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1

TEXTOS

SOBRE EL
FUNDAMENT
O ​PRIMERO DE LA
DIFERENCIA ENTRE

LAS REGIONES DEL

ESPACIO

MANUEL KANT

(Traducción de Roberto Torretti)


•​

E​ L ​célebre Leibniz tuvo muchas

intuiciones efectivas, con las que


enriqueció las ciencias, pero aun
mayores fueron sus esbozos de otras,
cuyo desarrollo el mundo ha esperado
de él en vano. No quiero decidir aquí
si ello obedece a que sus intentos le

parecieron ​todavía demasiado

incompletos un escrúpulo propio de


los hom- bres
​ de mérito, que en todas
las épocas ha privado a las letras de
muchos fragmentos valiosos o si
sucedió lo que Boerhave sospecha de
algunos grandes químicos, que
anunciaban logros técnicos, co- mo si
estuvieran en posesión de los mismos,
cuando en verdad, confiados en su
propia destreza, no poseían más que
el convenci- miento de que su
ejecución no podría fallarles en caso
de que

Nota del traductor: ​El artículo· de Kant


"Von dem ersten Grunde eles
tTnterschiedes der Gegenden i​ m ​Raume",

cuya versión P.Spañola ofrecemos aquí>

apareció en el periódico ​W ochentliche

K..onigsber gsche Frag-und A n-

zeigungsnachrichten, ​Nos. 6, 7 y 8, del 6,

13 y 20 de febrero de 1768. La edición

académica de las obras de Kant lo

reproduce en las págiQ,?S 377-383 del

volumen II. Su importancia reside sobre

todo en que es el primer texto en que Kant


defiende la prioridad ontológica del

espacio sobre los cuerpos. ​Com0 ​es sabido,

una vez que Kant se persuade

definitivamente de que es imposible

defender la existencia absoluta del espacio,

esta tesis de su prio- ridad ontológica pasa

a ser uno de los pilares de la doctrina del

idealismo trascendental. En ​Diálogos ​No.

3 (1965), págs. 7-24, he publicado, bajo el

título de "Las 'contrapartidas


incongruentes' en la gestación de la

filosofía crítica de Kant", un comentario a

este texto, que se refiere a sus repercu-

siones en la obra posterior de Kant. ​139



'
decidieran
emprenderla.
Parece al menos
que una
determinada dis-
ciplina
matemática, que
Leib!-liz bautizó
anticipadamente
"analy- sis situs"
cuya pérdida ha
lamentado, entre
otros, Buffon, al
examinar los
pliegues
naturales en los pero si juzgamos
embriones por el significado
probablemente de las palabras,
no ha pasado de busco aquí
ser una ficción. filosóficamente
No sé con
el funda- ​mento
exactitud hasta
qué punto el
primero de la
tema que me
propongo posibilidad de
considerar aquí
está emparentado aquello cuyas
con el que ese magnitudes él se

gran hombre proponía
tuvo en vista; determinar
matemáticament consiste en la
e. Pues las refe- rencia de
posiciones ​(die una cosa del
Lagen) d ​ e las espacio a otra
partes del éste es
espacio en su propiamente el
referencia mutua concepto de
presupo- nep la posición sino en
región ( ​Gegend) la relación del
en la cual están sistema de estas
ordenadas en tal po· siciones con
relación, y en su el espacio
significado más cósmico
abstracto la absoluto. En todo
región no objeto extenso la
posición relativa equivaldría a
de sus partes con- siderar las
puede conocerse posiciones de las
suficientemente a mismas pari.es
partir de él en una relación
mismo; la región exter· na, sino al
en cambio hacia espacio universal
la cual se orienta como una unidad
esta ordenación de la cual cada
de las partes se extensión tiene
refiere al espacio que considerarse
exterior, y en como parte. No
rigor no a sus es ninguna mara-
lugares ( ​Orter), villa que el lector
por cuanto esto encuentre
todavía muy chauenden U
incomprensibles rteile) d​ e la
estos conceptos, extensión, como
que por lo demás los que contiene
deben aclararse la geometría, una
solamente a prueba evidente
medida que de que el espacio
avancemos; me absoluto tiene
limito pues a una realidad (
agregar que mi Realitiit) propia,
propósito en el independienteme
presente estudio nte de la ​existe~​
es tratar de hallar cia de toda
en los juicios materia, y
intuitivos ( ​ans- constituye incluso
el fundamento las disputas
primero de la sobre este punto;
posibilidad de la y no conozco
composición de ningún ensayo
esta última. para resolverlo
Todos saben por así decir a
cuán inútiles han posteriori (esto
sido los es, mediante
esfuerzos de los otras
filósofos que han proposiciones
recu- rrido a las indiscutibles,
proposiciones que, sin
más abstrusas de pertenecer por sí
la metafísica mismas al
para acabar con dominio de la
metafísica, 48, el cual sin
pueden ofrecer a embargo no
través de su logra del
aplicación
concreta unas 140
piedras de toque
de su validez),
excepto el
ensayo del
célebre Euler el
mayor, en la
Historia de la
Real Academia
de Ciencias de
Berlín del año 17
todo su fin,
porque muestra
únicamente las
dificultades que
hay nara dar un
significado
preciso a las
leyes más
universales del
movimiento ·si
no se adopta otro
concepto del
espacio que
aquél que surge
por abstracción
de la relación de espacio absoluto.
las cosas La prueba que
existentes; pero busco aquí debe
no considera las proporcionar no
dificultades no sólo a los
menores que mecánicos, como
obstaculizan la quería el Sr.
aplicación de Euler, sino
dichas leyes incluso a los
cuando uno geómetras una
quiere razón
representárselas convincente para
en concreto sostener, con la
conforme al evidencia a que
concepto del están habituados,
la exis- tencia concebirse tres
efectiva ​(die W planos, cada uno
​ el
irklichkeit) d de los cuales
espacio absoluto. corta
Hago los perpendicular-
mente a los otros
siguientes dos. Puesto que
conocemos a
preparativos para
través de los
ello. En
​ el sentidos todo
espacio cuanto está fuera
corpóreo, debido de nosotros sólo
a sus tres en la medida en
dimensiones, que está en
pueden conexión con
nosotros longitud de
mismos, no debe nuestro cuerpo
sorprendernos el se alza
que tomemos de verticalmente se
la relación entre llama horizontal
estos planos de respecto de nos-
intersección ​y otros; y este
nuestro cuerpo, plano horizontal
el fundamento da lugar al
primero para distingo entre las
generar el regiones que
concepto de las llamamos ​arriba
re- giones del ​ obre
y ​abajo. S
espacio. El plano este plano
sobre el cual la pueden
levantarse semejantes y da
perpendicularme base al distingo
nte dos que se entre el lado
corten en ángulo derecho ​y el
recto, de modo izquierdo; e​ l
que la longitud otro,
del cuerpo perpendicular al
humano caiga en anterior, ​h~ce
la línea en que se que podamos
intersectan. Unos tener el concepto
de estos planos del lado ​anterior
verticales divide ​ n
y ​posterior. E
el cuerpo en dos una hoja escrita,
mitades por ejemplo,
exteriormente distinguimos
primero el lado caso, como
superior y el quiera que se
inferior del vuelva la hoia, la
texto, posición relativa
observamos la de las partes
diferencia entre ordenadas en la
el lado anterior ​y superficie es la
el posterior, ​y misma y​ ​forma
luego atendemos una figura
a la posición de idéntica en todos
los rasgos de sus detalles; pero
escritura de la diferencia
izquierda a entre las
derecha o al regiones tiene en
revés. En este esta
representación izquierda lo que
tanta antes estaba
importancia ​y dispuesto hacia·
está tan estrecha- la región
men·e ligada a la contraria.
impresión que
hace el objeto 141
visible, que un
mismo trozo de
escritura se torna •

irreconocible
cuando se lo
mira de tal suerte
que se oriente de
derecha a
concepto que
tenemos de las
regiones en
general en
cuanto se las
determina en
relación con los
lados de nuestro
cuerpo. Las

Inclusive
demás relaciones
nuestros juicios
que podemos
sobre las
conocer en el
regiones del
cie~o ​y ​en la
mundo están
tierra con
subordinados al
independencia de
estos conceptos qué sentido está
fundamentales dispuesto ese
son únicamente orden (de
posiciones de los derecha a
objetos, los unos izquierda, o
respecto de los viceversa) ; y la
otros. Por bien caria celeste más
que yo conozca exacta, por clara
el orden de las que fuese su
divisiones del imagen en mi
hori- zonte, sólo pensamiento, no
puedo determinar me pondría en
las regiones con condi~ ​ciones de
arreglo a él si me precisar, en
doy cuenta en relación con una
región dada dibujo con
respecto a mis
digamos, el ​norte
manos. Igual
rosa sucede con
a qué lado del
el conocimiento
horizonte sale el geográfico,
inclusive con el
sol, si junto con más ordinario
darme la
​ conocimiento de
posición relativa la posición de los
de las estrellas, lugares, el cual
no determinase no sirve de nada,
además la región, si las cosas así
en virtud de la ordenadas y​ ​el
posición del sistema com-
pleto de las
posiciones los productos de
relativas no
la natu- raleza,

pueden que
orientarse según ocasionalmente
las regiones puede hasta dar
mediante la pie a su
referencia a los clasificación en
lados de nuestro especies
cuerpo. ​If!_cluso diversas, consiste
en la región
una muy notable determinada
hacia la que se
característica de vuelve el orden
de sus partes, en
virtud de la cual cabellos en la
es posible coronilla de
todos los
distinguir dos hombres se
dirigen de
criaturas aunque
izquierda a
coincidan derecha. El
lúpulo se enrosca
enteramente en de izquierda a
lo que concierne
​ derecha en torno
al tamaño, la a su vara; las
proporción y aun habas, en
la posición cambio, adoptan
relativá c​ lt ​sus la dirección
contraria. Casi
partes. Los
todos los pertenece a un
caracoles, dado género de
excepto criaturas
solamente unas invariablemente,
tres especies, sin ninguna
tienen una relación con el
torsión que, si se hemisferio en
los mira desde que se
arriba, es decir encuentran ni
de la cúspide a la con la dirección
boca, va de del movimiento
izquierda a diario del sol y la
derecha. Esta luna, que para
propiedad nosotros va de
dP-terminada izquierda a
derecha, para curso que siguen
nuestros estos cuerpos
af!tÍpodas, en celestes, como la
cambio, al revés; ley que Mariotte
porque en los sostiene haber
productos de la observado en los
na- turaleza vientos, que
citados la causa suelen recorrer
de la torsión está de
en los propios
gérme- nes; en 142
cambio, cuando
una cierta
rotación puede
imputarse al •
izquierda a derecha toda la rosa
náutica del alba al n1ediodía, es
necesario que este movimiento
circular en el hemisferio opuesto

ocurra en sentido inverso, como

efectivamente Don Ulloa pretende


haberlo comprobado con sus
observaciones en el Mar del Sur.
Dado que el sentimiento ( ​Gefühl)

diferente del lado derecho ​y el

izquierdo es tan sumamente necesario

para juzgar las regiones, la


​ naturaleza
por esto lo ha asociado también a la
disposición mecánica del cuerpo
humano, en virtud de la cual uno de
sus lados, a saber el derecho, tiene
una superioridad indiscutible sobre el
otro en cuanto a la habilidad y quizá
también en cuanto a la fuerza. De ahí
que todos los pueblos de la tierra sean
diestros (si dejamos de lado algunas
excepciones que, lo mismo que el
caso de los bizcos, no pueden
invalidar la universalidad de la regla
conforme al orden natural). Uno
mueve su cuerpo de derecha a
izquierda con más facilidad que a la
inversa, ya sea al subir a caballo o al

saltar una fosa. Se escribe en todas

partes con la mano derecha, y ​ con ella


se hace todo cuanto requiere habilidad
y vigor. l.:.ero así como el lado
derecho parece aventajar al izquierdo.
en movi- lidad, el izquierdo parece
superar al derecho eñ lo que toca a la
CB;pacidad sensitiva, si es que hemos
de dar fe a algunos natura- listas,
como Borelli y Bonnet, que sostienen,
aquél del oio izquierJo, éste del oído
izquierdo, que su sensibilidad era en
ellos más \​ lO- d​ erosa que la del órgano
homólogo del lado derecho. De esta
suerte, los dos lados del cuerpo
humano, no obstante su gran snni-
litud externa, se diferencian
suficientemente por una clara son-
​ mpfindung), ​aunque no
sación ( E
tengamos en cuenta la diversa
posición de las entrañas y el latido
perceptible del corazón, cau- sado
cuando este músculo, en cada
contracción, golpea oblicua- mente
con la punta el lado izquierdo del
pecho.
Queremos, pues,· exponer que el
fundamento de la determina- ción
cabal de una figura corpórea no
depende únicamente de la mutua
relación y la posición relativa de sus
partes, sino además de una relación
con el espacio general absoluto, como
lo conciben los geómetras; aunque de
tal modo que esta relación no puede
per- cibirse en forma inmediata, pero

si: en cambio, aquellas diferencias ​de

los cuerpos que dependen única y

exclusivamente de este fun- damento.



Cuando dós figuras, dibujadas en un
plano, son iguales y semejantes entre
sí, son asimismo congruentes. Pero en
el caso de la extensión corpórea o de
las líneas y​ ​superficies que no yacen

en un plano suele suceder algo muy

diferente. Pueden ser entera- mente



iguales y semejantes ​y ​sin embargo
ser en sí mismas tan

143


diferentes que los límites de una no
puedan coincidir con los de la otra.
Una rosca de tornillo que vaya de
izquierda a derecha en torno a la
varilla no entrará jamás en una tuerca
cuyo hilo va de derecha a izquierda
aunque concuerde el grosor de la
varilla y el número de vueltas a igual
altura. Un triángulo esférico puede
ser perfectamente igual y semejante a
otro y sin embargo no ser congruente
con él. Pero el ejemplo más común y
más claro lo tenemos en los
miembros del cuerpo humano, que
están ordenados simétricamente
respecto del plano vertical del mismo.
La mano derecha es igual y semejante
a la izquierda, y si uno atiende sólo a
una de ellas, a la mutua proporción y
la posición relativa de las partes y​ ​al
tamaño del conjunto, una descripción
completa de la una tiene que aplicarse
en todos sus detalles a la otra.
A un cuerpo que es enteramente igual
y ​semejante a otro, pero que no puede
estar contenido en los mismos límites
que éste, lo llamo su ​contrapartida
incongruente ​( ​sein inkongruentes
Gegens- tück). P ​ ara exhibir su
posibilidad, tómese un cuerpo que no
con- sista de dos mitades dispuestas
simétricamente respecto de un único
plano de intersección, sino por
ejemplo una ​mano humana. ​Bájense
perpendiculares de todos los puntos
de su superficie a un plano colocado
frente a ella y prolóngueselas al otro
lado del mismo hasta una distancia
igual a la que hay entre el plano y el
punto respectivo; los puntos
terminales de las líneas así
prolongadas forman, al unírselos, la
superficie de una figura corpórea que
es la contrapartida incongruente de la
anterior, de modo que, si la ​m~mo
dada es una ~​ erecha, ​su contrapartida
es una mano izquier· da. La
reproducción de un objeto en un
espejo se basa en los mismos
principios. Pues el objeto aparece en
cada caso detrás del espejo a la
misma distancia a que se encuentra
de él, y​ ​por esto la imagen de una
mano derecha es siempre una mano
iz· quierda. Cuando el objeto mismo
consta de dos contrapartidas in-

congruentes, como el cuerpo humano,


si se lo divide con un corte vertical
​ de
adelante hacia atrás, su imagen es
congruente con él, según se reconoce
fácilmente si la hacemos dar una
media vuelta en el pensamiento, pues
la contrapartida de la contrapartida de

un objeto es necesariamente

congruente con éste. Lo ​ expuesto


basta para comprender la posibilidad
de espacios perfec:amente semejantes
e iguales y​ ​sin embargo

incongruentes. ​Pasamos ahora a la


aplicación filosófica de estos

conceptos. Ya el​ ejemplo común de


las dos manos pone de manifiesto que
la figura de un cuerpo puede ser
enteramente semejante a la figura

144

...
que no puede
servir de límite a
uno de los
de otro y la
cuerpos, como
magnitud de la
quiera que se lo
extensión puede
coloque y se lo
ser exactamente
haga girar, limita
igual y restar sin
el espacio
embargo una
corpóreo del otro,
diferencia interna,
dicha diferencia
a saber, que la su·
tiene que basarse
perficie que
en un fun-
contiene al uno
damento interno.
no pueda encerrar
Este fundamento
al otro. Como
interno de
esta superficie
diversidad no
puede residir en sido una mano
un diferente humana,
modo de necesariamente
enlazarse las tendría que ser
partes del cuerpo una mano derecha
entre sí; pues, o una izquierda, ​y
como se ve en el _para producir
ejemplo citado, una de ellas sería
en este respecto menester una
todo puede ser acción de la causa
enteramente creadora, distinta
igual. Sin de la que podría
embargo si uno se producir la otra.
imagina que la Si adoptamos
primera obra de ahora la
la creación haya
concepción de aquél ​que esta
muchos filósofos mano ocupa ​(
mo- dernos, sobre einnimmt). ​Pero
todo alemanes, como no hay
según la cual el ninguna dife-
espacio consiste rencia en las
úni- camente en relaciones mutuas
las relaciones de sus partes,
externas de las trátese ya de una
partes mano derecha, ya
yuxtapuestas de de una izquierda,
la materia, en el esta mano estaría
caso indicado completa- mente
todo el espacio indeterminada en
existente sería lo que atañe a
esta propiedad, es partes de la
decir, calzaría materia, sino que
con cualquier l​ ad~ éstas son
del cuerpo consecuencia de
humano, lo cual aquéllas; que se
es im- posible. puede, por tanto,
De esto se encontrar en la
desprende constitución de
claramente que los cuerpos, dife-
las rencias
determinaciones diferencias
del espacio no verdaderas que se
son consecuencia refieren
de las posiciones únicamente al
relativas de las espacio absoluto
y ​originario,
porque sólo en fundamental ( ​ein
virtud de él es
Grundbegriff),
posi- ble la
relación de las que viene a
cosas corporales;
y que, como el hacerlos posibles

espacio absoluto a todos ellos,
no es uno de los aquello que en la
objetos de la figura de un
sensación cuerpo con-
cjerne meramente
externa, sino ​• ​un a su relación con
el espacio puro
concepto podemos per-
cibirlo sólo por
confrontación con un mero ente de
otros cuerpos. razón (
El lector reflexivo Gedankending),
considerará, en aunque no falten
consecuencia, que dificultades en
el con- cepto del torno a este
espacio, como lo concepto cuando
piensa el
su realidad, ​
geómetra ​y -
agudos filósofos
145
lo han acogido
también en el

cuerpo doctrinal
de la ciencia de la
naturaleza, no es
-
1
- ​- /​

' ​'
'

... ​
-​ ' •​

intuitivamente
suficiente para el
sentido interno,
quiere captarse

con ideas de la

....
razón. Mas esta pero no es nunca

dificultad se tan decisiva

presenta como aquella

por-todas partes,
​ que se hace
cuando se insiste
en filosofar valer cuando las
sobre los
consecuencias
primeros datos
de un concepto·
de ​nuestro
adop· tado
conocimiento,
contradicen la
experiencia

palmaria.

•​. ​. ​•

• ​•
•​
146

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-

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