La diversidad cultural constituye un asunto central y de importancia cada vez m ás
creciente en la dinámica y evolución de las sociedades actuales se analizan las tres respuestas más comunes a este desafío, asimilación subalterna”, “racismo culturalista” y estética intercultural se han identificado limitaciones, carencias y problemas se destaca la necesidad de desarrollar una respuesta interculturalista crítica y transformadora, basada en el diálogo, la igualdad y el reconocimiento de las diferencias.
La gestión de la diversidad cultural representa uno de los mayores retos de
nuestras sociedades, esto significa sustituir las tradicionales pol íticas e intervención, que surgen como respuesta a situaciones de urgencia, encaminados a la integración participativa y efectiva, construcci ón de una sociedad intercultural.
Multiculturalismo es un término polisémico: que hace referencia a un proyecto
político para la gestión de la diversidad cultural
En nuestro territorio coexistimos desde hace mucho tiempo personas y
grupos con diferentes lenguas, de diferentes etnias, diversas nacionalidades, diferentes religiones, diversas tradiciones, trayectorias hist óricas y culturales; en efecto, podemos constatar fácilmente una importante diversidad cultural interna.
La existencia de una clara asimetría de poder entre diferentes grupos etno-
culturales, vinculada a factores como el peso demográfico, el poder socioeconómico, las representaciones sociales de los grupos y la hegemon ía cultural, entendida como relación armoniosa e igualitaria.
Convivencia interculturalidad es repensar y superar los modelos hegem ónicos de
integración a la luz de un proyecto de ciudadan ía universal que se fundamente en los Derechos Humanos.
La integración intercultural es cuando se refiere a inmigraci ón, en la calle, los
medios de comunicación y en los políticos.
La integración en el ámbito de las migraciones es un objetivo omnipresente,
desarrollado generalmente en un contexto social, caracterizado por una ret órica dominante basada en la asimilación subalterna y el racismo culturalista. El asimilacionismo es un modelo que privilegia la uniformizaci ón cultural, en efecto, la cultura de origen de las minorías es considerado como una amenaza a la cohesión social y a la identidad cultural dominante, implicando una visi ón culturalista en una sociedad receptora que es considerada como homog énea y sin fisuras.
La homogeneidad es el punto de partida y es la meta del proceso de integraci ón
y se supone que la plena asimilación conllevaría la desaparici ón de los prejuicios y de la discriminación.
El asimilacionismo es una lógica de pensamiento que no sitúa los “problemas de
convivencia o integración” en las condiciones de desigualdad vividas por los grupos minoritarios,
El racismo y la discriminación son causados por la falta de integraci ón de
determinados colectivos.
Hoy en día el asimilacionismo sigue siendo el modelo dominante en el que se
basan las políticas de integración y la opinión pública.
La asimilación subalterna se basa en el principio de preferencia nacional
particularmente explotado por determinados partidos políticos
La sociedad considera a los inmigrantes sólo como mano de obra y no como
personas con potencialidades y necesidades, persona inmigrante como trabajador huésped, cuya presencia es justificable solamente porque es útil a la economía y desechable en momentos de crisis, frente a toda manifestaci ón, ideología o práctica discriminatoria relacionadas con el concepto de raza.
Las nuevas formas de racismo buscan su legitimación y “respetabilidad” a
través de la supresión del término raza y de la utilizaci ón de t érminos con una connotación menos negativa: cultura, identidad y etnia.
El racismo culturalista ha alimentado una retórica hegemónica compartida, tanto
por los partidos políticos xenófobos, como por exponentes del pensamiento liberal:
Las principales implicaciones de la construcci ón de la “diferencia absoluta” entre
nosotros y ellos es la idea de que existan algunas culturas incompatibles con los valores democráticos y personas no integrables.
La diversidad intercultural tiene las mismas características de la raza, es algo
genético, y no modificable, frente a un discurso dominante sobre la integraci ón asimilacionista y culturalista.
La estética intercultural, consiste de un modelo que pone el acento en la
interacción entre culturas; en la tolerancia, en el respeto y en las oportunidades positivas que abre la diversidad cultural. Las características que pueden obstaculizar la convivencia intercultural consiste:
La primera es la folclorización se trata de un culturalismo edulcorado, una visi ón
de las culturas corre el riesgo de reproducir una visi ón reducida y est ática de las culturas y encerrar las personas en categorías estereotipadas más cercanas a las guías turísticas que a su realidad personal.
La segunda característica es la invisibilización de las relaciones asim étricas de poder y de
la desigualdad de derechos.
La superación de las tres perspectivas el asimilacionismo subalterno, el racismo
culturalista y la estética intercultural
El interculturalismo tiene una visión dinámica y abierta de las culturas, en un
proceso de diálogo, negociación y aprendizaje mutuo, tomando conciencia del pasado colonial y del presente imperialista de nuestro horizonte cultural.
La interculturalidad e igualdad, es un proceso de adaptaci ón mutua y de creaci ón
de una nueva ciudadanía, entendiéndola como una interacci ón positiva entre personas, grupos o instituciones de culturas diversas, a partir de la b úsqueda y promoción de relaciones de igualdad, respeto a la diferencia y convivencia social.
La interculturalidad aleja los peligros que se pueden dar en algunas
interpretaciones multiculturalistas, sin tener que renunciar al derecho a la propia identidad lingüística, religiosa o cultural.
El enfoque intercultural se limita a reconocer y valorizar la importancia de
la convivencia basada en la comprensión recíproca y el diálogo intercultural.
El interculturalismo implica el desarrollo de nuevas competencias que nos
permiten relacionarnos eficazmente con personas que no comparten nuestro horizonte cultural, implicadas, tanto en la minoría como en la mayor ía, interactúan, negocian y generan espacios de participaci ón y de identificaci ón mutua que transforman a todos los actores partícipes, dentro un grupo minoritario.
La bidireccionalidad del proceso de integración y de convivencia tiene dos
importantes implicaciones por un lado el ámbito de actuaci ón de los proyectos incluyendo toda la sociedad receptora, por el otro valoriza el papel activo de las personas migrantes como coprotagonistas del proyecto de integraci ón, y enfrentarse a las adversidades, consideración su historia previa, sus pr ácticas, sus redes de apoyo y centrarse en sus capacidades interculturales.
El proceso de adaptación recíproca está condicionado por factores coyunturales y
situacionales que tienen una gran importancia a la hora de comprender la integración. La integración intercultural es el reconocimiento de derechos en igualdad con la población autóctona. No sólo derechos sociales básicos como educación, sanidad o empleo; sino también los derechos de ciudadanía, de participación política, que potencian la integración política, el sentimiento de pertenencia al espacio donde se habita.
La integración social del inmigrante se basa en su reconocimiento como
ciudadano, con derechos y deberes, más que en su identidad en donde intervienen enormemente factores psicológicos, sociológicos, políticos, económicos y culturales.
La persona inmigrante pueda tener exactamente los mismos derechos que
el resto de la población, que bien podría coincidir con el momento de la obtención de la residencia permanente, frente a un proceso de integraci ón relacionadas con la situación económica, laboral y administrativa de las personas inmigrantes, a mejor nivel económico alcanzado, mejor en el proceso de adaptación y participación, y viceversa.
El verdadero proceso de adaptación sólo puede iniciarse cuando los
individuos hayan resuelto sus necesidades vitales básicas, como lo son el trabajo, la vivienda, La inseguridad laboral, la falta de vivienda digna y el hacinamiento o la cohabitación forzada, producen grandes dificultades en el proceso de integración y participación, generan estrés, ansiedad, fatiga emocional y, en ocasiones, episodios de agresividad, debido, sobre todo, a la sensación de inseguridad.
FINALMENTE:
Una sociedad integrada es aquella que abre espacios para la
participación, para la deliberación, para el debate de opiniones, para la creación de una opinión pública. La integración no consiste en entrar en un sistema cerrado, sino que se produce activamente en el encuentro; no consiste en incorporarse a un nuevo sistema sino la apuesta.
Una sociedad intercultural, trata de ampliar y de crear nuevos canales de
participación, integrar y al mismo de participación en un contexto que supera el espacio nacional, a través de sus remesas económicas y sociales se hacen presentes en su comunidad de origen. de múltiples actividades, tanto en los contextos de salida, como en los de llegada y tránsito de los migrantes. CONCLUSIONES:
La diversidad cultural constituye un asunto central y de
importancia cada vez más creciente en la dinámica y evoluci ón de las sociedades actuales.
La multiculturalidad, por tanto, es una caracter ística
incuestionable y cada vez más presente en las mismas de quienes proponen un “intervencionismo negativo”, que elimine y expulse a los individuos considerados extra ños, quien no ha sido tratada en este artículo porque tal respuesta es absolutamente condenable desde el punto de vista de la ética con vivencial y los Derechos Humanos. Los importantes desafíos, a los que no se está dando, con frecuencia, racionalmente más adecuada son la asimilaci ón subalterna, el racismo culturalista y la estética intercultural.
El interculturalismo es una respuesta normativa al hecho de la
pluralidad cultural, y se basa en una efectiva convivencia, aprendizaje y enriquecimiento mutuos.
Siempre debemos recordar estar orgulloso de
nuestras costumbres, tradiciones y cosmovisión, para que así nuestra lengua materna no se extinga y cada día revivamos el espíritu de nuestra cultura y así podamos transmitirlos a nuestros hijos nuestra lengua materna y a pesar de la globalización no dejemos que nos afecte para que perdamos nuestra identidad étnica que es lo que nos hace únicos y especiales.