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Frente de Huesca. Columna Ascaso. Sector del teniente Llansó.

Toma de los pueblos de


Lascasas, Vicién, Sangarrén, Albero Bajo y Tabernas del Isuela. Nos encontramos a las puertas
de Huesca.

El día 15 llegamos todos los componentes de esta columna al pueblo de Albero Alto,
pueblecito sitiado por milicianos de aviación. A 12 km de Huesca, a pesar del cansancio y las
penalidades del viaje, entramos inmediatamente en acción, al mando de Domingo Ascaso, 100
compañeros, saliendo en persecución del enemigo.

El día 16, el grueso de toda la columna salió al asalto de varios pueblos que constituían puntos
estratégicos y de suma importancia para los facciosos. El ánimo de los compañeros es
formidable. Se precisa de toda la energía del mando para poder sostener la impaciencia que
tienen por entrar en batalla.

Una formación al mando de los compañeros Aldabaldetrecu y Domingo Ascaso se apoderaron


de los pueblos de Lascasas, Vicién, Sangarrén y Albero Bajo. Apenas ocupamos el pueblo de
Lascasas y sus alrededores por un grupo de 500 hombres a las órdenes del compañero Andrés
Marqués, los rebeldes empezaron a bombardearles como si quisieron por ese medio saludar a
los bravos milicianos. Nadie se inmutó ante esta réplica tan inesperada, pareciendo que
estaban por completo acostumbrados a la vida azarosa de campaña. Una mujer, compañera de
Marqués, imitando el gesto heroico de aquella valiente zaragozana de la guerra de la
Independencia, Agustina de Zaragoza, arengó a los compañeros, y todos, enardecidos por esta
compañera, prosiguieron el avance en busca de los facciosos ocultos a bastante distancia de
donde nosotros nos encontrábamos.

Por la tarde, salvando infinidad de peligros, vadeamos el río, acercándonos al pueblo de


Tabernas del Isuela, al mando del teniente Llansó. Este nuevo camarada tiene la voz
completamente ronca de tanto gritar, pues tiene que hacer oírse a 200m de distancia. Es
incansable, y el entusiasmo y su constante sonrisa contribuyen a que la columna esté con una
moral envidiable. Es secundado admirablemente por el compañero Marqués, que
inmediatamente se ha dado al nuevo empleo que los fascistas han tenido a bien
proporcionarle.

El miedo, en nuestra columna es algo desconocido. Se da el pecho cuando llega la ocasión y


constituye una verdadera casualidad que en los combates que hemos sostenido con el
enemigo no hayamos tenido que lamentar bajas ni herido alguno.

En Tabernas del Isuela nos reservaba el destino algo muy grato, pues fuimos obsequiados con
infinidad de objetos de plata y algún dinero que sin duda, los cuervos habían dejado
abandonados en su huida.

Se hizo entrega de los objetos de arte encontrados al Comité, y nuestros compañeros de la


CNT y la FAI repartieron el dinero entre los habitantes del pueblo.

El rasgo de nuestros camaradas fue acogido por los tranquilos habitantes con verdaderas
demostraciones de simpatía y acogidos cariñosamente los milicianos y repartidos por el
pueblo, pudimos descansar, que verdaderamente nos hacía falta después de esta nuestra
primera odisea de campaña.
Nos encontramos a las puertas de Huesca, pudiéndola ver perfectamente desde donde nos
encontramos. Impacientes, esperamos la hora de entrar en el ataque decisivo para entrar en
Los Molinos y La Granja para dar su merecido a los cobardes fascistas que en los últimos
momentos de la agonía se encuentran especialmente en este frente

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