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Oráculo de Delfos

Br. César Torres,


Universidad de Los Andes, Mérida

En el monte Parnaso se erigió la sagrada Delfos. Impregnada de misterio y fama por su


oráculo, se creyó que se encontraba en el centro de la tierra 1 y su nombre ya para los
antiguos era legendario2. Esto se debió por una parte a la famosa Pitia, quien a través del
delirio y la mantica era causa “de muchas y hermosas cosas que han ocurrido en la Hélade,
tanto privadas como públicas”3; y al dios Apolo, protector de Delfos ciudad en la que erigió
un templo oracular para develar “las determinaciones de los inmortales”4.

El origen mítico del oráculo fue relatado en cantos con historias análogas: Apolo, tras nacer
en Delos y bajar del Olimpo, atraviesa la Hélade en búsqueda del primer oráculo para los
hombres; según el himno Homérico el dios se procuró un lugar de calma imperturbable
junto a una frondosa arboleda y una fuente para su templo 5. Al encontrarla en la región de
Crisas, se apropió pronto de un recinto que ya poseía una práctica oracular, vinculada a la
diosa Gea como divinidad titular. Tras el asesinato de la antigua serpiente Pitón, Apolo se
consagró como dios tutelar del templo. Más la sucesión de deidades soberanas del recinto
sería para algunos autores antiguos una disputa entre esta divinidad de carácter primitivo
(Gea) y el hijo de Leto, mientras que para otros tuvo un carácter pacífico6.

Por otro lado la mantica apolínea según testimonio de Pausanias se inició a través de un
encuentro furtivo entre pastores y vapores que les inspiraron a profetizar en nombre de

1
Cfr. Eur. IT v. 1255
2
Para Plutarco el oráculo de Delfos “tenía una reputación de tres mil años”. Plut. De Pyth. 408d; y según el
mismo autor Heráclito afirmaría “la Sibila con su boca enloquecida […] lleva mil años profiriendo cosas sin
gracia, sin aderezos y sin ungüentos con su voz gracias al dios”. Cfr. Plut. De Pyth. 397a
3
Plat. Phaedrus 244b, Trad. Garcia C. et al., Platón, Diálogos III: Fedon, Banquete, Fedro, Madrid: Gredos
1988.
4
Cfr. HH 3 v. 487; Trad. Bernabé A., Himnos Homéricos, La “Batriacomiomaquia”, Madrid: Gredos 1978
5
Cfr. HH 3 vv. 215- 310
6
En las Euménides de Esquilo, la Pitia comienza el rito conmemorando a la antigua Gea, luego a Temis quien
sucedería a Gea en el control del oráculo y tras ésta finalmente a Apolo quien lo recibió pacíficamente de
Temis. Por otro lado en Ifigenia en Tauris de Eurípides, el dios de la luz se opondría al oráculo de Gea pues
no consentía actividad mantica telúrica relacionada con la oniromancia (interpretación de los sueños). Cfr.
Aesch. Eum. vv. 1-10; Eur. IT 1 vv. 1250-1280; HH 3 vv. 215- 310.
Apolo; más tarde el oráculo lo establecerían los hiperbóreos y su primera profetiza fue
Femónoe quien cantó en hexámetros7. Más adelante, el autor mencionará que existió una
Sibila anterior a la pitia llamada Herófile, hija de Zeus, que sobre una roca cantó oráculos y
se llamó a sí misma esposa de Apolo. Además de las primeras profetizas, el geógrafo nos
detalla que entre los templos el primero fue hecho con ramas de laurel, un segundo de cera
de abejas, el tercero de piedra obra de Agamenes y Trofonio; y finalmente el último que
sería obra de los anfictiones8.

Según distintos testimonios la inspiración divina brotó de un antro, así Diodoro comentará
que “Se dice, en efecto, que unas cabras descubrieron el antiguo oráculo […] Dicen que la
manera en la que se descubrió fue la siguiente. Hay una sima en ese lugar en el que ahora
está el llamado «adyton» del santuario, y las cabras se amontonaban alrededor de ella
porque aún no había sido fundado Delfos, y siempre la que se acercaba a la sima, tras
asomarse a ella, daba un brinco de manera extraña y lanzaba un balido diferente al que
antes solía emitir. Al que cuidaba las cabras le maravilló aquel hecho singular, y cuando se
acercó a la sima y miró desde arriba le sucedió lo mismo que a las cabras; aquéllas hacían
lo mismo que los inspirados por la divinidad, y él predecía lo que iba a ocurrir en el
futuro”9.

Más, la verdadera naturaleza de la mantica permaneció misteriosa, sobre ella tras la


constitución del oráculo, Plutarco nos comenta su carácter único producido por dos
elementos, siendo el primero externo, la inspiración divina; y el segundo, la naturaleza
mortal del receptor que da forma a la inspiración. Así, “el dios de aquí se sirve de la Pitia
para la audición del mismo modo que el sol se sirve de la luna para la visión; muestra y
revela, en efecto, sus propios pensamientos, pero los muestra mezclados a través de un
cuerpo mortal y de un alma (humana), que no es capaz de mantenerse en calma ni ofrecerse
inmóvil y estática por sí misma a aquello que la mueve, sino que, como en medio de un
temblor, se agita presa y envuelta en las emociones y pasiones que hay en su interior” 10. Por
ello, se supedita la respuesta oracular (ya sea en hexámetros o en prosa) a la naturaleza y

7
Cfr. Paus. 10.5
8
Cfr. Paus. 10.12.5
9
Diod. Sic. 16.26; Trad. Torres J., Diodoro, Biblioteca Historica: Libros XV-XVII, Madrid: Gredos 2011
10
Plut. De Pyth. 404e; Trad. Pordomingo F. et al., Plutarco, Obras Morales y de Costumbres VI, Madrid:
Gredos 1995.
propensión a la poesía de la Pitia como también a la naturaleza de la propia consulta. La
sacerdotisa era criada en casa de campesinos y no llevaba consigo ningún arte ni
experiencia propia al oráculo.

El recinto de Apolo se elevaba sobre la ciudad de Delfos, a un lado de éste se encontraba el


santuario de la tierra y el agua consagrado a la divinidad original Gea. En las cercanías de
estas estructuras se encontraba la fuente de la que se tomaba agua para las libaciones y
abluciones; esta fuente era conocida como Casotide, capaz de hacer a las mujeres
profetizas. En una roca elevada sobre la tierra se decía que profetizaba la Sibila Herófile y
próxima a esta se constituyó luego el bouleutérion o consejo de la ciudad; otro monumento
importante fue el gimnasio donde se creyó que existió antiguamente un bosque silvestre de
radiante verdor donde cazó Odiseo11.

Pausanias nos describe dentro del templo el altar a Poseidón, bajo el cual se encontraba la
representación de dos moiras; el trono de hierro de Píndaro; una escultura de bronce de
Homero; el ombligo del mundo de mármol blanco y una escultura dorada de Apolo 12. Más
no menciona otros elementos rituales del interior del templo como la tumba de Dionisio y
se creé que no observo el ombligo del mundo original, pues éste se encontraba en el interior
del templo, adornado con piedras preciosas en forma de cabezas de Gorgona y dos águilas
en la parte superior. Plutarco por otro lado nos menciona la importancia del dios del vino,
éste no era menor que Apolo en Delfos y a él se celebraba en invierno con cantos de
Ditirambos (gritos de fiesta en oposición a los ordenados y sobrios peanes dedicados a
Apolo)13.

En época de Plutarco, las consultas oraculares se realizaban una vez cada mes excepto, en
invierno que se suponía que Apolo estaba ausente y su lugar lo ocupaba Dionisio 14. Entre
los ritos del oráculo estaban el ofrecer incienso tras la quema de laurel, pino, como también
de harina de cebada; la prohibición de que ninguna mujer podía entrar lo mencionan por
igual Plutarco y Eurípides; Eurípides menciona también el pago del pélanos de los
consultantes que les permitía la entrada al altar; el degüello de ovejas como sacrificio al

11
Cfr. Paus. 10.12.1 y 10.8.7; Plut. De Pyth. 398c
12
Cfr. Plut. De Pyth. 402c; Paus. 10.8.7
13
Cfr. Plut. De Pyth. 388e
14
Idem 398a
dios; la figura ritual de los prophietai (nobles elegidos por azar que se sientan junto al
trípode); otro rito importante fue la purificación de la Pitia en la fuente castalia; para luego
enunciar sus oráculos sentada en el divino trípode15. Según Diodoro el trípode era vestigio
originario de las primeras prácticas16.

El esplendor de la ciudad de Delfos demostró la certeza de que hablaba un dios en esta


región17. Como comenta Plutarco, el recinto se encontraba lleno de ofrendas y tesoros
griegos y extranjeros, toda esta riqueza probaba a los antiguos la veracidad de la Pitia; entre
numerosas esculturas y botines Plutarco no conocería algunos más que como restos, así es
el caso del tesoro de los corintios del que solo conoció una palmera de bronce; otros en
cambio, los destacó por su belleza como los edificios fundados por los Anfictiones 18. Por
otro lado Pausanias nos da una lista detallada de ofrendas como el botín de escudos
obtenidos en la Batalla de Maratón dados por los atenienses; un lobo de bronce entregado
por los propios delfios; y muchos otros tesoros dados por los reyes de Lidia, el pueblo
focidio, los ambraciotas, el pueblo de Cirene, etc… 19

Otra de las ofrendas famosas del templo de Delfos es la compuesta de las máximas,
atribuidas a los cinco sabios, situadas en el pronaos del templo de Apolo20; éstas, guiarían la
discusión y reflexión filosófica en la Hélade. Esto más tarde se observará en Sócrates, en el
Fedro, al colocar el γνωθι σεαυτόν (“Conócete a ti mismo”) como su primera y principal
indagación21. Otra era la ε (épsilon) que Plutarco relacionaría por su posición en el alfabeto
griego al número cinco y de ahí a la armonía pitagórica, pues este número era “fiel
imitación del principio que ordena el universo”22; además de mencionar que en la academia
se honraba la frase délfica Μηδέν άγαν (“nada en demasía”) 23. Sin embargo, la autoría de
estas sentencias se ha extendido, llegando a ser atribuidas a la pitia e incluso al mismo dios
Apolo; por ello Plutarco remarcó al dios como “«Pitio» (Indagador) para los que comienzan

15
Cfr. Plut. De Pyth. 397a; Plut. E ap. Delph. 385c; Eur. Ion v. 226; Idem vv.90-95; Ibídem v.415 Paus. 10.9.8
16
Diod. Sic. 16.26
17
Como nos lo retrata Eurípides nombrando en Delfos sus tejados de oro y sus diferentes utensilios dorados.
Eur. Ion v. 155
18
Cfr. Plut. De Pyth. 399f y 409
19
Cfr. Paus. 10
20
Cfr. Paus. 10.24
21
Cfr. Plat. Phaedo 230a
22
Cfr. Plut. E ap. Delph 387f
23
Cfr. Plut. E ap. Delph 388d
a aprender y a averiguar, «Delio» (Claro) y «Faneo» (Lúcido) para quienes ya se muestra y
deja entrever algo de la verdad, «Ismenio» (Conocedor) para los que están en posesión del
conocimiento, y «Lesquenorio» (Conversador) cuando practican activamente y con
provecho la dialéctica y la discusión filosófica"24.

Por otro lado no solo en la filosofía helena repercutió la figura de la pitia y de Delfos;
inmensos botines y ofrendas se entregaron en favor de su guía a acciones importantes para
el pueblo heleno. Así nos lo comenta Plutarco “aunque estas cosas parecieran historias
ficticias, sin embargo a favor de los oráculos atestiguaban numerosos abandonos y
migraciones de ciudades helénicas, y numerosas irrupciones de ejércitos extranjeros y
destrucciones de imperios”25. Esto lo señala Pausanias igualmente como en el relato de la
fundación de Tarento; la guerra del pueblo de Lipara con los etruscos; las victorias tebanas
y atenienses; entre otros relatos de reyes, tiranos, fundadores de colonias y pueblos en
guerra. En todos estos casos fue decisiva la participación de los oráculos de la pitia 26. Así
también sería el caso de Licurgo al que le fueron entregadas las leyes o retras para ordenar
el gobierno lacedemonio por un oráculo de la pitia27.

Durante la época en que los oráculos eran constantemente solicitados por ciudades
poderosas y reyes de imperios; la pitia expresó sus órdenes en hexámetros, y estos tendían a
ser ambiguos pues según Plutarco el carácter críptico de las sentencias evitaba a enemigos o
a personas no deseadas comprenderlas 28. Más tarde, bajo lo que luego se conocería como
paz romana, el oráculo cumplió un papel menos político en la comunidad helena durante el
tiempo de tranquilidad, la pitia en esta situación sería solicitada para solventar asuntos
pequeños y con ello empezó a usar respuestas simples a consultas referidas a la cosecha de
frutos, cría de animales y la salud de personas29.

En cada historia y cada reflexión sobre la Pitia, se nos muestra ésta como una intermediaria
divina. Aunque para Platón estas posibilidades de revelar lo desconocido a los helenos solo

24
Cfr. Plut. E ap. Delph 385c
25
Plut. E ap. Delph 398d; Trad. Pordomingo F. et al., Plutarco, Obras Morales y de Costumbres VI, Madrid:
Gredos 1995.
26
Cfr. Paus. 10
27
Cfr. Plut. De Pyth. 403e
28
Cfr. Plut. De Pyth. 407d
29
Cfr. Plut. De Pyth. 408d
provenían de una clase de locura, la labor del oráculo se puede observar como consecuente
y lógica para el desarrollo de las polis. Ya inspirando decisiones militares, de fundación de
colonias o instigando a la reflexión filosófica; de alguna forma el mundo antiguo fue
modelado por el oráculo de Delfos y esta trascendencia lo denotarán muchos textos
antiguos que recalcan la vinculación mítica de la ciudad con el dios de la luz y la pureza.
Así, a través del pleno delirio (o μαντικῇ) y de misteriosos designios dados por Apolo un
orden político se estableció.

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