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INTRODUCCIÓN
Contemplar las necesidades de los ancianos pasa por incluir una valoración de todas
las áreas que le rodean, ya que algunas necesidades se encuentran alteradas, no por
el cambio físico y funcional, sino por las barreras arquitectónicas o sociales que le ro-
dean, que van a impedir que se pueda dar respuesta a esa alteración.
Prestar los cuidados básicos necesarios para mantener la calidad de vida y evitar, o
al menos retardar, los síndromes geriátricos, forma parte de los objetivos de aten-
ción a las personas mayores.
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Asimismo, en todos los tratados profesionales relacionados con las personas mayo-
res se incluyen dentro de los grandes síndromes geriátricos: la inmovilidad, caídas,
incontinencia, deterioro cognitivo y otros. Todos ellos tienen unas características co-
munes:
En primer lugar se hace necesaria una valoración individual de cada persona. No hay
dos iguales. Cada una cuenta con sus propias creencias y valores, fruto de experien-
cias vividas, determinadas prioridades que deben tenerse en cuenta a la hora de ha-
cer recomendaciones, entre otros puntos. Si estas se obvian, es muy posible que
exista un desacuerdo entre ambas posturas y, por qué no, derivar en un conflicto de
intereses. Ante todo, es importantísimo que el personal sanitario evite hacer juicios
de valor, aunque las opiniones no coincidan.
Por ello, es necesario incluir una valoración biopsicosocial, pues los aspectos psico-
sociales influyen de la misma manera que el aspecto biológico en la persona. Para po-
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der tratar aspectos como la soledad, depresión, abuso, temor a la muerte, pérdida
de memoria o disfunción sexual, entre otros, es necesario que los profesionales sa-
nitarios propicien un clima adecuado; así el paciente podrá percibir un ambiente de
confianza y seguridad, comprendiendo que todo lo que se habla es confidencial. Del
mismo modo, la disposición de tiempo es notablemente importante, ya que la per-
sona debe percibir que el personal sanitario le dedica el tiempo suficiente para dejarle
hablar y poder comunicarse.
En esta sentido, los cuidadores de las personas mayores también juegan un papel
crucial, por lo que se hace necesario contar con su colaboración siempre que sea po-
sible. De igual manera, la figura del trabajador social adquiere también una relevante
importancia, pues puede ayudar a conocer la situación social de los pacientes.
Por tanto, pensamientos del tipo “no hay nada que hacer”, “esta situación es insos-
tenible”, “soy un desastre” suelen generar emociones negativas que derivan en una
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Es necesario tener en cuenta que cuando se quiere dar un mensaje no solo importa
lo que se dice, sino el cómo se dice y las expresiones corporales que le acompañan.
Así, en el mensaje se pueden distinguir tres partes: el lenguaje verbal (lo que se dice),
el cómo se dice (entonación, forma de hablar o volumen de la voz) y el lenguaje cor-
poral (lo que se hace con el cuerpo mientras que se habla). Además de estas habili-
dades, el profesional debe tener en cuenta otros elementos facilitadores de la
comunicación, como son:
TOMA DE CONSTANTES
Temperatura corporal
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Por otra parte, la pérdida de calor, o también llamada termólisis, puede deberse a dis-
tintos mecanismos tales como:
Del mismo modo, es importante conocer que existen diversos factores que influyen
en la pérdida de temperatura tales como:
Con el paso de los años y como respuesta fisiológica se producen una serie de cam-
bios en la temperatura corporal: disminuye la sensibilidad de los receptores, ante mo-
dificaciones de la temperatura ambiental, también se responde de forma irregular a
los estímulos por parte del hipotálamo y, sobre todo, disminuyen las manifestaciones
de los sistemas efectores (se reduce la sudoración, las respuestas vasomotoras y la
capacidad de contracción muscular, por lo que la sensación térmica está modificada).
A estos cambios también contribuyen otros aspectos, como son la cognición, la in-
movilidad o la limitación funcional, entre otros.
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ción de los grados: siendo leve entre 32º y 35º, moderada entre 28º y 32º y grave
cuando desciende los 28º.
Cabe resaltar que el termómetro que se emplea en la práctica clínica está basado en
la escala centígrada o celsius. Además, hay que señalar que en función de la zona
donde este se coloque para proceder a la toma de la temperatura corporal, pueden
existir variaciones. Así, por ejemplo, si se toma en la boca, en la axila o en el recto
existirá una diferencia entre ellas en torno a medio grado centígrado. Por norma ge-
neral la zona más empleada es la axilar, ya que es más cómoda para el paciente, pero
también es la técnica menos exacta. No lo es sin embargo la vía bucal, que por el con-
trario se considera la vía más precisa.
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u Seguir los dos primeros pasos del procedimiento de toma de temperatura axilar.
u Colocar con suavidad el bulbo del termómetro en la boca del paciente debajo de
la lengua, pidiéndole que mantenga la boca y los labios cerrados.
u Esperar un tiempo mínimo de 8 minutos.
u Seguir los dos últimos pasos del procedimiento de toma de temperatura axilar.
u Seguir los dos primeros pasos del procedimiento de toma de temperatura axilar.
u Colocar al paciente en decúbito lateral.
u Añadir lubricante en una gasa para aplicar sobre el bulbo del termómetro.
u Elevar la nalga superior con una mano hasta visualizar el ano. Introducir el termó-
metro en el recto unos 3 cm.
u Esperar un tiempo mínimo de 3 minutos.
u Seguir los dos últimos pasos del procedimiento de toma de temperatura axilar.
Respiración
u Lavado de manos.
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u Hacer creer al paciente que se le está midiendo el pulso cardiaco tomando su mu-
ñeca. Es beneficioso que el paciente no sepa que se está procediendo al registro
de la respiración, ya que, en caso de conocerlo, esta podría alterarse.
u Observando el tórax del paciente, contar el número de veces que se eleva el pe-
cho durante un minuto. Si se trata de movimientos poco perceptibles, es reco-
mendable usar un fonendoscopio.
u Registrar el valor obtenido en la gráfica de constantes.
Pulso
u Frecuencia: número de pulsaciones por minuto. Las cifras normales oscilan entre
60 y 80 pulsaciones. Sin embargo, existen una serie de factores que pueden in-
fluir en la misma tales como la edad, la práctica de ejercicio, las emociones o la
temperatura.
u Ritmo: tiempo que transcurre entre un latido y otro. Cuando estos intervalos son
iguales, se habla de pulso regular o rítmico; cuando no lo son, se dice que es irre-
gular o arrítmico.
u Intensidad: fuerza con la que la sangre es bombeada en cada latido.
Asimismo, con respecto a lo que líneas arriba se ha señalado, pueden observarse va-
riaciones y así hablar de:
u Lavado de manos.
u Explicar al paciente la técnica.
u El paciente debe estar colocado en posición sentada o reposo y relajado.
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© DAE
pulso (Ver Imagen 1). Normalmente ra- Temporal
dial.
Carotídeo
— Otras zonas son: radial, temporal,
carotídeo, humeral, poplíteo, pedio,
femoral y central o apical.
Apical
so.
u Comenzar a contar las pulsaciones du-
rante 30 segundos y multiplicarlo por
dos. Si el pulso es irregular o arrítmico, Radial Femoral
se tomará durante un minuto com-
pleto. Poplíteo
— Es importante no comenzar el re-
cuento inmediatamente, sino espe-
rar unos segundos para dar tiempo Pedio Tibial
posterior
a que el paciente se relaje.
Tensión arterial
Se define como la presión o fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las ar-
terias. Hay dos tipos de parámetros:
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Determinados factores como la edad, el ejercicio o el estrés pueden afectar a los ni-
veles de tensión arterial. Así, por ejemplo, las paredes arteriales pierden elasticidad
y se vuelven más rígidas por la arterioesclerosis, lo cual origina un aumento de la pre-
sión arterial. Además, factores hereditarios, nutricionales (como un abuso de las gra-
sas y un exceso de sal y calorías) o el consumo de tabaco y alcohol influyen
potentemente en el desarrollo de hipertensión arterial.
Por otra parte, existen dos métodos para medir la tensión arterial: el método directo
y el método indirecto.
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La hipotensión ortostática
Es la tensión arterial sistólica que desciende de 20 mmHg, cuando la persona se incor-
pora de la posición de decúbito a la erguida. Esto sucede porque se acumula la sangre
en las extremidades inferiores con el aumento de la presión hidrostática en ellas. En
las personas mayores, al debilitarse la función del sistema nervioso vegetativo y los
mecanismos de autorregulación, hace que se haga complicado los ajustes de la ten-
sión arterial. Algunos fármacos también pueden contribuir a ello como son los vaso-
dilatadores, los diuréticos, la digoxina, psicofármacos, así como también el alcohol.
ADMINISTRACIÓN DE MEDICAMENTOS
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El fármaco tan pronto como penetra en el organismo está sometido a una serie de
procesos, base de la farmacocinética, y que son:
Cabe resaltar que estos procesos descritos pueden verse afectados por distintos
factores, como la edad, el peso, el sexo, patologías previas, factores genéticos, entre
otros.
Bien se pueden ingerir por vía oral o bucal, produciendo una pequeña ruptura de la
piel si la administración es intramuscular, subcutánea o intradérmica, en vena, me-
diante aplicaciones tópicas, inhaladas, instiladas, etc.
Vía oral
Se trata de una vía cómoda, económica y segura que permite la autoadministración.
Los medicamentos que se emplean por esta vía pueden presentarse en forma de ja-
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rabe, cápsula, tabletas o píldoras. Debido a que se trata de una vía de administración
lenta, entre sus inconvenientes se encuentra poder irritar la mucosa gástrica, así
como la posible alteración de los medicamentos al ponerse en contacto con el jugo
gástrico (Ver Imagen 2). Además, esta vía está absolutamente contraindicada en pa-
cientes inconscientes.
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Boca
Esófago
Intestino
delgado
Estómago
Intestino
grueso
Ano Recto
Imagen 2. La administración oral de medicamentos es cómoda y segura, así como también puede irritar la mucosa gástrica
Vía sublingual
En esta vía el fármaco debe ser administrado debajo de la lengua hasta que se di-
suelva. Aunque la absorción es rápida, el número de fármacos a administrar es muy
limitado. Entre las ventajas, como en la
vía anterior, se encuentra su posible au-
© JA. Mariana
toadministración.
Vía respiratoria
La absorción por esta vía es rápida. Los
medicamentos que se administran por
ella se encuentran en forma de aeroso-
les, pulverizaciones e inhalaciones. La
técnica consiste en una inspiración pro-
funda por parte del paciente al tiempo
que se introduce el medicamento (Ver
Imagen 3. La vía respiratoria consiste en una inspiración profunda
Imagen 3).
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Vía rectal
Los fármacos presentados en forma de supositorios, pomadas o enemas son admi-
nistrados por esta vía cuando el paciente se encuentra inconsciente o cuando no to-
lera la vía oral. Entre los inconvenientes destacan la incomodidad de administración,
la irritación de la mucosa e irregularidades en la absorción.
Vía genital
La mucosa vaginal absorbe gran número de fármacos que se aplican tópicamente.
Algunas de sus formas son: óvulos, cremas, espermicidas y tabletas vaginales.
Vía tópica
Tienen efecto y acción local. Dentro de ellas se puede distinguir:
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macos que se presentan en forma de
gotas. El procedimiento a seguir es:
— Lavado de manos y colocación de
guantes.
— Explicar al paciente la técnica a rea-
lizar.
— Colocar al paciente sentado y con la
cabeza recostada sobre el lado
sano.
— Tirar suavemente de la oreja del pa-
ciente hacia arriba y hacia atrás, con
el fin de alinear el canal auditivo (Ver
Imagen 5).
— Introducir las gotas sobre las pare-
des del conducto, procurando no to-
carlos con el recipiente.
— Mantener la posición adecuada du-
rante unos minutos para que el fár- Imagen 5. Hay que tirar de la oreja del paciente hacia arriba y
hacia atrás para alinear el canal auditivo
maco actúe, tapando el orificio con
un algodón o gasa.
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Vía parenteral
Consiste en la administración de fármacos mediante una inyección. Existen diferen-
tes vías según el lugar donde se realice:
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de 15º se administra el fármaco
Aguja paralela a la piel y
en la dermis previa perforación con el bisel hacia arriba
de la epidermis (Ver Imagen 7).
Pápula
El sitio de elección es la cara
anterior y externa del brazo, Epidermis
así como la cara interna del an- Dermis
tebrazo. Al introducir el fármaco
se forma un habón dérmico o Tejido
subcutáneo
pápula. Es utilizada en el diag-
nóstico de reacciones alérgicas
y para enfermedades transmi-
Imagen 7. Se administra el fármaco en la dermis
sibles (como la tuberculosis).
u Subcutánea: con un ángulo de
45º se perfora el tejido subcu-
táneo (Ver Imagen 8). Su ad-
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u Agudo: aquella sensación dolorosa que dura poco tiempo, generalmente inferior
a dos semanas (ejemplo dolor por un golpe). Se caracteriza por la elevada ansie-
dad que provoca en el sujeto que lo padece, produciéndose así una retroalimen-
tación difícil de romper: el dolor produce ansiedad, la ansiedad produce mayor
dolor y este a su vez produce mayor ansiedad (Ver Imagen 9).
u Crónico: sensación dolorosa persistente o intermitente pero con una duración
mayor de seis meses, generando en el sujeto que lo experimenta sentimientos
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Numerosos son los factores, tanto individuales como colectivos, que pueden influir
en la percepción y en la expresión del dolor. Los más característicos son:
u Factores endógenos del sujeto: mientras que hay personas que resisten el dolor
otras, en cambio, lo experimentan de forma muy intensa. En este sentido cobra
vital importancia la emotividad del paciente.
u Factores ligados a la personalidad: la expresión y percepción del dolor también
está relacionada con la personalidad del sujeto. De alguna u otra forma, las expe-
riencias dolorosas anteriores marcarán las sensaciones dolorosas actuales.
u Factores ligados al medio ambiente: entendiendo como tales aquellos factores
culturales, sociales y educativos.
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Por el contrario, la atención sobre el dolor ejerce una influencia amplificadora del
mismo.
Una vez detectados todos los aspectos anteriores, el objetivo prioritario de las inter-
venciones de enfermería consistirá en aliviar el dolor y ayudar a la persona a adap-
tarse a él. Para ello son necesarias las siguientes actividades:
u Informar al paciente en el caso de que se prevea que sentirá dolor, ya que la in-
formación disminuye la angustia.
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u Enseñar al paciente las técnicas que le ayuden a aliviar el dolor, como por ejemplo
masajes o relajación, ya que probablemente harán que se reduzca el consumo de
analgésicos.
u Establecer una relación de ayuda que permita a la persona disminuir su ansiedad
y sentirse aceptado en su percepción del dolor.
u Permitir y animar al paciente a identificar los aspectos que le dificultan el manejo
de su dolor.
u Ayudar a la persona a mantener en la medida de lo posible sus roles y actividades
habituales, incluida la actividad física, como mecanismo de distracción que le
sirva para aliviar el dolor.
La higiene es una necesidad básica del ser humano y un método esencial para prevenir
problemas cutáneos, infecciones y malestar, al mismo tiempo que ofrece una sensación
de bienestar. Por tanto, el cuidador debe asegurar que el anciano tenga una higiene ade-
cuada, y en caso de que no pueda hacerlo por sí mismo, tendrá que brindarle su ayuda.
La higiene
La higiene es una necesidad básica del ser humano, que debe ser cubierta para alcan-
zar un bienestar físico, psíquico y social. Es, por lo tanto, uno de los cuidados de ma-
yor importancia que deben prestarse a la persona mayor.
La piel es la principal destinataria del aseo. Es la cubierta externa del organismo y pre-
senta diversas funciones. Proteger las estructuras y órganos internos de la entrada
de microorganismos, sustancias tóxicas, rayos solares, etc., previene de la pérdida
de agua, actúa como regulación térmica y es el órgano del tacto. Por todo ello, es
preciso mantenerla en condiciones óptimas a través de la higiene.
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Cabe señalar que antes de proceder al aseo es necesario tener en cuenta las capaci-
dades del anciano y su grado de dependencia con respecto a esta tarea, con el fin de
planificar los pasos a seguir. Nunca se deberá realizar ninguna tarea que el adulto ma-
yor pueda llevar a cabo por sí mismo. Por el contrario, hay que fomentar la autonomía
del individuo, facilitando su participación en el proceso mediante supervisión o ayuda,
ya sea verbal o física.
Así, para lograr la máxima independencia del anciano es necesario que en el baño
haya el menor número de elementos posible y que estos se encuentren siempre ac-
cesibles y ordenados. Además, se pueden colocar junto al espejo diversos carteles
informativos que le recuerde de los pasos a seguir, bien sea mediante texto o con di-
bujos.
Por otra parte, cuando uno se encuentra ante una persona mayor dependiente exis-
ten dos técnicas de realización de la higiene: con ayuda parcial o total. La principal
meta, como se ha comentado en párrafos anteriores, es lograr su autonomía en el
mayor grado posible. Por lo tanto, si el anciano puede colaborar en el aseo, la técnica
a utilizar será la de la ayuda parcial. Solo en el caso de dependencia total se realizará
una higiene con ayuda total.
Asimismo, el adulto mayor debe estar informado del procedimiento que se va a llevar
a cabo, con el fin de disminuir su ansiedad y procurar su colaboración. Por tanto, exis-
ten diversas pautas para llevar a cabo una correcta higiene del anciano y los cuidados
relacionados con ella.
Para lograr que el aseo sea sencillo y agradable tanto para el adulto mayor como para
la persona cuidadora, es fundamental preparar previamente todo aquello que va a ser
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necesario y crear un entorno agradable y seguro. Para ello se deben seguir las si-
guientes pautas:
u Tener en un sitio cercano la ropa limpia para después del aseo, y absorbentes
(pañal, compresa) en caso de que el adulto mayor lo necesite.
u Comprobar la temperatura del agua antes de comenzar el procedimiento (entre
35º y 36 ºC).
u Evitar que permanezca más de 15 minutos en contacto con el agua, para evitar
maceraciones.
Se llevará a cabo cuando el anciano necesite ayuda para desempeñar ciertas acciones
relacionadas con la higiene y, por lo tanto, es necesaria la intervención de otra per-
sona para llevarla a cabo de forma adecuada.
La ayuda que se presta al adulto mayor va desde el recuerdo o estímulo verbal, pa-
sando por carteles informativos, hasta la ayuda física y el desempeño de ciertas ta-
reas por parte del cuidador.
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La higiene con ayuda total se realizará en adultos mayores que no puedan desempe-
ñar por sí mismos ninguna de las acciones que requiere el aseo. Este suele ser el caso
de inmovilizados, encamados, con pérdida importante de la capacidad funcional o
con deterioro cognitivo.
Para llevar a cabo la higiene con ayuda total deben seguirse las siguientes pautas,
además de las enunciadas en el apartado “Preparación para la higiene corporal”:
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© MA. Barceló
mayor en decúbito lateral para reali-
zar el aseo de la zona dorsal de arriba
abajo con esponja y jabón, evitando
la zona glútea.
u Colocar de nuevo al paciente en de-
cúbito supino para realizar el lavado
del periné.
u Prestar especial atención a las zonas
de pliegues cutáneos, tanto en el la-
vado como en el secado.
u Cambiar el agua cuando sea necesa-
rio, sobre todo antes de lavar la re-
gión genital.
u Hidratar la piel dejando que se ab-
sorba el producto antes de ponerle la
ropa.
Imagen 10. Limpieza de piernas y pies
u Vestir al paciente.
u Cambiar la ropa de la cama.
u Dejar al anciano colocado en una posición adecuada y cómoda.
u Recoger la ropa sucia y el material utilizado en el aseo.
Si no existe contraindicación, el cabello debe lavarse al menos una vez por semana.
Los días que no toca lavarlo, habrá que peinarlo al finalizar el aseo. Debe evitarse
echar colonia en los cabellos canosos, dado que los amarillea.
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u Mojar el cabello.
u Lavar con champú masajeando el cuero cabelludo suavemente.
u Enjuagar con abundante agua limpia.
u Retirar el empapador y los tapones de los oídos (si hubiese sido necesario ponér-
selos).
u Secar el cabello con una toalla. Si se utiliza secador, tener cuidado de no provocar
quemaduras.
u Peinar.
Cuidados de la boca
El lavado de la boca debe hacerse después de cada comida y siempre que sea nece-
sario. Si el anciano puede hacerlo por sí mismo, se le debe proporcionar un cepillo pe-
queño y suave y pasta dentífrica.
En personas mayores que no puedan llevar a cabo el lavado de la boca por sí mismas,
se deben seguir las siguientes pautas:
Para realizar el lavado de los ojos se utilizarán gasas humedecidas con suero salino
fisiológico. Se procederá a la limpieza con el ojo cerrado, arrastrando con la gasa las
secreciones desde el lagrimal hasta el ángulo externo del ojo.
Es necesario resaltar que se ha de utilizar siempre gasas distintas para cada ojo.
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© MA. Barceló
La limpieza de los oídos no debe reali-
zarse con bastoncillos, sino con agua y
jabón, frotando suavemente el pabellón
auricular y evitando que estos productos
penetren en el conducto auditivo con el
fin de evitar molestias e irritaciones (Ver
Imagen 11). Por último, se procederá al
secado.
Cuidados de la nariz
Las secreciones deben limpiarse con un pañuelo o gasa. En el caso de que estén muy
espesas y endurecidas, puede facilitarse su salida irrigando las fosas nasales con
unos milímetros de suero salino fisiológico.
El vello que sobresale de los orificios nasales puede recortarse para evitar molestias.
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u En hombres:
— Humedecer pene y escroto.
— Retirar el prepucio y lavar el glande.
u Para asear glúteos y ano, en caso de ancianos encamados, será necesario colocar
al paciente en decúbito lateral. Si existen restos de heces, limpiar antes de pro-
ceder al lavado.
u Aclarar con agua.
u Secar muy bien la zona sin frotar haciendo especial hincapié en los pliegues.
u Si se aplica crema hidratante, utilizar la cantidad justa que pueda absorber la piel,
esperando a que lo haga antes de proceder al vestido o colocación del pañal.
Afeitado y depilación
El método utilizado para el afeitado debe ser adecuado para la piel del rostro del an-
ciano. En caso de pieles muy sensibles o si al adulto mayor le tiembla el pulso y se
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afeita él mismo, se ofrecerán maquinillas eléctricas frente a las manuales para evitar
cortes e irritaciones.
Para la depilación hay que tener en cuenta que la técnica usada no produzca irrita-
ciones ni quemaduras.
Después del afeitado y la depilación hay que aplicar una loción calmante e hidratante.
Por tanto, es muy importante tener en cuenta las recomendaciones que en este
apartado se dan respecto a la alimentación y nutrición en el anciano, así como tam-
bién los distintos tipos de dieta, con el fin de facilitar la elaboración de menús que
garanticen un estado nutricional adecuado y la administración de los mismos.
Los cambios fisiológicos inherentes al proceso del envejecimiento hacen que se mo-
difique el estado nutricional de la persona mayor y, con ello, las necesidades de nu-
trientes con respecto al adulto joven.
Por todo ello, se debe facilitar al adulto mayor una alimentación adecuada con el fin
de mejorar su estado nutricional o mantenerlo en el caso de que este sea adecuado.
Uno de los problemas más comunes al que uno se enfrenta con respecto a la alimen-
tación en el anciano es la inapetencia. Aunque sus causas son diversas, a menudo se
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Otras causas que comúnmente dificultan la alimentación en la persona mayor son los
problemas de la cavidad oral, como la falta de piezas dentales o la movilización de las
mismas. La manera de solventarlo es adaptar la textura de los alimentos a las nece-
sidades del individuo.
Energía
Los requerimientos calóricos en los ancianos están disminuidos debido a la reducción
de la actividad física, la masa muscular y el gasto energético total. Las recomenda-
ciones genéricas del aporte calórico al día según el tipo de anciano ante el que uno
se encuentra son:
u Sano: 20 kcal/kg.
u Enfermo: 30 kcal/kg.
u Desnutrido: 30-38 kcal/kg.
Macronutrientes
Se consideran macronutrientes proteínas, hidratos de carbono y grasas. Cabe, además,
tener en cuenta la fibra por su gran relevancia en la alimentación del adulto mayor.
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Micronutrientes
Con el término micronutriente se hace re- Tabla 1. Relación de micronutrientes necesarios
ferencia a las vitaminas y minerales, que para el adulto mayor
deben ser aportados al organismo en pe-
queñas cantidades a través de la dieta. Micronutriente Cantidad diaria recomendada
Las necesidades de estos nutrientes va- Vitamina A 700-900 µg
riarán según el sexo del adulto mayor, las Vitamina B1 1,1-1,2 mg
patologías que sufre y los estados caren- Vitamina B6 1,5-1,7 mg
ciales. Vitamina B12 2,4 µg
Vitamina C 75-90 µg
Vitamina D 10 µg
En la población anciana es común el déficit
Vitamina E 15 µg
de vitamina B12 y, en cuanto a los minera-
Vitamina K 75-120 µg
les, es frecuente la aparición de niveles
Folato 400 µ
bajos de calcio y hierro. Para decidir si es Calcio 1.200 mg
necesario o no suplementar el aporte de Yodo 150 µg
micronutrientes hay que tener en cuenta Hierro 8 mg
la sintomatología de la persona mayor. Magnesio 1,8-2,3 mg
Fósforo 700 mg
En la Tabla 1 se presentan los micronu- Zinc 8-11 mg
trientes más importantes para el anciano Selenio 55 µg
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La alimentación es el proceso voluntario a través del cual se toman alimentos del ex-
terior.
La ingesta dietética en el anciano debe repartirse en cuatro tomas, que pueden am-
pliarse a cinco si se añade un refrigerio a media mañana. La distribución sería:
Como se ha indicado, es importante dejar al anciano comer sin prisas, ofrecer racio-
nes preferiblemente pequeñas con una presentación atrayente y una textura ade-
cuada a sus capacidades/necesidades. Asimismo, se debe adaptar la alimentación a
los gustos de la persona mayor en la medida de lo posible y no condimentar los platos
en exceso.
Por otra parte, hay que evitar dar de comer al adulto mayor cuando tiene capacidad
para hacerlo por sí mismo. Por el contrario, habrá que animarlo a que lo haga él solo
con el fin de fomentar su autonomía, independientemente del tiempo que le lleve.
De igual manera, se debe estar atento a los alimentos que le producen malestar, ya
que es común la intolerancia a ciertos nutrientes, como el gluten o la lactosa, que al-
teran su estado nutricional y el proceso digestivo.
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Tipos de dieta
Existen numerosas ocasiones en las que hay que adaptar la dieta del anciano, o bien
porque el aporte calórico o de nutrientes sea insuficiente o bien por su seguridad,
ante problemas de disfagia, bajo nivel de conciencia, problemas en la cavidad oral o
en el tubo digestivo, etc.
La vía de alimentación de elección, si no hay nada que lo impida, será la oral con el fin
de mantener activo el sistema digestivo. Si no es posible utilizarla, se hará a través
de otras vías menos fisiológicas.
Nutrición oral
Los cambios acontecidos en el proceso de envejecimiento afectan a todos los órga-
nos y sistemas, así como también al aparato digestivo. Por ello, se necesita modificar
los hábitos de alimentación y los compuestos de la misma, de manera que los com-
puestos nutricionales deben estar acorde a las características fisiológicas, el grado
de actividad y ejercicio que realice y la situación de salud de la persona mayor.
Alimentación tradicional
Como se ha comentado anteriormente, las características individuales de cada adulto
mayor van a condicionar el tipo de alimentación a seguir.
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Se conservará siempre que sea posible, adaptándola a las necesidades del adulto ma-
yor. Por lo general, deberá ser de fácil digestión, poco condimentada, con platos
atractivos, variados y servidos a una temperatura adecuada.
Se evitará realizar curas u otros procedimientos dolorosos justo antes de ofrecer los
alimentos, ya que el malestar y el dolor pueden contribuir a la disminución del apetito.
Asimismo, debe procurarse que el anciano no se tumbe inmediatamente después de
comer para facilitar el proceso digestivo.
Es importante señalar que el aseo bucal debe fomentarse después de cada comida.
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Nutrición enteral
La nutrición enteral es aquella en la que se introduce el alimento al tubo digestivo a
través de una sonda, ya sea nasogástrica o abocada a una ostomía. Su uso es con-
trovertido, ya que no se ha demostrado que mejore la calidad de vida, el estado fun-
cional ni reduzca el tiempo de recuperación de una enfermedad o de estancia
hospitalaria.
Se recomienda su uso en ancianos con una ingesta oral insegura o inviable, siempre
y cuando su estado clínico sea estable y se estime que esta forma de nutrición va a
mejorar un proceso patológico o su calidad de vida. No está indicada en pacientes
terminales.
La nutrición enteral no es una decisión médica, sino que el paciente y sus familiares
tienen que dar el visto bueno. Una vez aceptado, hay que formar al anciano, si tiene
capacidad, y/o al cuidador para que sean capaces de administrar la alimentación y
realizar los cuidados que requiere la sonda antes de regresar a su domicilio.
u Continua: se administra durante las 24 horas, por goteo o con bomba de infusión.
u Intermitente: es la más fisiológica. Se administra un número determinado de to-
mas al día. Las pautas a seguir son las siguientes:
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— Siempre que sea posible, el paciente debe estar en posición de Fowler o semi-
Fowler y mantenerse así un tiempo después de la ingesta.
— Antes de administrar la toma debe comprobarse si existe o no residuo gás-
trico. Para ello debe aspirarse el contenido del estómago con una jeringa a
través de la sonda y tras comprobar la cantidad se vuelve a introducir en el
estómago. Si el residuo excede de la cantidad determinada por el médico, no
se infundirá la nueva toma.
— Cargar el alimento en una jeringa (normalmente de 50 ml), conectarla a la
sonda e infundir a una velocidad no superior a los 20 ml/minuto.
— Después de la administración del alimento es preciso lavar la sonda con 50-
100 ml de agua para garantizar su permeabilidad.
Nutrición parenteral
Por nutrición parenteral se entiende la administración de nutrientes a través del flujo
sanguíneo, mediante una vía periférica o central. Al igual que ocurre con la nutrición
enteral, su uso es controvertido y eleva mucho el gasto sanitario, por lo que se pre-
fieren otras formas de alimentación siempre que sea posible.
Conforme se envejece, uno de los deseos más frecuentes de las personas mayores
suele ser el de mantenerse con la máxima independencia el mayor tiempo posible,
para evitar problemas hacia ellos mismos o los derivados a terceras personas (sobre
todo a familiares).
En todo este proceso, las piernas y los brazos llevan un sentido de movimiento in-
verso, por ejemplo, mientras avanza la pierna izquierda el brazo del mismo lado se
desplaza hacia atrás para mantener el equilibrio.
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Es frecuente que las ayudas técnicas sean confundidas con los medios técnicos para
la ayuda, puesto que estos son las modificaciones que se realizan en el medio físico
del mayor, cuya finalidad es eliminar las barreras que precipitan al anciano a la disca-
pacidad.
Por ello, se pueden definir las ayudas técnicas para movilidad personal como “los dis-
positivos que proporcionan, durante el desarrollo de esta, un apoyo adicional del
cuerpo humano al suelo, siendo su objetivo permitir el desplazamiento y la movilidad,
así como la bipedestación”.
Existen multitud de clasificaciones respecto a las ayudas técnicas, aunque la más acep-
tada la asume la Asociación Española de Normalización y Certificación a través de la
norma europea ISO 9999, que engloba las ayudas técnicas en diez grandes grupos.
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Ortesis y prótesis
Se consideran dentro de este grupo los objetos externos que tienen como finalidad
la modificación de las características estructurales y funcionales del sistema neuro-
muscular y esquelético reemplazando una parte del cuerpo ausente o no funcional.
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La clasificación que se realiza respecto a las ayudas para la deambulación resulta bas-
tante extensa, por lo que en este apartado se van a resaltar las ayudas comúnmente
o potencialmente ofrecidas a las personas mayores debido a sus características fi-
siológicas o por la presencia de discapacidad.
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u Empuñadura: es la parte por la que se ofrece el agarre, la cual puede estar com-
puesta de diversos materiales al igual que presentar diferentes formas, siendo la
más frecuente la curvatura.
u Caña: es el segmento central vertical del bastón, de forma cilíndrica y compuesta
de diversos materiales. La longitud debe estar en función de las necesidades del
mayor.
u Conteras: son los elementos distales que forman el bastón, encargados de amor-
tiguar el golpe, así como de asegurar la adherencia al suelo.
Para una correcta utilización de este elemento, la mano y el codo que lo portan deben
quedar ligeramente flexionados, al mismo tiempo que el bastón debe ser colocado
de forma paralela al miembro inferior de ese mismo lado alrededor de 10-20 cm, con
una longitud de caña que sea similar a la distancia entre el trocánter mayor y el suelo.
Bastón inglés
También es conocido con el nombre de bastón tipo
© F. Núñez
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Muletas
Este tipo de dispositivos se diferencian de los
anteriores por la posibilidad de realizar apoyo
directo sobre el tronco (axilar), lo que genera
mayor estabilidad y mejora el equilibrio, de-
jando las manos libres (Ver Imagen 15). En la
actualidad, se encuentran prácticamente en
desuso por razones estéticas, fundamental-
mente.
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Accesorios
Incluidos en los accesorios se engloban los complementos para facilitar la deambula-
ción, como los sujeta-bastones, conteras de goma para los bastones o andadores,
entre otros.
Cualquier silla de ruedas está formada por los mismos componentes: asiento, res-
paldo, ruedas y chasis o estructura.
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Para finalizar, hay que destacar la importancia de los elementos accesorios para el
bienestar del adulto mayor como son los reposabrazos y los reposapiés. Los reposa-
piés sitúan la pelvis de forma correcta en el asiento e influyen en una apropiada se-
destación y colocación del tronco. Por ello, la altura debe ser la adecuada para que
permita una correcta circulación de los miembros inferiores. En este sentido, para
que se encuentre correctamente ajustado, debe mantener las articulaciones de ca-
dera, rodilla y tobillo en un ángulo de 90º.
u Debe ser sencillo, es decir, que permita un fácil manejo para ser utilizado de
forma autónoma.
u Tiene que ser eficaz y útil para que así cumpla con el objetivo para el cual se ha
creado.
u Debe ser empleado como ayuda y únicamente cuando sea necesario.
u Debe ofrecer seguridad a la persona mayor, para que así se prevengan riesgos in-
necesarios. Para ello hay que tener en cuenta las características individuales que
vendrán determinadas por:
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— Presencia de patologías.
— Existencia de limitaciones o déficits: el grado y el tipo son factores fundamen-
tales que determinarán la necesidad de unos u otros dispositivos de ayuda.
— Presencia de factores ambientales: la necesidad de un dispositivo u otro de-
penderá del medio en el que se desenvuelva el anciano, así como los recursos
con los que cuente (por ejemplo, colaboración de otra persona, cuidador, etc.).
— Gustos y preferencias del mayor.
— Situación económica: disponer de una ayuda para la movilidad física mejora
la calidad de vida del anciano que la necesita, aunque no se debe olvidar que
la elección de una u otra o la inexistencia de la misma se encuentra supedi-
tada en función del coste que presente.
Las sillas eléctricas se financian por el Sistema Nacional de Salud cuando el anciano
cuenta con limitaciones funcionales en el aparato locomotor por cualquier tipo de en-
fermedad, malformación o accidente, siempre y cuando presente:
En lo que respecta a los bastones ingleses, los trípodes y los andadores de patas, la
financiación por el Sistema Nacional de Salud es parcial.
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Resumen
u Con respecto a la higiene:
- La higiene es fundamental para la salud física, psíquica y social del anciano.
- La intimidad y dignidad de la persona debe respetarse siempre.
- El adulto mayor debe estar informado del proceso que se va a llevar a cabo, y se solicitará su
colaboración, siguiendo el principio de máxima autonomía.
- La higiene con ayuda parcial y total se llevará a cabo únicamente cuando la persona mayor no
pueda desempeñar ciertas tareas por sí misma. Si puede hacerlo, se animará a que lo realice,
con paciencia y sin prisas, prestando únicamente la ayuda imprescindible.
- Debe prepararse adecuadamente el entorno y el material antes de disponerse a realizar el aseo.
- Siempre se lavará al anciano de arriba abajo, primero por delante y luego por detrás, dejando
siempre la zona genital para el último lugar.
- La higiene comprende el aseo corporal, los cuidados del cabello, boca, ojos, oídos, nariz y uñas.
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