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Para conocer la profundidad y gravedad de una úlcera por decúbito se puede establecer la
siguiente clasificación:
CAUSAS DE LAS ÚLCERAS
Puede ser causado por:
presión ejercida por el peso del cuerpo.
fricción roce de la piel y las fuerzas de cizallamiento o deslizamiento de la piel entre las
estructuras óseas subyacentes y las superficies externas.
Intervenciones quirúrgicas, con duración superior a tres horas, pueden provocar UPP.
Inmovilizaciones postoperatorias.
Factores intrínsecos
Condición física: Inmovilidad.
Alteraciones respiratorias/circulatorias.
Diabetes.
Insuficiencia vasomotora.
T/A baja.
Insuficiencia cardiaca.
Vasoconstricción Periférica.
Alteraciones endoteliales.
Anemia.
Septicemia.
Edad.
Malnutrición/deshidratación.
Factores extrínsecos:
Humedad.
Perfumes, agentes de limpieza.
Estancia.
Superficie de apoyo.
Técnicas manuales sobre la piel.
Medicación Sondaje: vesical, nasogástrico.
Fijaciones, férulas.
alteraciones en la temperatura.
diferencia en la consistencia de los tejidos.
sensación de malestar local con dolor o escozor.
prurito.
Inflamación (eritema, edema, tumor, calor)
Dolor
Olor
Exudado purulento.
En Úlceras de mayor grado aparece clínicamente como una abrasión o flictena, con incluso
una destrucción total del espesor de la piel.
MEDIOS DE DIAGNÓSTICO.
Anamnesis:
Ante un paciente con una UPP debe realizarse una historia clínica detallada y completa que
comprenda los antecedentes personales y familiares, los factores de riesgo (obesidad,
dislipemia, diabetes mellitus, historia de varices y/o flebitis, cardiopatía, claudicación
intermitente, etc.), el tiempo de evolución y las características de la lesión, así como la
presencia de síntomas sistémicos asociados que nos podrán orientar inicialmente.
Exploración física:
Se valorará la localización y el número de lesiones, la forma, el tamaño, las características de
los bordes y de la base de la úlcera, la existencia de secreción, exploración de pulsos
arteriales y la presencia de otras lesiones cutáneas. Además deberá realizarse una
exploración física general. Todo esto será de gran interés para encauzar el diagnóstico y
solicitar las pruebas complementarias de manera dirigida.
Pruebas complementarias:
Cuando se sospeche una causa alternativa u otro tipo de condición asociada deberán
realizarse las pruebas complementarias pertinentes según la sospecha clínica (estudio de
coagulación, determinación de crio globulinas, cultivos microbiológicos, pruebas serológicas,
prueba de la tuberculina, estudios digestivos, etc.).
Ante una úlcera crónica que no cicatrice se deberá realizar una biopsia para descartar la
existencia de neoplasia o de otra enfermedad subyacente. La clave del éxito del tratamiento
así como de la prevención de las complicaciones y posteriores recurrencias radica en realizar
un abordaje global para lo cual es necesario conocer la etiología de la úlcera y los factores
predisponentes del paciente.
No se recomiendan mayores tipos de vendaje con gasa, gasa de parafina y placas de apósito
simple. Aderezos prescritos en los casos de úlceras por presión son hidrocoloides, hidrogeles,
espumas, películas, alginatos, siliconas suaves:
Hidrogeles: estos son geles que mantener húmedas las heridas y ayudan en la limpieza
de las heridas.
Hidrocoloides: son apósitos adhesivos que forma un gel sobre la herida y adherido a la
piel sana circundante.
Espumas pueden utilizarse para absorber y retener líquidos y mantenga la úlcera seca
y ayudar a la curación.
No deben utilizarse cremas con úlceras superficiales.
Otros tratamientos incluyen estimulación eléctrica que envía pequeñas sacudidas para
inducir la curación.
Se recomienda el tratamiento quirúrgico a veces. Esto incluye la eliminación de la piel
muerta y dañada. Esto se llama desbridamiento. Esto se realiza por áreas lejos del
corte de tejido muerto. También se puede realizar el desbridamiento utilizando tejido
disolviendo enzimas.
Grandes úlceras pueden necesitar terapia operativa más extensa. Las áreas después
de cura también pueden requerir tratamiento cosmético con injertos de piel de otras
partes sanas del cuerpo para colocarse sobre la curación de úlceras.
Las úlceras por presión suelen ser lentas sanar, debido a factores adversos continuos
como presión o mala nutrición. Vitamina C (500 mg dos veces al día) se cree que
reducir la superficie de la úlcera de decúbito y sulfato de Zinc (220 mg tres veces
diarias) también ayuda a la cicatrización de heridas. Estos se complementan con el
mejoramiento de la nutrición general.
Las úlceras por presión pueden evitarse con conciencia y vigilancia regular. Algunos pasos en
la prevención de las úlceras por presión incluyen:
Colchones y cojines: estos son de varios tipos para evitar escaras. Pueden usarse camas de
aire de baja pérdida. Estos son impermeables pero absorben el exceso de agua, también hay
camas de aire fluidizado, aquí el paciente flota en perlas de vidrio recubierto de silicona que
han calentado el aire forzado entre ellos. Estos reducen la fricción y cizalla.
La evaluación regular de la piel: la piel entera debe evaluarse regularmente para buscar
signos de desarrollo de úlceras de presión. Escalas y herramientas se utilizan para detectar
cambios tempranos. Algunos signos de testigo incluyen parches rojos de piel que no
desaparecen, ampollas, o dañar a los parches de piel de piel, cálidos o fríos o duros con o sin
hinchazón.
Dieta: se recomienda a los pacientes a comer una dieta sana y equilibrada. Algunos
suplementos pueden prescribir si hay una deficiencia.
CUIDADOS DE ENFERMERIA.
Piel:
Examinar el estado de la piel a diario.
Mantener la piel del paciente en todo momento limpia y seca.
Utilizar jabones o sustancias limpiadoras con potencial irritativo bajo.
Lavar la piel con agua tibia, aclare y realice un secado meticuloso sin fricción.
No utilizar sobre la piel ningún tipo de alcoholes (de romero, tanino, colonias, etc.).
Aplicar cremas hidratantes, procurando su completa absorción.
Utilizar preferentemente lencería de tejidos naturales.
Reducir las posibles lesiones por fricción podrán servirse de apósitos protectores
(poliuretano, hidrocoloides, etc.).
No realizar masajes sobre prominencias óseas.
Incontinencia:
Tratamiento de la incontinencia.
Reeducación de esfínteres.
Cuidados del paciente: absorbentes, colectores, etc.)
Movilización:
Elaborar un plan de rehabilitación que mejore la movilidad y actividad del paciente.
Realizar cambios posturales: Cada 2-3 horas a los pacientes encamados, siguiendo
una rotación programada e individualizada.
Mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio.
Evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre si.
Evitar el arrastre. Realizar las movilizaciones reduciendo las fuerzas tangenciales.
En decúbito lateral, no sobrepasar los 30 grados.
Elevar la cabecera de la cama lo mínimo posible (máximo 30°) y durante el
mínimo tiempo si fuera necesario.
Usar dispositivos que mitiguen al máximo la presión: colchones, cojines, almohadas,
protecciones locales, etc.
Cuidados generales:
Tratar aquellos procesos que puedan incidir en el desarrollo de las úlceras por presión:
Alteraciones respiratorias, alteraciones circulatorias, alteraciones metabólicas.
Identificar y corregir los diferentes déficit nutricionales
(calorías, proteínas, vitaminas y minerales).
Asegurar un estado de hidratación adecuado.
La presencia en el lecho de la herida de tejido necrótico bien sea como escara negra, amarilla,
de carácter seco o húmedo, actúa como medio ideal para la proliferación bacteriana e impide
el proceso de curación.
Limpieza de la lesión:
Limpiar las lesiones inicialmente y en cada cura.
Utilizar como norma suero salino fisiológico.
Usar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera así como para su secado
posterior.
Usar una presión de lavado efectivo para facilitar el arrastre del detritus, bacterias y
restos de curas anteriores pero, sin capacidad para producir traumatismos en el tejido
sano.
No limpiar la herida con antisépticos locales (povidona yodada, clorhexidina, agua
oxigenada, ácido acético, solución de hipoclorito o limpiadores cutáneos). Todos
son productos químicos cito tóxicos para el nuevo tejido y en algunos casos su uso
continuado puede provocar problemas sistémicos por su absorción en el organismo.