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LUIS IGNACIO BRUSCO

Médico, investigador y educador argentino especializado en Neurociencia

Cerebro e inteligencia
Posted on 8 febrero, 2018

No hay una sola tipología. Y en muchos casos comienzan como instintos y se complejizan
por Ignacio Brusco* 
 

“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento sino también en la destreza de aplicar los
conocimientos en la práctica”
Aristóteles

Aunque el concepto de inteligencia parezca fácil de definir, no existe un acuerdo general sobre cómo
describir esta función. Para muchos investigadores es lo contrario de las funciones instintivas, mucho
más primitivas y dependientes de la genética. Para estos investigadores la inteligencia estaría implícita
en las funciones cognitivas, llamadas también asociativas., que se desarrollan últimas en la evolución
de la especie humana (filogenia) y en la del propio individuo (ontogenia). Se instala en los sectores
más nuevos de la corteza cerebral (neocorteza) aunque también en el hipocampo (corteza antigua,
arquicorteza), lugar por donde ingresa la memoria consciente.

La cognición cumple funciones que van especialmente desde el pensamiento abstracto, las prácticas
motoras complejas (praxia), el lenguaje, el reconocimiento de lo que percibimos (gnosias), la memoria
y la capacidad de atender, siendo la función final cognitiva: la toma de decisión en pos de la
adaptación al medio.

Sin embargo este concepto general de inteligencia implicaría que estas estructuras funcionan en
conjunto, a pesar de ser separadas arbitrariamente.

Es un proceso que implica la toma de decisión en pos de la mejor adaptación al medio ambiente 

El neurocientífico Alain Prochiantz plantea que la inteligencia termina siendo un proceso que explica
la mejor adaptación al medio ambiente de cada ser biológico, planteándose diferencias menos claras
entre lo instintivo y lo intelectual. Esto sucede aún en seres biológicos inferiores, como vegetales y
Prochiantz plantea como un ejemplo puramente instintivo: que el girasol gira hacia el sol. A su modo,
cada ser viviente tiene algún proceso adaptativo singular. Probablemente cuanto más complejos sean
los instintos adaptativos, se le sumen mayor cantidad de fenómenos particulares que se vayan
adquiriendo sobre la base genética del mismo, dando la singularidad en los animales y la subjetividad
en el hombre.

Sin embargo, para las mayorías de los neurólogos cognitivos existen claros componentes que
conforman la inteligencia. Incluso otros que marcan sus dudas sobre una sola modalidad inteligente. El
reconocido psicólogo cognitivo Howard Gardner de Harvard, plantea que existirían inteligencias
múltiples; obviamente operando en una misma persona y en sus decisiones, lo cual hace muy difícil
mensurarla globalmente.

Las fobias son un ejemplo de la alteración de la inteligencia emocional y de sus consecuencias 

Algunas de estas inteligencias son ya conocidas, como la lingüística y la lógico-matemática. Pero otras
mucho menos difundidas, como la empatía intersubjetiva y la intrapersonal, la musical, la espacial, la
destreza corporal e incluso la capacidad para evaluar a la naturaleza. Lo cual se ha podido comprobar
incluso en animales que reconocen no sólo a su misma raza, sino que además pueden diferenciar
reptiles de mamíferos.

Así los procesos intelectuales son mucho más nuevos e idiosincráticos .Influyendo en la epigenética de
las personas, es decir en genes que se expresan a partir de los estímulos ambientales. Pues nacemos
con un bagaje genómico, pero además los genes se van expresando con el tiempo en el sistema
nervioso y el resto del cuerpo.

Esta exteriorización génica más tarde explorará diferentes personalidades e inteligencias y hará
diferentes aún a personas que compartan la misma genética, como gemelos univitelinos.

Obviamente influidos por el medio ambiente y la cultura en el que están inmersos. Que influyen
directamente sobre el proceso de desarrollo cognitivo y emocional de las personas.

Otra de las críticas que muchos hacen es a los sistemas históricos de mediciones de inteligencia, como
las mediciones del coeficiente intelectual. Plantean algunos científicos que no se pueden medir todas
las inteligencias en un solo coeficiente.

Y si bien estas inteligencias comparten como proceso final a la toma decisión en pos de la adaptación,
cada inteligencia tiene un proceso evolutivo con desarrollo un particular. Cuestión compartida por los
evolucionistas, los neurocientíficos y los estudiosos de la inteligencia artificial.

Influye además en el cerebro humano las conexiones de sus estructuras, lo cual se estudia el
conectoma humano. Situaciones conectivas, donde probablemente estás inteligencias se imbrican
asimismo con la conciencia y el conocimiento de uno mismo y del otro.

Existen otras funciones intelectuales llamadas ejecutivas que son como el motor de la inteligencia, las
cuales son muy limitadas en animales y niños sin un cerebro desarrollado. Estas permiten atender,
poseer flexibilidad, velocidad e inhibición de lo que nos interesa. Entonces varias de las inteligencias
se conjugan e interactúan a través de este motor (especialmente subcortical cerebral).

Quedan algunas dudas sobre procesos que siendo primariamente instintivos puedan complejizarse en
funciones intelectuales. Podrían ser consideradas como instintivas: la comunicación, el altruismo, la
copia y lo gregario.
Probablemente estas funciones comiencen como instintos para luego ser modificados con el desarrollo
evolutivo, convirtiéndose en más complejas. Así la comunicación se transformaría en el lenguaje, la
copia en el aprendizaje, el altruismo en la moral y lo gregario en lo social, entre otros.

Se ha planteado el concepto de la inteligencia emocional como un factor muy influyente en la


conducta humana, especialmente a partir del psicólogo y periodista científico Daniel Goleman.
Probablemente en esta función esté implícita la motivación y su contrario la apatía (falta de motor
interno, que se da en depresión o en patologías neurológicas). Hay quienes plantean que esta función
no sería más que lo que se plantea como memoria emocional en las ciencias cognitivas.

Así una patología de lo emocional como las conocidas fobias, no permitiría exponer la ley de la
relatividad, aun siendo Albert Einstein. Estos miedos sociales podrían ser un buen ejemplo de la
alteración de este tipo de inteligencia y sus consecuencias.

*Neurólogo y psiquiatra. Doctor en Filosofía. Prof. titular UBA. Conicet

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