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El papel de la tecnología en los procesos de diseño y construcción de un EAC.

El edificio de alta complejidad (EAC), surge con la revolución industrial a raíz de que se produjo
un cambio fundamental en la sociedad, ya que esta pasó de ser medieval, tradicional y simple a
ser una sociedad tecnológica, esta se caracteriza por la producción industrial, por los
desarrollos y avances científicos y tecnológicos, por el crecimiento de las ciudades y por ser una
sociedad de consumo. La sociedad comienza a cobrar movilidad y a tener un pensamiento más
racional, y por lo tanto a ser más compleja, generando mayores necesidades edilicias, como el
crecimiento en altura de los edificios debido a que las ciudades empiezan a densificarse. Es así
que como resultado de esto surge la sociedad compleja que produce arquitectura y edificios
complejos.
Hasta antes de la revolución industrial la construcción de los edificios era de forma artesanal,
inmediatamente después de la revolución industrial se produjeron grandes cambios, en todos
los sentidos, economía, ciencias, tecnología. Esto genero también cambios en el modo de vida
del ser humano.
Empieza a ser todo más industrial, esto genera necesidades edilicias, edificios que debían de ser
proyectados y construidos ya que eran fundamentales para la industria, necesidades de
infraestructura para la comunicación, puentes, rutas, etc. Pero con los materiales disponibles
en ese entonces, era muy difícil, por lo que se procedió a desarrollar nuevos materiales para la
construcción que complementaran las ya existentes que eran la madera, la piedra y el ladrillo
básicamente.
Esta nueva tecnología de materiales, hierros, vidrios y hormigón armado, que complementaba y
en su mayoría reemplazaba a los materiales existentes, producto de las transformaciones
industriales se procede a empezar a construir, pero antes era necesario replantear nuevos
principios arquitectónicos y urbanos, ya que la sociedad demandaba respuestas a gran escala,
fue indispensable el desarrollo de nuevos procesos de diseño y de construcción, teniendo en
cuenta los nuevos materiales que empezaron a tomar más protagonismo en cada obra
construida como también en el proceso de diseño que representaba cada obra.
Se investigó en las ciencias nuevas ideas que pudieran servir a la arquitectura, desde la biología
se aporta la idea de la relación forma función, del maquinismo se obtiene el concepto de
funcionamiento, la física y la química aportaron conceptos estructurales. Lo que se buscaba con
esta evolución era generar resultados rápidos, construir edificios que sean más eficientes, más
seguros, que cubran las necesidades de la sociedad. Muchas industrias de la época fueron
diseñadas siguiendo una relación entre la forma y la función que el edificio cumplía.
A lo largo de los años y cuantas más tecnologías y materiales se desarrollaban, surgían también
más necesidades edilicias, y con ello más desafíos para la arquitectura, que debía de generar
nuevos mecanismos de diseño conforme las necesidades así lo requerían.

María Lucia González Mareco


En la actualidad los desafíos son muy diferentes, ahora se busca diseñar edificios que funcionen
en armonía con la naturaleza. Esto nos insta a repensar, a concientizarnos más con respecto al
ambiente y a los daños que se han ido causando a lo largo de la historia, buscando nuevas
tecnologías, nuevos procesos de diseño y de construcción que sean más amigables con el medio
ambiente.
Ejemplos:
Los puentes metálicos son unos símbolos de la época de la revolución industrial, conforme
avanza el siglo XIX, van creciendo las posibilidades técnicas, ya que el hierro en la primera fase
de la revolución era frágil y quebradizo. Con el tiempo se llega al puente colgante, que en vez
de ser sostenido por una estructura de arcos, cuelga de cables de acero que a la vez están
sostenidos por torres, con luces mayores a las de los puentes tradicionales.

Puente sobre el Severn, cerca de Coalbrookdale. Puente sobre el Avon.

El mayor icono de la época de la revolución fueron las estaciones de ferrocarril, en ellas


convergen 3 de los pilares fundamentales de la revolución industrial: el hierro, el carbón y la
máquina de vapor. Estas estaciones se convirtieron en las verdaderas puertas de la ciudad, la
mayoría mostraba en su interior la más alta tecnología de precisión de los nuevos materiales

María Lucia González Mareco

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