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Alrededor del siglo XVI a.c, mil años antes de su época dorada, ya
se vislumbraban pruebas de su origen, donde había
un santuario dedicado a la diosa Gaya muy cerca del que luego sería
el Oráculo de Delfos. Ésta diosa sin embargo sería sustituida en el
Siglo X A.C. por dios traído por los dorios, el dios Apolo.
Cuenta la historia que Zeus lanzó dos águilas desde el extremo oriental
al occidental, que acabaron por encontrarse justo en el centro del
mundo, lo que sería el templo del Oráculo de Delphos (escrito
también así con frecuencia). En el mismo se conservaban las ánforas
oválicas y estructuras con la simbología del ónfalos, el ombligo,
representación del centro de todas las cosas.
En sus comienzos la pitia hacia predicciones desde
un montículo hasta que se le trasladó a una cabaña de laurel, el
primero de los seis templos de Apolo, hasta el momento en que se
construyó el primer templo de piedra en el Siglo VII A.C. Entonces
el oráculo ya gozaba de fama y renombre, que atraía a todo tipo de
peregrinos de todas partes, deseosos de contar con la suerte y la
aprobación de Apolo para recibir las profecías por las que habían
recorrido tan arduo y complicado camino
En sus sucesivos diálogos con las gentes del lugar, se percató de cuán
poco sabían en relación a lo que pensaban que realmente sabían, es
decir, que no eran en absoluto conscientes de su propia ignorancia,
mientras que en su fuero interno Sócrates había adquirido total
conciencia sobre el enorme parangón de su desconocimiento, y al éste
ser consciente de su enorme ignorancia le convertía en alguien
mucho más sabio que ellos.
El Final De Delfos
El robo Sila
El robo de Nerón
La última pitonisa
En el año 362 d.C. envió un emisario para ver si el oráculo de Delfos
podía volver a la vida, encontrándose a una pitonisa, que dió la última
de las profecías:
Dile al emperador
que ha caído la casa
de hermosos labrados.
Apolo ya no tiene cobijo
ni hojas de laurel.
Las fuentes están en silencio.
Las voces han sido acalladas
Pese a todos los intentos de acabar con el oráculo de Delfos, aún quedó
el misticismo que le caracterizaba en el los corazones de unos cuantos.
Miguel Ángel fue uno de ellos, pues pintó una pitonisa en la capilla
sixtina en honor al oráculo, y en especial contraste con la marcada
presencia cristiana de la pintura, siendo su genialidad absolutamente
incuestionable.
Los 147 Preceptos De Delfos
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Los 147 Preceptos Délficos o Máximas Pitias eran frases sencillas
atribuidas a los Siete Sabios de la antigüedad: Tales de Mileto, Pítaco de
Mitilene, Solón de Atenas, Bías de Priene, Cleóbulo de Lindos, Periandro
de Corinto y Quilón de Esparta.
“Las palabras escritas en el pórtico de Delfos son de utilidad para los hombres”.´
Pausanias