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RESUMEN I

LA ENFERMEDAD Y SUS METÁFORAS

SUSAN SONTANG

La tuberculosis y el cáncer son enfermedades que llevan el peso de la metáfora con ellas.

Tanto la tuberculosis como el cáncer son consideradas enfermedades intratables y por lo tanto
incomprendidas debido a que estamos en una época en la que se da por supuesto que la medicina
tiene cura para todas las enfermedades. Estas enfermedades infunden terror y misterio,
influenciando en que se conviertan figurativamente en “contagiosas”, sorprendiendo el número
de enfermos de cáncer cuyos amigos y parientes los evitan como si tuvieran una enfermedad
infecciosa, como si tan solo al pronunciar la palabra de la dolencia vaya a acelerar el curso de la
enfermedad; incluso Menninger hace una observación en The vital balance en el que el uso de la
palabra “cáncer” mata a ciertos pacientes que no hubieran sucumbido tan rápido a la enfermedad
que los aquejaba, tratando a la enfermedad como algo perverso e invencible y no como una mera
enfermedad, desmoralizando así a quienes la padecen. La solución es rectificar la idea que tienen
de la enfermedad.

Hace décadas, cuando el diagnóstico de tuberculosis equivalía a una sentencia de muerte (como
ahora el cáncer) era común esconder el nombre de la enfermedad a los pacientes y a sus familias,
incluso los pacientes que sí sabía qué tenían, los médicos se “expresaban de manera tímida,
evasiva y mortecina” según Kafka. El cáncer se esconde de manera aún más tenaz, en países
como Italia y Francia el diagnóstico solo se comunica a la familia y no al paciente, en Estados
Unidos se comunica a los pacientes de la enfermedad pero las facturas son enviadas por
correspondencia sin membrete suponiendo que la enfermedad puede ser un secreto para las
familias, pudiendo incluso comprometer su vida sentimental y laboral. Que se mienta tanto a los
pacientes de cáncer y que estos mientan, da la pauta de lo difícil que se ha vuelto convivir con la
muerte en las sociedades industriales avanzadas. Sin embargo la negación de la muerte no
explica por qué se miente tanto ni por qué uno desea que le mientan, los infartados tienen la
misma probabilidad de sucumbir de otro infarto a los pocos años que el tiempo que a un
canceroso morir de cáncer, por lo contrario un ataque al corazón no es considerado vergonzoso.
A los pacientes de cáncer se les miente porque decir el nombre de su dolencia significa mal
augurio; las metáforas ligadas a la tuberculosis y al cáncer suponen que procesos vitales
resonantes y horribles están sucediendo.

A lo largo de casi toda su historia los usos metafóricos de la tuberculosis y el cáncer se


entrecruzan y se superponen. Tanto el cáncer y la tuberculosis en algún momento fueron
sinónimos de consunción y de bulto o protuberancia hasta que la patología celular las distinguió.
Hasta hace unos 150 años se creía que tipológicamente la tuberculosis era cáncer para luego
definir a esta última como una infección bacteriana; estos procesos de la medicina fueron los que
permitieron que las metáforas principales de estas dos enfermedades se diferenciaran y se
volvieran opuestas; es entonces cuando toma forma la imagen moderna del cáncer, imagen que
hereda casi toda la problemática planteada por la imaginería de la tuberculosis aunque ambas
enfermedades y sus síntomas se conciben de modos diferentes.

Tabla comparativa de síntomas


Tuberculosis Cáncer

Enfermedad pulmonar Afecta cualquier órgano


Palidez, rubor, alternancia entre actividad y Crecimiento típicamente interno, anormal,
languidez. Síntoma cardinal Tos letal, medible y constante

Síntomas repentinos y dramáticos Síntomas en principio invisibles


Euforia y aumento del apetito sexual Estropea vitalidad y desexualiza

Enfermedad de líquidos (flemas, esputo) Los tejidos se vuelven duros


Acelera la vida, la “espiritualiza” Gravidez demoniaca

Las dos enfermedades terminan en la muerte, pero se piensa que la tuberculosis es indolora y
fácil, en contraste, el cáncer un tormento de dolor y espantosa; por esto los escritores han
utilizando la tuberculosis para darle sentido “refinado” a la muerte, quitándole sus aspectos
groseros y atribuyéndole tranquilidad, solemnidad y espiritualidad a la muerte. Tal es el contraste
que la tuberculosis hace de su cualidad los pulmones, situada en la parte superior y
espiritualizada del cuerpo, siendo más fácil de confesar que el cáncer de recto, seno, colon,
próstata o testículo. Metafóricamente una enfermedad de los pulmones es una enfermedad del
alma, el cáncer al poder afectar a cualquier parte del cuerpo, es una enfermedad del cuerpo.

El cáncer y la tuberculosis son mucho más que enfermedades que suelen ser fatales, se las
identifica con la misma muerte. Los románticos moralizaron la muerte de un nuevo modo: La
tuberculosis disolvía el cuerpo, volvía etérea la personalidad, ensanchaba la conciencia. Nadie
piensa del cáncer lo que se pensaba de la tuberculosis (que era una muerte decorativa y hasta
lírica). El cáncer sigue siendo un tema raro y escandaloso en la poesía, y es inimaginable
estetizar esta enfermedad.

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