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El art. 350.le NCPP, emitida la acusación fiscal, permite que en la etapa intermedia
del proceso penal también se pueda solicitar el sobreseimiento por oportunidad. En este caso
el procedimiento será el propio de la audiencia preliminar previsto para controlar la
acusación fiscal (art. 351 NCPP); y regirá en lo pertinente las disposiciones de trámite
previstas en el art. 2 NCPP, en orden a la concurrencia o inconcurrencia de las partes. Es
obvio que en este supuesto como el fiscal es el titular de la acción penal, fuera de los casos
del art. 68 CP -que sin duda es un supuesto de oportunidad, de exención de la pena, que el
juez puede aplicar ex officio-, es imperativa la aceptación del fiscal, en tanto la oportunidad
pertenece al campo de actuación privativa del Ministerio Público, titular de la acción penal.
Como ya se ha puntualizado, cuando sea menester la decisión judicial para
suprimir el interés público en la persecución, el juez de la investigación preparatoria, previa
audiencia -con citación de las partes y del agraviado—, y a pedido del fiscal y anuencia del
imputado, decidirá lo pertinente, y de ser el caso dictará auto de sobreseimiento por
oportunidad (art. 2.5 NCPP).
1. Concepto
El delito es una especie de acto ilícito. La conducta que la ley penal califica de
delito es a la vez fuente de obligaciones civiles si lesiona derechos subjetivos o intereses
protegidos privados [GÓMEZ ORBANEJA/HERCE QUEMADA]. La causa de la acción civil
-definida la acción, en este caso, como derechos subjetivos públicos a obtener una
tutela jurisdiccional, que no participa del contenido ni de los principios de la acción
penal [RIFÁ/RICHARD/RIAÑO]- es el daño que emana del hecho delictivo, que puede
ser objeto del proceso penal y está vinculada al objeto esencial y principal —el hecho
punible- por una conexión heterogénea. El derecho a la acción civil, que nace de la
sospecha de la comisión de un delito, se circunscribe a aquella conducta que ha
causado injustas consecuencias negativas o daños y perjuicios- [DE LA OLIVA],
La acción, en rigor, no es ex delicto, sino ex damno. La Corte Suprema ha establecido
que “en nuestro sistema de responsabilidad civil, rige la regla según la cual el daño, definido
este como el menoscabo que sufre un sujeto dentro de su esfera jurídica patrimonial o
extrapatrimonial, debe ser reparado o indemnizado, teniendo como daños patrimoniales al
daño emergente y el lucro cesante,
puede nacer también una pretensión civil para la restitución de la cosa, la reparación del
daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible
[PÉrez/Ferreiro/Piñol/Seoane] .
Las normas que la disciplinan gozan de naturaleza civil, no penal, cualquiera que
sea la ley en la que se contemplen sus disposiciones. La acción civil es independiente de la
penal —aunque los hechos históricos coincidan en parte en su decurso natural, que no
jurídico—, esa independencia es la que supone que la legitimación se establezca en atención
a la acción ejercitada. Así, por ejemplo, la inexistencia del delito, por cualquier causa, no
entraña necesariamente la de la acción civil.
De otro lado, que un hecho no sea delictivo carece de trascendencia a efectos de
resolver sobre la responsabilidad civil, pues esta no depende de la calificación del delito, sino
de la efectiva producción de un daño reparable en sentido amplio. El juez civil no queda
vinculado por la decisión penal en caso alguno, pues sería imposible hablar de litispendencia
o congruencia ante pretensiones que se identifican con elementos dispares por causa de los
principios que las informan. Ni siquiera los hechos declarados probados en una sentencia
penal vinculan al juez civil, ya que los principios que rigen la prueba son diferentes
[Asencio].
El NCPP se afilia al sistema francés, en principio de obligatoria competencia
adhesiva civil del juez penal. Una de las finalidades de la investigación pre paratoria es,
precisamente, determinar “la existencia del daño causado” (art. 321.1 NCPP). La
acumulación, salvo renuncia o reserva del perjudicado para acudir al juez civil, se expresa en
que la acción civil se promueve o ejerce ante el orden jurisdiccional penal (art. 92 CP). Esta
consideración (art. 12.1 NCPP) origina la prevalencia de la jurisdicción penal para el
enjuiciamiento de las consecuencias dañosas del ilícito civil derivado del delito, mientras
estuviese pendiente el proceso penal [Rifá/Richard/Riaño].
Se produce, además, una acumulación de objetos procesales heterogéneos dentro
del proceso penal, en virtud de la conexión (unidad de hecho) que existe entre la
responsabilidad penal y la civil [Gómez Orbaneja/Herce Quemada].
La acción civil que se ejercita en el proceso penal es siempre la acción civil
reparatoria, que coincide claramente con la acción de responsabilidad extracon-
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268 PARTE CUARTA - ACCIÓN PENAL, ACCIÓN CIVIL Y OBJETO PROCESAL
tractual, que se contrae por actos u omisiones ilícitas, que causen resultados perjudiciales,
pero no se extiende a otro tipo de acciones (divorcio, revocación de la donación, etc.) [De
La Oliva]. Así lo contempla el Código Penal (Libro Primero, Parte General, Título VI,
Capítulo I: reparación civil, arts. 92-101) y, en especial, el art. 11.2 NCPP. La acción civil
resarcitoria, es aquella por medio de la cual el damnificado por el delito -que es objeto de la
acción penal que se desenvuelve dentro de un debido proceso— reclama la restitución o
reparación del daño que como consecuencia del delito le produjo [Creus].
Nuestro ordenamiento jurídico, en consecuencia, admite tanto el ejercicio
conjunto de la acción penal y la civil, como el ejercicio exclusivo de cada una de ellas, por lo
que no es de recibo una separación radical entre los fines del proceso penal y el proceso civil.
Siempre que del hecho punible se desprendan daños, salvo la expresa reserva o renuncia por
el agraviado, el ejercicio de la acción penal —a cargo del Ministerio Público— implica el
ejercicio de la acción civil. El proceso penal beneficia considerablemente a la víctima y a su
pretensión civil de modo que no se produce una radical escisión entre la articulación de la
pretensión punitiva y la resarcitoria. La inclusión de la acción civil en el proceso penal
nacional se fundamenta en algo más que en razones de economía procesal, pues fomenta la
participación de los ciudadanos en la persecución de los delitos, siempre que se trate de los
perjudicados; además nuestra Ley Procesal Penal autoriza a los ciudadanos, perjudicados o
no, en delitos públicos, a formular denuncias ante el Ministerio Público [Sainz-Cantero
Caparros].
La Sección II “Acción Civil” —arts. 11-15— del Libro Primero “Disposiciones
Generales” NCPP, plantea varios cambios significativos en sus seis artículos respecto de la
responsabilidad civil y el ejercicio de la acción civil, así como en relación a su tratamiento
procesal.
esta calificación. Su origen está siempre en una conducta que origina un daño civil y como
tal está prevista en las leyes civiles, aunque los textos penales limiten posteriormente las
acciones ejercitables en el proceso penal. Por tal razón, la respuesta judicial a la acción civil
nunca lo es de carácter penal, sino civil, la cual consiste en una restitución, en una
reparación o en una indemnización. [Asen- cio Mellado] .
La consecuencia jurídico-procesal de esta diferencia -que del delito nunca nace o
deriva responsabilidad civil alguna, sino solamente penal- estriba en el hecho de que la
resolución de la cuestión civil no está supedita a la emisión de una sentencia condenatoria.
Es posible que se imponga una indemnización civil en una sentencia absolutoria (art. 12.3
del NCPP).
Llevando esta lógica más allá, afírmanos que la condena a reparar un daño causado
por el delito no requiere la lesión efectiva del bien jurídico tutelado; lo que equivale a decir
a que es válida la responsabilidad civil en delitos de peligro, tal como se afirma en el
Acuerdo Plenario n.° 6-2006/CJ-l 16, de 13-10-06 “En los delitos de peligro, desde luego, no
cabe negar a priori la posibilidad que surja responsabilidad civil, puesto que en ellos —sin
perjuicio, según los casos, de efectivos daños generados por intereses individuales concretos-
se produce una alteración del ordenamiento jurídico con suficiencia, según los casos, para
ocasionar daños civiles, sobre el que obviamente incide el interés tutelado por la norma
penal”.
En esa línea, es válido también imponer una reparación civil al partícipe de un
hecho delictivo, aún cuando el autor no ha sido condenado e incluso que la condena civil
sobrepase los límites del injusto penal. En esa línea, la STSE de 19- 03-94 ha precisado que al
condenado penalmente por un delito de amenazas, se le condena también a indemnizar a la
víctima por los daños a la salud que derivaron de aquellas amenazas (depresión, ansiedad) y
cuya producción, obviamente, no es elemento típico del delito de amenazas.
La acción civil, en primer lugar, es de naturaleza privada porque corresponde al
perjudicado y para su interés particular (así lo ha decidido el Acuerdo Plenario n.° 6-
2006/CJ-l 16, de 13-10-06); en segundo lugar, es de índole patrimonial, que se refleja
siempre sobre el patrimonio, el cual debe poner en su prístino estado o aun mejorarlo, y, en
tercer lugar, tiene un carácter contingente, pues puede surgir en función de que exista daño
resarcible [Calderón/Cho- clán] y de que el legitimado no quiera ejercitarla [Florián],
aunque respecto de esta última nota es de acotar que el fiscal está obligado a instarla, salvo
renuncia o decisión de la víctima de intervenir por su propio derecho al constituirse en
acción civil (arts. 11.1 y 98 NCPP).
CENALES
270 PARTE CUARTA - ACCIÓN PENAL, ACCIÓN CIVIL Y OBJETO PROCESAL
Tiene, asimismo, una naturaleza disponible como cualquier otra acción civil, por lo
que su titular puede (i) desistirse de su ejercicio —sin perjuicio que se le autoriza a ejercerlo
en sede civil (art. 13 NCPP)—, así como (ii) transigir, sin que el fiscal pueda oponerse, a
cuyo efecto ya no solicitará reparación civil en su acusación —se entiende que si el
perjudicado insta la acción civil y se constituye en actor civil cesa esa obligación de solicitar
la reparación civil (art. 14 NCPP)—. Por otro lado, el actor civil y, en su caso, el fiscal tiene
el poder jurídico de exigir una sentencia motivada, exhaustiva y congruente, y su régimen
ha de ajustarse a las exigencias del principio dispositivo [De la Oliva], Además, la
reparación civil, a mérito de la acción civil ejercitada, en atención a los criterios de
imputación propios que la sustenta, puede declararse y fijarse con independencia de la
imposición de una pena o medida de seguridad (art. 12 NCPP).
La regla de unidad procesal del objeto penal con el objeto civil tiene mecanismos
propios de regulación. El NCPP permite desacumulaciones por razones específicas. Así, en
los casos que la persecución penal no pueda proseguir, tales como reserva o archivo
provisional del proceso o suspensión del mismo, el perjudicado puede hacerla valer en sede
civil. En ese caso se excepciona la regla de la litispendencia, consagrada en el art. 12.1 NCPP.
Por otro lado, independiente de las posturas que se sostengan sobre la naturaleza
de la responsabilidad ex delicto, la acción civil ejercitada en el proceso penal, esta debe correr
la suerte que establezca la ley procesal correspondiente. El Código de Procedimientos
Penales optó por un sistema de accesoriedad en sentido estricto, de forma que el juez penal
solo tenía competencia objetiva para resolver la acción civil en la medida en que se dictará
una sentencia condenatoria penal: solo si se condena al autor de los hechos es posible fundar
la pretensión civil. Por el contrario, frente a una sentencia absolutoria o el sobreseimiento
de la causa, el perjudicado debía acudir al proceso civil correspondiente a interponer su
demanda. Si bien se quiebra el principio de economía procesal al exigirse que el actor civil
inicie un nuevo proceso para hacer valer su pretensión, es cierto que la economía procesal,
en sí misma, no es un derecho fundamental.
Sin embargo, el NCPP decidió romper en forma definitiva con una accesoriedad
mal comprendida, de forma que se permite en la actualidad que, a pesar de una sentencia
absolutoria o el archivo definitivo por un sobreseimiento, el juez no esté impedido para
emitir una sentencia para satisfacer la pretensión civil [Asencio],
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272 PARTE CUARTA - ACCIÓN PENAL, ACCIÓN CIVIL Y OBJETO PROCESAL
CENALES
costa. Por ejemplo: difamación: publicación sentencia. Omisión de asistencia
familiar: pago de cuantías adeudadas.
C. Indemnización. Consiste en condenar al pago de una determinada cantidad de
dinero suficiente para cubrir todos los daños producidos por el delito. Surge
cuando no es posible la restitución y siempre que el delito produzca un perjuicio
patrimonial. Comprende todo evento lesivo producido por el delito e incluye
daños materiales, morales del perjudicado, su familia e incluso de terceros, así
como lucro cesante y daño emergente.
Existen otros contenidos de la acción civil ex delicio. El Código Penal, por ejemplo,
reconoce el pago de alimentos en los delitos de violación de la libertad sexual (are 178).
1. Introducción
Una vez promovida la acción penal y dictada la Disposición de Formalización y
Continuación de la Investigación Preparatoria, contra esta el imputado tiene tres clásicos
medios de defensa técnica: cuestión previa, cuestión prejudicial y excepciones. A través de
su ejercicio no se cuestiona el fondo del asunto, de la imputación, sino la corrección formal
de la incoación del procedimiento penal, instando su anulación o suspensión, según el caso.
Estos medios de defensa apuntan a obtener la concentración del juicio oral, eliminando
liminarmente todo tipo de obstáculo procesal.
2. Concepto
Es un requisito procesal que debe ser satisfecho a cabalidad, con toda regularidad,
antes de pasar a ejercitar la acción penal. Procede cuando no concurre o se
LECCIÓN NOVENA - ACCIÓN PENAL V ACCIÓN CIVIL 275
INPECCP
al proceso. Su admisibilidad no se condiciona por la existencia de la punibilidad, es
independiente de ella. Son condiciones de la persecución penal que, por regla general,
deben tenerse en cuenta en cualquier proceso, aunque también existen condiciones
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V. CUESTIÓN PREJUDICIAL
1. Concepto
Se parte de dos nociones básicas para intentar la adecuada definición de la cuestión
prejudicial. 1. La Ley penal material no siempre pone como elementos constitutivos,
excluyentes o modificativos de la responsabilidad penal hechos simples o materiales, sino
CÉSAR SAN MARTÍN CASTRO: Derecho Procesal Penal -
Lecciones
LECCIÓN NOVENA - ACCIÓN PENAL Y ACCIÓN CIVIL 277
más a menudo conceptos y a veces relaciones jurídicas del derecho civil, comercial,
administrativo, etc.; supuesto último en el que para fijar el hecho típico en la sentencia se
requiere, como antecedente lógico jurídico, aplicar una norma no penal en virtud de la cual
pueda afirmarse como existente o no existente tal relación. 2. Lo esencial para su
identificación es que esa relación jurídica constituya una materia, distinta de la penal y
antecedente de ella, que por sí sola pudiese formar el objeto de una declaración
jurisdiccional. La cuestión prejudicial, entonces, surge per se, en virtud de su ligazón jurídica
material con la cuestión de fondo, y es presupuesto del contenido mismo de la sentencia de
fondo, del sí del delito y de la pena o de la entidad o cuantía de esta [Gómez
Orbaneja/Herce Quemada].
Así las cosas, puede definirse las cuestiones prejudiciales como aquellas
configuraciones de la ley penal -elementos de hecho integrantes de un requisito del tipo
legal— que exigen, para poder dictar sentencia, entrar a dilucidar relaciones jurídicas
propias de otro orden jurisdiccional -precisan una valoración jurídico material-, que operan
como antecedente lógico jurídico del silogismo en que se ha de fundar la sentencia penal —
son previas e independientes del objeto procesal, y deben declararse a fin de poder obtener
la plena integración de la conducta— [Gimeno]. Se trata de puntos de conexión, que en sí
mismos autorizarían un enjuiciamiento en su orden jurisdiccional, pero que aparecen
unidos a materias de otra naturaleza de manera que requieren de un tratamiento conjunto
[Asencio].
Las cuestiones prejudiciales se sustentan en el principio constitucional de
seguridad jurídica y en la inmutabilidad de las sentencias. El fundamento inmediato es la
prevención de los efectos prejudiciales de la cosa juzgada, que prevé la vulneración del ne
bis in idem frente a decisiones que no tomen en cuenta sus exigencias normativas.
CENALES
2. Requisitos
Son cuatro: elementos de hecho, juicio de relevancia, valoración material y
competencia.
penal.
C. Valoración material. Los hechos -con significación jurídica— que integran el título
de imputación precisan de una valoración con arreglo a normas del derecho
material y consiguiente declaración jurisdiccional, previa e independiente de la
pretensión principal.
D. Competencia. Por regla general la competencia para valorarla corresponde al
Tribunal del orden jurisdiccional competente: civil, laboral, contencioso-
administrativo o penal. Pero se excluye aquellas cuestiones prejudiciales
incidentales que han de ser resueltas por el juez penal y cuyo fallo no produce
efecto alguno de cosa juzgada.
3. Clases
- Se pueden clasificar desde dos perspectivas: i) por su naturaleza, desde el derecho
material, son homogéneas y heterogéneas, y ¡i) por sus efectos procesales son devolutivas e
incidentales.
antijuricidad. El art. 5.1 NCPP se limita a prescribir que la suspensión del proceso penal está
sujeta a que “fuere necesaria en vía extra-penal una declaración vinculada al carácter
delictuoso del hecho incriminado”. Se trata, propiamente, de una ‘causa prejudicial’, de una
decisión previa de un juez distinto, que debe ser tomada como base de la decisión del juez
penal, en tanto en cuanto la relación o situación jurídica extrapenal o heterogénea sea
determinante de la existencia o inexistencia del delito [Cortés Domínguez].
En tal virtud, como el elemento clave es la necesidad de la existencia o inexistencia
del delito, de la definición del carácter delictuoso del hecho imputado o “relación
heterogénea de antijuricidad”, delimitada bajo el principio de la prevalencia de la
jurisdicción penal, es del caso reconocer la no devolución cuando:
(i) La solución de la cuestión prejudicial no sea imprescindible o necesaria
para la determinación de la conducta penal, que sería el caso de las cir-
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280 PARTE CUARTA - ACCIÓN PENAL, ACCIÓN CIVIL V OBJETO PROCESAL
cunstancias agravantes o atenuantes, que incluso determinen la variación del upo legal.
(ii) Cuando se trate de una mera conexión instrumental de normas, de tal suerte que, de la valoración de la cuestión
prejudicial, pueda depender la integración de la conducta penal, por poseer la cuestión una clara naturaleza de
incidente de previo pronunciamiento para la integración de la conducta objeto de imputación, y que hacen
imposible su separación —tales como la determinación de la ajenidad de la cosa o relación de depósito-, así como el
cuestionamiento de la legalidad del acto administrativo, puesto que deben entenderse que no tienen otro valor que
el de constituir meros presupuestos procesales (v. gr.: STSE de 05-11-91), o la determinación de la cuota defraudada
al fisco como elemento del tipo legal de defraudación tributaria (STSE de 21-12-01).
(iii) Cuando la ley o la jurisprudencia ha elaborado una doctrina propia y distinta sobre los temas civiles o administrativos
-definición de funcionario público, de cosa mueble- [Gimeno].
4. Tratamiento procedimental
A. Las cuestiones prejudiciales no devolutivas se dilucidan al momento de dictar sentencia, no antes. No requieren trámite
previo.
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