Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Jackson Peterson
Traducción al español
Martin Fernandez Cufre
Dedicatoria
1 Nota del Traductor (NT): Esta es la primera vez que se menciona esta distinción, que es
fundamental en esta obra y este tipo de enseñanzas, y es preciso tenerla presente dado que es
un uso especial de estos términos. Conciencia y cognición son los términos que usamos en esta
obra para traducir dos términos ingleses: awareness y consciousness. Estos denotan dos aspectos
de la vida psíquica que en español no tienen diferenciación clara, específicamente la palabra
awareness no tiene traducción específica al español, y el intento de hacerlo lleva a inevitables
rompederos de cabeza donde se adoptan traducciones horribles e imprácticas, como darse cuenta,
concienciación y similares. Awareness es la cualidad de apertura a la experiencia de cualquier tipo,
por lo que a veces se la traduce como vigilia, lucidez, etc. Aquí la traducimos por conciencia dado
que refiere a la cualidad consciente que subyace a toda experiencia posible. Cognición traduce aquí
consciousness y refiere al conjunto de procesos cognitivos/psicológicos/perceptuales/mentales
que construyen la experiencia ordinaria dándole marcos de organización en sentido
representativo. Entonces, aquí conciencia es más fundamental, primordial y comprehensiva,
mientras que cognición refiere a la experiencia construida y delimitada que, sin embargo,
mantiene su naturaleza como conciencia, aunque generalmente ignorada por esa misma
cognición, dada su fijación en parámetros y objetos formales, mientras que la naturaleza de la
conciencia no es una cualidad, objeto o parámetro específico, por lo que es imposible reconocerla
una modalidad natural de percibir. Dañarla o mejorarla de cualquier
modo es una imposibilidad. Ya sea que el cuerpo esté vivo o muerto,
esta se mantiene como el ojo de la experiencia. No es algo que
poseemos, sino lo que realmente somos. Esta presencia consciente
primordial, inmutable y atemporal es lo que se reconoce en los
momentos de iluminación. Esta conciencia primordialmente perfecta
es lo que los maestros iluminados intentan “señalar” a sus estudiantes.
Si tienen éxito, la perspectiva del estudiante en la vida quedará
transformada repentinamente y para siempre. Esta es la realización a la
que todos los maestros de las distintas tradiciones señalan. Llamo
Inteligencia o Conciencia Cuántica a esta conciencia omnipresente,
pues permea todos los niveles y aspectos de la realidad.
Lo que enseño y he enseñado por muchos años en retiros, clases
grupales de meditación y sesiones privadas, son los métodos más
esenciales y avanzados que facilitan esta auto-revelación inmediata. Este
libro ofrece instrucciones de “señalamiento” y enfoques que cualquier
persona, sin ninguna experiencia previa, debería poder usar fácilmente
y con muy buenos resultados. Usualmente, la mayoría de los caminos y
maestros ofrecen un enfoque basado en un proceso gradual de
transformación y purificación, en el que se dedica mucho tiempo a
reparar, mejorar y modificar los estados mentales de los que partimos.
Es un intento de mejorar la personalidad y el yo a lo largo de un proceso
de “iluminación”. El enfoque que presento aquí es mucho más radical
y se basa en el reconocimiento del núcleo interno de nuestra conciencia,
que ya es perfecto e iluminado y no necesita corrección o mejora alguna.
Carece de condicionamientos y “defectos” desde el principio del
tiempo, solo que no nos damos cuenta. En cambio, nuestras mentes
están constantemente enganchadas en otro nivel de conciencia que se
centra en la noción mental de un “yo”, mi historia y mis cosas. Esta
fijación en “mí” es la causa del cien por ciento de nuestro sufrimiento
mediante la cognición (que para conocer algo necesita identificar alguna cualidad, objeto o
parámetro).
emocional. Es como si estuviésemos caminando en un sueño la mayor
parte del tiempo, absortos en nuestras historias personales. Los métodos
que comparto tienen la cualidad de despertarnos repentinamente de
nuestro estado de trance, para descubrir el espacio abierto de la libertad,
gozo y amor incondicional total, un estado que siempre ha estado
presente, pero que siempre ha pasado desapercibido.
He encontrado personalmente que todas las respuestas que buscamos
están dentro de nuestra propia conciencia y sabiduría interior. Aquello
que buscamos ya está plenamente presente dentro nuestro. Solo
necesitamos saber cómo acceder a este rico tesoro de sabiduría, felicidad
e iluminación. Lo que este libro ofrece son los métodos de acceso
directo. La aplicación de los métodos que describo puede generar
fácilmente el reconocimiento del gozo intrínseco y natural del ser.
Llamo Camino de la Luz a los métodos que presento de modo genérico,
por motivos que descubrirán al leer los capítulos siguientes. Al descubrir
nuestra “verdadera naturaleza”, descubrimos un reino interno cuya base
es el gozo, la sabiduría y el amor incondicional. Al actualizar y potenciar
nuestra “vida verdadera” traemos beneficios para todos.
Para comenzar, quisiera compartir algunas experiencias inexplicables
que tuve en Arabia Saudita y en los cerros de la base de los Himalayas,
en la frontera norte de la India, en una tierra conocida como Valle de
Cachemira. Fue en estos lugares antiguos y místicos que encontré por
primera vez revelaciones de una dimensión de la que no sabía nada
antes. Viví personalmente lo que muchos solo habían leído en historias
o referencias indirectas. Estas y otras experiencias que compartiré
fueron el alimento de mis investigaciones, que finalmente culminaron
con la escritura de este libro.
Capítulo 1
Revelaciones de lo invisible
2 NT: Realization en el inglés original suele traducirse en obras vinculadas al budismo como
realización, pero esta palabra tiene en español una connotación de éxito de un esfuerzo activo,
La mayoría de nosotros estamos constantemente en busca de
felicidad y plenitud a través de relaciones, conquistas y adquisiciones.
Sin embargo, parece que nunca logramos estabilidad duradera en
nuestra búsqueda. Esta búsqueda infinita es lo que las tradiciones
orientales designan con la palabra samsara, que nos presenta la imagen
de “correr en círculos” o de un hámster corriendo desesperadamente
dentro de su rueda, sin llegar a ninguna parte. En definitiva, este
esfuerzo solo produce más sufrimiento e insatisfacción. Corremos por
aquí y allá buscando felicidad y plenitud, sin considerar la posibilidad
de que lo que buscamos ya esté completo en nosotros. No se trata de
gritar, inundados de egoísmo, “¡ya tengo todo lo que quiero dentro de
mí mismo!” sino de reconocer “¡lo que antes creía ser ahora incluye a
todos los seres y cosas!” Esto ocurre mediante un desplazamiento radical
en la identidad personal de un yo muy definido y limitado a una matriz
viva e indefinida de posibilidad y totalidad interdependiente. Tras este
reconocimiento permanecemos en un gozo natural y un sentido de
unidad que nos parece energizado por la existencia misma.
Descubrimos que nuestro sufrimiento y descontento no estaba
basado en el fracaso de lograr lo que deseábamos, buscábamos y
soñábamos, sino en no comprender quién era el “buscador”. Cuando
no sabemos quiénes somos en relación a la vida en su sentido más
amplio, intentamos aliviar la angustia existencial y la sensación de
separación engendrando un flujo constante de gratificaciones
narcisistas para distraernos de nuestro dilema básico. Algunas personas
se vuelven extremadamente hábiles en el juego de la gratificación egoica,
pero en algún punto, cuando la persona siente que “ya lo tiene todo”,
el juego deja de servir como distracción y siente un vacío existencial
respecto a todo lo que “conquistó”. Repetimos: no hallaremos la causa
de nuestro sufrimiento en nuestros fracasos en relación a los desafíos de
la vida, sino que se debe a no comprender quiénes somos y cuál es
que no es el foco en el inglés, donde realize es reconocer algo, darse cuenta de algo que ya era
así, pero que ignorábamos.
nuestra relación con la vida. No hay duda alguna de que existimos de
alguna manera, pero respecto a quiénes y qué somos, la situación no es
tan clara.
Desde nuestros primeros años, creamos muchas definiciones
respecto a nosotros mismos y después nos encontramos influenciados
por esas imágenes por el resto de nuestras vidas. El yo que consideramos
que somos está constituido enteramente por nuestros propios
pensamientos. En el transcurso de nuestra vida podemos atravesar todo
tipo de experiencias condicionantes, pero el modo en que esas
experiencias nos afectan está determinado por nuestros pensamientos
en relación a ellas. También es posible que haya un aspecto del ser
espiritual manifestándose en y como nosotros, que revelará un sentido
existencial profundo. Sin embargo, al mismo tiempo existe nuestro yo
imaginario, construido enteramente por pensamientos que reflejan
nuestro condicionamiento. A este último se le llama ego o yo en la
psicología y en nuestro uso cotidiano. El otro es lo que se revela en la
“iluminación”. La diferencia entre ambos está solo a un pensamiento de
distancia.
Para aclarar, entonces, nuestro sentido de identidad es un producto
de nuestros pensamientos. Por lo tanto, si nuestro sufrimiento y
descontento general en la vida está causado por pensamientos falsos e
imaginarios en relación a nuestro sentido de identidad, entonces parece
una opción muy razonable reconocer plenamente la naturaleza del
pensamiento y su poder para beneficiar o dañar nuestro sentido general
de bienestar. De hecho, las tradiciones orientales han llegado a la misma
conclusión hace 3000 años. Los maestros de las grandes tradiciones
enseñan y han enseñado que el portal de la iluminación comienza con
la comprensión de la naturaleza del pensamiento. Así que debemos
entrar por el mismo portal si pretendemos arribar al mismo destino: la
iluminación y liberación del sufrimiento personal.
Muchos excelentes maestros contemporáneos señalan la importancia
de no caer en el engaño de nuestros pensamientos y no creer siempre
en los mensajes que estos nos ofrecen, especialmente en el caso de los
pensamientos negativos. Otros hablan acerca de liberarnos de las
infinitas historias que nuestras mentes tejen mediante el pensamiento,
la imaginación y las creencias que nuestra ansiedad personal y
sufrimiento emocional disparan. Enseñan a no creer lo que nuestros
pensamientos nos dicen, especialmente los pensamientos negativos que
producen ansiedad, preocupación y a veces estados emocionales
depresivos. No cabe duda de que este es un excelente consejo, dado que
tenemos la posibilidad de reconocer cómo nos deprimimos a nosotros
mismos o nos creamos ansiedad mediante nuestros propios procesos de
pensamiento supuestamente voluntarios. Suele ocurrir que nos
obsesionamos con resultados negativos futuros posibles o con eventos
irreparables del pasado, llenos de arrepentimiento y tristeza. Aprender
que podemos liberarnos de estados emocionales molestos mediante el
reconocimiento de nuestros patrones de pensamiento negativos resulta
invaluable. Pero antes de pensar en términos de liberarnos de estados
emocionales negativos, primero debemos comprender su origen.
Tal como el Buda señaló correctamente hace 2500 años, lo que
somos es el resultado de nuestros pensamientos. Se ha dicho también
que somos el resultado de nuestras experiencias, pero añadiría que
somos el resultado de lo que pensamos acerca de nuestras experiencias.
Y esto significa que el modo en que nos sentimos, nuestro estado
emocional actual, está determinado por nuestros pensamientos. Si esto
es verdadero, entonces debemos descubrir esto nosotros mismos. El
mejor modo de hacer esto es examinar la naturaleza de nuestros
pensamientos.
Para que podamos mantenernos “en sintonía” en relación al tema de
los pensamientos, sugiero que hagas los ejercicios cortos que siguen. No
te limites a leer los ejercicios; juega un poco con ellos. No estoy
intentando transmitir una comprensión conceptual árida acerca de la
mente y los pensamientos, sino que es una invitación a una
investigación directa del tema. Es posible que surjan algunas intuiciones
de esta investigación, que serán la base de una comprensión experiencial
necesaria para apreciar completamente lo que sigue en los capítulos
siguientes.
Tómate un momento y simplemente nota tus pensamientos mientras
pasan por tu mente. Adopta la perspectiva de que estás mirando el cielo,
viendo pasar las nubes. En este caso las nubes que pasan son tus
pensamientos pasando por la conciencia. No juzgues los pensamientos
ni te quedes enganchado en sus historias; solo observa lo que aparece y
desaparece en tu mente.
Es posible que nos percatemos de que hay dos aspectos relevantes en
nuestra experiencia: los pensamientos que observamos y el hecho de que
hay algún tipo de observador consciente de esos pensamientos. El
observador está notando que las nubes pasan. Los pensamientos
aparecen y desaparecen, pero esta cualidad observadora parece estable.
También podemos usar la analogía de un espejo y sus reflejos. En tanto
el observador de tus pensamientos, eres como el espejo. Los
pensamientos son como reflejos que aparecen y desaparecen en el
espejo. Así que tómate unos minutos y simplemente observa tus
pensamientos mientras aparecen, como si fueras un espejo que no tiene
interés alguno invertido en cualesquiera reflejos que aparezcan.
Ahora bien, esta vez, en lugar de enfocarte en los pensamientos,
enfócate en ti mismo como observador. Están los eventos de la mente y
su observador. Tómate un tiempo y nota esta cualidad observadora en tu
mente. Puede ayudar si sientes que tu conciencia está ubicada justo
detrás de tus ojos. Tu conciencia es ese ver que está recibiendo todas las
percepciones visuales. En plena luz del día o en una habitación bien
iluminada, cierra los ojos y dirige tu atención al interior de tus párpados.
Nota que la luz exterior que ilumina tus párpados produce una visión
interior de un tono anaranjado-rojizo. Mientras observas esta luz
anaranjada-rojiza en el interior de tus párpados, intenta sentir dónde
estás tú, como observador consciente, en relación a esa luz. Es posible
que sientas que estás a unos pocos centímetros por atrás de tus ojos,
mirando la luz hacia adelante, o que estés ahí mismo en la luz, o incluso
en la parte posterior de tu cabeza mirando hacia la luz delante de ti
desde cierta distancia.
¿Hay alguna distancia entre ti como observador y la luz que
experimentas?
Cualquiera sea tu experiencia, al menos tienes el sentido claro de ser
un observador y aquello que observas, la luz. Ahora cambiemos el objeto
que observamos de la luz a un pensamiento o imagen mental. Con los
ojos cerrados, forma una imagen mental de un perro, cualquier perro.
Nota que está el perro y tu sentido de ser el observador de la imagen.
Lleva tu atención hacia ti mismo como el observador y nota qué ocurre
con la imagen del perro. Cuando desplazas la atención a la perspectiva
subjetiva de “visor”, la imagen del perro se desvanece o desaparece. Y a
su vez, mientras más te enfocas en los detalles del perro, tu sentido de
ser el observador se desvanece. Usando este principio, es posible
obtener un gran alivio cuando nos sentimos alterados por un
pensamiento o preocupación en particular. Observa tu pensamiento
inquietante y entonces desplaza tu atención hacia ti mismo en tanto
observador o testigo del pensamiento. Puedes desplazar tu atención
hacia uno u otro lado, desde la posición subjetiva de “testigo que
atestigua al testigo” a la posición de “testigo que atestigua el
pensamiento” varias veces. Esto debería aliviar la mayor parte de la
intensidad de cualquier incomodidad asociada. Este método también
funciona bien con estados emocionales.
Ojalá hayas podido notar que esta cualidad “observadora” que
percibe tus pensamientos está en la posición desde la que tú estás
mirando. Las demás partes de este libro explorarán esa cualidad
observadora de la mente, cuál es su naturaleza verdadera y cómo se
relaciona con la iluminación espiritual. Aprenderás que la conciencia
observadora no depende de tus pensamientos, emociones,
sentimientos, percepciones sensoriales o sentido de identidad para
existir. Es verdaderamente otra dimensión y tu naturaleza espiritual real
e inmutable. Tú eres siempre tú, la cualidad conocedora y observadora
inmutable en toda experiencia.
Echemos otro vistazo a nuestras mentes:
Para este ejercicio puedes permanecer exactamente donde estás o
puedes encontrar un lugar tranquilo para sentarte sin distracciones. A
continuación, registra tu estado mental, los pensamientos e imágenes
que pasan frente a tu conciencia. Observa si puedes notar un “hueco”
ocasional libre de pensamientos entre la desaparición de un
pensamiento y antes de que aparezca el siguiente pensamiento. Este
hueco puede durar solo uno o dos segundos, pero puedes observarlo.
Tómate unos momentos hasta que hayas notado un espacio vacío donde
no aparece ningún pensamiento. Una vez que lo hayas logrado, hazlo
de nuevo pero esta vez observando cómo el observador se mantiene ya sea
que haya un pensamiento o no. Trabaja con esto por varios minutos si
es necesario, hasta que se haya hecho claro que tú en tanto observador
inmutable estás presente ya sea que los pensamientos aparezcan o estén
ausentes.
La búsqueda de todas las tradiciones espirituales que consideran a la
iluminación como su meta es la clarificación acerca de qué es esta
cualidad observadora o consciente de la mente. Algunas preguntas para
tener en cuenta: ¿El observador de los pensamientos es un pensamiento?
¿Esta conciencia observadora es una función del cerebro o es algo que
existe independientemente del cuerpo y el cerebro? Dado que puede
observar los pensamientos como si fuera independiente y algo separado de los
pensamientos, ¿significa esto que esta conciencia observadora no está
condicionada por las actividades de la mente?
Al revisar y repetir estos ejercicios teniendo presentes estas preguntas,
es posible que obtengamos una comprensión experiencial e intuitiva
más profunda acerca de la naturaleza de la conciencia y la realidad. El
reconocimiento que “nosotros” somos esa conciencia observadora
resulta crucial al descubrir que no somos los pensamientos o imágenes
que observamos. Al profundizar más aún en la naturaleza de esta
conciencia, descubrimos que no tiene cualidades fijas aparte de la
capacidad de observar. Está siempre en el ahora, observando. Incluso
cuando estamos ocupados con recuerdos, aquello que está notando los
recuerdos de “entonces” está en el momento actual del ahora. Solemos
pensar o decir que cuando estamos involucrados con el recuerdo de un
momento pasado, nuestra mente está absorta en el pasado. Pero el
recuerdo está teniendo lugar ahora, en la forma de una imagen mental
creada ahora en base a la experiencia pasada y el observador de ese
recuerdo también está siempre en el momento presente. También
podemos notar esa cualidad de observación invariable al considerar los
pensamientos sobre el futuro. La conciencia está siempre en el
momento actual y no existe alternativa posible.
Consideremos ahora cómo esta conciencia invariable y observadora
está presente no solo en tanto perceptora de los pensamientos y
fenómenos mentales, sino también de todas nuestras experiencias
sensoriales y perceptuales del “mundo exterior”. En nuestra vivencia
corporal experimentamos cinco sentidos. Lo que reconocemos es la
naturaleza de esos cinco sentidos. La experiencia de los cinco sentidos
está siempre libre de condicionamiento, pensamiento e historias. La
vivencia perceptual directa, que siempre precede a nuestros
pensamientos y las etiquetas que aplican a las percepciones, es en sí
misma pura, libre e inmaculada por descripciones. Sin embargo, al
microsegundo siguiente, la mente realiza su interpretación de
significados y definiciones. Presta atención ahora y nota cómo al mirar
lo que estás viendo, tus pensamientos no afectan los colores y texturas
de la información visual cruda. Después observa también que lo mismo
se aplica a todas las sensaciones físicas, incluyendo el gusto y el olfato.
Así que lo que está en tu mente no tiene efecto alguno sobre el
funcionamiento de los cinco sentidos. Los cinco sentidos están ahí por
defecto, no necesitan del permiso de la mente, tal como tu piel.
También hay otro factor que está presente dentro de toda experiencia
perceptual, este observador de la experiencia que hemos estado
discutiendo. Alguien o algo es sintiente de la experiencia cruda de los
cinco sentidos. Llamémosle conciencia. Es el observador que
mencionamos antes, la lucidez observadora que eres realmente. Esta
conciencia no ocurre después del hecho, como la mente pensante, sino
que está presente en el mismo momento perceptual de la experiencia.
Así que no es la mente o los pensamientos; podríamos decir que es una
pre-mente. Y lo que llamamos mente son las funciones del pensamiento,
la memoria y la imaginación. Esta conciencia testigo también está presente
cuando la mente está evaluando e interpretando las percepciones
mientras ocurren. Y también continúa estando presente después de que el
pensamiento y las percepciones cesaron. En calma mental total, la
conciencia sigue consciente del “estado calmo”. Así que podemos
concluir claramente que la conciencia no depende de la mente, los
pensamientos o las imágenes mentales. Como los cinco sentidos, la
conciencia está ahí por sí misma, como la médula de tus huesos.
Mientras más permanecemos en el modo de conciencia de solo
observar los fenómenos internos y externos, surge una certeza más
profunda del conocimiento de lo que somos. La naturaleza invariable de
la conciencia es un estado del ser. Es nuestro rincón calmo y tranquilo.
Es nuestra seidad 3 verdadera e invariable, el mismo sentido general de
simplemente ser que teníamos cuando éramos niños, adolescentes,
adultos jóvenes y quienes somos ahora. Cuando miramos atrás, a
nuestros primeros años, parece que nunca no hemos sido nosotros.
¿Quién más podríamos haber sido? Es posible que tengamos todo tipo
de definiciones de nosotros mismos, pero, aun así, hay un sentido de
ser simplemente una presencia consciente que no cambia con el tiempo.
Muchos ancianos cuentan que se sienten exactamente igual, en el
sentido de ser la misma persona, que eran en su juventud. Nuestros
3NT: Beignness en el original. Expresa la mera cualidad de ser en y por sí misma, sin
quedar asignada o limitada a ninguna característica en particular.
roles pueden cambiar, pero no así la conciencia que experimenta esos
roles. La seidad indefinida tiene una cualidad consciente permanente. Si
comprendemos en la experiencia y reconocemos completamente dicha
seidad, en todas sus ramificaciones espirituales, y tal como se ve desde
esa perspectiva, estamos iluminados.
Lo más fundamental para nosotros es nuestra noción de existir
siendo. Esta cualidad de ser no parece depender de nada material, en el
sentido de cómo nos vemos, sentimos o actuamos. Tampoco se ve
afectada por nuestra mente o cómo pensamos acerca de nosotros
mismos. La expresión “pienso, luego existo” no revela lo que precede al
pensamiento. No sabemos que existimos simplemente porque
pensamos, sino que sabemos que existimos porque somos conscientes.
El pensamiento no es una validación mayor de la existencia que
cualquiera de los cinco sentidos, así que pensar no es la prueba. La
conciencia de que estamos pensando, sintiendo o percibiendo es
confirmación de ser. La conciencia es más fundamental. Ser es ser
consciente. Ser consciente es ser. La conciencia es intrínseca a nuestro
ser.
Si pasamos algo de tiempo ya sea contemplando o simplemente
notando nuestros procesos mentales, podemos percatarnos de que, en
momentos de quietud, libres de pensamientos, hay un sentido claro y
desnudo de seidad consciente. Podemos notar fácilmente que ese
sentido básico de ser es siempre consciente. También podemos notar
que parece haber un poder de atención, con el que creamos el estilo de
nuestra experiencia. Por ejemplo, podemos dirigir nuestra atención a
pensamientos negativos, y al enfocarnos más en pensamientos
negativos, podemos desarrollar estados anímicos y emociones negativas.
También podemos enfocar nuestra atención en pensamientos positivos,
y al hacerlo experimentamos estados de ánimo y emociones positivas.
La atención es una potencia de la conciencia. El poder de la atención
alcanza también al mundo físico de la experiencia. Al enfocar nuestra
atención en el logro de alguna meta en la vida, realizamos ese
pensamiento inicial de una meta y lo hacemos realidad. Literalmente,
todo lo que logramos mediante el esfuerzo en la vida está dirigido por
el poder de nuestra atención.
Entonces, el ser tiene esta cualidad consciente. La conciencia tiene la
capacidad de atención. La atención es el conducto de la intención, que es
el pulso creativo que surge del ser y vitaliza todo el proceso del vivir en
el mundo. La intención se manifiesta primero como pensamiento, la
idea a intentar. La acción surge de la intención de hacer algo.
Es importante lograr una comprensión de la naturaleza de nuestras
intenciones. Usualmente nuestro sufrimiento se deriva de intenciones
de resistir algún aspecto de la realidad o alguna situación vital. Creamos
nuestro propio sufrimiento al tener intenciones de que las cosas sean
diferentes de lo que son. Después nos frustramos por no poder realizar
nuestra intención. También nos sentimos decepcionados o deprimidos
por cosas que no resultan tal como eran nuestras intenciones. Todo
nuestro día está “impulsado” por la intención. Algo muy provechoso
podría ser preguntarte durante el día cuáles son tus intenciones. Por
ejemplo, podemos notar cuántos estados emocionales están
relacionados a las intenciones que generamos. Lograr claridad en este
tema puede proporcionarnos un gran alivio, cuando comprendemos
claramente qué estamos creando para nosotros mismos mediante
nuestras intenciones. De hecho, nuestra visión del mundo entera,
positiva o negativa, está basada solo en nuestros propios pensamientos
e intenciones generadas en la mente. Teniendo esto en cuenta, demos
otro vistazo a lo que está notando esas intenciones y pensamientos.
Tómate un momento para observar tus pensamientos e intenciones
mientras surgen y se desvanecen. En el momento de notar el
pensamiento, rápidamente enfoca tu atención en ti mismo en tanto
conciencia observadora. ¿Qué pasó con el pensamiento o intención
cuando repentinamente te concentraste en el observador? Si trabajas
con esto por un tiempo te darás cuenta de que cuando diriges tu
atención sobre ti mismo en tanto conciencia observadora, el
pensamiento se desvanecerá, tal como vimos antes que ocurría con la
imagen del perro. Esta es una clave para lo que en ciertas tradiciones de
meditación del budismo tibetano se conoce como auto-liberación de
pensamientos. Mediante este método nos liberamos de sufrimientos
emocionales y psicológicos. El elemento más importante del método es
el poder de la atención. Desplazamos nuestra atención hacia esta
cualidad observadora de la conciencia que es el observador de nuestros
pensamientos. Al liberar la atención del pensamiento, este ya no recibe
energía. Nuestra atención es lo que sostiene nuestros pensamientos,
historias y estados emocionales.
Hagamos un resumen de cómo aplicar esto de modo práctico. Por
ejemplo: siéntate en una silla o almohadón cómodo en el piso. Ahora
cierra los ojos y recuerda el sentimiento de cólera. Mientras
experimentas este sentimiento de cólera, solo observa la emoción y
cómo se siente tu cuerpo. Después de un momento, lleva tu atención a
la conciencia que observa el sentimiento de cólera. La cólera es el objeto
de observación y tu conciencia es el sujeto que observa, así que estás
desplazando tu atención del objeto al sujeto. Nota qué cambios ocurren
cuando haces esto. En la mayoría de los casos, la cólera se reducirá o
desaparecerá completamente. Cuando ganes experiencia con esto,
inténtalo nuevamente, pero esta vez con un sentimiento de tristeza.
Después inténtalo con el miedo. Y después prueba con la ansiedad.
Piensa acerca de qué estados emocionales parecen ser los más difíciles
en tu experiencia de vida, y haz el ejercicio con cada uno de ellos. La
idea es que, al hacer esta práctica con cierta regularidad, puedes tener
éxito con las experiencias concretas de la vida de estados emocionales
negativos en el momento en que surgen. La lección que aprendemos es
que con solo permanecer en la condición de observador desapegado de
los estados emocionales negativos en cuanto surgen, no serás tu propia
víctima.
Así que resumamos el proceso general que estamos discutiendo.
En primer lugar, tenemos al ser. Notamos que el ser es consciente y
que, mediante las funciones mentales, tiene la capacidad de atención e
intención. Los pensamientos surgen de la intención de conceptualizar.
Después energizamos aún más esos pensamientos manteniendo nuestra
atención enfocada en ellos. Así es como creamos historias en nuestra
mente, así como también generamos acción en nuestras vidas. Ese
también es el mecanismo que hace que persista el sufrimiento, que es la
vitalización continua de esos pensamientos negativos en la mente, al
prestarles atención. Sin la atención constante de la mente, esos
pensamientos se desvanecen. Esto también es verdad acerca de los
pensamientos particulares que llamamos problemas. Los problemas solo
existen en nuestras cabezas. No existen problemas en el universo.
Puedes buscar todo lo que quieras, pero nunca encontrarás un
problema “ahí afuera” pues todos los problemas están “aquí adentro”.
Esto no quiere decir que no haya situaciones que requieren atención en
la vida cotidiana, pero esas situaciones solo se vuelven problemas
cuando las notamos y después pensamos acerca de ellas. El problema no
es la situación sino el pensar acerca de ella. Lo que crea estrés es el pensar
acerca de ella, no la situación misma.
¿Y si en lugar de poner nuestra atención en los pensamientos,
simplemente dejamos que nuestra atención descanse pasivamente
dentro de la conciencia en tanto alerta atenta o presencia vacía, tal como
un niño contemplando una escena fascinante? Simplemente
permanecemos en apertura y presencia total de la conciencia
observadora. Mientras cesa o disminuye la tendencia a mantenernos
compulsivamente en el modo de pensamiento, iremos necesitando
menos enfocar la atención para permanecer en conciencia sin
pensamiento. La atención se vuelve como un perro bien entrenado que
se sienta obediente a los pies de su dueño, esperando la próxima orden
para actuar. En la mayoría de las enseñanzas budistas como el zen y en
ciertas tradiciones tibetanas, esta alerta pasiva pero vívida, “el descanso
y relajación de la atención en la conciencia”, constituye la práctica. No
es la iluminación, pero es el contexto en el que comprensiones y
penetraciones intuitivas mucho más profundas se desarrollan y surgen
espontáneamente. Cuando esta práctica se estabiliza, simplemente
continuamos en y como esta cualidad natural de observación. En esta
condición relajada, la mente está clara, atenta y abierta. Se siente una
cierta cualidad del ser, espaciosa y transparente, que es muy serena y
tiene una gran capacidad de responder a las necesidades del entorno y
las relaciones personales.
Preguntas y respuestas
Pregunta: ¿Qué es un pensamiento?
Respuesta: El pensamiento es energía mental con un mensaje, como
una nube con algo escrito en ella, con una cierta duración en el tiempo.
En esencia, es información semitransparente. La información puede
señalar algo relevante o puede ser una distracción inútil, y en cualquier
caso no tiene sustancia real. Al enfocar nuestra atención en un
pensamiento, parece volverse más sólido. Cuando lo dejamos en paz, se
desvanece y desaparece por sí mismo.
Pregunta: ¿Y si mi mente está tan llena de pensamientos que no puedo
realmente notar ningún observador separado que parezca mantenerse
apartado de los pensamientos?
Respuesta: A veces esto le pasa a todo el mundo. Cuando la mente
está tan llena de pensamientos, a veces es mejor enfocarse en el cuerpo
o en la experiencia sensorial en lugar de la mente. Yo recomiendo
enfocarse en la respiración. Sentado o recostado, simplemente enfócate
en notar la experiencia del paso del aire por las narinas y después sigue
cómo el aire llena los pulmones. Cuando los pulmones hayan llegado a
su punto natural de plenitud, nota cómo el aire comienza a salir por las
narinas y las sensaciones que tienes cuando el pecho comienza a vaciarse
y relajarse. Mientras exhalas, ralentiza un poco la respiración y extiende
la duración de la exhalación hasta llegar a una relajación total y haz una
pequeña pausa antes de volver a inhalar. Durante la pausa, solo nota la
experiencia de relajación por un momento. Después comienza el ciclo
nuevamente. Haz esto por unos cinco minutos o hasta que te sientas
más relajado y practica entonces nuevamente el ejercicio de observar los
pensamientos.
Pregunta: ¿El objetivo de estas prácticas es deshacerse de todos los
pensamientos?
Respuesta: No, en absoluto. Los pensamientos son la expresión
natural de la mente. Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos
percatamos de cómo creamos nuestros propios estados mentales de
incomodidad mediante el proceso aparentemente voluntario de nuestro
pensamiento. Culpamos al entorno o a las personas que tenemos cerca.
Somos totalmente ciegos a nuestra propia participación a través del
pensamiento, el juicio y nuestros esfuerzos para manipular al mundo de
la experiencia para que sea como nosotros preferimos. Sin embargo,
mientras vamos reconociendo nuestra propia condición en tanto esta
conciencia observadora, nos identificamos menos con nuestros
pensamientos. Como estamos más desarrollados en el modo de ser el
observador de las experiencias internas y externas, los pensamientos
parecen menos tensos y sólidos. Podemos comenzar a ver a través de la
confusión de nuestros pensamientos e historias. Notamos que nuestras
percepciones sensoriales son más vívidas. Los colores parecen ser más
intensos y los sonidos más nítidos. No se trata de que nuestros sentidos
estén funcionando mejor, sino que nuestra atención se está relajando
en un estado de apertura sin fijación. Mientras nos relajamos más y más
en esta apertura, las actividades frenéticas de la mente comienzan a
ralentizarse y eventualmente puede surgir una quietud natural. Surge
una cualidad intuitiva creativa y juguetona que parece reemplazar gran
parte del modo compulsivo de “pensamiento y preocupación” al que
estamos habituados. Es este estado mental más despreocupado lo que
hace que la vida sea más divertida y menos “esforzada”. La vida parece
fluir sin necesidad de forzarla en uno u otro sentido.
Pregunta: ¿Hay algún método o aplicación de lo que has compartido
que permita reducir la sensación general de inquietud y descontento?
Respuesta: Todas las causas de descontento e inquietud se relacionan
con nuestras creencias, encarnadas en nuestros pensamientos. Imagina
por un momento que tus creencias sobre todas las cosas se
desvanecieran repentinamente y tu mente quedara libre de
pensamientos. Entonces, no podrías tener problemas o preocupaciones
en ella. No tendrías concepto de relativo y absoluto. No tendrías
concepto de yo y otro. No tendrías concepto de restricción y liberación.
No tendrías sentido de “búsqueda”. No tendrías sentido de “unidad” y
separación. No tendrías concepto de sufrimiento y liberación. Mientras
permanecieras en este momento de presencia total, más allá de la mente
pensante, nada podría alterar tu sentido de paz y serenidad. Sin
embargo, estás plenamente vivo y alerta a lo que ocurre y actúas
instintivamente como si estuvieras en una danza. Tu cabaña privada de
meditación es totalmente portátil y puede ser tu refugio en todos los
momentos de la vida. Nota cómo el tono emocional del momento se
altera, según tu grado de involucramiento en creencias e historias, de la
serenidad a la inquietud, la resistencia y el aferramiento.
¿Es realmente necesario estudiar y practicar distintos métodos
cuando has visto claramente cómo funciona todo? La conciencia libre
de pensamientos no es una suerte de ideal noble que surge después de
haber dominado el arte de suprimir o ignorar los pensamientos. La
conciencia libre de pensamientos está ocurriendo durante todo el día,
pero no notamos este espacio vacío de claridad debido a que nuestra
mente está habituada a notar los pensamientos y contenidos. Intenta
descubrirte en esos momentos de conciencia libre de pensamientos que
se dan naturalmente. Ocurren cuando entras a darte un baño y comienzas
a sentir el agua, cuando introduces el cepillo de dientes en tu boca,
cuando comes tu primer bocado del desayuno, cuando escuchas
repentinamente un sonido fuerte. Comienza a notar estos momentos
de claridad vacíos que existen entre los momentos de pensamiento y la
ensoñación de vigilia.
El único descontento o inquietud que conocerás es el que resulta de
tu propio pensamiento. Solo tus propios pensamientos e imaginación pueden
opacar tu estado natural de serenidad.
Pregunta: El modo en que describes la relación entre pensamientos y
conciencia me parece dualista. Quiero decir que parece que indicaras
que conciencia y pensamientos son dos realidades separadas e
independientes. ¿Es correcto?
Respuesta: Puede parecer que la conciencia está separada e
independiente de los pensamientos, apariencias y experiencias como si
fuera un observador independiente. Esta sería una visión dualista,
contraria a lo que los maestros iluminados enseñan. Pero antes de que
podamos conocer la no dualidad de la conciencia y la experiencia,
tenemos que explorar primero nuestra experiencia inmediata tal como
aparece a nuestra perspectiva dualista. Al principio tenemos que
distinguir nuestra conciencia observadora de las actividades dualistas de
la mente tal como se expresan mediante el pensamiento. Esto produce
una “desidentificación” de las proyecciones de la mente y su naturaleza
esencial en tanto conciencia invariable. Es como la mente creyendo que
nuestra identidad es nuestro cuerpo físico o la imagen de sí concebida
mentalmente. Llegamos a descubrir que no somos el cuerpo o nuestra
autoimagen psicológica. Mientras avanzamos, este sentido dualista de
separación también desaparecerá gradualmente, revelando así una
unidad de todo y todas las cosas.
Pregunta: ¿Qué tiene que ver todo esto con reconocer nuestra
naturaleza espiritual? ¿Cuál es la conexión?
Respuesta: Mientras nuestra mente va quedando menos constreñida
al pensamiento y preocupación compulsivos, nuestro espacio de
conciencia se siente más abierto y libre. Los bordes estrechos de nuestra
propia definición de nosotros mismos comienzan a dar espacio a un
sentido creciente de conexión con toda la vida y nuestro mundo de
experiencia. Al volvernos más conscientes de nuestro estado de seidad
indefinida e inmaterial, nos familiarizamos más con ese aspecto interior
que es inmutable, perfecto y eternamente libre. El resto de este libro
está dedicado a transformar este conocimiento en experiencia.
Capítulo 3
Identidad, ego y ser auténtico
“Solo cuando hemos renunciado a nuestra preocupación por ‘yo’, ‘mío’, ‘mi’,
podemos poseer realmente el mundo en que vivimos… asumiendo que no
consideramos nada como nuestra propiedad. No solo todo es nuestro, sino que
también es de todos los demás”.
Aldous Huxley – Filosofía Perenne
“El ego puede definirse como todo aquello que opaca la bondad básica. En la
experiencia, ¿qué opaca el ego? Opaca nuestra experiencia de simplemente
estar aquí, tan solo estar plenamente donde estamos, de modo que podemos
relacionarnos con la inmediatez de nuestra experiencia. La ausencia de ego es
un estado mental que tiene confianza plena en la sacralidad del mundo. Es
bienestar incondicional, gozo incondicional, que incluye todas las diversas
cualidades de nuestra experiencia.”
Pema Chodron, maestra budista tibetana
4
NT: En el original, “self-conscious”. Literalmente “consciente de sí” o “auto-consciente”,
pero en inglés la expresión refiere a una condición de nerviosismo e inseguridad basada en la
atención excesiva al propio desempeño o apariencia ante otras personas, derivada de ser
demasiado “consciente del sí mismo” en tanto yo autónomo. Recordar este uso específico, ya
que en español “autoconciencia” podría hacer pensar en una cualidad positiva.
desaparece de momento a momento. Esto también se aplica a nuestro
sentido de un yo. El problema está en que nos enfocamos en el mensaje
y creamos una historia completa en base a un destello breve inicial de
pensamiento. Si, en cambio, vemos al pensamiento como un evento de
energía mental, sin enrollarnos en el contenido de su mensaje,
experimentamos una perspectiva totalmente diferente. Por ejemplo, si
por dos minutos contáramos los pensamientos que pasan por nuestra
conciencia, en lugar de engancharnos en sus mensajes, descubriríamos
un estado mental mucho más amplio y relajado. Practicando este
ejercicio simple, podemos desarrollar la capacidad de liberarnos de la
condición, similar a un trance, en la que nos encontramos tantas veces
durante el día.
Es necesario desarrollar este estado mental más abierto para poder
notar efectivamente el surgimiento y presencia continua del
pensamiento yo. Descubriremos que el pensamiento yo está en el centro
de nuestras experiencias psicológicas y emocionales de momento a
momento. Todo se trata de yo y mi historia. Toda la historia personal
gira en torno a mí. Por esto, tenemos una sensación de ser un individuo
separado viviendo en un mundo de gente y cosas separadas como
“otros” que existen “ahí afuera”. Esta bifurcación fundamental de la
experiencia vital en sujetos y objetos separados crea una sensación
general de alienación existencial de la totalidad de la vida. Solemos
sentirnos solos y separados, aunque vivamos en un contexto social muy
rico de familia y amigos. Esto se debe a nuestra historia personal que
gira en torno a la noción imaginaria de que somos un yo separado. Con
el tiempo, esta ilusión se transforma en un estilo estándar de
relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro mundo de
experiencia. Podemos aislarnos más y más psicológicamente,
eventualmente llegando a estados de depresión y suicidio. Sin embargo,
cuando nos sentimos conectados como una parte significativa de la
totalidad, florecemos en nuestra vida emocional.
En las sociedades nativas o primitivas, el refuerzo cultural intenso de
que la vida es una red interconectada de relaciones naturales y
ecológicas, se relaciona en proporción inversa con la manifestación de
estados de desequilibrio psicológico y emocional. Los individuos se
consideran a sí mismos como partes integrales de una totalidad o
unidad cósmica, y atribuyen menos importancia al concepto de una
individualidad separada. Esta visión holística de la vida se extiende a
conductas sociales y ecológicas que aumentan el potencial de
supervivencia y el bienestar de la sociedad entera. En nuestra cultura
occidental centrada en mí podemos ver los efectos insidiosos de esta
bifurcación entre los mundos del yo y “separado de mí”. Los desastres
ecológicos abundan en todo el planeta, incluyendo el calentamiento
global, la deforestación, la extinción acelerada de varias especies, la
contaminación del aire y el agua, y el agotamiento derrochador de
recursos naturales. Creo que estos asuntos sociales y planetarios se
derivan directamente del modo en que nuestra cultura define
actualmente quién y qué somos como individuos. Los padres luego
promueven y refuerzan esta definición de yo a sus hijos.
Nuestra sociedad entera está impulsada por el yo, tal como se puede
ver en la publicidad que inunda nuestra conciencia diariamente. El
mensaje de que necesitas consumir infinitos productos se refuerza a
múltiples niveles, y si no consumes los productos correctos, no estarás
en la mejor posición social y personal. Así que necesitas un auto más
grande, una casa mejor, ropa y accesorios de estilo, cirugías plásticas,
Botox, seminarios para tener éxito y más, todo en nombre de
“mejorarme”. Al mismo tiempo, junto con el surgimiento y
establecimiento de la cultura del yo de hoy en día, tenemos un aumento
proporcional en enfermedades mentales, suicidios, crímenes,
destrucción de la estructura familiar, descuido y abuso medioambiental
y una generación de jóvenes que no tienen ningún sentido real de
conexión con su mundo natural aparte del que logran mediante
Internet, los juegos de computadora y las redes sociales.
Así que hay muchos beneficios que podemos obtener del abrirnos de
la fijación al yo, tanto en lo personal como lo social. El primer paso es
observar esta sensación de yo cuando surge en nuestra conciencia. En el
transcurso de cualquier día tenemos muchas oportunidades, que
solemos ignorar, de ofrecer algo beneficioso, cortés o amable. No
hacemos aquello menos egoísta o más desinteresado, porque estamos
atrapados en la inercia y el trance de “todo se trata de mí”. Aquí tenemos
una oportunidad de ver a nuestro sentido imaginario de ego o sí mismo
funcionando. La práctica consiste en notar este centrarse en sí mismo cuando
aparece en tu conciencia. Nota cómo la línea de la historia del yo es
implacable al determinar los pensamientos y conductas durante el
transcurso del día. También es implacable en ser una fuente de
preocupación constante en relación a su estatus o posición en los
escenarios sociales actuales y futuros.
Pero también, de vez en cuando, nota esa cualidad de observación
consciente que percibe la sensación de yo cuando surge. Esa conciencia
observadora es el aspecto de nuestra conciencia que necesita estar al
frente de nuestra vida cognitiva, en lugar de nuestro sentido de yo y sus
reflejos condicionados. Cuando residimos en nuestro sentido auténtico
de ser indefinido en tanto esta cognición observadora, somos libres de
ser todo, en el sentido de una inclusividad panorámica. Nuestro sentido
de sí mismo ya no está aislado del mundo de la experiencia: en cambio,
la mente ya no puede encontrar ninguna línea demarcatoria que le
separe de sus percepciones y relaciones. Aquí tenemos un método
posible para regresar a una totalidad e integración con nuestro mundo.
No es que como conciencia abierta no estemos ya integrados
plenamente en nuestro mundo, sino que esto se vuelve una realidad
reconocida, tal como siempre fue. Lo único que imagina la separación
es nuestra mente pensante, a diferencia de nuestra conciencia abierta.
Para aclarar esto aún más, esta conciencia simple y abierta es nuestra
condición natural de notar y conocer las experiencias cuando surgen, ya
sea como pensamientos, emociones, sentimientos o percepciones
sensoriales. La conciencia observadora está presente antes de que la
mente tenga tiempo de pensar acerca de la experiencia percibida. Por
ejemplo, si escuchamos el tañido de una campana, al primer momento
es solo un puro sonido que registra nuestro sistema sensorial. Al
siguiente momento, la mente “se dispara” e identifica el sonido como
una campana junto con cualquier otro pensamiento asociado. Pero
después, esta conciencia simple continúa su incesante notar esos
mismos pensamientos acerca del sonido. El corazón de nuestro método
consiste en el reconocimiento de esta cualidad natural de la conciencia
inmutable en la experiencia. Esta conciencia incondicionada, brillante
y vívida, es nuestra cordura básica. Al realizar esta simple práctica
estamos iniciando nuestra propia sanación en términos de salud
personal, social y planetaria. Aprender a vivir en nuestra cordura básica
incondicionada desarrolla una penetración intuitiva de nuestra
verdadera naturaleza. La iluminación es un despertar que revela que
nuestra conciencia observadora es la Luz y la Vida dentro de todo.
Descubrirás, sin duda alguna, que eres esa Luz incesante de la
Conciencia.
Pregunta: ¿Pero no necesitamos nuestro sentido del ego en tanto yo
en la vida cotidiana? ¿Resulta práctico intentar vivir una vida sin ego,
teniendo en cuenta las demandas que nuestras vidas ocupadas nos
imponen?
Respuesta: En realidad, precisamente debido a las demandas y el
estrés que experimentamos continuamente en nuestras vidas, es mucho
mejor estar despiertos y plenamente conscientes en el momento, en
lugar de andar atrapados en el mundo imaginario de “yo” y “mis”
problemas. En los deportes de alto rendimiento, se sabe bien que el
éxito supremo solo puede lograrse cuando estamos completamente
inmersos en el ahora sin ningún tipo de auto-conciencia. A veces se
habla de esto como “estar en la zona” o “en flujo”. ¿Cuántas veces en tu
vida, ya sea en el trabajo o en otra actividad, has estado tan absorto en
una tarea que perdiste todo sentido de tiempo y auto-conciencia
personal? Ves la hora y no puedes creer que dos horas simplemente
desaparecieron. Sin una noción de un yo presente cognitivamente, el
tiempo no se nota. Junto con esa falta de autoconciencia, tampoco
podemos encontrar nuestros problemas personales y asuntos
psicológicos. Así que parecería que funcionar en un modo de
involucración total en las actividades de nuestra vida, al punto de
perdernos en nuestra tarea, mejoraría nuestro desempeño y estado de
ánimo. En lugar de estar enfocados en nuestros pensamientos acerca de
nuestras actividades, nos enfocamos en los cinco sentidos y las acciones
corporales directamente con el entorno y sus componentes físicos.
Nuestros sentidos funcionan bien sin la presencia del pensamiento o
la autoconciencia, y lo hacen en armonía con un flujo intuitivo de
intención que surge creativamente en el momento. Es posible relajarse
simplemente en la presencia observadora de los cinco sentidos. Ves,
escuchas, saboreas, olfateas y sientes sin evaluar de modo
autoconsciente la experiencia perceptual. Eso es estar en el ahora. En
ese estado plenamente presente, un cierto tipo de conciencia intuitiva
guía nuestras acciones en un flujo impecable que se integra sin esfuerzo
con nuestro mundo. La auto-conciencia es un evento cognitivo en el
que el pensamiento “yo” está en la mezcla mental relacionada a una
actividad. Es una sutil llave doble en la que estás en el evento y
mirándote en un espejo al mismo tiempo. Esto puede ser tan fuerte que
los actores sufren de lo que llaman “pánico escénico”. Hay una
preocupación generalizada acerca de cómo será percibido el desempeño
propio. Por supuesto este tipo de bloqueo no se limita solo a los actores,
sino que aparece en nuestras vidas de tanto en tanto. En mi caso,
experimento esto cuando estoy en el tráfico y noto un auto de policía
justo detrás de mí. Pierdo mi capacidad de conducir relajado y quedo
absorto en el pensamiento de cómo se percibe mi conducción. Esto es
autoconciencia en acción. Lo interesante es que cuando estamos en este
estado autoconsciente, ¡es más probable que cometamos errores! Ese es
el mensaje: mientras menos autoconscientes somos, mejor nos
desempeñamos. Mientras menos autoconscientes somos, sufrimos
menos. Esto se debe a que solo sufrimos al reflexionar sobre nosotros
mismos. Mientras menos autoconscientes somos, más plenamente
participamos en relaciones y en la vida en general. La autoconciencia es
egoísmo con una vestimenta un poco diferente. Mientras menos
autoconscientes somos, más podemos sentir amor y gozo. Así que sí,
aprender a funcionar libres de los dictados de nuestro yo imaginario y
condicionado es algo realista y que mejora nuestra experiencia de la
vida.
Aquí tenemos un cuadro progresivo de estados de autoconciencia:
Inconscientemente autoconsciente: No consciente de la propia auto-
referencia compulsiva. La conciencia está totalmente identificada
como el sentido condicionado de sí mismo.
Conscientemente autoconsciente: Consciente de la propia auto-
referencia constante. Observa, con la sensación de ser un observador
personal.
Ausencia de autoconciencia: Conciencia sin auto-referencia.
Conciencia desnuda: Observa sin un observador. Hace sin un hacedor.
La vida simplemente fluye como una corriente ininterrumpida de
eventos sin nadie adueñándose de ella.
Una antigua historia zen cuenta que un día, un monje fue a ver a su maestro
y le preguntó:
-Maestro, ¿cómo puedo llegar a percibir mi naturaleza búdica?
-No puedes –respondió el maestro- percibir tu naturaleza búdica, porque
aquello mismo que percibe es tu naturaleza búdica.
8 NT: Jamás en el sentido de que el maestro “introduzca” algo externo dentro del estudiante.
La palabra inglesa “introduce” aquí se usa en el sentido de presentar, como cuando presentamos
un tema o una persona a alguien. El maestro no introduce nada en el estudiante, solo presenta
o recuerda el hecho presente pero no reconocido de la conciencia omnipresente en toda
experiencia.
significados. Cuando surge este entendimiento en la mente, todo lo que es no
manifiesto y todas las apariencias sensoriales, que en sí mismas no involucran
conceptos, se reconoce como naturalmente puro.
(De Longchenpa’s Precious Treasury, Padma Publications)
ing), es decir un sustantivo en una acción. Refiere al proceso dinámico de instante a instante
que crea y recrea la noción de un yo, que por supuesto es una construcción mental y no tiene
correlato objetivo alguno. Dado que es un neologismo en inglés, creamos este neologismo en
español: “egoción”.
Del tantra raíz (escritura) del Dzogchen llamado “Kunje Gyalpo”:
La naturaleza de la iluminación es la misma que la del espacio.
No hay esfuerzo ni logro en el espacio.
La iluminación, que es como el espacio, no llegará para quienes se consienten
con el esfuerzo y el logro.
Kalu Rinpoche:
La mente está serena en el estado de conciencia desnuda, no se trata de dirigir
la mente. No estamos buscando nada dentro; no estamos buscando nada
afuera. Simplemente dejamos que la mente descanse en su propio estado
natural. Podemos experimentar la naturaleza de la mente, vacua, clara y sin
obstáculos si podemos descansar en un estado no forzado de conciencia
desnuda sin distracción y sin que se pierda la chispa de la conciencia.
De Maitripa:
La claridad sin pensamiento es como el espacio.
Las apariencias, insustanciales, son como la luna sobre el agua.
La claridad sin aferramiento es como un arcoíris.
Como el placer de un joven amante, es indescriptible. No está localizada y
trasciende todo límite.
De Tilopa:
No recuerdes.
No imagines.
No pienses.
No analices.
No controles.
Descansa.
Ramana Maharshi:
Tú eres conciencia. Conciencia es otro de tus nombres.
Como ya eres conciencia, no hay necesidad de alcanzarla o cultivarla.
Mi comentario:
La Realidad ya nos está respirando, pensando y viviendo. No hay
nada especial que debamos hacer excepto lo que sea que estemos
haciendo. Hacia cualquier dirección que mires, estás siempre mirando
en el sentido correcto. Todo está exactamente donde debería estar.
¿Quién más podrías ser sino tú mismo?
En el Zen coreano, expresado en las obras de Chinul del siglo XII,
hay un método que se usa para entrar directamente al estado despierto.
Es el octavo método enunciado en los diez métodos más profundos de
acceso directo.
El maestro Chinul escribe:
Interno y externo son la misma función. Esto significa que cuando
practicamos, consideramos a todos los fenómenos del universo, interno,
externo, mental o físico, así como el movimiento y la actividad, como la
actividad sublime de la Mente Verdadera (Conciencia). Cuando surge
cualquier pensamiento o estado mental, esa es entonces la apariencia de esta
función sublime. Como todas las cosas son este funcionamiento sublime,
¿dónde puede sostenerse la mente confundida? Este es el método de extinguir
el autoengaño al ver que todas las cosas externas e internas son la misma
función de la Verdadera Mente (Conciencia).
(De The Collected Works of Chinul, The Korean Approach to Zen,
traducido por Robert Buswell Jr.).
al significado de algo bueno o mejor (en relación a otra cosa peor), sino que la clave está en la
completud. Algo perfecto es algo que está en su plenitud de ser, que no le falta nada. Lo que resalta
esto es que la conciencia es por naturaleza “perfecta”, no carece de nada con lo que podría
mejorarse o completarse.
mente. El proceso simple de ver con tus ojos puede ocurrir con o sin
pensamientos acerca de lo que ves. Del mismo modo, la conciencia rigpa
experimenta el contenido tanto mental como perceptual sin
involucrarse en juicios, etiquetas o pensamiento acerca de los eventos
de la experiencia. Solo como ejercicio, considera ahora que rigpa es la
esfera de conciencia que llena el espacio de tu cabeza y que mira por tus
ojos. Tú, en tanto esta esfera de conciencia pura, estás mirando por tus
ojos. Reconoce que eres este observar que simple y naturalmente está
allí. En esta esfera de conciencia clara pueden aparecer y desaparecer
pensamientos, como nubes en el espacio del cielo. Pero el espacio del
cielo no se altera por la aparición o ausencia de nubes, así que podemos
diferenciar entre el espacio claro del cielo y las nubes u otras
condiciones climáticas que aparecen en él. También podemos
diferenciar entre el espacio de nuestra conciencia clara observadora y
los pensamientos que aparecen allí. Este es el primer aspecto de la
introducción a la conciencia rigpa, siempre presente como nuestra
condición inmutable.
Tras reconocer esto directamente, solo continúas reconociendo esta
naturaleza esencial de la conciencia, este observar puro. Se relajan
completamente todos los esfuerzos de aferrar o resistir la experiencia.
Simplemente notas esta conciencia clara estando siempre presente, bajo
toda circunstancia. Cuando esto se reconoce completamente en una
condición totalmente relajada pero vívidamente alerta, experimentas un
estado abierto y claro de presencia pacífica y gozosa. Continúas en esta
condición durante el día para integrar tu presencia natural en todas las
actividades y experiencias. Con el tiempo, permaneces más y más en
conciencia rigpa, en lugar de estar fijado en el pensamiento y la
imaginación. La conciencia rigpa se hace más clara y menos personal
mientras la noción yo se disuelve también, como una nube más en el
cielo claro de la conciencia pura. No hay distancia alguna con el aquí y
ahora, por lo que tu capacidad aumenta en todas las acciones que
realizas. Estos son los aspectos esenciales de la práctica del Dzogchen.
Ponlop Rinpoche, maestro de Dzogchen, dio esta enseñanza:
11 NT: Juego de palabras intraducible. En inglés, “its from bits”. It es un pronombre neutro
que podríamos traducir literalmente como “eso”. Literalmente, significa “cosas a partir de bits
de información”.
Muchos físicos postularon teorías y una de las más interesantes fue la
que presentó David Bohm. Su respuesta a esa pregunta fue que la
realidad es el despliegue visible de una fuente interior profunda, que se
revela como el mundo de la física clásica, el mundo que
experimentamos: espacio, tiempo y objetos. Como todo se despliega
desde la misma fuente, la información acerca de cómo deben aparecer
o actuar las partículas se conoce en todas partes simultáneamente. El
universo entero está infundido dentro de esta Inteligencia Cuántica,
bautizada por Bohm como orden implicado, que se despliega en lo que
llamó el orden explicado. En este sentido, básicamente implicado significa
“dentro” y explicado significa “externo, desplegado, aparente”. Pero las
cosas también van en sentido opuesto: pueden desaparecer e
“implegarse” de nuevo en la fuente.
Un buen ejemplo de esto son nuestros pensamientos. Un
pensamiento aparece desde la mente o fuente y después desaparece,
pero puede volver a aparecer después. Bohm consideraba que todas las
cosas eran una unidad inseparable y facetas de un fundamento único y
común. Lo que se conoce aquí puede también conocerse allí al mismo
tiempo. Se refería a este fundamento común de toda la existencia como
el holomovimiento. El universo funciona como un holograma gigante
donde la totalidad está “implegada” en cada apariencia individual. Este
modelo podría dar cuenta de la telepatía y otros fenómenos
extrasensoriales, y resuelve el enigma que intrigó a Einstein hasta su
muerte. Es posible que la telepatía no se trate de una persona sabiendo
lo que está en la mente de otra persona. En cambio, habría solo una
mente, y la idea de dos personas separadas sería tan solo una ilusión.
Esto es similar al planteo de Bohm de que no hay dos partículas
actuando como “gemelos idénticos”, sino que de hecho siempre hubo
una única partícula.
He pasado mucho tiempo investigando los puntos de vista más
recientes en la física cuántica y la neurociencia en relación a la teoría de
que el universo es un vasto holograma que incluye a nuestro cuerpo,
cerebro, pensamientos y sentido de identidad. Me interesé en esta teoría
desde que leí acerca de ella por primera vez a principios de la década de
1980. Sentía que era verdadera, pero necesitaba más fundamento
científico. Hoy, ese fundamento del modelo holográfico del universo se
está haciendo más y más sólido.
Einstein consideraba que su sucesor sería su protegido, Bohm, quien
fue uno de los primeros en establecer una teoría coherente de que el
universo es un holograma. La investigación posterior en física cuántica
apoya su teoría, especialmente en el último tiempo, lo que aclara
satisfactoriamente algunos fenómenos inexplicables hasta ahora acerca
de los mundos cuántico y físico.
Además de esto, Karl Pribram, uno de los investigadores del cerebro
más destacados, propuso en la década de 1960 que el cerebro funciona
holográficamente. Mediante una investigación intensa, descubrió que
algunos problemas no resueltos relacionados con el almacenamiento de
memoria y otras funciones cerebrales podían resolverse cuando se
incorporaban en un modelo del cerebro operando holográficamente.
Esta posición ha venido ganando apoyo continuamente dentro de la
comunidad científica. Eventualmente, Pribram y Bohm se reunieron y
compararon sus hallazgos. Llegaron a la conclusión de que el universo
entero es completamente holográfico, incluyéndonos a nosotros. Esto
significa que nuestros cerebros también son hologramas, junto con
nuestros cuerpos.
Actualmente hay muchos físicos cuánticos, filósofos, neurocientíficos
e investigadores del cerebro que están intrigados por la idea de que
muchos aspectos de la física cuántica puedan aplicarse a la conciencia
humana. Las similitudes entre los dos mundos de la física cuántica y la
investigación de la conciencia humana no son menos que
sorprendentes. Desde los albores de la física cuántica, se han dado
discusiones acerca de que la conciencia humana pueda ser un
componente necesario para un entendimiento completo de cómo
operan los procesos cuánticos en nuestro mundo de experiencia. En
algunos experimentos cuánticos parece como si el observador afectara
los resultados del experimento. La mera presencia de un observador o
un dispositivo de medición afecta el resultado del experimento. Así que
nuestra experiencia de la realidad no depende solo de lo que se observa
sino de la naturaleza del observador. Esto lleva a más preguntas acerca
de la naturaleza misteriosa de la conciencia, la mente y el cerebro.
El doctor Pribram escribió un artículo que menciona la percepción
extrasensorial (PES) y otros temas interesantes vinculados al modelo del
cerebro holográfico. Consideraba plausible que los místicos hubieran
estado descubriendo la naturaleza holográfica del universo por miles de
años, especialmente en las descripciones budista e hindú del universo.
Pero la kabbalah, el sufismo y la cristiandad ortodoxa oriental también
tienen modelos similares.
Pribram escribió en 1968:
Los científicos son, todavía, solo apenas conscientes del orden holográfico
implicado. Sin embargo, creo que este orden está siendo explorado en la
experiencia por los místicos, psíquicos y otros que profundizan en los
fenómenos paranormales. Tal vez, si las reglas para “sintonizarse” con el
dominio holográfico implicado pudieran explicitarse más claramente,
podríamos lograr el entendimiento científico de los fenómenos paranormales,
que buscamos en conferencias como esta. Tal como queda establecido en la
introducción, una verdadera capacidad científica para compartir depende de
este fundamento de entendimiento, no solo de demostrar la confiabilidad de
las realidades experimentales. Creo que el cambio de paradigma en la ciencia,
ocasionado por los insights obtenidos en la física cuántica e impulsado por el
modelo holográfico del funcionamiento cerebral, de hecho, nos brindará esa
base de entendimiento que muestra claramente que el mundo de las
apariencias es un reflejo recíproco de otra realidad, una realidad que es posible
que haya sido explorada durante milenios.
Mi segundo libro, The Way of Light, documentará con gran detalle las
enseñanzas y prácticas de las tradiciones centradas en el reconocimiento
de nuestra verdadera naturaleza como Luz Clara Cognitiva, inefable e
inmutable. Estas tradiciones describen al universo como una expresión
de dicha Luz. Las modulaciones de las frecuencias de Luz se entrecruzan
por todas partes y aparecen como un vasto holograma que flota en el
espacio vacío de Conciencia pura. Somos ese espacio vacío de
Conciencia pura y nuestra creatividad aparece como despliegues
infinitos de dimensiones holográficas de color, luz y sonido, que no
difieren de las imágenes que aparecen en un espejo.
En el antiguo budismo Hua Yen existe una descripción de la realidad
que es similar a la noción de un universo holográfico. Nos dice que todo
está contenido dentro de cada parte individual. Esta red interconectada
de relaciones se conoce como la Red de Indra. Indra es una de las
principales deidades hindúes.
En su libro The Enlightened Mind, Stephen Mitchell escribe:
La Red de Indra es una metáfora profunda y sutil de la estructura de la
realidad. Imagine una enorme red; en cada punto de cruce hay una joya; cada
joya es perfectamente clara y refleja a todas las demás joyas de la red, del
mismo modo que dos espejos dispuestos uno frente a otro reflejarán su imagen
hasta el infinito. Cada joya en esta metáfora representa a un ser individual,
o una conciencia individual, o una célula o un átomo. Cada joya está
conectada íntimamente con todas las demás joyas en el universo, y un cambio
en una joya implica un cambio, aunque sea ligero, en cada una de las demás
joyas.
La física y todo lo que conocemos en el mundo que nos rodea puede estar
realmente vinculado a procesos cuya existencia fundamental no está aquí en
torno nuestro, sino que existe en alguna superficie remota como algún
holograma delgado que, al ser iluminado del modo apropiado, permite
reproducir lo que se parece a un mundo tridimensional. Quizás nuestro
mundo tridimensional es en realidad tan solo una iluminación holográfica de
leyes que existen en algún corte delgado, como una pieza delgada de plástico,
este holograma delgado. Es una idea asombrosa, y creo que es probable que la
física se dirija hacia allí en los próximos años, o en la próxima década, al
menos cuando uno habla de gravedad cuántica o de la teoría cuántica de
cuerdas.
cohibido derivado de una atención excesiva al desempeño propio ante otras personas.
“Inconsciencia de sí”, sería el reverso, desenfocar la conciencia de esa aparente existencia
autónoma y sustancial del yo en y por sí mismo.
desde tiempos antiguos, y aún hoy se reporta su ocurrencia. Aquí hay
un relato del Dalai Lama sobre este fenómeno:
Aquí hay otro artículo muy interesante acerca del mismo tema, de las
transformaciones del “cuerpo de luz”. Da mayor confirmación al reporte
del Dalai Lama sobre el mismo lama:
El ojo mediante el que veo a Dios es el mismo ojo mediante el que Dios me
ve; mi ojo y el ojo de Dios son un ojo, un ver, un conocer, un amor.
–De los Sermones de Meister Eckhart
13 NT: “It” en el original. Sin relación alguna con el ello del psicoanálisis freudiano.
iluminado. El Maestro me dijo que pusiera una candela de cera, larga y
delgada como aguja de tejer, en la arena frente a la diana, pero que no
encendiera la luz en el sector de la diana. Estaba tan oscuro que ni siquiera
podía ver las siluetas, y si la pequeña llama de la candela no hubiera estado
allí, tal vez podría haber adivinado la posición de la diana de modo impreciso,
aunque no lo podría haber definido.
El maestro “danzó” la ceremonia. Su primera flecha salió disparada con un
brillo deslumbrante hacia la noche profunda. Supe por el sonido que había
dado en el blanco. La segunda flecha también acertó.
Cuando encendí la luz de la diana, descubrí sorprendido que la primera flecha
estaba alojada en el centro del punto negro, mientras que la segunda flecha
había abierto la primera en dos y se había encajado justo a su lado. No me
atreví a quitar las flechas separadas, sino que las llevé con la diana. El
Maestro las examinó con actitud crítica. “Podrías pensar que la primera
flecha no fue una gran proeza”, dijo, “porque después de todos estos años estoy
tan familiarizado con mi diana que ya debo saber, incluso en la oscuridad
total, dónde está el blanco. Es posible, y no voy a intentar negarlo. Pero la
segunda flecha, que dio justo en la primera, ¿qué dices de eso? De todos modos,
sé que no soy ‘yo’ quien merezco crédito por el disparo. Fue ‘Ello’ quien
disparó, y ‘Ello’ dio en el blanco. ¡Postrémonos ante la diana como ante el
Buda!”