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Desarrollo
Los recursos didácticos son los medios utilizados para dirigir los contenidos interdisciplinarios;
son los que aportan variedad y dinamismo a la docencia; lo que significa que para todas las
ramas del conocimiento estos son herramientas fundamentales para producir aprendizajes
significativos en una segunda lengua.
Un material didáctico puede ser visual, auditivo o audiovisual. Hay recursos didácticos
generales, es decir, que son utilizados en todas las áreas del saber (pizarra, proyector,
computador...) y hay recursos didácticos específicos, aquellos propios de un área del saber
(mapas, microscopios, diccionarios...). Los mismos pueden encontrarse ya fabricados o ser
elaborados según la necesidad, a través de la creatividad e inventiva del maestro (Arends,
2007).
El maestro de hoy puede emplear numerosos lenguajes para transmitir su mensaje al alumno
con mayor influjo que la palabra oral o impresa, y dado el desarrollo que ha logrado la ciencia y
la tecnología al servicio de la comunicación educativa, la importancia de las técnicas
audiovisuales para la enseñanza es indiscutible. El éxito de la docencia, el placer de los
alumnos, su actuación e interés, su aprovechamiento y aprendizaje, dependen del uso de la
tecnología y de la variedad de los recursos didácticos. Por lo tanto, es indispensable que el
maestro de hoy conozca los materiales de enseñanza para utilizarlos adecuadamente,
imprimiéndoles variedad de experiencias al aprendizaje de sus alumnos.
Un maestro, al planear sus clases, tiene la responsabilidad de elegir entre una gran gama de
materiales didácticos que respondan mejor a la situación de la instrucción específica en que se
encuentre. La selección de materiales didácticos se vuelve necesaria debido a la inmensa
variedad que va desde aquellos que son sencillos, tales como el pizarrón y las imágenes fijas
(fotografías), hasta los más complicados como la computadora, los blogs o el proyector. El uso
de diferentes recursos durante la enseñanza del inglés como lengua extranjera permite que la
motivación y la participación del estudiantado sean activas, estos permiten que el aprendizaje
sea más realístico y ayuda a los estudiantes a entender.
Los recursos impresos, virtuales y tecnológicos deben permitir que el alumnado desarrolle la
competencia comunicativa de manera activa e integrada, tomando en cuenta factores
individuales y personales. Por ejemplo: edad, madurez cognitiva, sexo, nacionalidad, lengua
materna, aptitud para las lenguas, tipo de enseñanza recibida (clases de refuerzo, estancia en
el país de la L2, etc.), rasgos de personalidad y estilos cognitivos (Brown, 1987; Cohen, 1994;
Ellis 1994: 467-560).
Conclusión:
Referencias Bibliográficas