con la
chica, y a pesar de que todo parece ser natural, tiene algo de miedo ante la
posibilidad de que exista alguna amenaza. Pero las cosas comenzarían a
salirse de control de una manera inesperada cuando Marcus y Ángela
coincidieron de manera inesperada en el cuarto de baño.
Este, acababa de tomar un baño de agua caliente, y se encontraba
completamente desnudo frente al espejo. La imagen que había visto
Ángela había sido completamente perfecta. La anatomía que dibujaba este
hombre era absolutamente simétrica, con unas dimensiones realmente
jugosas que hicieron agua la boca de la chica. Ver sus glúteos
completamente mojados y sin un solo bello, un pecho fuerte, un abdomen
plano y un miembro de al menos 20 cm, eran algunos de los atributos que
la chica alcanzó a ver con su primer vistazo.
Trató de disimular, pero había tenido el tiempo suficiente para detallarlo.
Todo el tiempo que habían vivido juntos, había sido suficiente para
generar un vínculo inocente entre ellos, pero de pronto, luego de este
encuentro inesperado, había comenzado un deseo carnal por parte de
Ángela, quien difícilmente podría controlar lo que había explotado dentro
de ella. Siempre se había caracterizado por ser una chica muy curiosa,
estaba dispuesta a investigar, indagar, buscar cualquier detalle que pudiera
revelarle sus dudas.
Pero con Marcus, todo había surgido de manera eficaz, y la desnudez de
este hombre, había sido el último toque que necesitaba la chica para poder
estar segura de que lo deseaba de una manera descomunal. Los días
siguientes habían sido realmente difíciles, ya que, soportar la tentación de
no meterse a la cama de este sujeto, había sido un verdadero reto para la
chica. Tenía que comportarse como una dama, no una oportunista que
simplemente había metido a este hombre a su casa para follarlo a la
primera oportunidad.
Pero básicamente en esto era que se había convertido la interacción, y la
chica, a pesar de qué trataba de mantenerse completamente sólida y rígida
ante la posibilidad de sucumbir ante sus deseos, una noche no pudo
controlar la ansiedad. Se había masturbado un par de veces durante las
horas de la tarde, tratando de silenciar esos gritos enormes que emanaban
desde lo más profundo de su ser.
Ahora, después de haber dejado salir parte de toda esta energía sexual que
gritaba en su interior, ahora simplemente quiere más. Había intentado
masturbarse una vez más durante las horas de la noche, pero en esta
oportunidad, la tentación y la ansiedad la llevaron a salir de la cama y
moverse hacia la habitación de Marcus.
Marcus estaba profundamente dormido, por lo que, no había despertado
aún. La chica acarició el pecho de este hombre, se acercó y caminó
silenciosamente hasta la habitación, ya que sabía que, para ese momento,
seguramente el caballero se encontraría completamente dormido. Sabía
que este sujeto solía dormir completamente desnudo, así que, no se
sorprendería al entrar al lugar y encontrar el cuerpo espectacular de este
caballero cubierto levemente con una sábana.
Entró, apartó la sábana y se colocó sobre él. Marcus estaba profundamente
dormido, por lo que, no había despertado aún. La chica acarició el pecho
de este hombre, se acercó a sus labios y comenzó a besarlo mientras este
aún permanecía sin conciencia. Poco a poco, Marcus fue despertando
levemente hacia un momento completamente mágico, pues no se esperaba
que algo así sería lo que encontraría al abrir sus ojos.
Esta mujer era completamente espectacular. Su cuerpo desnudo se
encontraba sobre su cuerpo, listo para entregarse a él. Ángela sentía algo
de miedo, ya que, no era el estilo de acciones que solía ejecutar. Pero en
esta oportunidad, no puede dejarse llevar por los miedos, son los impulsos,
el riesgo y la adrenalina los que comienzan a manejarla. Siente algo de
temor, pero este hombre le inspira más confianza que dudas, así que, todo
está listo para la entrega.
El cuerpo perfecto de la chica se encuentra sobre el de Marcus,
sujetándose a su pecho mientras su cintura se mueve de un lado al otro de
una manera suave. Su clítoris se frota contra su vagina, generando una leve
masturbación que estimula a ambos. Es difícil mantener el control,
ninguno de los dos es capaz de dar el siguiente paso, ya que, están a punto
de sacrificar una amistad que se ha transformado en un vínculo mucho
más fuerte.
Ángela siente miedo de que este hombre la traicione en algún momento,
comprometiendo su propia vida y arriesgando su futuro. Pero a pesar de
todos estos temores que la invaden, finalmente decide dar un último paso.
Tomó el miembro de aquel hombre y lo colocó sobre la cavidad vaginal.
Hizo un leve movimiento y logró internarlo hasta lo más profundo de su
ser.
Estaba completamente en trance, la sensación era absolutamente deliciosa,
así que, sintió como este caballero entraba en ella y los movimientos leves
comenzaron a desarrollarse de manera natural. La fricción contra las
paredes vaginales de la chica, convirtieron a Ángela en una colección de
sensaciones que explotaban en su interior.
No tenía la menor idea de que podía llegar a ese punto de placer, ya que,
en esta oportunidad todo era mucho más natural y cómodo. Le estaba
haciendo el amor a Marcus, quien había despertado de manera repentina
para recibir una de las sorpresas más increíbles que pudo haber soñado.
Tomó los senos de la chica, y comenzó a masajearlos mientras este
disfrutaba de las penetraciones.
Era un gusto magnífico que ambos estaban disfrutando de una manera
excepcional, no había manera de escapar de Tales niveles de placer y
locura.
VIII
La impaciencia se había apoderado de Julio, quien no podía tolerar el
hecho de que alguien estuviese acechando a Ángela amenazando con robar
su energía. El poder del Ángela debía pertenecerle a él, este era que se
había percatado inicialmente de el gran potencial que esta chica podía
tener en su interior, por lo que, no podía permitir que alguien se
inmiscuyera en sus planes de alcanzar un poder inimaginable.
Siempre se había dejado llevar por su codicia de poder, nunca había
podido controlar esa debilidad en su interior que lo obligaba a comportarse
de una manera completamente irracional. Estaba acostumbrado a
conseguir absolutamente todo, y esta vez no sería diferente. No importaba
si tuviese que realizar locuras, quitar del medio a sus obstáculos, la
energía de Ángela debería ser para él, y para nadie más.
Los cortejos, las atenciones, los detalles, habían continuado llegando a la
vida de Ángela por parte de Julio, quien asumía que su participación en
medio de toda esta situación aún no había terminado. Aún tenía algunos
recursos que jugar, algunas cartas bajo la manga que podrían sorprender a
Ángela y finalmente quitar del medio a Marcus. El poderoso demonio
desconocía por completo que el motero finalmente había logrado meterse
en la vida de la chica.
Este había permanecido oculto en su departamento durante las últimas
semanas, y absolutamente nadie sabía de la existencia de este renegado
sujeto que había llegado a la vida de Ángela para salvarla. El
desconocimiento de sus poderes, sus habilidades y su don, la habían
dejado en una posición bastante vulnerable. No sabía cómo manejar su
poder, pero con la ayuda y asesoría de Marcus, esta fácilmente podría
evolucionar y conseguir acceso a estas habilidades de las que tanto se le
había hablado.
No tenía la menor idea de cómo controlar esa energía que fluía desde el
núcleo de su interior, pero cada lección había servido para que la chica
conociera una parte muy minúscula de su poder. Con estas habilidades, la
confianza de Ángela se fue incrementando significativamente, ya que,
ahora no sentía miedo al estar cerca de un sujeto como Julio.
Este había mostrado su naturaleza demoníaca de una manera
completamente inesperada, su apetito por el alma de Ángela había
traicionado al millonario empresario, quien ahora es simplemente un
cazador detrás de su presa. Marcus se había encargado de advertir
minuciosamente a la chica acerca de los peligros que podría enfrentar en
el futuro, pero estas advertencias, se quedarían pequeñas al lado de la
realidad que debería afrontar la chef.
Su objetivo era mantener su poder en su interior, cosecharlo, y en algún
momento, darle el uso necesario y justo para poder proveer a la humanidad
de esa bondad y la paz que sólo los ángeles podrían distribuir por el
mundo. Los demonios, acechaban continuamente a estos espíritus libres y
transparentes, los cuales de alguna u otra forma hacían que el trabajo de
dañar la sociedad y destruir naciones fuese muchísimo más difícil.
Marcus había permanecido encerrado en este departamento con la
intención de preparar a Ángela para el futuro. A pesar de que era un
demonio, se había enamorado profundamente de la chica, y este, en su
intención de salvarle la vida, había preferido sacrificarse y evitar
alimentarse de su alma. Las cosas se habían hecho mucho más intensas
entre ellos, tenían una relación carnal muy profunda, una conexión que
había iniciado de una manera atrevida e inocente a la vez, y se había
convertido rápidamente en amor puro.
No había nadie que pudiese interferir entre los sentimientos que estaban
aflorando entre Marcus y Ángela, quienes eran completamente
compatibles, a pesar de que eran de naturaleza completamente diferente.
Sus vidas se habían encontrado, y ahora estaban completamente a merced
de un amor que estaba en crecimiento, dejando que ambos conocieran lo
más hermoso de cada uno.
Para Marcus había sido una excelente oportunidad para dejar a un lado
todos los pensamientos maliciosos si tóxicos que lo habían acusado
durante años. La posibilidad de conocer a un ángel y enamorarse de él
había generado un cambio muy drástico en su interior. La oscuridad, la
maldad, y todos los elementos oscuros que representaban su existencia,
habían comenzado a desaparecer gradualmente, convirtiéndolo en un
hombre completamente feliz.
La compañía de Ángela era absolutamente magnífica, no quería separarse
de ella ni un minuto, y a medida que pasaban los días, la relación se va
haciendo mucho más sincera. Las sesiones de sexo salvaje y exploratorio,
habían pasado hacer sesiones de amor, donde sus pieles, sus cuerpos, se
compenetraban, se entrelazaban y se conectaban de una manera
completamente impresionante.
Era como si hubiesen estado diseñados exclusivamente el uno para el otro,
pero sabiendo perfectamente que su felicidad no podría ser absoluta
mientras existiera la amenaza latente de un demonio buscando alimentarse
del alma de Ángela. Se había corrido la voz en el mundo demoníaco acerca
de la existencia de un ángel cuyo poder podría sobrepasar cualquier
precedente, por lo que, rápidamente comenzaron a llegar algunas señales
acerca de la presencia de algunos entes demoníacos.
Esto dejaría completamente claro el hecho de que debían huir, alejarse,
pero Ángela se resistía a dejar la vida que había construido. Se había
esforzado mucho para lograr convertirse en la chef que era actualmente,
por lo que, simplemente no podía abandonar todo por miedo.
Debía enfrentar la naturaleza de la maldad, verla directamente a los ojos y
derrotarla. La ayuda de Marcus había sido fundamental, ya que, el hecho
de que un demonio estuviese cercano a ella, la prepararía para los posibles
ataques de uno de estas criaturas.
Pero Marcus era un demonio de poca monta, había evadido esta naturaleza
hundiéndose en la depresión y en la autodestrucción, mientras que, Julio
era un demonio que se había dedicado durante años al cultivo de sus
poderes y habilidades. No se trataba de sólo un hombre cualquiera, este,
sería capaz de utilizar todos los recursos para poder limitar a Ángela y
robarle su alma. Fue por esto, que habían comenzado a contemplar la
posibilidad de dejar que las cosas fluyeran de manera natural.
Marcus ya no sentiría más miedo por la vida de Ángela, ya que, le había
proporcionado conocimientos suficientes como para confiar en ella y
permitir que este siguiera adelante con sus planes sin que este interfiriera.
A pesar de que la relación entre ella y Marcus había crecido
significativamente, no podía evitar el hecho de que Julio generaba un
efecto en ella que era muy intenso. Su naturaleza demoníaca también tenía
la habilidad de cavar bastante profundo en el alma de la chica con cada
intento de seducción, Ángela se sentía tentada a sucumbir ante los deseos
de este hombre.
Pero tenía una confianza y una relación sólida con Marcus, y aunque esta
era secreta y del desconocimiento de absolutamente todos, merecía una
lealtad absoluta, ya que, este hombre había sido el único que realmente se
había interesado en ella y le había proporcionado las posibilidades para
sobrevivir. Si no se hubiese movido con cuidado, Ángela habría caído en
los brazos de Julio, y para este momento, posiblemente ya estaría muerta.
Los ángeles dependiendo únicamente de la energía que emanaba de su
interior, si uno de estos demonios, estas criaturas hambrientas de luz, se
apoderaba de la energía de la chica, con mucha facilidad de arrebataría la
posibilidad de continuar respirando. Sus poderes eran infinitos, pero había
sólo dominado algunos pocos. Los días en el trabajo continuaron de
manera habitual, pero mientras estuviese cerca de Julio, el peligro sería
constante y latente.
Este, cierto día, llegaría de manera inesperada al departamento de Ángela,
quien no esperaba en lo absoluto la visita de este caballero. No era
correcto, ya que, estaba violando los parámetros establecidos
anteriormente. Pero Julio ya había caído en un estado de desesperación
realmente profundo, y necesitaba alimentarse del alma de esta chica, quien
era su principal víctima desde el momento en que la conoció.
— Julio, ¿qué haces aquí? — Dijo Ángela en voz alta para alertar a
Marcus, quien se ocultó rápidamente en una de las habitaciones de
huéspedes del pequeño departamento.
— Solo pasaba por aquí y quise saludarte. ¿Tienes algo de tiempo? — Dijo
el millonario.
— Claro, puedes pasar. — Dijo la chica mientras mostraba su pijama
ajustado.
El apetito sexual de Julio se despertó de manera instantánea, ya que, al ver
a la chica en esta posición tan vulnerable, lo único en que podía pensar era
en follarla de una manera que la hiciera caer nuevamente en sus redes. Era
un hombre constante, no se rendía con facilidad, y esta chica, representaba
el ascenso al poder, por lo que, no podía simplemente darse la vuelta y
rendirse sin luchar.
Desde el momento en que se sentaron juntos en el sofá de la sala, Ángela
experimentó cierta confusión. Sus ojos estaban completamente perdidos
en aquel caballero, mientras este, parecía estar dominándola de una
manera sobrenatural con sus ojos. Desarrollaron una conversación
habitual, vinculadas a temas el trabajo o la cotidianeidad, pero Ángela,
sentía que algo no estaba bien, y un peso bastante intenso comenzó a
experimentar ese sobre sus hombros. Se sentía cansada, adormecida, por lo
que, sabía que algo irregular estaba pasando.
— ¿Por qué lo nuestro no ha funcionado, Ángela? Realmente me gustas
mucho. Me encantaría volver a salir contigo y que lo intentáramos
nuevamente.
— Ya hemos hablado de esto en múltiples oportunidades, Julio. Por favor,
no traigas el tema de nuevo a nuestras vidas, hasta el momento todo estaba
bien.
— No sé qué fue lo que hice mal. Nunca te tomaste el tiempo de
explicarme realmente qué fue lo que te hizo salir huyendo de mi vida. He
puesto todo mi esfuerzo para conquistarte, ¿qué más quieres de mí?
Ángela se sentía seducida por cada palabra de este hombre, la excitación,
el calor y el ardor comenzó a correr por todo su cuerpo, y sus pezones
comenzaron endurecerse levemente. Sentía escalofríos que corrían por sus
piernas, tus manos temblaban, experimenta un nerviosismo que no era
natural. Este hombre, cada vez acortaba más la distancia entre ellos,
tratando de llegar hasta sus labios finalmente para besarlos una vez más.
A pesar de que su verdadera intención era arrebatarle el poder a Ángela,
Julio no podía negar que también existía un fuerte deseo hacia ella. Era
una mujer muy atractiva e inteligente, con habilidades muy desarrolladas
que podían atrapar la atención de cualquier hombre. Cada vez se acortó la
distancia más entre los labios de esta pareja, y aunque Ángela trataba de
resistirse, el intenso poder de Julio la había limitado totalmente.
— Esto no puede suceder, Julio. Debes respetar mi decisión. — Dijo la
chica.
— No puedo respetar una decisión que se ve anulada por acciones. He
visto como me miras, sé que me deseas tanto como yo a ti. ¿Por qué luchas
contra esa sensación que explota en tu entrepierna?
La mano de este caballero, se posó sobre el muslo de la chica, y allí,
apretó con mucha fuerza, generando un espasmo involuntario que recorrió
todo el cuerpo de la chica. Está, estaba completamente excitada, ni
siquiera, podía controlar su respiración, ya que, esta era agitada que un
poco torpe. Simplemente estaba perdida en los ojos de aquel hombre y en
sus labios, las cuales estaban a punto de hacer contacto con los de ella.
Las manos este hombre comenzaron a recorrer la totalidad del cuerpo de
Ángela, tocando sus pechos y sus brazos, mientras Marcus estaba
completamente oculto en desconocimiento de lo que estaba ocurriendo en
el exterior. Si Julio estaba allí, había peligro, y de eso no había ninguna
duda. Las caricias fueron llevando a Ángela un estado de trance
completamente profundo, donde no podía tener control de absolutamente
ninguna de sus acciones.
Sus ojos se cerraron, respiraba tranquilamente y se fue relajando hasta
entregarse por completo a la voluntad de este caballero. Julio estaba a
punto de encontrar finalmente lo que estaba buscando. La energía de la
chica estaba a punto de explotar y se robada por el alma de este demonio,
quien sentía como se le hacía agua la boca de tan sólo pensar que podía
poseer el cuerpo de la chica y adicionalmente o tener toda esta potente
energía.
Cuando tocó la zona genital de Ángela, esta sintió muy leve impulso
eléctrico que viajó directamente a su cerebro, una especie de placer
inimaginable que le estaba proporcionando este demonio. La chica, cuya
naturaleza era divina, supo que la maldad estaba corriendo por su cuerpo,
pero lo estaba disfrutando. Mostró sus pechos voluptuosos con pezones
rosados y erectos, completamente excitada.
Este hombre lamió sus pechos, pero luego de hacer esto, colocó sus manos
sobre el cuello de la joven, y apretó con mucha fuerza. Cortó la respiración
de la joven, pero están, parecía estar disfrutando de la acción. Pero sólo
unos segundos después, Ángela descubriría que todo esto estaba
comenzando salirse de control, ya que, las intenciones de Julio iban
directamente hacia otro objetivo.
Trató de liberarse de las manos del demonio, pero este, apretó con mucha
más fuerza. Estaba haciendo uso de toda la potencia de su poder
demoníaco, por lo que, la muerte de Ángela parecía ser inminente.
— Lamento tener que hacer esto. Eres una mujer hermosa, pero hay algo
en ti que necesito, y para tenerlo, debes morir. — Dijo Julio.
La reacción que esperaba no era precisamente la que obtuvo. Esperaba
algo de miedo, terror, que la chica implorara piedad, pero no, no quería
obtenido era algo completamente distinto. Ángela habías mostrado una
sonrisa bastante cínica, algo que desconcertó totalmente a Julio. Este,
estaba acostumbrado a que sus víctimas lloraran antes de morir, pero
Ángela estaba completamente relajada y serena.
El aspecto físico de Julio cambió repentinamente. Eso se tornaron grises,
tal y como le había hecho la primera vez que habían estado juntos. Sus
dientes afloraron, convirtiéndose en colmillos afilados y amarillentos. Un
aliento frío y putrefacto abrumaba a Ángela, pero esta trataba de no
demostrarle terror mi miedo. Sus dientes rechinantes crujían, babeaba ante
el gusto que estaba a punto de darse, ya que, iba a ingerir el alma de la
chica.
Se acercó a la boca de Ángela y aspiró con mucha fuerza, tratando de
obtener aquella energía que se encontraba en el fondo del alma de la chica.
Pero para sorpresa de Julio, cuando hizo esto, nada ocurrió. Parecía que la
energía ya no estaba allí, como si hubiese estado oculta, por lo que, la
soltó instantáneamente y trató de ubicar una respuesta a sus interrogantes.
— ¿Qué está pasando aquí? ¿Dónde está tu poder? ¿Qué has hecho con él?
— Dijo Julio mientras se veía bastante perturbado.
Era un hombre peligroso, Al encontrarse completamente cargado de este
odio, su riesgo de explotar era muchísimo más alto. Ángela simplemente
guardó silencio y masaje a su cuello ante La fuerza que había utilizado su
oponente.
— Sabía que esto pasaría en algún momento. Es por esto, que lamento
decepcionarte. hoy no tendrás mi alma. — Dijo Ángela.
— Dime qué has hecho con tus poderes. Así, podré asesinar te de una
manera rápida, o si no sufrirás hasta que no tengas un solo respiro de vida.
Ángela estaba completamente vulnerable ante un hombre que podría hacer
cosas increíbles. No era humano, y en su interior, habitaba una naturaleza
completamente distorsionada y malévola. Podría morir, pero su plan había
dado resultados. En el momento en que Julio trató de avanzar hacia ella
para lastimarla, de manera repentina se abrió una puerta de aquel
departamento. La aparición de Marcus, dejó completamente desconcertado
a Julio, quien subestimaba enormemente al motero.
— ¿Tú de nuevo? Creo que no te quedó suficientemente claro quién es
superior. — Dijo Julio.
— En esta oportunidad creo que estarás equivocado con tus expectativas.
Esta vez has perdido, Julio. — Dijo el caballero.
— ¿Qué te hace pensar que en esta oportunidad será superior a mí? Eres
un gusano y sin ningún tipo de valor.
En ese momento, los ojos de Marcus se tornaron completamente azules.
Esto, dejó claro que había una habilidad en él desconocida para Julio.
Ángela, había cedido su poder absoluto a Marcus, y este, lo había
absorbido de una manera natural sin necesidad de quitarle la vida a la
chica. Era un movimiento riesgoso, ya que, si la mente de Marcus llegaba
a corromperse en algún momento, tanto Ángela como el mundo estarían en
peligro.
Pero este hombre había cosechado un amor verdadero y puro, y Ángela, al
no poder controlar las habilidades que le habían sido proporcionadas, que
había preferido proporcionárselas a su protector. La lealtad que le había
demostrado Marcus, había sido la prueba suficiente para poder darle toda
esta cantidad de luz que lo ayudaría a derrotar a Julio. La pelea comenzó y
la ventaja de Marcus era evidente, lo que desató toda la frustración de
Julio, que no sabía cómo vencerlo.
Todo ese potencial que había estado buscando le había sido arrebatado, y
al estar en manos de un demonio, este simplemente había quedado
apartado como uno más del montón. Marcus se había encargado de darle
una paliza a Julio, dejándolo casi al borde de la muerte. Pero la bondad
que había crecido en su corazón, le había dado la posibilidad de dejarlo ir
en el último momento. Había un nuevo demonio con un poder infinito en
sus manos, pero este, no representaría un riesgo para nadie más en el
futuro.
Ángela, un ángel que tenía un poder incalculable, había quedado
completamente atrapada en el amor, algo que había surgido de manera
inesperada por un demonio que llegó a su vida de la manera más
inesperada y extraña. Los miedos desaparecieron junto con Julio de la vida
de Ángela y Marcus. Estaban completamente entregados a su nueva etapa,
donde serian ellos únicamente, tratando de descubrir cuán grande podría
llegar a ser el amor existente entre dos seres de naturalezas
completamente distintas.
Ya no habría más persecuciones, la felicidad había llegado a la vida del
motero y la aprendiz de chef.
Bruja de Sangre

Romance Oscuro y Fantasía Medieval

I
Maldita al nacer
Su nacimiento había iluminado las vidas de Dos padres enamorados que
finalmente habían conseguido encontrar la perfección y el círculo
completo para poder definirse como una familia. La imposibilidad de
Lucius para poder tener hijos y procrear naturalmente, lo había hundido en
una desesperación tremenda, tratando de compensar la tristeza y depresión
que había generado en su esposa.
Diana deseaba esto más que nada en el mundo, y la imposibilidad de poder
complacer la, había generado mucha frustración en el rey. Largas horas de
llanto se llevaban a cabo en la habitación de la Reina, quien, durante los
últimos dos años, había permanecido encerrada, demacrándose, perdiendo
peso, y entrando en un estado emocional del que difícilmente volvería a
salir de manera normal.
El rey hacía absolutamente todo lo que estaba en sus manos para poder
darle felicidad a esta mujer, pero nada funcionaba, el hecho de no poder
convertirse en madre, había hecho que se sintiera desdichada e incompleta.
Algo tan básico como esto no lo podía adquirir con todo su oro o todo el
poder del que hacía alarde el rey, así que, cada vez que aquella mujer veía
una madre acompañada de su bebé, entraba en un estado que era difícil de
calmar.
Trataba de dormir la mayor parte del día, y esta era la manera en que la
reina Diana escapaba de una realidad que la estaba llevando a la locura.
Fue entonces, cuando Lucius, sin saber qué hacer, consultó a los
hechiceros del reino, aquellos que trabajaban para él y eran de su absoluta
confianza.
No había nada que hubiese funcionado, nada de la medicina suministrada a
aquella mujer podía eliminar la tristeza que invadía su corazón. Su alma
prácticamente había perdido el brillo, y a través de sus ojos, se podía
observar la tristeza tan profunda que padecía aquella mujer. Como hombre,
se sentía fracasado, ya que, no podría proporcionarle el sueño a aquella
mujer, con la que se había casado completamente enamorado y dispuesto a
satisfacer todos sus deseos.
Durante una época, follaban hasta 3 y 4 veces al día intentando procrear,
pero esta rutina, a pesar de que era disfrutada por ambos, se convirtió
básicamente en una serie de intentos fallidos, que llevarían cada vez a una
frustración mucho más intensa. Años habían pasado desde que la reina se
había obsesionado con la idea de convertirse en madre, por lo que, no sería
sino hasta que Lucius diera con una idea que ponía en riesgo hasta a su
propia vida para poder complacer los designios de su reina.
Estaba tan enamorado de aquella mujer, que prácticamente había perdido
la cordura, entrando en un territorio inexplorado, donde sólo podían entrar
a aquellos que no tenían más opciones y eran guiados por la absoluta
desesperación. Aunque Lucius podía ser catalogado como uno de los
hombres más poderosos de la tierra, al dirigir un reino fructífero y activo
en la minería, no era el más poderoso del universo, ya que, más allá de su
entendimiento, se encontraban una gran cantidad de elementos que no
conocía.
El rey siempre se había comportado como un hombre egoísta y
egocéntrico, haciendo alarde de su riqueza y disfrutando la desgracia de
otros. Poco a poco, fue conociendo la lección al no poder hacer feliz a la
mujer que se había enamorado de él. Inevitablemente, Diana tendría que
sufrir con este padecimiento de no poder ser madre debido al hecho de que
estaba casada con el rey y no estaba dispuesta a abandonarlo. Querían
convertirse en una familia, y evidentemente, tarde o temprano lo lograrían,
pero lo curioso de toda esta situación, eran las condiciones en las que lo
habían logrado.
El rey, consumido por la desesperación y luego de tener una conversación
dramática con su esposa, había accedido a una pequeña información que le
había proporcionado uno de sus hechiceros, quien lo llevaría directamente
por el sendero de la oscuridad a encontrarse con uno de los seres más
nombrados, más temidos, pero menos visto por el hombre.
— Si no puedo procrear, entonces ¿de qué me sirve estar viva? Moriremos
solos, ancianos y sin ningún tipo de compañía ni herederos.
— Hemos hecho lo que ha estado en nuestras manos para resolver esta
situación, querida. Los dioses nos iluminarán en el momento en que sea
adecuado.
— Los dioses se han olvidado de nosotros. Ya no quiero saber nada de
ellos. Mi único sueño no es tener poder, no es el dinero ni las riquezas con
las que contamos. Mi único sueño es convertirme en madre, y nunca podré
hacerlo, no mientras esté a tu lado.
— ¿Y acaso pretendes abandonarme?
El rey experimentó una gran cantidad de pánico en ese momento, ya que,
había puesto sobre la mesa la posibilidad de quedarse completamente solo.
La luz de sus ojos y la razón de su vida siempre había sido la reina Diana,
por lo que, perderla simplemente se convertiría en un acto de
autodestrucción, llevando el reino a un caos.
— No pretendo abandonarte, pero a veces simplemente quisiera cerrar mis
ojos y no abrirlos jamás. Eso es lo que siento.
La reina colocó su cabeza sobre la almohada, y con sus mejillas
empapadas en lágrimas, simplemente cerró sus ojos y se cubrió con las
sábanas. Estaba realmente deprimida, y si seguía en ese estado, muy
pronto se enfermaría y moriría irremediablemente. Lucius no podía
permitirse dejar que su esposa, la mujer que idolatraba, entrara en ese
estado, por lo que, inmediatamente tras salir de aquella habitación, fue
directamente a la torre de los hechiceros.
— Mi rey, no te esperaba a estas horas de la noche. ¿Qué te trae a mi
torre?
— No quiero perder más tiempo. Necesito una solución para mi problema
de fertilidad. Necesito convertirme en padre y darle la felicidad a mi
esposa, necesito un heredero.
— Hemos hecho cuánto ha estado en nuestro alcance hasta el momento.
Incurrir en una nueva solución podría ser muy peligroso, mi rey. — Dijo el
anciano hombre cuya joroba no le permitía erguirse.
Aquellos hombres trabajaban bajo el mandato del rey, y tenían
terminantemente prohibido hacer práctica de magia negra. Pero en este
punto de sus problemas, el rey no está dispuesto a continuar siguiendo las
reglas, ya que, esto básicamente lo seguirá hundiendo cada vez más en su
desesperación y terminará destruyendo a su familia.
Esto había sido guardado como un secreto real, no podía saberse más allá
de las paredes del castillo, ya que, cualquiera que supiera que el rey no
podía procrear, lo tomaría como un acto de debilidad, falta de hombría,
por lo que, se abrirían las ofertas y mediata mente ante la necesidad de la
reina de ser fertilizada.
Lucius nunca permitiría que otro hombre le pusiera las manos encima a
esta mujer, al menos eso era lo que él creía hasta ese punto. Tendría que
comenzar a razonar con ciertas cosas que nunca había imaginado que
existían, tendría que valuar algunas posibilidades que iban más allá de la
inteligencia que aseguraba que tenía, por lo que, era el momento de
enfrentarse a una tormenta de eventos que pondrían a prueba la cordura de
Lucius.
Si algo era cierto, era que, era capaz de hacer cualquier cosa,
absolutamente cualquier cosa que se le pasara por la mente por Diana, así
que, tras escuchar las indicaciones del hechicero, finalmente habían
entrado en un ritual en el cual invocarían a un ser que podría ofrecerle una
solución al rey.
Años más tarde, el propio Lucius se daría cuenta que había cometido un
grave error, ya que, hacer un pacto con el mismo diablo, era algo que ni
siquiera los hechiceros habían hecho jamás. Este ser era conocido por sus
trampas, por su traición, por sus actitudes deplorables y comportamientos
inesperados. Era inestable, volátil, y en cualquier momento podría acabar
con la vida de aquel que había firmado el contrato por su alma.
— Hagámoslo pronto, no puede pasar de esta noche la solución a mis
problemas. Ordenó Lucius mientras colocaba su mano en el hombro del
hechicero.
El anciano hombre sintió un poco de miedo y escalofríos al ver la mirada
de seguridad en el rostro del rey. Esto podría comprometer el futuro del
reino entero, inclusive del mundo, ya que, se estaba invocando la presencia
de un ser cuyo poder era imparable. El grupo de hechiceros se reunió en un
círculo, y después de llevar a cabo una serie de procedimientos realmente
escalofriantes, se había abierto una especie de portal entre las llamas. El
fuego se había avivado de una manera descomunal, pero no parecía
quemar la piel de los presentes.
Un estruendoso sonido que parecía emanar desde el centro de las brasas,
como si la misma tierra comenzar a separarse a pedazos. Finalmente, las
llamas comenzaron a tomar una forma humana, algo que dejó
completamente estupefacto a Lucius, quien sentía unas ganas terribles de
salir corriendo de allí. Cuando tuvo la intención de abandonar el lugar por
miedo, el hechicero ordenó inmediatamente que no lo hiciera, ya que, ya
era demasiado tarde.
Pocos segundos más tarde, tendrían frente a ellos un hombre
completamente estilizado que medía casi 2 metros de altura. Su cabello
era oscuro, cejas prominentes, sus ojos tenían una tonalidad rojiza,
mientras que, su sonrisa no dejaba de dibujarse en su rostro, parecía haber
despertado de un largo sueño.
Sus vestiduras eran acordes a la época, había tomado la forma que
deseaba, y al estar parado frente a estos hombres que no habían invocado,
simplemente podía mostrar algo de agradecimiento, pero no sentía respeto
por ninguno de ellos. Automáticamente, aquel ser malévolo saltó sobre
uno de los hechiceros y enterró sus dientes en el cuello. Succionó su
sangre de manera instantánea, convirtiéndolo en un saco de huesos casi en
un par de segundos.
— ¿Qué haces? ¡Lo mataste! — Exclamó Lucius, mientras intentaba
controlar aquella locura.
La mirada que recibió por parte del diablo, había sido directa, y había
penetrado en lo más profundo de su alma explorando todos sus miedos,
temores y necesidades.
— ¿Así que tú eres el rey Lucius? Es un placer conocerte, creo que te debo
el hecho de estar aquí. — Dijo el demonio.
El rey se sorprendió al saber que aquel hombre había leído su mente y
entendía cuáles eran sus necesidades. No tenía escapatoria, ya que el ser ya
se encontraba en el plano real. Había salido desde las fauces del infierno, y
ahora estaba compartiendo la misma dimensión con estos hombres que
habían cometido la gran equivocación de invocar a este hombre por un fin
personal.
— Dime ahora mismo lo que deseas. Sólo a ti concederé el deseo que me
pidas, claro, eso sí, bajo mis condiciones. — Aseguró.
— No puedo proveerle un hijo a mi esposa. Quisiera poder hacerlo. —
Dijo Lucius con una voz tímida.
Las carcajadas del diablo se escucharon en toda la torre. Parecía estar
poniendo a prueba la capacidad de tolerancia del rey, quien se sintió
humillado, pero sus poderes o dinero, no tenía ninguna validez o utilidad
en contra de este malévolo ser, quien, tras escuchar el deseo de aquel
hombre, cerró sus ojos y llevó sus manos directamente hacia su pecho.
Acto seguido, volvió a abrir sus ojos, y estos estaban completamente
negros.
El hombre mostró una cara de placer magnífico, observó el cielo, y sonrió
nuevamente. Su mirada retadora, como si estuviese enfrentando a la
omnipotencia de los dioses, esta era su oportunidad de ganar terreno la
tierra, por lo que, había prometido solución al problema del rey, pero
pronto volvería para aclarar las condiciones.
Sin decir una sola palabra, aquel demonio desapareció entre las llamas, los
hechiceros estaban totalmente aterrados, y hasta ese día habitaron en el
reino. De manera automática huyeron de allí, ya que, no serían capaces de
invocar nuevamente a este ser, había matado a uno de los siete hechiceros
principales que aún vivían y no podían arriesgarse a un nuevo encuentro
con este demonio. No conocían a nadie que fuese capaz de controlar el
poder del diablo, y tras algunos días de preparación, los hechiceros habían
marchado para siempre del reino de Lucius.
Esto no había sido demasiado importante para él, quien finalmente había
recibido la noticia de que su esposa estaba embarazada al notar sus
síntomas tan sólo seis semanas después. Había sido un embarazo normal,
la reina era cuidada de manera minuciosa, y sin duda alguna, era la mujer
más feliz de aquel lugar. Finalmente podría convertir su ilusión, su meta,
en una realidad absoluta, y tendría entre sus manos a una niña o niño,
según lo dispusieran los dioses, y este se convertiría en el heredero de la
pareja.
Al momento de su nacimiento, ambos padres no podían contener su
felicidad, había sido una hermosa niña, cuya sonrisa a tan sólo unos pocos
segundos de haber nacido, los había dejado sorprendido, lo que sería un
símbolo de felicidad. Habían elegido el nombre de Astrid, ya que, así se
llamaba la madre de la reina.
Sería una nueva etapa para el reino, y había sido una dura lección para el
rey, quien ahora se convertiría en un ser humano completamente diferente.
Pero mientras este celebraba haberse convertido en padre, y la reina
disfrutaba de la felicidad plena y absoluta, había alguien más esperando el
momento de hacer acto de aparición.
— Tengo mucha sed, ¿podrías traerme un poco de agua? — Preguntó la
reina dirigiéndose hacia su rey.
Tenían grandes cantidades de servidumbre a su disposición, por lo que,
podía decirle a cualquiera de estos que se encargara de traer el agua a la
reina, pero como un gesto de atención y cariño, el rey fue directamente
hacia el área de la cocina para buscar el agua él mismo. Sería justo en este
momento, cuando alguien lo estaría esperando en este lugar.
— Felicidades por el nacimiento de tu hija. Creo que las cosas no salieron
como yo esperaba. — Dijo aquel hombre que había aparecido de entre las
llamas meses atrás.
— ¿Qué haces aquí? Alguien puede verte. — Preguntó Lucius.
— Las preguntas y las respuestas sólo las tengo yo. Como verás, tu hija ha
nacido del vientre de tu esposa, pero no lleva tu sangre.
— ¿Qué dices? Dijiste que cumplirías mi deseo y luego plantearías las
condiciones, recuerdo claramente tus palabras.
— No escuchas con atención, Lucius. Ya te he dicho que no lleva tu
sangre. ¿Y de quien crees que es la sangre que corre por las venas de tu
hermosa hija? Astrid, creo que así le llamaste, ¿no?
El corazón de Lucius comenzó a latir debido a la gran cantidad de
adrenalina que corría por su cuerpo. Estaba lleno de ira, y había
comenzado a atar cabos acerca de las palabras que había pronunciado
aquel malévolo ser. No entendía cuál era el alcance del poder de este
hombre o criatura, no sabía realmente qué era, y no podía arriesgarse a
ponerlo a prueba.
— Esperaba que fuese un varón, pero lamentablemente ha sido una niña.
Tendré que volver a reestructurar mis planes. — Dijo el demonio mientras
quitaba el vaso de agua al rey de sus manos y bebía un sorbo.
No sabía si sentir miedo, rabia o alegría, ya que, estaba experimentando
una tormenta de emociones debido a la situación por la que estaba
pasando. Pero para su tranquilidad, aquel demonio desaparecería
inmediatamente, dejando que el rey disfrutara de su nueva familia, la cual
comenzaría a estabilizarse en los próximos años. El diablo no era un ser
que estaba acostumbrado a hacer favores. Su estilo de actuar era el canje,
había algo que a él le interesaba y por esto él accedía a las necesidades de
aquellos que pedían su ayuda.
El hecho de que fuese un Rey quien había pedido su colaboración, le daba
la posibilidad de ganar un poco de terreno. Durante siglos, su necesidad de
controlar la tierra había estado siempre en el tapete, llevando a cabo
luchas continuas contra su principal enemigo celestial.
Los dioses siempre habían tratado de contener al diablo, pero este siempre
conseguía una forma de escapar o de escabullirse. El rey había perdido la
fe en los dioses, al igual que la reina, por lo que, no había forma de
neutralizar esta influencia que aquel ser intentaba ejercer sobre ellos.
Para su desgracia, Astrid había crecido en un seno familiar bastante
extraño, ya que, por su vena corre sangre del mismo diablo, pero esta no
será apta para darle el poder a este ser maléfico en un futuro. La relación
entre Lucius y su hija Astrid nunca fueron las mejores, ya que, siempre
estuvo en la mente del rey que esta chica no era su hija biológica.
Él simplemente había sido el generador de aquella gestación, pero no
había participado y no había engendrado el bebé. El secreto permanecería
guardado durante algunos años, pero a medida que Astrid iba creciendo,
comenzaba experimentar algunos cambios que no eran de una niña normal.
Tenía poderes que se salieron de control, irremediablemente, lo que
obligaría a Lucius a confesarle absolutamente todo lo que le estaba
pasando. Si alguien se entera de la existencia de una chica con poderes,
fácilmente la cato lograrían como una bruja, una hechicera negra, y
automáticamente, la quemaría viva.
Había intentado ignorar todos estos episodios extraños donde el
movimiento involuntario de objetos, el incendio inesperado de algunos
lugares, y la muerte de algunos que se acercaban a ella sin ninguna
explicación, le daban a entender que no era alguien normal.
Pero Astrid intentaba por todos los medios tener una vida normal, lo que le
llevaría a enamorarse de Percy, un joven del pueblo, con quien se veía
escondidas apura te algunas noches. Con 18 años de edad, había
conseguido enamorarse profundamente de este joven, y la curiosidad la
llevaría inevitablemente explorar algunos territorios bastante densos en un
granero del pueblo. Había sido víctima de la manipulación del joven, pero
sabiendo que este chico tenía intereses realmente fuertes hacia ella, no
sería difícil para ella aceptar todas las condiciones.
Se habían visto a escondidas en aquel lugar completamente solitario, el
cual cerraba sus puertas cuando el sol caía durante horas de la tarde. En
este granero, la chica había entregado su cuerpo por primera vez a un
hombre, siendo Percy el afortunado de hacerle el amor aquella joven
virgen fui al cuerpo era una delicia de los dioses. Tan sólo con tocar su piel
y besar sus labios, aquel hombre experimentaba un gran nivel de
excitación, disfrutando de los gemidos y murmuraciones de aquella chica
en medio de un acto lento y apasionado.
Tenían que ir con calma, ya que, Astrid por primera vez estaba sintiendo
todas esas sensaciones en su vientre, mientras aquel hombre entraba en
ella y la silla sentir de otro planeta. Por momentos, sentía que no era la
realidad, parecía entrar en un trance profundo, donde la excitación y el
deseo tenían el control absoluto. El cuerpo de Astrid estaba entregado a
aquel joven Percy, quien el recorrido completamente con sus besos y la
disfruto hasta la última gota. Después de dejarla completamente satisfecha
tendida sobre el pasto de aquel granero, aquel hombre se puso de pie,
buscó sus vestiduras y estaba dispuesto a irse.
— ¿A dónde vas? ¿Por qué te vas tan pronto? — Preguntó la desnuda
chica.
— Tengo que ocuparme de algunas cosas en casa. Nos veremos mañana.
— Dijo Percy antes de abandonar el granero.
Ni siquiera se había dado a la tarea de acercarse a la chica para
proporcionarle un beso de despedida, algo que le dio entender a Astrid las
claras intenciones de aquel hombre. Se había mostrado como un ser
sincero y transparente, pero lo único que había buscado era lo que otros
hombres deseaban con locura y no habían obtenido por el simple hecho de
ser directos y carnales totalmente.
— No creo que sea esta la forma de tratar a tu novia. — Dijo Astrid.
— Nov… ¿Novios? Creo que estás confundiendo las cosas.
— ¿Quieres decir que esto no representa absolutamente nada para ti?
— Hablaremos en otro momento, debo irme.
Era inevitable que la chica experimentara una gran cantidad de ira en su
corazón, ya que, simplemente había sido utilizada como un objeto sexual
por este hombre. De manera instantánea, se quedó observando con mucha
furia aquel chico, y a pesar de no tener control sobre sus poderes, estos
afloraban de manera inesperada. Astrid era tan volátil en estable como su
verdadero padre biológico, el diablo, por lo que, la joven bruja encendió en
llamas a aquel chico, quien salió corriendo del granero completamente
cubierto de fuego, gritando de manera desgarradora porque lo ayudaran.
Fue inevitable para ella sentir miedo, pero sintió el sabor de la venganza, y
lo peor de todo esto era que le había gustado. Astrid llevaba en su sangre,
en su ADN, una maldición completamente poderosa, el hecho de ser hija
del propio diablo, la ha convertido en una amenaza para su pueblo, su
familia y para sí misma, pero necesito explicaciones, y sólo hay un
hombre que es capaz de proporcionarle datos detallados acerca de lo que le
ocurre.
Las puertas de la habitación de su padre se abrieron repentinamente,
mientras este y su madre se encontraban descansando en su cama.
— ¡Padre, necesito hablarte! — Dijo la chica, quien se veía realmente
agotada.
Había corrido del granero hasta el castillo, sin importarle realmente quien
la viera o no. Lo que había pasado era terrible, y esta vez, lo había
generado con toda la intención. En otros episodios había sido totalmente
accidental, pero ahora se sentía culpable, y lo que podría desencadenar
todo esto era muy grave.
Lucius se dio a la tarea de definir absolutamente todo lo que había pasado
en el pasado, todo lo que había ocurrido y como había sido prestada.
Aquella dosis de realidad que había sido arrojado en la cara de Astrid, no
había sido fácil de procesar, pero no podía ser de otra forma, tenía que
estar preparada para lo peor, en cualquier caso. Ser la hija del diablo, era
algo que ni siquiera ella podía comprender el alcance que podía tener, pero
simplemente debía continuar con su vida normal, aunque esta vez, se
aislaría un poco más, ya que sabía que podía hacer un grave daño a todos.
Lucius, al ver como su hija se había opacado gradualmente con el paso de
los días, no había podido soportar tal nivel de presión. El rey finalmente
había decidido quitarse la vida, ya que, había sufrido demasiado y
simplemente había tomado las decisiones incorrectas.
Cierta mañana, fue encontrado ahorcado en uno de los árboles del reino,
sus propias guardias tomarían su cuerpo y lo bajarían de una de las ramas
de un frondoso árbol de cerezo. Esto, automáticamente generaría cambios
drásticos en el reino, ya que, la única heredera era Astrid, pero algo estaba
maquinándose en el mundo oscuro, ya que, el diablo tenía intereses
específicos y todo estaba saliendo tal y como se había planeado.
II
El contrato del diablo
Todas las responsabilidades que habían caído sobre Astrid de la noche a la
mañana, la habían sumido en un estado de tensión constante. Convertirse
en la reina, no sería posible si no encontraba un rey pronto. Para esto,
había un plan estructurando se va a sus espaldas, lo que le garantizaría el
futuro a su pueblo y a su familia. Aún no había podido superar la muerte
de su padre, el cual había sido uno de los golpes más duros para su madre
y para ella.
No importaba los errores que hubiese cometido este hombre durante sus
decisiones, los cierto era, que le hacía una falta tremenda, y la estabilidad
que había alcanzado el pueblo Durante los últimos años, se estaba
tambaleando de un lado al otro de una manera inestable, ya que, era
completamente incierto el futuro que le esperaba a aquellas tierras. La
forma en que había gobernado aquel rey, había comenzado mejorar
significativamente desde nacimiento de Astrid. Ahora, toda la
responsabilidad reposando sobre su espalda, la colocan en una posición
realmente complicada.
Cualquier error que cometa, no sólo afectará su vida, sino la de cientos de
habitantes que confían en su criterio. No puede gobernar completamente
sola, debe estar acompañada de un rey, como lo establece las leyes, por lo
que, se encuentra en uno de los peores inconvenientes que ha tenido que
afrontar jamás. Conoce su maldición, sabe que su sangre está contaminada
con el ADN del propio diablo, por lo que, arriesgarse a tener una pareja
aleatoria del pueblo, básicamente convertiría en víctima a este
desafortunado que se juntara con Astrid.
Es una chica que enamoraría a cualquiera, sus encantos, su inteligencia y
su picardía, harían perder a cualquiera entre esos cabellos amarillos
rizados que adornan su rostro. Es perfecta, pero la sangre que lleva
corriendo por sus venas la condena a un futuro incierto lleno de desolación
y desesperación. Pero, aunque creía que todo estaba perdido, una noche,
mientras la chica observaba las estrellas asomada en su balcón, sintió una
presencia realmente fuerte, luego de sentir una leve brisa acariciando su
rostro.
— Cada vez estás más hermosa, hija. — Dijo el demonio.
La voz de este hombre, asustó terriblemente a Astrid, quien pensaba que
estaba completamente sola en aquel lugar. Según las palabras de su padre,
sabía que tarde o temprano esta criatura del inframundo, llegaría
directamente hasta ella y se reuniría para tener una conversación donde
posiblemente intentaría manipularla. El rey había sido claro con Astrid, le
había pedido que fuese fuerte de corazón, ya que, él había cometido el
error de sucumbir ante la desesperación y había llevado su familia a la
desgracia.
Tenía una sola cosa que agradecerle al diablo, y era el hecho de que le
hubiese proporcionado la posibilidad de ver nacer a Astrid. Aquella niña
se había convertido en toda una mujer, y a lo largo de toda su vida, se
había hecho una mujer sólida, fuerte y decidida. El hecho de tener que
haber afrontado todas esas pruebas durante su crecimiento, habían forjado
una personalidad única, convirtiéndose en una de las mejores lecciones
que había tenido la oportunidad de vivir el rey.
— Siempre supe que vendrías, pero nunca estuve preparada.
— Como sabrás, mi presencia aquí no es en vano. He venido a conversar
contigo y aclarar nuestro acuerdo.
— No tengo nada de qué hablar. Sé cuáles son tus intenciones de destruir
por completo este reino y no voy a permitirlo. — Aseguró la chica
mientras se posaba frente a él con mucha firmeza.
— Definitivamente llevas mi sangre en tus venas. Puedo ver la decisión, tu
poder, eso me gusta. Es exactamente lo que estaba buscando.
Astrid sentía unas ganas increíbles de poder utilizar sus poderes para
controlar aquella situación. Quería eliminarlo, pero sabía que aquella
criatura con forma humana era mucho más poderosa de lo que ella podía
llegar a imaginar.
No podía retarlo, y entre las cosas que le había dicho su padre era que se
mantuviese firme y no mostrara miedo. Pero ante la presencia del diablo,
era muy difícil que Astrid se mantuviese completamente centrada. Sus
nervios habían hecho que sus manos comenzaran a sudar, y aunque no
quisiera aceptarlo, estaba en presencia de su propio padre.
Ni siquiera su madre había sabido acerca de esta gestación, la mujer había
vivido toda su vida pensando en que el rey finalmente le había
proporcionado un hijo. Sería un duro golpe para esta mujer enterarse de
esta cruda realidad de que en su vientre había llevado durante nueve meses
el hijo del demonio.
Astrid, se había convertido una mujer de bien, pero en su interior llevaba
la maldad y el poder que le había sido otorgado por este ser. Era una bruja
de sangre, por lo que, haciendo uso del potencial de esta chica combinado
con su carta maestra, el diablo podría tener control de este territorio y
comenzar a dominar otras tierras progresivamente.
— No he venido a negociar contigo. Simplemente vengo a comunicarte
que es el tiempo de que contraigas matrimonio con Abel, el rey del Reino
de Cristal.
— He escuchado hablar de esas tierras, y lo que sé es que ese hombre es
un hechicero cruel y despiadado. ¿Realmente deseas que tu propia hija se
case con este hombre?
— Por supuesto, él también es parte de mí. — Aseguró el demonio.
Había una clara sonrisa en su rostro, una satisfacción que le proporcionaba
el control y la manipulación. El diablo estaba acostumbrado a ganar, por lo
que, siempre terminaba con sus objetivos cumplidos. En todas las veces
que había fracasado y había sido encerrado en un sueño profundo durante
décadas, había sido por la intervención divina. La fe y la creencia en los
dioses, podría contrarrestar enormemente el mal generado por este ser,
pero por ahora, había mucha desolación y los dioses habían perdido
relevancia en aquel reino.
El poder que irradiaba Abel, el hechicero oscuro del Reino de Cristal, era
algo descomunal, y éste, también llevaba en su ADN la sangre del
demonio. Había llevado a cabo hechos atroces en el pasado, algo que no
podría definirse como humano. Esto le había permitido ganar respeto,
miedo y temor por parte de los habitantes del mundo.
Su nombre había recorrido en el viento durante bastante tiempo, y todos
tenían ante la posibilidad de que se apareciera este Hechicero en cualquier
reino aleatorio e intentar a dominarlo. Para poder terminar de escuchar sus
planes, el diablo necesitaba que Abel contrajera matrimonio con Astrid,
pero esta, estaba completamente negada a esta idea.
— Deberás convertirte en su esposa para que unamos fuerzas. Ambos
tienen un poder increíble, y estoy seguro de que cuando aprendas a
dominar tu potencial, seremos invencibles.
— No voy a trabajar para ti. No hay nada que puedas hacer que pueda
llevarme a cambiar de opinión. — Aseguró Astrid, mientras le daba la
espalda al diablo.
— Debes tener cuidado con tus palabras. Soy tu padre y me debes respeto
y obediencia. Creo que podría hacerte cambiar de opinión muy pronto.
Justo un segundo más tarde, Astrid voltearía rápidamente para encontrarse
nuevamente con aquel rostro, pero sólo sintió como aquella presencia se
había desvanecido frente a ella. Aquel tono amenazante que había
utilizado el diablo para dirigirse a ella, le había generado cierta
preocupación, ya que, no sabía que podía esperar por parte de aquel sujeto.
Era su padre, y sabía que quizá no le haría daño a ella, pero no sabía qué
decisiones podría tomar que pudiesen perjudicar a su madre o al pueblo.
Aquel demonio podía ver muy en el interior del espíritu de las personas, y
sabiendo que la chica tenía un amor muy profundo por su tierra,
comenzaría a atacar por este ángulo. La hambruna comenzó apoderarse
paulatinamente de aquel lugar, las cosechas comenzaron a secarse cuando
estaban en su mejor momento, lo que no les dio la oportunidad a los
agricultores de recoger los frutos y los alimentos.
Una peste comenzó a atacar a los habitantes, generando una tos seca, que
luego de algunas semanas, se convertía en un desenlace letal. Muchos de
ellos terminaban escupiendo sangre, la cual provenía directamente de sus
pulmones, por lo que, todos comenzaron a creer que el propio aire estaba
envenenado.
Hasta los animales de aquel reino, habían comenzado a sufrir los daños
generados por el diablo, quien había sembrado una semilla del mal en
aquel lugar, sumiéndolos en la desgracia de una forma lenta y dolorosa. En
parte, Astrid sospechaba acerca de cuáles eran las razones por las cuales
habían generado estas consecuencias, pero se mantenía sólida y decidida
ante la idea de no sucumbir ante los deseos del diablo.
Este hombre seguramente haría cosas peores una vez que consiguiera sus
objetivos, por lo que, mientras pudiese mantenerse sólida y negada a la
idea de obedecer, al menos tendría una esperanza. Habían transcurrido
meses desde la visita de aquella criatura, y aunque sentía algo de
expectativa, el miedo comenzó a desaparecer.
Pero a medida que el miedo desaparecía del corazón de Astrid, comenzaba
a ser sustituido por tristeza y desolación debido al hecho de que muchas
personas cercanas a ella y amigos de la familia, comenzaron a morir sin
ningún remedio debido a la peste.
La presión por parte del demonio, había comenzado a crecer
significativamente, y cada vez la peste arreciaba mucho más. Como si no
hubiese sido suficiente, aquel ser maquiavélico había llevado a cabo un
último golpe, el cual sería la estocada final para hacer sucumbir a Astrid
ante sus deseos. Ante la ausencia de alimentos, una enfermedad que estaba
matando a gran parte del pueblo y la incapacidad de poder resolver esta
situación, finalmente la sequía llegaría a estas tierras, y ante la ausencia de
agua, básicamente no había nada que hacer.
Si no morían de hambre, morirían por la enfermedad, y si eran tan
afortunados como para salvarse de estos dos destinos nefastos,
irremediablemente morirían deshidratados. Astrid se había quedado sin
opciones, pero aún resistía, y después de casi dos años de su
enfrentamiento contra el diablo, estaba a punto de quebrarse.
La madre de Astrid era testigo de los grandes niveles de desesperación que
había experimentado esta chica. Pero a pesar de esto, aquella mujer había
sido un elemento de gran importancia en medio de una situación como
esta, ya que, le había dado todo el apoyo posible, guiándola
minuciosamente acerca de cuáles eran las decisiones que debían tomar.
Resultaba muy curioso que tanto ella como su hija se prestaban como
voluntarias para curar a los enfermos y tratar de proporcionarle algo de
alimento de las reservas a que ellos sobrevivientes. Pero estas no contraían
la enfermedad, y este quizá era uno de los peores miedos de Astrid, ya que,
si su madre enfermaba, irremediablemente tendría que invocar a su padre
biológico para poder cerrar un trato y salvar la vida de su madre.
Aquellos dos años habían estado llenos de pena, dolor, tortura y muerte, un
periodo de desolación como el que nunca antes se había vivido en estas
tierras. Pero finalmente, al ver como el sol se ocultaba en el ocaso de una
tarde de domingo, aquella chica había tomado la decisión de reunirse
nuevamente con su verdadero padre.
— ¡Ya no resisto más, está bien, haré lo que me pidas! — Dijo la chica
mientras observaba el ardiente sol.
— De nuevo, una suave brisa acarició su rostro, parecía ser bastante sutil,
y por alguna razón, esto le agradó a Astrid.
— Es lamentable que haya tenido que pasar todo este tiempo para que
aceptaras. Entiendo perfectamente que tienes un corazón bastante fuerte y
un espíritu indomable. Pero, vaya, ¿todas esas muertes? no eran
necesarias.
— Deja de torturarme y manipularme, Sé perfectamente que, si accedo a
tus órdenes, los resultados serán peores. Pero no tengo opción, no puedo
soportar más muertes en este lugar.
— ¿Entonces tenemos un trato? ¿Te casarás con Abel cuando yo lo decida?
— Preguntó el demonio mientras prácticamente cavaba en el alma de
aquella chica.
— No tengo más opciones. Sólo detén esta locura que has generado en el
pueblo. No asesines a más nadie y regresa todo a la normalidad.
— ¿Qué te hace pensar que todo este caos lo he generado yo? ¿Cómo sabes
que no has sido tú misma ante la imposibilidad de controlar tus miedos?
Su fuerte habilidad de manipulación y control, era realmente temible, ya
que, no necesitaba hacer uso de la violencia o el poder para poder llevar a
las personas hacia niveles bastante graves de desesperación. Pero Astrid,
en medio de su naturaleza, la cual estaba definida por llevar la sangre de
aquellas criaturas, la silla ser un poco inmune a estos hechos.
Simplemente quería ver a su pueblo renacer, superar esta crisis tan
terrible, y aunque el futuro posiblemente le deparaba algo muchísimo más
grave, buscaría la manera para poder compensar el daño que estaba a
punto de proporcionarle a su pueblo.
Allí vivían dulces niños con los que había compartido durante las
festividades, habitaba su madre, buenos amigos, y todo el logro del
esfuerzo de su padre, el cual le había costado una gran cantidad de tiempo
y trabajo. De nada servía el dinero en medio de una situación como esta,
ya que, todos parecían haberle dado la espalda al reino. Astrid, después de
estrechar la mano del demonio, finalmente había cerrado un trato que la
llevaría a conocer el lado más oscuro de este demonio.
El diablo mismo había preparado a Abel, este, había sido realmente débil,
y había condiciones que había tenido que atravesar que habían llevado a
ser el súbdito más poderoso del diablo.
De la misma forma en que había manipulado Astrid, este hombre había
trabajado progresivamente el espíritu de aquel guerrero, quien había
nacido en una familia realmente poderosa. Este demonio había sabido
jugar las cartas de manera precisa, su estrategia estaba definida por el
objetivo de controlar y dominar el planeta entero, pero debía comenzar por
los representantes del poder más prominentes y prometedores del mundo.
Astrid lamentaba enormemente haber sucumbido ante los deseos del
diablo, pero no hay solución próxima. En los próximos días, comenzarían
a florecer nuevamente los cultivos, la sequía se vería contrarrestada por
una lluvia frecuente, la cual devolvería las esperanzas al pueblo.
Esto no borraría todo el sufrimiento que se había generado debido a la
gran cantidad de muertes que se habían sufrido en aquel lugar, pero al
menos, era una esperanza y una luz al final del túnel, pero lo más grave de
todo esto, era que el túnel apenas comenzaba a recorrerse.
El mundo no estaba preparado para afrontar períodos tan difíciles, ya que,
el propio diablo caminaba por la tierra, utilizando sus estrategias y
poderes para manipular y controlar a sus habitantes. No sólo Astrid y Abel
habían sido víctimas de este hombre, ya que, durante siglos, en muchas
oportunidades habían nacido líderes que habían sucumbido ante la
desesperación y terminaron obedeciendo las órdenes del nefasto ser.
Estas eran las principales consecuencias de haber abandonado a los dioses
e ignorar las oraciones, quedando completamente a merced de los
designios de un ser maligno que era capaz de consumir el alma de aquellos
que permitían entrada a sus vidas.
El trato finalmente estaba cerrado, y la visita de Abel estaba programada
para muy pronto. Cuando finalmente, después de algunos meses, Astrid
comenzó a ver cómo su reino se recuperaba, recibió una visita inesperada
de una caravana proveniente del Reino de Cristal. Soldados armados se
posaron justo frente a las puertas de aquel reino, y a pesar de que la chica
estaba tentada a rechazar aquella visita, no tenía más opción.
Si violaba el trato, las consecuencias serían realmente graves, y
posiblemente, el episodio de la sequía y la peste, quedaría como un juego
de niños en relación a lo que estaría dispuesto a ser el diablo si se le
traicionaba. Un carruaje ingreso al reino por orden de Astrid, y cuando
aquel rey descendió del vehículo, pudo encontrarse con algo bastante
curioso que le generó un impacto significativo.
— Es un placer conocerte Astrid. He venido de muy lejos con objetivos
claros. Aquí me tienes. — Dijo Abel.
El hombre hizo una reverencia ante la belleza de aquella mujer, la cual
estaba completamente impactada al no esperar lo que frente a sus ojos se
posaba. Nunca había recibido una descripción física de Abel, pero lo que
observaba, iba en contra de cualquier sospecha o suposición que tuviese.
Abel cubrían su rostro con una máscara de acero, y esta parecía estar
fijada su cabeza desde la parte trasera.
No se trataba de una protección, no se trataba de un casco habitual, era una
especie de máscara perenne que cubría la totalidad del rostro, contando
con dos orificios para mostrar sus ojos, un par de orificios para respirar y
dos pequeñas ranuras para que se escuchara su voz de manera clara. La
simple imagen del hechicero vestido completamente de negro, su cabello
largo amarillo hasta los hombros y la máscara de acero cubriendo su rostro
era completamente escalofriante para Astrid.
Había tratado de ser tan cordial como era posible, dando órdenes claras de
que se preparara el festín más impresionante que en aquel reino se hubiese
dado jamás. Esto le daría clara señales al rey Abel, de que las intenciones
de aquella chica no eran en iniciar una contienda o una confrontación en su
contra.
Entendía perfectamente que la voluntad de ambos estaba sometida a las
decisiones del diablo, por lo que, confrontarse sería. Pero realmente lo que
había detrás de todo esto, era un profundo miedo que emanaba del corazón
de Astrid, ya que, a pesar de que no podía ver la totalidad del rostro de este
sujeto, podía sentir la gran cantidad de odio e ira emanaba de su ser.
Era una energía inexplicable que no podía medir ni podía entender de
dónde emanaba, pero lo cierto es que existía, y si Abel era capaz de
derramar toda esa violencia que manaba sobre el pueblo de Astrid, estarían
todos perdidos. Ya era suficiente con un solo enemigo, por lo que, lo
último que necesitan en medio de una situación como esta, es sumar otro
adverso. Abel había ingresado al castillo, y había cruzado muy pocas
palabras con la chica, pues esta no encontraba ninguna forma de entablar
una conversación con este caballero.
Abel era un hombre observador, por lo que, simplemente detallaba cada
gesto, cada movimiento, cada palabra y cada actitud de la chica, ya que,
había sido inevitable quedar completamente embelesado con la belleza y
cordialidad de la joven.
Se notaba que, a pesar de tener cierta naturaleza oscura en su ser, era una
chica de buenos sentimientos que había sido gestada en un vientre lleno de
amor y cuidados. A pesar de que la sangre del diablo corría por sus venas
convirtiéndola en una bruja de sangre, parte de la bondad y el amor que
había proporcionado la madre de la chica, había neutralizado toda esta
maldad.
Pero había poderes latentes, los cuales aflorarían tarde o temprano, por lo
que, negarse ante la posibilidad de que esto fuese real, sería inútil. Abel se
hospedaría algunos días en aquel lugar, pero los designios del diablo eran
que Astrid viajara con él hacia el reino de cristal, y sería allí donde
contraería matrimonio cuando el demonio lo indicará.
III
El castigo del rebelde
A pesar de que era conocido en diferentes partes del mundo como un
déspota y desalmado, Abel simplemente había sido lo que habían hecho de
él. Tal y como lo había hecho Astrid, había crecido en un seno familiar
normal y estable hasta el momento en que las llamas del infierno habían
calcinado absolutamente todo por lo que había luchado. Desde muy joven,
Abel se había caracterizado por ser un hombre fuerte y con habilidades de
pelea que despertaban la envidia de otros soldados del reino.
El hecho de que fuese el hijo del rey, era un argumento lo suficientemente
válido para poder afirmar que aquel joven llevaba la sangre de un gran
peleador. Su padre siempre se había caracterizado por salir victorioso en
una gran cantidad de batallas, por lo que, ser el hijo de aquel líder, lo había
convertido en un sinónimo de potencia.
Tarde o temprano, este joven guerrero que hacía alarde de habilidades
impresionantes, tomaría el poder y llevaría al reino por un camino de
esperanza y crecimiento, pero lo que no sabían era toda la historia que
había detrás de este joven.
Al igual que Astrid, este joven chico había experimentado una gran
cantidad de situaciones irregulares en las cuales no sabía cómo reaccionar.
Había intentado enamorarse en un par de ocasiones, pero esto había
generado la muerte de dos princesas.
Muy pronto comenzó a correrse el rumor de que este príncipe tenía una
maldición, y, por ende, las mujeres comenzaron a alejarse rápidamente de
él. No había sido posible vincularse sentimentalmente con absolutamente
nadie, por lo que, la soledad formaba gran parte de la vida de Abel.
Este vacío no podía ser llenado con absolutamente nada, la desesperación
lo consumía, y drenaba parte de su frustración con las batallas, utilizando
su espada, y utilizaba algunos soldados para su entrenamiento.
Pero, a pesar de que era un joven con un futuro prometedor, poco a poco su
corazón se fue oscureciendo. La ausencia del amor era determinante, e iba
allanando el terreno para que no futuro, cuando su creador llegara para
reclamar lo que por derecho le pertenecía, ya gran parte de la maldad
hubiese invadido el corazón de Abel.
Alfonso siempre fue un rey admirado, pero al igual que el padre de Astrid,
había sido víctima de una gran cantidad de sufrimiento. De esta forma, fue
dirigido hacia las manos del diablo, pero esta oportunidad, no había sido él
quien lo había invocado, sino todo lo contrario, envía sido el propio
demonio que lo había escogido a él para solos planes.
Gestados casi con meses de diferencia, Abel y Astrid estaban conectados
de una manera bastante particular, ambos habían sido gestados por el
mismo ser, aunque con la condición de que el demonio había influido
sobre dos personas completamente diferentes.
En el caso de Astrid, este ser demoniaco y malévolo, había modificado el
plan y había fertilizado a la madre de la chica, mientras que, en este caso
la fertilidad era del padre, y quien no podía gestar un bebé era la reina.
Esta, con una atrofia en sus ovarios, tenía la imposibilidad de quedar
embarazada, por lo que, sabiendo cuál era la condición en la que se
encontraba la pareja real, el diablo ofreció una solución.
En esta oportunidad, interactuaba con un hombre mucho más serio y
correcto, como lo era Alfonso, ofreciendo un trato bastante válido. Este
rey no estaba preparado para ser padre, pero sabía que su esposa también
quería tener un hijo, y si las cosas salen bien para el demonio, todo
comenzaría a caminar directamente hacia el éxito.
— Identifícate, ¿quién eres? — Preguntó el rey mientras caminaba por los
jardines de su reino.
— Cálmate, baja esa espada. No será necesario que la utilizas conmigo. —
Aseguró el diablo.
— No te he visto jamás en estos territorios. ¿De dónde vienes? —
Preguntó Alfonso.
— He venido a proponerte algo muy interesante que puede beneficiarnos a
ambos. Pero no puedo hablar contigo mientras me apuntas con esa espada,
es de mala educación.
Este hombre no parecía nada temeroso ante la posición amenazante que
había tomado el rey Alfonso, por lo que, este decidió bajar su arma y
escuchar lo que tenía que decir. Era el peor error que había cometido, ya
que, en caso de que el rey hubiese preferido obviar esta aparición, el
diablo no podía obligarlo a entrar en una negociación. Esta era la
condición que protegía al inocente, pero putos caían en la selección de las
propuestas de este ser malévolo, quien estaba diseñado única
exclusivamente para manipular y conseguir todo el beneficio posible con
palabras.
— Un reino tan hermoso como este merece ser heredado por alguien que
tenga tu sangre. Odiarías el hecho de que te arrebaten el trono cuando no
tengas descendencia.
— No sé a dónde quieres llegar con esta conversación. Pero te recomiendo
que seas breve o llamaré a los guardias para que se encarguen de ti.
— ¿Alguna vez soñaste con tener tanto poder que no sabrías qué hacer con
él? Un reino es una responsabilidad y un potencial muy grande
dominación, pero, ¿te imaginas gobernar el mundo entero? — Dijo el
diablo.
— ¿Quién eres y de dónde vienes? ¿Por qué hablas de esa manera tan
sofisticada y con ese acento tan particular?
— Si miras bien dentro de mis ojos, verás quién soy. — Dijo el demonio
mientras se acercaba abruptamente Alfonso.
El rey tuvo la posibilidad de ver una gran cantidad de personas
lamentándose, escuchaba gritos, llantos, quejidos, y todo lo que pudo ver
dentro de los ojos de aquel hombre eran llamas y lava ardiente. Ser
sorprendido de una manera tal, que perdió la estabilidad y cayó al suelo.
Estaba muy asustado, y había tenido por primera vez su encuentro con uno
de los seres más poderosos del inframundo. El propio diablo había llegado
a la tierra para hacer de las suyas, y había sido Alfonso el elegido para
poder llevar a cabo su maléfico plan.
— No quiero nada que provenga de ti. Te agradezco que te vayas ahora
mismo de mi reino.
— Piénsalo muy bien, un hijo representaría la posibilidad de afianzar tu
mandato, y nadie podrá acabar contigo jamás. — Dijo el demonio antes de
caminar hacia el bosque.
Pero antes de que desapareciera, el rey hizo un llamado, ante lo que, el
rostro del demonio cambió abruptamente. Sabía que había mordido el
anzuelo, y su plan posiblemente estaría en camino una vez más. Las
intenciones del diablo nunca habían sido beneficiar a absolutamente nadie,
el único que podía tener crédito y sacar un buen partido de cada situación
era él mismo. Poco le importaba proporcionarle poder y riquezas a un
simple humano, pero este era el método principal utilizado por este sujeto
para poder manipular y llevarlos a un lugar de su mente donde pudiera
dominarlos y controlarlos.
La forma en que se había comunicado aquel maléfico ser con el rey
Alfonso, había sido bastante fluida, y al haberle dado la oportunidad de
entrar en su mente y en su vida, había cometido un patético error. El diablo
fue escalando cada vez más en su alma, explorando sus miedos y
debilidades, encontrando, que su deseo más fuerte era convertirse en
padre, pero más fuerte era el hecho de tener poder.
Tal y como había ocurrido con el padre de Astrid, así mismo había actuado
con Alfonso, llegando a un acuerdo donde podría proporcionarle la
fertilidad a su mujer, y así podría tener la posibilidad de tener un hijo
varón. No podía quedarse con una sola alternativa, y ante el
desconocimiento del sexo del niño que se había gestado en el vientre de
Diana, tenía que jugar con las probabilidades y actuar en favor del rey.
Tal y como había ocurrido en el reino vecino, en el reino de cristal había
nacido un nuevo bebé. En esta oportunidad, había sido varón, por lo que, el
regocijo de su padre, tanto el biológico como el putativo, había sido
magnífico. Ahora sus planes tendrían todo el sentido, ya que, al conocer
que aquella niña hermosa que había nacido del vientre de Diana no podría
convertirlo en el hombre más poderoso, al menos Abel, como lo habían
llamado, le daría la posibilidad de lograrlo.
Aquel joven había sido entrenado con los mejores peleadores del reino,
educado con minucioso detalle, proporcionándole los mejores equipos y
los mejores caballos. Era un niño privilegiado, y tal y como lo había
prometido el diablo, el poder de Alfonso se magnificó de una manera
masiva. Pero esto comenzaría a enloquecerlo, haciendo que perdiera el
control progresivamente, algo para lo que no estaba preparado. Un simple
hombre no debía tener tanto control en sus manos, por lo que, la cordura,
la conciencia y el razonamiento, cada vez estaban más en ausencia en la
mente de este sujeto.
El reino de cristal se estaba convirtiendo en uno de los más peligrosos, ya
que, a medida que ganaba poderes y presencia en otros territorios, la
amenaza y el miedo se expandía por el mundo. Abel había crecido en este
contexto, y ante la imposibilidad de cambiar la mentalidad de su padre,
simplemente debía seguir sus parámetros y mandatos. Desde los 12 años,
era un prodigio con la espada, pero lo más impresionante eran los poderes
que de forma oculta había desarrollado, y los cuales había mantenido en
secreto ya que de cualquier otro modo lo habrían tratado como un
fenómeno.
Durante las madrugadas, solía escaparse al bosque, y allí, en la soledad de
la noche, comenzaba a practicar sus habilidades, tenía el poder de
controlar el fuego con sus manos, desaparecer, convertir objetos sólidos en
cenizas, unos poderes que poco a poco se fueron estabilizando y ganaron
fuerza con la práctica. A pesar de que con 18 años de edad ya era capaz de
tomar sus propias decisiones, no era capaz de retar a su padre, pero ya era
el momento de conseguirlo.
Esta era la alternativa ideal del diablo, ya que, si lograba vincular a este
sujeto con la chica, fácilmente conseguiría la unión de dos poderes
masivos que pondrían bajo su control a una gran cantidad de personas. Él
no podría revelarse como el diablo, como el ser supremo del inframundo,
tenía que utilizar marionetas, ya que, de esta forma, no podían juzgarlo a
él directamente. En medio de todo esto, los seres humanos contaban con
cierta autonomía y el libre albedrío. Esta condición, les permitía realizar
actos atroces y nefastos, pero siempre bajo la sombra del demonio.
Las ansias de dominación, nunca desaparecieron del corazón del demonio,
por lo que, cuando el joven Abel cumplió la mayoría de edad, su aparición
en el bosque le había dejado absolutamente clara toda la verdad hábil,
quien había descubierto que la verdadera razón por la cual existía era el
diablo. A él le debía la vida, y a pesar de que esto le generó un profundo
dolor en el corazón, tenía que ofrecerle su lealtad y agradecimiento.
Fueron días realmente confusos para el príncipe, ya que, esto implicaba un
grave peligro, al asociarse directamente con el poder oscuro y malvado del
demonio, pondría en riesgo todo lo que conocía y todo lo que amaba.
Los planes de contraer matrimonio con la princesa de un reino vecino
fueron narrados directamente por el diablo, y aunque aquel joven
desconocía totalmente la existencia de aquella chica, tenía que acceder,
pero para que esto ocurriera, debía hacer un acto nefasto que los sometería
a una dura prueba para determinar si era alguien de la confianza del diablo
o no.
— Lo que dices es imposible, no puedo asesinar a mi propio padre. —
Exclamó Abel tras escuchar las horribles palabras que había dicho el
diablo.
— Tu padre te ha mentido toda la vida y nunca te reveló mi existencia.
Soy tan parte de ti como él, por lo que, tienes que asesinarlo para que
asciendas al trono.
— ¡Pero será traición! ¡Me colgarán por eso!
— No puede ser una traición si lo haces ver como que lo hizo el mismo.
Puedo ayudarte si lo deseas.
— No puedo asesinar a mi padre. No lo haré, y ahora desaparece, no puedo
con esto.
— Me encantaría dejarte más opciones a elegir, pero la verdad es que no
es una sugerencia, es una orden.
— No tengo porque obedecerte. Será mejor que te vayas o lo lamentarás.
— Conozco tus poderes, conozco lo que puedes hacer y todo el potencial
de tus habilidades, por lo que, creo que será completamente absurdo que
intentes cualquier cosa en mi contra. Si quieres descubrirlo, inténtalo.
De las manos de Abel, surgieron dos grandes llamaradas que iluminaron el
cielo, y automáticamente fueron lanzadas contra el demonio. Tal y como
este lo había asegurado, estas no le hicieron ningún daño. La mirada
estupefacta de Abel se quedó clavada en los ojos de aquel sujeto, quien
estaba convertido en una gran bola de fuego y no sufría daño. Comenzó a
caminar directamente hacia el joven, y colocando su mano en su frente, le
hizo ver todo el sufrimiento que podía experimentar su madre si no
obedecía a sus órdenes.
Si había algo que definía el amor verdadero en la vida de Abel era su
madre, por lo que, no estaba dispuesto a hacerla sufrir, así que, a pesar de
que también amaba a su padre, tendría que obedecer las órdenes del
diablo.
— Haré lo que me pidas, pero por favor no le hagas daño a mi madre. —
Imploró el joven mientras caía de rodillas frente al demonio.
— Esas son exactamente las palabras que quería escuchar. Ahora ponte de
pie y ve a hacer tu trabajo, tenemos cosas que hacer.
No había una fecha límite, y tampoco había porque darse prisa, pero Abel
tenía el tiempo contado. Era un momento de ir a su habitación y comenzar
a preparar el plan que trazaría para poder llevar a cabo el asesinato de su
padre y que este pareciera tan inesperado y casual, que nadie sospechara
de él. Lo primero que le vino a la mente, fue en el envenenamiento, un
método que sería imperceptible, por lo que, pidió ayuda al diablo, quien le
proporcionó información específica acerca de las plantas que debía
combinar y el veneno de serpiente, lo que haría que aquel hombre muriera
gradualmente cada noche sin darse cuenta.
Los meses comenzaron a transcurrir, y a medida que Alfonso ingería el
veneno, su cuerpo por dentro comenzó a descomponerse lentamente. Le
esperaba una muerte dolorosa y en una cama, pero después de su
fallecimiento, vendría la etapa de ascenso de Abel, quien podría tomar el
trono y dirigirlo sin ningún inconveniente. Después de un largo proceso,
finalmente el día en que Alfonso había dejado de respirar había llegado, y
ante un mar de lágrimas de su esposa y su hijo, finalmente había cumplido
con la misión.
Abel no podría perdonarse esto jamás.
— La vida de tu madre está en juego, recuérdalo cada vez que intentes
retarme. — Dijo el diablo aquella noche después de una larga discusión.
Abel estaba dispuesto a dejar a un lado todos los planes que habían sido
establecidos por el malévolo ser, pero este, cada vez que le mostraba el
destino de aquella mujer, hacía sucumbir al joven príncipe, quien ahora
debía asumir el trono, sufriendo la peor vergüenza jamás experimentada y
un odio tremendo hacia el diablo. Pero tal y como lo había hecho con su
padre, también había tratado de traicionar al diablo, y en una de sus
sesiones de entrenamiento llevadas a cabo en el bosque durante la noche,
había intentado atacarlo de forma inesperada.
El demonio, conociendo tal nivel de traición e ingratitud por parte de
Abel, quemó el rostro del joven, desfigurándole la mitad de la cara de
manera inmediata. Esto generaría una lección en el joven, destruyendo y
quebrantando su espíritu para convertirlo para siempre en su súbdito.
Asumir el trono, sería el nuevo rey del reino de cristal, pero ante tal nivel
de vergüenza, se había fabricado él mismo una máscara elaborada en
acero, la cual no se quitaría si no sólo para dormir. Nadie tenía una
explicación clara de porque el príncipe había tomado esta decisión.
Los cabellos rubios de aquel hermoso joven, comenzaron a crecer, y se
convirtieron en parte de este aspecto sombrío que mostraba Abel. Dedicó a
gobernar aquel mortífero reino, el cual invadía y dominaba a otros
territorios con la única intención de expandir el miedo. Pero una noche, de
manera inesperada, recibía órdenes precisas por parte del diablo, quien le
ordenaría que viajara al reino de Konin.
Allí se encontraría con su futura esposa, y sin hacer mayores preguntas o
cuestionar nada de lo que dictaminar el diablo, llevarían a cabo los planes
para convertirse en el la fusión de los reinos más poderosa que jamás
hubiese surgido en la tierra. Se trataba de dos brujos, seres con poderes
sobrenaturales que podían dominar la tierra y hacer su voluntad sin que
nadie pudiese oponerse a ellos.
El primer encuentro entre ellos había sido bastante curioso, y generaba
cierta expectativa en la chica, pero la intimidación y el miedo, son
inevitables. El aspecto de Abel es oscuro, y se puede respirar la maldad en
su interior.
Pero los planes están escritos con mucha claridad por parte del diablo, y la
boda debe realizarse lo más pronto posible, de lo contrario, se exponen a
una intervención. Pero justo la noche antes de la boda, Astrid había roto
con el acuerdo, y tras intentar escapar, produce uno de los peores
incendios que se hubiesen visto en aquel reino. Las casas se incendiaban,
los bosques ardían, y absolutamente nadie podría explicarse qué era lo que
estaba ocurriendo. Las llamas parecían haberse generado de la nada, y
mientras muchos morían asfixiados, otros intentaban huir, pero eran
alcanzados por el ardiente fuego que se expandía con rapidez.
Abel fue testigo desde el castillo principal de esta matanza, y ante la
imposibilidad de poder contener toda la violencia que manaba del poder
del diablo, su única solución era encontrar nuevamente a Astrid. No existe
una relación o vínculo entre ellos aún, y tampoco está muy claro de cómo
hacer para que esté segura, su personalidad no le permitirá fluir de manera
adecuada hacia este objetivo, pero no tiene más opción, mientras Astrid se
encuentre ausente de aquel pueblo, más personas seguirán muriendo, y
esto no lo puede permitir.
Después de todo, su corazón no se ha oscurecido totalmente, y continúa
preocupándose por el bienestar de algunos de los inocentes. Tomando su
caballo medio de la noche, Abel había salido cabalgando hacia el bosque,
ya que sabía que Astrid no había podido ir muy lejos.
IV
Alianza peligrosa
Ya mucha sangre había corrido por responsabilidad de Abel, ya sus manos
estaban manchadas de una gran cantidad de sangre de inocentes, los cuales
habían sido víctimas de las órdenes que había dado directamente el amo y
señor de este rey. Había llevado el miedo a lo largo de múltiples
territorios, y esto, había comenzado a abrumar al joven. Este rey, había
tenido que afrontar pruebas inesperadas para las cuales un ser humano
común y corriente no estaba listo.
Tener que asesinar a su propio padre y evitar que su pueblo fuera
devastado, había hecho que se generara un sentimiento de agotamiento en
el corazón de este sujeto. Ya no estaba dispuesto a escuchar los órdenes o
designios que tuviese el diablo, ya que, quería recuperar su autonomía y
libertad. Pero mientras estuviese solo, esto no sería posible, ya que, su
poder no podía igualarse al de esta criatura, quien tiene la posibilidad de
destruirlo sin demasiado esfuerzo.
Muchas habían sido las noches de insomnio que había sufrido Abel,
intentando encontrar un plano que le diera la posibilidad de liberar
finalmente a la tierra del mal que vaya generado el diablo. Pero cada una
de las esperanzas que surgían repentinamente en su corazón, se ahogaba
progresivamente en una realidad que apuntaba hacia un nefasto desenlace.
No podía cometer un error, y ya lo había hecho en el pasado intentando
traicionar a su padre, y esto, le había dado como consecuencia las graves
quemaduras de su rostro.
Estaba cansado de sentir miedo, y este miedo, se transformaba en odio que
necesitaba ser liberado tarde o temprano. El rey es un joven maduro y con
una clara visión acerca de lo que debe ocurrir en el futuro, por lo que, hace
uso de su paciencia y de todas sus cualidades de resistencia para no
sucumbir ante la desesperación. Sabe que, si intenta algo desesperado de
manera repentina y fallar nuevamente, posiblemente el diablo vaciará toda
su furia contra él, para así darle una lección y demostrarle que no es
alguien con el que se debe jugar.
Por el momento, su única misión es contraer matrimonio con Astrid, quien
se ha mostrado como una chica comprensiva y tranquila, que, a pesar de
estar en medio de una situación frustrante, no ha cometido una locura. El
hecho de haber escapado era completamente natural y comprensible, era
una situación llena de incertidumbre que amenazaba la paz y la
tranquilidad de esta joven. Había escapado sin decir una sola palabra, y se
había refugiado en lo más profundo del bosque, y aunque sabía que la
encontrarían en cualquier lugar de la tierra, simplemente quería sentir algo
de control en medio de toda esta situación.
Para el diablo, era realmente insignificante seguir asesinando a personas
inocentes tratando de presionar a Astrid, pero esta, en la distancia, no
sabía nada de la tragedia que estaba desarrollándose en sus propias tierras.
Cuando decidiera volver, porque lo haría, encontraría un pueblo devastado
por su culpa, y ante la gran cantidad de dolor y desolación que
experimentaría al ver esta escena, rápidamente sucumbiría ante los deseos
del diablo.
Este la amenazaría inmediatamente y le haría saber que se cometía una
falta similar, las próximas víctimas serían en todo el mundo. Este malvado
personaje se había encargado de sembrar terror durante múltiples periodos
de la historia, siendo una imagen que por lo general estaba detrás del
poder, oculta en la sombra y moviendo sus hilos para que sus súbditos
lleven a cabo atrocidades. Por el momento, Abel debe obedecer, pero tiene
un leve sentido de resistencia en su interior que no le permite sucumbir
ante una gran cantidad de actos que pretenden ser llevados a cabo por el
demonio.
Al ver como una gran cantidad de personas morían injustificadamente en
aquellas tierras, Abel tomó la decisión de cabalgar en su caballo
directamente hacia el bosque, tenía que encontrarla, y si no lo hacía
pronto, para cuando regresaran, no habría pueblo que defender. No había
un patrón a seguir y un esquema específico para las muertes, esto era lo
más doloroso de toda situación, ya que, el diablo escogía de manera
aleatoria, cuales debían ser aquellos que tenían que entregar su vida en
sacrificio por el futuro de sus planes.
Habían sido víctimas mujeres, niños, ancianos, por lo que, con cada
segundo que Astrid se encontraba alejada de sus tierras, más dolor y
desesperación reinaba en aquel lugar. Durante algunos días, Abel se ha
encontrado completamente solo en el bosque, haciendo algunas pausas
para descansar. Dormía recostado de un árbol, siempre con su espada en la
mano, listo para la pelea. Por suerte, no se había encontrado con
absolutamente nadie durante su viaje, y el diablo lo había dejado actuar
libremente, ya que, sabía que no era tan estúpido como para huir.
El demonio se siente satisfecho de haber moldeado a su voluntad a Abel,
quien había tomado la decisión propia de ir a buscar el mismo
completamente solo a Astrid, esto generaba claras señales de que su plan
iba camino al éxito, pues había leído la atracción que se había despertado
en Abel por la joven princesa. El bosque no era un lugar fácil de transitar,
ya que, había una gran cantidad de pantanos y arenas movedizas que
podían atrapar a los caballos de los guerreros y asesinarlos
inevitablemente.
El lugar está plagado de huesos humanos, armamento, armaduras tendidas
que quedaron allí para la eternidad mientras los cuerpos de sus portadores
se habían descompuesto y vuelto parte del paisaje. Era un lugar
escalofriante para moverse, pero de alguna u otra forma, Astrid había
encontrado el valor para moverse por allí. Sigue cada rastro, cada huella,
algo que pueda indicarle hacia donde se movió la chica, y tiene claras
sospechas de hacia dónde pudo haberse ido.
No muy lejos de ese lugar, la región habitada más cercana, era la comarca
de los leñadores, un lugar mágico y acogedor, el cual se había convertido
en el refugio de aquella chica, ya que, los leñadores eran hombres fuertes,
preparados para el combate y muy amables con las mujeres. Aquí no
corría el riesgo de que abusaron de ella, estos hombres tenían mucho que
deberle al padre de Astrid, por lo que, tras conocer de quién se trataba, la
habían recibido con absoluta diplomacia.
Para su llegada, había recibido las mejores comodidades que le podrían
proporcionar en aquel lugar, habían logrado percibir todo el miedo que
emanaba de esta joven, por lo que, no sabían si realmente lo que venía
detrás de ella persiguiéndola, podría representar un peligro para la
comarca. Siempre habían sido un reino pacífico, un lugar donde sus
habitantes podían disfrutar de una tranquilidad y pacifismo absoluto a toda
hora. Todos aquellos que disfrutaban del privilegio de habitar en este
lugar, vivían en medio de canciones y música de violines y tambores, algo
que generaba un ambiente de festividad constantemente.
Durante los días en que Astrid logró compartir con ellos, aprendió una
gran cantidad de artes, intentando mantener su mente ocupada, aunque
sabía perfectamente que el diablo no estaría tranquilo hasta recuperarla.
Los rumores comenzaron a llegar acerca de una tragedia que estaba
azotando el pueblo de Konin, pero esto trataban de ser ocultados a la
misma, ya que, en su estado de nervios y desesperación y en la forma que
había narrado parte de lo que había ocurrido, esto podría desencadenarle
un daño aún peor.
Pero de manera inevitable, Abel llegaría a este reino, y al entrar en los
límites de la comarca de los leñadores, se encontró con sus primeros
adversarios.
— No eres bienvenido en estas tierras, identifícate. — Dijo uno de los
grandes hombres que portaba un hacha en su mano.
— Soy Abel, rey del Reino de Cristal. Vengo en busca de una princesa.
— No hay princesas en este lugar. Da la vuelta y vuelve a tu hogar,
forastero. — Dijo el segundo leñador.
— No pretendo hacerles daño o buscar problemas en este lugar. Sólo he
venido pacíficamente en busca de alguien importante para el reino de
Konin
Los leñadores sabían perfectamente que este caballero había llegado justo
al lugar indicado, pero no podían revelar que aquella chica se encontraba
en este espacio, ya que, esto podría traer graves problemas. Eran los
responsables de evitar que Abel pudiese seguir avanzando, pero los
leñadores desconociendo totalmente el poder que le había sido
proporcionado a este rey, quien podía asesinarlos despiadadamente sin
ninguna contemplación si se interponían entre sus planes.
Los objetivos en medio de esta misión no están ligados a un sentir egoísta,
Abel sabe perfectamente que, si no actúa rápido, el caos va a extenderse
rápidamente por todo el mundo. Lo último que quiere es que la muerte y la
desolación sea lo único que puede encontrarse en el planeta, algo que el
diablo tiene completamente claro y parece que es su objetivo principal.
— No pasarás de este punto. No importa cuál sea tu argumento o misión,
no podemos permitirlo. — Gritó el leñador, mientras se ponía en guardia.
Lo menos que podía hacer el rey era proporcionarle una batalla justa, ya
que, si hacía uso de sus poderes, estaría en una ventaja considerable. En
medio de una situación como esta, simplemente debía bajar de su caballo
y luchar con ellos cuerpo a cuerpo para demostrar que era un hombre de
honor. La lucha comenzó, y al ver la gran cantidad de poderes y
habilidades de Abel, ambos guerreros supieron que aquella pelea no podía
ser uno contra uno. De manera inmediata, ambos leñadores se vieron
involucrados en una pelea feroz en contra del rey.
Este, a pesar de ser atacado con mucha ferocidad por ambos leñadores,
respondía con mucha rapidez a cada uno de los ataques, defendiéndose de
una manera magistral, lo que lo convertía en un adversario realmente
difícil de derribar. Ninguno de los dos leñadores podía entender como un
hombre con la contextura de este joven de la máscara podía reaccionar de
una manera tan tranquila ante los violentos golpes de las hachas contra su
espada. Cualquiera habría caído ya al suelo derribado y agotado ante la
resistencia de todos los golpes de estas filosas armas que embestían
directamente contra la defensa del rey.
Esto le generó una gran curiosidad a los leñadores, quienes veían sus
rostros mutuamente y entendían que no podrían ganarle a este rey. La
pelea se extendió por más de 30 minutos, y ya parecía que todo era
completamente inútil, ya que, ninguno de los dos leñadores había podido
generar una sola herida en su adversario.
— ¿Quién eres, y por qué tienes tanto poder? — Preguntó uno de los
hombres mientras se desplomaba de rodillas ante el agotamiento.
— No tengo porque darles explicaciones, sólo necesito recuperar a la
princesa Astrid, no pretendo hacerle daño a tu pueblo.
El rey intentó avanzar, y pasó a un lado del leñador que se encontraba de
rodillas, lo tocó con su mano y al darle una palmada en el hombro, aquel
nombre se sintió completamente humillado. El segundo leñador estaba tan
agotado que tuvo que sostenerse del tronco de un árbol para poder
recuperar el aire, había desgastado una gran parte de su energía en la
lucha, y ya no podía continuar más. Esto, le había dado una clara señal de
victoria a Abel, quien sonreía lleno de orgullo ante la victoria.
Estaba completamente convencido de que aquellos hombres no
continuarían luchando, ya que, al ver el agotamiento en sus rostros, era
una clara señal de que no podría levantar su hacha una vez más para atacar.
Pero Abel había convertido su orgullo en un arma en su contra, ya que,
había subestimado enormemente el espíritu de estos dos sujetos. Cuando
pasó justo al lado de uno de ellos, este reunió todas sus fuerzas posibles y
atacó directamente con su hacha hacia la espalda de Abel.
Este, completamente desprevenido, sintió el impacto del filoso acero
directamente sobre su espalda, la cual quedó incrustada en su cuerpo,
mientras este se desplomaba boca abajo directamente hacia el suelo.
— Lo hice, lo derribé. — Celebró el hombre mientras intentaba ponerse de
pie.
Había sido una victoria indiscutible, y a pesar de que lo había atacado a
traición, su principal misión no era dar una batalla honorable, sino
defender la seguridad de aquel pueblo. Abel estaba tendido en el suelo,
parecía sin vida, y mientras uno de los leñadores movía su cuerpo para
verificar que estuviese muerto, finalmente ambos podrían recuperar el
aliento y descansar, ya que, la tranquilidad estaba retornando.
— Tenemos que levantarlo y sacarlo de aquí, tenemos que anunciar que ya
no hay peligro. — Dijo un leñador.
El segundo caballero, se inclinó para tomar el cuerpo de Abel y trasladarlo
a otro lugar, pero cuando intentó tocarlo, este despedía una temperatura
tan alta, que prácticamente calcinó los dedos del leñador. Este dejó salir un
grito de dolor, ya que, había experimentado un ardor que comenzó a
extenderse progresivamente a lo largo de su mano. Parecía que las llamas
consumieron cada uno de sus dedos, la palma de su mano, su muñeca, y el
calor continuaba viajando directamente hacia su hombro.
Sentía como si estuviese introduciendo su mano en un río de lava ardiente,
pero aún su brazo estaba allí, parecía ser algo mental, pero en la forma que
gritaba y se expresaba, no pudo evitar asustar a su compañero.
— ¿Qué te ocurre? Dime lo que pasa para poder ayudarte. — Dijo el
leñador con un rostro aterrado.
Su atención estaba enfocada en su compañero, por lo que, había
descuidado por completo la forma en que había comenzado a comportarse
el cuerpo de Abel. El hacha, había caído a un lado, ya no está incrustada en
su cuerpo, y la herida que había sido infringido en su espalda, había
comenzado a cerrarse lentamente. Algunos minutos comenzaron a
avanzar, mientras uno de los leñadores sentía que todo su cuerpo estaba en
llamas. Gritaba con un dolor desgarrador, como si estuviese siendo
consumido directamente por las llamas del infierno.
Su compañero, completamente asustado y sin saber qué hacer, se dio
media vuelta para tomar su hacha e ir por ayuda, pero cuando hizo el
intento de recoger el arma, pudo ver el cuerpo de Abel completamente
recuperado. El rey se había puesto de pie nuevamente, y estaba allí,
sosteniendo su espada mientras veía como estos dos hombres sufrían los
daños de haber atacado de manera desprevenida al hechicero.
— No es posible, nadie puede sobrevivir a un ataque como ese. — Gritó el
leñador.
— No un humano, tienes razón. Para tu desgracia, soy parte de ese
pequeño grupo que sobreviviría algo así o cosas peores. — Dijo Abel
mientras incrustaba su espada en el corazón de este leñador.
Limpió el filo de su espada, ya siguió avanzando tras tomar su caballo.
Los gritos del otro leñador continuaban haciendo eco en el bosque,
dejando absolutamente clara la llegada de un enemigo. Decenas de
leñadores habían intentado proteger a la princesa, llevándose a cabo una
batalla campal que generaría una gran cantidad de bajas en aquel
territorio. Aquellos hombres no eran soldados, simplemente tenían
habilidades de pelea que podían dar la posibilidad de tener una vida
tranquila y sin amenazas.
Pero de manera inevitable, serían derrotados por el hechicero, quien se
abría paso entre los enormes leñadores, como si se tratara de
insignificantes palillos de madera livianos. Los golpeaba, utilizaba su
espada para atravesarlos, y absolutamente nadie podía derribarlo.
Nuevamente, todo estaba en manos de Astrid para detener aquella locura,
ya que, si no tomaba medidas de manera inmediata, más muertes se
sumarían a aquellas que se habían generado ya en su nombre.
— Detén ya toda esta locura, volveré contigo si eso es lo que necesitas. —
Dijo Astrid mientras hacía acto de presencia.
Los leñadores que aún permanecían con vidas, se sintieron completamente
devastados al defraudar a la chica, ya que, esta había dependido
enteramente de la seguridad que estos le habían prometido. Pero era
completamente inútil, y la princesa había visto las habilidades de pelea de
aquel hombre de la máscara que eran completamente impresionantes.
Nadie conocido por la chica podría derribar a un hombre con esta
capacidad de pelea, por lo que, debía entregarse y cumplir con el destino
que el diablo había escogido para ella.
Sentía una furia en su interior indescriptible, pero era esto o seguir viendo
cómo seguían asesinando a aquellos que se preocupaban por ella.
— Volveré a casa, deja de asesinar a inocentes.
— No fue mi intención hacer más daño, ya ha sido suficiente con el que ha
sufrido tu pueblo tras tu huida.
— ¿Qué ha ocurrido? Siempre pensé que vendrían por mí, ¿algo malo ha
ocurrido en el pueblo?
— Las llamas han consumido gran parte de él, y mientras no vuelvas,
seguirá ardiendo y seguirán muriendo inocentes, tenemos que darnos prisa.
La noticia había sido devastadora para la chica, nuevas muertes y vidas
inocentes se habían perdido debido a su incapacidad para mantener el
control en medio de aquella situación. Ya no había escape, y sabía que el
diablo era capaz de hacer cualquier cosa por mantener el poder. Reunió
todo el valor posible y volvió a casa confiando en Abel, quien se había
mostrado completamente desligados de los intereses iniciales del
demonio. Entendía que había alguien más allá de la máscara y los cabellos
amarillos, había un ser que estaba atrapado por la voluntad de un ser
malvado, y ante la imposibilidad de liberarse, simplemente obedecía
órdenes para evitar hacer daño.
Esto, hablaba perfectamente acerca de la bondad y la personalidad de
Abel, algo que fue generando cierta curiosidad en la mente de Astrid. Por
primera vez en mucho tiempo, después que había iniciado todo el caos,
experimenta cierta confianza en alguien, y le parece completamente
absurdo que sea precisamente en Abel en quien deposita su confianza.
Establecer vínculos con este sujeto no resulta algo demasiado atractivo o
inteligente por parte de la chica, ya que esto, le puede traer ciertas
desilusiones y problemas en el futuro.
Pero prefiere confiar en Abel, ya que conoce su naturaleza, antes de seguir
generando daños, algo que se había evidenciado al momento de regresar a
sus tierras cuando vio todo reducido a llamas. Fue inevitable no
desplomarse sobre sus rodillas para ver cómo la tierra por la que había
luchado su padre y en la que había crecido, había sido consumida por el
fuego, por lo que, era momento de viajar al reino de cristal.
Sólo un mes más tarde, Abel y Astrid habían contraído matrimonio,
finalmente habían estrechado los lazos que habían sido establecidos por el
diablo, cuyo plan, parecía caminar a un ritmo mucho más fluido de lo que
ellos mismos esperaban. Existen dos únicos seres en la tierra que pueden
combatir al diablo, pero al no conocer la totalidad de su potencial, se
encuentran limitados bajo condiciones de miedo e incertidumbre
El matrimonio simplemente era el primer paso para que el diablo pudiese
tomar el control, pero para poder comenzar a ceder, todos debían tocar
fondo. El hecho de convertirse en la esposa de un hechicero malvado, no
hacía que Astrid se sintiera demasiado segura, dormían en habitaciones
diferentes, había cierta distancia entre ellos, pero la idea de que había un
hombre completamente diferente detrás de la máscara, permanecía
constante mente activa en la mente de la princesa.
La pareja real, simplemente era el canal para la toma de decisiones
nefastas de invasión y devastación, las cuales eran giradas directamente
por el diablo. Nunca había tenido tanto poder a su disposición, y con dos
reinos poderosos unidos, ahora podría avanzar en sus planes de
dominación. Pero el potencial que ambos hechiceros tienen en su cuerpo,
es mucho más potente combinado, por lo que, será cuestión de tiempo para
que comience a trazarse un plan por parte de Abel para salir de todo esto.
No pretende seguir viviendo como un esclavo del diablo durante el resto
de su existencia, por lo que, tras pasar su primera noche en la habitación
de Astrid, finalmente habían logrado acercarse a una solución.
V
Dudas
El odio era generalizado, y Astrid, jamás había experimentado una
cantidad de energía en contra como la que había comenzado a vivir desde
su matrimonio con Abel. Todos los actos que se llevaban a cabo,
perpetrados por el demonio, tenían como respaldo el rostro de Abel y
Astrid, por lo que, estos eran los que se habían ganado el odio masivo por
parte de las poblaciones. Habían invadido una gran cantidad de lugares, se
habían desplazado por territorios inhóspitos llevando destrucción y
muerte, y a pesar de que les dolía enormemente lo que estaba ocurriendo,
no podían generar una reacción en contra de su líder.
El diablo había ganado mucho poder y potencia, pero esto no les había
permitido doblegarse ante sus deseos de rebelarse en algún momento. Si
no lo hacían, el destino de la humanidad estaría amenazado hasta sus
orígenes. No sabía a ciencia cierta cuáles eran las verdaderas intenciones
del diablo, quien constantemente mencionaba su necesidad de eliminar la
creación universal.
Parecía un tema de competitividad con los dioses, ya que, el ser humano
había sido creado a imagen y semejanza de ellos, una copia para que
poblar la tierra y la venganza más óptima que podía desarrollar el diablo,
era erradicar esta creación. Sus constantes influencias e intervenciones,
habían generado siempre un grave daño, por lo que, la posibilidad de que
esta vez tenga éxito está muy cercana a la realidad si la pareja real no está
dispuesta a hacer algo que pueda contrarrestar todo este año. Se
encuentran en medio de un sufrimiento masivo que no puede compararse
con ningún otro periodo de la historia.
Por primera vez, el diablo ha conseguido manejar a dos personas
poderosas a su voluntad, ha cometido errores en el pasado, pero ha
corregido a tiempo, consiguiendo un plan infalible a prueba de errores. Se
podrán ejércitos en movimiento hacia las tierras del Reino de Cristal para
intentar contrarrestar el crecimiento de aquel ejército de asesinos que eran
formados en grandes campos. Pero parecía increíble que, en cada batalla,
las bajas por parte de este reino eran mínimas.
Era todo lo que siempre había soñado ver en la tierra desatado a que el
demonio, sus ansias de sangre y destrucción, habían dejado huellas
imborrables en la mente de estos reyes, quienes había que eran
completamente desechables y que, si no actuaban a tiempo, posiblemente
ellos mismos se convertirían en víctimas en un futuro. Con mucha
facilidad, el demonio podría sustituirlos en caso de que percibiera que se
estaba tejiendo un plan en su contra. Este ya había pasado por una gran
cantidad de pruebas en su existencia, por lo que, estaba absolutamente
preparado para enfrentar cualquier intento de sublevación.
Ni el mismo demonio conoce cuál era el potencial que podrían alcanzar
Abel y Astrid cuando combinaban su poder. Esto nunca había ocurrido en
el pasado, ya que, no había sido necesario juntar a dos de sus súbditos para
asumir el control. Sus ansias de más, de poder alcanzar un límite
indescriptible poder, lo habían llevado a experimentar con elementos
inestables y volátiles, ya que, la personalidad de ambos podría generar
resultados sorpresivos y si no se manejaban con cuidado.
Astrid sabía perfectamente que no iba a actuar como un objeto o una
sirvienta para el resto de su vida, por lo que, es momento de involucrarse
en medio de toda esta situación, donde su principal compañero y en el
único en quien puede confiar es Abel, un hechicero oscuro de cuidado. La
resistencia que había mostrado Astrid, le había dado la posibilidad Abel de
observar un ángulo completamente diferente de esta chica. Al principio
podía sentir el miedo y la duda en su forma de hablar, dirigirse a él e
inclusive, o sin siquiera mencionar una sola palabra. La incertidumbre era
parte del aire, el ambiente estaba plagado de muerte, y el no saber cómo
salir de aquella situación, fácilmente alguien más se quebraría.
Pero Astrid tenía un alma sólida y robusta, por lo que, no se quebrantaría
con mucha facilidad. Parecía ser algo vinculado a la resistencia, pero al no
saber hasta qué punto podrán aguantar, las cosas comienzan a tornarse un
poco difíciles de llevar, sobre todo en las noches durante el descanso.
Dormir se había convertido prácticamente en un lujo, ya que, tanto Astrid
como Abel estaban sometidos a una situación de estrés constante donde la
preocupación y la expectativa siempre estaban presentes.
No sabía en qué momento podrían sufrir una sublevación o una traición,
por lo que, conciliar el sueño era una tarea realmente difícil. Pero cuando
Astrid finalmente conseguía descansar, generalmente tenía sueños
realmente extraños, algo que no podía interpretar. Abel había utilizado
ciertas herramientas para hacerse presente en los sueños de Astrid, pero no
había querido abusar de este recurso, ya que, no sabía si podía generar un
efecto contrario con respecto a la aceptación de la chica.
Habían compartido tantos momentos cruciales, que después de un par de
años juntos, repartiendo caos y dolor por toda la tierra, habían estrechado
un lazo muy sólido. Abel no lo sabía ciencia cierta, pero estaba
experimentando algunos sentimientos que se alimentaban directamente de
la presencia y la compañía de la chica. Trataba de mantenerse en silencio
para no cometer un error, pero cada vez era mucho más difícil mantener
calladas todas esas sensaciones que explotaban en su pecho.
La quería, y quería sacarla de toda aquella situación, convirtiéndose
prácticamente en la principal razón para la liberación. No podía permitir
que el destino de aquella chica estuviese definido por la esclavitud a un
demonio, por lo que, el amor de Abel ha comenzado a transformar la
realidad. Actuando en secreto, Abel es capaz de ayudar a algunas de las
personas, proporcionándoles herramientas para que estas pudieran tener
una estabilidad un poco más llevadera en cada uno de sus hogares.
Si el diablo descubre esto, lo tomará como una traición o un complot en su
contra, por lo que, debe actuar con cuidado y no despertar sospechas, pues
las consecuencias serían nefastas. Había actuado completamente solo, no
había participado de esto a Astrid, quien era una chica que le daría el
respaldo absoluto a una acción así. La forma en que había comenzado
actuar Abel, revelaba absolutamente todas sus verdaderas intenciones, ya
que, era más que evidente que ya se había enamorado. No podía escapar de
esta realidad, y lo único que podía hacer era enfrentarla, aunque era un
poco frustrante saber que esta no le correspondería en las condiciones en
las que se encontraban.
Los meses habían transcurrido, y la crisis que se había agudizado en el
pueblo, había comenzado a ceder. Todo se debía a la influencia que había
ejercido Abel, ya que, su principal interés era erradicar la enfermedad y
los males generados en este pueblo.
Lo hace de manera paulatina, pero pequeños granos de aporte, se habían
convertido en cambios significativos que las personas podrían
experimentar de forma tangible al poder ver como las enfermedades
comenzaban a curarse y el alimento parecía ser un poco más abundante. El
sentimiento de bondad y empatía, había surgido por una única razón, la
influencia que ejercía la presencia de Astrid en el corazón de Abel, el cual
había permanecido frío y oscuro durante años.
Ahora, es la chica quien le ha proporcionado acceso a una realidad
completamente diferente, entregándose únicamente a sus sentimientos,
dejando a un lado los miedos de la suposición de lo que pueda ocurrir en
un futuro.
Pero estos cambios para bien, no estaban surgiendo de manera natural,
Astrid había comenzado a observar como la transformación del pueblo,
había sido paulatina, y parecía que el diablo tenía su atención enfocada en
otro lugar, ya que, el reino de cristal se estaba reconstruyendo
parcialmente ante los ojos de la Reina, quien miraba extasiada como el
dolor estaba desapareciendo.
Pero tarde o temprano, tendría que enfrentar la realidad una vez más, y
cuando el diablo azotara de nuevo en contra de la raza humana, no tendría
contemplaciones. Aquella chica había investigado constantemente los
cambios que había sufrido la población, y al saber que esta influencia la
estaba generando el propio Abel, fue imposible para la chica ignorar esta
condición.
— Lamento interrumpirte, pero hay algo de lo que me gustaría hablar. —
Dijo Astrid al entrar al salón principal del castillo de cristal
— ¿Hay algo que te preocupa? Puedo ver cierta angustia en tu rostro. —
Respondió Abel.
— Hay algo que está pasando en el pueblo y creo que tienen que ver
contigo. Necesito que me respondas con absoluta sinceridad, por favor.
— Estoy a tus órdenes. ¿Qué necesitas saber?
— Las cosas han dejado de empeorar desde hace unos meses, es
impresionante cómo las personas se han recuperado, pero sé que no lo han
hecho solas. ¿Eso tiene algo que ver contigo? — Preguntó la joven.
La ventaja de Abel era que se podía ocultar detrás de una máscara de
acero, y por lo general, sus reacciones no podían ser estudiadas por parte
de la chica. Este, logró evadir la pregunta, pero la percepción de la joven
era bastante desarrollada, por lo que, no tendría inconvenientes con poder
leer su mirada.
— Estoy casi segura de que tiene algo que ver contigo. Te pido por favor
que te abras conmigo, ya que, esto significa mucho para mí.
— Astrid, a veces encontramos dentro de nuestro corazón, algunos
elementos que pueden despertar a llamas mucho más ardientes que la
maldad. Sólo he conocido la soledad y el dolor, pero desde que tú llegaste
a mi vida, he comenzado a sentir algo completamente diferente.
— Debo decir que no estoy molesto del todo con la idea de que seamos
esposos.
A mí tampoco me desagrada del todo. Es difícil para mi entender todo
esto, no es algo con lo que me sienta plena y conforme, pero has hecho que
las cosas sean mucho más sencillas para mí.
En ese momento, Abel sintió una gran necesidad de revelarle aquella chica
que estaba desarrollando sentimientos muy fuertes por ella. No había
forma de seguir ocultándolo, pero quizá, no era el momento más adecuado.
Un cierto intercambio de miradas muy intensas, y después de unos
minutos, la chica finalmente decidió abandonar la sala, ya que, la mirada
de Abel fue bastante invasiva, y reveló una gran cantidad de sentimientos
sin decir una sola palabra.
Aquella noche, para variar, finalmente ambos habían logrado sucumbir
ante un sueño profundo y restaurador, era como si un ápice de paz hubiese
llegado en medio de todo ese caos que no estaba consumiendo. Sus mentes
se habían debilitado terriblemente, prácticamente eran como muertos
vivientes caminando por el mundo, y a pesar de que tenían el poder de
contrarrestar al líder demoníaco, aún no conocían todo su potencial. Astrid
había caído en un sueño profundo, haz algo que no ocurría ya desde
algunas semanas.
Aquí, cuando finalmente logró experimentar algo sin precedentes, ya que,
era uno estos sueños vividos que confunden a la persona haciéndola dudar
de qué es real y qué es falso. Pudo verse en una gran habitación, la cual se
encontraba prácticamente vacía. Al otro lado de ella, se encontraba una
figura humana, cubierta con un manto negro, la cual generaba cierta e
intimidación.
— ¡Hay! ¿Quién eres? — Gritó Astrid desde el otro lado de la sala.
Al no escuchar respuestas, aquella chica se vio obligada a avanzar hacia él.
Pero a medida que se acercaba, este se hacía mucho más pequeño. De
pronto, cuando estuvo solo a unos pocos metros de distancia, aquella
imagen, comenzó a hacerse cada vez más grande, convirtiéndose en un
gigante, que, al darse vuelta, mostró su rostro. Aquella mirada, resultaba
realmente familiar a la chica, sus facciones eran hermosas, era un hombre
de cabello amarillo, con una sonrisa espectacular que dejó la chica sin
hablar.
Pero era inevitable sentir miedo, estaba frente a un gigante, así que,
comenzó a correr en dirección contraria, pero de pronto, alguien la tomo
por la cintura, aquellas enormes manos de gigante, la bien sujetado sin
problema, y tras levantarla, comenzó a caer en el vacío otra ser liberada,
cayó en una cama de rosas, estaba cubierta con suaves pétalos que
acariciaban su piel, y justo en ese preciso instante, y su acto de aparición
un caballero.
— ¿Quién eres? — Preguntó Astrid, quien jamás había visto su rostro.
Se trataba de un hombre muy similar al gigante, pero esta vez, su cabello
se encontraba recogido en una cola.
— No es importante quién soy, sino quién quieres que sea. — Dijo aquel
hombre.
— Tu voz me resulta familiar y tu mirada me recuerda a… — Dijo Astrid
mientras se detenía a pensar por unos minutos lo que estaba ocurriendo.
Aquel hombre, quien estaba cubierto con una túnica negra, dejó caer la
pieza de tela al suelo, mostrándose completamente desnudo y entrando a la
cama. Era algo completamente al lado sin sentido, ya que, en otras
ocasiones, Astrid no habría permitido esto. Pero parecía que su mente
estaba jugando con ella, y le estaba llevando a experimentar algo
completamente sin precedentes.
Esa confusión que experimentaba al no saber si era real o un sueño, le
daba cierta libertad para explorar e intentar determinar hasta dónde podía
llegar. Sus manos comenzaron a tocar los bíceps de aquel sujeto, y se
sentía cómoda. Aquel hombre la ve fijamente, mientras una sonrisa se
mostraba frente ella, transmitiéndole confianza y mucha tranquilidad.
— Ha pasado un tiempo desde que estuve con un hombre. Tengo miedo. —
Dijo Astrid.
El hombre acarició rostro de la chica, y sin dudarlo más tiempo, beso tus
labios. El sabor de aquel beso explotó en el interior de la chica,
proporcionándole una sensación tan deliciosa que solamente podía ser
comparada con el manjar más exquisito preparado en el reino. Besos con
un sabor a melocotones en almíbar, y la textura era absolutamente suave y
buscar no sé. Esto le invitó a aumentar la intensidad del beso, aferrándose
a que el hombre desnudo, con mucho fervor.
Las caricias no se hicieron esperar, ya que el hombre comenzó a tocar el
cuerpo de la joven mientras intentaba deshacerse de sus ropas. Astrid,
quien había tenido un episodio traumático en el pasado con su primera
vez, sentía cierta desconfianza, pero este hombre no dejaba de verla los
ojos, y debes en cuando dirigía su mirada hacia su cuerpo, pero volvía
nuevamente a hacer contacto visual con ella para proporcionarle seguridad
de todo lo que estaba ocurriendo.
El aroma del ambiente era agradable, relajante, y era complementado por
caricias de aquel sujeto, no podía sentirse mejor. Aquella lluvia de besos,
se convirtió en una demostración de amor absoluto entre dos extraños, ya
que, a pesar de que para Astrid resultaba bastante familiar, sabía
perfectamente que nunca antes lo había visto. Sintió como aquel hombre
se posó sobre su cuerpo, el cual es encontraba desnudo. Había acariciado
sus pechos, había besado los lunares que adornaban el cuello de la reina, y
mientras sus manos recorrían el territorio, esta disfrutaba del roce entre
los cuerpos.
El aroma a rosas impregnaba el entorno, mientras el sexo y la lujuria se
hacía presente en una escena que marcaría un antes y un después en la vida
de Astrid. La única vez que había tenido relaciones sexuales con un
hombre, había sido completamente torpe y traumático, por lo que, era el
momento de renovar estos recuerdos y convertirlos en una experiencia
mucho más satisfactoria. Pero al no saber si esto es real o falso, siente una
gran cantidad y certidumbre atrapada en su pecho.
Hay muchas razones para pensar que todo es parte de su imaginación, pero
de manera automática, entiende que la forma en que la toca este hombre
no puede ser una ilusión, ya que, puedes sentir su piel, el roce, entre sus
cuerpos, la fricción y cada una de las penetraciones que se llevan a cabo.
El placer es exquisito y magnífico, por lo que, es imposible tan siquiera
pensar que se trata de una fantasía. Todo había iniciado de una manera
romántica y sutil, pero mientras más penetraciones se llevan a cabo, más
locura desenfrenada surgía entre ellos.
Ninguno de los dos podía tener el control del acto, ya que, parecían dejarse
llevar únicamente por su instinto. Los pechos de la joven se presionan
contra el pecho de aquel extraño rubio, a quien parece reconocer, pero no
recuerda el lugar. Esa sensación de hacer el amor con un completo extraño,
le excita enormemente, sumiéndola en un trance donde puede
experimentar una gran cantidad de sentimientos que nunca antes habían
aflorado.
Es la primera vez que se siente así tan libre, ya que, durante todo este
proceso de cambio, se había convertido prácticamente en una esclava de sí
misma. Sentía como aquel sujeto la sujetaba del cabello, mientras la
penetraba desde atrás, disfrutando de sus definidos glúteos, mientras su
espalda estilizada se convertía en el principal protagonista de una imagen
espectacular.
Fue un acto absolutamente apasionado, donde ambos tuvieron la
posibilidad de demostrarse el deseo genuino que se tenían.
Había surgido de la nada, y la aparición de este sujeto no tenía ningún tipo
de explicación para ella. Pero unas horas más tarde, habría una sensación
de decepción realmente profunda, cuando Abel despertaría en su cama
completamente confundido, después de haber sentido algo muy similar a
lo que había vivido Astrid. Parecía que había cierta conexión entre dos
dimensiones diferentes, ya que, cuando el hombre observó su mano, pudo
ver una gran cantidad de cabello rizado y amarillo entre sus dedos
Estaba demasiado confundido como para poder hacer un análisis de lo que
había ocurrido. Simplemente observó los cabellos y los acarició, sabiendo
perfectamente que estos pertenecían a Astrid. No había forma de que lo
que había ocurrido en el lugar fuese real, pero la confusión se apodera de
él. Ante tal nivel de incertidumbre, Abel saldría de la cama, olvidando por
primera vez ponerse su máscara de acero. Caminó por aquel pasillo que lo
llevaría directamente hacia la habitación de Astrid, era una noche fría, y
los pies descalzos del rey, avanzan directamente hacia lo incierto.
No sabe qué encontrará en aquella habitación, pero está violando sus
propios parámetros, ya que, en todo este tiempo, nunca había sido capaz de
entrar a la habitación de la chica sin una autorización previa. Tu cuerpo se
siente agotado, y una satisfacción que sólo puede experimentarse luego de
una sesión de sexo masiva. Lo que sea que había ocurrido en aquel sueño,
no podía haberle pasado a él nada más, pero al encontrar cabellos de
rubios en sus manos, asume que algo muy extraño ocurrió durante la
noche.
Para asegurarse de que no le había hecho daño a Astrid, Abel se había
dirigido directamente hacia felicitación, intentando encontrar respuestas a
todas esas preguntas que habían surgido de manera repentina. Muy en su
interior, quiere creer que fue verdad, pero sabe que no hay una explicación
lógica para esto. Como hechicero, sabe que hay elementos que puede
manejar y manipular, pero algo como esto nunca había ocurrido en toda su
vida. Considera la posibilidad de que haya nuevas habilidades que
desconoce, y quizá es la propia Astrid quien ha desarrollado este potencial
dónde se ha visto involucrado él.
Tras abrir la puerta con mucho cuidado, pudo observar a la chica
completamente dormida, dejándole una clara señal de que aquello pudo
haber sido una ilusión. Es momento de volver a su habitación, ya que, al
no tener su máscara, se expone a ser visto de esta manera en aquel lugar, y
lo menos que quiere el rey Abel es que vean su rostro desfigurado. Cuando
cerró la puerta, se pudo escuchar un leve sonido que despertó a una
excitada Astrid, quien apenas salía de su ilusión.
Al saber que había alguien que la estaba observando, salió de su cama
rápidamente y corrió hasta la puerta, abrió y puedo ver a Abel corriendo
directamente su habitación, algo que le llenó de una curiosidad terrible.
Esto se sumó a la posibilidad de que todo lo que había ocurrido fuese
verdad, por lo que, la confusión, la vergüenza y la incertidumbre son los
principales ingredientes que invaden el corazón de estos dos personajes.
Pero no había mucho tiempo para buscar explicaciones a un acto como
este, ya que, sólo un par de días después, aparecería el diablo nuevamente
ante estos dos personajes, mientras estos degustaban una deliciosa cena.
— ¡He llegado justo a tiempo para disfrutar de una buena comida! Espero
no importunarlos, pero necesitamos un cambio de plan.
— ¿A qué te refieres, no te cansas de utilizarnos?
— Cuida tu temperamento, Astrid. No tengo intenciones de iniciar una
disputa el día de hoy. — Dijo el diablo mientras se sentaba a la mesa.
Tomaba trozos de pavo de un plato central, y comía como si hubiese el
apetito despierto desde hacía siglos. Sus costumbres no eran las más
educadas, ya que, la comida quedaba entre sus dientes y a mi ensuciado
terriblemente sus manos. Era una imagen desagradable para la chica, quien
perdió el apetito ese preciso instante. Pero este hecho, sería
completamente insignificante en comparación al impacto que generaría las
palabras que tendría que decir el diablo, quien había dejado lo mejor para
el final. Gran parte de la cena se había desarrollado en absoluto silencio,
pero finalmente, aquel sujeto de traje negro y peinado perfecto, se puso de
pie y declaró exactamente lo que había ido a informar.
— La verdadera razón por la cual decidí casarlos, es porque necesito
descendencia. Deberán gestar un bebé que se convertirá en el heredero
único, aquí en convertiré en mi súbdito y protegido, ya ustedes no me
serán útiles a partir de ese momento.
— ¿Y qué te hace pensar que obedeceremos? — Dijo Abel con un tono
retador.
— Aún no conocen cuánto daño puedo generar, así que, no hemos llegado
hasta aquí para comenzar a estorbar. Conocen cuáles son mis deseos, así
que, comiencen a trabajar en ello. — Dijo el diablo antes de abandonar el
lugar.
Tener un bebé solo podía significar una cosa, intimidad, algo que llenó de
vergüenza a Astrid, quien no se imaginaba en una misma cama con Abel.
VI
Poderes combinados
La curiosidad los había estado consumiendo durante un par de noches, ya
que, tras las órdenes que había dado directamente el diablo, solamente
habían comenzado a crecer una gran cantidad de posibilidades para
entregar su cuerpo a Abel.
Era necesario obedecer, o de lo contrario, este hombre tomaría represalias
en contra de cualquiera de los dos, y ya sabían que no se trataba de juegos.
El diablo quería un bebé que tuviese la sangre pura del mal, pero esto,
posiblemente no saldría tal y como lo esperaba. Astrid y Abel, habían
desarrollado una teoría de que, si ambas habilidades se juntaban, este niño
tendría poderes incontrolables.
De esta forma, podría utilizarlo en contra del diablo, quien buscaría de
manera desesperada tener el control absoluto de este niño. El mundo se
encontraba en un grave peligro, y si no se hacía algo con absoluta
responsabilidad, voy pronto hasta ellos dos se verían afectados y morirían
a manos del propio demonio. Su primer encuentro, no sería nada sencillo
de afrontar, ya que, a pesar de que Astrid sentía una gran curiosidad por
conocer las habilidades de este hombre en la cama, sentía cierta
vergüenza.
Ambos habían pautado un encuentro aquella noche, y a la luz de las velas,
tendrían por primera vez sexo con el objetivo de estar aquí el bebé deseado
por el diablo. Tenían que obedecer, pero más allá de una simple orden,
existía una fuerte curiosidad en el corazón de ambos, ya que, quería
experimentar esa sensación de tener sus cuerpos unidos como uno solo en
medio de una sesión de sexo apasionado.
Pero para Astrid, no dejaba de ser un poco perturbador el hecho de la
existencia de la máscara, ya que, no podría besar los labios del rey, no
podía tocar su rostro, por lo que, no hubo forma de convencerlo de que se
quitar la máscara.
Pero en medio del retorcido que podría parecer, esto pareció despertar la
curiosidad de Astrid, quien, para entrar a la habitación del rey, encontraría
un hombre que también estaba tan inseguro como ella.
— Lo que estamos a punto de hacer puede generar cambios en nosotros
que nos puede llevar a un camino donde no habrá vuelta atrás. ¿Estás
dispuesta a seguir adelante? — Preguntó Abel mientras tomaba de la mano
Astrid.
La forma en que le había tocado y acariciado su piel, que había
proporcionado una sensación bastante familiar, pero con la cual no podía
identificarse. Era algo de seguridad, un soporte y apoyo que traducía
normalmente la existencia de una empatía ante la gran cantidad de miedo.
Aquella mujer era completamente capaz de entregar ser con tal de no ver
que el diablo siguiese haciendo daño a la población humana.
Pero, aunque la solución que había determinado el demonio era bastante
drástica, no podrían tardar un poco más de tiempo, pues esto les
garantizaría la extensión del periodo para poder ejecutar su plan. Saben
que una traición el demonio no será bien recibido, Esteva sería toda su
furia en contra de ellos, y automáticamente, perdería cualquier posibilidad
de contrarrestar todo el mal que se había encargado este sujeto de sembrar
en todo el planeta. Mientras aquel nombre cabello rubio permanecía con
su rostro cubierto, podía contemplar el cuerpo de Astrid, quien llevaba un
vestido liviano ligero y muy delgado, el cual dejaba ver gran parte de sus
curvas.
Fue imposible para él no experimentar esa excitación que puede sufrir un
hombre al ver a una mujer que le atrae enormemente. Sintió una gran
cantidad de fuego eso en su interior, por lo que, simplemente la observó
mientras esta se ambientaba el clima de tensión que había en aquella
habitación. Se entregaría un hombre por el cual había comenzado sentir
algunos sentimientos, algo de atracción, curiosidad, pero sabía que no
había amor en aquella interacción.
Astrid era una chica que conocía perfectamente su personalidad y podía
trabajar sus límites, por lo que, estar en una situación cómo está la
confunde enormemente. Camino hacia los brazos de Abel, quien la abrazó,
y sintió el calor del cuerpo de aquel hombre calentándola. Sentía un poco
de frío, no era la noche más agradable que había vivido en su vida, ya que,
estaba aceptando las condiciones del diablo y tenía que entregarle su
cuerpo a Abel.
Este, sujetándola entre sus brazos, comenzó acariciar su espalda de la
manera suave, lo que fue proporcionándole algo de excitación a la joven.
Era muy extraño para ella sentir todas estas expresiones en su vientre y en
su pecho, ya que, los escalofríos viajaban como descarga de corriente por
todas sus terminaciones nerviosas. La manera en que la observaba otra vez
de su máscara, no le generaba miedo, y la chica, en medio de un acto lleno
de inseguridad y temor, comenzó a ceder su carne directamente a este
hombre.
Mientras más caricia se llevan a cabo entre ambos, mucho más agradable
se hacía la sesión de sexo. El hombre parecía estar paciente ante el
desenvolvimiento lento de la chica, por lo que, cuando experimentó su
calor corporal, la erección de su pene fue masiva.
Astrid pudo notar esto, ya que, la ropa que llevaba puesta el rey era ligera.
Un abrigo de seda color negro cubría a Abel, y esta liberó el cinturón que
ya estaba en su cintura, pudo finalmente de degustar su mirada con la
desnudez aquel hombre. Era un cuerpo blanco y perfecto, con músculos
definidos y una contextura delgada que resultaba muy atractiva para la
chica.
Abdomen plano, un miembro de tamaño considerable y un color rosado
que le hizo agua la boca a Astrid. La chica, un poco apenada, quería
demostrarle a que el sujeto que no era una chica tímida e insegura, por lo
que, no dudó en ponerse de rodillas introducir aquel trozo de carne jugoso
que le pedía a gritos que lo probara.
Yo algunas probadas iniciales, la mía superficial, sólo Bricho con su
saliva, y poco a poco fue ganando un poco de confianza. Abel, sujetaba el
cabello de la chica para apartar lo poder ver su mirada ante la luz tenue de
las velas, le excitaba enormemente como la chica introducía aquel enorme
pene en su boca mientras lo veía directamente a los ojos.
Esto le hizo saber que aquella mujer podía proporcionarle un sexo
magnífico sin necesidad de que fuese un acto traumático y de sacrificio.
Fue entonces, cuando te la tomó de la mano y la llevó directamente a su
cama. La dejó caer sobre la suave superficie, y acto seguido, se acomodó
justo entre sus piernas para introducir su miembro. Astrid ya había
lubricado lo suficiente como para poder sentir como aquel miembro entró
fácilmente en ella.
Su grito fue acompañado de un apretón de la espalda de que el hombre,
tratando de aferrarse a él para demostrarle que había disfrutado esta
primera interacción. Se estaba exponiendo a algo que nunca había
conocido, era la primera vez que estaba con un hombre simplemente por
conveniencia. En este caso, no se trataba de una conveniencia propia, no
había nada que ella pudiese conseguir de él, al menos no que le interesara,
por lo que, se trataba de simples órdenes proporcionadas por el demonio,
aquellas amenazas no voy podían tomarse a la ligera.
Después de hacer el amor durante algunas horas, parecía que no había final
para su energía, disfrutaba enormemente de cada caricia, de cada roce, y
estaban entregados a una interacción sin precedentes que ninguno de los
dos imaginaría que sería tan fluida.
La existencia de la máscara había interrumpido un poco la interacción,
pero Astrid no podía condicionada a Abel para que se diera ante sus
curiosidades. Era un hombre con una personalidad muy extraña y limitada,
por lo que, parte de la magia de este encuentro, se lleva a cabo gracias a la
existencia de este artefacto en el rostro de aquel hombre.
Le encantaba como lo tocaba, le acariciaba, los gemidos que salían desde
el interior de aquí el trozo de acero, ya que, aquel hombre estaba
disfrutando de una manera formidable de la manera en que el cuerpo
estilizado de aquella chica se sacudía de una manera natural durante sus
penetraciones.
Mientras más profundas eran las penetraciones, más agudos en los
gemidos de la chica, por lo que, el hombre no está dispuesto a detenerse en
medio de este viaje directamente al clímax del placer absoluto cuando
ambos alcancen el orgasmo.
No se suponía que tuviesen que disfrutarlo, era algo que simplemente
debían hacer para satisfacer al demonio, quien necesitaba que esta chica
quedara embarazada del rey, y una vez que pudiese dar a luz el hijo, el
diablo podría tener un heredero de sangre pura y este se convertiría en el
rey absoluto y emperador del mundo.
Había planes específicos y el daño que estaba dispuesto a infligir el diablo
en cada milímetro de la tierra, ya estaba establecido, pero ante la
necesidad de Abel y su nuevo amor de poder liberar al mundo de la
amenaza del demonio, existe una amenaza latente para los planes de esta
criatura.
La manera en que hacían el amor, era algo que no parecía ser entre dos
extraños, existía una conexión realmente intensa, como si se hubiese
conocido desde hacía un tiempo atrás. Sabían dónde tocarse, como
hacerlo, eran delicados y muy precisos, por lo que, cada vez la interacción
se hacía mucho más profunda.
Mientras Astrid sentía como este hombre la penetraba de una manera
bastante gentil, ella se acercaba a un orgasmo masivo que sabía que sería
espectacular. No había forma de que lo que este hombre le proporcionaría,
no fuese sino algo comparado con el gusto más exquisito que cualquier
persona le proporcionara jamás.
Astrid, disfrutaba de la piel de aquel hombre, besaba su pecho, se aferraba
a su cuello y apretada con mucha fuerza mientras hacer cada vez más al
clímax de aquel encuentro. Pero no podría resistir para siempre, y los
estímulos ocasionados por este hombre, difícilmente podrían aguantarse
durante algunos minutos más.
Pues sería entonces cuando finalmente aquel hombre explotaría en una
masiva descarga de semen en su interior. Esto podría generar resultados
esperados, pero no lo sabrán si no hasta dentro del tiempo establecido
naturalmente para que puedan conocer si finalmente aquel bebé había
comenzado a gestarse en el vientre de Astrid.
El orgasmo había sido simultáneo, pero estos no habían desaprovechado
cada oportunidad que había surgido después de aquel primer encuentro
para llevar a cabo sesiones de sexo llenas de lujuria y ardiente pasión.
Cuando se encontraban en los pasillos de aquel castillo, Abel no podía
controlarse, ya había conocido el cuerpo de aquella mujer, pero lo que más
curiosidad degeneraba era el hecho de que le parecía ser familiar, como si
algo en la anatomía de Astrid, siempre hubiese llamado a gritos las
acciones de Abel.
Había una forma bastante particular de conectarse, y ya era un gusto
magnífico seguir intentando complacer las órdenes del demonio. Este los
había puesto a prueba, y quizás sometería a Astrid a un sacrificio de
entregar su cuerpo aún extraño, pero esto poco le importaba. De manera
drástica, los planes habían cambiado, y ambos utilizaban este mandato del
demonio simplemente como una excusa para poder desatar sesiones de
sexo desenfrenadas y llenas de una lujuria completamente desenfrenada.
Pero de manera inesperada, algunas semanas después, Astrid comenzaría a
sentir los síntomas habituales de un embarazo, ante lo que,
experimentaron un terror indescriptible.
— ¿Estás segura? — Preguntó Abel a escuchar la noticia.
Era evidente que se sentía feliz, ya que, vendía un bebé junto a la mujer,
de la que había comenzado enamorarse, y aunque esta realidad era
bastante difícil de aceptar, para ver era un absoluto hecho que había
comenzado a experimentar sentimientos muy fuertes por la princesa que
ahora era su reina. La había convertido en su mujer, es objeto sexual, en
aquella que le proporcionaba un placer indescriptible, pero no podían vivir
de esta forma tan irresponsable durante el resto de sus vidas, ya que, si el
diablo tomaba el poder absoluto, el resto de sus días estarían contados.
Convertirse en padres de una hermosa criatura no había sido el plan
inicial, pero cuando lo vieron nacer, supieron que el destino podía tomar
dos cursos completamente diferentes. Se habían enamorado
profundamente de su hijo, y afrontar la posibilidad de perderlo, no sería
una tarea sencilla para la pareja. Astrid estaba dispuesta a dar su propia
vida si era necesario, lucharía contra el propio diablo si lo ameritaba, en
caso de que este tuviese la intención de quitarle al bebé.
Sabe que sólo es cuestión de tiempo para que este malévolo sujeto llegue
de manera repentina y reclame lo que había establecido como una norma y
una regla que debía cumplirse o de lo contrario habría consecuencias
fatales. Astrid sabe que su poder es tan desarrollado como el del diablo, ya
que, ésta ha puesto a prueba sus facultades de bruja durante años, y sabe
que sería una contendiente decente para esta criatura. Recibiendo la
preparación por parte de Abel, se había convertido en una bruja muy
poderosa, que combinando sus habilidades con las de Abel, fácilmente
derrotarían a el diablo.
Pero la ingenuidad no era una característica que escribiera esta criatura,
por lo que, aquella noche cuando se hizo presente en el castillo para
reclamar su trofeo, posiblemente estarían preparados.
— He venido por lo que me corresponde, ¿dónde está? — Preguntó el
diablo.
— Está dormido, por favor, no nos hagas esto. — Dijo Astrid mientras
corría hacia el demonio para tomar su mano.
En este no existía una sola grano de Piedad, por lo que, al ver las lágrimas
en el rostro de la chica, simplemente sonrío.
— No me digas que le tomaste cariño al bebé. Si es así, sabes muy bien
que es un grave error, no hay nada que puedas hacer para hacerme cambiar
de idea. — Dijo el demonio.
— Te lo pido por favor, haré lo que me indiques, lo que ordenes lo haré,
pero no me quites a mi hijo. — Imploró Astrid.
La chica mantenía sus manos sujetando la mano derecha del demonio, la
cual era utilizada generalmente para sus poderes. Podría congelar,
desintegrar, generar un incendio, haciendo uso de su mano derecha, por lo
que, la chica se aferra a ella de una manera bastante sospechosa. Pero a
pesar de que era extraño el comportamiento de la reina, el diablo nunca
sospechó de lo que estaba por ocurrir.
— Si no me entregas el niño ahora mismo, lo buscaré yo mismo, pero no
antes sin asesinarte. — Dijo el sujeto mientras tomaba del cuello a Astrid.
Sabía que no era una broma, y ya no había tiempo para juegos, por lo que,
la aparición de Abel en ese instante fue determinante. Cada movimiento
debía hacerse con precisión y perfección, ya que, si se equivocaban, no
tendrían otra oportunidad. Tendrían que salvar a su hijo, y la única manera
de hacer esto, era a través de un hechizo tan poderoso, que ni el propio
diablo podría tener la posibilidad de liberarlo. Gradualmente, Astrid y
Abel habían fabricado una máscara sin ojos, lo que bloquearía la mirada
de quien la portara.
Estaba diseñada especialmente para el diablo, quien solía utilizar su
mirada para poder ver en el interior de las personas y explorar sus miedos
más profundos para utilizarlos en su contra. Abel había caído exactamente
desde el techo, se había ocultado allí portando la máscara entre sus manos,
y al caer de manera sorpresiva justo detrás del diablo, cuando trató de
colocar la máscara sobre su rostro, este utilizó su mano derecha.
Astrid utilizó todo su poder para contenerlo, y así finalmente habían
logrado bloquear la mirada del demonio. El hechizo que tenía la máscara
era tan poderoso, que no había forma de liberarse de él sino con el
embrujo correcto. El diablo, enfurecido, había comenzado a sacudirse de
un lugar a otro gritando de manera furiosa. Se movía de un lugar a otro
tratando de liberarse de aquella máscara de acero, pero todo había sido
completamente inútil.
— ¡Quítame esto o los mataré a ambos! — Gritaba el demonio.
No tenían posibilidad de asesinarlo, pero era la única manera de
neutralizar sus poderes mientras escapaban. Pero Abel sabía perfectamente
que este embrujo no duraría para siempre, y si el diablo lograba
deshacerse de esta máscara, pronto los encontraría y los haría pagar, tanto
a él como a Astrid y a su hijo. Fue entonces, cuando finalmente decidí
utilizar todo el poder para eliminar al demonio, utilizando sus manos para
intentar paralizar el corazón oscuro de aquella criatura.
Astrid, al ver las limitantes de aquella máscara de acero sobre los poderes
de Abel, había utilizado su potencial para liberarlos de este artefacto. Ya
para ella no era importante que este hombre tuviese alguna cicatriz o
alguna marca en su rostro, como ya se lo había confesado en algún
momento. Ella simplemente quería conocer al verdadero Abel, y mientras
este ganaba confianza al ver el amor que le demostraba Astrid, sus poderes
podían aumentar significativamente.
Esta era la demostración más pura de amor, ya que, no había ningún
estímulo físico o interés por parte de la chica, simplemente había
desarrollado un sentimiento genuino y había confiado en él. Sus poderes se
potenciaron en ese instante, y con ayuda de los poderes de Astrid,
finalmente habían logrado adormecer al demonio. Era momento de
encerrarlo, tenía que dormir durante siglos nuevamente, ya que, no podía
seguir caminando por el mundo o la humanidad desaparecería para
siempre.
La pelea había sido un éxito, y tras ponerle la máscara el diablo y
adormecer sus poderes, finalmente lo habían encerrado una vez más en
una prisión subterránea. Los poderes de Astrid, lograban llegar a un nivel
es que ni el propio Abel conocía, quien creía que viviría para siempre con
su rostro desfigurado, pero tras lograr la victoria y poder asegurar la vida
de su hijo y la mujer que amaba, esta le regresaría el favor que eliminando
las cicatrices y marcas que habían quedado en su rostro tras el
enfrentamiento con el diablo.
Era momento de devolverle la paz al pueblo, al mundo y recuperar una
vida normal. Ambos hechiceros habían logrado derrotar el peor mal que
había caminado sobre la tierra, y aunque no estaría encerrado para
siempre, al menos ellos podrían contener la amenaza durante algunas
décadas.
Caballeros del Suburbio

Y Damas por Reclamar

I
Escapar había sido la única medida que había podido tomar para poder
sobrevivir. El miedo había tomado forma, se había personificado en la
presencia de cinco sujetos en su casa a medianoche. Sarah desconocía
completamente cuáles eran los negocios en los que estaba involucrado su
padre, quien de alguna u otra forma, había vendido el alma al diablo para
poder llevar a la casa alimento suficiente y que no faltará absolutamente
nada. Eran tiempos caóticos, de hambruna, de necesidad, por lo que,
ganarse la vida de una forma honesta resultaba realmente difícil.
Aquella noche, Sarah había presenciado una de las escenas más
terroríficas que un ser humano puede evidenciar, pues ver como a su padre
le quitaban la vida, sin hacer absolutamente nada, la había obligado a salir
huyendo de aquel lugar antes de que la próxima en ser degollada fuese
ella. Siempre había sospechado que las cosas no estaban bien, y que, si su
padre seguía vinculándose con aquellos hombres peligrosos, terminaría
metiéndose en problemas. Así que, las sospechas de aquella joven chica de
22 años, finalmente habían llegado a cumplirse.
Despertar en medio de la noche siendo tomada por el cabello mientras era
arrastrada directamente al pasillo de la casa, parecía ser parte de una
pesadilla muy realista. Pero al sentir el dolor en el cuero cabelludo, y los
gritos de su padre de dolor mientras le quebraban algunos huesos, supo
que era completamente real. Registraron completamente la casa en busca
de dinero y armas, ya que, el padre de Sarah posiblemente había ocultado
algo de valor, y ante el miedo de quedarse sin nada, había evitado pagar
algunas deudas con unos hombres realmente peligroso.
Muchas advertencias se habían llevado a cabo para que solventara sus
deudas, pero ante su equivocación, la vida sería el precio con el que
tendría que pagar aquella noche. Aquellos sujetos enmascarados y con
gafas oscuras, habían entrado de manera silenciosa, y aunque Frank
siempre dormía con un revólver bajo la almohada, su capacidad de
reacción no había sido lo suficientemente hábil para poder reaccionar y
poder neutralizar esta sorpresa. Habían colocado una bolsa de tela es su
rostro, golpeándolo continuamente para después llevarlo hasta la sala de la
casa, allí comenzaron a patear sus costillas de forma continua.
Se turnaban, se alternaban para descargar toda la violencia sobre él, ya
que, había roto el pacto que se había establecido desde un principio,
cuando se le aseguró que, si no pagaba las deudas, su vida y la de su hija
estarían en peligro. Sabía que no eran hombres de juegos, que podrían
tomar determinaciones realmente drásticas y lo último que quería era
hacerle daño a Sarah. Frank, tomó una última medida aquella noche, y
sabía que su cabeza rodaría muy pronto, pudo darle la posibilidad a Sarah
para vivir.
— Es la última vez que te lo preguntaré Frank. Dime dónde está el dinero
y nos iremos. — Dijo un hombre que llevaba un cuchillo en su mano.
— Por favor, no le hagan daño. Sólo es un hombre tratando de ayudar a su
familia. — Dijo Sarah.
Una mujer se acercó a ella, ya que, su figura femenina era muy evidente. A
pesar de que tenía su rostro cubierto, sus pantalones de cuero ajustado y
sus tacones, hacían evidente que era una chica.
— ¿Quién te ha dado autorización para que le abras la boca? ¡Cállate ya!
— Dijo la mujer antes de propinar una bofetada a Sarah.
De manera automática, su boca comenzó a sangrar, dejando una chica en
completo silencio mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas. Ella no
había tenido ningún tipo de responsabilidad en toda esta situación, pero se
había visto afectada por las malas decisiones de su padre. Una última
medida desesperada por parte de Frank, lo llevó a tomar el arma de uno de
los sujetos que se encontraba descuidado justo al lado de él. Disparó
directamente al rostro del hombre que sujetaba a Sarah, dándole sólo unos
segundos para que esta escapara.
— ¡Corre, sal de aquí y no pares hasta que estés a salvo! — Exclamó
Frank.
La chica, quien era muy hábil y rápida, logró correr por el pasillo
directamente hasta su habitación, pero en el último segundo puedo ver
como su padre fue degollado, un castigo terrible para alguien que había
cometido una grave equivocación. Con el corazón latiendo de una manera
descomunal, la chica corrió directamente hacia su habitación y cerró la
puerta. Aquella mujer y un par de hombres, embestían la puerta con mucha
fuerza decididos a abrirla. La chica había tomado su pantalón de mezclilla
favorito, una camiseta y unas botas. Esto le daría la posibilidad de estar un
poco cubierta en medio de la noche.
Salió corriendo por la ventana mientras aún se encontraba descalza, ya
habría tiempo de vestirse, pero sabía que nunca más podría volver a casa.
Tardaron algunos segundos en derribar la puerta, algo que le había dado la
posibilidad de la chica de escapar de allí. Todo había cambiado de manera
drástica de un segundo a otro, era una vida de hambruna y crisis, pero
estable gracias a su padre. Pero se había transformado rápidamente el
miedo, terror y sus obras, ya que, había tenido que salir de allí huyendo
para salvar su vida.
Sarah sabía perfectamente que, si su padre no hubiese hecho esto, ella
también habría sido a veces y nada aquella noche, ya que, no podrían
quedar testigos de nada de lo que ocurriría aquella noche. Tras asesinar a
Frank, aquel grupo de sujetos, simplemente incendiaron la casa,
reduciendo todo a cenizas para eliminar todas las pruebas que pudieran
vincularlos con el hecho.
No recordaba la última vez que había corrido tanto y con tanta velocidad,
la chica tenía unas piernas privilegiadas, las cuales podrían llevarla tan
lejos como quisiera, ya que, siempre había sido la más veloz, la más ágil y
la más inteligente en cualquier círculo donde se encontraba. Quizás Sarah
no era muy estudiada, ya que, las condiciones del mundo en esta época
habían obligado a todos a aprender un oficio específico, lo que le daba la
posibilidad de ganar algunas monedas para subsistir.
La economía mundial se había desplomado, convirtiendo a las grandes
ciudades en colonias del crimen, el cual tenía el poder absoluto y podía
manejar todas las operaciones, manteniendo a las personas bajo un miedo
constante y un dominio total. Todos los gobiernos habían comenzado a
desaparecer, grandes políticos eran asesinados, mientras otros eran
perseguidos hasta ser atrapados, siendo torturados por grandes
organizaciones criminales, las cuales eran casi imposibles ya de erradicar.
Aquellos que hablaban sobre el infierno, asumiendo que era un lugar al
que iban las almas después de fallecer, simplemente no conocían el
planeta en su totalidad, ya que, parecía que los propios demonios habían
aflorado de lo más profundo de las brasas del infierno y se había bañado
de la tierra. Las calles habían vuelto peligrosas, y no había garantía de
absolutamente nada, cualquiera podría ser asesinado con una bala en la
cabeza y no había consecuencias o un juicio de por medio.
Lo único que imperaba en el mundo era las mujeres, las armas, el oro y las
drogas, cuatro elementos que eran perseguidos con mucho fervor, ya que
eran muy bien pagados por los grandes criminales. Aquella noche, Sarah
había corrido hasta una vieja estación de servicio abandonada, donde se
encontraba un coche reconstruido aún encendido. Se había movido con
mucho sigilo y en secreto para adentrarse en el compartimiento trasero de
este coche. Abrió la compuerta y se introdujo allí, guardando silencio para
finalmente comenzar la última fase de su escape hacia lo desconocido.
No tenía la menor idea de con quienes estaba viajando, simplemente se
encontraba allí, oculta, en silencio, y con lágrimas corriendo por sus
mejillas al recordar el hecho de que su padre había sido asesinado. La
imagen se reproducía una t otra vez en su cabeza, algo que la había llorar
de una manera descontrolada.
No podía entender como su vida simplemente había cambiado de un
segundo a otro, ahora estaba completamente sola y ya lo había perdido
todo. Lo material, el amor de su padre, su vida simplemente se había
derrumbado, por lo que, no valía la pena en lo absoluto seguir luchando.
Pero tenía que honrar el sacrificio que había hecho su padre por salvarle la
vida, ya que éste había entregado la suya para darle una oportunidad
escapar, por lo que, debía seguir esforzándose a pesar de no tener fuerzas
para poder darle sentido al hecho de que este hubiese muerto a manos de
los criminales.
Sentía un fuerte deseo de acumular los recursos necesarios para volver en
algún momento y vengarse, pero hasta el momento, simplemente era una
chica frágil y sola, la cual debía organizar su vida y establecerse en otra
región. Ya en otro momento pensaría en qué medidas tomar para castigar a
los culpables es una desgracia tan terrible.
Viajar en aquel compartimento había sido una de las experiencias más
terribles que había tenido que experimentar Sarah, ya que, parecía que el
compartimento había llevado en algún otro momento carne descompuesta.
Muchos, suelen encontrar animales muertos en el camino y los desollaban
para tratar de extraer la carne aún fresca. La chica no podía contener las
náuseas al estar atrapada con este olor en el interior de este vehículo, pero
era su única forma de sobrevivir, ya que, si era descubierta, posiblemente
estos hombres estarían vinculados a alguna otra organización criminal.
Absolutamente todos habían aprendido a vivir con este estilo de vida, se
vinculaban con hombres peligrosos y trataban de escalar posiciones,
encontrando un punto de estabilidad ganándose la confianza de estos
matones, que tarde o temprano terminaban por quitarlos del medio. Era
una forma de comprar tiempo en la tierra, una forma de seguir
subsistiendo, ya que, las oportunidades de evolucionar de una forma
honesta, simplemente habían sido arrebatadas a la humanidad.
Había pocos lugares en el mundo, los cuales se habían convertido en una
especie de mito, de los cuales se decía que allí las personas podían
refugiarse y tener una vida normal, pero nadie que hubiese llegado a ese
lugar había salido otra vez para poder decir si era cierto o no. El mito
acerca de los refugios se fue expandiendo cada vez más, por lo que, habían
surgido grupos de exploración, los cuales se dedicaban única y
exclusivamente a la búsqueda de estos lugares para poder asesinar a todos
sus pobladores y tomar el poder.
Ante la imposibilidad de encontrarlos, el misterio y la intriga se fue
incrementando cada vez más en torno a este tema, por lo que, parecía que
simplemente eran leyendas que se habían inventado para darle esperanza a
los ilusos. Por el momento, lo único que le preocupa a Sarah es
simplemente sobrevivir y abandonar a que el compartimento donde había
viajado algunas horas.
La forma en que manejaba el conductor de este viejo vehículo era
completamente demente, atravesando caminos realmente deteriorados,
cayendo en otros que hacían que la chica saltara en aquel compartimento
golpeando su cabeza contra la superficie metálica. Este tiempo de encierro
y le dio la posibilidad de cambiarse de ropa, colocando sus pantalones de
mezclilla, una camiseta corta que deja ver su vientre, unas botas que
comía gran parte de su pantorrilla y una gran cantidad de valor que debía
acumular para poder salir adelante. No tenía adonde ir, había perdido su
casa, por lo que, las calles se convertirían muy pronto en su albergue.
El vehículo se había movido durante un tiempo continuo sin detenerse,
pero cuando Sarah logró percibir que éste se había detenido durante un
tiempo importante, decidió arriesgarse, liberando la puerta para salir de
allí tan pronto como pudo. Aún era de noche, la luz del día no revelaría su
posición con facilidad, por lo que, era momento de abandonar a que el
vehículo que le había dado la posibilidad de sobrevivir y buscar la forma
de encontrar ayuda. Esta no sería una tarea fácil, ya que, confiar en las
personas no era algo que fuese natural en estos tiempos de guerra.
No importaba cuál es el aspecto, cuan atractivo, cuando sin ofender hable
se vienen las personas, siempre había una gran desconfianza, pues en
cualquier momento podrían traicionar a quien los ayudaba. Es por esto,
que las personas se habían vuelto frías y esquivas, tratando de mantenerse
alejados y encerrados la mayor cantidad del tiempo, evitando la cercanía
de extraños, ya que, esto ponía en peligro las pocas cosas que habían
logrado acumular con el tiempo. Abandonar aquel coche había sido un
gran alivio, ya que había conseguido alejarse, pero había entrado a una
ciudad cuyo nombre desconocía y jamás había estado allí.
Usar había llegado a Suburbia, un antiguo pueblo refugio, el cual había
sido tomado por una gran organización criminal, la cuna de la violencia, el
tráfico de armas, órganos y drogas, y una localización importante para la
trata de blancas. Sin saberlo, la pobre chica había salido de un infierno
para entrar directamente a otro peor, ya que, una mujer sola y vulnerable
en un pueblo como este, simplemente era carne fresca, y muy pocos la
ayudarían de forma sincera, ya que, sus intenciones siempre estarían
enfocadas en encontrar algo de dinero a través de la venta de una hermosa
chica.
El aspecto de Sarah siempre le había traído inconvenientes en el pasado,
por lo que, en muchas ocasiones solía cubrir su rostro con un sombrero de
su padre. Lo utilizaba de manera que este cubriera gran parte de sus
facciones, evitando así llamar la atención de otros caballeros, los cuales
solían obsesionarse con la belleza de la chica. Sus ojos verdes eran tan
grandes como dos lumbreras, resaltaban enormemente, y cautivaban a
quien era objetivo de la vista de la chica. Sus cejas eran oscuras y muy
gruesas, las cuales hacían un contraste perfecto, invitando a romper las
reglas a cualquiera que quedaba atrapado en los encantos de Sarah.
Fue por esto, que la chica tomó parte de la ropa que llevaba aquella noche
y tras romper algunos retazos, había amarrado parte en su cabeza y en su
boca, cubriendo así gran parte de su rostro para nada más dejar
descubiertos sus ojos. Esto era una práctica muy común ya que, muchos no
soportaban la contaminación en la polución, por lo que, cubrían su nariz y
boca para evitar así respirar el ambiente tóxico que se había adueñado de
la ciudad. El ambiente era caluroso, polvoriento, árido y seco, por lo que,
la vida humana en estas condiciones era realmente retadoras.
Sentía una sed tremenda, ya que, habían pasado muchas horas de calor
desde que había tomado una gota de agua. A pesar de que era de noche, las
temperaturas continuaban voy a elevadas, por lo que, una persona se
podría decir atar con mucha facilidad. La chica necesitaba beber algo de
líquido, ya que, de lo contrario, muy pronto comenzaría a sentir los efectos
de la deshidratación. Se sentía débil, había llorado continuamente y
necesitaba descansar. Había caminado un largo tramo, sin saber adónde ir
o en dónde estaba, pero utilizaba toda su inteligencia para mantenerse
ocultas, ya que, los ojos equivocados podrían llevarla a meterse en grandes
problemas.
Sarah se encontraba en un pueblo que contaba con muy pocas reglas, el
cual se había vuelto más hostil cada año, pero, aunque existía una ley que
trataba de contenerlo, lo que existía en Suburbia era una constante guerra
entre el sheriff y Los clanes violentos que habían surgido en aquel lugar.
Sólo un hombre era capaz de enfrentar este nivel de violencia, y aunque
muchos le habían prometido la muerte, nadie había sido capaz de ponerle
un dedo encima a Vittorio.
II
En un lugar donde impera la anarquía, la única opción que ha surgido en
los últimos años para poder tener algo de tranquilidad ha sido la presencia
de Vittorio, un hombre temerario que ha asumido el rol de sheriff del
pueblo de Suburbia, quien durante los últimos meses ha tenido que
enfrentar a la furia de las bandas y clanes que le han declarado la guerra.
Con raíces muy profundas en este lugar, se ha negado por completo a salir
huyendo, ya que, esto significaría una victoria para el crimen.
Hijo y nieto de policías, Vittorio siempre ha sabido perfectamente cómo
funciona la ley, y ha visto como muchos de sus compañeros del pasado,
han tenido que sacrificar sus normas para salvar sus vidas y la de su
familia. Lo único que ha mantenido cerca de él durante los últimos años ha
sido su motocicleta, Vittorio es un hombre solitario, un guerrero del
camino que se desplaza constantemente de un lugar al otro ya que, si se
enfrenta desde un lugar fijo a sus enemigos, seguramente sufrirá una
embestida brutal que no podrá sobrevivir.
Está completamente consciente del peligro que enfrenta, y sabe que, si
baja la guardia, alguien podría castigarlo por interponerse en los planes de
los grandes líderes del crimen. No es fácil vivir una vida como la de este
forajido sheriff, pero a pesar de que ha tenido que enfrentar duras pruebas,
ha sabido lidiar con el miedo y la expectativa que lo agobia en diferentes
situaciones. Para muchos, es casi imposible creer que un solo hombre ha
podido contener parte de toda esta maquinaria de maldad que se ha
desatado sobre Suburbia.
El pueblo está minado de corrupción, crimen y violencia, pero la presencia
de Vittorio ha servido como catalizador en diferentes oportunidades para
neutralizar esta maldad que parece avanzar cada vez más con una potencia
imparable. La estrategia que ha implementado este hombre ha funcionado
de manera efectiva durante mucho tiempo, sacando lo peor de sus
enemigos, quienes han intentado asesinarlo, corromperlo, desaparecerlo,
pero este se mueve como un fantasma, logrando escapar en el último
momento de cada una de las situaciones en las cuales ha ingresado por
voluntad propia.
Este pueblo no siempre fue así, y a medida que se fue degradando y
cayendo en manos de las organizaciones criminales, la frustración de
Vittorio se fue multiplicando cada vez más. No podía entender cómo era
posible que las personas sucumbieran ante la tentación de la oferta
temporal que le proporcionaban estos criminales. El dinero escaseaba y la
hambruna se expandía por el territorio, por lo que, jóvenes y adultos se
unían a las filas de uno de los hombres más peligrosos del país, quien
había tomado el control de absolutamente todas las rutas de alimentos,
armas, drogas y su principal objetivo: las mujeres.
Muchos han llegado a pensar que Vittorio es un ser inmortal, una especie
de semidiós que ha sido enviado de otro mundo, ya que, no es posible que
alguien haya sobrevivido a tantas situaciones de riesgo de la manera en
que lo ha hecho este caballero. Pero lo que hay detrás de todo esto es un
fuerte entrenamiento que ha venido desarrollándose desde muy temprana
edad. Es disciplinado y muy enfocado, pero lo que lo mueve es la sed de
venganza y hacer pagar a sus adversarios.
Sus habilidades, sus conocimientos, han sido parte de la herencia que le
han dejado sus ancestros, siendo el único policía sobreviviente en
Suburbia, y quién han ido eliminando poco a poco a cada uno de los
miembros de esta organización corrupta que ha llenado de miedo y bañado
de sangre las calles. La imposibilidad de enfrentar esta amenaza, les ha
dejado muy pocas opciones a las autoridades, dejando que algunos tomen
la justicia por sus propias manos, quienes, ante la frustración de no poder
tener una vida normal, intentan en vestir a esta maquinaria criminal con
sus propias manos. Pero son muchos los que integran este círculo vicioso
de violencia, por lo que, una falta de organización y planificación, siempre
da como resultado un término caótico y dramático para quienes creen que
pueden darle final a todo este proceso doloroso.
Pero a pesar de que no ha logrado erradicar el mal, Vittorio ha logrado
algo que ha sido imposible para otros, conseguir que le teman. Con sólo
pronunciar el nombre de este caballero en presencia de algunos de los
líderes de la mafia, es un símbolo de atención y preocupación, ya que, la
forma en que ha atacado, siempre es inesperada. Cuando creen que este
hombre ha sido eliminado por mafia más pequeñas, siempre parece
resurgir de las cenizas como si se tratara de un ave fénix.
Cada uno de los golpes que apasionado Vittorio a la mafia, deja una gran
cantidad de pérdidas, despertando cada vez una furia mayor, lo que se
traduce en recompensas y pagos impresionantes de oro por la cabeza de
Vittorio. Este tipo de acciones por parte de quien están controlados las
actividades mercantiles durante los últimos tiempos, han multiplicado
exponencialmente la cantidad de enemigos para el sheriff, aquí en poco le
importa mantener su rostro descubierto cuando enfrenta al monstruo.
Nunca has sentido la necesidad de aferrarse a absolutamente nada, lo que
le provee cierta ventaja, ya que, al no tener nada que perder, su vida
siempre es entregada en lo absoluto a sus convicciones. Por el contrario,
sus enemigos sienten una codicia que los consume, están demasiado
aferrados al dinero y a sus mujeres, al poder y a la extorsión, por lo que,
sienten miedo, y esta es la principal arma que has sabido utilizar Vittorio
en contra de sus adversarios. Viven distraídos, generalmente están bajo el
efecto de fuertes drogas, alcohol o sumidos en un estado mental que no les
permite razonar con claridad.
Por otra parte, Vittorio permanece enfocado en la mayoría del tiempo, ya
que, no consume alcohol ni drogas. Periódicamente, fuma un cigarrillo o
dos, algo que le permite calmar la atención de los nervios, algo natural en
una situación como esta. Es un hombre que se ha dedicado única y
exclusivamente a sobrevivir y a desmantelar una red mafiosa que tiene
unas dimensiones muchísimo más significativas de la que un ser común
puede imaginar. En muchas ocasiones, ha logrado conseguir algunos
aliados que lo apoyan, le proveen algunos recursos y armamento, pero
mientras trabaja en equipo, no puede estar tranquilo.
Se ha acostumbrado a operar de forma solitaria, ya que esto se traduce
como imponer sus propias reglas y sus propios métodos. Las personas
suelen corromperse con mucha facilidad, y en tiempos de crisis, los
estómagos vacíos son un blanco fácil para los hombres de poder. Sabe que
tener amigos, familiares o vincularse con alguien, puede ser un arma
utilizada por el adversario, quien puede manipularlo, controlarlo,
dominarlo a través de la extorsión, por lo que, Vittorio ha cuidado
minuciosamente no involucrarse sentimentalmente con absolutamente
nadie.
Ha aplicado cada una de las enseñanzas proporcionada por sus padres y su
abuelo, quienes eran hombres tan rudos que prácticamente habían muerto
de pie. Nunca habían dado oportunidad al crimen coba había luchado hasta
el último momento, por lo que, era natural que Vittorio siguiera las
mismas enseñanzas aplicando un esquema similar y aún más drástico.
Aunque su principal influencia habían sido hombres apegados a la ley,
varios se habían encargado de romper las reglas, y una de las principales
razones que lo hacía ser tan codiciado y buscado por sus enemigos era la
forma en que asesinaba a estos criminales.
Aunque se consideraba un hombre de bien, sabía perfectamente que sus
culpas no lo dejarían descansar en paz una vez que falleciera, tendría que
pagar una gran cantidad de penas debido al daño que había generado a
muchos seres humanos. Lo tomaba como justicia, pero no dejaba de ser
incorrecto. Estos miembros de la mafia habían inflingido una gran
cantidad de daño a personas inocentes, por lo que, la forma en que morían
no debería ser tranquila o rápida, por lo que, Vittorio hacía todo lo posible
por hacerlo sufrir hasta el último respiro.
Cada vez que capturaba a uno de los miembros de estas organizaciones,
los mantenía encerrados a oscuras en el calabozo de la comisaría, allí,
dejaba que se deshidrataran y empezaran a sufrir desnutrición, y cuando
estos ya no podían ni siquiera pronunciar una palabra debido a la energía,
los obligaba a ingerir sus propios desechos. Era un hecho completamente
deplorable y denigrante, pero el rencor que sentía este sujeto de 25 años de
edad en contra de la mafia, era y cuantificables. Esto se debía a el hecho
de que le había arrebatado a Vittorio la posibilidad de vivir en un mundo
normal.
Este luchaba por tener una vida corriente, tener una familia y poder tener
hijos que corrieron por las calles estando completamente seguros. Los
tiempos de su niñez fueron duros, pero no tan extremos como los que se
habían tenido que afrontar en los últimos años.
Ante la incapacidad de poder trabajar para la mafia, muchas madres
habían tenido que ver a sus hijos morir, muchos ancianos habían fallecido
por falta de medicina, por lo que, eran momentos cruciales que
demandaban un cambio, por lo que, Vittorio era el elemento principal que
se había convertido en la esperanza de muchos, pero quién es guardaban
silencio ante el miedo te resfríes una represalia por parte de los que
controlaban el negocio.
Su cabeza tenía un precio, y si alguien podía capturar a Vittorio y
entregarlo vivo o muerto, la suma de dinero que entregarían sería algo
exorbitante. Pero Vittorio sabía perfectamente que estos eran promesas
que no podría cumplir, por lo que, está enfrentándose en contra de un
sistema ha alimentado por la mentira y la manipulación, el cual no le
proporcionaría ningún tipo de ventaja aquellos que se sacrificaron por
conseguir la recompensa.
Muchos habían llegado hasta el frente de Vittorio apuntando un arma en su
contra mientras el buzón es temblaba, algo que ni siquiera generaba una
reacción en Vittorio, quien sabía que estas personas tenían tantas ganas de
eliminar a esos criminales como él. Había visto en muchas oportunidades
a algunos dudando acerca de si debían accionar el gatillo o no, siendo
parte de esa pequeña estadística de los que no sentía miedo ante este tipo
de situaciones. Vittorio había viajado por diferentes ciudades del país
viendo cómo cada una se deterioraba más que la otra.
El ritmo de deterioro era cada vez más extremo, así que, fue difícil poder
digerir toda esta desidia que se había extendido por todo el mundo. Ser el
único que parecía tener una convicción fuerte en contra este sistema, le
había afectado significativamente psicológicamente, deprimiéndolo y
sumiéndolo en una ansiedad incontrolable, pero que, después de poder
superar, había aflorado con mucha más potencia.
Sabía que estaba destinado a morir en combate, y que no importaba cuánto
tratara de neutralizar a esta organización, siempre surgirían más adeptos
que, seducidos por la corrupción, el poder y el dinero fácil, se unirían a
ellos dando a luz una generación de relevo criminal. Esta se encargaría de
continuar hundiendo al país y al mundo en una gran cantidad de tinieblas,
las cuales no permitirían que afloraron nuevamente hacia el éxito.
Su motocicleta se había convertido en su mejor amiga, el instrumento para
movilizarse, para escapar, para sobrevivir en cada ocasión. Escuchar el
rugir pasar a ver estamos en motocicleta por la carretera, en muchas
ocasiones era una señal de que lo retaba, ya que, Vittorio sabía
perfectamente que lo observaban, pero su ausencia del miedo, no le
permitía preocuparse. Había rescatado a una gran cantidad de personas de
secuestros, y después de haber sido torturados, el agradecimiento que
sentían hacía Vittorio, les permitía proveerle toda la información posible y
necesaria que este demandaba.
De esta forma, había logrado recolectar una gran cantidad de información,
datos, nombres y direcciones que le permitían llegar hasta su objetivo con
mucha facilidad. Había perdido la cuenta de todos los hombres que había
tenido la posibilidad de asesinar. A muchos los había capturado en pleno
acto sexual, siendo este el momento donde eran más vulnerables. El
último líder que había asesinado, lo encontró completamente desnudo
amarrado a su cama mientras una hermosa joven de 19 años de edad lo
cabalgaba de una manera salvaje.
Había entrado manera sigilosa a la habitación, y mientras pedía
amablemente a la chica que se vistiera y saliera de allí, era momento de
ejecutar su justicia.
— Por favor, no me mates. Te daré todo el dinero y las armas que quieras.
Puedo darte nombres, puedo ser muy útil para ti, pero no me mates. —
Dijo el hombre de unos 45 años de edad, casi con lágrimas en sus ojos.
— Parece irónico que un hombre que ha hecho tanto daño y ha sido tan
déspota en este mundo pida clemencia de una manera tan vergonzosa. No
me quiero imaginar qué pensarían tus colegas si te vieran actuar de esta
forma. —Dijo Vittorio.
— Es muy fácil para ti hablar con tanto valor mientras estoy amarrado. Si
me hubieses dado un poco de ventaja estoy seguro de que la historia no
sería la misma.
— Podría dejarte vivo y enviar un mensaje al resto, o podría asesinarte y
simplemente seguir con el próximo. No eres importante, así que, creo que
tomaré la segunda opción. — Dijo Vittorio mientras desenfundaba su
arma.
La colocó en la frente de aquel sujeto y jaló el gatillo. El arma crujió, pero
la bala no salió. Aquel hombre se había orinado encima, literalmente era
un niño tembloroso de miedo, por lo que, Vittorio tomó el teléfono móvil
del criminal y marcó el número proporcionado por su víctima.
— Tony, te he dicho cientos de veces que no me llames a este número.
¿Qué quieres? — Dijo una voz muy grave.
— Eres el hombre de cera, creo que así te haces llamar. Quiero que sepas
que iré por tu cabeza, y cuando la tenga entre mis manos, se la daré de
comer a los perros. — Dijo Vittorio antes de terminar la llamada.
Una detonación se escuchó en la habitación de aquel hotel decadente,
Vittorio encendió su motocicleta tras salir de aquel lugar y continuó su
camino hacia la venganza. Sabía que cada vez estaba más cerca de
conseguir su objetivo, pero a pesar de que estaba completamente enfocado
en erradicar el crimen, el destino parecía tener un plan exclusivo para este
temerario.
El policía de la ciudad de Suburbia, había olvidado lo que era
compenetrarse con alguien de manera intensa. Había escapado durante
mucho tiempo del amor, había descartado completamente la posibilidad de
ilusionarse, ya que, esto era vulnerabilidad, pero no importaba cuánto
tratara de ocultarse, su destino estaba escrito y estaba por vincularlo con
alguien completamente inesperado.
III
Cuando la desesperanza comenzó adueñarse de las calles de Suburbia
algunos consiguieron la oportunidad de manipular y controlar a otros, tal y
como fue el caso de Jeremías, quien era apodado “Waxer”. Los hombres
podían corromperse fácilmente con el dinero y el poder, pero este sujeto
había llegado a unos niveles bastante profundos en el estanque de la
codicia y la inhumanidad. Era temido por muchos, pero pocos eran los que
habían tenido la posibilidad de compartir con este sujeto en una misma
habitación.
Su presencia en cualquier lugar significaba muerte y destrucción, por lo
que, rara vez quedaban sobrevivientes tras una visita de este hombre.
Waxer no había tenido la posibilidad de encontrarse frente a frente con
Vittorio, ya que, de lo contrario, seguramente ya la vida del sheriff habría
terminado.
Este no era tonto, ya que, sabía el nivel de poder que podía alcanzar este
sujeto, y si lo hacía molestar, utilizaría toda la potencia de su maquinaria
para pasar sobre Vittorio. Había acabado con su paciencia en un par de
veces en el pasado, pero esto no había sido motivo suficiente como para
darle demasiada importancia.
Para él era una especie de reto tener a un contrincante, ya que todo había
resultado muy sencillo para él a lo largo de los años. Su dominación había
logrado amasar un importante ejército de seguidores, los cuales estaban
dispuestos a entregar su vida simplemente por defender los ideales de este
sujeto. Podría reconocerse fácilmente en cualquier lugar gracias a su
cabello blanco largo hasta la cintura, un parche en el ojo y algunos de sus
dientes de color dorado. No era un hombre desagradable, de hecho, tenía
un aspecto muy atractivo e imponente, lo que lo hacía tener mucho éxito
con las mujeres.
Su adicción a las féminas le había generado muchos inconvenientes
durante Suazo adolescencia, por lo que, a medida que pasaban los años, se
fue intensificando, perdiendo por completo el control mientras encontraba
frente a una mujer hermosa.
Antes de convertirse en un hombre poderoso, respetado y odiado, había
sido un simple carroñero, alguien que caminaba sobre la basura buscando
una manera de sobrevivir. La vida caótica y la hambruna, habían acabado
con la paciencia de Waxer, quien, en el último momento, decidió romper
con aquel esquema de vida tan deplorable que lo estaba llevando a la
muerte.
Aunque los primeros pasos fueron pequeños y casi imperceptibles para el
mundo, estos fueron determinantes, ya que, sirvieron como base para
poder estructurar una de las organizaciones criminales más importantes
del país. Haber trabajado para la mafia, fue su primera oportunidad para
ganar algunas monedas con el crimen, algo que fue variando poco a poco
debido a la entrega y compromiso que podía mostrar este sujeto.
A medida que ganaba territorio, y se ganaba la confianza de sus
superiores, más eran las ansias de traicionar y engañar. Tras asesinar a su
propio jefe, había reclamado el mandato, por lo que, era un ser temido y
despiadado cuya sangre parecía ser tan fría como la de una serpiente.
Su reputación estaba respaldada por hechos completamente escalofriantes,
inclusive, su apodo se debía al hecho de que se decía que mantenía a sus
víctimas favoritas conservadas en cera, algo completamente retorcido y
enfermizo, y aunque nadie podía comprobar si era cierto, tampoco había
alguien que pudiera desmentirlo.
Había un desequilibrio increíble en medio de toda esta situación, ya que,
este sujeto iba atrás de la cabeza de aquellos que lo retaban, era capaz de
asesinar a cualquiera que tuviese la insolencia de cuestionar algunas de sus
órdenes, y al saber que había un justiciero que se hacía llamar “sheriff”,
sabía que algún momento se convertiría en un dolor de cabeza.
Su única intención era mantener el orden en su organización, mantener las
actividades en constante movimiento y poder proporcionar la comodidad a
sus seguidores, ya que, de lo contrario, surgiría una rebelión que
terminaría costándole su lugar en la cúspide del poder.
Sabía desde cualquier perspectiva que era una batalla completamente
desproporcionada, si deseaba ir tras la cabeza de Vittorio, con mucha
facilidad lo lograría asesinar. Waxer simplemente mantenía el juego
dinámico, dándole esperanzas al sheriff de que podría tener una
oportunidad de derribarlo en algún momento.
Waxer era simplemente un elemento más de todo ese andamiaje criminal
que había crecido de manera desmedida en todo el país, pero lo único que
importaba para Vittorio era el bienestar de su familia, un pueblo donde
había crecido y el cual se había convertido en un completo caos por la
intervención de todas estas organizaciones criminales.
Sabía perfectamente que el lugar no había sido el mejor paraíso del
mundo, pero al menos, había sido su hogar durante toda su vida y el de sus
padres. Allí había acumulado una gran cantidad de recuerdos, por lo que,
tenía la intención de regresarle esta posibilidad de vivir tranquilos a sus
habitantes.
La ilusión de Vittorio no era egoísta, no tenía intereses personales, y a
pesar de que sentía sed de venganza por todos sus compañeros muertos,
simplemente quería el bienestar general. Si algo había en común entre
Vittorio y su enemigo principal, Waxer, era el hecho de que ambos habían
perdido la empatía por el ser humano. Podrían tratar a sus enemigos con
una frialdad absoluta, matándolos de una manera terrible para que así, el
resto de sus adversarios conociera cuáles serían las consecuencias si eran
capaces de encontrarse o retar a él bando contrario.
Aunque Vittorio operaba completamente solo, su iniciativa había
despertado el interés de una gran cantidad de seguidores anónimos, los
cuales mataban en su nombre. Utilizaban camisetas con calaveras en el
pecho, y se hacían llamar los vengadores, los cuales peleaban en el nombre
del sheriff, a pesar de que eran clanes completamente anárquicos que
operaban al margen de la ley. Muchos de los miembros de estos clanes
eran simples adolescentes, los cuales tenían una intención de poder
acceder a un mundo normal, donde no tuviesen que temer por sus vidas en
todo momento.
El mundo se había vuelto realmente peligroso, difícil de habitar, la
preocupación y la zozobra constantemente permanecían presentes en todo
momento, por lo que, sus posibilidades de regresarle esta realidad al
mundo, eran bastante bajas. La primera vez que Vittorio había escuchado
la historia de la cera acerca de Waxer, había sido en un viejo bar motero
ubicado a la orilla de la carretera, donde había parado para descansar
después de largas horas de camino.
Trataba de permanecer bajo perfil y no llamar demasiado la atención, no
usaba ninguna identificación de sheriff, ya que, en estos lugares siempre
había conspiradores e informantes de los criminales, los grandes líderes
mantenían ojos en cada rincón para poder saber qué estaba en desarrollo y
poder reaccionar a tiempo. Mientras se encontraba sentado en una mesa al
final del bar, un grupo de hombres se encontraba reunidos alrededor de
una mesa de billar, los cuales realizaban comentarios acerca de Waxer.
Este aparentemente era un hombre que mataba a sus víctimas y realizaba
prácticas completamente extrañas, conservándolos en cera, tal y como
habían quedado justo antes de morir.
No importaba cuánto horrible hubiese sido tu vida, había que ser
realmente un enfermo mental para tener este tipo de conductas y no sentir
ningún tipo de piedad. Fue por esto, que Vittorio comenzó a escuchar con
atención cada uno de los detalles proporcionados por aquellos hombres,
los cuales simplemente alimentaban lo que parecía ser una especie de mito
urbano. Alguno de ellos aseguraba haber visto con sus propios ojos lo que
aquel hombre había hecho con algunas de sus víctimas, manteniéndolos en
un lugar refrigerado y fresco, donde la piel permanecía en un estado
conservado, evitando así la descomposición.
Fue entonces cuando Vittorio comenzó a poner más atención acerca de este
hombre, y si él era uno de los pilares de las organizaciones criminales que
operaban en Suburbia, tendría que ir tras su cabeza. Este bar era
frecuentado por Vittorio, ya que, era discreto y la frecuencia de hombres
extraños era bastante baja, por lo que, se sentía seguro y tranquilo estando
rodeado de este tipo de personas.
Pero aquella tarde, casi al ponerse el sol, pasaría algo completamente
diferente a lo regular, que obligaría a Vittorio a actuar de una manera
completamente diferente a lo que solía hacer. Era discreto y se movía
como una sombra durante las noches para poder atacar y sorprender a sus
adversarios. Rara vez se exponía de día, ya que, si lo hacía, podía despertar
la furia de aquellos que pudiesen reconocerlo en cualquier lugar, y su
desventaja ya era lo suficientemente grande como para seguir
incrementando el peligro.
Una hermosa chica había entrado al bar casi desmayada, la puerta se abrió
abruptamente, mientras todos los presentes voltearon de manera inmediata
a verificar quién era la que había llegado a ese lugar. Sus cabellos se
encontraban despeinados, su rostro estaba demacrado, con ojeras, labios
secos y un caminar agotado que era evidente. Tras ingresar al bar, sólo dio
algunos pasos, y después se desplomó sobre una de las mesas, mientras
dos hombres se ponían de pie caminando directamente hacia ella.
— Hey, chica. ¿Te encuentras bien? Te ves muy mal. — Dijo uno de ellos
mientras sujetaba la mano de la chica.
— Necesito un poco de agua. estoy muriendo. — Dijo Sarah.
— Traigan agua inmediatamente. — Gritó uno de los hombres.
La belleza de Sarah fue notada instantáneamente por absolutamente todos
los hombres de lugar, quienes se paseaban con sus ojos por todo el cuerpo
de la chica. Su pantalón ajustado de mezclilla, dejaba ver unos glúteos
perfectos, pero ante su estado de salud, no resultaba demasiado atractiva.
Al menos no para los intereses carnales, pero sí para los mercantilistas, ya
que, cualquier mujer exuberante y sexy que fuese vendida a Waxer, podría
ser pagado con una gran cantidad de monedas, lo que resultaba bastante
interesante para todos los presentes.
Ninguno podía reclamarla, así como así, no se trataba simplemente de
asegurar que era suya y llevársela, podría desarrollarse una verdadera
pelea violenta en aquel bar simplemente por reclamar la propiedad de la
joven.
— Aquí está el agua, chica. Bebe un poco y trata de respirar
profundamente. Estás deshidratada. — Dijo un hombre de gran tamaño y
barba densa, quien trataba de ayudar a Sarah a beber el agua.
La chica sostuvo el vaso con el líquido en sus manos y lo ingirió de una
manera tan apresuradas, que gran parte de este se derramó sobre sus senos.
La camiseta blanca se humedeció, permitiendo que esta se hiciera un poco
transparente, mostrando gradualmente sus senos. Pero esto no era
demasiado importante para ella, ya que, simplemente necesitaba
hidratarse, había caminado durante kilómetros, horas de recorrido,
ocultándose, manteniéndose alejado de la carretera, bajo el inclemente sol,
altas temperaturas que amenazaban con matarla.
Había vivido un infierno, y había llegado quizás a un lugar que no era el
más adecuado, y a pesar de que todos parecían ser inocentes e inofensivos,
Vittorio no quito su vista ni un solo segundo de toda la situación. Fumaba
un cigarrillo desde la distancia, se mantenía atento, ya que, sabía cuáles
eran los intereses de los hombres en aquellos tiempos. Podrían tomar a una
chica e intentar negociarla, como si se tratara de un simple objeto. Sarah
había llegado en un estado debilidad bastante delicado, por lo que, sería
una presa fácil para introducirla en un coche y llevarla hasta este hombre
del que tanto hablaban.
Se decía que este comercializaba con mujeres, pero no cualquier tipo de
mujeres, sentía una fuerte debilidad por las vírgenes, aquellas que tenían
una belleza pura e inocente, por lo que, sí eran capaces de llevarle una
mujer con estas características, este podría ser bastante generoso. En
tiempos de crisis tan extremos, donde la hambruna mataba a decenas de
personas cada día, tener la posibilidad de acceder a una fuerte suma de
dinero proporcionada por el propio Waxer, era una ventaja que no todos
podían disfrutar a diario.
Cuando aquel hombre trató de tomar a Sarah para llevarla su coche y
ayudarla, uno de los presentes saltó sobre él y encajó un puñal en su
costado, hiriéndolo de muerte para comenzar una pelea campal en aquel
recinto. Las sillas comenzaron a volar, y van de un lado al otro de manera
violenta, mientras cada uno de los presentes, trataba de tomar a la chica
como se tratará de un tesoro perdido que había entrado por su propio pie
hasta que el bar. Vittorio no movía un solo músculo, sólo veía a una gran
cantidad de hombres con sobredosis de testosterona, tratando de demostrar
sus niveles de masculinidad.
El simplemente continúa fumando su cigarrillo y esperaba el momento
adecuado para actuar, ya que, no podía permitir que cualquiera de aquellos
hombres se aprovechara del estado de salud de esa joven inocente, quien
había entrado en busca de ayuda y todo simplemente la habían visto como
una posibilidad de acceder a una bonificación proporcionada por un
criminal.
El destino de la chica sería completamente incierto, quizá, hasta moriría a
manos de Waxer si ésta no cumplía con sus exigencias, por lo que, tenía
que hacer algo, tenía que rescatarla, pero en medio de una masa de
hombres violentos y ebrios, no tenía demasiadas oportunidades.
Era momento de tener paciencia y escoger el momento adecuado para
reaccionar.
IV
La cotización por una mujer como Sarah resultaba ser más dinero de lo
que cualquier persona podía ganar bajo condiciones normales en una
situación como esta, por lo que, al ver el potencial de la chica, cualquiera
de lo que estaba presente, con mucha normalidad perdería la cabeza,
pensando únicamente la gran cantidad de oro que podría proporcionarle
Waxer tras entregarla. La pelea había llegado a niveles completamente
descontrolados, una gran cantidad de heridos, destrucción total en el bar, y
un sheriff encubierto que simplemente está observando para determinar
cuál era el momento exacto para tomar una decisión.
Uno de los hombres había prevalecido a la pelea, mostrando sé cómo el
más fuerte y el más rápido, habilidades que eran necesarias y primordiales
para poder sobrevivir en este contexto. Tras haber esquivado una gran
cantidad de golpes y haber derribado a la gran mayoría de los presentes,
este hombre simplemente había tomado a Sarah en sus hombros y había
salido de aquel bar. La mercancía estaba envías para la entrega, aquel
hombre había reclamado su trofeo, por lo que, ahora es momento de actuar
o simplemente no volvería a verla jamás.
Era evidente que Sarah había llamado la atención de Vittorio, cualquiera
que tuviese dos ojos y un cerebro funcional, con mucha facilidad se vería
tentado a seducir a esta chica, pero las condiciones eran completamente
desfavorables para ella, por lo que, aprovecharse de algo así simplemente
resultaba deplorable y lamentable. La joven no tenía energía para
defenderse, ni siquiera tenía la posibilidad de decir una sola palabra, ya
que, ante tanto caos, simplemente colapsó, rindiéndose por completo ante
la posibilidad de morir.
Tras terminar la pelea, cuando volvió a recuperar el sentido, iba sentada en
el asiento del acompañante de un sujeto completamente extraño, atada por
el cinturón de seguridad mientras su vista era borrosa y tenía un sabor
desagradable en la boca.
— ¿Quién eres? ¿A dónde me llevas? — Preguntó la chica con una voz
muy débil.
Aquel hombre no respondió, simplemente mantenía su mirada fija en el
camino, ya que, debía estar atento a todos los obstáculos que generalmente
aparecían, ya que, los caminos a veces estaban minados de barricadas y
trampas para capturar a los incautos. Los tiempos hostiles había
convertido a las personas enseres prácticamente salvajes, por lo que, sólo
vivir en medio de un universo como este era realmente un reto.
Vittorio no había dejado escapar a su presa, mientras éste se dirigía a su
coche para escapar de allí, Vittorio fue directamente a su motocicleta,
preparándose para seguir a quien había raptado ilegalmente a una hermosa
joven. Ya habían pasado muchos casos similares a este, chicas
desaparecidas que tenían un destino incierto, y aunque muchos repetían
constantemente que eran llevados directamente con un tal Waxer, Vittorio
desconocía por completo quién era. Poco tiempo pasaría para descubrir
realmente quién era este sujeto, cuyo rostro era algo completamente
misterioso para él.
Sabía que, si tenía la posibilidad de encontrarse con él en un mismo lugar,
lo haría pagar por cada uno de los crímenes que había cometido, pero por
el momento, su prioridad no es capturar a este hombre del que apenas
había escuchado, sino recuperar a la joven, ya que, si permanecen las
calles, seguramente seguirá siendo un riesgo para ella misma. Su belleza
es una tentación tremenda, por lo que, someter a los hombres
desequilibrados de la ciudad a una tentación como está, simplemente
puede someterlos a prueba despertando lo peor de sí mismos.
La codicia y la lujuria eran dos elementos que suelen activarse de manera
automática en presencia de Sarah, quien es una mujer realmente atractiva
y con una mirada que incita al pecado desde el primer momento. La
motocicleta mantenía una distancia considerable del coche de aquel
hombre, ya que, no podía levantar sospechas, pero debía esperar un
pequeño error para poder en vestirlo, ya que, si entregaban a la chica con
los hombres de Waxer, ya no tendría más oportunidad de recuperarla.
Los anillos de seguridad este hombre eran realmente impenetrables, por lo
que, la única forma de poder eliminarlo y neutralizarlo, sería infiltrándose,
contando con alguien que le diera la oportunidad de llegar hasta el núcleo
de aquella organización, justo a donde muy pocos tenían la posibilidad de
llegar y con estrictos controles, ya que, Waxer era un hombre muy
desconfiado, y sabía que cualquiera podría traicionarlo tal y como lo había
hecho él con sus superiores en el pasado.
Aquel secuestrador conduce de una manera completamente demente, está
convencido de que debe llevar a la chica, ya que, recibirá una jugosa
bonificación, con lo que, podría comprar armas, alimento y pagar algunas
prostitutas. Estas eran principalmente las actividades que se llevan a cabo
entre los hombres de estas tierras, ya que, el sexo era simplemente una
forma de desahogar tensiones. El propio Vittorio, había tenido algunos
momentos como estos, ya que, era difícil controlar la ansiedad cuando las
ganas de estar con una mujer empezaban a acechar.
Los hombres de estos tiempos no eran muy diferentes a otros, lo único que
los diferencia va significativamente era el hecho de tener ideales
completamente opuestos. Tanto Waxer como sus hombres, perseguían el
poder y el dinero, necesitaban conseguir cada vez más acceso a territorios,
armamento, drogas y mujeres más exuberantes, mientras que, las personas
que peleaban por los ideales de Vittorio, simplemente querían recuperar la
libertad y la posibilidad de ser felices con lo que poseían sin temer a que
les fuese arrebatado en cualquier momento de una forma inesperada.
Vittorio desconoce las razones reales de por qué está actuando de esa
manera, ya que, está poniendo en riesgo su vida simplemente por una
chica. Han sido sientas las que han desaparecido Y que nunca ha vuelto a
ser vistas en las calles después de ser entregadas a Waxer, por lo que, al
parecer, esto es simplemente una decisión que ha tomado de no permitir
que esto continúe pasando, ya que, no es justo que chicas inocentes sean
entregadas a un hombre completamente demente. Su único interés es darse
el placer sexual hasta que rompía a las chicas. Las usaba hasta deja estar la
y cuando ya estás no eran útiles para el simplemente las desechaba.
Muchas posiblemente ya habían muerto después de haber sido ultrajadas
maneras brutales, por lo que, un hombre como Waxer simplemente debía
ser eliminado de la faz de la tierra. Alguien así, no merecía piedad alguna,
estaba destinado a morir de una manera dolorosa, sufriendo de la misma
manera que había hecho sufrir a la humanidad. Vittorio ha decidido
acercarse cada vez más al coche, ya ha desenfundado su rifle, el cual lleva
en la parte trasera de su espalda. Por lo general, lleva oculto su
armamento, no lo tiene a la vista, pero cuando hace uso de él, es una
máquina demoledora que rara vez es vencida.
Mantiene estable su motocicleta, y apunta con su rifle directamente hacia
los neumáticos del coche. Tiene un tiro, antes de volver a cargar el rifle,
sólo debe destrozar el vehículo perderá el control de manera instantánea.
Una vez que logre sacarlo del camino, tendrá posibilidad de acceder
directamente a él de forma sorpresiva, asesinando al secuestrador y
recuperando a Sarah. En su mente, el plan resulta realmente simple, es a
prueba de fallas, pero en las condiciones en las que están, posiblemente
haya testigos, y no es conveniente para Vittorio exponerse de una manera
tan riesgosa.
A medida que avanzan, se acercan más a territorio peligroso, esta área está
dominada por el líder, el gran Waxer, quien es venerado por grupos de
rebeldes que simplemente han tomado la ciudad para convertirla en su
jardín de juegos. Allí generan incendios, someten a personas inocentes,
torturan, matan, violan, hacer cualquier cantidad de eventos atroces, algo
que nunca dejará de existir al menos que alguien tome el control y la
responsabilidad de combatir fuertemente a estas autoridades malvadas.
Después de contemplar sus acciones durante algunos segundos, Vittorio
determinó que ya no había tiempo que perder, era una bala ahora o aquella
chica perdería para siempre la oportunidad de ser libre de nuevo. El
proyectil fue disparado, y tras destrozar el neumático izquierdo del
vehículo, este, debido a la gran velocidad que llevaba, perdió el control,
volcándose en unos pocos segundos. Vittorio sintió pánico durante unos
momentos, ya que, imaginó que las consecuencias posiblemente habrían
sido letales tanto para el chofer como para la chica.
Si la había matado, no podría perdonarse haber hecho las cosas de una
manera tan apresurada. Por lo general, sus planes siempre estaban
perfectamente pedidos, planificado, organizados y pensados, pero en esta
oportunidad, había tenido que actuar por instinto, ya que no tenía
demasiadas oportunidades para salvar a esta joven después de que el coche
se pusiera en marcha. Sarah estaba a punto de ser entregada a Waxer, un
hombre completamente desarmado que convertir en su vida en un
verdadero infierno.
Ya había vivido cosas terribles como para tener que afrontar algo así, por
lo que, Vittorio hace lo posible luchando por liberarla de un destino
completamente aterrador del que no está consciente de la propia víctima.
Su estado de inconsciencia y confusión debido a las hidrataciones y la
falta de alimento, la ha convertido en una especie de vegetal, la cual es
capaz de acceder a cualquier orden o instrucción que le sea proporcionada
por alguien. En condiciones como está, un ser humano lo único que desea
es sobrevivir, por lo que, no resulta del todo extraño que Sarah actúe de
esta manera.
Se quedó dormido par de veces antes de que el coche terminara
completamente destruido, ya que, estaba más cerca de la muerte que la
vida. Cuando Vittorio observó el vehículo volcado, se acercó a él con
mucho cuidado, cuidándose de que el conductor no estuviese armado y
pudiese reaccionar de manera inesperada, matando lo pone un balazo.
Obvio que la chica aún tenía signos vitales trasponer sus dedos en el
cuello, proporcionando algunos cuidados y mediatos para poder sacarla de
aquí el vehículo.
Cuando la tuvo acostada en el suelo frente a él, se dio cuenta de lo
hermosa que era. Su rostro era completamente simétrico y pequeño, una
piel blanca que parecía hecha de seda, con unas mejillas rosadas que le
inspiraba una ternura tremenda. Hubo confusión durante algunos segundos
en el corazón de Vittorio, quien no sabía realmente si estaba haciendo esto
de forma objetiva o se estaba dejando influenciar por la belleza de la
chica. Todos perdían el control fácilmente con una mujer hermosa, ya que,
la mayoría de las mujeres que aún permanecen en las calles no eran
demasiado agraciadas físicamente.
Aquellas que eran hermosas, que tenían facciones perfectas y curvas
exuberantes, fácilmente era negociadas, por lo que, lo que quedaba en las
calles era simplemente las sobras que la naturaleza había dejado. En
condiciones como estas, pensar en tener una mujer como Sarah, era
simplemente una fantasía, ya que, era una vida completamente imposible,
no podrían salir juntos a cualquier lugar tratando de pasar desapercibidos,
ya que, las facciones de su rostro eran completamente llamativas.
Una nariz grande y perfilada, cejas gruesas, pestañas largas, ojos verdes y
labios rosados y gruesos. Su tamaño era de 1.68 cm, una estatura
considerable para hacer una chica de padres de baja estatura. Nunca había
tenido problemas con los chicos y para enamorar a alguien, pero la vida
difícil que había tenido que afrontar, no le había dado la posibilidad de
tener una adolescencia emocionante como la de cualquier niña. Sarah
había tenido que aprender combate, movimientos estratégicos, escapismo,
tenía que aprender una gran cantidad de acciones para poder sobrevivir en
un mundo tan hostil.
Su padre había hecho un trabajo excepcional tratando de prepararla para lo
peor, logrando así que esta consiguiera unos importantes conocimientos
acerca de la guerra y los peligros que se desarrollaban en las calles. La
tuvo entre sus brazos algunos minutos, trató de reanimarla, ya que, parecía
haber perdido el conocimiento durante algunos segundos. Necesitaba darle
alimento, por lo que, tras sacar una botella de agua de su chaqueta, y
proporcionarle un poco más de hidratación, la chica finalmente comenzó a
reaccionar.
— Eres un ángel. ¿Ya estoy muerta? — Preguntó Sarah al visualizar el
rostro de Vittorio.
Había sido un flechazo instantáneo. La chica había quedado enamorada de
manera inmediata de este hombre, quien mostraba una mirada tierna, a
pesar de que detrás de esos ojos, se ocultaba un alma oscura, que había
tenido que castigar y torturar a una gran cantidad de seres humanos. Pero
la naturaleza de Vittorio, a pesar de que tenía que haberse transformado
desde muy joven debido a la gran hostilidad que había tenido que afrontar,
no era del todo oscura, ya que, simplemente hacía las cosas por justicia.
Nunca antes había castigado a nadie en el pasado, nunca le había hecho
daño a un animal o un ser vivo, pero cuando las cosas comenzaron a
volverse tan agresivas, no tuvo más opción que comenzar a enviar
mensajes a sus enemigos. Tenía que mostrarse como alguien temible, o de
lo contrario, pensaría que era un ser vulnerable, y permanecería cada vez
sobre el ojo del huracán. Intentó acercarse en un par de ocasiones para
disfrutar de su aroma natural, algo que parecía embriagarlo, ya que, no
recordaba la última vez que había estado tan cerca de una chica tan
perfecta.
Vittorio se vio tentado al igual que el resto de los hombres del bar a
permanecer cerca de ella, adueñarse de Sarah, pero no podía ser egoísta, y
aunque quería protegerla, debía proporcionarle la posibilidad de tomar una
decisión propia. No podía simplemente pensar en lo que ella debía hacer,
decir o afrontar, Vittorio era un hombre completamente diferente, y sólo se
encargaría de sus cuidados hasta el momento en que recuperara la
conciencia totalmente y pudiese valerse por sí misma. Fue entonces
cuando éste decidió llevarla a su comisaría, ya que, allí estaría
completamente segura.
Ningún lugar sería más apto para llevar una hermosa mujer que un lugar
que posiblemente todos creen que está repleto de seres agresivos, salvajes
y despiadados. Un viejo galpón abandonado se había convertido en la
pequeña prisión administrada por Vittorio, quien se encargaba de llevar ahí
a los hombres que castigaba, hasta hacerlos sufrir, disminuyendo
significativamente la población carcelaria cada semana. Su visión acerca
de la vida, había cambiado de una manera bastante drástica, ya que, se
había convertido en eso, un ejecutor para sus prisioneros.
Eran personas que no permitirían que volviera nuevamente las calles, no
había un sistema legal óptimo, y estos, no habían tenido ningún tipo de
piedad con absolutamente ningún ser humano. Habían actuado
simplemente por egoísmo, con el único interés de dominación, por lo que,
si no se hacía algo pronto, las calles estarían abarrotadas cada vez más de
estos sujetos, los cuales se movilizaban en coches, motocicletas y
pequeñas avionetas elaboradas con motores de coches, las cuales
permitían volar algunos metros, desplazándose con mucha mayor facilidad
y fluidez.
Estando en un territorio tan peligroso, sabían perfectamente que debían
salir de allí y cuando la chica abrió sus ojos y se dirigió a él, éste
respondió de una manera completamente fría, ya que, aún se sentía
completamente negado a establecer un vínculo.
— No estás muerta, pero lo estarás si no nos movemos. Tienes que ponerte
de pie. — Dijo Vittorio.
No podía tratarla como una chica frágil, el mundo no estaba diseñado para
eso, y aquellos que asumieran esta posición de debilidad, seguramente
estarían destinados a morir muy pronto. Los obstáculos estaban
comenzando a multiplicarse, siendo cada vez más difíciles de llevar y
evadir. Subió a Sarah a su motocicleta, pensando en que podía ocultarla en
su comisaría, pero quizá no fue la decisión más inteligente, ya que, ojos
testigos habían visto lo que había hecho el policía, quien, a la luz del día,
había actuado exponiéndose de una manera muy peligrosa.
Los hombres de aquella tierra, se encargaron de rastrear a Vittorio, y los
rumores de lo que había hecho, ofendieron tremendamente a Waxer. Este
era capaz de tolerar cualquier insolencia, pero el hecho de que le hubiese
robado una mujer, era completamente grave. Esto desde ninguna
perspectiva era para aceptable por parte de Waxer, quien sentía como su
orgullo había sido ofendido por parte de un hombre a quien le había
perdonado la vida hasta ese punto.
— Ya estoy harto de ese sheriff. Es momento de que traigan su cabeza y la
de la chica hasta aquí. Hagan todo lo posible por atraparlos.
Un enjambre de asesinos salió de manera inmediata en busca de la pareja,
la cual se había convertido en el objetivo del jefe y sus matones. La
deseaba ciegamente, y aunque no había tenido posibilidad de estar con ella
en el mismo lugar, sabía que era un diamante invaluable.
V
— Ese malnacido ya se está convirtiendo en un dolor en mi trasero. Habrá
que hacer algo drástico para que ya deje de molestar. — Dijo Waxer al
escuchar la historia narrada por uno de sus hombres.
— Lo vimos transitar con la chica en su motocicleta, se dirigía hacia el
sur, creo que allí es donde está su refugio, adonde ha llevado muchos de
nuestros hombres. ¿Qué haremos?
— Lo único que podemos hacer es ir a buscarlo personalmente y darle una
lección que no olvidará. Quiero a la chica y la quiero viva sin un solo
rasguño. Encárgate de ellos. — Respondió Waxer.
A que el hombre se refugiaba en una enorme mansión, la cual permanecía
custodiada la mayor parte del tiempo por hombres peligrosos y
fuertemente armados. No podía permitir que ninguno de estos anillos de
seguridad fuese violado de manera ilegal, ya que, su vida estaría en riesgo.
Había pagado una gran cantidad de dinero a estos matones que se
encargaban de protegerlo, pero ya era momento de salir de la zona
blindada y encargarse él mismo de sus propios asuntos. Había dejado que
otros manejaran lo que él mismo tenía que resolver, por lo que, las cosas
no habían salido como esperaba.
Sabía perfectamente que para que algo pudiera funcionar, tenía que meter
sus propias manos y hacerlo bien, por lo que, todos los problemas que le
había generado Vittorio, habían sido consecuencia de su aislamiento y
desenfado ante los constantes intentos de este hombre por tratar de
derrocarlo. Se sentía confiado, y sabía que con sólo mover un dedo y dar
algunas órdenes, lograría atrapara Vittorio, pero lo subestimaba, y no
conocía realmente cuáles eran sus verdaderas habilidades, por lo que,
simplemente está jugando a ser valiente, pero considera que más allá de lo
que conoce, hay un hombre peligroso que posiblemente podría romper las
bases para que toda la estructura colapse.
Las órdenes estaban dadas, y todo un movimiento comenzaría ejecutarse
en busca de Vittorio, el sheriff que había asumido la ley en aquel lugar,
pero quien ahora estaba actuando simplemente por impulso. Sus
movimientos calculados y planificados, se habían convertido en simples
improvisaciones que lo habían llevado a meterse en uno de los peores
problemas de su vida. A pesar de que había asesinado a hombres de Waxer,
este no le daba demasiada importancia a esto, ya que, su ejército cada vez
se incrementaba más, ya que, estaba rodeado de una gran cantidad de
personas que estaban dispuestos a hacer lo que fuese por obtener un plato
de comida o alguna recompensa.
Los aduladores, los interesados y los necesitados, siempre estaban a la
orden del día para hacer cualquier cosa por ganarse la aprobación de este
malévolo sujeto. Había permanecido gran parte del día encerrado en su
habitación, tratando de idear un plan que le permitiera arrancarle la cabeza
con sus propias manos a Vittorio. Finalmente, cuando las motocicletas y
los coches estuvieron listos para empezar la búsqueda por todo el país,
este hombre cortó la piel de su brazo con un vidrio afilado. Marcó el
nombre de Vittorio en su antebrazo, lo que era una clara señal de que
estaba destinado a morir.
Cuando Waxer llevaba a cabo esta acción, no había forma de detenerse
hasta que conseguía su objetivo, Y no sólo era asesinarlo, sino hacerlo de
una manera tan dolorosa, que este simplemente pidiera a gritos que lo
asesinaran y mediata mente. Una gran cantidad de armamento fue
instalado en estos coches modificados, mientras algunos de estos
dementes que seguían a Waxer, estaban enmascarados, cubiertos con
vestiduras de cuero, las cuales habían sido confeccionadas por ellos
mismos.
Láminas de acero en sus espaldas, algunas especies de chalecos antibalas
que le permitía evadir el peligro, estos hombres estaban simplemente
diseñados para el caos, y por esto, habían sido seleccionado personalmente
por el propio Waxer para cumplir con la misión de convertirse en su
ejército personal.
Los podía matar sin ningún tipo de contemplación, daba órdenes que eran
obedecidas de manera inmediata, y poco le importaba el destino de estos
hombres y a donde debían ir. Mientras todo este aparataje comienza a
construirse, Vittorio finalmente ya había llegado a su refugio, el lugar que
había convertido en una especie de prisión, donde debería encerrar a Sarah
si quería protegerla. Sarah estaba realmente débil, y se había quedado
dormida durante el trayecto.
Al menos ya había proporcionado algo de alimento y un poco de
hidratación, por lo que, está próxima a recuperarse. Conseguir medicinas
en un contexto como este era completamente imposible, por lo que,
dependía de simples métodos poco tradicionales que les permitía a las
personas recuperar el sentido. Era simplemente cuestión de fe, y confiar en
que el metabolismo tarde o temprano tomaría su ritmo habitual para darle
una segunda oportunidad a Sarah. La chica había caído en un profundo
sueño, y después de largas horas de descanso, finalmente había despertado.
Su cuerpo había absorbido los líquidos, el alimento había llegado a su
estómago y finalmente había conseguido un poco de energía, por lo que,
tras salir de la cama, quiso salir de la celda donde había sido encerrada.
— Hola, ¿hay alguien aquí? Sáquenme de esta celda, no soy una criminal.
— Gritó Sarah mientras intentaba llamar la atención de su carcelero.
Sintió un poco de miedo, ya que, no tenía la menor idea de donde estaba y
quien la había llevado hasta allí. Al menos le habían dado la oportunidad
de seguir viviendo, y esto era un privilegio que no todos podían disfrutar.
Eran tiempos en los que inclusive habían surgido grupos de caníbales que
se encargaban de cazar humanos, matándolos para extraer su carne y
alimentarse. Sarah había escuchado historias de todo tipo, había obtenido
información en las calles, su padre se había encargado de prepararla para
lo peor, pero nunca nada había sido tan crudo como la realidad de ver lo
que ocurría con sus propios ojos.
Las personas habían perdido su enfoque, y habían alcanzado niveles de
maldad que nadie antes había imaginado. Las intenciones de ella eran
básicas, y simplemente necesitaba acceder a una vida tranquila, pacífica y
lejos de la zozobra y la ansiedad que despertaba el hecho de estar rodeada
de asesinos, matones y violadores. Su experiencia en este lugar hasta el
momento había sido completamente traumática, pensaba que había caído
en manos de psicópatas y que estos simplemente estaban esperando que
fuese el momento para aceptar un golpe y someterla.
Pero había caído en las manos más correctas que pudo imaginar, ya que,
Vittorio era simplemente un hombre dedicado a llevar la justicia ante
aquellos que violaban las normas y estaban dedicados únicamente a hacer
sufrir al resto. Se convirtió en un héroe, el cual había salvado a mujeres y
niños en diferentes ocasiones de las manos de estos dementes que iban por
las calles en sus motocicletas y sus coches modificados con la única
intención de secuestrar a mujeres para venderlas ante el líder.
Sarah gritaba incansablemente desde el interior de su celda, algo que
alertó a Vittorio, quien se encontraba en la superficie. Este había logrado
construir un sótano, acondicionarlo con cabinas seguras elaboradas con
acero, barrotes y láminas, las cuales se convertían en las tumbas de sus
enemigos. La forma en que actuaba, había comenzado a perturbarlo, ya
que, las imágenes de todas estas víctimas que habían fallecido en este
lugar, lo visitaban durante la noche, teniendo pesadillas que lo obligaban a
despertar completamente cubierto el sudor y exaltado.
Pero nunca antes había sentido tanta tranquilidad y paz como la que había
experimentado al tener a Sarah en su poder, ya que, podía garantizarle la
seguridad y proporcionarle estabilidad emocional si ésta se lo permitía. No
era fácil sentirse protegido en un contexto como este, pero si la chica
confiaba en él, este sería capaz de proporcionar su propia vida si era
necesario para proteger la de ella. Sus intenciones nunca antes habían sido
tan comprometidas con alguien, como lo había hecho con Sarah, ya que, le
había llevado directamente hasta sus celdas para protegerla del resto.
Cualquiera que entrara allí, debía atravesar una gran cantidad de pruebas y
trampas que habían sido instaladas, ya que, este era su pequeña fortaleza y
era allí donde tenía más opciones de sobrevivir. Tras escuchar los gritos de
Sarah, Vittorio debía acumular todo el valor posible para poder
encontrarse con ella por primera vez, ya que, sentía algo de nerviosismo
ante la posibilidad de que ésta lo rechazara y le exigiera que la liberara. Lo
menos que esperaba era 1 g de agradecimiento, no pedía nada más, ya que,
simplemente había actuado influenciado por el sentido común, ya que, la
única salida de una situación como esta para cualquier chica indefensa y
solitaria era la muerte.
Era impresionante como en algunos lugares serán encontrados cuerpos de
chicas asesinadas, las cuales contaban con claros signos de violación, y
esto, era completamente avalado por este malévolo líder, quien se había
encargado de darle una oportunidad a los enfermos psicópatas que
habitaban en las calles. Mientras más caos y más desorden hubiese en la
ciudad de Suburbia, menos oportunidades habría para aquellos que
contaban con una esperanza de poder recuperar el orden en la ciudad.
Aunque eran muy pocos, Vittorio se había encargado de buscar a otros que
siguiera en la misma línea que él, apegándose a la ley e intentando hacer
justicia, pero ante su constante fracaso y atestiguamiento de una gran
cantidad de muertes, prefirió comenzar a moverse completamente solo.
Ahora, se encuentra acompañado de una chica cuyas habilidades
desconoce, simplemente sabe que es muy hermosa y que puede conseguir
graves problemas al tenerla con él. Pagarían una importante cantidad de
oro por ella, pero no está dispuesto a sucumbir ante la tentación.
Vittorio ha tenido que lidiar también con la hambruna, con la necesidad,
con la desesperación, y en ocasiones, se ha visto tentado a trabajar para el
crimen, ya que, sus habilidades lo convertirían en un elemento de gran
valor para estos corruptos criminales que dominaban el mundo. Pero tenía
una convicción realmente sólida, estaba completamente seguro de que del
lado correcto era donde estaba, por lo que, cada vez que estos
pensamientos e incorrectos pasaban por su mente, debía pensar en todas
las muertes, daño y sangre que había sido derramada de manera injusta
debido a la participación de estos sujetos, los cuales no tenían ningún tipo
de respeto por la humanidad.
Finalmente, Vittorio decidió bajar al sótano, listo para encontrarse por
primera vez con aquella hermosa chica, la cual se sujetaba los barrotes,
tratando de hacer un espacio para salir de la celda. El espíritu de Sarah era
aguerrido y no estaba dispuesta a morir encerrada allí, por lo que, utiliza
todas sus fuerzas para separar las láminas de los barrotes y hacer un poco
de espacio. Cuando Vittorio descendió al sótano, pudo visualizar lo que
está ocurriendo antes de que la chica se percatara de que él estaba allí, por
lo que, simplemente se quedó en las escaleras observando en silencio lo
que estaba ocurriendo.
Aunque parecía que iba a sucumbir ante la desesperación, Sarah se había
tomado el tiempo para evaluar completamente la estructura. Había
observado minuciosamente cada uno de los elementos que conformaban la
celda, encontrando un punto débil en uno de los barrotes. Eso ni siquiera
había sido identificado por alguno de los grandes criminales que había
estado allí dentro, por lo que, Vittorio había quedado completamente
impresionado al visualizar las capacidades de la chica de poder evaluar su
entorno y las ventajas que podía utilizar a su favor.
Hasta el momento, nadie había impresionado tanto a Vittorio como esta
chica, dejándola que siga intentándolo, ya que, él no es quien para
arrebatarle las posibilidades de escapar de allí. A fin de cuentas, no es el
interesado en que ella esté encerrada por alguna razón en particular que
ponga en peligro su integridad. La razón por la que se encuentra allí es que
en el momento en que algunos matones lleguen en busca de la chica, estos
no puedan ponerle un dedo encima.
Las rejas de aquella celda, están elaboradas con materiales sólidos, y para
entrar, simplemente requieren de una llave, la cual sería destruida por
completo por Vittorio en un caso de emergencia. Finalmente, después una
larga sesión de esfuerzo, Sarah había logrado sacar la mitad de su cuerpo,
aflojaba los barrotes y trataba de pasar a través de ellos, pero llegó un
punto donde simplemente no pudo mover se me hacia adelante o hacia
atrás.
Comenzó a gritar desesperadamente por ayuda, algo que le generó algo de
gracia a Vittorio, quien, a pesar de quedar bastante impresionado, no pudo
evitar sentir un poco de gracia al ver a esta hermosa mujer comportándose
como una niña, indefensa y sin ningún tipo de oportunidad de poder
escapar. Era momento de presentarse ante ella, y a pesar de que sabía que
habría una reacción hostil por parte de la chica, tenía que enfrentar ese
leve miedo al rechazo que había comenzado a crecer en su corazón.
— Parece que te has metido en problemas… — Dijo Vittorio mientras se
acercaba la chica.
Esta experimentó un miedo terrible, ya que, no sabía quién estaba frente a
ella. Podría ser un hombre bueno y con intenciones inofensivas, pero
también podría tratarse de un violador o algún hombre abusivo, quien
podría comprometer la integridad y la salud de la chica.
— ¿Quién eres? ¿Por qué me tienes encerrada en este lugar? ¡Déjame salir
ya! — Ordenó Sarah.
— Tienes un carácter muy fuerte y una actitud aguerrida. Eso es bueno, es
algo necesario para poder subsistir en este entorno tan agresivo. Pero debo
negarme ante lo que pides, ya que, es muy peligroso que estés fuera de ese
lugar.
— ¿Quién te crees para poder decidir qué debo hacer o no? Necesito salir
de esta celda, continuar moviéndome, o de lo contrario me asesinarán.
— Así que vienes huyendo de un peligro… Pues creo que llegaste al lugar
equivocado, porque Suburbia se ha convertido en el lugar más peligroso
para una mujer hermosa, joven y solitaria como tú.
Fue inevitable para la chica que sus mejillas se sonrojen, ya que era un
hombre muy atractivo y apuesto, por lo que, el hecho de que le dijera unas
palabras tan delicadas, la hicieron sentir un poco intimidada.
— ¿Podrías ayudarme a salir? O al menos terminar de entrar, ya que, me
encuentro atrapada entre estos barrotes, o te quedarás viéndome allí el
resto del día.
— Lamento no poder ayudarte, pero creo que tendrás que salir de esto tú
sola. Me sentaré aquí y esperaré a que encuentres una solución, o de lo
contrario, te quedarás atrapada allí para siempre. — Dijo Vittorio mientras
se sentaba en uno de los escalones del sótano.
— ¿Cómo es que vas a dejarme aquí? Estoy atrapada, ¿o es que no lo
entiendes?
— De alguna forma te metiste en esa situación, por lo que, deberás salir tu
sola. Te recomiendo que tengas paciencia y hagas movimientos leves, de
lo contrario, cada vez empeora harás todo.
Vittorio enciende un cigarrillo y se quedó contemplando a la chica, quien
continuaba esforzándose cada vez más por salir de allí. Había comenzado
a transpirar y estaba realmente agotada, y a pesar de que era algo tortuoso
e hizo un completo esfuerzo sobrehumano para poder liberarse, no era
posible lograrlo. Había gastado una gran cantidad de energía para llegar
hasta ese punto, pero al final, rendirse había sido la única opción.
VI
A pesar de que era un lugar tranquilo en el cual podrían estar en paz
durante algún tiempo, la pareja había logrado ser rastreada por sus
enemigos, quién es parecían tener ojos en cada rincón. Era prácticamente
imposible permanecer oculto mientras se mantuvieran en un solo lugar,
por lo que, esta era la principal razón que mantenía a Vittorio en constante
movimiento. Si se asentaba en un lugar durante tiempo prolongado, esto
daba una clara señal de que estaba debilitado, lo que permitía a sus
contrincantes atacarlo sin piedad.
Fue entonces cuando descubrió que había sido un completo error haberse
quedado en aquel lugar, ya que, había escuchado el ruido de las
motocicletas en horas de la madrugada. Estos se habían preparado para
atacar durante las horas de descanso del sheriff, pero este, quien poco
dormía. Solía descansar durante horas del día, y había aprendido a
desarrollar una técnica que le permitía mantener su mente dormida pero la
atención despierta.
Parecía algo imposible, pero era la única manera que había encontrado
Vittorio para poder obtener un poco de descanso cerebral y recuperar la
energía que invertía durante tantas horas de atención y vigilancia. Cuando
escuchó el rugido de las motocicletas, supo perfectamente que algo muy
grave está por ocurrir, y que finalmente habían llegado para tratar de
vengarse ante la insolencia de Vittorio.
Este, había corrido directamente hacia la celda, dirigiéndose hacia el
sótano, ya que, Sarah no había podido escaparse de aquel lugar. Lo había
intentado con toda su intención, pero no había podido conseguir
resultados.
— ¡Debes prepararte, están aquí! — Dijo Vittorio mientras le daba un
arma a la chica, quien tomó su rifle en sus manos, completamente
confundida ante lo que pasaba.
— ¿Qué debo hacer? ¿Cómo podría defenderme encerrada en este lugar?
— No dejes que nadie se acerque a la reja, y dispárale a cualquiera que
atraviese esta puerta si no soy yo. — Dijo Vittorio antes de abandonar el
sótano.
— Espera, no me dejes aquí. — Gritó Sarah mientras veía como este
hombre desaparecía de su vista.
Era el momento de la verdad, tenían que enfrentar a la cruel realidad que
los rodeaba. Vittorio se había sentido tranquilo y en paz durante los
últimos días, ya que, había tenido la compañía de una hermosa mujer que
le atraía enormemente. Pero antes su constante enfoque y concentración de
sus objetivos principales, sabía que no podía permitir que alguien captara
su atención y lo sacara de su centro de equilibrio. Sarah era especialista en
este tipo de actos, ya que, tan sólo con su belleza, era capaz de
desconcentrarlo y desestabilizarlo totalmente. Vittorio subió rápidamente
hacia la cabaña, atrincherándose para esperar a sus adversarios.
Aquella horda de motorizados, había rodeado por completo el lugar, ya
que, estaban completamente seguros de que allí se encontraban.
— Puedes ocultarte como una rata durante toda la noche, o simplemente
entregarnos a la chica y te permitiremos vivir. — Dijo una voz gruesa y
profunda.
Vittorio había podido recordar esta voz, sabía que se trataba de Waxer, por
lo que, debía actuar rápidamente, ya que, en muy pocas ocasiones le había
tocado enfrentar a los líderes de todas estas organizaciones. Era un solo
hombre contra un ejército de más de 30 asesinos, los cuales tenían como
único objetivo, capturar la cabeza de Vittorio, la cual ya tenía precio. Ante
la ausencia de respuesta, Waxer había comenzado desesperarse, ya que,
quería obtener una reacción, que este simplemente se desesperara y
comenzar a disparar, pero Vittorio era un hombre centrado, con un método,
con una estrategia que cumple en cada ocasión, por lo que, no iba a
sucumbir ante la manipulación de su enemigo.
Simplemente tenía que esperar a que intentaran atravesar una de las
puertas o las ventanas, y en ese momento, comenzaría la lluvia de balas,
no antes. Estuvo allí tendido justo detrás de una especie de tela metálica
que había preparado, la cual servía como blindaje ante las balas que
pudiesen intentar alcanzarlos, mientras este contaba con cierta ventaja
ante la posición privilegiada que le permitía una visualización de cada uno
de los orificios que podían utilizar para entrar. Pero Waxer no iba tener
paciencia durante mucho tiempo, estaban agotados por el viaje,
malhumorados y muy frustrados ante la falta de respuesta de Vittorio.
Fue por esto, que aquel sujeto había dado la orden de comenzar a disparar,
por lo que, absolutamente todos y cada uno de los hombres que había
acudido a este lugar comenzó a descargar su arma de manera furiosa en
contra del edificio. Aunque las balas difícilmente atravesarían este lugar,
debido a la gran cantidad de armamento pesado que llevaban, poco a poco
el edificio comenzaría severo. Vittorio simplemente esperaba
pacientemente la oportunidad perfecta para comenzar a atacar, ya que, este
también había logrado conseguir armamento pesado.
Cuando finalmente lograron derribar la puerta, Vittorio había logrado
disparar un misil, el cual fue dar directamente contra uno de los coches del
grupo de asesinos, el cual es parte estalló en segundos, matando a una gran
cantidad de esta horda de matones. Estaba casi seguro de que en el coche
se encontraba el líder, por lo que, con un solo tiro de gracia, podría
eliminar la amenaza más potente. Para sus cálculos habían fallado, y tras
disparar este misil, logró sólo matar al menos 10 del grupo de hombres. Ya
no tenía demasiadas oportunidades, ya que, estos comenzarían a entrar a la
casa, así que, Vittorio corrió directamente al sótano, entrando a la celda de
la chica.
— Escuché una explosión. ¿Está todo bien? — Preguntó Sarah mientras se
encontraba muy asustada.
Vittorio había logrado ganarse un poco de la confianza de Sarah, por lo
que, al estar al lado de ella, esta no sientes nada de desconfianza. La había
alimentado, la habían protegido, le había proporcionado un lugar cómodo
para descansar y refugio, y era mucho más de lo que podía encontrar en las
calles de Suburbia.
— Estos hombres no van a negociar absolutamente nada, vienen por mi
cabeza y por tu cuerpo, así que, si no quieres terminar follando con un
hombre desagradable y demente, te recomiendo que apuntes a la cabeza a
cualquiera que entre por esa puerta. Dispara a matar. — Ordenó Vittorio.
Eran palabras fuertes para una chica que a pesar de que, si había utilizado
armas, no tenía el corazón para arrebatarle la vida absolutamente nadie.
No importaba cuan crueles o desalmado fuesen los hombres que estaban
detrás de toda esta situación, la chica simplemente seguía su instinto, por
lo que, no quería manchar sus manos de sangre. Pero era su libertad, su
integridad, por lo que, no podía ser débil, ya que, de lo contrario sufriría
grandes consecuencias o Vittorio moriría.
— Sabemos que están allá abajo. No hagan algo estúpido si no quieren
morir en pedazos. — Dijo uno de los hombres.
— No temas, no son capaces de hacerte daño. Vales mucho dinero.
Tratarán de hacer lo posible por llevarte viva con su líder.
Esto tranquilizó parcialmente a Sarah, quien sabía que de alguna u otra
forma estos hombres que trataban de capturarla, preservaría su integridad.
Claro, esto sólo era temporalmente, ya que, cuando tuviesen la
oportunidad, le entregarían a un hombre que haría realidad sus deseos más
retorcidos con el cuerpo de esta chica. Vittorio comenzó a disparar, y acto
seguido, Sarah se unió a la ráfaga de disparos.
Pudieron herir en las piernas a un hombre que rodó por las escaleras
cayendo abruptamente, recibiendo un tiro de gracia proporcionado por la
propia Sarah. Esto enfureció al resto de los hombres, quienes comenzaron
a disparar hacia el interior del sótano, pero al no poder ver en qué posición
se encontraba la pareja, era difícil acertar.
— Somos un blanco fácil aquí. Nos mantendré cubiertos mientras escapas
por esa escotilla que ves en el suelo. — Dijo Vittorio.
La chica abrió la pequeña compuerta y puedo ver un túnel oscuro, el cual
se había convertido en la única posibilidad de escapar de esta situación.
— Entra en el túnel y no pares hasta encontrar la luz. No te preocupes,
estarás a salvo. — Dijo Vittorio, mientras comenzaba a disparar tu
segunda arma en contra del orificio del sótano.
Sarah no tenía demasiadas opciones más que confiar en Vittorio, ya que,
este era el único que le había dado la posibilidad de seguir respirando.
Tomó una bocanada de aire y saltó hacia el túnel, comenzando a correr con
toda su fuerza es directamente hacia la libertad. Era uno de los pocos
recursos que le quedaba a Vittorio para poder escapar, por lo que, este la
seguiría tan pronto como pudiese. Lo retuvo el tiempo suficiente como
para que la chica pudiese avanzar, alejándose de este lugar y ganando un
poco de tiempo, algo que le daría la oportunidad de continuar viviendo.
Finalmente, al cabo de unos minutos, se habían encontrado nuevamente a
las afueras de aquel túnel, sabían que los estaban siguiendo, por lo que,
Vittorio debía resolver rápido antes de que estos continuaran pisándole los
talones. Le había proporcionado las llaves de la motocicleta a la chica,
ordenándole que se marchara de ahí conduciendo tan rápido como pudiese
hacia el sur.
— No puedo abandonarte aquí como si no me importaras. Has dado
demasiado por salvarme la vida y no estoy dispuesta a abandonarte.
— Si no te vas ahora, absolutamente todo lo que hemos hecho será en
vano.
— Pero es que si no...
— Márchate ya o nos matarán ambos. — Dijo Vittorio mientras ponía su
mano sobre la boca de la chica.
La interacción y la conexión entre ellos había sido intensa, pero no era
momento para confusiones, debían seguir avanzando en búsqueda de la
supervivencia, por lo que, la chica se adentró directamente hacia el
bosque, mientras Vittorio corría directamente al interior del túnel, ya que,
debería de donarlo, pero no podía hacerlo desde afuera. Esto permitiría
que los hombres que lo seguían quedarán completamente tapiados en el
interior, bueno, aquellos que se atrevieran a ingresar a este lugar, ya que,
Waxer había tomado las precauciones de seguir avanzando por tierra, ya
que, no confiaba en lugares estrechos, y mucho menos que habían sido
preparados por un hombre que estaba acostumbrado al combate, la batalla
y la guerra.
Siempre tenía todo planeado y medido, por lo que, no había sido una
sorpresa que el túnel explotara mientras seis de aquellos hombres se
encontraba en el interior del pasadizo. Vittorio tuvo que salir tan rápido
como pudo antes de ser atrapado al igual que los hombres, comenzando a
correr directamente hacia el bosque, ya que, se encontraría con la chica en
algún momento.
No había tenido demasiadas oportunidades para salvarla, por lo que, el
plan había salido del todo bien, casi con unas probabilidades
absolutamente nula de tener éxito. Pero un hombre sin su motocicleta, se
sentía completamente vulnerable y desarmado. La chica no había recibido
instrucciones claras de hasta donde debía avanzar, por lo que, condujo
hasta que finalmente había perdido el control de la motocicleta y había
caído sobre hojas secas, quedando completamente aturdida.
Los hombres de Waxer habían comenzado a avanzar rastreando a su
víctima, hasta que finalmente habían comenzado a pisar los talones a
Vittorio, quien trataba de desplazarse de forma estratégica, pero era
prácticamente inútil. Lo habían rodeado, y cuando uno de ellos finalmente
lo había alcanzado, una pelea había iniciado en medio del bosque. Una
especie de cuerno fue sonado cuando lo encontró, una especie de
indicativo que le daba una información a los demás de que finalmente lo
había encontrado. Comenzaron a pelear, ya que, cuando Vittorio intentó
disparar en contra de su enemigo, las balas no salieron de su arma.
Esta se había quedado atascada, por lo que, un fuerte golpe en la
mandíbula lo envió al suelo. Era una guerra de potencia, ambos tenían
técnica impecable para la pelea, pero Vittorio sabía que este caballero
debía tener un punto débil. Recibía impactos fuertes en sus costados,
patadas en sus rodillas, y sabía que, ante su cansancio, estaba en una
desventaja tremenda. Se ponía de pie con dificultad, y cada vez que recibía
un impacto, pensaba que finalmente se desvanecería. Pero cuando
finalmente aquel hombre intentaba asesinar a Vittorio, una bala hizo eco
en el bosque.
La chica había logrado neutralizar al adversario, disparando una bala que
había atravesado el cuello del enemigo, quien estaba a punto de dejar caer
una roca en el rostro de Vittorio.
— Ya has salvado mi vida demasiadas veces. Creo que es mi turno. —
Dijo Sarah mientras sonreía.
Vittorio tenía pocas oportunidades, pero esta había sido definitivamente
una en la que creyó que todo terminaría finalmente. Estaba resignado, ya
que, en parte estaba cansado de tener que huir constantemente. Tenía la
convicción de que tarde o temprano terminaría desmantelando
absolutamente todo lo que había ocurrido hasta el momento, pero ante la
potencia del enemigo, se sentía como una pequeña hormiga combatiendo
contra un jabalí.
Sarah ayudó a su compañero a ponerse de pie rápidamente y ambos
subieron a la motocicleta para adentrarse hasta lo más profundo del
bosque. Era difícil moverse ante la gran cantidad de árboles y raíces que
bien, pero Vittorio era experto en recorrer estos caminos hostiles, por lo
que, finalmente había logrado recuperar la ventaja que habían perdido de
manera súbita. Finalmente, habían llegado hasta el borde de un lago,
donde habían parado a descansar, ya que, estaban completamente seguros
de que habían perdido a sus persecutores. Mientras ambos se encontraban
a la orilla de este hermoso lugar, el cual era iluminado por los rayos del
sol, Sarah sucumbió ante su curiosidad.
Veía como Vittorio tomaba agua del lago, intentando hidratarse y lavar su
rostro, por lo que, se le quedó mirando fijamente, y pudo detallar la
ternura y dulzura que había en su personalidad. A pesar de que era un
hombre rudo y con una agresividad contenida, no podía ocultar ese aspecto
de su personalidad que revelaba a un hombre completamente humano que
estaba interesado únicamente en regresarle la pasa estas tierras.
Suburbia se había convertido en un verdadero infierno desde que estas
hordas de hombres violentos habían comenzado a ejercer su mandato. Lo
único es quería era poder brindarles paz a los habitantes, por lo que,
luchaba incansablemente por erradicar esta plaga. Sin poder controlar sus
impulsos, la chica había decidido besar a Vittorio, quien se había quedado
completamente sorprendido ante el gesto de la chica.
Durante los siguientes 13 días que estuvieron atrapados en el bosque, este
no había podido sacar de su mente el gesto irreverente y espontáneo de
aquella chica, quien se había sentido completamente avergonzada después
de aquella acción. Estaba acostumbrada a reprimirse, a evadir a las
personas, pero Vittorio le había dado la posibilidad de descubrir una parte
de ella completamente distinta.
Aquel beso, pareció no significar nada para él, quien se mostró indiferente
y serio ante el contacto, mientras que, para las chicas, había sido la
experiencia más deliciosa que hubiese experimentado jamás. Había besado
a un hombre al que deseaba, al cual le debía la vida, por lo que,
experimentó unos niveles de excitación tan grandes, que prácticamente,
cada molécula de su piel se estremeció.
VII
La supervivencia había sido difícil, ya que, en aquellas condiciones de
contaminación, la naturaleza se había vuelto hostil, y no proporcionaba
ningún tipo de alimento que fuese útil para los humanos. Vittorio había
aprendido a desarrollar algunas habilidades que le permitían encontrar
alimento en la corteza de los árboles, obteniendo sabia que proporcionaba
energía, algo que había sido de gran utilidad durante los últimos días.
Aquellos días en el bosque, habían servido para demostrarle a este hombre
que estaba completamente perdido por los encantos de Sarah, quien era
una chica completamente inocente e ingenua del mundo que la rodea va,
por lo que, ha comenzado a enamorarse profundamente de ella, y aunque
no lo puede controlar, debe reprimirse, ya que, si se distrae, puede
comprometer la vida de ambos.
Pero no podía mantenerse ocultos y huyendo durante el resto de su vida,
por lo que, aquel bosque simplemente es una ubicación temporal mientras
las cosas se calman. Pero Vittorio sabe perfectamente que la personalidad
de Waxer no le permitirá rendirse, es demasiado orgulloso como para
aceptar una derrota, por lo que, después de buscarlo durante largos días de
manera incansable, finalmente había utilizado una estrategia que era a
prueba de errores.
Waxer mantenía encerrados un grupo de lobos asesinos que podían trastear
absolutamente cualquier cosa, por lo que, tras encontrar uno rastro de
ellos, finalmente había encontrado la manera de ubicarlos. Estos lobos
asesinos, se encargarían de llevarlos directamente hasta la ubicación de
Vittorio y Sarah. Su estado no era el más óptimo, ya que, no habían
recibido el alimento y la hidratación necesaria, por lo que, escapar de
lobos asesinos pertenecientes a Waxer, no sería posible en las condiciones
en las que se encontraban.
En horas de la tarde, cuando el sol se ponía, Vittorio escuchó a lo lejos el
aullido de estos animales, los cuales había visto actuar en ocasiones
pasadas. Estos brutales animales eran de dimensiones realmente
intimidantes, parecían haber sido modificados genéticamente, ya que,
doblaban en tamaño a un lobo normal. Sus dientes y sus garras podían
romper y desgarrar rápidamente la piel de un humano, lo que los hacía
unas bestias letales muy difíciles derribar y difíciles de evadir.
Esto obligó a Vittorio a alertar a la chica, quien se encontraba en el lago
tomando un baño. Había corrido hasta este lugar para informarle lo que
está pasando, encontrando a Sarah completamente desnuda saliendo del
agua.
— ¿Qué haces aquí? Té dije que tomaría un baño. — Dijo la chica
mientras cubría sus senos y su zona genital.
Sintió un poco de vergüenza al haberla abordado de esta manera tan
repentina, pero era esto o esperar a que la chica se vistiera y perder
tiempo. Estos animales avanzaban con mucha rapidez, no titubeaban,
simplemente buscaban a su víctima y no descansaban hasta incrustar sus
dientes en la carne.
— Vístete tan rápido como puedas. Tenemos que irnos inmediatamente.
Nos han encontrado. — Dijo Vittorio.
— ¿Estás seguro? — Dijo la chica mientras corría hacia sus ropas.
Vittorio se dio vuelta para darle un poco de privacidad, pero estaba
completamente tentado ante la necesidad de poder visualizar nuevamente
el cuerpo desnudo de la chica. Era perfecta, justo como la imaginaba,
había fantaseado con ella en múltiples oportunidades, pero al ver tus senos
y sus curvas, simplemente se había despertado en su interior esa bestia
insaciable que necesitaba alimentarse de sexo. Pero el peligro se
interponía una vez más entre él y sus planes de tratar de generar un
vínculo con la chica ya que, cuando este finalmente estuvo vestido, se
vieron obligados a salir de allí tan rápido como pudieron.
Vittorio había dejado rastros, algo que los comprometía y finalmente le
había confirmado a Waxer que había estado en este lugar. Corrieron a
través del bosque a una velocidad impresionante, pero ante el
desconocimiento de la zona, se exponían a cualquier peligro. Sarah había
perdido la orientación, y ante los niveles de adrenalina que había
experimentado, se había dirigido de manera errática hacia un grupo de
arbustos, pero cuando nos atravesó, se encontraría con un precipicio el
cual caería de manera instantánea.
Habían sido más de 30 m de caída libre, y había caído en el paso del río, el
cual la llevaría instantáneamente. Por suerte, la chica sabía nadar, pero
Vittorio, había visto impresionado cómo había sobrevivido a esta
situación, la cual estuvo muy cerca de acabar con su vida ya que había
rozado a sólo centímetros de las piedras. Tomando un respiro profundo,
Vittorio se preparó para seguir a la chica, ya que, si descendía de manera
normal, tomaría demasiado tiempo. esta era la única forma de escape de
aquellas bestias, ya que, si regresaba, se encontraría frente a frente con los
asesinos y sus bestias.
Vittorio tomó algo de impulso y saltó directamente al agua,
experimentando un vacío en su estómago mientras se dirigía directamente
hacia la corriente. Al entrar al río, mantuvo la respiración, comenzando a
nadar en dirección al agua, para tratar de alcanzar a Sarah. Todo había
ocurrido muy rápido, habían tenido tomar decisiones instantáneas, las
cuales no contaban con un filtro demasiado extenso. Tenían que resolver
inmediatamente, o de lo contrario, morirían a manos de estos matones.
Ambos habían logrado sobrevivir, y ante sus destrezas y habilidades,
finalmente habían logrado salir a flote. Vittorio nada más rápido que la
chica para poder alcanzarla, mientras ésta se resistía a la fuerza de la
corriente del agua, ya que, había visto caer a Vittorio. A pesar de que todo
había sido inesperado, caer por este acantilado había sido un escape
efectivo, ya que, habían sacado una ventaja importante a sus enemigos.
Lograron desplazarse varios kilómetros de forma rápida, logrando
sobrevivir una vez más ante una amenaza que estuvo a punto de
arrebatarles la vida por segunda vez.
Tras aferrarse a un grupo de ramas, finalmente habían logrado salir del
agua, pero cuando creía que todo había terminado, escucharon algunos
sonidos provenientes de los árboles.
— No muevas un solo músculo, Sarah. No estamos solos. — Dijo Vittorio
mientras observaba hacia las copas de los árboles.
— De pronto, Vittorio volteó rápidamente para interceptar una flecha que
había sido disparada directamente a su espalda. La tomó con su mano
derecha, algo que dejó completamente impresionada a Sarah, ya que, no
sabía qué tan desarrolladas eran las habilidades de este sujeto.
— Al suelo, ahora. — Dijo Vittorio mientras entraba en posición de
ataque.
— Me impresionan tus habilidades. No eres un hombre común. — Dijo
una voz femenina desde los árboles.
— No venimos a hacer daño. Intentamos sobrevivir, intentan asesinarnos.
— Dijo Vittorio mientras sostenía en su mano la flecha que estuvo a punto
de matarlo.
— Dime tu nombre y que quieren. — Dijo la voz de la misteriosa mujer.
— Mi nombre es Vittorio, ella es Sarah. Waxer y sus hombres nos
persiguen y nos matarán si no se encuentran.
Unos segundos más tarde, un grupo de mujeres se mostró ante la vista de
la pareja de prófugos, los cuerpos eran exuberantes y atractivos, con una
musculatura desarrollada, abdomen perfecto, piernas largas y musculosas,
lo que era producto de una vida dura de entrenamiento. Vittorio observaba
completamente estupefacto la imagen, ya que, nunca antes había estado en
presencia de una gran cantidad de mujeres como estas, las cuales
superaban en belleza a cualquiera que hubiese visto antes.
— ¿Quiénes son? — Preguntó Vittorio.
Aquella mujer, guardó silencio, mientras todas las féminas que la
acompañaban, llevan armas en sus manos.
— Acompáñennos. — Dijo la que parecía ser la líder de este grupo.
No tenían demasiadas opciones para tomar, por lo que, debían confiar en
estas mujeres, ya que, es su única opción de supervivencia, ya que, se
intentaban escapar con mucha facilidad gustas los asesinarían con sus
flechas. Habían sido recibidos en un pequeño campamento, el cual había
sido construido por estas mujeres que parecían haberse ocultado en lo más
profundo del bosque.
Este campamento había sido desarrollado por aquellas féminas que habían
decidido escapar de las posibilidades de ser secuestradas por los
revendedores de mujeres. Se habían aislado, y habían entrenado
arduamente para convertirse en un grupo de resistencia, el cual estaba
compuesto únicamente por mujeres. Vittorio había corrido con la suerte de
llevar a Sarah con él, ya que, aquellas chicas eran capaces de matar a
cualquier hombre sin ningún tipo de contemplación.
Al asumir que eran simples criminales, lo matarían sin dar explicaciones,
pero al encontrarse protegiendo a esta chica, le dieron la oportunidad de
sobrevivir. Habían permanecido ocultos en este lugar durante algunos días,
lo que les había dado la posibilidad de recuperar la calma, y aunque aún
había algunos asuntos que resolver, Vittorio continúa pensando en aquel
beso que se había generado de manera inesperada entre él y Sarah.
Pero la principal demostración de amor que había proporcionado este
hombre se había llevado a cabo de manera inesperada durante una noche,
cuando la líder de aquel grupo, se había acercado a Vittorio de manera
inesperada mientras éste dormía en una pequeña cabaña. Estaba oscuro,
todo estaba silencioso, y aquella mujer, parecía sentir un poco de
curiosidad por conocer qué era lo que existía entre este hombre y su
acompañante.
Tenían actitudes extrañas, parecía haber algo de química entre ellos, pero
ante su curiosidad, Catana, la líder del grupo, intentó indagar por sus
propios medios si Vittorio era un hombre corriente o le debía cierta lealtad
a esta chica. La mujer se había fijado en él desde el primer momento, lo
había seducido con sus habilidades, era un hombre sólido, atractivo y rudo,
por lo que, era muy fácil fijarse en alguien como él.
— Catana, ¿qué haces aquí? — Preguntó Vittorio mientras despertaba
sobresaltado al escuchar unos pasos avanzar hacia su cama.
— Sólo he venido a conversar. Eres un hombre muy misterioso, y no he
podido dormir en los últimos días al pensar en qué te ha movido a proteger
esa chica de esa manera.
Estaba limitado para contestar, ya que, ni siquiera podía sincerarse con el
mismo acerca de los sentimientos que experimentaba por Sarah. Estaba
completamente negado a la idea de que se estaba enamorando, ya que, en
medio de una situación como esta, no podía permitírselo.
— Te reprimes innecesariamente ante un sentimiento que está creciendo
en tu pecho como brasas ardientes. No podrás contenerlo para siempre. —
Dijo Catana.
— Creo que no sabes nada de lo que estás hablando. Necesito descansar,
así que, te agradecería que me dejaras solo. — Dijo Vittorio.
— Sé que quizá no necesitas el consejo de una mujer, pero entre nosotras,
sabemos perfectamente cuando algo existe en el alma y nos carcome. Esa
chica está completamente perdida de amor por ti, quizá es el
agradecimiento por todo lo que has hecho por ella, pero también veo
pureza en tus sentimientos hacia ella, no pierdas esta oportunidad. — Dijo
Catana antes de salir de aquella cabaña.
Sus palabras habían sido realmente útiles, ya que, habían servido para
despejar algunas dudas en el corazón de Vittorio. Este estaba
completamente perdido por ella, pero mantenía su posición sólida ante la
posibilidad de vincularse con ella, ya que, podría terminar en una grave
desilusión. Era una mujer hermosa, muy hábil e inteligente, la cual había
logrado sobrevivir a situaciones que nadie más podría haber superado. Fue
entonces, cuando Vittorio decidió tomar la determinación de hacerle una
visita privada a la chica en su cabaña personal.
Se mantenían aislados, alejados, ya que, la tentación parecía crecer de
manera significativa con cada segundo que pasaba. Vittorio mantenía sus
sentimientos en una prisión, pues sabía cuán intenso podía y tornarse todo
si perdía el control. Necesitaba tan sólo un argumento, una excusa para
poder avanzar hacia la chica, y las palabras de Catana, habían servido
como una ignición para esa llama que comenzaría a arder de manera
intensa en su interior.
Había tenido que enfrentar una gran cantidad de peligros, la muerte lo
había acariciado en múltiples ocasiones, pero nunca había experimentado
un miedo tan intenso y profundo como el que había comenzado a aflorar
mientras caminaba desde su cabaña hacia la de Sarah. El miedo a que le
rompieran el corazón, siempre se encontraba latente, ya que, si se acercaba
a ella y esta no estaba dispuesta a darle pie a un vínculo entre ellos,
quedaría como un completo tonto.
Había asesinado hombres, había escapado de los peligros más terribles,
pero el desamor, era un miedo que no sabía manejar. Nunca se había
involucrado con alguien de la manera que lo había hecho con Sarah, por lo
que, esta chica representa un elemento muy importante para él. Estuvo de
pie frente a su puerta durante al menos 10 minutos, ya que, no conseguía
acumular el valor suficiente para cruzar esa puerta. Pensaba una y otra vez
en lo que estaba haciendo, y sabía que no habría marcha atrás una vez que
comenzara todo este proceso.
Sarah era muy importante para él, y había quedado completamente
demostrado tras las acciones desinteresadas que había tenido Vittorio. Su
vida había estado en peligro, y simplemente podía haber desaparecido y
dejar a la chica a su suerte, pero se había comprometido a salvarle la vida
y a mantenerla a salvo, algo que Sarah no podría olvidar jamás.
La chica simplemente había descartado la posibilidad de que existiera algo
entre ellos, a pesar de que lo deseaba enormemente. Sabía que Vittorio
respetaba la distancia, y que no sería capaz de tocarle un solo cabello sin
su autorización, algo que lo hacía inclusive mucho más atractivo aún. Pero
a pesar de que Vittorio imaginaba que no había sido percibido, su
respiración era fuerte, su corazón estaba acelerado, y la transpiración era
continua.
Los pasos dudosos que había dado hasta la puerta de Sarah, habían sido
escuchados por esta, y ante el temor de pensar que se tratara de una
amenaza, la chica había salido de su cama en el último minuto, abriendo la
puerta de manera inesperada, atrapando a Vittorio en medio de una
tormenta de dudas, las cuales se disiparon en el momento en que se había
encontrado con la mirada fija de aquella hermosa chica de ojos verdes.
VIII
La mirada de Vittorio se paseó desde el abdomen de la chica hasta sus
pechos, finalmente para encontrarse con los labios húmedos de Sarah,
quien mordía parte de estos de una manera bastante sugerente. La chica
estaba aterrorizada, pero no sabía exactamente a lo que había ido este
hombre hasta este lugar. Si era algo que había esperado tanto, no era
momento para preguntar o cuestionar, simplemente debían actuar
siguiendo sus instintos, los cuales le estaban pidiendo a gritos que
finalmente cedieran ante la tentación.
— Lamento molestarte. No quise interrumpir tu sueño. — Dijo Vittorio.
— Estaba despierta. No te preocupes. ¿Quieres entrar? — Preguntó Sarah.
Ante los nervios, los labios de Sarah se secaban rápidamente, por lo que,
justo al terminar su frase, lamió sus labios para humedecerlos, algo que
enloqueció instantáneamente a Vittorio. Este, tomó a la chica de su rostro
y le proporcionó un beso tan profundo que instantáneamente, la chica
reaccionó interactuando con su lengua, tocando la de él. Su reacción había
sido la esperada, necesitaba este beso, y parecían haberse alimentado de
energía de manera instantánea al interactuar en este punto.
Las manos de Vittorio se posaron sobre la cintura de la chica, mientras
ésta se abrazaba a él en medio de un beso apasionado. Había comenzado a
excitarse de una manera descomunal, y mientras su cuerpo se estaba
completamente unidos, Sarah comenzó a sentir como la entrepierna de
Vittorio comenzaba a endurecerse cada vez más. Los niveles de excitación
de este caballero eran sin precedentes, ya que, nunca había sentido tanta
atracción por una mujer como lo hacía con Sarah.
La chica tenía un atractivo natural, su aroma, su sabor, su textura era
completamente alucinante, por lo que, esta comenzó acariciar la espalda
de este hombre, generando un cosquilleo que lo invitaba a romper las
reglas. Sus manos viajaron rápidamente hacia la parte baja de la espalda
de Sarah, ubicándose en sus glúteos mientras los besos hacían cada vez
más intensos y húmedos. Pudo sentir la textura firme de cada uno de sus
glúteos, mientras esta llevó sus manos hacer genital de Vittorio.
Cuando tuvo entre sus dedos este enorme y grueso miembro, se le hizo
agua la boca, hubo una pausa entre ellos, se vieron fijamente y sintieron el
cálido aliento que manaba desde lo más profundo de su ser. Sarah estaba
dispuesta a darlo todo, su mirada habla por sí sola, y mientras sonreía de
manera pícara, Vittorio supo que tenía acceso absoluto a su cuerpo.
Entraron lentamente a la cabaña, y mientras se deshacían de sus
vestiduras, cada vez están más calientes y ardientes de deseo.
La chica se dejó caer sobre la cama, abriendo sus piernas para mostrárselo
delicados pies ante Vittorio. Este los objetos, los llevó hasta su boca
comenzó a besarlo suavemente. Recorrió la planta de sus pies con su
lengua, succionando cada uno de sus dedos mientras su mano acariciaba la
zona genital de la chica. Sintió la humedad, el calor, el ardiente deseo que
esta zona emanaba, siendo una completa imagen perfecta, algo que ha
imaginado muchas veces, pero que había resultado mucho mejor.
Sarah acariciaba sus pechos, los presionaba, los apretaba con mucho
deseo, mientras la mano de Vittorio continuaba estimulándola. La chica
sonreía de placer, mientras comenzaba introducir uno de sus dedos en su
vagina. Parecía que aquel hombre había entrado un estado mental
completamente diferente, ahora era decidido e imponente con ella,
después de haberla evadido durante tanto tiempo. Tras encontrarse
completamente desnudos, finalmente dieron pie a la interacción.
Necesitaba poseerla, por lo que, tras separar sus piernas, se acomodó justo
entre ellas, masajeando el clítoris de la chica con su pene.
El lugar estaba completamente lubricado, y sabía que entraría en ella con
mucha facilidad. Sarah sentía algo de miedo, pero trataba de mostrar
confianza a Vittorio, para que éste no dudara y le proporcionará todo el
placer posible que una mujer puede requerir. Cuando estuvo
completamente dentro de ella, pudo experimentar toda la presión y calor
del interior de la vagina de la chica, la cual estaba completamente
entregada a este hombre. Su cuerpo era una delicia, y estaba
completamente entregada a esta interacción.
Había esperado durante días que Vittorio tomara la iniciativa de
estimularla, de poseerla, pero ante la rigidez de este hombre, había
comenzado a olvidarse de esta posibilidad. Al ver el drástico cambio en la
personalidad de este hombre, la chica está satisfecha, completamente
conforme con cada uno de los estímulos que explotan en su interior. Siente
ese enorme trozo de carne dentro de ella, mientras se mueve de manera
suave y paciente, complaciendo a su amante.
No quieren despertar la atención de absolutamente nadie, ya que, están
como huéspedes en un lugar privado, apartado, y lo único que quieren es
simplemente confirmar y ratificar el fuerte deseo existente entre ellos. Sus
cuerpos transpiran, los gemidos son reprimidos, y se frotan el uno contra
el otro, de una manera casi animal. La sonrisa de Sarah es constante, no se
borra de su rostro, algo que excita enormemente a Vittorio y mantiene su
erección completamente dura y firme.
Se siente realmente afortunado por poder tener acceso al cuerpo de esta
hermosa chica, el cual nunca antes había sido tocado por un hombre.
Vittorio había sido el afortunado de quitar la virginidad a la chica, quien
había estado feliz de haber sido poseída por un hombre tan magnífico
como Vittorio. Le había proporcionado un orgasmo delicioso, el cual le
había sacado las lágrimas de felicidad a Sarah, quien estaba
completamente perdida por este hombre, quien la tocaba de una manera
gentil, pero le hacía el amor con intensidad y la satisfacía como mujer.
Aquel apetito se había despertado de una manera descomunal. Quería
mucho más, pero sabía que tarde o temprano llegarían oportunidades
nuevas para ambos. Tras terminar el acto, Vittorio había besado los labios
de la chica y había decidido dejarla sola, ya que, ambos tenían muchas
cosas en qué pensar. Volvió a su cabaña y fumo un cigarrillo, uno de los
pocos que aún quedaban en su chaqueta. Finalmente, la posibilidad de un
futuro se encuentra frente a Vittorio, quien simplemente vivía al día,
creyendo que este sería el último.
Desde la llegada de Sarah, todo había comenzaba a transformarse, y ahora
existe la posibilidad de que las cosas finalmente cambien y logre
estabilizarse con ella. Existe la posibilidad de que haya sido una simple
aventura de una noche, pero ante tal nivel de pasión y compenetración
existente en aquel acto, ambos dudan ante la posibilidad de haber quedado
atrapados en una tormenta apasionada en la cual el deseo es incontenible.
Pero sus ilusiones comenzarían a romperse rápidamente al escuchar los
aullidos en la madrugada.
Waxer los había encontrado una vez más, y ya estaban agotados de seguir
corriendo. Era momento de enfrentarlos, ya que, se encontraban
respaldados por un ejército de mujeres completamente aguerridas que
podrían darles la posibilidad de sobrevivir. Absolutamente todas se
ubicaron en sus puestos, disparaban en contra de sus adversarios, pero
estos los superaban el número.
Waxer había llegado para devastar completamente el lugar, y a pesar de
que muchos de aquellos hombres habían caído en el proceso, el
campamento había comenzado a arder en llamas. Catana, había guiado a
sus mujeres a la batalla, no estaba dispuesta a rendirse de manera sencilla
ante el ataque de un hombre que estaba decidido a sembrar el miedo y el
terror en el mundo. Todas habían luchado de manera continua hasta el
final, pero no había posibilidades de victoria.
Preferían morir en combate que convertirse en las esclavas sexuales de un
grupo de enfermos mentales que simplemente estaban obsesionados con el
cuerpo femenino. Mucho se había hablado sobre la belleza de Sarah, pero
aquel hombre, no había tenido la posibilidad de verla en persona. Aquellos
que la describían, simplemente se quedaban cortos con las características
de esta chica, la cual era una verdadera obra de arte. Vittorio había sido el
afortunado en poseer este cuerpo, había sido entregado a él de manera
natural, habían hecho el amor de una manera espectacular y había quedado
atrapado entre el sabor de su carne y la dulzura de sus besos.
Ahora más que nunca había razones para defenderla y luchar por la
libertad, ya que, de lo contrario, seguirían huyendo como ratones
asustadizos el resto de sus vidas. Pero Catana había trazado un plan
alterno, sacrificándose ante una leve posibilidad de acabar con aquel
sufrimiento que estaba invadiendo a todos los territorios.
— Quiero que me entreguen al sheriff y a la chica. — Dejaré vivir a
algunas de ustedes si lo hacen. — Dijo Waxer.
Catana se había ofrecido como carnada, asegurando que ella era Sarah.
Había mentido a Waxer, y ante el desconocimiento de este acerca del
aspecto de la chica, no tenía más opciones que creer. El aspecto de Catana
era absolutamente exuberante, era hermosa, con labios ardientes que
enloquecieron por completo a aquel nombre. Tan sólo con fantasear
parecía perder la cabeza, ya que, la imaginaba follándolo de múltiples
maneras, por lo que, no dudó ni un segundo en aceptar las palabras de la
chica.
Catana sabía perfectamente que había un profundo amor entre Vittorio y
Sarah, por lo que, les había dado la posibilidad de escapar al
proporcionarles algo de tiempo. Esta chica había sido tomada como rehén,
finalmente, Waxer asumió que había terminado con su búsqueda. Catana
en secreto había cosechado un sentimiento por Vittorio, el cual había
mantenido en silencio para evitar así la interrupción en los planes de la
pareja.
Este sentimiento tan fuerte, la había llevado a tomar una determinación de
sacrificar su propia libertad para poder comprarles un poco de tiempo a la
pareja y estos pudiesen huir. Waxer había quedado tan embelesado con la
belleza de la chica, que no había tenido tiempo de verificar absolutamente
nada más. Está, le había asegurado que Vittorio había muerto por una
infección al llegar con una herida muy grave, por lo que, este había
tragado la mentira y con esto se había conformado.
Tras capturar algunas de las mujeres rebeldes y acabar con la con totalidad
del campamento, el grupo de matones había abandonado el lugar para
volver a la ciudad, donde se habían establecido y donde mantenían el
control de las actividades de todo el lugar. Catana era el trofeo, finalmente
habían regresado a casa con el objetivo logrado. Después de haber
asesinado a tantos y haber cegado tantas vidas, finalmente habían
conseguido a la mujer más hermosa que había caminado sobre la tierra,
según estos hombres.
Pero para Vittorio, era realmente duro pensar en que Catana se había
sacrificado para salvarlos, nunca hubiese imaginado una reacción como
está, pero lo agradecía desde el fondo de su alma, pues la chica, lo había
hecho de manera desinteresada y no había obtenido nada a cambio. Pero
este plan no tenía una naturaleza simple y básica, la chica sabía
perfectamente lo que estaba a punto de hacer. Esta rebelde, había logrado
desarrollar unos dardos venenosos que podían matar a sus víctimas en
unos pocos minutos.
La chica, había llegado a la mansión de Waxer, donde había sido atendida
como una princesa. Esta fue obligada a prepararse y a colocarse las
vestiduras que este había solicitado, ya que, debía prepararse para una
noche llena de pasión y lujuria para complacer al mafioso. No había
opuesto resistencia, simplemente guardaba silencio y respondía al nombre
de Sarah, tal y como se dirigía Waxer hacia ella. Esta mujer había sido
testigo de uno de los eventos más horribles que hubiese imaginado jamás.
Atravesó por un corredor donde algunas víctimas permanecían
conservadas en cera, lo que confirmaba completamente que los rumores de
los que tanto se comentaban eran ciertos. Aquel sujeto tenía una obsesión
con la anatomía humana, por lo que, simplemente mandaba a conservarlos
encera, y en algunos casos, hacía el tratamiento el mismo con sus propias
manos. Tras ver este hecho tan deplorable, aquella mujer estaba
completamente segura de qué era lo que debía hacer. Había atrasado un
plan, y uno de los lados había viajado con ella durante todo el camino.
Waxer había ordenado que la chica llevara simplemente un camisón ligero
elaborado en la seda más fina que se había podido conseguir, y este sería
la única prenda que llevaría aquella noche, cuando el sujeto la convertiría
en su mujer. Catana, había vaciado el contenido del dardo en su boca, y
éste, no haría efecto sino hasta entrar en el torrente sanguíneo. Había
caminado hacia el hombre, y tras acariciar su rostro y poner las manos en
su pecho, se había acercado sus labios, escupiendo la totalidad del veneno
en la boca de aquel sujeto. Waxer había ingerido el líquido de manera
involuntaria, pero ya no había absolutamente nada que hacer.
Retrocedió unos pasos e intentó inducirse el vómito, pero Catana golpeó
su rostro con tanta fuerza, que lo dejó prácticamente inconsciente. El
veneno haría su efecto, y en unos pocos minutos, este hombre comenzaría
a retorcerse de dolor sin ni siquiera poder decir una sola palabra. Estaba
intoxicado, y sus células habían comenzado a morir, una muerte terrible
que era merecida por un hombre que había proporcionado tanto dolor al
mundo, que la única forma de hacerlo pagar era de este modo.
Aquella mujer simplemente observaba con orgullo el resultado de su plan,
ya que, había tomado la determinación de hacerlo pagar con su propia vida
todo el daño que había hecho. Había asesinado a muchas de sus
compañeras, el miedo simplemente había invadido los corazones de
aquellos que alguna vez vivieron en paz, por lo que, había hecho justicia y
había dado un nuevo respiro al pueblo, ya que, había matado a uno de los
principales líderes de la mafia.
Este era el principal motor que mantenía a Suburbia bajo tensión y sus
obras, por lo que, tras asesinarlo, de manera muy rápida, comenzaron a
cesar los asesinatos y las persecuciones. No había absolutamente nadie que
pudiera tomar el control, por lo que, fue la oportunidad para Vittorio de
poder restablecer el orden con la ayuda de Sarah y Catana. Pronto se
encontrarían juntos de nuevo, y trabajarían como un mecanismo para
poder regresar la paz a este lugar. Catana viviría su amor en secreto el
resto de sus vidas, viendo como Vittorio y Sarah vivían felices al haberse
compenetrado cada vez más en cada segundo que pasaba.
Se habían casado, habían contraído matrimonio, y ante la ausencia y vacío
de poder en aquel lugar, los habitantes los habían convertido en los líderes
y reyes de Suburbia, un lugar que había sufrido un renacimiento completo
desde las llamas y el dolor. Vittorio siempre había deseado sentirse libre y
tranquilo en las calles de Suburbia, y Sarah, quien había llegado de forma
casual hasta este el lugar, le había dado la posibilidad de materializar este
sueño.
Habían sido pruebas difíciles y tiempos tensos, pero la noche es más
oscura justo antes de amanecer. La colaboración de Catana fue
determinante para el éxito, y finalmente todos podían volver a soñar con la
posibilidad de tener una vida absolutamente normal.
Dama del Fuego

Princesa Medieval en el Mundo Moderno

I
Sus habilidades de seducción siempre habían hablado por sí solas, no
había día que Gea no pensara en el sexo, ya que, era una mujer realmente
ardiente y cuyo único objetivo en el mundo era complacer esos deseos
indomables que la dominaban por completo cuando se encontraba frente a
un hombre. Su fidelidad era completamente nula, no podía considerar el
hecho de entregarse a un solo hombre y disfrutar únicamente de un solo
cuerpo.
Sus intereses desde muy joven, siempre habían estado enfocados en la
diversión y la irresponsabilidad, y a pesar de ser una princesa, hija del rey
de Verano, sus actitudes y actos no proyectaban exactamente lo que las
personas y habitantes de qué lugar estaban acostumbrados a visualizar. Su
irreverencia y antipatía, habían generado una gran cantidad de problemas a
su alrededor, llevando a su padre a tomar la determinación de arreglar el
matrimonio con el rey del Invierno.
Tal y como su nombre lo indicaba, este hombre era completamente frío e
indiferente, cuyo único interés era establecer lazos de poder que le diera la
oportunidad ambos reinos de crecer de manera significativa sin ningún
tipo de limitación. Utilizar a Gea como herramienta única para poder
llevar a cabo sus planes, había sido un acto deplorable que la chica no
había podido concebir.
Había tenido una fuerte discusión con el rey, y ante su intento de escapar,
había sido encerrada en su habitación, donde permanecería hasta el día en
que la ceremonia donde ella y el rey del Invierno contraerían finalmente
nupcias, cerrando un trato a que beneficiaría únicamente a los altos
cúpulas del poder.
Había intereses que iba mucho más allá de la comprensión de Gea, quien
simplemente sentía que su vida había sido condicionada al sufrimiento y a
la desolación. Un matrimonio por conveniencia era algo que siempre había
estado contemplado en el futuro de la chica, ya que, generación tras
generación solían actuar de la misma manera. Su propia madre, había
contraído matrimonio a la fuerza con el padre de Gea, pero a pesar de esto,
había conseguido enamorarse a lo largo de los años.
Existían muy pocas probabilidades de que una relación que iniciaba
simplemente por conveniencia, terminara en un éxito, por lo que, esta
chica se somete a una dura prueba de resistencia, donde su padre es quien
pone las reglas. Había intentado escapar en múltiples oportunidades de
aquella habitación, pero ante su poca fuerza y la imposibilidad de saltar
desde una altura de más de 70 m, tuvo que permanecer allí, bajo las
indicaciones de los sirvientes que periódicamente se acercaban a la
habitación de la princesa.
Tenía acceso a absolutamente todo, y los hombres de confianza del rey,
eran los únicos que tenían la posibilidad de llegar hasta la puerta de la
habitación, ya que, sabía que Gea era realmente hábil, y ante un posible
escape, era mejor mantenerla limitada y vigilada. Noche tras noche,
siempre recibía la visita de Javier, quien solía llegar hasta su puerta para
entregar la bandeja de plata que contenía la cena para la princesa.
Se había ganado este puesto a pulso, la confianza novia sido fácil de
construir, pero había logrado obtener la aprobación del rey, quien confiaba
ciegamente en las acciones de este joven. Su atractivo ya había capturado
la atención de Gea, quien, después de ser encerrada en aquella habitación,
simplemente pensaba en la posibilidad de estar nuevamente con un
hombre.
Con sólo 21 años de edad, la princesa Gea había llevado de forma secreta
hasta su cama a una gran cantidad de hombres, entre los cuales, destacaba
el cocinero del rey, algunos soldados, y algunos amigos de la familia, los
cuales habían tenido la posibilidad de encontrarse entre sus piernas de
forma muy gratificante, guardando el secreto de manera absoluta.
Nadie podía enterarse de las acciones de la princesa, ya que, su padre
asesinaría a cualquiera que le hubiese puesto un dedo encima. No se podía
tapar el sol con un dedo, pero Gea podría actuar de forma secreta
manteniéndose a los ojos de su padre como una chica inocente que
simplemente estaba a la espera del verdadero amor. Cuando se llevó a cabo
el acuerdo para vincular a la chica con el rey del invierno, el primer
acuerdo que se había establecido es que este hombre podría disfrutar de su
virginidad de manera plena, algo que ni el propio rey podía controlar.
Ante el desconocimiento de las actitudes de la chica, había asegurado que
esta condición se respetaría sin ninguna duda, por lo que, si se llegaba a
comprobar algo de lo que estaba ocurriendo a las espaldas del rey,
rápidamente se rompería el acuerdo y surgiría una enemistad entre ambos
reinos. Gea no había sido quien había mentido, simplemente mantenía su
vida privada oculta, y ante el riesgo de sufrir consecuencias graves por
parte de un castigo de su padre, prefirió guardar en secreto esa vida tan
emocionante que solía llevar entre las sábanas de seda de su cama.
La condición de no repetir nunca con ningún hombre, le había dado la
posibilidad de explorar nuevos territorios, ya que, esto le daba la
oportunidad de verificar las habilidades en la cama de una gran cantidad
de sujetos que habían sido escogidos por ella misma. No se trataba sólo de
sexo, se trataba de encontrar esa chispa que pudiera detonar todas esas
emociones que llevaban a Gea a comportarse como una completa de mente
sexual.
Parecía que perdía la cabeza por completo cuando se fijaba en un hombre,
adueñándose por completo en la idea de poder llevarlo hasta su cama,
hacer lo suyo y finalmente desecharlo como si se tratara de una simple
pluma sin tinta. Sus contantes y encuentros con Javier, le habían dado la
posibilidad de pensar en la creación de una ocasión que le permitiera
meter a este hombre hasta su habitación. Las altas horas de la noche eran
suficientemente silenciosas y tranquilas en el castillo como para poder
disfrutar de la compañía de este joven.
La confianza del rey le había dado la posibilidad de dejar que este
accediera a Gea sin ninguna restricción, ya que, sus tareas eran sumamente
breves y no había riesgo de ningún tipo de complot. La principal
preocupación del rey era que la chica escapara de este lugar, pero nunca
habría imaginado que el verdadero peligro y el compromiso de sus planes
estaba dentro de las paredes de aquel castillo.
Javier, tal y como lo hacía cada noche, caminaba directamente hacia la
habitación de Gea, quien esperaba pacientemente la aparición del chico,
quien llegaría con la bandeja de plata en sus manos, sujetando con mucha
fuerza para evitar que cayeran los alimentos al suelo. Había colocado la
bandeja sobre una de sus manos, y utilizando la otra, tocó un par de veces
la puerta de la habitación. Cuando escuchó este sonido, el corazón de Gea
brincó de manera agresiva, ya que, sabía perfectamente que su plan había
comenzado a caminar.
Este chico había llegado ahí de forma inocente, pero esta se había tomado
todo el día para desarrollar un plan que le daría la posibilidad de alcanzar
su carne sin necesidad de permisos o sugerencias. Gea no era una chica
tonta e ingenua como todos creían, podía percibir cuando un hombre era
recíproco a sus deseos, y las miradas que había recibido por parte de
Javier, le habían dejado completamente claro que aquel hombre moría de
deseo por ella, pero respetaba los límites.
Esta era una mujer que era capaz de hacer perder la cordura al hombre más
centrado, por lo que, Javier sabe que, si logra cruzar la raya limítrofe entre
la confianza y la traición, su propia cabeza estaría en riesgo. El rey es un
hombre déspota, despiadado y sin ningún tipo de contemplación con
aquellos que rompen la confianza existente. Construirla lleva tiempo, son
años de trabajo duro y eficiencia, pero con mucha facilidad puede acabar
con esta confianza en un par de minutos si hace las cosas de manera
errónea.
Las primeras impresiones que había dado aquel hombre, había dejado muy
conforme al rey, quien se sentía satisfecho con el trabajo que realizaba en
el castillo. Es un joven agradable, educado y muy silencioso, quien no
cuestiona absolutamente ninguna de las órdenes que se le proporcionan.
Javier, sin querer había logrado acceder a su propia arma de destrucción,
ya que, no sabía hasta qué punto podría contener el hecho de desear tanto a
la princesa y no poder acceder a ella.
Era un simple trabajador del castillo, un sirviente, alguien que
simplemente era utilizado para cumplir una labor. El rey tenía pensados
algunos planes muy específicos para su hija, y estaba muy lejos de
involucrar a un simple plebeyo. Este joven, se halla frente a la puerta de la
habitación de Gea, observando con tranquilidad a la espera de la aparición
de una hermosa joven.
Del otro lado de la pieza de madera, se encuentra una chica
completamente aterrada, ya que, no sabes si esta vez habrá consecuencias
en los actos que lleva a cabo. uno de los principales elementos que
siempre la ha movido ha sido la adrenalina, ya que, esta sensación de estar
en peligro, la hace sentir tan viva, que es imposible no querer repetirlo una
y otra vez. Estos días de encierro que ha llevado a cabo en su habitación, le
han hecho experimentar una ansiedad tremenda, algo que es casi imposible
ya de controlar.
Esta noche ha sido determinada por Gea como la noche decisiva, ya que,
sólo se encuentra a unas pocas horas de contraer nupcias con el rey del
Invierno. Saldrá única y exclusivamente de aquella habitación para
convertirse en la esposa de un hombre desagradable por el cual no siente
absolutamente ningún tipo de atracción o deseos. Lamenta enormemente
que su padre no haya seleccionado de forma sabia al compañero que la
protegerá durante el resto de su existencia, lo ha hecho única y
exclusivamente con intenciones de poder, y es algo que lamenta
enormemente la chica.
No cuenta con nadie que la apoye, no tiene el respaldo de nadie más que
ella misma, por lo que, es momento de disfrutar de una última dosis de ese
placer que puede proporcionarle el destino al colocarle elementos de
tentación frente a sus ojos. Javier había se ha acercado sin tener la más
mínima idea de lo que iba ocurrir. Cuando la puerta se abrió, observó
aquella joven chica, la cual se había colocado para cubrir su cuerpo un
suave y delgado vestido elaborado en fina seda.
Este caía sobre su piel de manera suave y tenue, mostrando parte de sus
curvas, algo que dejó a Javier sin una sola palabra. Estaba acostumbrado a
ver a la chica muy bien cubierta, ya que, imaginaba que sentía vergüenza
al ser vista por este. Pero al verla allí, de pie frente a él sin ningún gramo
de pudor, sintió que su corazón se detuvo por unos segundos, quedándose
sin aliento y experimentando una resequedad en la boca y en su garganta
que lo obligó a toser de manera continua.
— Hola, Javier. Gracias nuevamente por traer mi comida. ¿Podrías
quedarte solo unos segundos? Necesito hablar con alguien, me estoy
volviendo loca con este encierro.
Cruzar la línea de aquella habitación sería romper con toda la confianza
que el rey había depositado en él, pero sabía que era una oportunidad y
repetible que no podría disfrutar dos veces. Javier sabía que más allá del
pasillo, había guardias que evitarían que la chica saliera de allí, pero no
había nadie vigilante ante la posibilidad de su ingreso a la habitación. El
rey se había asegurado de que todos los que se encontraban en el castillo
cuidaran cualquier intento de la chica por escapar, no podía permitir que
abandonar el territorio, ya que, esto pondría en riesgo la relaciones entre
ambos territorios.
El rey del invierno sabía perfectamente a lo que estaba accediendo, era una
gran cantidad de poder que ni siquiera sabía si podía manejar. Pero ante las
riquezas que representaba esta alianza, no había demasiado que pensar
para poder ejecutar el plan. El matrimonio se llevaría a cabo solo en unas
horas, y mientras este se encuentra durmiendo en una lujosa habitación
ambientada exclusivamente para él a unos cuantos metros. Gea está a
punto de dar un paso que despertará toda la furia de su padre, pero que
finalmente le dará la posibilidad de compensar todas esas necesidades que
habían estallado en su interior y que aún no ha podido apagar.
— No creo que sea adecuado que entra a la habitación. Sabes muy bien
que tu padre enloquecería, princesa. — Dijo Javier.
— ¿Puedo poner mi mano en tu corazón? — Preguntó Gea.
Javier se sintió un poco confundido ante la solicitud de la chica, pero no
pudo negarse. Vio como la mano de la joven se acercó a él, y tras colocarse
sobre su pecho en el lado del corazón, esta pudo experimentar los fuertes
latidos que parecían retumbar en su interior. Era más que claro que aquel
hombre estaba experimentando una gran cantidad de temor, estaba
aterrado, y ante este nivel de pánico, no podía ser demasiado.
— Puedo sentir tus nervios y sé perfectamente hasta dónde quieres llegar.
Tus miedos no te permitirán disfrutar de esta vida mientras les des espacio
en ella. Si cruzas esta línea, te prometo que disfrutarás de un acto
inolvidable.
Era una tentación terrible, era muy difícil de rechazar, y aquella chica se
había convertido en un par de segundos en esa llama que quería ver arder
hasta las cenizas. El cuerpo de Gea era sumamente provocativo, y difícil
de rechazar. Estaba allí, de pie frente a él, ofreciéndose absolutamente toda
para que este degustara cada milímetro de tu cuerpo, pero la imposibilidad
de mover un músculo, mantenía a Javier completamente petrificado,
pensando una y otra vez en las consecuencias que se llevarían a cabo si
rompía las reglas.
— Existen relaciones en proceso entre tu padre y el rey del invierno. Si se
enteran de esto, cortará mi cabeza y tú también pagarás muy caro esta
traición.
— ¿Crees que es justo lo que está haciendo mi padre? Ha condicionado mi
vida únicamente a sus decisiones. Yo respiro, vivo, siento, soy un ser
humano y él se ha olvidado por completo de que puedo tomar mis propias
decisiones y padezco de las consecuencias de sus acciones.
La duda carcome fuertemente a Javier, quien se encuentra parado frente a
la habitación de Gea, a punto de tomar una de las decisiones más
determinante en su vida. Pensar con el sentido común, con el
razonamiento y la lógica es difícil mientras encuentra frente a una chica
tan exuberante y ardiente, sedienta de lo único que este joven puede
proporcionarle que ella no pueda obtener por sus propios medios. El placer
sexual que busca Gea, se encuentra justo frente a ella, y sólo depende de
una decisión, una palabra, una afirmación.
El corazón de Javier comenzó a latir bruscamente, y mientras estaba más
cerca de tomar la decisión, parecía que sufriría un ataque cardíaco.
Finalmente, su pie se movió, dando un paso hacia el frente, tomando la
mano de Gea y sucumbiendo ante el poder de convencimiento de la
princesa del reino de verano.
II
Tras entrar a la habitación, podían verse las gotas de sudoración corriendo
por la frente de Javier, quien sentía como había dejado atrás todo el
esfuerzo que había elaborado para poder conseguir la posición que
disfrutaba actualmente. Su jefe, el rey, le había proporcionado toda la
confianza posible hasta ese día, y él había sucumbido ante sus deseos y sus
intenciones de poder degustar los besos y la piel de la princesa.
Gea se encontraba completamente satisfecha de haber conseguido su
objetivo, había logrado doblegar la voluntad de este sirviente, quien
simplemente se convertiría en un objeto sexual para la chica. Esta podría
acceder a cada una de las fantasías que tanto había repasado una y otra vez
en su mente, donde este joven las protagonizaba absolutamente todas.
Cada noche, había reprimido su intención de solicitarle al sirviente que se
quedara en este lugar, ya que, el miedo que experimentaba también le
hacía pensar en las consecuencias.
Pero, con el paso de los días, Gea fue dejando a un lado todas esas
limitantes que la mantenían en una zona de confort y cuidado, lo que se
fue sustituyendo rápidamente por unas ganas increíbles de follar a este
joven, quien la hacía humedecer simplemente con mirarla a los ojos. Su
ardiente deseo por el sexo opuesto, había hecho que Gea pusiera sobre
fuego todas las reglas y parámetros establecidos por su padre. Había
conseguido evadir y burlar cada una de sus normas para finalmente
establecer su voluntad y convertirse en la amante de una gran cantidad de
hombres en el reino.
Esto no hablaba muy bien acerca de la reputación de Gea, pero esto poco
le importaba, ya que, estaba viviendo una etapa de inmadurez donde
simplemente disfrutaba del poder de su padre y el acceso a cualquier
hombre que quisiera. Aunque era muy hermosa, Gea había tenido que
afrontar algunos rechazos en el pasado, y esto no era muy bien recibido
por la princesa, quien tomaba represalias y hacía pagar a aquellos que le
generaban esta humillación de no ser correspondida de la misma manera
en que ella se interesaba en los hombres.
Rechazar a una princesa era visto como una especie de crimen por la
joven, quien utilizaba a sus elementos infiltrados en el grupo de soldados
para darle una lección a cualquiera que se atreviera a rechazarla. Javier,
quien había conseguido cierta información que parecían ser más rumores
que realidades, sabía que debía cuidarse las espaldas si esta chica se
llegaba a fijar en él, ya que, en caso de resistirse, seguramente terminaría
atado a unos caballos desbocados por el campo.
Pero en esta oportunidad, el chico no está demasiado preocupado por
resistirse, está más enfocado en poder complacer los deseos de la princesa,
quien se ha deshecho de su vestido de seda y ha mostrado su cuerpo
completamente desnudo ante este simple sirviente. Ni todo el oro del
mundo lo cambiaría por un momento así, donde tenía una chica
completamente perfecta frente a él, lista y dispuesta a entregarse sin
ninguna condición, dándole el acceso absoluto a cada milímetro de tu
cuerpo, el cual estaba conformado por una piel tersa y suave sin ninguna
imperfección.
La pareja se tomó de las manos, sintieron como el sudor frío corría por sus
dedos, mientras Javier se acercaba a ella lentamente. El rostro sonriente de
Gea, dejaba ver claramente su aprobación a absolutamente todos los actos
del caballero, quien con cada centímetro que se acercaba, sabía
perfectamente el riesgo que esto implicaba. Al sentir el aroma del cabello
de Gea, sintió una excitación tremenda, nunca había estado tan cerca de
ella, y mientras los centímetros se reducían entre sus labios, comenzaba a
sentir el cálido aliento que emanaba de su boca.
Era un olor dulce, algo que lo cautivaba y lo llevaba cada vez más hacia la
ruptura de esos esquemas que había construido para mantenerse alejado de
ella. Cualquier hombre con sentido común, desearía a una mujer como
esta, pero Gea era completamente prohibida, era la hija de un hombre
completamente despiadado y se comprometió con un ser que era temido
por tomar medidas drásticas, ya que se hablaba de torturas y asesinatos
detrás del rey del Invierno.
Desde cualquier perspectiva, eran lamentable que una mujer como Gea
terminara casada con un hombre como este, simplemente no la merecía,
no era el esquema de chica que debía estar al lado de un hombre con
semejantes características. Su reputación hablaba muy mal del rey del
Invierno, pero al padre de Gea parecían no importarle estos datos que
había obtenido de sus informantes.
Lo único en lo que podía pensar era en la posibilidad de amasar mucho
más dinero y más poder, secándose ante la codicia y entregando su hija a
un hombre que podía poner en riesgo la propia vida de la princesa. Cuando
finalmente los labios de Javier se unieron con los de Gea, experimentó una
electricidad que viajó por todo su cuerpo. No podía creer que fuese tan
afortunado como para experimentar esta sensación tan agradable de poder
degustar los labios de esta hermosa mujer.
Eran besos apasionados, los cuales parecían estar a cargo de la voluntad de
Gea, quien llevaba el liderazgo y utilizaba toda su pasión para complacer
al hombre. Este, quien parecía estar aún muy nervioso, sentía como la
lengua de la chica lamía sus labios, paseaba la superficie de su lengua
sobre la textura de sus labios, humedeciéndolos y excitándolo con cada
roce. Las manos de la chica, se mantenían fijas en el rostro de este
hombre, acariciando la superficie de su cara, la cual tenía algunos bellos
de una barba de un par de días.
Estaba muy excitada, y mientras presionar a sus pechos contra el cuerpo
de Javier, este comenzaba a sentir como su erección se hacía cada vez más
rígida. No podía esperar más, tenía que comenzar a hacerle el amor esta
joven, ya que, no sabía si tenía el tiempo limitado. Javier se deshizo de su
camisa, y cuando mostró su pecho desnudo ante los ojos de ser Gea, esta
sonrió de placer al saber que había acertado.
— Eres un hombre muy atractivo. Esto va a ser muy divertido. — Susurró
Gea mientras acariciaba el pecho del hombre.
Javier parecía más preocupado en ese momento por deshacerse de su
pantalón, ya que, quería mostrarse completamente desnudo como Los
dioses lo habían traído al mundo. Estaba a punto de poseer a una princesa,
a una chica de sangre pura, la cual había tomado la determinación de
romper absolutamente todas las reglas para satisfacer sus propios deseos.
Parecía que Gea no estaba tomando en cuenta las consecuencias tan graves
que estaban detrás de cada una de sus acciones, ya que, la única manera
que tenían de salir de todo esto, era avanzando hacia delante.
Ya habían llegado demasiado lejos como para detenerse, habían roto ya la
Barrera, habían visto sus cuerpos desnudos, y ya en este punto de la
historia, era imposible borrar de su mente esa imagen que se había
construido, y que los acompañaría para siempre. Existía un deseo de sus
cuerpos al verse vestidos, por lo que, una vez que se mostraron
completamente genuinos y desnudos tal como eran, todo había sido mucho
más auténtico. Se abrazaron, y mientras sentían en sus cuerpos cálidos
vibrando ante los nervios y los latidos fuertes del corazón, el nivel de
excitación se fue haciendo cada vez mucho más incontrolable.
Gea había tomado aquel gran y delicioso miembro entre sus manos, y tras
ponerse de rodillas, había comenzado a saborear la superficie del mismo.
Se paseaba con su lengua desde la base hasta la punta, miraba fijamente a
los ojos de Javier, dejándole claro la satisfacción que le está
proporcionando al darle este alimento sexual que parecía Complacerla aún
más que la satisfacción que le proporcionaba la comida preparada por el
cocinero del reino.
La chica comenzó a introducir este trozo de carne en su boca, lo lamía,
escupía sobre él y lo lubricaba efectivamente. Sus pequeñas y delicadas
manos no parecían ser demasiado relevantes al sostener a este gran trozo
de delicioso placer, el cual lamía en su totalidad, como si se tratara de una
gran barra del más dulce caramelo. Su lengua se paseaba hacia la base,
lamía sus testículos, mientras Javier cierra sus ojos para experimentar el
placer más genuino que un hombre conoce. Sujetaba el cabello de la chica
se realizaba leves movimientos para empujar la cabeza de Gea hacia la
base de su miembro.
Consiguió introducir su pene hasta la garganta de la chica, y esta no
parecía estar incómoda con el acto. Era simplemente perfecta, y no podía
creer que una joven con tanta clase fuese capaz de actos tan atrevidos. Los
rangos jerárquicos simplemente habían desaparecido, no se trataba de una
princesa y un sirviente, eran simples seres humanos dispuestos a buscar el
placer más genuino a través del acto sexual.
Aquella sesión de sexo oral se había extendido por más de media hora,
Gea parecía quedar completamente satisfecha con cada una de las lamidas
que daba. Quería más, quería degustarlo y quería que aquel hombre se
corriera en su boca. Pero era momento de disfrutar de una larga sesión, y
no podía acabar con esto apenas comenzando. Por lo que, tomó de la mano
a Javier y lo llevó directamente hasta su cama. Lo obligó a acostarse de
forma agresiva, mientras la princesa visualizaba el cuerpo del hombre, el
cual estaba muy marcado en sus músculos y su cuerpo era esbelto y
estilizado.
El cabello medianamente largo y rizado de Javier, fue peinado hacia atrás
con los dedos del hombre, mientras sentía como la chica caminaba sobre
él, comenzando a posarse sobre su miembro. La vagina des Gea estaba
completamente empapada, ya no podía resistir más, sentía que estaba
ardiendo por dentro a la espera de recibir estas penetraciones
descontroladas que aquel hombre podía proporcionarle.
Había impaciencia, expectativas, tensión y un poco de curiosidad en el
ambiente, ya que, Javier no sabía hasta donde llegar, así que, dejaba que
todo en control reposara sobre las manos de Gea. Esta chica estaba
completamente convencida de que este hombre le daría lo que ella estaba
buscando, por lo que, se siente completamente plena y feliz. Ambos han
olvidado las consecuencias que hay detrás de todo esto, ya que, si son
descubiertos, con mucha facilidad habría consecuencias tan nefastas, que
ni en la parte más oscura de la imaginación de Gea, se podrían gestar
eventos como los que podrían desatarse.
Ha sido una chica consentida, confiada y complacido por todos los actos
de su padre, pero desde que este había asumido la idea de unir fuerzas con
el rey del Invierno, todo había comenzado a desplomarse en la vida de la
princesa. Tenía como único objetivo escapar de allí, y quizá era una forma
de distraer a Javier para poder huir, pero este no parecía darles demasiada
importancia a estos actos. El hombre simplemente se relajó, y sintió como
las manos de la chica se posaron sobre su miembro, guiando lo hasta el
interior de la misma.
Gea cerró sus ojos y mordió sus labios de placer al sentir como este
delicioso sirviente entraba en ella de una manera tan apretada y excitante.
Era una sensación indescriptible, la cual me dio la completa seguridad a
Gea de que había tomado la mejor decisión. Las probabilidades de ser
descubiertos eran muy bajas, ya que, la chica en medio del acto y la
excitación trataba de mantener a su compañero en completo silencio.
Mientras se movía de una manera magistral sobre él, mantenía sus manos
sobre su boca, evitando que Javier gimiera y revelara lo que estaba
ocurriendo en aquel lugar. Aquella cama comenzó a empaparse en fluidos,
ya que, la sudoración y los fluidos segregados por ambos, comenzaron a
empapar las sábanas blancas de la cama de Gea. Era la única forma que
había encontrado de despedirse de su soltería, ya que, en unas cuantas
horas se convertiría en la esposa de un hombre que no le permitiría ni
siquiera ver la luz del día nuevamente sin consultárselo.
Había una tristeza en una gran parte de su corazón, pero Javier se había
encargado de reprimir todo este sufrimiento y lo había sustituido por
placer sexual. Esta era una de las formas más habituales para la princesa
para poder escapar de su ansiedad y cuando tenía un inconveniente. Si
había algo que la perturbaba, con mucha facilidad buscaba la manera de
drenar esta desesperación con el acto sexual, la explosión en medio del
orgasmo, era el analgésico más efectivo que podía encontrar, por lo que,
esta situación la había llevado a perder completamente el control para
buscar satisfacer esa necesidad de tranquilidad que buscaba.
Tener a este sirviente debajo de ella, complaciéndola con cada una de las
penetraciones, era la imagen favorita de Gea, quien había logrado
encontrar este gusto en múltiples amantes. Era una experta, sabía cómo
complacer a cada hombre, estudiando cada uno de los estímulos que le
proporcionaban para saber si estaba siguiendo el camino correcto. Cada
oportunidad que había tenido de irse a la cama con un sujeto, había sido
una especie de exploración, registrando cada uno de los eventos y
captando las reacciones.
Esto le daba una idea parcialmente clara a Gea de por donde debía
continuar. En este caso, había acertado con absolutamente todo lo que
había hecho con Javier, era un chico absolutamente afortunado que estaba
al borde de un estallido en el interior de Gea. Trataba de concentrarse para
no correrse, quería durar toda la noche en medio de un acto tan exquisito,
pero sabía que tarde o temprano debería volver a sus labores. Notarían su
ausencia con mucha facilidad, por lo que, el placer era limitado.
Se sube todos los pechos de Gea, y mientras esta se contorsionar en medio
de su orgasmo, este la acompañó corriéndose completamente dentro de
ella, un acto que los había unido a ambos en medio de la complicidad de
haber roto las reglas. Tras terminar, ambos se relajaron, pero la
preocupación no parecía desaparecer del todo de sus mentes. Eran
momentos de tensión, y aunque Gea se había liberado enormemente de una
gran cantidad de ansiedad, aún sabía que su destino estaba escrito con
letras de sangre, donde debería sufrir una gran cantidad de humillaciones
por parte de un rey que no la valoraba ni la respetaba.
— Huye conmigo. — Se escuchó en la habitación.
Por unos segundos, Gea pensó a ver alucinado las palabras de este hombre,
ya que, a pesar de que esta no había sido su intención al intentar
conquistarlo, estaba muriendo por abandonar este lugar. No era justo para
absolutamente nadie permanecer encerrado como un animal en una
habitación, por lo que, al tener una posibilidad de escapar junto a Javier, la
chica simplemente se dejó llevar por el momento.
— ¿Tienes un plan? — Preguntó Gea.
— Conseguiré ropa similar a la mía, y así, podrás abandonar el castillo sin
ser percibida. ¿Estás dispuesta hacerlo? — Preguntó el sirviente.
— Tendrá que ser rápido, no tenemos mucho tiempo.
III
Tras abandonar la habitación, la adrenalina en Javier se había disparado de
una forma mucho más intensa, ya que, si había rebasado los límites, ahora
estaba entrando a un territorio realmente peligroso, donde su propia vida
estaba cada vez más comprometida. Había perdido por completo la cabeza,
dejándose llevar por sus instintos, intentando liberar a una chica que
estaba protegida de una manera absolutamente hermética.
El rey se había encargado de mantenerla cercada por todos los ángulos, por
lo que, un plan absurdo como el de Javier simplemente la llevaría hacia el
caos. El joven se había arriesgado a ir hasta su habitación, donde tomaría
algunas vestiduras y utilizaría esta estrategia para lograr sacar a Gea del
castillo. Pero había subestimado enormemente a los hombres que
trabajaban para el rey, ya que, al ver la forma en que caminaba un extraño
sujeto al que nunca habían visto, se asegurarían de corroborar quién era.
— Hey, tú. Detente allí. — Gritó uno de los guardias al ver como un
hombre extraño atravesaba el pasillo justo a un lado de ellos.
Sintiendo como su corazón latía fuertemente amenazando con salirse por
su boca, Gea se detuvo, resignada ante la posibilidad de ser descubierta.
Javier le había proporcionado un sombrero, el cual serviría perfectamente
para cubrir sus cabellos dorados. Una camisa ancha, pantalón de tela de
color marrón y unos zapatos de gastados habían sido el complemento para
que la chica abandonara el lugar.
El guardia, se había acercado lentamente casi convencido de que había
algo extraño ocurriendo en ese momento, por lo que, la chica había
comenzado a temblar y estaba a punto de dejar salir algunas lágrimas de
sus ojos.
— Nunca antes te había visto en este lugar. Quítate el sombrero. —
Ordenó el guardia.
Gea era incapaz de mover un solo músculo, ya que, estaba siendo invadida
por un miedo increíble, el cual la haría colapsar en cualquier momento.
Para ese momento, Javier se había quedado escondido en la habitación de
Gea, ya que, no podían salir juntos, ya que esto levantaría sospechas
automáticamente. Pero al ver como la chica se encontraba en peligro,
había cometido un grave error, dejando todo a un lado y exponiéndose de
manera instantánea para evitar que le pusieran un dedo encima a Gea.
— ¡Déjenla en paz! Todo ha sido mi idea.
— No, Javier. No hagas esto. — Dijo Gea.
La chica reveló su identidad al momento de voltearse instantáneamente y
dejar caer el sombrero al suelo. Los guardias desenfundaron sus espadas
de manera instantánea, ya que, se encontraban frente a una posible
intención de escape. Si la chica rompía con las reglas, había claras órdenes
de llevar a cabo cualquier acción. Uno de los guardias tomó a la chica por
el brazo, llevándola directamente a su habitación, mientras Javier trataba
de oponerse. Él no era ninguna resistencia en contra de estos fornidos
hombres que prácticamente lo doblaban en tamaño y dimensiones. Eran
hombres guerreros, de entrenamiento fuerte, mientras que él, a pesar de
ser atlético y musculoso, no podía contener la fuerza de estos demoledores
caballeros.
— Por favor, no le hagan daño a Javier. Él es un hombre bueno. —
Exclamó Gea mientras será llevada a su habitación.
Habían cometido una traición terrible, habían dejado ridiculizado al rey y
al futuro esposo de la Princesa, quien era capaz de tomar una de las peores
decisiones que cualquier padre tendría que afrontar. Este sería aquí en
decidiría si la chica debía ser perdonada o debía ser juzgada, ya que, lo que
habían hecho dejaría ridículo para siempre a Kramus. El rey del hielo era
quien había viajado una larga distancia para poder acercarse a este reino
en busca de una alianza que le diera la posibilidad de estabilizarse y a
incrementar su poder.
Después de haber hecho tanto esfuerzo para conseguir la aprobación del
rey de Verano para casarse con su hija, ahora todo simplemente se
desplomaría por las intenciones de Gea de escapar con un extraño. En
medio de una situación como esta, Javier era el elemento más
insignificante, ya que, no tenía ningún tipo de peso ni influencia sobre el
rey. Este, simplemente se había ganado la confianza del monarca, quien le
había dado acceso a toda el área del edificio, quedando completamente
expuesto ante los guardias.
Debería ser castigado, entregado al rey para que este determinará cuál
sería su destino. Javier había caído desesperación, y era en ese momento,
fue cuando había despertado en la realidad que lo había llevado Gea. Sería
muy difícil para las chicas, puede revertir todo el daño que le había
generado este hombre simplemente por una noche de placer. Ninguno de
los dos podía revelar lo que había ocurrido, así que, lo único crimen que
podría quedar al descubierto era el hecho de intentar ayudar a escapar a la
princesa.
La reputación de esta joven no podía ser expuesta abiertamente ante los
habitantes del pueblo, por lo que, simplemente se hablaba de dinero.
Cuando el rey se enteró, la familia se había desatado, golpeando
brutalmente a Javier mientras este se encontraba atado a unas cadenas en
los calabozos del castillo.
— Te di mi confianza, asquerosa rata. ¿Qué le has hecho a mi hija y qué
has intentado?
Ordenaba que se proporcionarán latigazos a la espalda de Javier, mientras
este trataba de resistir el fuerte dolor que estaba a punto de hacerlo caer
inconsciente. Simplemente se había dejado llevar por tus deseos, y a pesar
de que estaba experimentando un fuerte dolor en su cuerpo, no se
arrepentía del todo de lo que había ocurrido. Estar con Gea había sido una
de las experiencias más emocionantes y exquisitas que cualquiera hubiese
podido experimentar, por lo que, negarse ante el placer que le ha
proporcionado, sería completamente absurdo.
Siente como los latigazos rompen su piel, pero a medida que el dolor se
incrementa, recuerda a Gea, quien se había entregado completamente a él.
Su imaginación comenzó a llenarse progresivamente de estas imágenes
que parecían sacarlo de esta realidad tan cruda para llevarlo a una fantasía
que le había proporcionado una renovación en su vida. Era más que
evidente que este chico no contaría esta historia con sus propias palabras,
la muerte se encontraba muy cerca de él, pues estaba a punto de enfrentar
uno de los destinos más terribles que hubiese imaginado, ya que, la
reputación que respaldaba al rey de Verano, era bastante cruel.
Adicionalmente a esto, se encontraba la presencia del rey Kramus en
aquellos territorios, quien era el líder de la organización de las sombras,
una organización que se había desarrollado por la inventiva de este
hombre. Se trataba de los hombres más letales y mortíferos de cada
territorio, los cuales iban siendo reclutados progresivamente a medida que
pasaban los días. Se había movilizado por los lugares más inhóspitos y
peligrosos, llevando a cabo una búsqueda de los hombres más preparados
que pudiesen formar parte de esta organización de las sombras.
Se decían que eran almas perdidas que había caído en manos del rey
Kramus, y que estas simplemente eran controladas por él y que no podían
ser domadas por nadie más. La maldad que había en el corazón del rey del
Invierno, podía superar significativamente a la del rey de Verano, por lo
que, simplemente intenta hacer que este no se entere o de lo contrario
podría despertar toda su furia en contra de sus anfitriones.
Todos estos actos se habían llevado a cabo en horas de la madrugada,
mientras gran parte de las personas del reino dormían. Este lugar se
encontraba aparte, en una dimensión completamente distinta a la que
habitualmente era conocida por el hombre. Nadie entendía realmente
cuáles eran los vértices del universo, pero mientras las cosas se
desarrollaban de manera normal en la ciudad de Nueva York, de forma
paralela se llevaban a cabo estos eventos en el reino de Verano.
Estos, a pesar de tener un aspecto medieval en sus vestimentas y utilizar
herramientas ornamentales, contaban con una tecnología realmente
evolucionada que mantenían en secreto debido al hecho de que, así podían
controlar a sus habitantes sometiéndolos a sufrimiento y desidia. Sólo los
cinco grandes líderes podían mantenerse al tanto de cómo manejar esta
tecnología, la cual les permitía abrir portales interdimensionales que les
daban la posibilidad de viajar a diferentes lugares del universo en muy
poco tiempo.
De esta forma, nunca sufrirían de hambruna o ex clase de recursos, tal y
como lo hacían ver. Sólo bastaba con abrir uno de estos portales, y con
mucha facilidad podrían llegar a otros mundos, otros universos que se
encontraban a millones de años luz. Ni siquiera la propia Gea, tenía el
conocimiento de la existencia de esta tecnología, la cual había servido
como el núcleo del funcionamiento de este y otros reinos.
Tanto el rey del Invierno como el rey de Verano, podrían hacer uso de
estos recursos a voluntad, lo que le daba la posibilidad de establecer
alianzas con otras razas, creando un imperio que iba más allá del
conocimiento de lo que los humanos entendían. La cotidianeidad de una
ciudad como Nueva York, simplemente sumía a las personas en sus
rutinas, conducir al trabajo y de allí de nuevo a la casa, mantener una
familia y reunir suficiente dinero para las vacaciones.
Más allá de esto, había elementos incomprensibles que retaban a la lógica,
donde llegábamos directamente a estos reinos fantásticos donde todo era
posible con el manejo del poder y la tecnología. Estas eran las ansias que
tenía el rey de Verano de poder controlar las actividades en conjunto con
otro de los líderes. Pero esta posibilidad se había quebrado justo en el
momento en que el rey se había enterado acerca de lo que había hecho su
hija.
Todo había comenzado a estremecerse repentinamente, arriesgando
absolutamente todos los planes que mantenían. La única forma de
encender estos portales era activándolos de manera indefinida utilizando
las gemas, las cuales habían sido distribuidas en los reinos,
proporcionando una a cada rey. Estás gemas, eran protegidas con la vida,
ya que, cualquiera que pudiese tener en su poder uno de estos elementos,
podría dominar un reino entero, proporcionándole tecnología, bonanza y
riquezas.
La forma en que habían operado el rey de Verano y el rey de Invierno,
había sido egoísta, habían hecho las cosas de manera completamente
equivocada, manteniendo el poder para sí mismos y sumiendo su pueblo
en una miseria total.
— No importará nada de lo que me hagan. Nunca podrán controlar el
espíritu de Gea, ella es libre, y a pesar de lo que intentas hacer, siempre
buscará la libertad. — Dijo Javier en sus últimos minutos de vida.
Con cada latigazo, le habían arrebatado la posibilidad de seguir viviendo,
se había desangrado, y había perdido una gran cantidad de sus fuerzas. Se
mantenía de rodillas, con sus manos atadas en el frente, mientras uno de
los guardias accedía a las órdenes del rey de Verano, quien ordenaba cada
uno de los golpes.
— Tu arrogancia simplemente te está llevando hacia la muerte. Será mejor
que silencies tus palabras de una vez por todas. — Dijo el rey.
Este, había caminado pacientemente hacia uno de sus guardias, tomando
una filosa espada que se encontraba apoyada en el suelo sostenida por las
manos del guerrero. Tras tomar la filosa arma, la levantó con todas sus
fuerzas y la dejó caer sobre el cuello de Javier, decapitándolo
instantáneamente. El nivel de traición que había ejecutado este joven iba
más allá de lo tolerable, ya que, no se trataba de un simple intento de
escape, aquel chico había cosechado una estrecha relación con el rey, y de
manera inesperada, había quebrantado absolutamente todo este vínculo
existente entre ellos.
Antes de morir, Javier había sentido una gran cantidad de dolor en su
cuerpo, el cual había sido proporcionado en inflingido por los golpes de
los guardias. Este dolor, no era comparable con el que experimentaba el
rey en su corazón, ya que, uno de los elementos más horribles que podía
sufrir una persona era la traición. No muchos podían gozar de la confianza
del rey, quien tenía un círculo muy reducido de hombres en los que podía
depositar esta confianza.
Javier había sido parte de ese gremio limitado de personas, y esto
simplemente había sembrado la duda en el rey de si podía confiar uno en
el resto de sus personas cercanas. Había castigado a uno de los traidores,
pero era momento de tomar una decisión determinante en relación a Gea.
Era su propia hija, y no podía darle el final que había sido establecido para
Javier. Tan sólo unas horas más tarde, en medio de una reunión con el rey
del invierno, Kramus, finalmente se tomaría las medidas ejecutar, ya que,
no podía quedar impune el intento de traición.
La boda había sido cancelada, no podía llevarse a cabo matrimonio en
medio de un escándalo como este, y el rey del invierno, sabiendo que
había algo en desarrollo que no podía entender y era de su
desconocimiento, no daría un paso más para crear una alianza hasta que el
padre de Gea revelara todo lo ocurrido.
— Es inaceptable lo que dices. Tu hija ha intentado engañarme. Intentaron
estafarme. — Exclamó Kramus mientras estaba un golpe sobre la mesa.
— No malinterprete es lo que ha ocurrido. Mi hija es joven e inexperta y
fue manipulada con facilidad por ese sirviente que ya hemos ejecutado.
— La ejecución de un inocente no borrará el error de esa chica insolente.
Ella también deberá ser castigada. — Exclamó el rey.
El rey de Verano quién era completamente avaricioso y codicioso, era
capaz de hacer cualquier cosa por conseguir el poder y la gema que tenía
el rey de invierno, por lo que, simplemente permaneció sereno ante las
palabras que estaba por pronunciar su invitado.
— Deberá ser desterrada a la tierra. Es allí donde deberá aprender su
lección. — Exclamó Kramus.
— Eso es inaceptable. No estoy dispuesto a…
— No es una consulta. Deberá hacerse como yo diga o habrá
consecuencias nefastas sobre tu reino.
No había demasiadas opciones, y la furia de Kramus estaba a punto de
manifestarse en contra de estas tierras. Horas después, Gea sería extraída
de su habitación, donde sería llevar a uno de los calabozos más profundos
que había visitado jamás. Desconocía la existencia de este lugar, por lo
que, cuando entró a esta habitación y observó aquellas máquinas extrañes,
su corazón volvió a latir con una furia tremenda, el miedo la consumía.
IV
Tener que ver partir a su propia hija no era una sensación muy agradable
para el rey, pero en este punto, ya su codicia había nublado todo sentido
común de su mente. No había forma de generar un vínculo con ella que le
permitiera evitar lo que había pasado, en lo único que podía pensar era en
las gemas sagradas. Aquel que tuviese la posibilidad de acumular el mayor
número de estas gemas, tendría la posibilidad de dominar el mundo entero.
Esta gran cantidad de poder, le permitiría alcanzar niveles de dominación
sin precedentes, ya que, no sólo controlaría el destino de su dimensión,
sino que, también tendría la posibilidad de dominar otros universos
paralelos. Su iniciativa de casar a su propia hija con un rey lejano, tenía
como único interés conseguir esta gema, por lo que, si tenía la posibilidad
de arrebatársela, ni siquiera lo necesitaría.
Kramus había confiado parcialmente en el rey de Verano, por lo que, no
tenía demasiadas precauciones cuando estaba junto a él. Tras llevar a la
princesa hacia el sótano de aquel castillo, la llevarían directamente hacia
uno de los portales que la llevaría directamente a la tierra. Este lugar sería
apropiado para la chica, ya que, le enseñaría a respetar las condiciones en
las cuales vivía. Su padre le había dado absolutamente todo, y al ser
enviada a la tierra, seguramente en el futuro tomaría en cuenta dos veces
las condiciones antes de traicionarlo.
Esto había sido una decisión totalmente tomada por Kramus, quien se lo
había sugerido a su anfitrión, que no había podido negarse. Lo último que
buscaba era desatar la furia de este, quien estaba caracterizado por ser un
hombre despiadado y con unas ínfulas de destrucción completa mentes
devastadoras. Gea no tenía la menor idea de lo que hacía en este lugar, ya
que, era la primera vez que era llevada a esta profundidad desconocida.
Era allí donde el rey tenía acceso a esta maquinaria que había sido
diseñada gracias a la tecnología proporcionada por la gema. Al poder abrir
portales y establecer conexiones con otras civilizaciones, tenía acceso a
elementos que en otras condiciones no podría adquirir. También contaba
con la gema del rey del Invierno, quien se encontraba en la misma
habitación a la espera de que se cumplieran las condiciones que había
establecido para poder proporcionar el perdón a aquel reino.
Kramus y su organización de las sombras acabarían con este reino con
mucha facilidad si le dieran la oportunidad. El padre de Gea, sentía un
miedo indescriptible cuando estaba cerca del rey del Invierno, sabía que su
superioridad era significativa, lo podría destruir sin demasiado esfuerzo,
por lo que, para él, convertirse en un ser sumiso es la única opción para
conseguir el éxito. Durante años siempre ha vivido bajo la sombra de la
Gema, la cual les proporciona el poder y el acceso a estos recursos, ya que,
de otra forma, no hubiese podido lograr levantar este pueblo de la forma
en que lo había hecho.
Había tomado su Gema, pero también había sugerido utilizar la gema del
invierno, ya que, esta tenía un poder de alcance muchísimo más potente.
La gema de Verano, tenía la posibilidad de enviarla lejos, pero no tan lejos
como quería Kramus, por lo que, el viejo rey tenía como intención utilizar
este elemento para enviar a la chica a la tierra. Gea lloraba
desconsoladamente sin saber lo que ocurría, preguntaba una y otra vez qué
era lo que estaba haciendo su padre, pero este ni siquiera podía dedicarle
una mirada a los ojos.
Se sentía avergonzado de comportarse de esta manera tan deplorable con
su propia familia, pero no tenía otra opción más que acceder a las
demandas del poder. Pero la experiencia que tenía, y su edad, no eran en
vano, le daba la posibilidad de poder tomar en cuenta todas las posibles
ventajas que tenía. En este caso, tenía única posibilidad de victoria al
presionar al rey del Invierno. Su plan era completamente suicida, ya que,
si fallaba, recibiría una muerte dolorosa e instantánea.
El rey de Verano estaba acostumbrado a las trampas, el engaño y la
manipulación, mientras que, rey de Invierno, Kramus, siempre había
encontrado la solución a sus problemas a través de la devastación y la
destrucción. Eran formas completamente diferentes de actuar, pero en este
punto, lo único que puede importar es la lealtad. Todo se había tornado
oscuro y peligroso, ya convivir en una misma dimensión con estos líderes
era realmente inestable, ya que, podían tomar decisiones drásticas e
inesperadas que cambiaban el curso de los acontecimientos de un
momento a otro.
Mientras menos Reyes y hombres de poder se encontraban caminando
sobre la misma dimensión, mayores posibilidades habría de dominación
para otros. Esto había pasado por la mente del padre de Gea durante
mucho tiempo, pero no había encontrado la posibilidad de poder
deshacerse de ninguno de los otros reyes que poseían gemas poderosas.
Tras hacer los procedimientos necesarios para abrir el portal, el rey de
Verano, solicitó a su compañero que colocara sobre la máquina su gema
del invierno, acto que fue ejecutado de manera inmediata, a pesar de que
había cierta corazonada en Kramus que le hizo dudar durante algunos
segundos.
— Parece que no te encuentras demasiado seguro de esto. Podríamos
dejarlo todo hasta aquí si así lo deseas. — Dijo el rey de Verano.
— ¿Hacer qué? ¿A qué se refieren? — Preguntó la desesperada chica,
quien parecía inexistente ante los ojos de los líderes.
— Cierra la boca. Tú has traicionado la confianza que hemos depositado
en ti. Ahora deberás ir a la tierra, vivir con los humanos y aprender a
valorar lo que has tenido aquí. — Dijo su padre.
— Ir a la tierra. Pero si nunca he estado allí. No conozco ese lugar, ni
siquiera sé qué es. — Dijo Gea pensando en que se trataba de otro pueblo o
reinos al que viajaría de forma habitual.
Por su mente nunca había pasado la posibilidad de que se trataba de un
portal lo que estaba frente a sus ojos. Ni siquiera la palabra “portal” era
lógica para ella, ya que, desconocía la existencia de estos elementos que
permitieron a los seres viajar a través de dimensiones y llegar hasta
universos paralelos con el único objetivo de tratar y negociar con otras
especies.
Dos de los hombres de confianza del padre de la chica, tomaron a la joven
por sus brazos, llevándola directamente hacia la base del portal, el cual
había comenzado a mostrar una serie de luces que dejaron completamente
estupefacta a la princesa del fuego.
Gea no había recibido ningún tipo de explicaciones o razones de lo que
estaba ocurriendo allí, sabía que habría consecuencias para sus actos, pero
pensaba que su padre en algún momento la perdonaría, llevándola hasta el
límite para poder probar sus valores y lealtad. El orgullo de esta chica, no
le había permitido pedir perdón, para ella, no había sido un error lo que
había ocurrido, simplemente estaba buscando justicia. La forma en que su
padre había determinado su destino era completamente absurda y egoísta,
por lo que, era completamente natural que intentara escapar.
Pero en medio de una situación como esta, nada tenía lógica, simplemente
estaban cegados de poder, serían dos de poder obtener acceso a lo que
tanto habían codiciado durante años. Tras ser llevada a la base del portal,
Gea había dedicado una mirada su padre en busca de piedad, pero este
parecía no tener alma.
Se quedó mirándolo fijamente, mientras sus ojos llorosos pedían
clemencia, tratando de evitar que este ejecutara lo que fuese que estaba a
punto de hacer. Para la princesa era un completo misterio lo que estaba a
punto de ocurrir, ya que, eran actos completamente extraños y sin
precedentes ante los cuales no podía ni imaginar lo que estaba por suceder.
— Padre, por favor. No lo hagas.
— Háganlo ya. — Dijo el rey.
Acto seguido, dos guardias aparecieron en la escena, tomando a el rey del
Invierno por los brazos y empujándolo directamente hacia el portal. Había
sido un acto completamente inesperado, ya que, cuando dio la orden, su
invitado imagino que se trataba de una orden hacia sus hombres para que
lanzaron a la chica hacia el portal. Había sido todo arreglado, y el plan del
rey de Verano era quedarse con la gema del invierno, por lo que, la única
manera que tenía de hacerlo era deshaciéndose del portador.
A lanzarlo una dimensión desconocida, lo dejaría a su suerte, y tras haber
ofrecido una gran cantidad de oro a la organización de las sombras,
finalmente había logrado derrocar al rey del invierno de una manera muy
sencilla. No había tenido que utilizar la fuerza, no hubo sangre, no hubo
víctimas, simplemente un momento de duda y una tradición muy bien
planificada que había llevado a Kramus a ser víctima de su propia trampa.
Gea, pensó que su padre finalmente había recuperado la cordura, pero
justo en el momento en que iba a ser liberada, una mano atravesó el portal,
tomando a la chica del tobillo y arrastrándola con él.
— ¡Gea! — Gritó el padre de la chica, quien supo perfectamente que esta
había sido arrastrada a la tierra.
Pero no tenía posibilidades de conocer la ubicación exacta. Invertiría
mucho tiempo en su búsqueda, pero no era su prioridad, ya que, finalmente
había conseguido una gema adicional, un elemento que le daba la
posibilidad de comenzar a desarrollar actividades en aquella dimensión
para expandir su poder. Quizá el rey del invierno tenía razón, era muy
posible que Gea necesitara una lección y la tierra sería el lugar adecuado
para que esta pudiese conocer la naturaleza humana y de lo que eran
capaces.
La chica había vivido una realidad completamente fantasiosa, con acceso a
riquezas y comodidades, un periodo en el cual nunca le faltó
absolutamente nada. La mejor forma de madurar, sería sufriendo la
adversidad, algo en lo que no estaba acostumbrada y para lo que no se
sabía realmente si estaba preparada. No era su plan enviarla a la tierra,
pero la acción de Kramus, había sido medianamente útil.
Durante su paso por el portal, ambos se habían separado, ya que, Kramus
había conseguido arrastrar a la chica hasta el portal, pero no había logrado
mantenerse unido a ella después de tomarla. Ambos habían sido dirigidos
en direcciones completamente diferentes, por lo que, ya sería un duro
proceso para Kramus poder encontrar a Gea, quien había sido lanzada en la
ciudad de Nueva York. A pesar de la avanzada tecnología con la que
contaban en aquellas tierras de Verano, su vestimenta era completamente
distinta a la de los humanos contemporáneos.
Coches lujosos, edificios gigantescos, teléfonos móviles de alta potencia y
ejecutivos de traje, eran principalmente las características con las que se
encontraría esta chica, la cual había llegado de una forma inesperada al
centro de la ciudad.
El portal la había llevado directamente hasta el centro de una calle muy
concurrida, en donde casi había muerto atropellada por un coche. Aquel
estruendoso sonido de una bocina casi ensordece a Gea, quien había
cubierto sus oídos mientras golpeaba con mucha fuerza la parte frontal de
aquella máquina aterradora que se encontraba frente ella.
Nunca había visto algo parecido, por lo que, ante el miedo, no tuvo otra
opción que comenzar a correr en cualquier dirección. No era sólo una
bestia con luces que se encontraba frente ella, cuando comenzó a ver hacia
los lados, al ver cientos de ellas, movilizándose en todas direcciones,
haciendo un ruido descomunal y emitiendo humo y gases que hicieron a la
chica ahogarse en su propia respiración.
Necesitaba encontrar un lugar donde ponerse a salvo, por lo que, cuando
observó hacia el este, logró ver un edificio que parecía ser la entrada de un
castillo, ingresando allí rápidamente, en busca de ayuda. Sabía que su
padre la había enviado a otra dimensión, pero no sabía a donde había
llegado realmente. “La tierra”, como le llamaban, era muy diferente a
como ella lo imaginaba, ya que, este lugar tecnológico donde todos
caminaban de un lado el otro únicamente con sus rutinas en sus cabezas,
era una de los lugares más caóticos adonde pudo haber sido enviada.
Gea había entrado el edificio de una gran corporación, donde las mujeres
con traje y minifalda y los hombres con corbata, se le quedaban viendo de
una manera muy particular. Ella era la extraño, y aunque parecía que todo
se habían vuelto locos y sus vestiduras eran extrañas, ella era quien no
encajaba en este contexto. Las vestiduras que llevaba aquel día, no eran
realmente favorables para las condiciones de desventaja en las que se
encontraba Gea, pues su confusión vinculada a su atractivo, la haría presa
fácil de cualquiera que desear aprovecharse de esta situación.
Estaba completamente sola, asustada y con mucha piel a la vista, por lo
que, caer en las manos de un oportunista, sería nefasto para una chica
frágil. Pero Gea no era cualquier joven, no era tan ingenua como todos
llegarían a pensar, y si alguien podía proveer le diversión en medio de
todo este caos, fácilmente se sentiría satisfecha de haber llegado a este
lugar tan particular. Había evadido la seguridad de este edificio, corriendo
rápidamente por las escaleras mientras un par de efectivo de seguridad
trataban de tenerla.
No fue sino hasta chocar directamente contra uno de los ejecutivos del
edificio, cuando finalmente todo terminaría. Corría rápidamente viendo
hacia atrás, tratando de evitar ser alcanzada, por lo que, no se había
percatado de que frente a ella se encontraba Gabriel, un hombre rubio y
alto el cual se dirigía hacia ella sin percatarse que una chica en esas
condiciones corría bruscamente hacia él.
Chocaron de manera inevitable, cayendo al suelo debido al fuerte impulso
que traía Gea. Los papeles de Gabriel quedaron desordenados por todo el
lugar, mientras la chica trataba de ponerse de pie mientras era tomada por
aquellos guardias de seguridad, uno a cada lado de sus brazos. Gabriel
tuvo la posibilidad de visualizar a la chica, y al notar su belleza, pudo
manejar la situación para favorecerla y el también ganar un poco de
ventaja.
— Quítale las manos de encima. Ella es una buena amiga, pero no está
muy bien de la cabeza. Ya suéltenla. — Dijo Gabriel mientras ayudaba a la
chica a reponerse.
El escote, la minifalda, la gran cantidad de cuero y su hermoso cabello
rubio, hicieron que este hombre depositar a su atención en ella de manera
instantánea. Era un cazador de féminas, las buscaba con mucho apetito, y
eran de su predilección las rubias. Esta mujer había llegado directamente a
chocar con él por alguna razón, por lo que, había caído en las manos
correctas, al menos para una chica con las tendencias de Gea.
Esta había notado rápidamente las intenciones de este hombre por
ayudarla, pero al no conocer a la especie humana, sabía que no debía
confiar en nadie. Apenas y había llegado allí y ya se había metido en
problemas, por lo que, esto no podía ser una buena señal. No entendía
realmente qué era lo que había pasado y trataba de ordenar su mente
después del momento en que había sido arrastrada a este portal de una
manera inesperada.
Parecía todo parte de una pesadilla, pero no, era la realidad más extraña
que se pudo haber imaginado Gea. Tenía que salir de esta situación
completamente sola, ya que, lo que está viviendo no tenía forma de
compararse con nada de lo conocido por la procesa del fuego.
V
Fijarse en una mujer como Gea no sería el verdadero problema, el
inconveniente, sería poder olvidarla. Esta mujer era muy difícil de
comparar con alguien que habitar en la ciudad de Nueva York en tiempos
como estos, ya que, todos estaban acostumbrados a ver a las mujeres con
otro tipo de vestimenta. Parecía escapada de una obra de teatro de
Broadway, de esas que tienen una temática medieval donde gladiadores y
doncellas se ven involucrados en romances inesperados.
Gabriel no había desaprovechado la oportunidad de lanzar el anzuelo y
tratar de determinar si la chica podría interesarse en él. Su belleza era
absolutamente impresionante, Gea no podía ser comparada con nada
conocido por el habitante promedio, así que, era simplemente cuestión de
probar suerte y tratar de impresionarla. Esta joven no sabía nada de coches
ni lujos, por lo que, las pocas herramientas que puede utilizar Gabriel para
impresionar la, no serán demasiado efectivas para lograr captar a la recién
llegada chica.
La ciudad parecía gigantesca para ella, todo era desarrollado y
evolucionado, mientras ella simplemente conocía una vida de castillos y
princesas, donde el principal elemento a tomar en cuenta era el poder y la
repercusión que tenía las decisiones de los reyes. Nunca se habría
imaginado que viviría algo así, había viajado a través de un portal inter
dimensional que la había llevado hasta el centro de la ciudad de Nueva
York junto a Kramus. La ubicación de este aún era desconocida, había
llegado igualmente a la ciudad de Nueva York, pero su necesidad de
encontrar a la chica para poder tener una garantía, lo hizo movilizarse
rápidamente en busca de Gea.
Este, parecía estar más relacionado con ese tipo de movimientos, y ante
sus continuos viajes a través de múltiples dimensiones, ya había tenido la
posibilidad de visitar la tierra en el pasado. No conocía la ciudad de Nueva
York, pero conocía la forma en que estos seres se comportaban y cómo
podría reaccionar ante una situación tan extraña como la que estaban a
punto de afrontar tras la llegada de este rey y una princesa de una galaxia
lejana. No parecía demasiado confundido, simplemente debía adoptar sus
vestiduras a la época, ya que, con mucha facilidad llamaría la atención de
las autoridades.
No sería natural ver a un hombre caminando por las calles de Nueva York
llevando un abrigo de piel y una espada en su mano, por lo que, Kramus se
deshizo de estas indumentarias antes de continuar su búsqueda de la chica.
Había logrado robar sus vestiduras a unos moteros de un bar, por lo que,
ahora podía camuflarse fácilmente entre la multitud. Llevaba una camiseta
blanca, chaqueta de cuero, pantalón de mezclilla y botas vaqueras, un
aspecto realmente habitual que solía verse con mucha frecuencia en la
ciudad.
Si no encontraba a Gea pronto, corría el riesgo de que su padre la
encontrara primero, y si esta chica era extraída de esta dimensión, sin la
Gema, Kramus quedaría atrapado allí para siempre. Pero había elementos
realmente retorcidos detrás de todo este plan de traición que había llevado
a cabo el rey de Verano, ya que, no sólo había conseguido comprar a
algunos de los miembros de la organización de las sombras, había logrado
convencerlos de que podía proporcionarles absolutamente todo lo que
desearan si conseguían la cabeza de Kramus.
Este desconocía por completo cuál era su futuro y cuál era el destino que
había escrito este rey para él. Lo había traicionado, había jugado sucio, y,
por ende, tenía que moverse con cuidado si quería continuar respirando.
No había nadie que pudiese protegerlo, no tenía contactos de amigos a
quién buscar, por lo que, el único recurso que tiene Kramus para poder
seguir adelante es valerse de sus habilidades y sus conocimientos. Lo
último que espera es la llegada de la organización de las sombras a la
tierra, un grupo de hombres que se habían dedicado en el pasado a
protegerlo y a luchar a su lado, quienes ahora podrían comprometer su
vida y la de Gea. La chica había abordado el coche de Gabriel, quien se las
había ingeniado para lograr convencerla de que lo acompañara a otro lugar.
Las personas continuaban viendo de forma muy extraña a Gea, quien no
tenía nada que ver con su entorno. No había coherencia entre sus
vestiduras y los tiempos en que vivían, no había lógica en su
comportamiento, y si no era ocultada rápidamente, Gabriel perdería la
oportunidad de conquistar a la chica. La había llevado directamente hacia
una zona de tiendas por departamento, donde compraría vestiduras más
acordes para la chica.
— ¿Por qué haces esto por mí? — Dijo Gea mientras se colocaba algunas
prendas de vestir.
— Creo que necesitas algo de apoyo. Té ves desorientada y confundida.
Soy un buen amigo. — Dijo Gabriel.
Ante el desconocimiento de las estrategias utilizadas en la tierra para
seducir, la chica simplemente escucha sus palabras y cree plenamente en
lo que dice este hombre. No puede asumir que se trata de una amenaza, ya
que, lo que le ha provisto es simplemente inocente. El hombre se ha
preocupado por ella, le ha proporcionado vestiduras y ha gastado su dinero
en la joven, por lo que, lo único que puede hacer es retribuirle con
agradecimiento.
Pero ante esa debilidad constante que sufría Gea por el cuerpo humano
masculino, es difícil para ella después de salir de aquella tienda por
departamento, controlarse y mantenerse relajada, cuando la ansiedad ha
comenzado a llegar. Gabriel había observado claramente el nerviosismo de
la chica. Había comprado para ella una hermosa minifalda de color negro,
acompañado con una blusa con un leve escote, el cual hacía ver sus pechos
absolutamente exquisitos. Las piernas de Gea temblaban, mientras sus
dedos golpeaban nerviosamente sus muslos, algo que llamó enormemente
la atención de Gabriel.
— Debes tener hambre. No te ves muy cómoda. ¿Hay algo que pueda
hacer por ti? — Preguntó el joven mientras llevaba su mano
estratégicamente hacia el muslo de la rubia.
Era un movimiento realmente arriesgado, ya que, no sabía cómo podría
reaccionar esta joven. Había preguntado su nombre en múltiples
oportunidades, y Gea había respondido con su nombre original,
acompañado del calificativo de “princesa”. Esto, parecía un claro signo de
demencia, por lo que, Gabriel tiene como única intención aprovecharse de
la condición mental de la chica, cuya belleza le permitía olvidar por
completo la deficiencia mental.
Tocarla en medio de esa explosión de sensaciones que atraviesa su cuerpo,
es dinamita pura, ya que, con mucha facilidad esta chica podría sucumbir
ante sus deseos más retorcidos y ardientes. Estaba tan excitada, que mueve
sus piernas para tratar de estimular su vagina, ya que, la fricción entre la
ropa interior y la superficie de su zona genital, le genera un leve
cosquilleo que la complace. Al ver cómo este hombre coloca su mano en
su muslo, se quedó mirando fijamente sus dedos, ante lo que, Gabriel
pensó que había cometido un grave error.
— Disculpa, no debí hacerlo. — Dijo el caballero al pensar de recibiría
una fuerte crítica de la chica.
Pero algo completamente inesperado surgió en ese momento, ya que, Gea
tomó nuevamente la mano de aquel hombre, y esta vez no la llevaría
directamente su muslo, sino que, saltaría los parámetros establecidos por
la sociedad moderna y la llevaría directamente su vagina. Gabriel casi
pierde el control del vehículo, obligado a detenerse a un lado de la
carretera mientras sentía como aquella zona estaba completamente
empapada. Gea estaba muy excitada, y necesitaba a un hombre y lo
necesitaba justo en ese momento. Recordó instantáneamente a Javier, un
amante excepcional, y aunque se sintió triste por su destino, tenía a un
sustituto justo al lado.
Habían pasado la totalidad del día juntos, por lo que, la chica había
comenzado a confiar en este caballero. Había sido muy respetuoso, pero en
el último momento, finalmente Gabriel no dejaría pasar esta oportunidad,
por lo que, la interacción física había sido suficiente para iniciar una
explosión que terminaría de una manera muy predecible. Mientras sentía
como los dedos de Gabriel la acariciaban, Gea había comenzado a gemir y
a retorcerse en el asiento del coche.
Los dedos de este hombre eran gruesos, fuertes y robustos, justo como le
gustaban, por lo que, no dudaba de que disfrutaría enormemente de lo que
está por ocurrir. Sus piernas se separaron lo suficiente para proporcionarle
el espacio adecuado para que la mano del hombre estuviese cómoda. Este,
hizo a un lado la ropa interior y comenzó a introducir su dedo medio en
ella, mientras la chica colocaba sus pies sobre el tablero frontal del
vehículo. Gabriel era muy cuidadoso con cada parte de su coche, pero no
le dio importancia a el maltrato que sufrió la tapicería.
Comenzó a introducir su dedo y mientras más adentro iba, la chica parecía
perder más el control. Los vidrios del coche se encontraban arriba, están
completamente cerrados mientras el aire acondicionado erizaba la piel de
la joven. El frío no parecía ser importante, y a medida que avanzaba en los
minutos, la temperatura e incrementando, pero debido a la gran cantidad
de ardiente deseo que se contenía en su interior. Mientras gime
descontroladamente, Gabriel la penetra una y otra vez sin contemplación,
haciéndole saber el enorme deseo que experimenta por ella.
Pero este hombre ya se ha comenzado a impacientar, y ante su necesidad
de poder demostrarle todo su deseo a la chica, ha bajado la cremallera de
su pantalón y ha liberado su cinturón. Al extraer su miembro, Gea pudo
verlo con mucho deseo, se le hizo agua la boca, comenzó a salivar de
manera exagerada, y llevó su mano directamente al trozo de carne. Lo
masturbaba de una manera salvaje, algo que impresionó enormemente a
Gabriel.
Estaba acostumbrado a estar con todo tipo de chicas, pero Gea había
resultado diferente. Evidentemente no estaba educada con los parámetros
modernos, era una chica que venía de una cultura completamente diferente
ubicada en otra galaxia, por lo que, la experiencia que estaba a punto de
vivir Gabriel era completamente interestelar. Sentía como aquel hombre
estaba disfrutando de las sacudidas en su miembro, un gran trozo de carne
listos para satisfacerla. La chica, prácticamente de un salto, terminó sobre
aquel hombre, rompiendo su camisa, haciendo que los botones saltaran
hacia todos lados, comenzando a mover su cuello y a lamer su pecho de
una manera animal.
Gea era del tipo de chica que no perdía el tiempo, disfrutaba enormemente
de complacer a su pareja, por lo que, en cinco previo resultaba un poco
aburrido para la princesa mientras me gustaba el sabor de la piel de este
hombre, se movía frotando el miembro de este hombre contra su clítoris,
una satisfacción incomparable que le había hecho sentir como en otro
planeta. No conocía a los habitantes de esta galaxia, no sabía quiénes eran
los humanos o los habitantes de la tierra, pero estaba comenzando sentir
mucho atractivo por ellos, ya que, Gabriel le había dado una bienvenida
muy gratificante.
Este miembro chocó una y otra vez contra su clítoris, y las zonas están
completamente humedecidas. La ficción es casi imperceptible, están
completamente barnizados en fluidos mientras los besos y la pasión se
adueñan de la escena. Después de haberse deshecho de la camisa de su
amante, Gea había roto el cuello del hombre debido a las mordidas que le
proporcionaba. A Gabriel no parecían molestarle del todo estas acciones, y
aunque sí sentía dolor, prefería aguantarlo antes de estropear el momento.
Gea, una chica aquí en recién conocía, estaba sobre él completamente
demente.
Perdió el control, no sabía cómo controlarse, y ante tal nivel de ansiedad
acumulado por los actos que había atravesado, simplemente buscaba ese
escape necesario que había encontrado en un nuevo amante. En los
tiempos modernos, se habría definido como una ninfomanía crónica, Gea
sentía un placer absoluto al estar con un hombre, pero justo al momento
siguiente de haber terminado, necesitaba mucho más. Nunca podría estar
complacida del todo, por lo que, no perdía la oportunidad de estar con un
nuevo amante en cada posibilidad que tenía.
Hasta el momento, había olvidado por completo lo que había ocurrido con
su padre, no recordaba en lo absoluto a Kramus, y en su mente lo único
que puede tener un poco de prioridad es el hecho de complacer ese fuego
que está calcinándola en su interior. Se ha convertido en una presa de sí
misma, no tiene control sobre sus actos, y a pesar de que en múltiples
oportunidades lo ha intentado, la chica simplemente parece ser víctima de
los demonios que la dominan. Vive en secreto este padecimiento, pero no
puede negar que lo disfruta.
Alguien que tampoco puede criticar este tipo de eventos es Gabriel, quien
ha sido un hombre completamente elegido al azar que ha aparecido en la
vida de Gea para proporcionarle acceso a satisfacción, y esto es lo único
que le importa. Mientras él está acostumbrado a la diversión y el
entretenimiento fugaz y momentáneo, Gea también está acostumbrada a
estas aventuras pasajeras que no suelen trascender en absolutamente nada.
Había utilizado este hombre como un simple objeto, por lo que, sabía
perfectamente que una vez que terminara el acto y ella alcanzar lo que
estaba buscando, con mucha facilidad lo desecharía y no tendría nada más
que buscar en él. Cuando sintió aquel chico dentro de ella, Gea se aferró
directamente al asiento, comenzando a sacudirse como si estuviese
poseída por todos los demonios de su cultura.
Gabriel lo podía creer la pasión que era utilizada por esta mujer para
complacerlo, porque, siente una especie de agradecimiento y admiración
por ella por la entrega absoluta a un completo extraño. No sabe cuál es el
pasado de esta chica ni cuáles son sus costumbres, pero la forma en que lo
folla es completamente inolvidable. Gea está acostumbrada a estar con
hombres simplemente por diversión, pero ha tenido que lidiar con el hecho
de que muchos de estos se enamoren de ella.
Deshacerse de ellos no ha sido difícil, no en su cultura, en su mundo, pero
en este contexto, las cosas pueden ser realmente diferentes. Gabriel es un
hombre millonario, con caprichos, soltero y con acceso a absolutamente
todo lo que puede imaginarse, por lo que, tras conocer a una mujer como
Gea, seguramente será difícil quitarse de la mente un recuerdo tan
espectacular como este. Antes de correrse, el hombre extrajo el miembro
de lo más profundo de la chica, quien ya había experimentado un par de
orgasmos minutos antes.
Se corrió de manera intensa, aquel hombre no podía creer los niveles de
satisfacción que había alcanzado, y tras besar los labios de la chica, se la
quitó de encima, dejando que volviera a las ciento del acompañante. Cada
dólar que había gastado en ella había valido la pena, por lo que, está
completamente conforme y satisfecho de lo ocurrido en aquel coche. Todo
lo que había ocurrido había sido completamente espontáneo. La falta de
planificación y la ausencia de planificación, había permitido que todo
creciera de manera progresiva con cada minuto.
Cuando llegaron al punto de descontrol, todo cobra sentido y se volvió
mucho más interesante. Gea, después de acomodar sus vestiduras, decidió
salir del coche, ya no tenía nada que buscar allí.
— Hey, ¿a dónde vas? — Preguntó Gabriel. Mientras se colocaba su
camisa.
— Debo encargarme de algunos asuntos que no entenderías. — Dijo Gea
mientras abandonaba el coche.
Gabriel había sufrido un duro golpe en su ego, ya que, no podía concebir
que una simple chica fuese capaz de rechazarlo. Quería más de lo que
había obtenido, y la única manera que tenía de hacerlo era a través de la
manipulación y el dinero. Pero para una joven como Gea proveniente de
un planeta completamente diferente y con acceso a riquezas ilimitadas, el
dinero no resultaba impresionante.
Los dólares de Gabriel eran simples elementos insignificantes que no
tenían ningún tipo de sentido para Gea, por lo que, tras caminar por la
calle durante la noche completamente sola, tuvo que lidiar con la violencia
de un completo extraño que se había transformado de un segundo a otro.
— No puedes abandonarme, así como así. Yo soy el que abandona. Vuelve
al maldito coche y te llevaré a mi casa.
— No tienes que hablarme así. No iré contigo, no eres digno. — Dijo Gea.
Para Gabriel no tenía ningún sentido la forma en que se expresaba esta
chica, pero de lo que sí estaba seguro es que no estaba dispuesto a permitir
que se marchara. Había comenzado un forcejeo y necesario en medio de la
calle. Gea había intentado huir, pero Gabriel no estaba dispuesto a
permitirlo. Aquel hombre había sido víctima de un fenómeno que
usualmente afectaba aquellos que rodeaban a Gea. Su belleza solía hacer
perder la cabeza a los miembros del sexo opuesto, pero ahora, la chica no
tenía a sus secuaces para poder defenderse.
Entre el forcejeo, Gea había logrado llegar al suelo, ya que, había
tropezado intentando huir, golpeándose las rodillas y las manos al caer.
— No quise que te lastimaras. Ven aquí, discúlpame. Déjame llevarte a un
lugar seguro.
— No quiero ir a ninguna parte contigo. Ya déjame ir. Quiero estar sola.
Gabriel no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer, y ante la gran cantidad
de ira que había experimentado, estaba a punto de golpear a la chica justo
en el momento cumbre, cuando pasaría algo completamente inesperado.
Un látigo había atrapado la mano de Gabriel justo antes de hacer contacto
con la chica. Con un movimiento rápido, había sido arrancada de manera
instantánea, dejando la muñeca segregando una gran cantidad de sangre
mientras Gabriel veía impresionado como algo que parecía haber salido de
la nada le había cortado la mano desde la base.
VI
La llegada de Kramus había sido completamente inesperada, y
reencontrarse nuevamente con aquel sujeto no había sido la experiencia
más agradable para Gea, quien asociaba este hombre con los intereses de
su padre. A pesar de que era un hombre despiadado ají prepotente, con
inflaste superioridad, Kramus no permitiría que alguien le hiciera daño a
esta chica. A pesar de que se decían muchas cosas acerca de él, la mayoría
era mitos, ya que, nadie había tenido la posibilidad de conocer realmente
al rey del Invierno tal y cómo era.
Había vivido solo es su castillo durante años, por lo que, saber
exactamente cómo era su personalidad era un completo enigma. Cuando
Gea se encontró con la mirada de este sujeto, imaginó que este había
llegado para vengarse, pero lo último que había pensado era que este se
convertiría en su salvador. Aunque la medida había sido un poco drástica,
había llegado en el momento justo, ya que, a pesar de ser una princesa hija
de un poderoso rey, en la tierra no tenía demasiadas oportunidades ni las
ventajas que contaba en el reino de Verano.
En medio de estas condiciones, ambos eran víctimas de su padre, ya que,
este había tomado la determinación de traicionarlos a ambos. A la chica
simplemente la había utilizado como una herramienta para distraer al rey
del invierno, mientras que, utilizando sus engaños y manipulación, había
logrado arrebatar la gema a este hombre, quien ahora se encontraba
atrapado en una dimensión lejana. Solo protegía a la única herramienta
que podía utilizar para poder recuperar su poder.
Mientras se mantuviese cerca de Gea, había posibilidades de que los
hombres del rey llegaran a buscarla, y así, este obtendría una oportunidad
de manipular la situación para regresar a sus tierras. Todo estaba bajo
amenaza, si no hacía algo pronto, todo por lo que había trabajado hasta ese
punto, se iría al infierno. El rey de Verano tenía que pagar su traición, pero
lo más desesperante de todo esto es que Kramus no tenía la menor idea de
cómo actuar. Después de suprimir la amenaza de este hombre que
intentaba agredir a Gea, había finalmente mostrado parte de su verdadera
personalidad.
Había tomado a la chica en brazos, y aunque esta se había resistido, no era
el momento ni el lugar para desatar una escena. Mientras Gabriel sostenía
su mano para evitar el sangrado, fue abandonado allí en medio de la nada,
mientras Kramus corría rápidamente por la carretera llevando a una chica
completamente exuberante en sus brazos. Ya habría momento de explicar
todo lo que había ocurrido y por la razón que la había ido a buscar, pero
por el momento, Gea simplemente piensa que su destino ha terminado.
Tras sus múltiples visitas a la tierra, Kramus había aprendido a moverse,
sabía cómo conseguir recursos, sabía cómo obtener dinero, así que,
algunos dólares en su chaqueta habían servido para hospedarse en un hotel
muy barato ubicado al lado orilla de la carretera. Era de estos lugares a
donde iban los amantes desesperados a demostrarse sus deseos e
intenciones de devorarse vivos, por lo que, eran habitaciones pequeñas,
malolientes y muy poco cómodas.
— ¿Por qué me has traído aquí? ¿Qué quieres? — Preguntó Gea tras ser
bajada de los hombros de aquel hombre.
Kramus no decía una sola palabra, simplemente se quitó la chaqueta de
cuero la colocó sobre una silla y se sentó allí. Observaba por la ventana en
silencio, mientras respiraba agitado ante la gran cantidad de agotamiento
que había experimentado al tener que correr con la chica en brazos.
— No me dejes hablando sola. Realmente necesito saber qué es lo que
ocurre. — Dijo Gea.
Kramus había comenzado a desesperarse, ya que, no tenía intenciones de
comenzar una conversación con la princesa, la hija de un hombre que lo
había traicionado y quien había iniciado todo este caos. Lo había perdido
todo y aún no encontraba la manera de cómo recuperarlo, por lo que, los
continuos cuestionamientos y preguntas que lleva a cabo Gea, sólo sirven
para desesperarlo aún más.
Sus verdaderas intenciones aún no estaban muy claras, se había convertido
en un hombre solo y sin ningún tipo de poder, era uno más en la tierra, y
aunque en otra dimensión era un poderoso rey, en estas condiciones solo
era un hombre que lo había perdido todo a merced de los deseos de un rey
que había acumulado el doble del poder que poseía. Al arrebatarle la
gema, automáticamente podría acceder a una potencia descomunal, podría
acabar con la mitad del universo si así lo deseaba y si los otros reyes no
eran capaces de contener la locura del rey de Verano.
Todos estos pensamientos y razonamientos transcurrían por la mente de
Kramus mientras se encuentra observando por la ventana, vigilante ante
todos los eventos que pueden transcurrir durante esa estadía. Están en un
lugar apartado, desolado, y esto aumenta las condiciones de riesgo, ya que
con mucha facilidad podrían ser asesinados en este lugar y absolutamente
nadie lo notaría.
El hombre, equipado con su látigo y su espada, no tiene demasiadas
opciones más que vigilar ante la posibilidad de aparición de los enemigos.
Gea no dejaba de realizar preguntas e intentar enterarse de qué era lo que
estaba ocurriendo, por lo que, había acabado finalmente con la paciencia
de Kramus, quien se encontraba intentando concentrarse, pero la voz de
esta chica malcriada no se lo permitía.
— Necesito que hagas silencio y cierres la boca de una vez. Necesito
pensar y aclarar mi mente. Te he buscado porque eres mi único boleto de
regreso a casa. Tu padre me ha traicionado, y la única manera que tengo
para recuperarme es utilizarte como carnada.
Las palabras habían sido realmente duras para la chica, no estaba
preparada del todo para escuchar semejante descarga de realidad. Pero
sabía que un hombre con el corazón tan oscuro como el de Kramus, no
tendría ningún tipo de intenciones buenas con ella. Esto, la dejó
estupefacta y sin palabras, por lo que simplemente se dio media vuelta y
colocó su cabeza en la almohada.
Kramus, sabiendo que había sido muy duro con ella, se sintió un poco
culpable, pero al menos había conseguido lo que estaba buscando, ese
preciado silencio que serviría para poder encontrar una solución en medio
de una situación tan caótica. Sabía que el peligro estaba cerca, tarde o
temprano, el rey de Verano estaría dispuesto a eliminarlo completamente,
y no estaba dispuesto a poner en riesgo la estabilidad de su reino sabiendo
que había alguien con una ira incontenible dispuesto a recuperar su gema.
Fue por esto, que después de pagar una gran cantidad de monedas de oro a
los soldados de la organización de las sombras, los había enviado a través
de un portal directamente hacia la tierra en busca de Kramus. Los propios
hombres que habían sido pagados por él y recolectados por diferentes
mundos, ahora estaban actuando en su contra, completamente dispuestos a
asesinarlo sólo para conseguir más poder. Gea, quien había recibido una
bofetada con las palabras de Kramus, había colocado su cabeza en la
almohada y tras llorar durante algunos minutos, finalmente se había
quedado dormida.
Había sido un día largo de cambios y transformaciones, había llegado a un
planeta desconocido para ella y simplemente había sido tratada como un
objeto. Se había divertido, pero las cosas habían cambiado drásticamente,
yendo a una dirección completamente inesperada para ella. Mientras ella
dormía, Kramus continúa vigilante, y su percepción le hacía entender que
algo estaba por ocurrir, y lo más desesperante es que no había forma de
predecir nada de los acontecimientos.
Estaba delirando del sueño, muy cansado debido al largo viaje. Pensó que
quizá podía darse la oportunidad de descansar durante algunas horas, ya
que, no había cerrado un ojo desde que había llegado a la tierra. Al ver que
todo estaba en silencio y en la calma, Kramus había colocado su cabeza
sobre el espaldar, había conseguido el ángulo perfecto para poder
descansar y recuperarse un poco, pero esto no sería sencillo, ya que, lo
principal que estaban esperando sus enemigos era un descuido.
Kramus ha entrenado con importantes maestros de combate, los cuales le
habían enseñado a desarrollar una percepción de su entorno mucho más
desarrollada que el resto. Podía escuchar el aire perturbándose, pisadas a
muchos metros de distancia, con una precisión auditiva mucho más
desarrollada que la del ser humano estándar. Él mismo se había encargado
de entrenar a muchos de sus soldados, por lo que, sabría perfectamente el
momento en el que vendrían si es que estos estaban cerca.
Los escuchó caminar, por lo que, a pesar de estar dentro de sus sueños,
sintió que algo no estaba bien. Quiso despertar, pero parecía estar atrapado
en esta dimensión de su mente, donde podría verse encerrado en una jaula
queriendo salir, pero sin encontrar una puerta para escapar. Pero en el
último minuto, cuando uno de los miembros de la organización de las
sombras estaba a punto de cortar la garganta de Kramus, este despertó,
tomando su espada en fracciones de segundo y atravesando el abdomen de
el enmascarado.
Estos hombres cubrían sus rostros, ya que, sentían que sus almas podrían
escaparse y ocupar el cuerpo de las víctimas que asesinaron. Kramus había
asesinado a uno de sus propios hombres, y al darse cuenta de que la
amenaza venía de parte de sus propios súbditos, comenzó a luchar contra
ellos, mientras Gea aún se encontraba completamente dormida. Estaba tan
agotada que había caído en un profundo sueño, el cual la había dejado
prácticamente inconsciente.
Mientras Kramus desarrollaba una batalla campal contra los miembros de
la organización de las sombras, esta simplemente dormía como un ángel.
Para el rey del Invierno no sólo se trataba de una pelea personal, estaba
tratando de estabilizar toda su vida y regresarle la estabilidad a Gea, quien,
en medio de sus pensamientos, había comenzado a ocupar un lugar
importante. En un principio, todo se trataba de intereses, dinero y poder,
pero tras encontrarse con esta chica en la tierra, supo que era el único
recurso que tenía y debían apoyarse.
Alejarse sólo los comprometería más y los pondría en una situación de
desventaja realmente crítica, por lo que, sólo debe eliminar la amenaza
principal en la que se han convertido estos hombres para poder escapar y
conseguir ganar un poco más de tiempo y posibilidades de vida. Kramus
nunca había estado tan cerca de la muerte, siempre se había preocupado
enormemente por mantenerse a salvo y guardar las distancias con el
peligro, pero en esta oportunidad, lo único que había encontrado era
adentrarse más en situaciones de riesgo.
Parecía que Gea era el símbolo del caos, ya que, mientras se encontraba
cerca de la chica, todo parecía empeorar cada vez más. Había sido cinco
los hombres que había llegado a este lugar con la única intención de
asesinar a Kramus, quien se había destacado con sus habilidades,
neutralizando en peligro en muy poco tiempo. Cuerpos inertes sin vida se
encontraban regados por toda la habitación, donde la sangre que aún se
mantenía fresca en la espada de Kramus, había acabado con la vida de
todos.
Gea ni siquiera había despertado, había notado nada de lo que había
pasado allí, pero era momento de marcharse. Ya los había localizado, y
necesitaban moverse dentro de la ciudad de Nueva York para conseguir
despistar. Era un lugar increíble para vivir, pero no era el tiempo correcto
para la pareja. Tras sacar a Gea de su sueño, era el momento de partir, y
aunque la chica se encuentra completamente confundida, no tenía más
remedio que confiar en este hombre, quien se había batido a muerte con
una horda de sujetos que tenían como único objetivo asesinarlos a ambos.
— ¿Qué es lo que ha pasado aquí? ¿Por qué no escuché absolutamente
nada? — Preguntó Gea.
— Ya habrá momento para preguntas. Justo ahora debemos irnos y
movernos rápido. Tu padre ha perdido la cabeza.
— ¿Crees que estén nosotros?
— Estoy seguro de ello. Y no descansará hasta asesinarme. Creo que tú
también has dejado de importarle. — Dijo Kramus con cierta vergüenza.
Para la chica fue duro escuchar estas palabras, ya que, nunca imaginaría
que su propio padre la pondría en peligro de esta manera. Tras obedecer
las palabras de Kramus, la chica tomó absolutamente todas sus cosas y
salieron de aquel lugar. Kramus, quien manejaba algunas trampas de los
humanos, había caminado hacia un viejo coche estacionado a las afueras
del hotel.
Utilizando algunos trucos, había encendido el motor y finalmente habían
conseguido un vehículo para movilizarse. Gea estaba impresionada con las
habilidades y elementos utilizados por Kramus, ya que, había resultado
bastante inesperado.
— ¿Cómo es que sabes tanto de este lugar? ¿Habías venido antes? —
Preguntó a la chica.
— Sí, he estado en la tierra en varias oportunidades. Este lugar es
increíble, bastante particular, pero muy divertido. — Dijo Kramus
mientras conducía.
No tenía la menor idea de a dónde ir, era una persecución absurda, ya que,
el rey de Verano tenía el control de las dos gemas, y con mucha facilidad
podría aumentar su poder si lograba manipular y controlar la voluntad de
alguno de los otros reyes. Mientras más gemas lograr a acumular, mayor
sería su control, podría gobernar sin problemas, y todos deberían rendirle
obediencia y pleitesía al portador. La llegada de los miembros de la
organización de las sombras había sido progresiva, adonde quiere que
iban, siempre aparecían estos hombres armados dispuestos a asesinar a
Kramus y a su acompañante.
El rey no había establecido parámetros para el cuidado de las chicas, por
lo que, esto parecía ser muy poco importante para él. Era un proceso
doloroso para la princesa, ya que, esta simplemente había pasado hacer
una vez más un objeto para poder capturar a Kramus. El rey del Invierno
había arriesgado subida múltiples oportunidades para poder salvarle la
vida a Gea, algo que esta había comenzado a valorar cada vez más. Nunca
imaginó que por solamente habían comenzado a transcurrir una gran
cantidad de pensamientos que contenían a Kramus, quien poco a poco se
estaba ganando la confianza de la chica. Este mismo se era aquí en
aborrecía tan sólo unos meses atrás.
Cuando su padre estableció que debía contraer matrimonio con él, lo odio
y maldijo tantas veces, que pensó que no había nadie en el mundo que
repudiara más. Las cosas habían cambiado de manera drástica, y ahora
Gea había recibido una lección inesperada, en la cual, el rey más temido
de sus tierras, se había convertido de la noche la mañana en su salvador.
Esto, le dejaba una moraleja completamente clara, las cosas no son lo que
parecen.
Se había convertido en su guía a través de este planeta, ya que, al tener
cierta experiencia y haber visitado el planeta en otras oportunidades, tenía
ciertos recursos que le daban algo de ventaja en comparación con la chica.
Podría conseguir alimentos, armas, refugio y medicinas, por lo que, la
supervivencia simplemente dependía de los conocimientos del rey del
invierno. Sentía un poco de vergüenza al estar juntos en la misma
habitación, pero habían aprendido a convivir, y a medida que el tiempo
pasaba, aquella ansiedad quede definía la personalidad de Gea, había
comenzado atacar una vez más.
Mientras dormía, comenzaba experimentar sueños en los cuales tenía
algunos encuentros bastante particulares con Kramus, ante lo que,
despertaba de manera desesperada, ya que, imaginaba que todo era muy
real. No quería aceptar lo que estaba pasando en su mente, pero este
hombre, se había comenzado introducir en sus pensamientos, algo que
nunca imaginó que podría ocurrir.
Con la última persona que imaginaba que podría involucrarse era con
Kramus, un hombre que era conocido por ser despiadado y un asesino.
Pero tras pasar tiempo con él, había descubierto una faceta completamente
distinta. Este hombre era dulce, cuidado, cortés y educado. La soledad en
su castillo, lo había convertido en un hombre poco sociable, no hablaba
con demasiadas personas y generalmente sentía rechazo hacia otras
personas.
Es por esto, que progresivamente se fue construyendo en su entorno un
mito acerca de su personalidad y actitud. No era un hombre sencillo de
tratar, pero Gea había comenzado a ganarse su cariño y respeto. Esta chica,
quien al principio había sido egoísta y malcriada, había comenzado
transformarse también progresivamente, dejándole absolutamente claro
que las apariencias engañaban totalmente.
Aquella relación que inicialmente estaba destinada a hacerse por simple
conveniencia e intereses políticos, ahora estaba comenzando a tomar
forma de manera espontánea, ya que, estos dos personajes parecían estar
diseñados para estar juntos desde un inicio.
VII
Lo que inicialmente había sido una prioridad para él, ahora se había
convertido simplemente en un elemento secundario en su búsqueda.
Después de haber compartido algunas semanas con Gea, Kramus había
logrado compenetrarse con ella de una forma bastante profunda. tener que
salvarle la vida en múltiples oportunidades, le había demostrado al rey que
su principal interés no era recuperar la gema, sino mantenerse cerca de la
princesa.
Lamentaba no haber tenido la oportunidad de haber compartido con ella en
el pasado, te esta forma, la habría conocido mejor, y quizás aquel
matrimonio por conveniencia, hubiese sido mucho más natural. El hecho
de actuar de forma arbitraria utilizando su poder le había dado una de las
peores lecciones, por lo que, no sólo Gea es quien está atravesando por un
proceso de transformación.
La ciudad de Nueva York se había convertido en el hogar de estos dos
personajes que venían de unas tierras medievales con una tecnología
desconocida para los humanos, quienes no contaban con ninguna gema. No
les habían sido proporcionada ninguna de estas piedras tan poderosas
debido a la debilidad y la fácil corrupción en la que entraba esta especie,
por lo que, estaban atrapados en una dimensión en la cual no podía hacer
absolutamente nada más que escapar de todas las amenazas que eran
enviadas por el rey de Verano.
Pero, aunque era tiempos peligrosos y su vida había estado en riesgo
múltiples oportunidades, Gea continuaba pensando en que Kramus
posiblemente en cualquier momento se convertiría nuevamente en una
amenaza. Su forma de hacer las cosas Lo había cambiado
progresivamente, y ya no era el hombre arrogante que había aparecido en
la vida de la chica para destruirla. Su reino poco le importaba, la gema
había dejado de ser su obsesión, ahora, la única prioridad era el cuidado de
Gea, quien estaba indefensa y a merced del peligro que era enviado de
otras dimensiones y el existente en la tierra.
Ninguno de los dos estaba preparado para la interacción que había iniciado
entre ellos, ya que, eran dos completos extraños que habían sido obligados
a unirse en medio de la adversidad. Habían miradas particulares que
evidenciaban el claro interés de este rey en la chica. Pero más allá de
deseo, lo que sentía era curiosidad. Era una mujer realmente hermosa,
inocente y frágil, pero que ocultaba universo de elementos en su interior
que eran desconocidos para este hombre.
Quería saber qué había más allá, y para explorar estos territorios, tenía que
arriesgarse de forma absoluta. Durante años, había sido líder de guerras e
invasiones, había visto a la muerte muy cerca, pero nunca había estado tan
apegado a la realidad desde el momento en que había encontrado a Gea en
la tierra. Esta chica se había convertido en el cincel que moldeaba el
mármol. Cada día, le daba una lección con las vivencias que compartían,
ya que, tener que afrontar juntos tales niveles de peligro, había sido
suficiente como para saber que era un equipo magnífico.
La princesa del fuego no tenía la menor idea de las habilidades que podía
desarrollar, y bajo la tutela de este hombre, había aprendido a defenderse,
combate, estrategias y a resolver algunas situaciones con la colaboración
de un hombre experimentado que había vivido tantas experiencias que no
podría encontrarse en una sola vida. Todo este atractivo con el que contaba
Kramus, fue despertando también la curiosidad de la chica, pero este, se
sentía intimidada por él, ya que, era un rey imponente que estaba
acostumbrado a tener todo lo que deseaba, y ella, desde que había llegado
la tierra, había cambiado su percepción de sí misma.
El ego que la invadía en sus tierras, siendo la hija de un rey, había
desaparecido. En esta dimensión sólo era una chica más, muy hermosa,
pero sin ningún tipo de poder ni acceso a riquezas. Ese sentimiento de
normalidad y sencillez, le había demostrado a Gea que no todo era
superficial y dependía de la riqueza que poseían, lo único importante para
ella, era estar al lado de alguien que se interesara por su bienestar y sus
cuidados. En este caso, se trataba de Kramus quien cumplía con ese
elemento que ella buscaba.
No quería recuperar sus artículos de oro, no quería volver a probar los
manjares deliciosos preparados en el castillo, lo único que deseaba era
permanecer tranquila y no tener que seguir huyendo de las amenazas que
su propio progenitor había creado para acecharlos en todo momento. La
última vez que habían tenido que huir de los hombres del rey, casi había
muerto, habían sido perseguidos durante la madrugada a lo largo de un
parque ubicado en el centro de la ciudad.
El lugar resultaba bastante familiar para la pareja, ya que, los árboles y las
caminerías serán muy similares a los que eran utilizadas en sus tierras
para elaborar los jardines. Habían sido interceptados por un grupo de
hombres, pero después de enfrentarse con Kramus, finalmente estos
habían sido neutralizados nuevamente. Gea había caído durante la
persecución, lastimando levemente su rodilla. Kramus, intentando
asistirla, había tenido que tener contacto con ella, algo que había
despertado cierta sensación en él que hasta el momento había logrado
controlar.
— Está un poco inflamada. Debo conseguir medicina para ayudarte con
esto, creo que sé lo que puedo hacer. — Dijo Kramus mientras mantenía
sus manos sobre la pierna de la chica, tratando de palpar hasta donde
llegaba la zona del dolor.
Gea simplemente observaba el interés que este había depositado en ella.
Era una forma bastante atenta de ocuparse de la princesa, por lo que, queda
completamente cautivada por la mirada de ternura que le dedica Kramus.
Este estaba realmente preocupado por el bienestar de su salud, por lo que,
sabe que debe ir al centro de la ciudad y encontrar algo de medicina para
contrarrestar la inflamación. Sólo ha sido un golpe superficial, y aunque el
dolor no es tan intenso, sabe que perturba a la chica.
— ¿Te irás y me dejarás aquí?? — Dijo Gea experimentando un poco de
temor.
— Debo encontrar la medicina necesaria para San arte. No sientas miedo.
Todo estará bien.
Aquel hombre, quien aún tenía sus manos colocadas sobre los firmes
muslos de la chica, había iniciado esa interacción de forma inocente, ya
que, no la había tocado con malicia, simplemente se había preocupado por
su inflamación. Pero al tocar la piel de la chica, supo que había algo
mucho más intenso que lo que este podía controlar. El calor de su piel, su
textura, le despertaba una tentación demoledora, algo que humanamente
era casi imposible de soportar.
Kramus no era un hombre cualquiera, y sabía exactamente como reprimir
estos deseos, y lo había hecho durante mucho tiempo, ya que, no era la
primera vez que los encantos de Gea, despertaban una enorme curiosidad
en él. Quiso reunir la voluntad para marcharse, pero mantenía sus manos
sobre los muslos de la chica. Esta, sonrió y acarició el cabello del rey, y
este, no pudo resistirse a proporcionarle un beso, el cual fue correspondido
por la chica.
Esta, se aferró al cuello de aquel hombre, mientras los besos se hacían
cada vez más intensos. Kramus acariciaba el cabello rubio de la princesa,
mientras esta parecía olvidar por completo el dolor de su rodilla. Este
calor que se despertaba en su zona genital, comenzó a arder una vez más,
estaba tan excitada, que no había forma de reprimir toda esa lujuria que se
había despertado en ese momento. Gea estaba completamente consciente
de que no había forma de contener lo que había comenzado a ocurrir.
Este hombre se había convertido en una nueva oportunidad de
experimentar el placer que tanto disfrutaba, pero esta vez era un poco
diferente, ya que, el nerviosismo y el miedo, se habían hecho presentes en
el lugar. No se trataba de cualquier hombre, Kramus era un rey déspota y
asesino, con prácticas que posiblemente podrían intimidar a cualquiera,
asumiendo que este sujeto estaba completamente demente. Gea, quien
simplemente se deja guiar por sus deseos, trata de llevar a cabo una lucha
interna, ya que, esto posiblemente le permita evadir esta amenaza de
sucumbir ante los encantos de este hombre.
Pero ya resulta un poco tarde, sus labios están juntos, y han comenzado a
intercambiar fluidos de una manera muy apasionada. La humedad en su
vagina, es imposible de ocultar, y puede sentir la emanando de una forma
constante, ya que, este hombre despierta en ella algo completamente
irracional. Aunque Kramus es un hombre apasionado y con mucha
experiencia, lo último que esperaba era que aquella interacción fuese a
avanzar de forma drástica de un momento a otro, algo que pudo evidenciar
cuando las delicadas manos de la chica, se posaron sobre su miembro.
La curiosidad de Gea era imparable, y quería experimentar las
dimensiones de este hombre y saber si podía te gustar su cuerpo de una
forma que la complaciera. Este sintió como la mano de la chica apretaba
aquel enorme bulto, algo que lo hizo perder la cabeza, deshaciéndose de
las vestiduras de la chica para mostrar su cuerpo blanco, delgado y frágil
ante sus ojos. Observó sus pechos delicados con pezones rosados, los
masajeó con sus manos y los labios. Gea gimió de placer, y sonreía de
gusto ante la cercanía de una nueva sesión de sexo.
Kramus no estaba dispuesto a tomarse su tiempo, no lo tenían, y en
cualquier momento podría ocurrir algo que los sorprendiera y acabara con
la magia del momento. Necesitaba descubrir el cuerpo de la princesa, y
tras desnudarla completamente, olvidó la amenaza que se encontraba sobre
ellos, acechándolos en cada segundo. La había desnudado por completo en
medio de la nada en un parque alejado del centro de la ciudad de Nueva
York. La había llevado hasta un banco elaborado con madera y hierro, y
allí había separado sus piernas para comenzar a practicarle el mejor sexo
oral que Gea hubiese recibido.
Con sus piernas completamente separadas, había dejado todo
absolutamente accesible para el caballero. Este, recorría con su lengua
alrededor de la zona, me traes la chica se masturbaba con su dedo medio.
La une la lengua del rey, recorrido con círculos la rosada zona genital de
Gea, que mordía sus labios ante el delicioso placer que estaba
experimentando. Kramus salivaba enormemente ante el sabor delicioso de
la zona, acariciando con círculos el clítoris de la joven. Gea no podía
contener sus gemidos, pero sabía que estaban en público, por lo que,
alguien podría descubrirlos.
El rey utilizó sus delicados dedos para separar sus labios vaginales y hacer
espacio para que el paso de la lengua del rey fuese mucho más profundo.
Este comenzó a penetrarla con el músculo de su boca, algo que le
garantizaría un orgasmo a Gea. La chica comenzó a temblar, y después de
unos pocos minutos de magnífico placer, se corrió de manera exquisita en
la boca de aquel hombre.
Este, se deshizo de sus ropas, y manteniendo la chica en la misma
posición, se acomodó justos frente a ella Y comenzó a penetrarla. La
sujetaba del cabello, succionaba su cuello, y su miembro entraba una y
otra vez en la chica llevándola hasta una segunda explosión de placer. Era
una escena magnífica ver como los pechos de Geas saltaba con cada uno
de las penetraciones de este hombre, que la estaba llevando hasta el placer
más puro y magnífico que cualquier hombre puede proveerle a una mujer.
Sin duda alguna, Gea estaba atravesando por un momento inolvidable, ya
que, era la primera vez que se sentía tan genuina. En oportunidades
previas, había tenido el poder, el control, dominaba y decidía, pero en esta
oportunidad sabe que está a merced de este rey. Sentirse dominada y
controlada por este imponente sujeto, la excita mucho más, ya que, se
siente un objeto sexual y no está incómoda con esto.
Habían hecho el amor en público, de una manera completamente
apasionada, y Gea había entrado en ese trance sexual que simplemente la
hacía actuar por instinto. Su delicado cuerpo había recibido las dos y de
placer que tanto había buscado, pero a diferencia de otras oportunidades,
se había sentido completamente real. No había poder, no había calificativo
de princesa, simplemente era una mujer ardiente de deseo que había
recibido los estímulos de un hombre que había enloquecido
completamente por ella.
VIII
Traes aquella primera experiencia juntos, sabían perfectamente que no
había otro lugar adonde ir que no fuese la tierra. La persecución constante
de la organización de las sombras, había comenzado a hacerse mucho más
intensa. Para la ventaja de Kramus, estos hombres que eran enviados ya no
formaban parte de ese reducido círculo de hombres que habían sido
entrenados por él mismo. La amenaza era menor, pero era más constante.
El universo entero estaba en peligro, ya que, el rey de Verano había
perdido por completo la cordura.
No pensaba con claridad, y su única intención era destruir a todos los reyes
que hubiesen portado alguna vez una gema. Kramus se encontraba en esa
lista de víctimas, y mientras el padre de la princesa pensaba en que lo
único que quería era regresar y recuperar su poder, la mente de Kramus se
había transformado drásticamente. Ya no visualizaba un regreso, no lo veía
como una posibilidad, al menos no en un corto plazo. Había tenido la
posibilidad de vivir en la tierra el tiempo suficiente como para saber cómo
manejaban las cosas allí, por lo que, no sería difícil adaptarse y tratar de
encontrar una vida normal en este ambiente.
Pero algo era seguro, la ciudad de Nueva York no los mantendría salgo,
deberían moverse de allí, y esto, a pesar de que llenaba de terror a Gea,
también la había hecho reflexionar acerca de lo que debía hacer y lo que
estaba dispuesta a alcanzar al lado de este sujeto. Después que le había
hecho el amor por primera vez, Gea había sentido la necesidad de repetir
esta experiencia, algo que nunca había ocurrido con ningún otro hombre.
Estaba acostumbrada a irse a la cama con sujetos al azar, y de manera
instantánea, sustituirlos por otra alternativa.
Pero con Kramus había sido diferente, la compenetración, la intensidad
con la que había surgido todo, le había hecho sentir algo completamente
sin precedentes. Esas sensaciones que explotaron en su interior al sentir
como aquel hombre se corría dentro de ella, le hicieron ver estrellas, lo
que por primera vez en la hizo sentir completamente plena lejos de casa.
Kramus se había convertido en ese elemento que podía hacerla feliz sin
necesidad de recuperar lo que existía en su pasado, y aunque no había
compartido estos pensamientos con su amante, era más que claro que no
iría a ningún lado donde no se encontrara este rey.
Ambos habían perdido cualquier vínculo con la realeza de la dimensión
donde vivían. Habían sido desterrados pon un rey completamente demente,
y aunque el causante de todo este desastre había sido el propio Kramus, se
comportaba de manera responsable asumiendo las consecuencias de lo que
había ocurrido. Había sido él mismo quien había iniciado aquel viaje,
siendo víctima de una traición con la cual no contaba.
Era inevitable pensar durante algunas noches, en una forma de venganza,
ya que, no podía perdonar con facilidad el hecho de que el rey de Verano lo
hubiese traicionado de una manera tan vil. Pero, aunque la situación es
delicada e incierta, no tiene más opciones que enfocarse únicamente en
Gea, quien es su objetivo para proteger y cuidar. Moverse de la ciudad de
Nueva York no sería fácil, pero sería la única oportunidad que tendrían de
conseguir algo de tranquilidad mientras los rastreaban nuevamente.
Se convertirían en dos prófugos, quienes no podrían revelar a
absolutamente nadie quiénes eran y cual es eran sus verdaderas razones
para estar en la tierra. Nadie podría creer que existían portales que podrían
abrirse de esta manera, llevando a las personas hasta galaxias
completamente diferentes. El humano no manejaba esta tecnología y no
tenía acceso a estos recursos, por lo que, simplemente serían tratados
como dementes. El rey de Verano, había comenzado a sufrir las
consecuencias de sus actos.
Algunos de los reyes, habían comenzado a unirse, ya que, ante la
existencia de esta amenaza latente, la única manera de contener la fuerza
bruta del peligro era uniendo Las gemas que tenían el resto de los reyes.
Mientras Kramus y Gea viviendo un romance muy intenso en la tierra, en
otro universo se llevaba a cabo una batalla campal donde todos de los
ejércitos se movilizaron de manera inmediata para tratar de contener la
amenaza que había sido estructurada por un rey ansioso de poder.
La codicia había llevado al padre de la princesa a comportarse de una
manera irracional, por lo que, todos los habitantes de otras tierras, no
podrían esperar a que la devastación llegara por ellos. La traición se
pagaba con la vida, y este rey había violado todos los pactos establecidos
por los territorios, llevando a las tropas hasta sus dominios. Se creía
invencible, intocable, pero nada más alejado de la realidad. A pesar de que
contaba con dos gemas, aún el número de gemas restante lo superaba
enormemente.
Mientras se llevaba a cabo esta batalla, Gea, quien aún se encontraba en la
tierra, tuvo un fuerte presentimiento en su corazón, algo que le decía que
quizás estaba pasando algo grave con su familia.
— Te ves preocupada. ¿Hay algo malo? — Dijo Kramus al ver el rostro
pálido de Gea.
— Creo que algo muy grave le está pasando a mi padre. Puedo sentirlo
aquí en mi pecho.
— No hay forma de que podamos hacer absolutamente nada. Tú padre ha
labrado un camino lleno de espinas y hiedra venenosa, por lo que, será
difícil ayudarlo ya en este punto.
— Lamento que todo esto haya pasado por mi culpa. Quizás se pudo haber
evitado si yo hubiese obedecido los mandatos de mi padre.
— No vuelvas a repetir eso. Todo lo que ha ocurrido ha sido preciso y
exacto para que estemos en este momento juntos. De otro modo, las cosas
entre tú y yo no hubiesen funcionado.
Kramus rodeó a la chica con su brazo, la protegió, le brindaba ese cuidado
que había perdido y llenaba el vacío que su padre había dejado. La chica
había perdido completamente la esperanza de poder recuperar a su familia,
pero había ganado a un amigo, un amante y un protector. Era momento de
comenzar a movilizarse, ya que, con cada segundo que se mantenían en el
mismo lugar, corrían el riesgo de ser interceptados nuevamente por los
hombres de las sombras.
Durante algunos días estuvieron movilizándose con los pocos recursos que
tenían, no sabían dónde iban, pero necesitaban llegar a un lugar lejos de la
ciudad de Nueva York, si tenían que atravesar el continente, lo harían sin
problema, todo con la intención de encontrar la paz. Fueron duros meses
de escape, el hambre, el agotamiento y el miedo se habían adueñado de
estos dos personajes que venían de tierras tan lejanas que ningún humano
podría llegar allí jamás.
Durante todo este tiempo que había transcurrido mientras estos dos
amantes tratan de construir una vida en la tierra, en el reino de Verano, se
llevaba a cabo una de las guerras más sangrientas que jamás se hubiese
estado. El rey había perdido el control, y en lugar de rendirse y entregar
sus armas, lo que había hecho era desatar una batalla campal que había
acabado con cientos de inocentes. Ejércitos enormes habían formado una
avalancha en contra de este reino, cuyo único objetivo era dominar todos
los universos.
No podían permitir que el poder del rey continuara evolucionando, por lo
que, asesinarlo era la única manera de detenerlo. Gea se encontraba cerca
de perderlo absolutamente todo, pero mientras estuviese cerca de Kramus,
esa sensación de miedo y desolación, desaparecía por completo. Era la
primera vez en su vida, que dependía emocionalmente de alguien como lo
hacía con este hombre, quien se había ganado su confianza y cariño, pero
no terminaba de sincerarse por completo con ella.
Kramus se había vuelto hermético, y no compartía sus sentimientos, ya
que, esto parecía ser un claro signo de debilidad para su raza. Aún el
peligro no había pasado, se encontraban a merced de cambios, sucesos que
surgían de manera drástica e inesperada, por lo que, no podía abrirse
emocionalmente ante una chica que posiblemente lo desecharía si lograba
encontrar de nuevo lo que le pertenecía.
Conversaban mucho durante las noches y compartían algunas ideas, pero
no habían liberado totalmente la información acerca de una posibilidad de
volver a casa. tener que enfrentar esta realidad nuevamente, sería
completamente diferente en estas o condiciones, ya que, ahora había
surgido un sentimiento, se necesitaban, y no podían ni siquiera contemplar
la posibilidad de estar separados.
Parecía que todo estaba decidido, no había demasiadas intenciones en
regresar al reino de Verano y el rey Kramus no tenía intenciones de
regresar a sus tierras. Todo había sido sustituido por sentimientos y una
necesidad increíble de estar juntos, y sabían que todo se había deformado
completamente en su dimensión. Habían hecho de la tierra su nuevo hogar,
era el lugar donde comenzarían a construir un nuevo reino, pero esta vez,
no se trataba de castillos y riquezas, simplemente debían reforzar las bases
de su relación y crear sentimientos puros que les permitieran sentirse
seguros tras estas murallas emocionales.
No sería sencillo adaptarse al esquema de vida que le ofrecía la tierra, pero
con mucho esfuerzo, ambos lograrían esto tarde o temprano. La guerra se
había extendido durante meses, y no había sido fácil contener a el rey de
Verano, quien había utilizado todo su poder para tratar de sobrevivir ante
las embestidas de los grandes ejércitos que habían asistido. Utilizando la
manipulación del engaño, el rey había logrado conseguir algunos aliados
de otras razas, quienes habían peleado en su nombre a cambio de oro y
riquezas.
Pero estas no durarían para siempre, y con recursos limitados, tarde o
temprano tendría que entregarse, ya que, cuando se extinguieran los
recursos, todos le daría la espalda. Resistir de esta manera, no era sencillo,
pero para el rey la única salida era la muerte o el poder. Cuando la guerra
terminó, las gemas volvieron a estar a salvo en manos de aquellos que
estaban comprometidos con el equilibrio del universo. Era el momento de
regresarle las gemas a quienes les correspondían.
Tras la muerte del rey de Verano, su heredera era quien merecía la Gema,
ya que, no podían proporcionarse dos gemas a otro territorio, ya que, se
corría el riesgo de que una nueva corrupción surgiera. Los representantes
de todos estos reinos, se habían encargado de buscar a Kramus y a Gea por
diferentes lugares, habían asistido a otros planetas, otras galaxias, pero
finalmente, habían logrado dar con un rastro de ellos en la tierra. Los
meses habían transcurrido y Kramus y Gea habían logrado cruzar la
frontera de los Estados Unidos hacia el norte.
Tras ubicarse en Canadá, la pareja estaba realmente agotada, y una noche,
mientras descansaba en una habitación de hotel, un portal se había abierto
a las afueras del mismo. Kramus podía reconocer este sonido con los ojos
cerrados, sabía perfectamente cuando un portal era abierto, por lo que, tras
escuchar este sonido, salió de la cama rápidamente, encontrándose con
otros líderes de otros territorios, algo que parecía completamente
surrealista.
— Tengan mis respetos. — Dijo Kramus mientras hacía una reverencia.
— Es un placer verte con vida, Kramus. Lamentábamos lo peor. — Dijo
uno de los líderes.
— ¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué han venido a buscarme?
— Hemos traído tu gema y la de la heredera del reino de Verano. Sabemos
que están juntos.
Las gemas fueron mostradas ante Kramus, pero este, experimenta una
sensación realmente terrible en su interior. Sabía todo el daño que podían
hacer estos elementos, y si caían en manos equivocadas, el mundo volvería
estar en peligro. Gea, quien aún se encontraba dormida, no se había
enterado de absolutamente nada de esto.
— No puedo aceptarlas. — Dijo Kramus.
Los Reyes, sorprendidos, se vieron a las caras, ya que, no esperaban esta
respuesta por parte de un hombre que había sido el responsable de cuidar
la gema del invierno durante tanto tiempo.
— No estoy preparado para volver. Aquí tengo una vida normal, sólo
necesito tiempo para estabilizarme, pero sé que aquí seré feliz al lado de
Gea.
— Pero alguien tiene que custodiar la Gema, y tú has sido el indicado
siempre.
— Las cosas han cambiado, ahora pertenezco aquí.
Aquella gema debía ser reasignada a alguien más, alguien que le gusta
odiar a contar todo la entrega y la responsabilidad que había
proporcionado Kramus. Este había generado un vínculo realmente fuerte
con Gea, y no estaba dispuesto a comprometerlo. Había rechazado la
oferta de los Reyes, y era momento de volver a la cama.
Estos habían aceptado su renuncia, y habían extendido la oportunidad de
volver a casa en el momento en que lo deseara, simplemente tenía que
utilizar un pulsador que enviaría un mensaje a través de la galaxia. Cuando
los reyes se fueron, Kramus tomó el pulsador y lo dejó caer al suelo,
destruyéndolo para no saber absolutamente nada más de su pasado.
Volvió a la habitación del hotel, entró a la cama y abrazó tan fuerte como
pudo a Gea, quien se había convertido en su universo, su reino y lo único
en lo que podía pensar. Gea a partir de ese momento era la gema más
preciada para el rey del Invierno.
“Bonus Track”
— Preview de “La Mujer Trofeo” —

Capítulo 1
Cuando era adolescente no me imaginé que mi vida sería así, eso
por descontado.
Mi madre, que es una crack, me metió en la cabeza desde niña que
tenía que ser independiente y hacer lo que yo quisiera. “Estudia lo que
quieras, aprende a valerte por ti misma y nunca mires atrás, Belén”, me
decía.
Mis abuelos, a los que no llegué a conocer hasta que eran muy
viejitos, fueron siempre muy estrictos con ella. En estos casos, lo más
normal es que la chavala salga por donde menos te lo esperas, así que
siguiendo esa lógica mi madre apareció a los dieciocho con un bombo de
padre desconocido y la echaron de casa.
Del bombo, por si no te lo imaginabas, salí yo. Y así, durante la
mayor parte de mi vida seguí el consejo de mi madre para vivir igual que
ella había vivido: libre, independiente… y pobre como una rata.
Aceleramos la película, nos saltamos unas cuantas escenas y
aparezco en una tumbona blanca junto a una piscina más grande que la
casa en la que me crie. Llevo puestas gafas de sol de Dolce & Gabana, un
bikini exclusivo de Carolina Herrera y, a pesar de que no han sonado
todavía las doce del mediodía, me estoy tomando el medio gin-tonic que
me ha preparado el servicio.
Pese al ligero regusto amargo que me deja en la boca, cada sorbo me
sabe a triunfo. Un triunfo que no he alcanzado gracias a mi trabajo (a ver
cómo se hace una rica siendo psicóloga cuando el empleo mejor pagado
que he tenido ha sido en el Mercadona), pero que no por ello es menos
meritorio.
Sí, he pegado un braguetazo.
Sí, soy una esposa trofeo.
Y no, no me arrepiento de ello. Ni lo más mínimo.
Mi madre no está demasiado orgullosa de mí. Supongo que habría
preferido que siguiera escaldándome las manos de lavaplatos en un
restaurante, o las rodillas como fregona en una empresa de limpieza que
hacía malabarismos con mi contrato para pagarme lo menos posible y
tener la capacidad de echarme sin que pudiese decir esta boca es mía.
Si habéis escuchado lo primero que he dicho, sabréis por qué. Mi
madre cree que una mujer no debería buscar un esposo (o esposa, que es
muy moderna) que la mantenga. A pesar de todo, mi infancia y
adolescencia fueron estupendas, y ella se dejó los cuernos para que yo
fuese a la universidad. “¿Por qué has tenido que optar por el camino fácil,
Belén?”, me dijo desolada cuando le expliqué el arreglo.
Pues porque estaba hasta el moño, por eso. Hasta el moño de
esforzarme y que no diera frutos, de pelearme con el mundo para encontrar
el pequeño espacio en el que se me permitiera ser feliz. Hasta el moño de
seguir convenciones sociales, buscar el amor, creer en el mérito del
trabajo, ser una mujer diez y actuar siempre como si la siguiente
generación de chicas jóvenes fuese a tenerme a mí como ejemplo.
Porque la vida está para vivirla, y si encuentras un atajo… Bueno,
pues habrá que ver a dónde conduce, ¿no? Con todo, mi madre debería
estar orgullosa de una cosa. Aunque el arreglo haya sido más bien
decimonónico, he llegado hasta aquí de la manera más racional, práctica y
moderna posible.
Estoy bebiendo un trago del gin-tonic cuando veo aparecer a
Vanessa Schumacher al otro lado de la piscina. Los hielos tintinean cuando
los dejo a la sombra de la tumbona. Viene con un vestido de noche largo y
con los zapatos de tacón en la mano. Al menos se ha dado una ducha y el
pelo largo y rubio le gotea sobre los hombros. Parece como si no se
esperase encontrarme aquí.
Tímida, levanta la mirada y sonríe. Hace un gesto de saludo con la
mano libre y yo la imito. No hemos hablado mucho, pero me cae bien, así
que le indico que se acerque. Si se acaba de despertar, seguro que tiene
hambre.
Vanessa cruza el espacio que nos separa franqueando la piscina.
Deja los zapatos en el suelo antes de sentarse en la tumbona que le señalo.
Está algo inquieta, pero siempre he sido cordial con ella, así que no tarda
en obedecer y relajarse.
—¿Quieres desayunar algo? –pregunto mientras se sienta en la
tumbona con un crujido.
—Vale –dice con un leve acento alemán. Tiene unos ojos grises muy
bonitos que hacen que su rostro resplandezca. Es joven; debe de rondar los
veintipocos y le ha sabido sacar todo el jugo a su tipazo germánico. La he
visto posando en portadas de revistas de moda y corazón desde antes de
que yo misma apareciera. De cerca, sorprende su aparente candidez.
Cualquiera diría que es una mujer casada y curtida en este mundo de
apariencias.
Le pido a una de las mujeres del servicio que le traiga el desayuno a
Vanessa. Aparece con una bandeja de platos variados mientras Vanessa y
yo hablamos del tiempo, de la playa y de la fiesta en la que estuvo anoche.
Cuando le da el primer mordisco a una tostada con mantequilla light y
mermelada de naranja amarga, aparece mi marido por la misma puerta de
la que ha salido ella.
¿Veis? Os había dicho que, pese a lo anticuado del planteamiento, lo
habíamos llevado a cabo con estilo y practicidad.
Javier ronda los treinta y cinco y lleva un año retirado, pero
conserva la buena forma de un futbolista. Alto y fibroso, con la piel
bronceada por las horas de entrenamiento al aire libre, tiene unos
pectorales bien formados y una tableta de chocolate con sus ocho onzas y
todo.
Aunque tiene el pecho y el abdomen cubiertos por una ligera mata
de vello, parece suave al tacto y no se extiende, como en otros hombres,
por los hombros y la espalda. En este caso, mi maridito se ha encargado de
decorárselos con tatuajes tribales y nombres de gente que le importa.
Ninguno es el mío. Y digo que su vello debe de ser suave porque nunca se
lo he tocado. A decir verdad, nuestro contacto se ha limitado a ponernos
las alianzas, a darnos algún que otro casto beso y a tomarnos de la mano
frente a las cámaras.
El resto se lo dejo a Vanessa y a las decenas de chicas que se debe
de tirar aquí y allá. Nuestro acuerdo no precisaba ningún contacto más
íntimo que ese, después de todo.
Así descrito suena de lo más atractivo, ¿verdad? Un macho alfa en
todo su esplendor, de los que te ponen mirando a Cuenca antes de que se te
pase por la cabeza que no te ha dado ni los buenos días. Eso es porque
todavía no os he dicho cómo habla.
Pero esperad, que se nos acerca. Trae una sonrisa de suficiencia en
los labios bajo la barba de varios días. Ni se ha puesto pantalones, el tío,
pero supongo que ni Vanessa, ni el servicio, ni yo nos vamos a
escandalizar por verle en calzoncillos.
Se aproxima a Vanessa, gruñe un saludo, le roba una tostada y le
pega un mordisco. Y después de mirarnos a las dos, que hasta hace un
segundo estábamos charlando tan ricamente, dice con la boca llena:
—Qué bien que seáis amigas, qué bien. El próximo día te llamo y
nos hacemos un trío, ¿eh, Belén?
Le falta una sobada de paquete para ganar el premio a machote
bocazas del año, pero parece que está demasiado ocupado echando mano
del desayuno de Vanessa como para regalarnos un gesto tan español.
Vanessa sonríe con nerviosismo, como si no supiera qué decir. Yo le
doy un trago al gin-tonic para ahorrarme una lindeza. No es que el
comentario me escandalice (después de todo, he tenido mi ración de
desenfreno sexual y los tríos no me disgustan precisamente), pero siempre
me ha parecido curioso que haya hombres que crean que esa es la mejor
manera de proponer uno.
Como conozco a Javier, sé que está bastante seguro de que el
universo gira en torno a su pene y que tanto Vanessa como yo tenemos que
usar toda nuestra voluntad para evitar arrojarnos sobre su cuerpo
semidesnudo y adorar su miembro como el motivo y fin de nuestra
existencia.
A veces no puedo evitar dejarle caer que no es así, pero no quiero
ridiculizarle delante de su amante. Ya lo hace él solito.
—Qué cosas dices, Javier –responde ella, y le da un manotazo
cuando trata de cogerle el vaso de zumo—. ¡Vale ya, que es mi desayuno!
—¿Por qué no pides tú algo de comer? –pregunto mirándole por
encima de las gafas de sol.
—Porque en la cocina no hay de lo que yo quiero –dice Javier.
Me guiña el ojo y se quita los calzoncillos sin ningún pudor. No
tiene marca de bronceado; en el sótano tenemos una cama de rayos UVA a
la que suele darle uso semanal. Nos deleita con una muestra rápida de su
culo esculpido en piedra antes de saltar de cabeza a la piscina. Unas gotas
me salpican en el tobillo y me obligan a encoger los pies.
Suspiro y me vuelvo hacia Vanessa. Ella aún le mira con cierta
lujuria, pero niega con la cabeza con una sonrisa secreta. A veces me
pregunto por qué, de entre todos los tíos a los que podría tirarse, ha
elegido al idiota de Javier.
—Debería irme ya –dice dejando a un lado la bandeja—. Gracias
por el desayuno, Belén.
—No hay de qué, mujer. Ya que eres una invitada y este zopenco no
se porta como un verdadero anfitrión, algo tengo que hacer yo.
Vanessa se levanta y recoge sus zapatos.
—No seas mala. Tienes suerte de tenerle, ¿sabes?
Bufo una carcajada.
—Sí, no lo dudo.
—Lo digo en serio. Al menos le gustas. A veces me gustaría que
Michel se sintiera atraído por mí.
No hay verdadera tristeza en su voz, sino quizá cierta curiosidad.
Michel St. Dennis, jugador del Deportivo Chamartín y antiguo compañero
de Javier, es su marido. Al igual que Javier y yo, Vanessa y Michel tienen
un arreglo matrimonial muy moderno.
Vanessa, que es modelo profesional, cuenta con el apoyo económico
y publicitario que necesita para continuar con su carrera. Michel, que está
dentro del armario, necesitaba una fachada heterosexual que le permita
seguir jugando en un equipo de Primera sin que los rumores le fastidien
los contratos publicitarios ni los directivos del club se le echen encima.
Como dicen los ingleses: una situación win-win.
—Michel es un cielo –le respondo. Alguna vez hemos quedado los
cuatro a cenar en algún restaurante para que nos saquen fotos juntos, y me
cae bien—. Javier sólo me pretende porque sabe que no me interesa. Es así
de narcisista. No se puede creer que no haya caído rendida a sus encantos.
Vanessa sonríe y se encoge de hombros.
—No es tan malo como crees. Además, es sincero.
—Mira, en eso te doy la razón. Es raro encontrar hombres así. –Doy
un sorbo a mi cubata—. ¿Quieres que le diga a Pedro que te lleve a casa?
—No, gracias. Prefiero pedirme un taxi.
—Vale, pues hasta la próxima.
—Adiós, guapa.
Vanessa se va y me deja sola con mis gafas, mi bikini y mi gin-
tonic. Y mi maridito, que está haciendo largos en la piscina en modo
Michael Phelps mientras bufa y ruge como un dragón. No tengo muy claro
de si se está pavoneando o sólo ejercitando, pero corta el agua con sus
brazadas de nadador como si quisiera desbordarla.
A veces me pregunto si sería tan entusiasta en la cama, y me
imagino debajo de él en medio de una follada vikinga. ¿Vanessa grita tan
alto por darle emoción, o porque Javier es así de bueno?
Y en todo caso, ¿qué más me da? Esto es un arreglo moderno y
práctico, y yo tengo una varita Hitachi que vale por cien machos ibéricos
de medio pelo.
Una mujer con la cabeza bien amueblada no necesita mucho más
que eso.

Javier
Disfruto de la atención de Belén durante unos largos. Después se
levanta como si nada, recoge el gin-tonic y la revista insulsa que debe de
haber estado leyendo y se larga.
Se larga.
Me detengo en mitad de la piscina y me paso la mano por la cara
para enjuagarme el agua. Apenas puedo creer lo que veo. Estoy a cien, con
el pulso como un tambor y los músculos hinchados por el ejercicio, y ella
se va. ¡Se va!
A veces me pregunto si no me he casado con una lesbiana. O con
una frígida. Pues anda que sería buena puntería. Yo, que he ganado todos
los títulos que se puedan ganar en un club europeo (la Liga, la Copa, la
Súper Copa, la Champions… Ya me entiendes) y que marqué el gol que
nos dio la victoria en aquella final en Milán (bueno, en realidad fue de
penalti y Jáuregui ya había marcado uno antes, pero ese fue el que nos
aseguró que ganábamos).

La Mujer Trofeo
Romance Amor Libre y Sexo con el Futbolista Millonario
— Comedia Erótica y Humor —

Ah, y…
¿Has dejado ya una Review de esta colección?
Gracias.
NOTA DE LA AUTORA
Espero que hayas disfrutado de la colección. MUCHÍSIMAS GRACIAS
por leerla, de verdad. Significa mucho para nosotros como editorial. Con
sinceridad, me gustaría pedirte que, si has disfrutado de la lectura y
llegado hasta aquí, le dediques 15 segundos a dejar una review en
Amazon.
¿Porqué te lo pido? Si te ha gustado el libro, ayudarás a a que otros
también lo lean y disfruten. Los comentarios en Amazon son la mejor y
casi única publicidad que tenemos, y ayuda a que sigamos publicando
libros. Por supuesto, una review honesta: El tiempo decidirá si esta
colección merece la pena o no. Nosotros simplemente seguiremos
haciendo todo lo posible por hacer disfrutar a nuestras lectoras y seguir
escribiendo.
A continuación te dejo un enlace para entrar en mi lista de correo si
quieres enterarte de obras gratuitas o nuevas que salgan al mercado.
Además, entrando en la lista de correo o haciendo click en este enlace,
podrás disfrutar de dos audiolibros 100% gratis (gracias a la prueba de
Audible). Finalmente, te dejo también otras obras — mías o de otras
personas — que creo serán de tu interés. Por si quieres seguir leyendo.
Gracias por disfrutar de nuestras obras. Eres lo mejor.
Ah, y si dejas una review del libro, no sólo me harías un gran favor…
envíanos un email (editorial.extasis@gmail.com) con la captura de
pantalla de la review (o el enlace) y te haremos otro regalo ;)

Haz click aquí


para suscribirte a mi boletín informativo y conseguir
libros gratis
recibirás gratis “La Bestia Cazada” para empezar a
leer :)
www.extasiseditorial.com/unete
www.extasiseditorial.com/audiolibros
www.extasiseditorial.com/reviewers

¿Quieres seguir leyendo?


Otras Obras:
La Mujer Trofeo – Laura Lago
Romance, Amor Libre y Sexo con el Futbolista Millonario
(Gratis en Audiolibro con la Prueba de Audible)
Esclava Marcada – Alba Duro
Sumisión, Placer y Matrimonio de Conveniencia con el Amo Millonario y
Mafioso
(Gratis en Audiolibro con la Prueba de Audible)
Sumisión Total – Alba Duro
10 Novelas Románticas y Eróticas con BDSM para Acabar Contigo
(¡10 Libros GRATIS con Kindle Unlimited o al precio de 3x1!)

También podría gustarte