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17 millones de bebés respiran aire

contaminado
El aire contaminado puede afectar el desarrollo cerebral
de los niños. En UNICEF pedimos medidas inmediatas
para reducir la contaminación del aire.

Casi 17 millones de bebés menores de un año viven en zonas donde


la contaminación atmosférica excede al menos seis veces los límites
internacionales, una situación que les expone a respirar aire contaminado y
pone en peligro su desarrollo cerebral, según nuestra última publicación.
Más del 75% de estos niños –12 millones– viven en Asia meridional.
El documento, Danger in the Air, señala que respirar partículas de aire
contaminado puede dañar el tejido cerebral y debilitar el desarrollo
cognitivo, con consecuencias y retrocesos para el resto de su vida.
"Los contaminantes no solo dañan los pulmones en desarrollo de los
bebés, pueden dañar permanentemente sus cerebros en desarrollo y, por lo
tanto, su futuro", explica el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake.
"Proteger a los niños de la contaminación del aire no solo beneficia a los
niños. También beneficia a sus sociedades, porque reduce los costos de la
atención médica, aumenta la productividad y crea un entorno más seguro y
más limpio para todos".
Asia meridional se lleva la peor parte
Las imágenes por satélite revelan que en Asia meridional se encuentra la
mayor proporción de bebés que viven en las zonas más afectadas, con 12,2
millones de bebés en lugares donde la contaminación del aire
exterior excede seis veces los límites internacionales establecidos por la
Organización Mundial de la Salud. En la región de Asia oriental y el Pacífico
unos 4,3 millones de bebés viven en zonas que exceden seis veces el límite.
Según este documento la contaminación del aire, igual que una nutrición
deficiente, una estimulación incorrecta y la exposición a la violencia durante
los primeros y fundamentales 1.000 días de vida, afecta al cerebro en
crecimiento de los niños, por lo que puede repercutir en su desarrollo
durante la primera infancia:

• Las partículas ultrafinas de contaminación son tan pequeñas que pueden


entrar en el torrente sanguíneo, viajar al cerebro y dañar la barrera
hematoencefálica, lo que puede causar neuroinflamación.
• Algunas partículas de contaminación, como la magnetita ultrafina, pueden
penetrar en el cuerpo a través del nervio olfativo y el intestino y, debido a su
carga magnética, crear estrés oxidativo, el cual puede causar enfermedades
neurodegenerativas.
• Otros tipos de partículas contaminantes, como los hidrocarburos
aromáticos policíclicos, pueden dañar las zonas del cerebro que son
fundamentales para ayudar a las neuronas a comunicarse, lo cual constituye
la base para el aprendizaje y el desarrollo de los niños.
• El cerebro de un niño pequeño es especialmente vulnerable porque
puede sufrir daños con una dosis menor de sustancias químicas tóxicas que
el de un adulto. Los niños también son muy vulnerables a la contaminación
del aire porque respiran más rápido y también porque sus defensas y su
sistema inmunitario no están completamente desarrollados.

Contaminación y niños: propuestas UNICEF


El documento apunta medidas urgentes para reducir el impacto de la
contaminación del aire en los cerebros de los bebés:

• Reducir la contaminación del aire invirtiendo en fuentes de energía más


limpias y renovables para reemplazar la combustión de fósiles;
proporcionar acceso asequible al transporte público; aumentar los espacios
verdes en zonas urbanas; y ofrecer mejores opciones para la gestión de
desechos a fin de evitar la quema al aire libre de productos químicos
nocivos.
• Reducir la exposición de los niños a los contaminantes procurando que
se desplacen durante los períodos del día en que la contaminación del aire es
menor; proporcionar máscaras de filtración de aire apropiadamente
ajustadas en casos extremos; y establecer una planificación urbana
inteligente para que las principales fuentes de contaminación no estén
ubicadas cerca de escuelas, clínicas u hospitales.
• Mejorar la salud general de los niños para facilitar su capacidad de
recuperación. Esto incluye la prevención y el tratamiento de la neumonía, así
como la promoción de la lactancia materna exclusiva y una buena nutrición.
• Mejorar el conocimiento y el seguimiento de la contaminación del aire.
La reducción de la exposición de los niños a los contaminantes y las fuentes
de contaminación del aire comienza por comprender en primer lugar la
calidad del aire que respiran.

Además, incluye acciones inmediatas que pueden realizar los padres para
reducir la exposición de los niños en el hogar a humos dañinos derivados
del tabaco y del fuego de cocinas y calentadores.
"Ningún niño debería tener que respirar aire contaminado, y ninguna
sociedad puede permitirse ignorar la contaminación del aire", asegura Lake.

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