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lA TECNICA EN AJEDREZ

lA TECNICA EN AJEDREZ

Gerald Abrahams

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.
IJARCELONA • BOGOTA • BUENOS AlflES • CARACAS. MEXICO
Título original: TECHNIQUE IN CHESS

Edición en lengua original:


© G. Abrahams - 1961
© M. GiIqénez Sales - 1973
Traducción

© J. Espinosa • 1973
Cubierta

La presente edición es propiedad de


EDIT ORIA L B R U G U ERA, S. A.
Mora la Nueva, 2. Barcelona (España)

l.a edición: octubre, 1973


Impreso en España
Printed in Spain

ISBN 84-02-03303-2
Depósito legal: B.· 36.009 1973 -

Impreso en los Talleres Gráficos de


EDITORIAL BRUGUERA, S. A.
Mora la Nueva, 2 -
Barcelona 1973 -
ACLARACION

Normalmente he empleado la anotación Staunton


(o descriptiva), pero a fin de evitar ambigüedades, he
hecho uso ocasional del sistema algebraico. La diferen­
cia más importante entre ambos sistemas es que el
empleo del segundo se hace mirando al tablero desde
el lado de las blancas. Desde la izquierda de las blancas
las columnas son a, b, e, d, e, f, g, h, Y del lado de las
blancas al de las negras las filas son 1, 2, 3, 4, S, 6, 7, 8.
Así, 1 Rey blanco es «el». 1 Rey negro (incluso cuando
el negro apun ta su movimiento) es «e8».
La anotación Forsyth, que también he utilizado, re­
presenta una gran economía en la presentación de las
posiciones. Se mira al tablero desde el lado de las blancas
y se lee, como en un libro, de izquierda a derecha y hacia
abajo, empezando en la última fila de las negras, y tra­
tando cada hilera como una colección de espacios, o pie­
zas y espacios. Las piezas blancas van indicadas por
mayúsculas, las negras por minúsculas, los espacios por
el número de casillas vacías consecutivas que existen en
,cada hilera.
Así, si el Rey de las negras está en su casilla natural,
ahogado por un Peón blanco en 7R y el Rey blanco en 6R,
la descripción Forsyth será: 4r3, 4P3, 4R3, 8, 8, 8, 8, 8
(o, para las últimas cinco líneas, 40). Pruebe el lector
la siguiente anotación:

32, Sp2, 6TA, 1R2p3, 3r4

Si acierta a interpretarla adecuadamente, verá que


es el diagrama 1 del presente libro.
PRIMERA PARTE

DESCRIPCION DE LA TECNICA
A menudo un comentarista de ajedrez concluye su
crítica de una partida o de una serie de jugadas con
la frase: « El resto fue un asunto de técnica». También
he visto comentarios como: «X demostró la superiori­
dad de su técnica». A veces no he sabido comprender
lo que quería decir cuando empleaba este lenguaj e, si
es que quería decir algo, claro está. En otras ocasiones
(muy raras) he visto el término « técnica» (a mi enten­
der) bien empleado. Pero es un término nunca fácil de
aplicar ni dentro ni fuera del ajedrez.
La dificultad semántica de la palabra, así como la
importancia de los rasgos que el ajedrez lleva consigo,
me animó a tratar, por radio, en varias conferencias los
puntos de la técnica. Una acogida bastante favorable
me hizo sentir el deseo de escribir un libro sobre dicho
tema; no un tratado definitivo que fuese de difícil com­
prensión incluso para los mejor capacitados, sino un
ensayo para la presentación de varios métodos de juego
específicos, y algunas nociones de conocimiento y va­
loración del juego, que fuesen útiles al conductor de la
partida en diversos momentos y planos de la misma.
Tuve cierta dificultad en el aislamiento entre lo que
puede propiamente ser llamado actividad técnica en aje­
drez y de aquellos procesos de vista y pensamiento di­
recto que son las operaciones esenciales de la mente

9
ajedrecista en acción. Pero al menos he quedado satis­
fecho al comprobar que algunos procesos se hallan más
próximos a la técnica que otros. Un brillante estudio
de Reti ( diagrama 1) puede servir para ilustrar lo que
afirmo.
Este problema se soluciona por la percepción de una
posibilidad que no es fácil de ver por quien se halla
obsesionado por el valor convencional de las piezas.

1. T3Dj R8R 2. T3AR!

1
Estudio de Reti. (Corregido
por Cheron.) Mueven blancas
y ganan.

Si ahora 2 R8D; 3. A4C gana.


• ...

Hay un mate oculto (T3Dj) si el Peón corona.


Si en cambio 2. . R7D; 3. AlA gana, porque si 3 .
..

. . . P8R=D; 4. T3D mate.


Si en lugar de 3 . . . . P8R, las negras juegan 3 . . . . P x A
(=D); entonces 4. T x D, R6R; S . R2A, P6A. Y aquí halla­
mos un conjunto de movimientos muy diferentes en ca­
lidad que enriquecen la idea del problema.

10
En este punto las blancas no deben jugar 6RID porque
entonces 6. . .. P7A tablas (ejemplo: 7. TIT, R6A; 8. TIA,
R6R Y las blancas no pueden evitar la repetición de ju­
gadas). Lo correcto es 6. TIRj.

De ahí puede seguir:

6. R7A 8. R3R P7A


7. R2D R7C 9. T2R gana

O bien:

6. RSA 8. TIAR R6A


7. R2D P7A 9. R3D

un típico «zugzwang» u obligación del defensor a mover


y, por causa de ello, perder.
Estas variantes pueden apreciarse a simple vista.
Pero también conviene verlas como un método típico de
!
juego incluido entre las nociones de. conocimientos bá­
sicos con respecto a la coronación de peones.
Puede o no ser técnico, pero la diferencia entre esta
posición y las anteriores indica la dirección en que de­
bemos buscar la técnica, a saber: en las jugadas sin
especulación, en el conocimiento de las funciones y re­
cursos de las piezas y peones que, una vez adquirido,
salvo algunos esfuerzos de concentración, permite que
la energía del jugador pueda enfrentarse con problemas
más difíciles. Así aplicado, el término «técnica» ,será, al
menos, útil para des,cribir algunas fases de la partida
(la primera y la última) y ciertos ejemplos de error.
En las páginas siguientes es posible que el lector se
beneficie de ello si puede profundizar en los aspectos de

11
la jugada que él conoce, pero que no aprecia en su justo
valor (1).
En primer lugar esta serie de ejemplos de métodos
de juego está ideada para ayudar al principiante. Por
esto, muchos ejemplos y análisis son elementales. Pero
aún no he hallado a un buen jugador que no pueda
beneficiarse de insistir en lo relativamente elemental.
Claro está que también los buenos jugadores son ca­
paces, especialmente en las complicaciones del medio
juego, de no ver las señales técnicas.
ASÍ, el diagrama 2 muestra una posición de una par­
tida entre buenos jugadores.

(1) El lector puede haber visto el estudio de Reti con la Torre


en 3TD, no en 3CR. Habiendo visto la corrección de Cheron, hallo
que el original está "cocinado" (tiene una solución alternativa), este
fallo Cheron lo ha eliminado diestramente.
El lector puede aprender algo si coloca la Torre en 3TD e intenta
10 siguiente:

1. A4C R mueve 3. RIA P6A


2. AXP RXA 4. T2Tj

Si:

4. R6R 6.. T3Tj, gana.


s. RID P7A

Si:

4. R8R 8. TSCj R8A


s. T8T P7A 9. T8AR R7C
6. T8Rj R8A 10. R2R, gana.
7. R2D R7C

Técnicamente (o tácticamente) resulta interesante la necesidad de


llevar al Rey negro (por los movimientos 3 y 4) a la primer.a lín ea.
Si, equivocadamente, 3. T8T, P6;A; 4 R2A, P7A; S. T8Rj, R6A,
;
tablas. En esta variante, 4. T8 R] sena contestado con 4. ••. R7D.

12
2
Juegan blancas.

Las blancas jugaron P4CR y, aunque eventualmente


vencieron, habían jugado mal, ya que después de 1.
.. . P3CR; 2. PXP, TXT; 3. RXT, PxP; 4. AxP, D8Aj;
5. R2T, DSAj; 6. DxD, PxD, las negras tienen todos los
recursos técnicos que puede emplear un Caballo entre
peones. Las blancas demostraron insuficiente «técnica
consciente». De haber meditado, habrían hallado un mo­
vimiento como 1. TIAR. Si 1. . .. TxP; 2. A3T (no 2. AXP,
T7Tj), DIR; 3. P4CR, TST; 4. D2A! Buena táctica, pero
también buena técnica.
Este estudio demuestra, si no otra cosa, que los bue­
nos jugadores pueden permitirse el lujo de pensar en
abrir líneas, etc. Es también una leccióp de técnica ge­
neral: «No hay que liQuidar las ventajas, a menos que
se prevea un final de partida con victona segura».
Un error muy sorprendente por proceder del gran
Schlechter. Su jugada, según la posición del diagrama 3,
sugiere que en aquel momento no se hallaba «técnica­
mente consciente», ni llegó a imaginar un procedimiento
para ganar.

13
3
MarshalI-Schlechter. (San Se­
bastián, 1911.) Juegan negras.

La jugada fue:
1. ... R5R; 2. R2A, R6D; 3. R3A, P4C; 4. RiA, R5R;
·

5. R2R, R5A; 6. R2A, R5C; 7. R2C, P5T; 8. P3Tj, Y el juego


terminó en tablas.
Correcto y ganador era:
1. ... R5C; 2. RIA, R6T; 3. RIC, P5T; 4. RIT, P4C; 5.
RIC, P5C; 6. RIT, P6C; 7. PXP, PXP; 8. Rle, P7C gana.
El error puede ser descrito como un «faIIo de vista».
También puede afirmarse que un jugador con experien­
cia técnica, incluso con sólo una parte de la poseída por
Schlechter, hubiera sabido que aquel Rey y dos peones
en una posición tan típica, pueden derrotar al Rey y un
Peón. Con este previo conocimiento, el cálculo sería fácil.
En este libro, sin intentar ninguna definición dog­
mática, he acumulado cie:i:ta cantidad de ejemplos es­
cogidos para que el lector se torne «técnicamente cons­
ciente».
Muchos de los estudios son de finales de partida; no
porque no haya técnica en otros momentos, sino a causa
de que muchos de los métodos simples que muestran
las funciones de las piezas se presentan muy depurados
en los finales de partida. También me ocupo, en algunos
ejemplos, del principio de partida, antes de que la ven­
taja haya cristalizado. Pero estos casos son pocos por­
que el principio de partida es excesivamente dinámico

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para valoraciones técnicas, ya que es posible elegir entre
muchas líneas de juego equivalentes.
En ninguno de los ejemplos he tratado de mostrarme
exhaustivo. Respecto a los finales de partida, existen
muchos manuales como Finales básicos de ajedrez, de
Fine, y el inestimable y brillante conjunto de Cheron,
Lehr�und Handbuch der Endspiele. Para los principios
de partida, Capablanca, Euwe, Znosk�Borovski, Tarrasch,
Tartakover y Nimzovitch (para nombrar unos pocos) han
compuesto una magnífica colección.
El nombre de Nimzovitch es particularmente impor­
tante porque este nombre comporta un peligro. La gran­
deza del· maestro consiste, claro está, en aquellos pode­
res imaginativos que le convirtieron en el príncipe im­
perial del ajedrez, incluso cuando Alekhine era su kaiser.
En sus escritos teóricos, sin embargo, sobreestimó la
utilidad de muchas -clasificaciones que había hecho de
tipos de maniobras, tanto de ataque como de defensa.
En esto siguió el grande pero :equívoco ejemplo de
Lasker, que también intentó hallar una lógica matemá­
tica para el ajedrez, pero que, cuando en una ocasión
le preguntaron cómo había hallado cierto movimiento
victorioso, confesó: «Lo vi, esto es todo».
¿Cómo podría nadie realizar una jugada tan brillante
como la de Nimzovitch en la posición que muestra el
diagrama 4? (1. P3A, D X P; 2. C XD!)

4
Nirnzovitch. (Blancas.) Blancas
ganan.

15
Puede decirse que 1. P3A obstruye una línea de ac­
ción, o se «interfiere», y que la captura crea una «agre­
sión» en favor de las blancas. ¿Pero es que hablar de
agresiones e interferencias le ayudaría a un jugador cual­
quiera a comprender lo que vio un genio del ajedrez?
La crítica a Nirnzovitch y Lasker se refiere a que no
siempre es una ayuda necesaria un «vocabulario». Ciertas
frases como «bloqueo», «superprotección», «Rey acorra­
lado», «oposición», «Peón atrasado», «peones colgantes»,
«zugzwang», son útiles porque ayudan a evocar al ju­
gador importantes métodos de juego. Expresiones tales
como «fuera de lugar» pueden ser o no útiles (no todas
son buenas). Pero muchas otras expresiones son evi­
dentemente inútiles. Una frase como «avance restringido»
no ofrece ninguna guía para la selección de un movi­
miento, como tampoco la ofrece «plena expansión», o
cualquier expresión equivalente. La «codicia de ensan­
char» el Peón (un raro ejemplo de «patética apariencia
engañosa» en ajedrez) no ayuda a la decisión de si hay
que avanzar o no. A lo sumo estas frases describen mo­
vimientos del modo que las clasificaciones en retórica
describen los efectos verbales. Pero el individuo que tie­
ne que dar una orden a otros individuos no tiene nin­
guna ayuda porque se le diga que hable en imperativo.
Es la situación la que le dice cómo debe conducirse. La
descripción es una auto consciencia innecesaria.
En este libro, por tanto, he evitado los términos que
meramente describen movimientos sin precisar ningún
método de juego útil al que pueda recurrirse. Por tanto,
me he concentrado en la exposición de métodos sin so­
brecargar al lector con excesiva terminología.
De esto se deduce que, aun estando de acuerdo en
que el ajedrez puede jugarse metódicamente, debe ne­
garse por completo que existe ningún sistema para el
ajedrez. El sentido común, en gran parte, o la lógica
dentro de ciertos límites, pero todo subordinado a lo que
exige la posición concreta del juego. Por este motivo
y también a fin de resaltar los límites de mi propósito,

16
no he denominado a este libro La técnica del ajedre�
sino La técnica en ajedrez. La selección de ejemplos ha
sido arbitraria, casi accidental. Sólo afirmo que todos
y cada uno de ellos pueden ser útiles para perfeccionar­
se, del mismo modo que la buena labor, una vez vista
y estudiada, inspira a los estudiantes a realizar grandes y
provechosos esfuerzos.

A fin de ayudarme a mí mismo, en la elección de los


ejemplos, y a modo de tentativa, he adoptado una «téc­
nica» que sirva para descubrirla, utilizando el conoci­
miento de las funciones de las piezas y sus peculiares
recursos en la geometría del tablero de ajedrez, así como
los métodos de explotación de los mismos.
Así, la primera cosa que un jugador aprende es el
poder de las piezas, según se halla establecido en las
reglas del juego. Pero cuando ha aprendido esto, nece­
sita que le enseñen (a menos que posea dones geniales)
ciertas cosas especiales que las piezas pueden realizar,
verbigracia, la doble amenaza, la clavada, etc. Esto es
técnica elemental. Menos elementales son ciertos proce­
sos para conseguir el mate, los de coronación de peo­
nes, etc. Son más avanzados, en los comienzos de juego,
la importancia de abrir líneas y los ejemplos de la ex­
plotación de tales movimientos; en jugadas posteriores,
la importancia de saber perder un tiempo, etc.
La técnica incluye, a la vez, el simple ataque o de­
fensa de un peón o 'una pieza y la comprensión, sin
esfuerzo, de que una captura inmediata no es necesaria,
de que un ataque que salta, a la vista no es eficaz, o que
una defensa muy clara no es la adecuada. Si yo juego
1. P4D, P4D; 2. P4AD y me hallo enterado de que 2.
... P x P no hace realmente ganar un Peón, estoy en po­
sesión de conocimientos técnicos. (También es claramen­
te visible: 2 . P X P, si quiero sost�nerlo; 3. D4Tj, C3A,
. ..

17
y ahorá, no inmediatamente 4. D X P, D X P, sino 4. P3R, Y
el Peón negro debe caer.)
Más avanzado es el siguiente conocimiento técnico:

1. P4D P4D 3. C3AD C3AR


2. P4AD P3R 4. ASC CD2D

¿Puedo ganar ahora un Peón ya que el Caballo está


clavado?

5. PxP PxP 6. CXP

La respuesta está e n 6. CxC, y 7. AxD e s una ju­


...

gada vengada ampliamente con 7. . . ASCj.


.

Esto es visible al buen ojo .del ajedrecista. También


es algo que puede aprenderse, un factor útil de conoci­
miento, una parte del equipo propio personal, en suma:
técnica.
La técnica puede describirse epigramáticamente como
aquello en que no hay necesidad de meditar. Lo mismo
que el buen pianista no tiene necesidad de ir buscando
las teclas, el buen jugador de ajedrez no debe preocu­
parse por las claras situaciones de la captura y la re­
captura; el Peón avanza, el Rey se mueve, etc.
A este respecto es conveniente tener en' cuenta el
factor «distancia». Un movimiento puede ser «técnico»
en el momento en que se lleva a cabo. Sin embargo, para
el jugador que lo mira al final de una· situación, puede
llevar envuelto un esfuerzo imaginativo, puede ser una
«idea». Es interesante la siguiente posición (diagrama 5).

18
5
J'ieplov-Ba1kin. (Moscú, 1959.)

Las negras han jugado:.

15. oo, CSA

De donde sigue:

16. D3R DXP 17. DSA

Como se verá, esto es un fallo.


Lo correcto es:

17. AxC AXC 19. TXD PXA


18. DXA DxD 20. ASD ganando

Las negras toman ventaja si:


17. DSA AXC 19. RIT DXC!
18. TDID C6Tj

Este movimiento 19, a corta distancia, puede ser lla­


mado «un movimiento técnico». A cierta distancia es
una «idea hábil».
Una ilustración más sencilla se obtiene de una partida
entre el autor (blancas) y R. J. Broadbent:

8, 6pl, 16, 2par3, ASPl, tP3PIP, 1Rl T4

19
Esta posición es, incidentalmente, de interés técnico,
porque la situación de la Torre negrél es el resultado
de la indirecta conservación de un Peón. Las blancas
habían jugado AxP7T, y las negras, con TIT, reconquis­
taron un Peón en 7TD. Pero más tarde, ASA logró que
aquella Torre quedara acorralada.
Sin embargo, lo sobresaliente del presente caso es la
jugada que tuvo lugar, a partir de la posición en Forsyth,
anotada anteriormente:

36. TxA 38. PxT R6A


37. TxAj RxT

Esto amenaza ganar por medio de R7D) y debe ser


contrarrestada por 39. RIA (que gana). Este RIA es
«técnico», aunque hub-iera debido ser visto por adelan­
tado, en conjunción con la amenaza de las negras, cuan­
do las blancas movieron para atacar a la Torre negra.
Esta clase de captura es de «idea», aunque también
sea una manifestación de «técnica latente»: un cono­
cimiento de los recursos de las piezas. Si este conoci­
miento está, por así decirlo, despierto, la tarea de ver
las líneas de juego es fácil, y los errores poco probables.
Sin embargo, el hecho de frecuentes equivocaciones,
demuestra que la técnica del jugador no siempre se halla
en acción, o que no siempre es la adecuada. A continua­
ción cito unos cuantos ejemplos. En el primer match
para el campeonato mundial entre· Botvinnik y. Tal, la
posición del diagrama 6 se planteó después que Tal había
jugado 25. C5T. En esta posición hay muchos asuntos
técnicos de los que nadie podía estar mejor enterado
que el propio Botvinnik. La presión en la columna de
Dama es intensa; el Caballo negro en 3AR está ligado
con el Rey a la defensa de ID. Puede obtenerse cierto
alivio a esta presión si el Caballo de 5T se cambia por
el de 6A. Para evitar esto, Botvinnik jugó 25 . ... A3C. Al
hacerlo cometió un funesto error. Había pasado por alto

20
una maniobra elemental que es casi tan familiar corno
técnica: 26. TxCj, CXT; 27. TxCj, RxT; 28. C6Aj, R3D;
29. CxT.
y las blancas han ganado dos piezas menores por
una Torre. .
La continuación no dej a de tener cierto interés téc­
nico: 29 . . T4AD; 30. C6T, P3A; 31. C4C, AXP; 32. CXPA,
. .

AxA.

6
Tal-Botvinnik.

Ahora un mal jugador podría jugar 33. C4Rj, R4D;


34. CxT, esperando :R.xC, tras lo cual recapturaría el
Alfil. Pero esto e� imposible por el «zwischenzug» (o «ju­
gada intermedia»), 34. . . . A5Aj, con el resultado de que
las negras han recuperado ahora las dos piezas menores
por una Torre.
Estas cosas las ven los buenos jugadores, y las pasan
por alto los inferiores (o agotados). El conocimiento de
las posibilidades de este tipo forma parte de la técnica.
El jugador técnicamente bien equipado sabe dónde mirar
y qué cIase de variantes debe buscar.
Cuando juega técnicamente está, en cierto sentido,
confiando más en su experiencia que en el intelecto;
está ejerciendo su sistema habitual, no su visión. Esta

21
confianza puede ser mal empleada, a menos que su sis­
tema habitual sea maravilloso.
Así, en una exhibición de simultáneas en la BBC, el
excelente jugador Gligoric, jugando con las negras contra
un fuerte aficionado inglés, Littlewood, efectuó el movi­

miento técnicamente normal e incurrió en una seria


desventaja.

7
Littlewood-Gligoric. (De unas
simultáneasJ enero, 1960.) Jue­
gan blancas.

En la posición del diagrama 7, las blancas jugaron


n. PsR, PXP; 12. PXP, y las negras, que de haber me­
ditado la jugada habrían movido CsR, efectuaron el
movimiento que parecía más normal, 12. ... C4D, que fue
contrarrestado con el más eficaz: 13. CsAR, amenazando
con apoderarse del valioso y útil Alfil. Luego siguieron:
13. ... P x C; 14. A x C, T2T; 15. A3R, T2D; 16. C6C, T2A;
y las blancas ya habían conseguido una espléndida ini­
ciativa y ciertos avances estratégicos para la consecu­
ción de la victoria. (Un error posterior de las blancas
redujo la partida a tablas.) Otro modo de mirar la po­
sición es afirmar que «técnicamente» la casilla sAR era
débil, o que el P3R estab� llamado a ejercer una doble
función. Esta clase de razonamiento es un avance en la

22
noción de técnica; y tales cosas son posibilidades tácticas
que deben ser visualizadas con los ojos de la mente (1).
La finalidad de la técnica es que una labor sea más
fácil. El conocimiento de los métodos elementales y la
estrategia básica, ahorran mucho trabajo a un jugador
durante el largo proceso de movimientos. Dejémosle
saber al contrario lo que técnicamente es bueno y malo;
sepamos nosotros lo que técnicamente es posible y lo
que es imposible.
Tales cosas resultan particularmente importantes
cuando se está realizando la transición hacia el final
de partida.
Desde un nivel muy elevado,' aquí vemos a Tal reali­
zando una maniobra que técnicamente puede tacharse
de mala, porque cambia una pieza que sería muy po­
derosa en el final de' partida, por una pieza que resulta
tácticamente molesta en el medio juego (diagrama 8).

8
Botvinnik-Tal. (Campeonato
del mundo, 1960.1

'(1) Puede interesarle al lector comparar este diagrama con el


número 168 de la pág. 252, que muestra una posición extraída de
una partida jugada por el autor contra un gran maestro (en la moda­
lidad de partidas simultáneas), que también pasó por alto la debilidad
de una casilla libre. Psicológicamente, las casillas sin piezas ni peones
son más difíciles de atender que las ocupadas. Es necesario que todos
los jugadores tengan esto bien presente. La n�ción es, tal vez, exce­
sivamente vaga para poder ser llamada técruca.

23
La jugada es de gran interés:

42. C5A T5Aj 46. RIT


43. R3D TxP 47. C6A (amenazando
44. C x P T5Dj mate)
45. R2R TxP 47. T7Dj
46. C4R (amenazando un 48. R3A TID
doble) 49. T6C P5TD

(Este es el error técnico, era mejor preservar el Alfil.


Este es un ejemplo del «momento crítico» en un final
de partida, o en la transición hacia el final; el instante
en que el jugador debe saber los métodos de ganar y
saber el material necesario para lograr la victoria, a pe­
sar de los recursos del contrario.)

50. T x Aj R2C 54. T1TD P6T


51. T7Tj RxC 55. P7C R4A
52. TxPC T6Dj 56. T x P TxP
53. R2C T6CD

y e l final de partida n o puede ser ganado por las


negras.
El ejemplo anterior demuestra, entre otras cosas, la
variedad de situaciones en que los métodos específicos
o los principios pueden ser utilizados. Quien haya pro­
gresado en cierto grado comprenderá que la técnica (sea
cual fuere) no tiene fin. Para el que busca ejemplos,
el problema es de selección entre las ingentes cantidades
de situaciones que existen en el ajedrez. La literatura
ajedrecista -nueva o antigua- ofrece una enorme gama
de ejemplos en los que cada clase de jugador de ajedrez
puede hallar ayuda apropiada para sus necesidades. Mu­
chos de los ejemplos son fáciles, algunos sumamente
difíciles, y otros fáciles y difíciles a la vez. Hay movi­
mientos que fueron «ideas» y ahora son técnica; éstos
resultan muy ilustrativos. Pero a cualquier clase de ju-

24
gador, todos los ejemplos le resultan útiles. Ofrezco la
siguiente confirmación de la tesis:
16, 4p3, 4p3, 4P3, 4Tpr1, 2RS, 8. Este estudio de Pecko­
ver muestra una aparente derrota. Cuando juega la Torre
blanca, la técnica indica que las blancas deben carecer
de defensa, pero aquel que ha visto finales, observa:
1. T3D, R7C; 2. T2Dj, P7A; 3. R3D, R8C; 4. T1Dj, P8A
{=D)j; 5. R3R!, R7C!; 6. TXD, RXT; 7. R3A Y tablas.
Esto demuestra, con tanta claridad como el estudio
de Reti del principio, la diferencia entre técnica e idea.
También demuestra cómo las ideas, si están bien asi­
miladas, pueden ampliar la técnica.
En conclusión, yo repetiría que (en razÓn de la ri­
queza del ajedrez) no existe un cuerpo unificado de
doctrina al que pueda llamársele técnica de aj edrez.
y no hay función de unidad que pueda hacer que la
selección de ejemplos no sea arbitraria. De acuerdo con
esto, con cualquier planteamiento que se intente, el re­
sultado sólo puede ser una agregación de puntos técni­
cos. Cualquiera que emprenda una búsqueda de ejem­
plos, debe tratar de adquirir el mayor número posible
de detalles. Cuanto mejor es la visión en el ajedrez,
tanto menos necesario es el aprendizaje. Pero la adqui­
sición . de ideas es una experiencia valiosa en todas las
posiciones y fases del ajedrez, porque en ese juego ob­
servamos el milagro de la experiencia intelectual con
la que, gracias a la enseñanza de cosas antiguas, los
inteligentes hallarán inspiración para encontrar ideas
propias.

25
2

ALCANCE Y EMPLEO DE LA TECNICA:


EJEMPLOS DE METODO
La mayoría de lectores deben conocer a monsieur
Jourdain de Moliere (personaje protagonista de El bur­
gués gentilhombre, una de las más célebres obras del
genio francés), el cual, cuando el profesor le empieza
a enseñar lo que es prosa, descubre que sin saberlo
toda su vida había estado hablando en prosa. De manera
semejante muchos jugadores de ajedrez han estado em­
pleando toda su vida la técnica, sin enterarse del pro­
ceso. Pero no es éste el final del paralelismo. LO mismo
que la prosa (la buena técnica del lenguaj e) es recono­
cible pero indefinible, también lo son las técnicas de
muchas artes y ciencias, entre ellas el ajedrez.
¿ Quién puedé aislar en el discurso de un orador sus
ideas, sus sentimientos, su método? ¿Es su radiante
claridad un rasgo de la idea que expone, que crea? ¿O
es el efecto de algún truco especial que él (consciente
o inconscientemente) emplea? Lord Macaulay, uno de
los grandes prosistas de todos los tiempos, afirmó que los
gramáticos y los retóricos derivan sus reglas de las gran­
des realizaciones, y que nadie puede criticar que éstas
sean ejemplos de la aplicación de las reglas.
Algo parecido puede decirse de las estupendas conse­
cuciones logradas· por jugadores como Capablanca o Ru­
binstein. Aquí no hay aplicación de la técnica, sino un

29
manantial de técnica. En este análisis radica la refuta­
dón de la afirmación sugerida (más que definitivamente
formulada) por Emanuel Lasker, de que los excelentes
movimientos combinados pueden deducirse de las reglas.
Este tema queda ilustrado en el texto. Aquí bastaría de­
cir que pueden formularse afirmaciones más modestas
con respecto a la técnica ajedrecística.
En ajedrez no hay fórmulas que correspondan a los
cálculos, mediante los cuales los jugadores de .damas
saben si un movimiento dado será o no el último ( 1 ).
A un nivel más bajo, en los juegos de cartas y en
los crucigramas, por ejemplo, se discierne el equipo
técnico con suma facilidad. El crucigramista, por ejem­
plo, cuando ve la expresión «número romano elevado»,
ya sabe que tiene que poner uÍla M o una D. Los juga­
dores de póquer conocen de memoria todas las técnicas
del descarte, el engaño o farol, el envite, etc., y lo hacen
casi automáticamente. En las actividades que involucran
al cuerpo -el atletismo y los aspectos manuales de mú­
sica-, se aprenden y enseñan trucos. Pero donde la esen­
cia de la actividad es el juego de las ideas, no puede
hacerse fácilmente la distinción entre la intuición del
dentífico o el artista y los auxilios que facilitan su tarea.
Sin embargo, en todas las actividades mentales pue­
den discernirse ciertas reglas. En el caso' del ajedrez, la
dificultad estriba en discernir las reglas que, a la vez,
son adicionales a las leyes básicas del j uego, y distin­
guirlas de las ideas en la partida. Para el jugador medio
de ajedrez, incluso para cualquier ajedrecista, que con­
sidera dicho juego como algo más que un juego de suer­
te, el esfuerzo y el proceso, es el de la «visión». Dados
los poderes formales de las piezas, se trata de ver lo

(1) Son interesantes aquellos juegos en que el jugador tiene que


capturar el último, o evitar la última captura. El uso �e la n�era­
ción binaria soluciona el problema. (Ver Northrop: Rzddles m Ma­
thematics, para· el análisis de la cuestión.)

30
que puede conseguirse con ellas. Uno empieza a discutir
consigo mismo (ya que el único contrario en el ajedrez
es uno mismo) respecto a los efectos de los movimien- I

tos, la intención, la amenaza, la refutación de ésta, la


réplica a dicha refutación, otros abordamientos de la
cuestión, y así siguiendo. A las actividades operativas
que durante el juego s,e van desarrollando con tales
series de corisecuencias y con todas las variaciones per­
ceptibles, se les aplica el término de tácticas. Pero fre­
cuentemente el tablero resulta excesivamente opaco, la
posición insuficientemente translúcida, para análisis cla­
ramente decisivos, o para operacíones definitivamente
eficaces. Por esto otros aspectos de la mente emprenden'
el control. A este planteamiento del futuro de la partida
-los pensamientos que dominan cuando no hay que
pensar en nada más- le damos el nombre de estrategia.
Cabe preguntar si estas dos funciones no agotan la ac­
tividad del ajedrez. ¿Queda sitio para lo que se llama
técnica? Quizá. Sin embargo, los buenos jugadores era­
plean ese término con frecuencia. En Bad Gastein, en
1948, el excelente maestro que es Canal describió su
error, en la posición del diagrama 9, como un «error
técnico», porque 10 había hecho acorralándose. No todos
los maestros estarían de acuerdo en que el movimiento
de Lundin,' que se aprovechó del error de Canal, fue
mera o esencialmente técnico.
Del mismo torneo, una posibilidad que le ocurrió al
autor y que posee rasgos técnicos, fue descrita (por el
mismo Canal) como esencialmente táctica (diagrama 10).
Conocida es una posición (diagrama 1 1 ) en que el
fuerte jugador israelí Persitz' liberó a un Caballo eli·
minando, con amenazas, la pieza mayor contra la cual
la menor estaba clavada (1).

(1) Aquí hay una idea similar en el comienzo de la partida


(de un gambito de Dama aceptado): 1. P4D, P4D; 2. P4AD, P3AD;
3. C3AD, C3AR; 4. C3AR, PxP; 5. P3CR, A4A; 6. A2e, .P3R;

31
9

Detalle técnico: Lundin-Canal.


(Bad Gastein, 1948.) Negras
juegan: 15. ...TIR, permitiendo
16. D4A, creando clavada. Lo
correcto es 15 . .CiD.
. .

Estos movimientos pueden ser descritos como ejem­


plos de «zwischenzug» -jugada intermedia-, pero ésta
es solamente una descripción estética. Este tipo de mo-

10
¿Detalle táctico o técnico? Las
negras pueden desclavarse con
I. . TDIR. Si 2. pXP, DXP,
..

3. D X D TXD; 4. P7A, TIA,


,

5. TID, RIAI

7. 0-0, CD2D ; 8. ASC, P3TR; 9. AXC, CXA; 10. CSR, D2A;


1 1. D4T, C2D; 12. CxPAD.
Esto es posible porque si: 1 2. P4CD, las blancas tienen
• ••

(entre otras elecciones) 13. DST.


Comparar asimismo la posición: 4tr2, 6c1, 3p4, 8, 4C3, 8, 2TR9,
8. Las blancas pueden jugar: 1. CXP, porque en respuesta a TID,
hay 2. T8A, enfrentándose una clavada con una contrac1avada.

32
11

Liberación de una clavada.


Persitz - Czemiak. (Tel-Aviv.
1956.) 22. D2A. TIAD, 23.
CXA, DXC; 24. D3D, DXD"
2 5. TxD. CXC¡ 26. AXC,
P5D¡ 27. 14,4 (:on iSuperiori
..

dad.

vimiento es considerado usualmente cOmo una variante


en una línea táctica de juego.
Tales ocasiones son frecuentes. La· forma sencilla se
presenta cuando se necesita demorar una recaptura, a fin
de paralizar al contrario o salvaguardarse. uno mismo.
No obstante, sin afirmar ni negar la terminología de
Canal, lo menciono a fin de demostrar las dificultades
semánticas. No se causa ningún mal si, en busca de
técnicas, el estudiante disfruta de la consideración de al­
gunas ideas tácticas hábiles.
El siguiente diagrama muestra la dificultad de dis­
tinguir entre técnica y estrategia (diagrama 12).

12
¿Técnica o estrategia? Con 5.
P4D (replicado con P3R), las
bl ancas han preparado el ata­
gue a la diagon81 con 6. r4Al

33
Los movimientos de apertura fueron:

1. C3AR P4D 4. O-O C3AD


2. P3CR A4A 5. P4D P3R
3. A2C P4A 6. P4A

El tercer movimiento de las negras es sumamente


ambicioso y muestra un fallo en apreciar la debilidad de
su diagonal. Los movimientos quinto y sexto de las blan­
cas son técnicamente perfectos, y buenos táctica y es­
tratégicamente. Expresan una apreciación del exacto mé­
todo de trabajo contra un centro débil. P4D clava el
Peón de Dama, lo bloquea y P4AD ataca directamente la
diagonal.
Revertiendo la cuestión de cómo distinguir la técnica
de la. táctica y la estrategia, sugeriría que es algo aná­
logo a la sintaxis en el lenguaje o a la manera de tra­
bajar con las escalas en la música, es decir, buscando
aquellos factores que ahorran concentración, como el
empleo de palabras familiares ahorra el trabajo de
pensar.
En el ajedrez también existe la economía mental. Hay
cierto propósito en el método, que envuelve menos me­
ditación que el planteamiento de una jugada particular,
y menos esfuerzo que la percepción de un proceso tác­
tico. Este método no es una regla, sino una agregación
de fragmentos de conocimiento y bagaje, y la habilidad
con las piezas en la ejecución de los procesos específicos.
Incluidos en el equipo hay ciertos postulados deri­
vados de la experiencia general: «capturar los peones
hacia el centro», «desarrollo hacia el centro», «no mover
la misma pieza o Peón dos veces antes de que el desarro­
llo esté completo». (Este es un excelente consejo, aunque
se halle sujeto a grandes consideraciones de orden es­
tratégico.) «Sacar los caballos antes que los alfiles».
(El Alfil ya «juega» antes del desarrollo. ) También «po­
ner vuestra Torre en la línea de su Dama, sin tener
en cuenta las demás piezas que intervengan». Esta es-

34
pecie de aleluyas dan cierta experiencia. Como decisión
o estratégica puede ser una equivocación, ya que puede
ponerse a la Torre bajo una agresión enmascarada, o
puede colocársela donde tenga menor campo de acción
que en otro sitio. Un error bastante frecuente es el si­
guiente:
Con TIR se clava a un Caballo (en SR contra una
Dama en 7R). Pero con C6Aj se pierde calidad. Pero
saber todas las ventajas que puede existir en la clavada
de las piezas menores, incluso remotamente, contra la
Dama, es (por lo que tiene de valioso) parte de 'la téc­
nica. Pueden mencionarse otros postulados empíricos:
«no clavar al Cabillo de Rey del contrario antes de que
haya enrocado por el lado del Rey». Esto tampoco debe
ser considerado un principio dogmático. En una posición
específica, la clavada puede ser muy buena, incluso si
no se ha producido el enroque. (En algunas aperturas,
verbigracia, la Caro Kahn, ésta es la solución de las
negras al problema de desarrollar el Alfil de Dama.)
Por otra parte, el movimiento puede ser erróneo, aunque
el contrario haya enrocado. Otro dicterio es: «no perse­
guir los peones del flanco de Dama, especialmente con
ésta». (La idea es que una pieza importante no se aleje
demasiado del centro o del flanco de acción del Rey.)
Existen numerosos ejemplos de la propiedad o impro­
piedad' de esta proposición. También el difunto F. D. Ya­
tes, gran valor del ajedrez británico, solía describir P4AR
como «un movimiento que siempre se hace demasiado
pronto». Pero esto no le impedía efectuarlo muy a me­
nudo. lA veces también lo jugaba demasiado pronto
para su contrario!
Pueden multiplicarse las máximas. Steinitz decía:
«Convertid a vuestro Rey en una pieza de lucha» y «muy
a menudo los movimientos del Rey hacia el centro son
esenciales».
Un pensamiento peligroso es: «no dejéis escapar un
jaque, puede ser mate».

35
Lo anterior es valioso, aunque también resulta pru­
dente reservar los jaques. El diagrama 13 muestra una
posición desde la cual Bobby Fischer no logró derrotar
a Tal, precisamente por haber dado jaque prematura­
mente.

13
Fischer-Tal. (Del torneo de
candidatos, 1959.) Las blancas
efectúan su movimiento 22.

Después de 1. D6Aj, T2D, las negras pudieron orga­


nizar su defensa. En cambio, 1. TDIR (clavando una
Torre) gana. Si en respuesta:' 1. .. RID; 2. D6AD, y ahora
.

T2D no puede jugarse a causa del movimiento T x P. Con


lo que se demuestra que muchas máximas son exactas
hasta cierto punto.
Retazos de conocimiento como los mencionados an­
teriormente pueden ser muy útiles, conjuntamente con
un perfecto conocimiento de las funciones de las distin­
tas piezas; tampoco un conjunto de máximas sirve para
nada a menos que vaya acompañado de la habilidad.
Las máximas son el producto de una vaga actividad a la
que los jugadores denominan criterio; o sea, cierta apre­
ciación de las tensiones de una posición, un sentido de
equilibrio, la sensación del ritmo. Pero ésta no es una
técnica descriptible. No obstante, un jugador con buen
criterio puede, a veces, formular útiles consejos de téc­
nica general.

36
En esta categoría yo incluiría una parte de prudencia
que muchos novatos no aprecian en su debido valor:
cambiando una pieza, abandonan casillas que pasan al
indiscutible control del contrario. Así, si las casillas
negras de vuestro bando están libres en 4D, 3R, 2AR, etc.,
y un Alfil, Dama o Caballo del contrario pueden con­
trolarlas, entonces resulta claro que no es deseable des­
prenderse de vuestra pieza semejante (el Alfil situado
en las casillas negras), puesto que podría ser moVilizado
para actuar. en dichas casillas. Esto puede ser más un
punto de estrategia que de técnica. Pero es valioso como
un aspecto de la valoración general que debe hacerse
cuando se 'considera el cambio de piezas. Con la expe­
riencia debe desarrollarse ·el conocimiento de qué piezas
'son más útiles en las configuraciones de peones. No
puede espeárrse obtener mucho consejo en forma de
reglas.
En la misma categoría puede mencionarse Id inope­
rante 4ue resulta terier una columna abierta (las colum­
nas de las. torres son frecuentes ejemplos) que el oponen­
te puede controlar con su Torre, pero que vosotros no
podéis controlar con la vuestra porque su Alfil cubre
la casilla en la base. Esto puede ocurrir a partir del
desarrollo en fianchetto, después de haber cambiado un
Alfil por' un Caballo.
Existen muchas lecciones semejantes.
Al estudiante hay que aconsejarle que piense en 'la
técnica como en un conjunto de métodos a aplicar a pro­
blemas prácticos que son frecuentes en el juego: mé­
todos de manejo de piezas individuales, o grupos de
piezas, para propósitos que siempre son los mismos,
y van desde la defensa de una pieza atacada hasta la
explotación de pequeñas ventajas en los finales de par­
tida.
Además, muchos procesos tácticos pueden ser des­
compuestos en series de procesos técnicos elementales.
Esto no quiere decir que el equipo técnico ofrezca mu­
cha habilidad en el juego táctico. Los factores de con-

37
centración y habilidad para ver algunos movimientos
venideros no pueden ser enseñados. Pero cierta dosis
de habilidad, el conocimiento de las clavadas, etc., dará
al jugador cierta ventaja en el aspecto táctico.
El diagrama 14 sirve para ilustrar lo antedicho. La
posición se presentó en una competición juvenil. (La vir­
tud del ajedrez es que sus bellezas no se hallan ence­
rradas en los enclaves de los todopoderosos.) Las negras
se hallan en una dificultad tan enorme como la que
podrían hallar en un campeonato mundial. Su mejor
movimiento es probablemente TID, tras lo cual P4CD
les molestaría. Sin embargo, jugaron 1. . CIR, y las
..

blancas replicaron 2. T6Rj, obligando a R2D. Ahora,


las blancas pueden efectuar unos movimientos que acla­
rarían la partida a cualquiera que estuviera en posesión
de una ligera experiencia en el manejo de las piezas:

3. T6A forzando TIA s. A6C


4. T6T forzando TIT

tomando ventaja de la clavada y ganando un Peón. Muy


poco más que algo de técnica elemental era preciso para
apoderarse de esta pieza. Pero las nubes del porvenir
oscurecieron el buen juicio de las blancas, que jugaron
3. R2A, permitiendo C3D, y cierta defensa.
Las negras se hallan todavía bajo gran presión y el
diagrama resulta extremadamente útil como ilustración
de lo que yo llamo «penetración». Esta palabra no es de
uso general como término técnico en el ajedrez, pero
describe lo que ocurre cuando, mediante una cuña de
peones o establecimiento de piezas, un jugador está ope­
rando· agresivamente dentro del terreno que debería ser
espacio utilizable para su contrario.

38
14

No todas las penetraciones resultan fatales. Pueden


paralizar sin matar. Y la víctima, por tanto, puede re­
cuperarse. Sin embargo, debe siempre tenerse esta no­
ción bien presente en la mente, y un jugador debe ser
lo bastante prudent-e para preguntarse de vez en cuando:
«¿Dónde puede penetrar mi adversario?» Por ejemplo,
uno debe preguntarse: «En ciertas. circunstancias, ¿pue­
de establecer las torres o los caballos en mi campo de
juego, o puede, con su control de las líneas (columnas,
filas y diagonales) limitar mis movimientos sin amenazas
y demostraciones de fuerza?))·
Esto es aún más importante en razón de que, en
cada apertura, un jugador que trate de desarrollar sus
propias fuerzas siempre deja alguna fila abierta al ad­
versario. Si, por ejemplo, avanza sus peones a 4R y 4AD,
ofrece una buena casilla para un Caballo en la 5D de su
contrario. Esto sólo puede ser grave si no hay compen­
sación por el dominio u ocupación de tal casilla.
Cuando se obtienen tales ventajas, suele conseguirse
la victoria jugando de una forma que puede ser llamada
técnicá, verbigraci a el obvio avance de peones. Pero
,

como ya vimos en el ejemplo, también se necesita una


visión rápida, lo que hace difícil la clasificación de este
proceso. Entonces se dice que la técnica puede enseñar

39
tácticas muy elementales, pero no todo aquel a quien
se le enseña la función de cada pieza (función o funcio­
nes que son distintas de sus normales poderes ) aprende
la habilidad para explotar el conocimiento de las mismas.
La técnica es �saber cómo obrar» en los diversos gra­
dos de ·dificultad.
Cite mos un ejemplo muy elemental. El 'aprendiz sabe
cómo se mueve el Rey y la Torre, y conoCe el significado
del mate. Pero, ¿Pllede fonar mate con un Rey y una
Torre contra un Rey solo? Dejemos que el ·aprendiz
coloque el R.ey negFo en la casilla SR de las blancas
(su propia casilla IR), el Rey blanco en 6R, la Torre
blanca en IR. El métodb es: 1. TIAD. Si las negras jue­
gan lUD, entonces 2. T2AD3 (6 3, 4, 5, 6). El Rey negro
debe volver a IR, y 3. T81\. es mate. Esta maniobra ele­
mental es un ejemplo del principio de «zugzwang», que
es una peculiaridad que se 'presenta especialmente en
los finales. de partida. Esto es un simple proceso táctico,
pero en la práctica esta parte de método se convierte
en una parte del conocimiento personal del moviIniento
de .las piezas, en parte de un conocimiento' de ,sus funcio­
nes, además de sus poderes formales. El jugador cuyo
conocimiento del movimiento de la Torre es adecuado
para el proceso de mate antes descrito, será capaz de
forzar al Rey contrario desde cualquier hilera hacia la
posterior, mediante la repetición del proceso «zugzwang».
Ya no tendrá, al evaluar cualquier posición, ninguna
duda sobre el resultado de la partida si ésta se reduce
al final a un Rey y una Torre contra un Re y. En cierta
extensión ha adquirido técnica.
También forman parte de la técnica procesos tales
como el laborioso (aunque no difícil) mate con Alfil
y Caballo, y el hecho de que dos caballos no pueden
forzar el mate (1).- Los diferentes grados de dificultad

(1) La "técnica" de Rey,


al Rey a ir a W1 rincón controlado por el Alfil. Si se tiene esto bien
presente, el proceso res ulta fácil.

40
vienen ilustrados por el hecho de que dos caballos pue­
den forza':" el mate en algunas situaciones en que el de­
fensor posee un Peón. Este proceso, llevado a cabo (aun­
que no inventado) por Troitzki, puede ser llamado téc­
nico; pero para la mayoría de los jugadores requiere
toda la concentración . del · difícil juego táctico.
La técnica entonces se halla caracterizada por la ma­
yor o menor dificultad. En un, nivel menos elevado hemos
visto procesos elementales de mate. Pero aunque todas
las pérdidas sean mates «de noción» (de la misma forma
que todas las muertes son un fallo del corazón), la ma­
yoría de las partidas perdidas terminan antes del mate;
particularmente muchas en que la ventaj a de un Peón
se transforma en una Dama. Aquí, en el proceso de coro­
nar y defenderse contra la coronación, existe gran can­
tidad de técnica, poco difícil pero muy importante. Se
trata de la apreciación de la oposición, de las limitaciones
de los alfiles de distinto color, y de partes de conoci­
miento como que dos peones en sexta púeden derrotar
a una Torre, y (como ya veremos más adelante) que
hay excepciones a esto. De modo similar, el extraño
poder de un Peón de Alfil para contrarrestar a una
Dama. También puede inc1uime en esta categoría la re­
gla del Rey dentro del cuadrado (me siento inclinado
a mostrarme de acuerdo con mi llorado amigo y discí­
pulo Gordon Crown, en que nadie confía en esto: «se
ve» si el Rey está o no situado dentro del cuadrado).
Más importante que una regla 'abstracta como ésta son
los estudios sobre las capacidades de las piezas menores
(y mayores) para contender con los peones que están
logrando la coronación. .
Muchos de estos procesos son fáciles, y algunos difí­
ciles. A veces, una brillante idea (como la de Reti, dia­
gramada con el núm. 52), una vez estudiada y compren­
dida, se convierte en parte de la técnica. Pocas de tales
ideas son tan difíCiles como el jugar un Rey y dos caba­
llos contra un Rey y un Peón, y pueden ser aprendidas
con facilidad. Por otra parte ahorran trabajo.

41
Muy interesante es una posición lograda por Bot­
vinnik en una exhibición de simultáneas, en la que apre­
ció la necesidad de una «ocupación de banda» totalmen­
te desusada (diagrama 15).

15
Botvinnik. (De unas simultá­
neas jugadas en Moscú, 1945.)
Las blancas juegan y ganan.

En el momento de la partida pensó que con la mejor


defensa las negras harían tablas. Y así · después de:

1. P4C P xP 5. P6T P5Aj


2. R x PC R5R 6. R2C R7R
3. P5T P4Aj 7. P7T P6Aj
4. R3C R6R

vio que las negras coronan al mismo tiempo que las


blancas. Luego se dio cuenta de que en el movimiento 4
no necesitaba jugar su Rey a 3C, sino que podía jugarlo
a 3T. Si el Peón negro avanza puede detenerlo cuando
llega a 7A medié!.Dte R2C. Si las negras mueven su Rey,
el Peón blanco gana la carrera de la coronación porque
las blancas emplean un movimiento menos con su Rey
que en la variante antes presentada.
Una vez aprendido este punto y esta maniobra, se
convierte en parte del aprendizaje, en parte de técnica,
en parte del latente poder del jugador de emplear sus
.

piezas.

42
En el diagrama 16 se presenta una simple ilustración
del tema.

16
Las blancas juegan y ganan.

Aquí, obviamente, la carrera de un simple Peón no


hace ganar. Pero las blancas pueden lograr que la ca­
rrera sea victoriosa por medio de la maniobra:

1. R2A R7T

(de otro modo R3C pone al Rey negro fuera de acción de


su Peón) ..

2. R3A R6T 3. R4A RST

Ahora, 4. P4A, P4Cj; y 5. no R3A, sino el movimiento


tipo Botvinnik: R3R.
Ahora resulta evidente que el avance del Peón se de­
'
tendrá en 7C cuando las blancas jueguen R2A. Además,
R2A seguida de R1C es una amenaza inmediata. Por
tanto:

5. R6T 8. P7A P7C


6. P5A P5C 9. P8A=Dj Y gana
7. P6A P6C

43
El lector puede deducir por sí mismo que este método
sería válido si el Peón blanco del diagrama estuviese
en 2CD, pero no estando en 2TD, 2D o 2R.
Así, las ideas se absorben y se convierten en «méto­
do». No hay límite para la dificultad de los procesos
que pueden convertirse en técnicos y que, al ser absor­
bidos, resultan más fáciles. Tal vez la esencia del «pro­
cedimiento técnico» -distinto de la destreza en la téc­
nica general (que es realmente un criterio adquirido por
la experiencia)- sea su facilidad de enseñanza. Y mu­
chos puntos de "la técnica son suficientemente difíciles
para ver «a la luz de su naturaleza» que justifican su
enseñanza. Así, el jugador con Rey y Torre contra · Rey,
Torre y . Peón de Torre en el siguiente diagrama (núme­
ro 17), puede requerir la enseñanza de cuál es la mejor
casilla para su Rey; lejos del Peón o muy cerca de él,
pero no en las casillas de en medio. (Así, si, en la posi­
ción del diagrama, el Rey blanco estuviese ea SCR y el
peón negro en su casilla STD, el blanco debería pasar
a 2CR para hallarse a salvo.) Lo esencial es que si el Rey
se halla en, digamos, 2AR cuando el Peón negro está en
su casilla 7TD, las negras ganarán con T8T: si T X P,
T7Tj gana la Torre.

17
Las blancas juegan y entablan.
1. R2C. No 1. R2A (o R2R),
T8T I 2. TxP, J7Jj, y ganarían
las negras.

44
De esta categoría hay muchos estudios que muestran
duelos entre las piezas, e specialmente son interesantes
aquellos en que se produce la coronación de un Peón
o la frustración de tal coronación.
Algunos de tales métodos se demuestran en jugadas
maestras o por análisis y forman parte del stock técnico.
A modo de contraste, hay ideas que son difíciles, y no
forman parte del conocimiento ordinario, aunque sirven
para inspirar otras ideas. Muchas grandes composiciones
de finales de partida no tienen nada que ver con la
técnica a causa de sus individmilismos y dificultades.
'
Sobre este principio hay que ser circunspecto en aplicar
el término técnica a todo lo excesivamente difícil. Cuan­
do Alekhine salvó una partida contra Reshevsky en un
final de torres, teniendo él dos peones separados de su
Rey, los comentaristas dijeron:
-Mit einer grossartigen technik gespielt (diagra­
ma 18) ( 1 ).

18
Reshevsky Alekhine.
- CAvro,
1938.) Las negras efectúan su
movimiento 42.

(1) Del alemán: Jugado con una técnica magistral. (N. del T.)

45
Pero yo más bien afirmaría que halló los recursos
gracias a su gran visión. El juego es de sumo interés:

42. T7T 45. TxP P5T


43. R3A T6Tj 46. P5D
44. RlA T6D

El blanco pudo haber jugado mejor con 46. T5TD


Y movilizar los peones del flanco de Rey.

46. P6T 49. T5T T7Dj


47. T7Tj R3A SO. R3A T6Dj
48. T7T R4R 51. RlR

Es mejor R4C. Si entonces T7D; 52. P3C gana.

51. ••• T6CD 52. RlA

(P4T parece mejor, pero las negras con la Torre y Peón


en séptima y capaces de atacar a los peones enemigos
por detrás, podrían contrarrestar la maniobra.)

52. T7Cj 55. R3T P7T


53. R3C T6Cj 56. P6Dj
54. R4T T7C

(Las blancas juzgaron que en la presente posición no


podían hacer nada con los peones del flanco de Rey.
Si, por ejemplo, 56. P4C, R5A; 57. P6D, T7D, Y las blancas
están en «zugzwang».)

56. • •• RxP 57. P4C R3A!

Las negras juegan muy diestramente llevando su Rey


en ayuda del PTD.

58. R3C R3C 60. P3i.


59. T8T R4C

46
(No 60. P4T, T6Cj; 61. R4A, T5Cj; 62. RSC, T5T!
victoria para las negras.)

60. ... RSC 61. R4A T7AD!

y ahora la amenaza de acorralar a la Torre se ha


superado. Las · blancas no pueden sacrificar con T X P
porque sus peones se hallan poco adelantados.

62. T8Cj R6A 63. T8TD RSC tablas

En este final hay más que técnica, hay «visión in­


terior». Cheron señala que de haber situado las blancas
su Rey en 4TR con los peones en 4CR y 3TR, podían
haber obtenido una posición similar a la ganada por
Tarrasch contra Tchigorin, en 1893. En otras palabras,
«la enseñanza» podía haberle ayudado a Reshevsky a
ganar.
De manera similar, muchas jugadas llevadas a cabo
con fuerzas elementales, ganando, por ejemplo, con To­
rre y Peón contra Alfil y Peón, son quizá demasiado
difíciles para denominarlas técnicas, aunque de tales
esfuerzos pueda aprenderse mucho. Así también, si se
da una posición con un estrechísimo margen de victoria,
por ejemplo: dos caballos y un Peón contra Alfil o Ca­
ballo, la gente habla de «la técnica exigida al impedir
que la pieza menor sea sacrificada por el Peón». Pero
parece más realista decir que este proceso es de una
excesiva dificultad táctica, más allá del propósito de
cualquier «método» declarado.
Respecto a los problemas que se presentan, bien a
través de una composición o en una partida (el manan­
tial es inagotable ), y que requieren gran capacidad tác­
tica para su solución, resulta · típica la siguiente com­
posición de Kasparian (diagrama 19).

47
19
Estudio de Kasparian. Las blan­
cas juegan y ganan.

La solución es:
1. A5C P6C (Io mejor) 6. D3Tj T7T
2. T2Dj R8T 7. T2D! TxD
3. P7A TxA 8. T2CD T7T
4. P8A=D T8Cj 9. TIC mate
S. T 1D T7C
(Amenazando mate)
Esta composición mereció el primer premio en una
competición rusa, en 1939.
Como contraste, en el diagrama 20 hay un bello es­
tudio de Rinck; estudio que puede ser llamado práctico

20
Estudio de Rinck. Las blancas
juegan y hacen tablas.

48
porque precisa unos recursos que un jugador cualquiera
puede hallar útiles. Tal estudio es una contribución a la
técnica.
La solución es :

1. TIAj RIC 4. T 8Tj R3e


2. P7C TxP S. T6Tj, etc.
3. T8Aj R2T
Este jaque perpetuo no es infrecuente. Algunas ele­
gantes composiciones han sido imaginadas permitiendo
a los reyes escapar a este jaque continuo mediante la
posición de las torres, pero el estudio de Rinck expresa
el normal jaque perpetuo, cuando las torres están «en
juego».
Prosiguiendo en esta línea de ideas� se han incluido
en este libro muchas composiciones de expertos distin­
guidos, exhibiendo ideas que pueden, o no, ser absorbi­
das como técnica . En cualquier caso no pueden dejar
.

de «divertir e instruir».
Existen múchos estudios relevantes que, aunque no
enseñan un método, sirven para demostrar que pueden
efectuarse ciertas operaciones.
Así, aquí hay un estudio de Kopaev (diagrama 21)
que muestra que en una posición apropiada la Dama
y el Alfil pueden derrotar a la otra Dama.

21
Estudio de Kopaev. Las bIan..
eaa juegan y ganan.

49
1. D6D D7Tj 5. A3Rj R1C
2. R8A R2C 6. DSCj R1A
3. D7Aj R3T 7. R7R D7T
4. D6Aj R2T

(D6Tj no da nada después de ASA.)

8. D6Tj R1C 12. D8Tj D1e


9. A7Tj R2A 13. D6Aj Y mate a la
10. A6Cj R1C siguiente
11. D7Tj R1A

Las variaciones en este estudio son inmensas, pero


constituye una provechosa lección (más que una declara­
ción de método) y se acerca a la partida viva.

22
Estudio de Keres. Las blancas
juegan y entablan.

También son útiles los estudios que muestran rasgos


inesperados que pueden ocurrir, como la dominación
de piezas mayores (por ejemplo, la Dama) por piezas
menores, lo cual ilustraremos.
En el nivel más práctico, algunos grandes jugadores
han demostrado los recursos del tablero en sus compo-

50
Slclones, así como en sus jugadas. Así, el diagrama 22
es un estudio de Keres.
El punto instructivo es que las blancas no deben
jugar el « claro» R4A. Entonces pierden:

1. R4A TIC 3. Torre mueve y TIAj


2. T x Pj RST

Toma el Peón de Torre en una posición muy conocida


de victoria.
La jugada es como sigue:

1. RSA

Si ahora 1. . . T7C; 2. T x Pj. Si luego 2 . . R5T; 3. T4R


. . .

que guarda al Peón de Torre indirectamente.


Por lo tanto:

2. RxP 4. R4T T8C


3. RSC P6C 5. T3T

y las negras deben volver la Torre a 7C.

Normalmente, en el ajedrez magistral el elemento de


la técnica se da por descontado; y 10 que determina la
jugada es la idea, el refinamiento o la sutileza, tanto
si se ha aprendido, o meramente se goza con ello.
La siguiente posición (diagrama 23 ) es de una partida
reciente ('entre dos jugadoras rusas). El aspecto t�cnico
de la posición es que el Rey y el Peón de Torre pueden
hacer tablas contra el Rey y la Torre si se colocan apro­
piadamente. Así, si el Rey negro estuviese en su 8TR
y el Peón en 7TR, claramente T X P lograría tablas para
las negras. Pero este conocimiento no es suficiente en
la posición de la partida. ¿ Qué movimiento hay que efec­
tuar ahora? El bueno es R8T! Rubtsova hizo la jugada
68. . . . P6T, Y las blancas con T3C crearon «zugzwang»
y ganaron.

51
23
Bikova-Rubtsova. (M o s e ú ,
1958.1 Juegan las negras.

Si

69. TxP 71'. R3C (esto es técni­


70. T x T RBT ca) seguido por
72. T7TD

y las negras están en mate.


Jugando pensando en las combinaciones de los gran­
des maestros, uno se entera de que gran parte del equipo
técnico se halla implícito en la partida. En el diagra­
ma 24 se muestra la posición alcanzada entre Gligoric
y Keres en el torneo de candidatos de 1959. El jugador
del bando débil contribuyó (y ello no fue accidental)
a liquidar peligrosas piezas a costa de un Peón, para
conservar cierto equilibrio ante las ventajas del adver­
sario, así como para mantener las piezas precisas para
entablar. Mantuvo el PAR como un calibrador. Así, si­
guió: 62. T5R, R2C; 63. P5T, R2T; 64. P6T, Rl Ti 65. T5C,
R2T; 66. T5T, TBC tablas.

S2
24
Keres-Gligoric. '(Torneo de
Candidatos, 1959.>.

25
Keres-Gligoric. (Torneo éle
Candidatos, 1959.)

De la misma partida, el diagrama 25 muestra cómo


se ganó una buena casilla para un Caballo a costa de
una cadena 'de peones rota.

30. R2C PxP 32. T x P C4C


31. T4D C6A
\
Un rasgo técnico es que el Caballo aquí es inferior
al Alfil, por lo que no puede ganar un Peón variando la
jugada. Si 32• C X P; 33. A2D deja al Caballo sin movi­
.•.

miento.

53
La literatura ajedrecista es rica en maniobras muy
instructivas. Pero la mayoría se hallan caracterizadas
por algo más que técnica. Este es otro modo de afirmar
que la técnica no es suficiente. Empezaremos con un
ejemplo sencillo. Imaginemos que jugamos un final con
la ventaja de una pieza, en un lado del tablero el Rey
entre peones, dejando al Rey del contrario perdido en­
tre peones en el otro extremo del tablero. Si la pieza
restante ( digamos un Caballo) puede sacrificarse por
un Peón peligroso, la partida puede quedar reducida
a un estudio competitivo en coronaciones. Pero puede
existir tal diversidad de variaciones (por ejemplo, en
el orden de captura de peones ) que la técnica queda
pospuesta hasta que se ha llevado a cabo el desarrollo
preciso de situaciones de los movimientos.
Un jugador puede haber situado sus piezas en las
'
mejores · casillas y estar en posición de ganar peones.
¿Pero qué Peón debe comerse? ¿Y qué sucederá des­
pués?
En una de las · partidas del campeonato mundial
de 1958 (la 14), Botvinnik rechazó la oportunidad de
capturar un Peón del flanco de Rey, pero mantuvo la
presión en ambas alas, irrumpiendo eventualmente en
el lado de la Dama, mientras su contrario ganaba el
Peón del lado del Rey.
Si hay técnica en tal final de partida, reside en un
cono Cimiento temprano de las posibilidades del desarro­
llo, de la clara apreciación de que la última posición del
Peón blanco será más eficaz que la del negro. Pero los
finales de partida de este tipo -y todas las difíciles
transiciones hacia los finales de partida del ajedrez ma­
gistral- son demasiado sutiles para ser clasificados téc..;
nicamente. El factor común es un esfuerzo en conseguir
dos cosas: conservar las ventajas y convertirlas en vic­
toria.
La variedad de los ejemplos ya citados sugiere una
distinción: que hay un elemento «patente» en la técnica,
y otro «latente». Es patente cualquier método explícito,

54
por ejemplo, forzar la coronaClOn de un Peón, ganar
con Torre y Alfil contra Alfil, etc. Es latente todo el co­
nocimiento del método y de las funciones de las piezas,
que está dentro de la perspicacia del jugador. Ocasional­
mente, esto puede ser instructivamente separado.
Así, colocando una Dama blanca en 6TR y el Alfil
blanco en 3D, y las negras el Rey en ICR, la Torre en
lAR, los peones en 2AR y 2TR, nos encontramos ante
una amenaza de mate en un movimiento. Moved la Torre
a IR y entonces es un proceso de amenaza de mate
por A x Pj , A6Cj descubierto, D7Tj y D x P mate. En el
siguiente diagrama ' (26 ) esta cIase de idea se halla la­
tente.
La posición siguiente es de una partida jugada entre
Capablanca y Nimzovitch.

26
Capablanca-Nimzovitch. Jue­
gan las negras.

Nimzovitch jugó A x C. ¿Por qué no jugar RIT con


vistas a T I C, etc.? Porque vio ( ¡y cuán difícil resulta ver
todos los recursos del contrario ! ) que si 1. RIT; 2. C4R,
. . .

A2R; 3. CRSC, P x C; 4. C6A, A x C; 5. A4R .y el mate es


ineludible. No tuvo que «ver» 5 . . RIC; 6. D x P mate.
.· .

Puede experimentarse con esta posición y hacerlo


más difícil: sacar la Torre negra de 2D, colocar allí el
Alfil y considerar como primer movimiento 1. . TIR.
..

55
Ahora puede efectuarse la misma serie de movimientos,
y las negras tienen que darse cuenta de que con 5 . ...Rle
no escaparán al mate (un mate sumamente elaborado),
pero en cada caso la distinción está clara. El proceso
de este mate es familiar: la familiaridad es un cónoci·
miento de las funciones de las piezas . Lo que requirió
visión fue la percep ción de una serie de movimientos
para forzar la situación de mate. Una técnica mínima
-el conocimiento de los poderes de mate de la Dama
y el Alfil- está latente; por otra parte, es básica.· Sin
tal conocimiento no empieza la idea táctica.

Una configuración menos .frecuente de mate, siguien­


do un proceso táctico más corto, se muestra en el dia­
grama 27, procedente de una posición lograda por el
autor en una sesión de simultáneas. El contrario jugó:

27
luegan las negras.

1. • •• A4D

Pensando que 2. D4A podía ser contestado con 2 .


...C4T.
Lo que no vio fue 3. D6T.
Esto puede jugarse porque:
3. PXD 4. C7A mate

56
Este particular proceso de mate debe ser conocido
por los jugadores, tanto si son capaces de verlo «a sim­
ple vista», como si no. Es bastante frecuente que sea,
«técnico», un rasgo importante de la vida de los reyes
en las esquinas, y comparable al mate ahogado.
Tal cosa debe verse o debe conocerse. Si se la han
enseñado, un jugador puede llegar a verla. Debe ser
clasificada como una percepción táctica capaz de apren­
derse; puede estar en la técnica latente
. del jugador bien
preparado.
En el ajedrez magistral, generalmente, existen innu­
merables ejemplos de la suficiencia de la técnica (latente
y patente) en el juego práctico. En la posición del dia­
grama 28 (por la que me hallo en deuda con un artículo
del gran maestro ruso Averbach) parece como si las
negras debieran vencer, pero permitió una liquidación
de material, ignorando algunos recursos del Rey en
finales.

28
Shelftz-Kholmov.
(Dresde, 1956.)
Juegan las negras.

La jugada fue como sigue:


69. D2Rj 72. R2R ASCj
70. R2A D2Tl 73. R1A P6A
(D4Aj es mejor) 74. D2A
71. R1A A6Tj

57
(Movimiento que no hubiera podido realizarse si la
Dama negra hubiese estado en su casilla 4AD.)

74. D8Tj 81. C4R A4A


75. D1R D3Tj 82. CsCj
76. R2A D3D (No se atrevió a
77. D4Rj P3C permitir este cam-
78. P3T D4Aj bio)
79. D3R D x Dj 82. R3T
80. RXD AxP 83. CxP AxP

y nos hallamos con l a siguiente posición anotada en


Forsyth:

16, 6pr, 7p, 8, 4RC2, 2aS, 8

en la que, aparentemente, el Alfil y dos peones pasados


no pueden batir a un Caballo.

Después de 84. R4A, pueden realizarse varios movi­


mientos muy interesantes. Así, las negras pueden perder
un movimiento, alejando de sí la responsabilidad de to­
mar la iniciativa con 84. . .. A4A; 85. CSC, PsT; 86. C3A,
R4T; 87.· CSC, A2D; 88. C4R, AlA; 89. C6Aj, R3T; 90. C4R,
A4A; 91. CSC, R4T; 92. C7T ( entre otros) tablas.
La jugada demuestra las consecuencias del fallo en
apreciar algo que podría llamarse técnico si el término
fuese aplicado con bastante amplitud.
A propósito de este final, debe mencionarse que exis�
ten en el ajedrez frecuentes posiciones, en las que el
bando en apariencia inferior se sostiene contra el su­
perior. Técnicamente valiosa es la siguiente posición
(diagrama 29), donde la Torre y un Peón no pudieron de­
rrotar a un Alfil.
Si 1. P7A, R2C mantiene la posición. Si 1. T7D, A6C
(no A2A) es la jugada adecuada. Esto es excepcional.
No solamente el Peón ha ido demasiado lejos, sino que
la Torre no puede explotar la posición del Alfil. Po de-

58
·
29
Estudio de Del Rio. Juegan
las blancas y 5ólo pueden en­
tablar.

mos apreciar lo delicado del asunto en el diagrama 30,


donde el Alfil falla en sostenerse ante la fuerza mayor.
La diferencia básica estriba en que el Alfil no tiene casi­
llas centrales. El método se ve en la más sencilla de
las variaciones. 1. T4C, A6C; 2. T4C, A7T; 3. T8Cj, R2D;
4. T7Cj, RID; 5. P7D, R2R; 6. T2C. Puesto que ahora A3R
no puede jugarse, las blancas consiguen vencer con T2D
y R6D. Pero, obviamente, los movimientos del Alfil no
necesitan ser tan obligados. Las variantes son numero­
sas y sutiles, constituyendo un estudio particularmente
difícil.

30
Estudio de Von Guretzki-Cor..
nitz. Ganan las blancas.

59
La posición del diagrama 30 es sólo semitécnica de­
bido a las muchas variantes tácticas que se hallan en­
vueltas en la liquidación. Hay ventajas de las cuales
la explotación es meramente técnica, por ejemplo: Rey
y Peón contra Rey. Pero muchas ventajas técnicas -la
gran mayoría de las ventajas interesantes- requieren
explotación táctica. Sumamente elemental es la siguiente
posición lograda por el autor hace algunos años en un
torneo:

8, p7, t3pr2, lplplppl, 2aP3p, PIPIP3, 2A3PP, TIR5

Aquí, las negras tienen un Peón de ventaja 'y más


espacio que su contrario. (Es de interés casual el hecho
de que la posición del Peón negro en 2TD, más que en
3TD, es muy conveniente, un ejemplo de la prudencia de
no mover innecesariamente los peones.) La explotación
de esta ventaja no es fácil. El rasgo importante que
puede ser explotado es la restricción ejercida por el
Alfil negro en el campo de la Torre blanca. Pero esta
restricción sólo se actualiza cuando el ataque se realiza
sobre el flanco de Rey. Las negras jugaron P4R, a fin
de hacerlo posible, y la posición que resultó posterior­
mente fue:

8, p7, 5rlt, lplplp2, 2a3pp, PIPIPIPl, 2A2RTP, 8

Las negras ahora ganan tácticamente, mediante la


entrega de un Peón, pero hay que decir que tal clase
de sacrificio es bastante familiar para poder ser llamado
semitécnico. 44. ... PxPj; 45. PxP, P5D!; 46. PAxP, A4D;
47. P4R, P X P; 48. R3R, R4C, y las blancas se hallan
desamparadas contra la amenaza de T3T. Naturalmente,
el Peón en SR se conserva por l� clavada potencial.
A propósito de este sacrificio de Peón,. hay que tener
bien fijo en la mente que el avance de un Peón puede
frecuentemente ser útil para dejar libre su casilla. Lo

60
mismo que desobstruir líneas, el sacrificio de Peón
puede también creflr un bloqueo.
De desocupar una casilla. es un ejemplo excelente la
posición alcanzada entre el autor (blancas) y C. H. O. D.
Alexander en 1946, en Nottingham:·

3r2t1, T3ap2, 2a1pplp, 8, lpAP4, 5C2, lP3PPP, SR2


Con 25. PSD, que las negras confesaron no haber pr<7
visto, las blancas pueden lograr, si el Peón se captura,
una casilla más valiosa para el Caballo. Las negras 'r<7
plicaron 25. . .. TSC! y las blancas, que no se habían senti­
do tentadas por el ignis fatuus de una posible victoria
mediante 26. PXA, TxA; 27. TBTj, R2A; 2B. T7Tj, R1D . . . ,
entablaron por jaque perpetuo.
Otro ejemplo, logrado por el autor, se presentó des­
pués de los movimientos 1. C3AR, C3AR; 2. P4A, P3CR;
3. C3A, A2C; 4. P4R, P3D; 5. P4D, O-O; 6. P3TR, P4A;
7. PSD, P3R; B. PXP, PxP; 9. ASC, C3A; .el autor obtuvo
con 10. PSR, una posición muy favorable contra el gran
jugador L. Barden.
Después de 10. PSR, PXP; 11. A3D, D3C; 12. O-O, las
blancas se hallaron en disposición de darle a la partida
la forma que deseaban.
Del· mismo torneo, en la partida de la ronda siguien­
te, es una posición que muestra cómo las ventajas téc­
nicas proceden de los esfuerzos táctico-estratégicos, y
cómo una línea táctica de juego adquiere una forma que
puede ser clasificada. Sin embargo, las formas técnicas
son relativamente accidentales. En la posición:

3t1tr1, 1p2d1pp, 2plpclc, 2Pp1pla, 1p3D2, 1PIPICPP,


PITIPPAl, 3CT1R1,

el autor (negras) hizo sus planes en la presunción de


que la captura por las blancas de su Peón en SCD aca­
rrearía una pérdida de tiempos que podría ser explotada.
Por tanto:

21. ... AxC 22. AxA P4R

61
Ganando un tiempo.

23. D x PC PsR

Con gran ventaja de espacio.

24. A2C P4CR 26. P4D C4T


25. D2D D2C 27. T3A PSC

(Aquí el «movimiento técnico» parece ser PsA, pero


tácticamente esto se :;:educe a nada a causa de 28. P4C.)

28. P4TR PsA 35. D3R DST


29. PxP C4A 36. P4T CsA
(Bloqueo y ataque) 37. T2A
30. C3R C x PT (Para hacer posible
31. PsA CxP D3CR)
32. C x C TxC 37. CxA
33. P4C T(lD)lAR 38. R x C T6A
34. TIAR D3A 39. T3A P6C gana

El movimiento 38. . . . T6A es de tipo «familiar». Estos


movimientos descritos técnicamente no son técnicos, sin
embargo, porque no puede establecerse para ellos nin­
guna regla. Yo he visto fallar movimientos como T6A.
Su importancia es que ilustran cómo, en ciertos mo­
mentos, los valores formales no cuentan para nada. En­
tran en la técnica de la misma manera que muchos
movimientos combinatorios; por tanto, aumentan el co­
nocimiento de lo que pueden hacer las piezas.
En cuanto a las reglas, hay que añadir este granito
de arena: las reglas están subordinadas a las situaciones.
La evidencia de este aserto puede demostrarse fácil­
mente. Así, supongamos que se está jugando una Ruy
López, y se está enterado de un rasgo del final de par­
tida: que tres peones pueden resistir a cuatro del ' con­
trario, si dos de los cuatro están doblados; o sea que
peones en 3AD, 2CD, 3TD, puede� sostener a cuatro peo-

62
nes, si los peones doblados se hallan en la fila del Alfil
o la Torre. (El Peón que llega a se no debe ser tomado.)
Sobre esta base no debe suponerse que los cambios
sean buenos. (Dogmáticamente, no estoy afirmando que
sean malos.) Así:

1. P4R P4R 3. ASe P3TD


2. e3AR C3AD 4. Axe PD x A

deja a las blancas con ventaja técnica, perQ al coste


técnico de un cambio considerado malo; y las oportuni­
dades t�ctico-estratégicas al alcance de las negras (por
ejemplo, 5. P4D, ASCR!) son prometedoras. Tal vez sea
casi innecesario decir que la técnica no es bastante. Aña­
damos que incluso en posiciones técnicas no es suficien­
te. Esto es ,cierto en las últimas y en las primeras fases
de una partida.
Yo vi a un buen jugador (que admitió haber jugado
muy rápidamente) dejar escapar la victoria en la posi­
ción siguiente: 16, 6pl, Splp, 7r, 4A3, 2R2P2, 8. Jugó
. . . RSC? La indicación técnica es oponerse al Rey hostil.
Pero lo que es necesario es un movimiento de Rey vía
6T a 7e, porque el Rey blanco es muy rápido en su
'
acercamiento a lAR. Si 1. . . . R6T; 2. ASC, RSC, no pierde
tiempo porque las blancas lo han perdido con su jugada
y el paso del Peón queda libre. La esencia de esta posi­
ción está en situar al Rey en la casilla ideal y después
operar con los peones. Pero quizá la claridad no puede .
ser enseñada.
¿Qué puede enseñarse entonces? Algunos métodos que
involucran conocimiento de' todas las funciones de l�s
piezas; algunas precauciones basadas en un conocimiento
de los peligros que emergen de las oportunidades dadas
a las piezas. Añadir a esto «una vigilancia incesante».
Para adiestrar esa vigilancia, el lector deberá absorber
las sutilezas de las partidas y los estudios. Concluyo
este capítulo con un estudio que en sí mismo es una
lección ( diagrama 3 1 ).

63
Del mismo puede aprenderse: a) Algo sobre la velo­
cidad de los reyes. b) Un factor característico del final
de partida: que una coronación puede llegar a ser inútil
debido a un mate. e) Un recurso aprovechable para co­
ronar un Peón (éste es el recurso latente en la clave).
d) Cuando esto se aprecia, una bonita enseñaDza acerca
de los duelos entre Torre y Caballo. Aquí está la solu­
ción: 1. R7 T!, PST; 2. R6C, P6T; 3. RSC, P7T; 4. R4C,
P8T(=D); 5. R3C gana. ¡Ahora hemos visto por qué el
primer movimiento no era RxPl
Sin embargo, las posibilidades no están agotadas.
Probemos 4. P4C!; 5. R3C, P8T(=C)j una «subcorona­
ción». Las variaciones son numerosas. Baste aquí una
línea principal: 6. R3A, PSCj; 7. R X P, C7Aj; 8. R3A, C6D;

31
Estudio d e Moravec. Juegan
las blancas y ganan�

9. TST!, C8Rj; 10. R2R, C7C; 11. T1Tj, R7T; 12. R3A, C5Tj;
13. R4C, C7C; 14. T2T, R8C; 15. R3C, C6R; 16. R3A, C4D;
17. T2Cj, R8T; 18. T2D, C3A; 19. T6D, C1R; 20. T6R, C2A;
21. T6AD, C4D; 22. R3C o 2A fuerza el mate.

64
SEGUNDA PARTE

LA EXPLOTACION DE LAS
VENTAJAS MATERIALES

REYES Y PEONES EN MOVIMIENTO

. (

3·AJEDREZ
El ajedrez puede quedar dividido, aunque inexacta­
mente, de un modo útil, en dos fases: a) la lucha por
la ventaja, y b) el intento de convertir las ventaj as ad­
quiridas en victoria. Esta segunda fase, la explotación,
puede terminar la partida en un período relativamente
breve; a veces la partida termina en una fase que lla­
mamos desenlace. (Por paradoja, el uso del término
«final de partida» no es equivalente al de «desenlace».)
Si hay una fase en el ajedrez en que la técnica se
torne evidente, patente más que latente, es la del desen­
lace, a causa de que en el mismo se ÍInponen las carac­
terísticas de las piezas y grupos de piezas, y los rasgos
de la geometría del tablero (tal como los rasgos y ca­
racterísticas especiales de las columnas de Torre, las
diagonales de Alfil, etc.) son únicamente perceptibles
y apropiadas gracias a su aislamiento. Estudiaremos
primero algunas' de tales características. Para los pro­
pósitos de los jugadores que no vencen muy pronto o que­
'dan vencidos, el margen más frecuente de ventaja clara
es el Peón solitario y Rey contra Rey. La habilidad en
saber aprovechar esta ventaja es vital, porque la mayor
parte del juego queda dominada por la presunción de
que la posesión eventual de un «Peón de más» es la
justificación de todo el planteamiento. La ventaja resul­
tante no siempre es suficiente para la victoria. Pero

67
la destreza en apróvechar la posición es a menudo W1
factor decisivo.
Primero hay que decir que Rey y dos peones contra
Rey y un Peón es frecuentemente un sólido fundamento
para la victoria, mucho mejor que Rey y un Peón contra
Rey solo. En cambio, puede resultar peligroso afirmar
que, generalmente, en la dinámica del ajedrez, las ven·
tajas claras parecen reducirse con la disminución de las
piezas. (Esto sobre la presunción de que la fuerza re·
ducida es menos activa que la grande.)

32
Ganan las blancas, juegue
quien juegue.

La ventaja relativa de Rey y dos peones contra Rey


y uno, en contraste con Rey y uno contra Rey solo, queda
clara en el diagrama 32. Si no estuviesen los peones de
Rey, las negras harían tablas. Tal como está la posición,
las blancas están a punto de capturar el Peón negro.
El diagrama 3� es algo más difícil. Si no hubiesen los
peones de Dama la posición sería tablas. Tal como está,
las blancas ganan, sea cual sea el jugador que mueva.

68
33
Ganan las blancas, juegue
quien juegue.

Las blancas no juegan

1. P4Rj PxP 3. R3R


2. PxPj R4R

porque esto sólo lleva a:

3. R3R 6. R4R R2R


4. R4D R3D 7. RSD R2D
5. PSRj R3R 8. P6Rj

y ahora esto es técnicamente vital:

8. R1R 10. P7Rj R1R


9. R6D R1D 11. R6R ahogado

Es muy importante para el principiante observar este


planteamiento. Si vuestro Rey está en 2R, el Peón con­
trario en vuestro 2R, su Rey en vuestro 4R o 4D o 4A,
debéis retroceder en la fila a IR, para enfrentar R6D
con R1D, y R6A con R1A. Si vosotros jugáis, equivocada­
mente, R1D o R1A y él juega R6D o R6A, entonces vos-

69
otros debéis mover RIR, y ahora P7R os fuerza a 7A
o 7D y vuestro contrario, con R7D o R7A fuerza la
coronación. ( Incidentalmente, puede ocurrir que el lector
piense que esta situación es una de las que «un Peón
doblado» puede ser útil. El Peón que se halla detrás en
la misma fila puede hacer un movimiento en vez del Rey,
y las negras se ven obligadas a ir a una casilla «mala».)
En la posición del diagrama, las blancas pueden
jugar

1. P4D

Esto pone a las negras en dificultades. Si juegan 1.


.. . R3R, sigue 2. R4C (juego de oposición, como se expli­
cará más adelante).

2. R3A 6. R6A R2D


3. R4A R3R 7. RSR R3A
4. RSC R2R 8. R6R 4Izugzwang»
5. RSA R3D

El Rey debe abandonar el Peón. Pero notad que las


blancas todavía necesitan los dos peones para vencer.
Supongamos que en este momento quitamos el Peón de
Rey de las blancas.
Las negras juegan:

8- R2A 11. PsD R2D


9. RxP R2D 12. P6D R1D
10. RSR R2R

y hemos visto ya las tablas. Si en vez de 1. . . R3R, juegan


.

1. ...R4C, entonces 2. P4R. Ahora pasará a SR (mejor que


tomar Peón) con una posición parecida a la de antes,
o bien captura el negro.

70
En este caso

1. P4D R4C 3. R X P
2. P4R PxP

Las blancas han conseguido la posición victoriosa


del diagrama 34.

34
Juegan las negras. Ganan las
blancas..

3. R3A 5. R6A
4. RSD RlR

Si ahora

S. RID

las blancas ganan directamente avanzando el Peón, por­


que llegará a 7D cuando el Rey se halle en ID (forzado
a, moverse). También ganan por medio de

6� R6D RIA 8. PSD etc. .


7. R7R RlA

Mientras se considera este punto, efectuad el experi­


mento siguiente: colocad el Rey en lIt, el Peón en 2R

71
y el Rey negro en 8R. ¿Cómo forzaríais una victoria?
Si lo intentáis, descubriréis que se falla si se mueve el
Peón. El método de las blancas es: 1. R2A o R2D seguido
del avance del Rey. Así:

1. R2D R2D 3. R4R R3R


2. R3R R2R 4. P3R

Esto es un ejemplo muy bueno de la frecuente nece­


sidad, en los finales, de perder un movimiento a fin de
crear el «zugzwang».

5. R2R 8. P4R RIR


6. R5R RIR 9. P5R RID
7. R6R RID 10. R7A gana

Otras variantes no son difíciles de planear. Hay que


señalar aquí un término técnico importante. Cuando,
tras maniobrar de esta forma para alcanzar la posición
ganadora el' Rey, eventualmente, se encara con el otro
Rey, con una casilla de distancia entre ambos, y el Rey
agresor no puede pasar al Rey defensor o forzarle a
ceder terreno, el jugador que mantiene el terreno tiene
la «oposición». La oposición es un ejemplo de «zugz­
wang».
Volvamos al diagrama 33. Mueven las negras. Si el
Rey negro juega 1. ... R4R, las blancas pueden replicar
con 2. R4C y una continuaci6n posible es:

2. R3R 6. R5A R3D


3. R4A R3A 7. R6A R2D
4. P4D R3R 8. R5R R3A
5. RSC R2R 9. R6R «zugzwang»

El Rey negro queda comprimido porque los peones


blancos están dominando mucho espacio; una razón para
no reducir la fuerza mediante cambios. El mejor primer
movimiento del negro es, evidentemente, 1. . . R4C. Las
.

72
blancas pueden con facilidad equivocarse, ya que 2. P4R
es tentador porque PXPj; 3. RxP le da la ventaja de
un Peón alejado.
Pero en respuesta a

2. P4R·

las negras juegan

2. • .• R3A!

y si entonces

3. P xP R4R

consigue una posición de tablas.

Si, .en cambio,

3. R4A PxP 5. R4D' R3D


4. RxP R3R

también son tablas. El Rey está delante de su Peón, pero,


por razones de oposición, no puede. conseguir la victoria .

De ahí se sigue que, en respuesta aL . . .R4C, las blan­


cas no deben mover el Peón de Rey. P4D tampoco es
muy diestro. Mejor es 2. R3C, y «comprimir» al Rey
negro.

Así:

1. R4C 3. R4T
2. R3C R4A

gentilmente se empuja a sí mismo hacia 6A.


y
En este punto (movimiento 3) el Rey negro está
desamparado. No se puede jugar 3. . . . PSD porque 4.

73
P4Rj , Y si entonces el Rey negro se mueve vía 5A a 6R,
el Peón blanco se toma inmune, corona y puede parar el
Peón negro.
La posición resultante de esta línea de juego sería
similar a una planteada en el diagrama 35.
El proceso victorioso es una importante lección de
técnica.

35
Las blancas juegan y ganan.

1. D2R
(también puede e�pezarse con jaque)
l. RSA 3. D3Dj RSA
2. D4Aj Rse 4. D3Aj
Esto es la clave de la solución. Las negras deben
bloquear el Peón . durante una jugada para darles un
-

tiempo a las blancas.


4. • •• RSD S. R3A
y claramente las negras han perdido (R8R; 6. R3R, etc.).
Incidentalmente, no importa lo lejos que se halle
el Rey blanco, porque tras la repetición de movimientos
las blancas ganan un tiempo.

74
Ahora obsérvese una de las excentricidades del ta­
blero. Muévase la posición del diagrama 35 una casilla
a la izquierda (véase diagrama 36).

36
Blancas juegan y sólo enta­
blan.

1. D2D RSC 3. D3Aj RSC


2. D4Cj RST 4. D3Cj RST

y D X P produce tablas por mate ahogado. Esta es una


peculiaridad de la columna de Alfil. Para añadir algo
de complejidad, obsérvese que si en el diagrama 36 el
Rey blanco estuviera en 3R, 2R o tR, las blancas todavía
podrían ganar. Una serie de jaques terminaría con la
Dama en 3T y el Rey negro en SC. Entonces, R2D es
decisivo.
El lector apreciará con facilidad que la fila de la
Torre también .posee su característica de tablas por
mate ahogado.
Si el Rey está en SCD y el Peón en 7TD, la Dama re­
corre la fila de Caballo llevando al Rey en . ST, pero no
gana ningún movimiento útil.
Luego, para el final de Dama contra Peón, estas ce­
lumnas son peculiares.
En otros finales, las columnas de Caballo poseen sus
propias peculiaridades, que mencionaré. Basta ahora ro-

75
gar al lector que coloque los peones blancos en 6CR
y 7AR, el Peón negro en su 2CR, el Rey blanco en 6R, el
Rey negro en su lAR. Las blancas no pueden forzar la
posición, pero si ésta se traslada una casilla' a la iz­
quierda, ganan, porque el Rey puede pasar al otro lado
del Peón negro. Para volver al tema de la coronación,
muévanse las piezas del diagrama 33 una casilla, a la
izquierda (diagrama 37).

37
Juegan las negras. ¿Cuál es el
resultado?

'
Existe una sutil diferencia con la posición del dia­
grama 33, y es que el Peón negro es un Peón de Alfil.
Probemos:

1. R4A 7. P6D R7C


2. R3A R4R 8. P7D P6A
3. R4C PSA! 9. P8D=D P7A
4. P4Dj RSR (ver diagrama 36)
5. R3C R6D (tablas)
6. PSD Rx P

Antes de que el lector abandone este tema, veamos


un ejemplo del significado del PA en una situación donde
su importancia es difícil de ver. La situación es un

76
estudio de Troitski (diagrama 38), siendo en realidad
una exposición de técnica.

38
Estudio de Troitski. Blancas
juegan. ¿Cuál es_ el resultado?

La primera maniobra de las blancas es completa­


mente obvia para quien sabe «sacrificar».

1. P6R P5A 2. AxA


2. A3Aj (desviando al' 3. P7R
Alfil negro)

y parece como si las blancas hubiesen adquirido la Dama


contra Alfil y Peón, lo cual debe parecer ya una ventaja
normalmente victoriosa para el lector. Pero los recursos
del ajedrez no se agotan fácilmente.

3. A3Aj 5. P8R=Dj
4. RxA P6A

y, de manera notable, no puede ganar. Se reduce a un


caso de Dama contra Peón de Alfil. Aquí hay que añadir
otra dificultad, o sea, que por el momento - el Peón de
Alfil se halla solamente en sexta y el Rey al otro lado.
Sin embargo, debido al hecho de que el Rey blanco se
interfiere con una línea de jaque, las negras pueden
corregir estos 'defectos.

77
Volvamos, no obstante, al momento antes de que la
Dama aparezca en el tablero. El lector no debe inferir,
de mi proposición sobre el Rey y dos peones contra Rey
y Peón, que estas posiciones sean normalmente fáciles.
¡Lejos de ello!
El diagrama 39 muestra una posición ventajosa, pero
la victoria no es fácil.

39
Las blanc� juegan y ganan.

Si las blancas buscan ganar la casilla 6CD, hallarán


que el Rey negro puede mantenerse alejado, mientras
se halla aún dentro del alcance del Peón de Dama. Así:

1. R4D RlD' 4. R4T RlA


2. R4A RlA (no R2C)
3. R4C RlC S. RST R2C

y las blancas deben retroceder. La maniobra ocupan­


do tres casillas (las blancas en 4CD, 4TD y STD Y las
negras en lAD, lCD y 2CD) se llama «triangulación»
(proceso que ilustraremos más adelante).
Ahora probemos en el otro lado:

1. R6A RID 2. R7A R2D

Si 2. R6R, RlR, Y no hay entrada, pues 3. P7Dj lleva


a tablas por ahogado.

78
i Sin embargo, las blancas pueden ganar! El método
es el sacrificio.
1. R6A RID 3. R7A
2. P7D! RxP
y las blancas tienen la oposición, y una casilla libre
muy útil.
3. RlD 8. RxP RlA
4. R6R R2A , 9. R6D RID
5. R7R RlA 10. ,P6A R lA
6. R6D R2C 11. P7A gana.
7. R7D RlC

40
Las negras juegan y ganan.

Incidentalmente, los sacrificios son a menudo nece­


sarios a fin de ganar terreno o perder un tiempo, según
el caso.
Así Tarrasch, teniendo peones en 2TD y 3TD contiguos
al Peón contrario 4CD, deseó la «oposición», para jugar
en el lado opuesto del tablero.
Jugó: 1. P4TD, PXP; 2. P3TD, forzan<;lo al contrario
a mover. . . Una clara explotación de una característica
aparentemente sin valor, el «retraso de un Peón dobla­
do». Una exposición- sencilla del tema es el diagrama 40
(1. . . . P4T; 2. PXP, P3T, etc.)

79
El diagrama 41, no obstante, muestra algo más difí­
cil, que no puede solucionarse con un sacrificio.
1. P6Aj es muy bueno si las negras lo aceptan.

41
Las blancas juegan y ganan.

Así:

1. P6Aj PXPj 3. R x P RIC


2. RSA RI A 4. P7C, etc.

Si:
2. RI D 3. RIA
3. R6D 4. RxP
(amenazando P7C)

. Como en la variante anterior.


Pero el sacrificio queda frustrado, como ocurre muy
a :q¡enudo, con la Il:egativa en aceptarlo.

1. P6Aj RIA 3. R7D


2. R6D RIC
(No 3. P7Aj, RIA y el Rey es inmovible.)

3. PxP 4. R xP RIA

80
Con las sencillas tablas ya vistas. No obstante, hay
un acercamiento más sutil.

1. RSR R3A

(Si 1 . . . RID; 2. R6D, y consecuentemente gana 7D,


.

de forma que puede jugar P6A cuando el Rey negro va


a lT.)

2. R4D R2D 3. RSD

y volvemos a la posición del diagrama, moviendo


las negras.
3. .. R2R no. se puede jugar porque entonces P6A
.

gana con facilidad. Así que debe cederse terreno y las


blancas llegan a 7D 'a tiempo de ver cómo las negras
se van a lT.
Debe ob servarse que, aunque los finales de Rey y dos
peones contra Rey y Peón no son fáciles, está claro que
el lado que tiene mayoría posee mayor campo de acción,
mucho más cuando el único Peón activo es uno del
bando superior.
En los conflictos que tienen lugar en los tableros
relativamente vacíos, antes de que la Dama reaparezca,
se pone más en evidencia que es la imaginación éspecu­
lativa la que crea las combinaciones para conseguir
aquélla.
Una excelente jugada de desenlace de Marshall (dia­
grama 42), despliega gran sutileza e ilustra un fenó­
meno del ajedrez magistral, a saber: que aquellos que
son recordados como grandes jugadores de combina-
. dones, como Marshall, Spielman, Blackburne, Mieses,
eran, todos, preciosistas del final.

81

4-AJEDREZ
42
Marshall-Leonhardt. <Hambur­
go, 1911.) Las blancas juegan
y ganan.

En el diagrama, la posición de las blancas muestra


mayor dominio de espacio que las negras Sin embargo,.

debe calcularse exactamente lo que sucede cuando se


permite salir al Rey negro, y debe procUrarse tener los
peones en la mejor posición:

l. P3TD RIA 2. P4TD

(Obsérvese la técnica de «perder tiempos».)

2. l»4C

Limitando sus jugadas. Pero si 2 RIC; 3. P3C, RIA;


. ...

4. R7T; R2A; 5. P5C, P X P; 6. PxP, P 4C; 7. P4C, y las


negras deb en, eventualmente, perder después de sus mo­
vidas .

3. P3T RIC 7. RSA R2A


4. P3C RIA 8. RSD RlD
5. P4T PxP 9. RSR R3A
6. PxP R1C

Si 9. . . . R2R, las blancas jugarán 10. PSTD. Si luego


10. R2A, las blancas jugarán 11. R6D, y coronan en
. . .

siete movimientos. Si 10 . R2D; 1 1. R6A, amenaza una


. ..

82
coronación en ocho. Las negras no pueden igualar esta
marcha.

10. P5TR

Acortando el proceso de obtener una Dama.

10. • •• P4T

Un ensayo desesperado.

11. PxP R4A 13. R6A abandona


12. P6TR RSC

Las blancas coronan Dama en cinco movimientos, las


negras necesitan siete.
Sobre el tablero, cuando las fuerzas están disminui­
das, hallamos contiendas de dos tipos. Carreras de ve­
locidad, por una parte; por la otra, un principio d e
festina lente, o sea, una repulsión a cerrarse uno mismo,
y un esfuerzo para hacer que el otro se cierre antes;
esfuerzos, en realidad, para perder tiempos más que
para ganarlos.
Cuando los jugadores están efectuando jugadas con
peones, para coronar, se necesita cuidado y claridad.
Puede parecer perogrullesco aconsejarle al estudiante
que no confunda sus movimientos de Peón, y que sea
cuidadoso en distinguir los movimientos de Rey de los
de Peón. Pero el fracaso en conseguir este elemental
grado de claridad es una característica de la confusión
mental que conduce a las malas jugadas. Si se tienen
peones en SAD y 5TR, y el Rey contrario se halla en su
4R, el Rey está en una posición a propósito para parar
a cualquiera de los peones, cuando éstos avancen aSAD
y STR, respectivamente, pero no puede pararlos a ambos.

83
Sin embargo, esto no lo comprenden todos los princi­
piantes_ Más sofisticada es la situación siguiente: Un
Peón está compitiendo en velocidad con otro Peón, y
uno de ellos se halla más próximo al objetivo. Pero hay
los movimientos del Rey como posibilidades_ La técnica
normal re quiere en esta situación separar los movi­
mientos del Rey de los del �eón, de acuerdo con la
perspectiva de movimient os que se prevén.

La dist inción importante en los tipos de posición es


que en algunos casos los movimientos de Rey marcan
una diferencia con re spect o a las perspectivas de los
peones, y en otro s casos los movimientos de Rey pueden
quedar desatendidos, o contrarrestados, para neutrali­
zar a los peones.
El diagrama 43 muestra un caso muy sencillo. Las
blancas mueven y sólo· pueden conseguir tablas. Apa­
rentemente tienen un movimiento de Rey (R4D) que
afecta al Peón negro. Pero queda neutralizado por R7A
de las negras.· Luego, la carrera del Peón no queda afec­
tada, continuando. Si las blancas se confundieran y en
s u segundo movimiento jugasen R4A, entonces perde­
rían: 2. . . . P6C; 3. P6C, P7C; 4. P7C, P8C=D; 5. P8C=D,
D7Tj ¡gana la Dama!

84
Pero un jugador que contemple a di stanci a una p os i­

ción como 24, lp6, 4P2R, 2rS, 16, tiene que asegurar el
movimiento que hará. Las negras mueven y juegan RSD;
su Peón puede esperar. Una línea de juego es:

1. RSD , 3. RZA R6D


2. R3e RxP

(Anticipándose al Rey blanco.)

Una posición muy simple es la siguiente:

24, 4r2P, 4p3, 8, 1R6, 8

Debe tenerse bien presente que para cada movimien­


to de Peón blanco hay un movimiento defensivo ,del Rey
(el Rey negro se halla en, «el cuadrado»). Al 'mover las
blancas deben empezar por P6T. Ahora, no P6R, a causa
de que las blancas coronan antes y dan jaque en 8D,
ganando la Dama. (Yo denomino a esta amenaza, en la
fila de la Dama o la Torre, o en la diagonal del Alfil,
«una puñalada por la espalda».) Así, las
' negras deben
jugar 1. ... R3A.
Considérese también 10 siguiente: 16, 6P1, 16, 4p2R,
lr6, 8. Las blancas no ganan nada con el movimiento
del Rey, porque las negras replican con otro movimien­
to de Rey. Así: RZC, R7A; R3A, R6D, Y la carrera del
Peón no se ve afectada.
Por otra parte, en la posición 24, SP2, rp6, 4R3, 16, un
movimiento de Rey marca una diferencia. 1. RZD ame­
naza con detener al Peón negro. Así: 1. ... P6C; 2. R1A.
Las negras deben jugar: 1 .R6T. ¡Ahora la carrera
.. .

del Peón se ve afectada porque las b lanc as coronan con


jaque!

85
Obsérvese que las blancas no tienen otra manera de
ganar. No pueden confiar en una «puñalada por la es­
palda». Así: 1 . P6A, P6C; 2. P7A, P7C; 3. P=D, P=D;
4. D8Tj, R6C; 5. D8Cj, R7T, que preserva a la Dama.
El diagrama 44 es ligeramente más difícil. Si en la
carrera de peones las blancas comienzan antes, éstas
ganan a causa del recurso de la «puñalada por la es­
palda».

44
Blancas 'mueven. ¿Cuál es el
resultado?

Cuando, en el cuarto movimiento, coronan y la,s ne­


gras coronan a su vez, las blancas juegan D8Tj, y el
próximo movimiento, con D8Cj, gana la Dama.
Pero el Rey negro se halla lo bastante próximo al
Peón blanco para que pueda alterar la perspectiva.
Si 1. P5R, R2C!. Ahora, si 2. P6R, RIA, y las negras
pueden llegar a eS. Las blancas deben movilizar su Rey:
3. RSC, RID; 4. R6A, RIR, y las blancas, con RSR, llegan
a tablas.
Las blancas, ante tal circunstancia, pueden jugar
2. RSC. Pero entonces las negras reanudan la carrera

86
del Peón con P5C. y ahora, cuando ambos han corona­
do, no hay «puñalada por la espalda» contra el Rey
negro, como en la primera variante.
Pero ahora alteremos la posición muy ligeramente
(diagrama 45). El Rey blanco se halla en ST, en vez
de 4T.

45
Las blancas juegan y ganan.

1. PSR R2C 3. R6C


2. P6R R2A

Si ahora:

3. RID o 3D 4. R7A gana

Si, en cambio, la carrera de peones continúa, las blan­


cas coronan, mientras que las negras tienen a su Peón
en sexta, y ga nan.
. En esta situació n, además de que R2C negro no es
eficaz, comporta una pérdida de tiempo. Si no intenta
este movimiento, pierde por la «puñalada por la es­
palda».

87
46
Juegan las blancas. ¿Cuál es el
resultado?

,En el diagrama 46 se observa una sutileza sugerida


por esos estudios. Las negras poseen un hábil recurso.

1. · A x Pj

Amenazando A3D. Las négras, por tanto, deben cap-


.
turar:

1. RXA 3. P8A=D
2. P7A P7A

Si

3. P8A=D 4. D8Aj gana

Pero las negras no tienen por qué perder. El tercer


movimiento no debe apresurarse, sino jugar R6C, y el
juego queda en tablas porque el Peón no coronado es
un Peón de Alfil, cuyo valor ya se ha visto.

88
47
Estudio de Troitski. Mueven
las blancas. ¿Cuál es el resul­
tado?

El diagrama 47 muestra una idea utilizada por Troits­


ki en la qUé la «puñalada por la espalda», para ganar,
resulta magníficamente impedida.

1. P6R T6Dj 5. T4R T6R


2. RSR P6R 6. TxT RxT
3. TxP P7R 7. P7R P8R=D
4. TxPj R7A 8. R6R! tablas

El diagrama 48 es fácil, pero no tanto como parece.

48
Las blancas juegan y ganan.

89
Las blancas tienen elección en los movimientos de
peones. El PTR se halla fuera del alcance del Rey negro.
El PTD puede ser alcanzado, puesto que se halla «den­
tro del cuadrado».
Sin embargo el PTD tiene una ventaja: amenaza co­
,

ronar con jaque. Pero hay más que esto.

1. PSTD

La carrera de los peones PAD Y PTR no queda afec­


tada por el duelo del Rey con el PTD. Los movimientos
parecen estar separados. Por tanto:

l. R4D 3. P7T R2C


2. P6T R3A

Ahora empieza el PTR.

4. PST PSA 6. P7T P7A


5. P6T P6A ..

y aquí las blancas, cruelmente, revelan el porqué de


su elección del «primer Peón».

7. P8TD=Dj RXD 8 . P8T=Dj Y gana

Las variantes de los desenlaces con Rey y Peón no


pueden ilustrarse todas en un libro como éste. Pero el
consejo que puede darse es: buscar características espt>
ciales, sobremanera 'los jaques posteriores a la corona·
ción, y las que conceden ganancia de tiempo.
El diagrama 49 e s atormentador. Parece como si el
Rey negro estuviese bastante cerca para competir con
los peones b lancos. Pero e s ilusorio.

90
49
Las blancas juegan y ganan.

1. P5T RIR

y ahora, no 2. P X P, RIA, sino:

2. P6T

Esto ata para siempre el Rey negro, y el blanco


puede ocuparse del PTD negro y volver junto al Rey
para forzar la victoria.
El diagrama 50 muestra una victoria facilitada por
una amenaza de jaque.

50
Las blancas juegan y ganan.

91
1. P4TR no puede ser contestado con P4TD porque
eventualmente P8T da jaque. Por t anto, l.. . PX P e s ne­
.

cesario, y 2. P5C sitúa a las blancas con un movimiento


de ventaja en la carrera.
El PTR es inoperante porque cada movimiento s uyo
queda contestado con un movimiento de Rey por parte
de las blancas ... Es, pues, una escaramuza fuera de la
contienda.
El diagrama 51, reproducido en Chess Amateur, fue
j ugado por el autor en 1923.

51
Las negras juegan y. ganan. \

1� ••• P4T 2. Rx P

PxP no es útil porque P4A permite al Rey negro de­


tener al PT Y las blancas no pueden hacer nada para
impedir que se mueva el Peón de Alfil.

2• • .. PxP 3. R4Cl

Mejor, porque en 6C o 5C se expone al jaque de un


Peón coronado.

3. P4A 5. P5T P6C


4. P4T P5A 6. PxP

92
(Si 6. P6T, PxP y corona, dominando la casilla h8. )

6. PxP 9. P8T=D DSRj


7. P6T P7C 10. R3C (o 5) D4Rj
8. P7T P8C=D

Obliga al cambio de Damas, con ganancia para las


negras.
Una característica incidental de esa posición, algo que
los principiantes tienen dificultad en apreciar, es que
la proximidad existe tanto en las diagonales como en
las columna,s o filas. Un Rey, para detener a un Peón
en ST, no tiene necesidad de estar más cerca de una
columna de Dama o Rey (de acuerdo con el lado del
PT), puesto. que se halla .en la quinta fila. Este hecho
explica la sorprendente aparente velocidad del Rey en
muchos desenlaces. Tal vez el más espectacular, y cier­
tamente uno de los más importantes, es un estudio del
difunto Richard Reti, que podría muy bien denominarse
«El Rey propulsado en cohete». Diagrama 52.

52
Estudio de Reti. Las blancas
juegan y hacen tablas.

La posición del diagrama se consiguió en 1921, en una


partida jugada en Berlín. Las blancas, resignadamente,
abandonaron. El genio de Reti fue el que descubrió las

93
tablas. El Rey se halla terriblemente lejos del Peón ne­
gro, y es demasiado lento para atraparlo en la forma
ordinaria; pero hay algo en la posición que parece ace­
lerarle tremendamente.
Lo cierto es que si el Rey llega a 6R, el PAD puede
ser promocionado a Dama. Por tanto,

1. R7C PST 2. R6A

con amenaza de R6R. ASÍ, las negras, a fin de hacer


abortar la coronación del PAD blanco, juegan:

2. . •• R3C 3. RSR!

Es una amenaza mayor: si el Rey llega a 6D, el Pe6n


todavía puede coronar. ¡Yen su desesperación, el negro
lo captura!

3 .
.
.•• RXP

Pero las blancas han viajado aprisa, y con R4A alean·


zan el Peón que tan lejos estaba.
Este movimiento espectacular ha 'sido empleado por
diversos compositores en otros planteos. Por ejemplo,
el diagrama 53 muestra a Reti plagiándose a sí mismo.

53
Estudio de Reti. Las blancas
juegan y entablan.

94
La solución de este estudio, con el difícil movimiento­
clave R7R (obstruyendo su propio Peón), es buen aje­
drez . (1. R7R, P4C; 2. R6D, PSC; 3. P7R, A4C; 4. R5A, ta­
blas.) Pero el sencillo planteamiento de la idea original
es clásico en su belleza y perfect o sin necesidad de em:.
bellecimiento$.
La. normalidad en ajedrez de una batalla final entre
peones, con participación de los reyes, queda clara en
el vocabulario ajedrecístico, y algo convencional
. en las
nociones de ajedrez.
-Convertid a vuestro Rey en una pieza de batall�"
-aconseja Steinitz.
Este es un consejo valioso a mitad de partida, y lo�,
ejemplos de ello son frecuentes. Pero, particularmente,
en el buen ajedrez se observará que a medida que se�
aproxima el término de la fase media de la partida,' con
la «limpieza del tablero» (quitar madera, o «Abholiung»,
como lo llaman los alemanes), los jugadores se esfuer':
zan en centralizar al Rey, o en llevarlo cerca del. grupo
.

de peones que interesa.


Pero aun cuando el -Rey se halle en una posición­
aparentemente desfavorable, no hay que desesperar� Como,
muestra el estudio de Reti, el Rey es un rápido corre­
dor. Muy' sorprendente resulta la siguiente posición:
8, 6pl, SpPp, SPIP, 8, lr6, 8, IR6. Este estudio, reali­
zado por el buen jugador inglés Hooper, muestra unas
'
tablas magníficamente obtenidas. El primer movimien-
to de las blancas e_s de atraso: RIT. Si ahora las negras
corren para los peones, las blancas siguen, no tan de­
trás como se esperaba. 1. RIT, R6A; 2. R2T, RSD; 3. R3C,
R4R; 4. R4A, RxP; 5. R5D, y alcanza 7AR.
Para mantener atrasado a un Rey hace falta una
.
Torre.
Un defecto muy serio en un final es que el Rey esté
interceptado. Supongamos que las blancas tienen UD

95
Peón útil. Digamos que tienen un Peón en SeD, con un ,

Rey en 5TD. Cada bando tiene una Torre y la negra


se halla en una posición que puede dar jaque desde
una casilla como su 8TD. Ahora, si el Rey negro en
este momento está en una casilla como sus 2TD, 2CD
o 2AD, la partida terminará en tablas� Sin embargo, si
el Rey defensor se halla en 1TR o 8TR, el Rey atacante
puede rivalizar con la Torre y maniobrar su Peón de­
lante (diagrama 54).

54
Rey' interceptado.

Similares consideraciones pueden ser aplicadas si el


diagram,a se altera de forma que el Rey negro se halle
en su 8TR y la Torre blanca controle la seIDUlda hilera.
Estas consideraciones también son válidas si el Rey
negro está más próximo, digamos en su 4AR, intercep­
tado por una Torre en la cuarta fila, o si está en su 6AR
interceptado por una Torre en la cuarta hilera. La. inter­
cepción puede ser horizontal o vertical. Lo importante
siempre es la distancia a que se halla el Rey. Si está bas­
tante cerca, son posibles las operaciones de rescate.
Así, en el diagrama 55, mueven las negras y el final
queda en tablas. 1. . . T2D; 2. T2AD, RID; 3. R3C, T2A,
.

96
,5 5
El Rey rescatado.

y el Rey no puede ser alejado de una posición defensiva.


Obsérvese, no obstante, la importancia del handicap que
constituye la «interceptación». Si en el diagrama 55 el
Rey blanco estuviera en 3C en vez de 2C, las blancas
ganarían. Así : 1• T2D; 2. T x T, R x T; 3. R4T, R3A¡
...

4. RST, R2A; 5. R6T (obsérvese que si RSC, R2C, tablas),


RIC; 6. R6C, R1T; 7. P5C (no 7. R7A, R2T; 8. P5C, RIT;
9. P6C, tablas por ahogo ), RIC; 8. R6A, RIA; 9. P6C, RIC;
10. P7C, R2T; 11. R7A, gana.

56
Técnica Lucena.

97
Volvamos al tema del diagrama 54. Si el Rey contra­
rio se halla interceptado suficientemente lejos, el Rey
y el Peón pueden maniobrar para conseguir la victoria.

Así, del diagrama 54:

1. R6C T8e S. R7A T8Aj


2. R6A T8Aj 6. R8C T8e
3. R7C T8e 7. P7C
4. P6C Rey mueve

y ahora llegamos a una posición análoga a lo que se


llama la «posición Lucena», donde la victoria e stá clara.
El diagrama 56 es un ej emplo del proceso. Aquí, la Torre
da jaque y se coloca en la quinta fila. Después de T2Aj
y R2C, la jugada es:

1. TST

Amenazando R7A o 7R; proyectando:

2. R7A T8Aj 4. T5D gana


3. R6D T8Dj

Si en el diagrama 56 la Torre negra estuviese en dI,


la Torre blanca podría, por conveniencia, moverse sólo
a la cuarta hilera. Pero incluso - desde alU, nos ofrece
una « �ombrilla» al Rey.

1. T4T T8R 3. R6D T8Dj


2. R7A TBAj 4. R6A

Las blancas ahora están amenazando 5. T4AD, segui­


do de R7A. Por tanto,

4 • • •• T BAj 5. R5D!

98
57
Jorre interceptada.

y T4D lo protege. Añadamos que (y no s6lo en lo con­


cerniente a los reyes) siempre es importante ver si el
dominio de una Torre en una columna puede ser inter­
ferido por una pieza. Así, el diagrama 57 es muy ins­
tructivo: las negras no deben jugar 1. T8C, a causa
...

de 2. R2T, y tenemos la protecci6n para que el Pe6n


corone. En cualquier caso, la defensa más atinada es la
efectuada desde detrás del Pe6n, no desde delante.

58
Juegan las negras.

99
Aquí las negras juegan: . 1. . . . T8TR. Pero las blancas,
con 2. T4Rj Y 3. T4T, interceptan a la Torre negra para
la defensa. Esto, incidentalmente, es uno de los pocos
trucos que pueden hacerse con una Torre. El diagra­
ma 58 muestra una defensa aparente. No 1. . . . TID, a
causa de 2. R7A, que pone al Rey en acción con dema­
siada rapidez, sino 1. . . . T5A, que parece admirable. Sin
embargo, la réplica es :

2. T5Rj Rey mueve 3. T4Rj

desviando o capturando la Torre. Supongamos que la


Torre blanca estuviese en 7CR, en vez de 7R; entonces
ocurre algo similar, más sosegadamente pero igual de
mortal.

1'. T5A 3. T4C!


2. TSCj Rey mueve (clavando la Torre)

Esta idea está bellamente presentada en el diagra­


ma 59, que es un estudio de Emanuel Lasker.

59
Estudio de Lasker. Las blan­
cas juegan y ganan.

En esta posición la desventaj a de las negras parece


estar compensada por su Peón en 7TR, que frena a la

100
Torre blanca. Las blancas demostraron diestramente que
la doble función de la Torre negra (guardar su casilla
7TR y cubrir la lAD) es más difícil de desempeñar.
1. R7C T7Cj
(No hay opción.)

2. R6T
(No hay protección «Lucena» en el otro bando por­
que la Torre blanca está' frenada.)

2. T7AD 4. RST T7AD


3. R6C 5. T3Tj R7T
(Amenazando T x P) 6. T X P gana
3. T7Cj
Otra versi6n de este estudio tie ne al Rey negro en
su 5TD (puede también hallarse en 4TD o 3TD). Enton­
ces intervienen los jaques de la Torre blanca para atr�­
sarlo.
Estas añagazas. y clavadas de la Torre, con sacrificios,
como recursos prácticos del desenlace, se hallan entre
aquellas «ideas» que llegan a asimilarse, convirtiéndose
en técnica.

La técnica las incluye como las más simples verdades


geométricas del tablero.
De la geometría elemental del tablero puede extraerse
el siguiente handicap para la defensa, que debemos con­
siderar. Esto se logra en ' una situación en que, entre
otras piezas o peones que no importan, un jugador tiene
un « Pe ón pasado alejado».
Todos los jugadores saben que un Peón pasado, es
decir, un Peón sin Peón contrario delante, o . en otra fila
contigua, representa una ventaja. Los estrategas que
apuntan a un «Peón pasado alejado» tienen algo más en
la mente, a saber: la consideración de que cuando em-

101
piece la carrera de peones, el que se halle más allá
del Rey defensor tiene ventaja, aunque no esté necesa­
riamente inmunizado de verse cogido, pues sí puede
serlo, pero en tal caso, los tiempos empleados para ello
por parte de la defensa resultarán fatales en otros sen­
tidos� El siguiente diagrama 60 es un buen ejemplo.

60
Juegan las negras.

El material es numéricamente igual, pero las ' negras,


al jugar, se hallan enfrentadas con la amenaz,a de P4T.
Si esto ocurre mientras el Rey se halla en 7A, no puede
atraparlo. Por tanto, debe jugarse R6A (no R7C). Enton­
ces, las blancas tienen tiempo de jugar R4A, RSC, R x P,
R x P, antes de que el Rey negro pueda volver a entrar
en escena. Tampoco constituyen los peones negros nin­
guna amenaza para las blancas.
Obsérvese, sin embargo, que si se altera .algo la posi­
ción del diagrama, dando otro Peón a las blancas, en
3CD, y un Peón a las negras en 3CR, las blancas no
pueden ganar. Así: L . R6A; 2. R4A, RSC; 3. RSC, R6T;
. .

4. R x P, PST; s. P x P; P6C; 6. P x P; P7A, gana.


Por tanto, las blancas tienen que estar en las casillas
4AR y SCR, O 4TR Y SCR, y las negras en 6TD, SeD.
(Si las blancas hacen P4T, entonces las negras
. tienen las
casillas 4TD y SeD.)

102
Otro fácil, aunque estupendo, ejemplo del Peón pasa­
do remoto se muestra en el diagrama 6 1 . Como el Rey
negro se halla atado al peligroso PTn blanco, las blan­
cas tienen tiempo para capturar los dos peones negros.

61
Las blancas juegan y ganan.

Pero si las blancas juegan 1. R3A, entonces con


1. . . . P6T las negras gan·arían. Esta es una divertida de­
·

mostración del poder de los peones desunidos. En la po­


sición del diagrama, la línea victoriosa es 1. RIA Y ' :ro­
dear por 2C (si un Peón se mueve, IC y 2T); también
gana 1. P3A bloqueando un Pe ón .

62
Ganan las blancas, juegue
quien juegue.

103
Obsérvese, en passant, que dos peones desligados pue­
den detener a un Rey con la misma eficacia que dos
peones unidos. En cambio, hay situaciones en las que
dos peones desligados son superiores. Tal ocurre en el
cliagrama 62.
Al mover las blancas pueden jugar RIC. Entonces las
negras, al mover, pierden. Si RIT o 2T, P7A gana. Si R2A
o lA, P7T gana. Si los peones están más abajo del tao
blero, por ejemplo en ST y SA, la partida acaba en
tablas. El Rey negro en 2C puede jugar sencillamente
RIC y las blancas no pueden avanzar. Las negras pue­
den incluso jugar R3A(3T). Si R3A; 2. P6T, las negras
no pueden, naturalmente, capturar, sino que deben vol·
ver a 2A. Desde ahora en adelante su juego debe ser:
R2A, R3A, R2A, etcétera.

63
Si juegan las blancas, ganan.
Si juegan las negras, entablan.

El diagrama 63 es un sencillo estudio de desenlace


explotando el poder de 'los peones desligados.
.
Las negras, al jugar, pueden aprovechar la caracterís·
tica técnica de alfiles de distinto color.

Así:

1. R3T 3. A2e P3A!


2. A x P RxP 4. AxP . RSe

104
capturando el Peón de Alfil y, eventualmente, dando su
Alfil por el Peón de Torre. Pero si las blancas mueven,
ganan mediante:

1. A X Pj

Si 1. . . . R X A; 2. P6T atan al Rey para siempre; las


blan�as tienen tiempo de ir a SCR, capturando el Alfil
y creando un «zugzwang». Después de 1. A x Pj, si
1. . . . R3T; 2. A2C, Rx P; 3. P6A, R4C; 4. RSA, R4A; 5. R6D,
etcétera. (Obsérvese que si el Rey blanco empieza desde
3T en vez de 4C, las blancas no pueden ganar al no po­
der llegar a 8CR.) Las negras tienen tiempo de sacrificar
su Alfil en 7A al quedar el Rey negro controlando sus
casillas 2CR y 1TR.

Por otra parte:

1. A x Pj R3T 3. A x P RXP
2. A1T P3A 4. A7D gana

Las posibilidades latentes en los últimos diagramas


centran la atención en el poder de los peones como
agentes dinámicos. Ya hemos visto que pueden romper
las formaciones de peones, y veremos otras posibilida­
des.
Volvamos al diagrama 60. Si los reyes estuviesen muy
lejos, los peones negros constituirían una formación vic­
toriosa, y 1. . . . PsT abriría camino. Si estuviesen más
atrasados esto no sería eficaz. Por tanto, 1. P4T;
• •.

2. P x P PSC; 3. P6T, corona primero.


,

Un ejemplo útil de peones dinámicos está reseñado


en el diagrama 64.
El desenlace fue . tácticamente concebido por el autor
(jugado en 1922), pero la característica técnica es que
los peones que tienen casillas para jugar incluso casi.
,

Has protegidas, deben ser considerados como «forza·


dores» potenciales. En la posición del diagrama, las ne.

105
gras no han tenido tiempo de jugar P3A. Esto habría
sido un típico «bloqueo». En su ausencia, las blancas,
al mover, juegan:

1. P6A

El Alfil no puede capturar a causa de A x Pj . P9r


tanto:

64
Jugado e n 1922. Las blancas
juegan y ganan.

1. .•• PxP 2. P4C

(Una segunda acción de irrupción.)

2. PxP 5. P7T A2e


3. PST AlA 6. A x P gana
4. P6T R4T
Obsérvese, en la posición del diagrama, la importan­
cia del orden de jugadas. ( El orden de las jugadas es,
a menudo, vital.) Las blancas no pueden alterar el orden
de sus irrupciones. Si 1. P4C, P3A; 2. P X P es replicado
con AlA, y las negras permanecen firmes. Asimismo, si
2. P5C, las negras lo ignoran. En consecuencia, las blan­
cas deben «permanecer en el orden de su marcha» y
jugar P6A antes de P4C.

106
La posición también ilustra otras verdades, por ejem­
plo, que la cantidad de peones (las blancas tienen me­
nos) es de menor importancia que su cualidad dinámica.
Así, omitamos los alfiles del diagrama 64 y traslade­
mos el Peón de Alfil blanco a 4R, y tendremos un tipo
de amenaza muy frecuente: P5R gana con sencillez. Esto
podría ser impedido con P3A por parte de las negras, y
sería un interesante ejemplo de superprotección. En la
práctica este movimiento sería jugado como una nece­
sidad táctica, pero la descripción técnica es útil para
situaciones en que no existe inmediata necesidad táctica.
Otra verdad, que debemos recalcar antes de abando­
nar esta posición, es que las fórmulas son poco dignas
de crédito. En el diagrama 64, el Peón en 3CR es un
«Peón atrasado», uno de los «intocables» del ajedrez, pre­
cisamente porque es tan fácilmente atacable por su con­
trario. En esta posición, no obstante, su potencia diná­
mica no es menor que la' de los peones adelantados.
La moraleja es que en ajedrez se juzga, no por las
formas, sino por las funciones.
Posiblemente, el ejemplo más espectacular de lo que
los peones pueden realizar contra peones sea el dia­
grama 65.

65
Si juegan blancas, ganan. Si
mueven negras, tablas.

107
El movimiento vencedor es 1. P6C. Este amenaza a
P x PA y P X PT. y elagresor debe ser capturado. Pero
si PT X P, las blancas
avanzan P6A. Este Peón debe ser
tomado. Por tanto, P6T vence con claridad.
Si �n el primer movimiento las negras juegan PAXP,
se tiene a mano un proceso interesante: 2. P6T, P x P ;
3. P6A, gana. '
(Obsérvese que un Rey negro más próximo a ia es­
cena de la acción podría tomar esta línea imposible de
jugar.)
Si en la posición del diagrama las negras mueven,
tienen que jugar 1. . . . P3C. Esto hace tablas, pero no las
consigue 1 . . . . P3T, que se replica con 2. P6A! Y no
1. . . . P3A; 2. P6T!.
La lección de este diagrama es la siguiente: aunque
los peones se hallen en su mejor situación, cuando están
alineados (debido a que no están retrasados), si quiere
que su posición sea completamente segura, la estruc­
tura debe ser triangular con el Peón central , en punta
hacia atrás. Así, los, peones en 3TD, 2CD, 3AD pueden im­
pedir cualquier avance de tres peones directamente en­
carados. Esperan a su contrario para proceder a su
captura. También se hallan a salvo si el contrari,o tiene
cuatr9 o cinco peones en estas tres filas, siempre que
los otros peones estén en la fila del Alfil o de la Torre.
Pero cuatro peones formados por Peón d e Alfil, Peón de
Torre y dos peones de Caballo podrían, con un manejo
'adecuado, romper la configuración debido a que serían
dos las puntas de lanza.
Incidentalmente, la siguiente posición artificial es di­
vertida:

4r3, Sppp, 32, PPPS, 3R4

Szen lo trató como Wla partida y lo analizó copiosa­


mente.

108
Se ha sugerido que el primer movimiento, sea el que
fuere, gana, pero pienso que esto no ha quedado debi­
damente demostrado.
La sugerencia es: 1. R2R, R2D; 2. R3A, R3A; 3. P4T,
P4T' 4. P4A, P4A; 5. P4C, P4C; 6. R3R, R3D; 7. R4D, con

opo ición. Esto no se presenta aquí como una línea vic­
toriosa.
Contra los peones dinámicos, un · Rey puede ser sor-
prendentemente bueno y sorprendentemente débil.
Es interesante el diagrama 66.

66
Si juegan blancas, ganan. Si
juegan negras, ganan.

Considerándolo aritméticamente se espera que ganen


las negras. Si mueven las negras deben ganar con P6C.
Pero comprende la realidad interior de la posición, que
es la posibilidad de un «zugzwang». Una pieza tiene que
abandonar un punto fuerte. Pero las blancas, si mueven
primero, tienen un recurso que preserva todas sus op­
ciones : R1C. II recule pour mieux sautef' ( 1 ).
Ahora veamos la jugada.
El Rey negro, como vimos anteriormente, no puede
moverse. Sólo pueden hacerlo sus peones. Si entonces
juega: 1. . . . P6C, las blancas juegan 2. R2C. Si las negras
juegan 1. . . . P6A, las blancas contestan 'con 2. R2A.
(1) Retrocede para saltar mejor. (N. del T.)

109
Si 1. . P6T; 2. R2T; en cualquier caso se tiene que
. .

mover otro Peón, el Peón de Alfil o el Peón de Torre,


respectivamente, y las blancas con R3C lo sujetan todo.
Obsérvese que las blancas no deben, en el primer mo­
vimiento, jugar RIT, lA, 2T o 2A. Una sola demostración
bastaría. 1. RIA, P6T ; 2. R2A, P6Cj ; 3. R3A, P7T; 4. R2C,
P6Aj ; 5. RIT, P7A; 6. R2C, P8T = Dj ; 7. R x P, P8A = D
mate.
De aquí, el lector verá que si los peones negros estu·
viesen una fila más avanzados, el Rey blanco, en lAR,
ICR o ITR, quedaría desvalido. Su posición en 2CR, den·
tro de un triángulo, no es comparable a la de 3CR.
Otra vez si la posición del diagrama queda inalterada
en el flanco de Rey, pero el de la Dama se coloca una
- fila más abajo del tablero (Rey en 2CD, peones en STD
y SAD ), las negras ganan. Así: 1. RIC, RIC. Ahora nin·
gún Peón blanco puede avanzar. (Si P6T, R2T; si P6A,
R2A.) Y las blancas deben mover y perder.
El siguiente diagrama (67) es de una partida de Ed·
ward Lasker (no debe ser confundido con Emanuel Las·
ker) y enseña cómo un jugador hace una mala inter·
pretación de los poderes de los peones para mantener
distantes a otros peones. Tal vez la técnica no era su·
ficiente.

67
Ed. Lasker-Moll. Mueven las
negras.

110
Es correcto:

1. P3A

Si luego:

2. P4A P3T

Pero si en cambio:

2. P6T PxP 4. PSC PST gana


3. P4A P4T!

Si 4. P x P, P3T deja el blanco en «zugzwang».


No puede variarse el orden de los movimientos.
Las negras jugaron: 1. P3T Y podían haber perdido
• .•

con la maniobra siguiente (de haberlo visto su con­


trario):

2. P6A PxP 6. P x P R3A


3. P4A R5D (Deja al blanco en
4. PSC PA x P «zugzwang».)
5. PxP R4R

Mucho hemos discutido respecto a la velocidad de


los peones y los reyes� Pero el último diagrama vuelve
a presentarnos otro aspecto importante de la lucha de
Rey y Peón. Aquí actuamos presumiendo que los últi­
mos serán los primeros; y estamos intentando mover
los últimos. Puede ocurrir que, en ajedrez como en las
damas, el segundo jugador tenga la . última ventaja,
puesto que está menos encerrado. Esto queda disimu­
lado por el hecho de que el primer jugador, anterior­
mente, pueda ocupar más espacio, y los seres humanos
no gustan de verse apretujados contra su voluntad. Es
cierto que cuando, al final de la partida, las piezas de

111
corto alcance se hallan seriamente comprometidas (re­
yes y peones y, hasta cierta extensión, los caballos),
y algunas posibilidades vitales son movimientos irrever·
sibles, la semejanza con las damas (un juego de piezas
de corto alcance) crece de punto, y el juego queda do­
'minado por la aversión del jugador a ,encerrar sus pie­
zas irreparablemente. Así hemos visto, en Rey y Peón
contra Rey, la operación de un principio de «zugzwang».
Vence o hace tablas aquel cuyo contrario se encierra
a sí mismo.
Esta es la lÓgica de la característica técnica llamada
;«oposición».
, La oposición en , su forma simple se ve en un tablero
;abierto cuyas únicas piezas , sean los dos reyes. Colocar
los reyes en 4R y 6R. Ahora el blanco en 4R quieré al·
canzar una casilla de la quinta o sexta fila. Teniendo el
turno de juego no puede conseguirlo. Si juega a 4D, el
Rey adversario se le opone con R3D. Por otra parte, si
se moviese el contrario, éste se vería obligado a jugar
3D o 3A, y el Rey desde 4R puede alcanzar la quinta,
sexta, séptima u octáva fila.
Habiéndolo conseguido, puede verse impedido en su
retorno.
ASÍ, el Rey negro se traslada a 3D. Ahora 2. RfS, Rd5
y el Rey negro ha recobrado la oposición. El blanco
utilizó su ganancia de oposición para llegar a la casilla
que deseaba. De haberse preocupado sólo de restringir
al Rey negro, se habría encontrado en Rd6 con Rd4, etc.
La oposición existe asimismo en dlagonal. Coloque­
mos los reyes en d4 y f6; el blanco, al moverse, puede
verse impedido al menos de llegar a cualquier lugar del
amplio cuadrado, cuyos lados son eS a eS y eS a hS.
En el ajedrez práctico, el principio usualmente se
aplica a una lucha entre reyes con respecto a peones
contiguos. Así vemos el sencillo diagrama 68�

112
68
Si mueven blancas, entablan.
Si mueven negras, pierden.

Las blancas, al jugar, entablan. Las negras, al hacer­


lo, pierden.

1. R2C 4. RSD R2R


2. RSC R2A 5. RSR R2A
3. RSA RlD 6. R6D RIA

(J\.quí el Rey negro ocupa una casilla de oposición,


pero el blanco ha ganado el terreno que quería ocupar,
y la posición del Peón en seguida influye en el juego.
La simple oposición mfltemática queda distorsionada
por el Peón.)

7. R6R R2C 11. R6A RIA


8. R7R R2T 12. P6C RIC
9. R7A R1T 13. P7C gana
10. RXP RIC

Obsérvese que si · en el movimiento octavo la jugada


fuese 8. R6A, RIC, las blancas ganarían con 9. R x P, RIT;
10. R7A, etc. Si las blancas se mueven en la posición del
diagrama, no logran nada.

1. R5C R2C 3. R5D R2D


2. R5A R2A 4. RSR R2R

113
y su progreso ha finalizado.

5. RSD R2D etc.

Si las blancas retrocediesen se verían en apuros. Así:


1. R4C, R3C; 2. R4A, R3A; 3. R4D, R3D; 4. R4R, R3R;
5. R4A, R4D; 6. R3A, R4R; 7. R4C, RSR; 8. R4T, RSA;
9. R3T, R X P; 10. R3C.
Ahora las blancas han reconquistado la oposición
y esto las capacita para hacer tablas. La posición es
diferente de la del Rey negro, ·como lo fue cuando el
blanco capturó en 6C. Hay un margen para maniobrar:
10. . . . R4A; 11. R3A, P4C; 12. R3C, P5C; 13. R2C (2A no es
fatal), RSA; 14. R2A, P6Cj; 15. R2C, RSC; 16. R1C. (Este
es el único movimiento. Debe ser capaz de ver replicado
su R6A con R1A y R6T con R1T.)
Obsérvese aquí el aserto general de que un Peón en
su quinta hilera bloqueado por un Peón opuesto es más
peligroso que un Peón en su cuarta hilera bloqueado
de modo similar, debido precisamente a la diferencia
del campo de acción para las maniobras defensivas
cuando el Peón obstaculizador cae ( 1 ).
Esto no es simple teoría de oposición, sino que' el
estudiante se guía por la necesidad de estar en la posi·
ción modélica de oposición, es decir, con una casilla
intermedia entre los reyes en la misma columna.

El término «oposición» es .muy útil, pero lo cierto


es que la oposición es, entre los ajedrecistas, un ejem­
plo de «zugzwang». El principio de que un nÚMero im­
par de casillas debe existir entre los dos reyes para
que el segundo jugador tenga oposición es bastante

(1) Naturalmente, se aplicar- consideraciones diferentes cuando


las torres se hallan en el tablero. (N. del A.)

1 14
cierto. Entre peones, la idea importante es más empíri­
ca: ¿ debo ser llevado a una posición desde la que deba
retroceder? Véase el diagrama 69.

69
Juegan blancas. ¿Qué resulta­
do? Juegan negras, ¿qué resul·
tado?

Las blaric,as deben jugar cautamente. Si saltan sobre


el Peón adversario con RSA, las negras juegan R5D
y ganan. Si las blancas juegan 1. RSC, las negras no
pueden jugar RSD debido a la jugada RSA de las blancas.
Probemos 1. . . .RSA para las negras. Ahora 2. R6A, RSD;
3. RSA gana.
De modo similar, si les tocase el tumo de mover a las
negras: no 1. . . RSD, sino RSA. Las blancas, hagan lo
.

que hagan, les resulta inadecuado para la salvación del


Peón.

2. RSC R6D 3. RSA RSD

2. R3C R6D 3. " R3A RSD

Aquí, claramente, los peones distorsionan el terreno


desde el punto de vista de la simple teoría de la opo-

1 15
sición. Lo que se re quiere es : jugar de forma que vues­
tro movimiento cree el «zugzwang». No hay leyes, reglas
ni fórmulas, pero la técnica ' se caracteriza por una re­
presión. «Cuidado con amenazar con excesiva rapidez.
Puede existir una buena rép li ca.»
Incidentalmente, la posición del diagrama 69 es va­
liosa también si se llega a su final. Ciertamente, no hay
que saltar a la conclusión de que quien efectúe el mo­
vimiento, gana.

1. RSC RSA 4. R x P R3A


2. R6A RSD S. R6R gana
3. RSA R4A

Pero si las negras son prudentes, en el primer movi­


miento se abstendrán de amenazar al Peón blanco:

1. RSC R3DI 3. RxP R2R


2. R6A R2D

y ahora entabla por la técnica mostrada en el diagra­


ma anterior.

En este momento puede ser útil referimos a un vo­


cablo que ha sido empleado en relación con los prime­
ros ejemplos. Se ha dicho que el Rey está protegido
gracias a una maniobra de triangulación.
Es . más difícil de pronunciar la palabra que de en­
tender la idea. El factor básico es que el Rey pueda
moverse a una casilla contigua en uno, dos o tres movi­
mientos sin regresar a su punto de origen. Así, puede
moverse de la e2 a la e3, o de la e2 a la d3, de la e2 a la
d2 o e3, o de la e2 por la d2 y d3 a la e3.

116
En las posiciones en que hay un cerco de peones, etc.,
impidiendo jugar la oposición, se ve con frecuencia este
paso lateral del rey.
El planteamiento del diagrama 70 ilustra este proce­
so. Hagamos que el primer movimiento de las blancas
sea 1. R3R. Ahora si las negras juegan R3R han perdido
en razón de 2. R4R. Las matemáticas de la oposición

70
Juegan las blancas.

nos dan este resultado. Este Rey no puede ocupar una


casilla en la misma fila que su antagonista con un nú­
mero impar de casillas en medio. Pero puede mante­
nerse en el mismo bando, diagonalmente contiguo a una
casilla de oposición, lo cual sirve al mismo propósito.
Por tanto, R3D. Ahora las blancas, si juegan 2. R4R, no
ganan la oposición porque R3R se lo impide. Así se des­
vía a 3D (3A) en ruta para 4R. Esto completará un mo­
vimiento triangular, por lo que se denomina «triangula­
ción». Si las negras juegan 2. . . . R3R, entonces 3. R4R
vencerá. Las negras se hallan, por tanto, empujadas
a 2D, una casilla de oposición, de la que pueden al­
canzar la 3R (lo que también es triangulación), o la 2R
(porque la oposición estricta no es necesaria antes de
que sea jugado R4R; este hecho es debido al cerco de
peones), o pueden jugar R4R, que parece compromete-

1 17
doro Pero R4R no es fatal. En respuesta a 2. . . . R4R, las
blancas juegan 3. R3R, Y ahora la situación es de nue:vo
crítica. Si 3. . . . R3R; 4. R4R gana. Pero 3 . . . . R3D permIte
a las negras enfrentarse a 4. R4R con R3R. Por tanto, a
su vez' las blancas no se atreverán a jugar 5. R3R a cau­
sa de 5 . . R4R, penetrante, sino que deben triangular
..

con R3D. En la posición del diagrama esta danza puede


continuar eternamente.

71
Juegan las blancas.

Este diagrama (71 ) muestra una posición en la que


la triangulación es vital. Al mover las blancas perderían
si jugasen R3R. Así, pues, deben jugar 1. RlD(2A). Si
las negras ' juegan R3D (o 3A), las blancas deben aún
mantenerse fuera de 3R. Deben jugar 2. RlR Y reservar
�R como respuesta al movimiento R4R de las negras,
o por si las negras adoptan otras direcciones por R3A,
y así mantenerse fuera de roce con eS.
A v�es la configuración es de tal clase que uno
u otro bando tienen menos espacio del necesario para
la triangulación.
El diagrama 72 muestra a las blancas ganando UD
Peón porque pueden triangular.

118
72
Las blancas ganan el PD, mue­
va quien mueva.

1. R2D

Ahora, claramente R4D es inútil contra 2. R3D. Las


negras júegan sutilmente:

1. R2A 3. RxP R3R


2. R3D R2D

Las blancas no pueden ganar la partida después de:

4. P6A PxP 6. R6C R3D


5. RSA R2D (Que gana)

Puede decirse que, en general, hay dos tipos de ma·


niobras de Rey contra Rey, involucradas las configura·
ciones de peones.
Un tipo está resuelto por una idea de oposición, el
otro es más empírico por la necesidad de medir los
espacios de triangulación necesarios para la maniobra.
El diagrama 73 es un soberbio ejemplo de juego de
oposición.

1 19
73
Juegan las blancas y entablan.

Al jugar las blancas sólo tienen un movimiento: R1T!,


la simple teoría de la oposición podría sugerir R3T, pero
esto parece fallar contra R8R.
En respuesta a R1 T, sin embargo, las negras no pue­
den hacer progresos.

1. R8R 4. R3T RSD!


2. R1C R7R S. R2TI
3. R2C R6D

Si el Rey negro intenta dar un rodeo, entonces el


blanco s·e dispone a triangular, disponiéndose a mover
R4A que será contestado con R3C.
Pero puede ocurrir que el problema de espacio de
un bando sea explotable. .
Es famoso el diagrama 74, un análisis de Lasker­
Reichelm. Llamarle un estudio de oposición distante es
una equivocación porque el campo del Peón desvía la
operación de las reglas. Se han intentado ciertos es­
fuerzos de clasificación científica bajo la fórmula «casi­
llas conjugadas», pero como la determinación de la
casilla apropiada es tan empírica como cualquier ma­
niobra de triangulación, el estudiante no se ve muy
asistido. En la p osición del diagrama resulta claro que

120
las blancas tienen líneas de entrada en el campo de'
los peones negros, en bS, gS y hS. De manera igualmente
obvia, las negras pueden impedir el acceso, eficazmente,
en cualquier dirección. Pero, ¿puede la maniobra de las
blancas impedir que las negras tengan a su Rey a mano
para ambos peligros? Si el Rey blanco se halla en 3D
y mueve primero, sólo existe una casilla segura para
el Rey negro. Si éste se halla en 2AD, el blanco no puede
hallar una vía de avance por 4AD, y puede también en­
contrarse el negro con el Rey blanco en ' buen terreno
si el último lo intenta por gS. De ahí se sigue que si el
Rey blanco está en 3D, y el Rey negro en 2AD moviendO'
las negras, éstas deben perder.

74
Estudio de Em. Lasker y Rei­
chelm. Las blancas juegan y
ganan.

El exhaustivo análisis ha conducido al siguiente mé­


todo:

1. R1el R2C 5. R3A R2A


2. R1A R2A (Porque R4A está
3. R1D R2D amenazado)
4. R2A R1D 6. R3D

y las negras tienen que ceder una de las «avenidas» de


acercamiento.

121
Con la mejor continuación, las negras, al mover, se­
gún la posición del diagrama, entablan como "si�e:

e- R2C 3. R2C RIT


2 . RIC R2T 4. R2A R2C

(Cinco casillas lejos en el mismo bando y no dema·


siado lejos en distancia de filas.)

5. R2D RIA

(No por fórmula, sino por contaje.) Si ahora 6. R2A,


R2C. De nuevo, si 6. Rey a fila de R, Rey a fila de D,
sobr:e el correspondiente bando. Ocurre que el primer
movimiento de las negras compensa por la relativa falta
de espacio dónde maniobrar.
Análogamente, respecto al " tema de las grandes opcio­
nes, hay un magnífico estudio del gran maestro de fina·
les, el inglés (ya fallecido) T. R. Dawson, un hombre
cuyos esfuerzos matemáticos en el ajedrez quedaron
desdibuj ados, casi desvanecidos por la fuerza de su ima·
ginación creadora. El diagrama 75 " muestra una posición
en la que el Rey blanco desea alcanzar 4D. Si llega a 3R
mientras el Rey negro se halla en 4D y mueve, evidente­
mente alcanzará su objetivo. (R4A de las negras será
replica�o con R4R, forzando R3A o R3C.) De ahí siguen
otras variantes. Si cuando el Rey negro se halle en 3A,
el Rey blanco llega a 3A, las triangulaciones de las blan·
cas comprometer� a las negras. Pero si (y esto es
paradójico, desde el punto de vista de la oposición) el
Rey blanco llega antes a 3A, la réplica R3A es perfecta.
Si entonces R4R, R4A; alternativamente, si R3R, R4D
es adecuado.

122
75
Estudio de T. R. Dawson. Las
blancas juegan y ganan.

Hay, sin embargo, un medio de obligar a ir a 3A cuan­


do el Rey negro está en 3A.

1. RID
'
Las negras pueden elegir entre dos principales líneas
de juego (otros movimientos conducen a tina variante
similar.) Tienen que elegir entre R3A o R4A. Si:

1. R4A 2. R2R

Si luego::

2. R4D 3. R3R gana

Si:

2. R3e 3. R3R gana


Si:
2. R3A 3. R3A gana '

Si (otras variantes):

1. R3A 2. R2D R4A

123
(R4D se replica con R3R)

3. R2R R3A

(De nuevo no puede jugarse R4D)

4. R3A

Ahora si:

4. R4D 5. R3R

Si:

4. R4A 5. R4R etc.

y si:.

4. R3C ¡Con la oposición!


s. R3R R4A 9. R4D R3C
6. R4R R3A 10. P4A R3A
7. R4D R3C 11. PSA RlA
8. RxP R3A 12. R4A R3A
13. P3Al

completando su raison d'etre. Las negras deben retro­


ceder y perder. Todas las jugadas reseñadas parecen
constituir un movimiento mental más �álogo a las
damas que al ajedrez. Es una mamobra para evitar el
encierro.
Esto no sólo es verdad con respecto a los movimien­
tos del Rey. La meditación nos enseñará que los movi­
mientos de Peón entran en la misma categoría. Las op­
ciones en los movimientos de peones se relacionan con
los inmóviles; asimismo, el acceso de reyes conquista­
dores es más fácil cuando las huestes han sido alteradas.

124
Coloque el lector peones blancos en 2AR, 2CR y 2TR,
Y negros en sus 4AR, 3CR y 2TR.
Con P4AR las blancas reducen las opciones negras
a dos : P3T y P4T.
Si se juega P4T, entonces P3C reserva dos opciones
a las blancas, 4T reserva una. En ambos casos, las ne­
gras no tienen movimiento: si se juega h6 viene h4, de­
jando sólo h5 para jugarse, y a continuación g3 crea
«zugzwang».
Imaginemos ahora que una situación de oposición
se ha obtenido en otras partes del tablero; resulta que
la naturaleza de los peones negros probará ser un factor
para la pérdida de la partida�
Para ilustrarlo utilizo una pQsición por la que me
hallo en deuda con míster Joseph, el maestro de Man­
chester. El diagrama 76 es de manifiesto interés.

76,

Primero muestra un tipo de ventaja muy deseable


desde el punto de vista del jugador que quiere ganar
tiempos. (Ganar terreno mientras el contrario está es­
tacionado es una ventaja en la mayoría de las fases de
la partida.) Aquí las blancas saben que las negras deben
perder su turno de juego, a fin de liberar a su Caballo.
Además, las blancas tienen no sólo un movimiento a

125
mano, aparte del normal beneficio del turno para mover;
también tienen propósitos positivos que pueden cum·
plir. En particular, pueden alterar la posición de los
peones, en su favor, antes de los cambios y del duelo
de oposición.

1. A4R

Obsérvese ,que 1. . . . R2T(RIC) se aprovecha de una


característica técnica, pero en este caso es ineficaz por
razones tácticas.

Así:

1. A4R Rle 2. AxP P3C

interceptando al Alfil Y pudiendo guardar el Peón de


Alfil con el Caballo. Pero existe a mano un: rescate:

3. P4A

El proceso no es sencillo.

3. C3D 4. P4C R2C

Ahora, no inmediatamente 5. P5A, porque 5. . .. P4C;


6. P6A deja a los peones en una posición menos que
óptima. Pero 5. P4T hace que 6. P5A sea una amenaza
de victoria. Por tanto, en respuesta a 1. A4R, las negras
deben mover un Peón. Tienen la elección de P3T, P4T
Y P3C. El último movimiento es lógico.

1 . . . P3C es replicado con 2. ASD, atacando otro Peón.


.

Las negras pueden jugar P3A o P4A. El movimiento


único es P3A. Obsérvese que de jugar P4A, las blancas
no se mostrarían prudentes al cazar peones al modo

126
convencional' con 3. ASe, P3T; 4. A7T, porque la libertad
del Caballo torna difícil la victoria.
El siguiente movimiento de las blancas es con el Rey.
Después de:

1. A4R P3C 2. ASD P3A

sigue

3. R2A Rey mueve 5. R3D R2A


4. AxC RXA 6. R4A R3A

Ahora, claramente, las blancas tienen a mano varios


movimientos de peones que pueden usar con propósitos
de «zugzwang».
'
7. P4T

(No sólo el único movimiento, sino el adecuado. Ob­


sérvese que en la explotación de los peones es frecuerite­
mente ventajoso mover el Peón sobre la línea en que el
otro se halla más retrasado, verbigracia, si los . peones
estuviesen en f7, g6 Y h5, las blancas efectuarían un mo­
vimiento más eficaz con el Peón de Alfil.)

7. P4A
(Para parar P4C)

Ahora se requiere sutileza: 8. P4A puede echar a pi­


que tina ventaja netamente ganada. Así si 8. P4A, P3T.
Si luego 9. P3C, P4T, «zugzwang». Si en cambio 9. PST! ?,
P X P; 10. P3C, las negras vuelven las tomas con 10.
... PST !
En el octavo movimiento, por tanto, hay que tener
cuidado. P3A puede jugarse porque las negras no se

127
atreverán a arriesgar P5A, que le da al Rey blanco una
casilla. Lo mejor es 8. P3C.
Ahora el lector puede averiguar las dificultades de
las negras.
8. . . . P4T replicado por P4A o P3A; 8. . .. P5A es com­
prometedor. Las blancas podrían ganar ignorándolo con
P4C.
La victoria, no obstante, es difícil. Las blancas irían
a por el PTD. (La captura, 9. P x P, también vencería,
aún más difícilmente, como puede descubrir por sí mis­
mo el lector.)
Otra vez:

8. P3T 10. PST PSC


9. P3A P4C 11. P4A

completa un «zugzwang». El método de ganar será en­


tonces para las blancas capturar el PTD y coronár antes
de que el Rey negro pueda organizar la coronación de
su Peón.
Antes de abandonar este estudio, el lector debe notar
que en algunas variaciones, incluso después de ganar la
oposición, la victoria de la partida no es automática.
Las partidas no se ganan por sí solas.
En este estudio, el lector apreciará que todos los
ofrecimientos técnicos son información de que hay pa­
sibilidades. Cuáles son las posibilidades es algo que debe
ser descubierto con imaginación o laboriosamente con­
tando con los dedos, y posiblemente, en una lista. (No
ha llegado a decidirse si hay penalidad para un jugador
que anota una serie de movimientos futuros en una
cuartilla, a fin de confirmar o ayudar una cuenta mental.)
Todo ingeniero estará de acuerdo en que en dinámica
práctica la fórmula no ahorra el trabaj o, que es el estu­
dio del detalle.

128
Un estudio dinámico de Grigorieff ilustra esto para
el ajedrez. En el diagrama 77, la característica práctica
importante es que con P4D, las blancas están amena­
zando coronar con jaque.

77
Estudio de Grlgorieff. Las
blancas juegan y gan�

Por tanto:]

1. R4C 3. P5D R4R


2. R7A R4A 4. P4R

Ahora la amenaza es RiR.

Si 4. . . P4TD; 5. R7R conducirá


. a la coronación de
amb os y jaque en STR por las blancas. Si 4 . P4C, ten­
. ..

drán lugar las mismas coronaciones, luego D6Dj, RXP,


D6CRj decide el resultado.
.

Por tanto:

4. R3D 6. PSRj RxP


5. R6A P4T 7 . P6R

129
y corona a tiempo de impedir la transformación del
Peón negro .

Otros dos estudios de Grigorieff cons tituyen ilustra­


ciones adecuadas para un capí tulo sobre el juego de
los reyes y p eones .

78
Estudio de Grigorieff. Las
blancas juegan y ganan.

El diagrama 78 es un . delicado estudio


. del juego de
oposición.

La solución es:

1. P4C R6T 3. R6C R6C


� .

2. RST R7C 4. RSC

y jugar la oposición hasta 1 1. . .R6A; 12. RSA, R7C; 13.


.

R6C, R6T; 14. RST gana. Si 13. . . .R6A; 14. P3T, RSA; 15.
RST gana.
El diagrama 79 se soluciona con la siguiente ma­
niobra:

1. P4A RSC 2. P4T P4D

130
79
Estudio de Grigorieff. Las
blancas juegan y ganan.

3. P5A R4A 7. P7A R2R


4. P5T P5D 8. P7T P7D
5. P6A R3D 9. P8A=Dj RXD
6. P6T P6D 10. P8T=Dj gana

Dos temas separados, Peón de Alfil arrastrando al


Rey, Peón' de Torre en carrera contra Peón de Dama,
y ambos temas bellamente sincronizados.

El «zugzwang», generalmente, es una característica


de las maniobras de las piezas de corto alcance, reyes
y peones, y en ciertas circunstancias el Caballo. Pero
más generalmente se aplica donde hay alguna concen­
tración de piezas en defensa, ya sea en una zona especí­
fica, ya en varias.
El diagrama 80 muestra una clara restricción del
radio de acción de una Torre y un resultado en «zugz­
wang».

131
, 80
Las blancas juegan y ganan.

1. A6Cj RID 2. A7A «zugzwang»

Cuando las piezas mayores están comprometidas, el


'czugzwang» y la análoga necesidad de perder movimien­
tos son menos raros de lo que cabría esperar. .
El siguiente estudio de Reti (diagrama' 81 ) ilustra
cuán valiosa puede ser la pérdida de un tiempo, incluso
por parte de una Torre. (La posición también es valió­
sa porque enseña cuán rápidamente un Rey distante ,
puede acercarse.)

81
Estudio d e Reti. Las blancas
juegan y ganan.

1. T2D

132
(T3D también gana, pero lo importante es: no TID,
que sólo hace tablas: 1. TID, P5D; 2. R7D, R4D! )

Después:

1. P5D 2. TID!

Ahora las negras ceden telTeno a las blancas.

2. R4D 4. R6A . R6R


3. R7D RSR S� RSA

y el ataque sobre el Peón (antes de que las negras pue­


dan atacar a la Torre) es decisivo:

s. P6D 6. R4A etc.

En el juego práctico hay un histórico desenlace de


TOlTe - y Peón, extraído de una partida de Alekhine con­
tra sir George Thomas, en que el último podía haber
hecho tablas de no haber tenido que mover él (posición
del diagrama 82).
Examinemos la posición de la TOlTe blanca. No osa
moverse de la columna sin dejar que un Peón consiga
avanzar (P7C, seguido de P6T y T8T). Ni puede moverse
de la fila sin dejar que el Rey negro · se aproxime al.
Peón, eventualmente 10 gane, y luego ayude a los peones
negros. No . se puede mover el Rey blanco sin permitir
P7C. Si las negras se movieran, cualquier movimiento
del Rey podría ser replicado por un jaque que permite.
que la posición sea restaurada, verbigracia:

133
82
Thomas-Alekhine. (Hastings,
1922.)

1. R2A 4. T6Tj R2C


2. T6Aj RIC 5. T6CR!
3. T6Cj R2T

(Si después de T6Aj, R2R, sigue TIA interceptando


el Rey negro.) No ganan las negras con 1. . . . T7Aj ; 2.
R3R. Si ahora 2. . . . TIA, sigue 3. R2R! No 3. T4C, TI T
Y P6T, 7T, 8T, que no pueé:le ser parado. Pero 3. R2R
amenaza lo siguiente:

3. . . . T2A 6. R I C P7C
4. T4C T2T (amenazando P7Tj )
(obviamente no T x P) 7. R2T
5. RIA P6T

y esto, con manejo cuidadoso, conduce a tablas.


En la partida ocurrió (con omisión de movimientos
innecesarios):

1. P6C R3T 6. T8Dj R6A


2. P7Cj RxP 7. T8CR R7D
3. T7Cj R3A 8. T8TD T7Aj
4. T6Cj R4D 9. R4C P7C
5. T8C RSD 10. TIT

134
(Obsérvese que la partida de las negras todavía no
es sencilla. Si ahora: 10. . . . T8A; 11. Torre da jaque y cap­
tura el Peón.)

10� ••• R6R

Si ahora la Torre da jaque en la fila, el Rey se le


acercará hasta que los jaques se hayan agotado, y P8C
no podrá ser impedido. Por tanto:

11. R3TI T7R .13. R2T P6Tl


12. T ICR R6A

y si éste es capturado!"

14. RxP TIR

Creando amenaza ae mate.

El «zugzwang» en un caso así, es algo que no puede


ser organizado; es un efecto de la presión y la falta de
espacio. Subrayemos que no es peculiar de un desen­
lace; puede ocurrir a principio de partida, en aquellas
raras ocasiones en que la defensa se concentra por en­
tero en un punto, quedando paralizada. Entonces, los
movimientos tienen que hacerse, bien permitiendo al
contrario atacar en otras partes del tablero u organi­
zando una retirada. Existen algunos ejemplos históricos
en los anales del ajedrez. Nimzovitch redujo a Samisch
a «zugzwang» en unos 22 movimientos, y Alekhine, inter­
pretando al vengador Aquiles, redujo al Héctor del aje­
drez a «zugzwang» en una partida de relativa brevedad.
Más típico es el colapso bajo presión a finales de
partida, cuando un bando tiene mayor control de espa­
cio que el otro. Así el diagrama 83 muestra una posibi­
lidad que se produjo en una partida en que el autor

135
jugaba las negras y en la que el reconocimiento de
«zugzwang» lleva necesariamente a la victoria; el ataque
directo era menos satisfactorio.

83
Juegan las negras.

Así:

1. T6TD 2. C3A C2A

Con la amenaza de . C4C.

3. ClC C4C

y las blancas están sujetas. Por otra parte,

1. T6TR

es menos satisfactorio.

2. C3AR C2A 4. T3D


3. P6D C4C

y las blancas tienen más posibilidades que en la otra


línea. Aquí, los cambios conducirían a tablas.

136
Una posición semejante se le presentó al autor (que
tenía las blancas), y fue publicada en el New Statesman,
es la del diagrama 84. Resulta divertida porque dos to­
rres están sujetas de modo desusado.

84
Juegan las blancas.

1. P6Cj R3A

(para prevenir RSC)

2. TID P6D

A fin de contestar a 3. TDIR con 3 . . . TSD..

3. T x P P3C · 5. T8R! «zugzwang»


4. TSD T( 1 )2D

\ 137
4

LOS VALORES VARIABLES DE LAS PIEZAS


En prinCIpIO debería esperarse que, si bien en los
comienzos de una partida los valores de las piezas son
inestables por las vicisitudes tácticas, en los desenlaces
deberían ser relativamente estables. Sin embargo, hay
sorpresas y desencantos tanto para deleitar como para
fastidiar a quienes gustan de hacer deducciones fáciles.
Nadie llevará su. partida en la creencia de que un
Caballo es más útil que una Torre en el desenlace. En
cambio, puesto que una Torre puede forzar un mate
y dos caballos no, puede demostrarse que tal creencia
sería absurda.
Sin embargo, el diagrama 85 muestra una situaci6n
en la que un Caballo logra más de lo que lograría una
Torre.
En esta posici6n, las blancas al mover eiltablan:

1. C4D P7C 2. C2Rj

por tanto, captura un Pe6n y detiene al otro. Alternati­


vamente, 1. . . . P7A queda refutado por C X PC, deteniendo
el Pe6n de Alfil.
Ahora sustituyamos, en la posiCi6n del diagrama, el
Caballo por una Torre. Incluso moviendo primero esta
pieza no puede detener a estos dos peones. Si ataca

141
por detrás, el amenazado avanza, o su compañero, in­
distintamente. Al ' siguiente movimiento es el más atra­
sado el que avanza.

85
Juegan las blancas y entablan.
Sustituyendo el Caballo por
una Torre, pierden las blan­
cas.

Si la Torre se desplaza lateralmente, la jugada es


similar: verbigracia, 1. T3R, P7C (o 7A).
Y si:

1. TIRj R7A 3. TICD ,


2. TIAD P7C

Ahora las negras deben tener paciencia, no jugar


3• P7A; 4. T x P (con una clavada), sino
...

3. • •• R6R

Esta última variante trae a la memoria un tipo de


situación en la que el principio de que dos peones en
la sexta fila derrotan a una Torre, no se sostiene en pie.
Esto es según la posición de los reyes.
El diagrama 86 presenta un sensacional ejemplo de
este aserto.

142
86
Keres-Eliskases. (Noordwjik,
1938.) Las negras juegan y
entablan.

Las negras entablaron del siguiente modo:

1. T3Cj 6. RIC T3Cj


2. RIA T3TR 7. R2T T3Tj
3. RID R6D 8. RIC 'T3Cj
4. RIR R6R 9. RIA T3TR etc.
5. RIA R6A Tablas.

Obsérvese que este extraordinario efecto sólo pudo


conseguirse con Peón de Torre y Peón de Caballo. Si
los peones no hubiesen estado en el ala extrema, habría
llegado un instante en que la amenaza de mate de las
negras podía haber sido neutralizada mediante una
coronación con jaque.
En el diagrama 87 se muestra una sutileza en el jue­
go. En él la amenaza de mate está presentada de tal
forma que permite la captura de los peones.

143
- - - ­
_ 8 - -
- 8 8. -
8. '8 )1_ -.
8 -- 8. -
_ _ . _ _1 87

., _ , _ _ _ Estudio de Sapero. Las blan-


cas juegan y ganan.
8. _ _ , 8.

1. T2Dj R8C

(No R8T, a causa de R3C.)

2. R3A

Las negras ahora tienen una difícil elección. Lo me­


jor es:

2. . •• R8A 3. T2TD RSD

(Si 3 • ... R8C; 4. T2R crea «zugzwang.)

4. R3D R8A 6. TITj R7C


S. R3R P7T 7. TIT!

y ahora el otro Peón no puede aV1idZar debido a TX P


que lo clavará. En consecuencia, las blancas tienen tiem­
po de R3A, etc.
Si, en el movimiento segundo, las negras juegan P7C,
la continuación también es sutil:

3. TIDj R7T 4. TICR «zugzwang»

144
Volviendo al Caballo, el diagrama 85 muestra al mis­
mo en una posición de preferencia. El Cab allo no siem­
pre es tan ventajoso.
Si ponernos un Caballo en IR del blanco, entonces
un Alfil contrario en SR del negro lo paraliza. (Es fácil
olvidar que durante este período el Alfil también está
sujeto a una casilla, pero solamente a la manera que
un capataz de esclavos tiene que estar atento a un
esclavo.) En este caso, el Caballo parece una pieza muy
poco eficaz; ,sin embargo, hay muchas posiciones en las
que un Caballo puede hacer más que un Alfil. Un Ca­
ballo puede ayudar a coronar el Peón de Torre, mientras
que un Alfil de distinto color (no el del color de la casi­
lla de coronación) no puede desalojar a un Rey ocu­
pante. A propósito del Alfil de diferente color, no debe
afinnarse dogmáticamente . que el Alfil falla al ayudar
a un Peón de Torre a coronar. La regla así establecida
es. demasiado es trecha Al siguiente diagrama lo <;leno­
.

mino: «la excepción que mejora la regla». (Mejor deno­


minación que la convencional mala traducción de excep­
tia probat regulam.) (1).

88
Las blancas juegan y ganan.

(1) La excepción confirma la regla. (N. del T.)

145
Las blancas ganan con 1. A7T!, bloqueando momen­
táneamente al Peón. Pero esto le da al Rey blanco tiem­
po para acercarse y gentilmente rechazar al Rey negro.
Obsérvese que si el Rey blanco estuviese más alejado,
por ejemplo, situado en 2TR, las negras todavía podrían
hacer tablas por 1. . R3A, amenazando R4C. Esto hace
. .

mover el Alfil, y si 2. A8C, R3C, tablas; si 2. AIC, R2A,


amenazando RIC, obliga a 3. A7T, Y una repetición de
la posición y de la jugada. Generalmente es cierto que
contra un Peón de Torre el jugador que tiene un Ca­
ballo, es más afortunado que el que tiene un Alfil de
color distinto a la casilla de coronación. A finales de la
fase media de una partida, Ocurre con frecuencia que
un Caballo es más valioso que un Alfil porque puede
operar contra peones sobre casillas de distinto color.
El diagrama 89 presenta un caso sencillo: aquí el Caballo
gana un Peón mientras el Alfil no puede atacar ninguno.
Pero obsérvese el otro aspecto: las negras mueven y pue­
den jugar A4A. Si ahora C X P, A2D y el Caballo se li­
bera con dificultades.

89
Blancas mueven y ganan UD
Peón. Mueven las negras y
:cercan al Caballo.

Estúdiese la posición del diagrama 90. Aquí l as blan­


·cas no pueden impedir que el Rey capture el Peón me­
diante R3D. Si el Caballo estuviese en SR, ST o 4D, sería

146
90
. Las blancas no pueden ganar.

tan eficaz como un Peón en S C o SD. En otras palabras.


el Caballo debe estar detrás del Peón, a fin de defen­
derlo contra la captura, por parte del Rey. Por otra par­
te, colocad en el diagrama 90 un Alfil (en lugar del Ca­
ballo) en cualquier casilla donde proteja al Peón (ST,
7C, 7D, SR) o detrás del Peón; la guardia es permanente
y eficaz. Asimismo, ¿ qué Caballo tiene una acción com­
parable con la de un Alfil a distancia? Pongamos un
Alfil en 1 TR, un Peón en 7TD y el Rey contrario en
su 2AD. Si el Peón es del bando contrario al del Alfil,
éste lo detiene; si es del mismo, el Alfil asegura su
coronación.

147
Contrastad con el diagrama 91. Aquí el Caballo do­
mina tanto terreno, que captura al Peón de Rey. Sus­
tituid el Caballo de SCR por un Alfil en 4CR, y el Peón
puede defenderse (mediante R2A).
No es en balde que los jugadores fuertes no miran
como malo el cambio de un Alfil por un Caballo. Fre­
cuentemente, el primero es tácticamente superior al Ca­
ballo. Creer que la ganancia depende de la superioridad
que se deriva del mayor radio de acción del Alfil (13 ca­
sillas contra 8 del Caballo) debe ser desechado, cuando
se considera que la victoria se deb e al hecho de que el
Caballo puede operar en casillas que el Alfil no puede
controlar. El diagrama 92 muestra el gran poder de un
Alfil cuando sus diagonales están libres, especialmente
en combinación con una Dama.

,<Blancas.)

92
(Negras.)
Juegan las negras y. ganan.

1. . . A4C; 2. TIR, D4D; 3. R2A, A3A, no tiene contes­


.

tación buena.
Debe observarse que un Caballo tampoco es inútil
en una diagonal. Supongamos un Rey enrocado (flanco
de Rey) con Peón habiéndose movido a 3CR y $guna
pieza en 2CR. Entonces, poniendo una Dama contraria
en su 4R o 5D y un Caballo en 4CR o 4R se amenaza el
mate en 6T o un jaque en 6A.

148
93
Grob-Abrahams. :cI948.>. I�e­
gan las negras.

Pueden ser útiles otro par . de ejemplos. El · diagra­


ma 93, extraído de una partida en que el autor tenía las
negras, muestra cómo los caballos pueden ser puestos
en acción agresiva, dejando a un Alfil desamparado,
para no mencionar a una Torre molesta. La continua-
ción fue: .
9 . . C2D; 10. O-O, P3AR; 11. A3R, O-O; 12. A X A, C X A;
..

13. P4A, C4A; 14. T3A, P4CD; 15. A3C, D1R; 16. C1A, CSD;
17. T3R, D2A, Y las negras ganan un Peón.

94
Juegan las negras y pierdeli¡

149
Por otra parte, el diagrama 94 muestra una posición
en la que un Caballo está completamente desamparado.
Las negras tienen un Peón útil, pero lo pierden con un
«zugzwang». Si, verbigracia, 1. . . . P4CD ; 2. P5T. Por tanto,
cuando los movimientos de peones se hayan agotado, el
Caballo caerá. En el ajedrez «cada perro tiene su día»:
la apreciación de los valores entre el Caballo y el Alfil
depende siempre de la situación particular de cada uno.

95
Lupi-Abrahams. (1946.>.

El diagrama 95 presenta una posición en que el cam­


bio de un Alfil por un Caballo puede concluir la partida.
1. . . . A x Cj seguido de TITR gana. Si esto no se juega,
entonces el Rey demuestra su utilidad. ( 1. . . . TITR; 2. CID
establece una defensa.)
Muy a menudo las consideraciones tácticas de corta
distancia hacen que un jugador cambie un Alfil por un
Caballo. Antes de que efectúe tal operación debe con­
siderar si ello dejará al contrario con el dominio de
algún campo de acción. Todo jugador se ha visto alguna
vez en una posición en que cedería su reino por un Alfil
antes que por un Caballo. Todo cambio necesita una
reflexión acerca de sus valores, a fin de tener una idea
de las operaciones que pueden llevarse a cabo en ausen­
(:ia de la pieza que se abandona. El Caballo puede tener

150
tal poder que sea deseable eliminarlo a toda costa. Es­
pecialmente, una formación de flanco de peones, o los
espacios libres detrás de peones centrales avanzados,
dan margen a los caballos adversarios (sin mencionar
las piezas más pesadas), si al defensor le faltan uno o
dos alfiles. Por otra parte, puede obtenerse una posición
que no ofrezca tales líneas abiertas al contrario. Los
detalles de la posición particular forman siempre el
factor decisivo.
Aparte de los puntos tácticos, si queremos comparar
Caballo y Alfil, ciertas consideraciones nos demostrarán
que la diferencia no es grande: primero, en los finales
con Rey, pieza menor y Peón, la pieza menor de la de­
fensa, sea Caballo o Alfil puede, usualmente, sacrificarse
por el Peón, dejando al contrario sin una fuerza capaz
de dar mate.
Calculando el poder de control sobre el Peón de la
pieza menor, hallamos posiciones en las que el Alfil es
superior, y otras en que lo es el Caballo. Cada cual pue­
de ser capaz de detener algún Peón, con el que la otra
pieza no puede contender. Un Caballo puede bloquear
el paso de un Alfil, interceptándole del Peón que intenta
capturar. Un Alfil, por otra parte, puede conseguir echar
al Caballo de alguna casilla crucial o de un cuadrado
interesante. Pero, en general, puede decirse que un Rey
y Caballo contra Alfil (o Caballo) y Peón, y . el Rey y . el
Alfil contra un Alfil (o Caballo) y Peón, pueden entablar
con bastantes probabilidades. Por otra parte, la Torre
y Peón contra, bien Rey y Caballo o Rey y Alfil, ganan
en una gran mayoría de casos. De nuevo, Rey y Torre
contra Rey y Alfil hacen tablas, usualmente. Rey y To­
rre contra Rey y Cab-:tllo se considera como tablas, a
menos que el Caballo se halle mal situado. El diagra­
ma 96 presenta, a este respecto, un excelente estudio de
Auerbach.

151
96
Estudio de Auerbach. Juegan
las blancas y. ganan.

1. T6CR, CIR; 2. RSA, C2Cj; 3. R6A, C x Pj ; 4. R7A,


C5A; S. T7Cj, RIT; 6. T4C, C6T; 7. R6C, RIC; 8. R x Pj,
capturando el Caballo. El diagrama 97, del mismo autor,
presenta la limitación del Caballo y lo restringido de su
radio de acción que se halla hábilmente explotada por
el Rey, el Peón y un Caballo:

97
Estudio de Auerbach. Las blan­
cas juegan y ganan.

152
1. C6D C2C 6. R7A C4A
2. C4R CIR 7. C4R C2C
3. R8A C2C 8. C6D C4A
4. R7R Rle 9. R8A gana
5. C6Aj RIT

Sabemos que, contra una Torre, es menos probable


que un Alfil esté in angustis que un Caballo, y es menos
probable que se vea forzado a permanecer en una línea
en la que pueda quedarse clavado. Pero existen muchas
posiciones en que un Alfil se ve comprometido.
El diagrama 98 ofrece un caso muy claro.

98
Las blancas ju egan y ganan.

1. TlR fuerza 1. . . .A4A; luego 2.. T8Rj, AlA; 3. T8C,


P4C; 4. T X P, A3D; 5. T5D, A2R; 6. T5TD gana.
El gran poder, aunque relativo, de la Torre reduce
la discusión del Alfil .Y el Caballo a sus debidas dimen·
siones. Cuando se considera el poder de la Torre, que
con dos movimientos puede alcanzar cualquier casilla
del . tablero vacío desde otra casilla cualquiera, queda

claro que la sup rioridad de esta pieza sobre el Alfil
o el Caballo pertenece a una categoría distinta que la
de la superioridad que el Alfil pueda tener sobre el Ca·

153
baIlo, y que estas pequeñas diferencias no pueden ser
tema de ningún pronunciamiento dogmático ( 1 ).
Hay que considerar que una Torre y un Peón pueden
incluso derrotar a un Alfil y un Caballo juntos, si la
Torre puede atacar, en un movimiento al Alfil y al Ca­
ballo en casillas de diferentes colores. Verbigracia, una
Torre se mueve a 6AD, apuntando a la vez a un Alfil en
4AD y a un Caballo en 3TD. Si los reyes y los . peones
están separados caerá una pieza (2).
Cuando un bando tiene un Peón bien situado, el Alfil
es frecuentemente un aliado mejor y un contrario más
potente. Pero no se debe subestimar el poder de un Ca­
ballo para impedirle la coronación a un Peón.
El diagrama 99 muestra cómo puede lograrse esto.
El procedimiento, muy sencillo, es como sigue:

(1) Un estudio de Havasi muestra cómo, dada la superioridad


de un Peón, un Alfil explota la debilidad, de un Caballo :
7R, 16, 3p4, 4c1P1, 7r, P7, 7A
1. PSC, C X P; 2. A XP (dominando el terreno del Caballo), R6C;
3. P4T, C6T; 4. PST, CSA; S. A7A, de nuevo dominándole y el
Caballo no puede alcanzar al Peón.
Otra composición del mismo Havasi presenta la difícil tarea de dos
caballos reduciendo al Alfil:

16, C2a4, 8, R2C4; pPrS, 16


1 . CSCj, R7C; 2. C X P, AXC; 3. C4C.
Si el Alfil se repliega a 2. . . . AlA, el Caballo pasa de 3T a 70,
luego el otro Caballo se mueve a SA, amparando el Peón.
(2) Naturalmente, existen muchas posiciones en las que un �il
puede ser más valioso que una Torre. Todo depende de la pOSlClOn
y de su radio de acción. Aquí damos una posición en la que un
Alfil gana la calidad muy fácilmente :
2t3 r 1 , p4tp1 , 2p2a2, 8, 4A3, 4A1Pl, PP3P1P, lT4Rl
Con ASAR, las blancas ganan la calidad. Si las �gras juegan
TlR, para impedir A6R, entonces A6C produce el DllSlD.O efecto.

154
99
Las blancas juegan y entablan.

1. C2Dj R7R 2. C4R

amenazando el Peón. Si el Peón corona a Dama, C3Cj


doble de Rey y Dama.

Si:

1. R8R 2. C3Aj

y se afirma en 2TR. Obsérvese cuán difícil hace esto


el acercamiento del Rey; verbigracia, R3R es tabú a cau­
sa de C4Cj.
El movimiento, pese a todo, es de gran exactitud. Las
blancas no deben jugar 1. C3Rj , puesto que seguiría:
1. . R7R; 2. CsA, produciéndose la doble amenaza en
. .

3CR. Pero este peligro queda reducido con 2 . R6A;


. . .

3. C4Dj , RsC; 4. C2A, RSA, y el Caballo queda fuera de


acción.
Ya hemos visto que un C�ballo puede actuar contra
dos peones unidos.

, 155
1 00
Las blancas juegan y hacen
tablas.

El diagrama 100 ofrece una posibilidad que a muchos


sorprenderá. Las blancas entablan mediante 1. C3A se­
guido de C2R. Verbigracia:

1. C3A P6T 2. C2R ' y ocupa 3CR

Si:

1. P6C 3. CIC que 10 controla


2. C2R P7C todo.

Obsérvese que si el Caballo estuviese en 3T en vez


de 4T, no podría salvar la partida, porque no podría
alcanzar las �asillas 3CR o ICR en el segundo movi­
miento.

1. C2A P6C 2. C3R( 1R o 4D) P6T

Desde 2T, por otra parte, pueden detenerse los peo­


nes, y también desde 4C, veamos:

1. C3D P6T 3. C 1T
2. C2A P7T

156
Si:

1. P6C 2. C4A

y se hace fuerte en 3T ( 1 ). . . .
El siguiente diagrama 101 es uil fmal de Gngone�,
que resulta muy instructivo para aprender el manejo
del Caballo.

AB
�. � •� ��

- - - -
- _ ,. l -
.� . �..� .

J: _ _ _ _
1 01 _ _ _-_
Estudio de Grigorieff. Las
-.______. _
blancas juegan y entablan.
_
El primer movimiento es:

1. C7A

(No C6C, que carece de objeto.)

(1) La importancia del poder de� �aballo para Controlar un Peó!1 '
que avanza se deja sentir en el m�o Juego y en las fases de transI­
.
ción hacia ' el final. Así, en la pOSICIón:
16, PR6, 2C2tpl, 2TS, t6r, 16,
las blancas pueden permitir el cambio de torres; lueg?, el R�y y el
Peón sujetarán -a la Torre opuesta y el Caballo atendera al Peon.
1. T4TD, T3Aj; 2. RSC, T X T; 3. C XT, P5C; 4. P7T. TIA;
5. C3A, P6C; 6. C2R, P7C; 7. R6C, tablas.

157
Si:

1. P6T 3. C4Dj
2. C5e P7T

Obsérvese ahora cuántas casillas controla el Caballo


en el flanco de Rey.
Si:

3. • •• RSR 4. C2A

el Rey no puede atravesar la columna de Dama. Es como


si una célula fotoeléctrica custodiase el acceso. Si 3.
. . . R6R; 4. C3C, que tiene un efecto similar. El Rey no
puede dirigírse hacia 3D o 2R y ID, por lo que debe
moverse hacia 2AR, IR, ID Y 2AD, en cuyo momento el
Rey blanco ya ha llegado a proteger el Caballo.
Si no quiere ahorrar un movimiento (o no ve cómo
ahorrarlo de manera tan dudosa), puede ocurrir algo
magnífico:

3. C4Dj R6R 8. CITj R7C


4. C3C R7A 9. R3D RxC
5. R6R R8R 10. R2R tablas por
6. RSD R8D ahogo.
7. R4D R7A

Esta clase de desenlace es una característica de las


persecuciones del Rey cuando el Rey atacante finaliza
su carrera en la columna de Torre.
Volvamos a la posición del diagrama. Supongamos
que las . negras deciden emplear su Rey antes; entonces
la continuación es instructiva.

1. C7A RSR 3. R5R RSA


2. C5C R6D 4. C3Tj

y este · Caballo no puede ser alejado de la defensa.

158
Si:
� � � �
5. C5C RSC 7. C2A R6A
6. C4D (¡Frenando aún 8. C3T (Dándole vuel-
a! Peón ! ) tas a l o mismo.)
Un interesante efecto de los poderes del Caballo que­
da patente en el diagrama 102. En él, las negras a! mo­
ver, pierden. Es sencillo:

102
Juegan las negras y pierden.
Juegan las blancas y entablan.

1. • •• P7T 2. C3C mate


Menos sencillo es:

1. R7T 3. CIA P7T


2. C2R R8T 4. C3C mate
Pero si mueven las blancas p rimero,. no pueden forzar
e sto.
Si:

1. C2R P7T

inmediatamente queda en tablas.

159
Si 1. C3Cj, R7T, y el Caballo puede vagar por donde
le plazca, pero (si las ,negras no �e han aprove�h��o
de P7T) ,siempre volvera a 3C con Jaque, que es mutilo
«En otras palabras, un Caballo no puede perder un
tiempo». '
Este interesante hecho es explotado en el diagra-
ma 103, un estudio del maestro checo Bron.

1 03
Estudio de Bron. Las blancas
juegan y ganan.

La primera maniobra es una ligera triangulación.

1. R7A C3Tj

(Si 1 . . P3T, llegaremos más rápidamente a una posi­


..

ción que se da más adelante en la variante principal.)

2. R8A CIC 3. C4C P3T

( Si C3T, no' 4. C x C tablas, sino 4. C5R con mate en el


siguiente moyimientQ.)
'

4. R7A R2T 5. CSR RIT

Aquí tenemos el problema. Si el Rey estuviese ahora


en 2T, C6C forzaría a las negras a mover y a perder.

160
Desdichadamente, el Caballo no puede forzar este des­
enlace porque no puede perder un tiempo. ¡Pero un Rey
sí puede perderlo! Por triangulación, como hemos visto.
Por tanto, debemos situar el Caballo donde cubra -todas
las salidas, sacando al Rey para la triangulación, luego
volverlo a su sitio y empezar de nuevo, habiendo per­
dido un tiempo.

6. C4A R2T 8. C8R R2T


7. C6D R1T 9. R6R

(Las salidas del Rey y el Caballo han quedado Ct>


rradas.)

9. R1T 11. R7D R1T


10. R6D R2T 12. R6R

(Completada la «operación triangulación».)

12. R2T 15. C6R R1T


13. R7A RIT 16. CSA «zugzwang»
14. C7A R2T

Cuando la fuerza dominante es Rey, Torre y Alfil


contra Rey y Torre, hay más oportunidades para la vic­
toria que cuando son Reyj Torre y Caballo contra Rey
y Torre.
Sin embargo, hay una composición técnicamente im­
portante. (Diagrama 104.) Esta combinación "de Caballo
y Torre contra un Rey en el rincón es completamente
paralizadora, "y raramente Torre y Alfil pueden organizar
una aijlenaza de mate tan terrible. (Obsérvese que la
misma amenaza existiría si la Torre blanca estuviese
en la séptima fila.)

161
B __ 11
� - - -
_ _ B _
--- -
m _ _ _
_ _ _ _ 1 04
� _ _ _ Juegan las negras. ¿Con qué
_ _ _ :� resultado?

Las negras no pueden liberarse con un ofrecimiento


de cambios en 2CR porque entonces TI Tj fuerza el
mate. La Torre se ve obligada a ir a la fila posterior
(ante la amenaza de T8C mate) y con TIAR puede obli­
gar a la Torre blanca a 6CR; por 10 tanto tienen un
recurso. La Torre debe sacrificarse a sí misma con
jaques. Si el Rey blanco fuese capaz de llegar a 6CR
este proceso fracasana, porque el jaque en 4CR trope­
zana con RXT. Pero con 6CR ocupada, las negras pue­
den animosa, aunque cuidadosamente, dar los jaques.
(1. . . . TIT; 2. R3A, TIAR; 3. T6CR, TIAJ; 4. R4D, TSAj!,
no TIDj.)

Incidentalmente, empleando el Alfil, el Caballo y el


Rey como un cerco en el tablero (por ejemplo, teniendo
el Rey en 4D, el Alfil en 4R y el.Caballo en 3AR, opo­
niéndose al Rey en 3R), se puede empujar ál Rey al
borde del tablero y acorrarle en la esquina dominada
por el Alfil. Se apunta a una posicióñ como la siguiente:

4r3, 8, 4R3, SC2, 7A, 24.

162
Entonces si mueven las blancas:
1. ASC RIA 6. C7R RIT
2. A7Rj RIC, 7. C6Cj R2T
3. R6A R2T 8. C8Aj RIT
4. R7A RIT 9. A6A mate
S. ASC R2T
El mate con dos Alfiles es mucho más fácil y no
necesita estudio particular.
Nadie debe avergonzarse de tener dificultades en
forzar un mate con. Alfil Y Caballo contra Rey en un
número razonable de movimientos. Con suma facilidad,
un ligero error puede añadir, media docena de movi­
mientos a la solución.
Las combinaciones que acaban en mate son más fá­
ciles, dada la imaginación del que las ve, que los largos
procesos técnicos.
El siguiente diagrama ( lOS) es un estudio que pre­
senta una clara explotación del poder combinado de
Alfil y Caballo. Las blancas ignoran las operaciones de
las negras mientras, a su vez, organizan el mate.

1 05
Estudio de Ratnér. Las blan­
cas juegan y ganan.

1. A2R, R2Cj; 2. R2C, ASD; 3. C3C, A x C; 4. CSTj, RIT;


S. C6A, A6A; 6. A6T, P4C; 7. R3A, Y por 4C, etcétera,

163
a 8AD. Este estudio constituye, asimismo, un asombroso
ejemplo de una victoria con «alfiles de distinto color».
El diagrama 106 ofrece una brillante salvación con
Caballo contra Alfil.

1. RSD, R2D; 2. P4T (amenaza liberar el Caballo), P4T;


3. R4A, R3A; 4. C7A, RxC; S. RSC, A3C; 6. R6T gana el
Peón o logra tablas por ahogo.
Otra interesante combinación de Caballo y Torre es
la mostrada en el diagrama 107. Consiguen un j aque
continuo.

107
Las blancas juegan y entablan.

164
1. C6Aj RIA 3. C6Aj etc.
2. C7Tj RIR o IC

El Rey no puede desplazarse a 1 TR por el mate.


El diagrama 108 demuestra cómo este poder puede
ser empleado en el medio juego para entablar una po­
sición difícil. Para ello, las blancas (diagrama 108) pue­
den jugar 1. D x Pj, P x D; 2. C6Aj, RIA; 3. C7Tj, RIR;
4. C6Aj, etcétera.

108
Abrahams-Christoffel. (1946.)
Juegan las blancas.

Con una Torre por bando, si fuese ofrecida una elec­


ción de piezas menores extras, sería sumamente aconse­
jable escoger el Alfil. Hemos visto una posición en que
Caballo y Torre constituían un ataque fatal. Pero ésta es
una característica del juego en la esquina del tablero;
en el centro, Caballo y Torre operan con menos fuerza
que Torrt.. y Alfil. No creamos que Torre y Alfil siempre
ganan contra Torre. Hay que probar si el Rey defensor
puede ser conducido a un lado del tablero y retenido el
tiempo suficiente para que el atacante consiga allí la
red de mate.
La posición Philidor es clásica (diagrama 109), y de la
cual afirma Lasker que su única dificultad es cómo con -

165
seguirla. Debe conseguirse, además, cuando el bando
superior tiene que mover.
Si mueven negras, pueden aliviar la presión median­
te jaques, y entablar. Si mueven las blancas deben mos­
trarse muy precisas. Por ejemplo, no A6A o A6R, a causa
de 1. ...T2Dj, ti po de sacrificio a menudo muy propicio
a la Torre.

109
Estudio de Philidor. Si juegan
las blancas, ganan. Si jue­
gan las negras, entablan.

La mejor jugada es como sigue:


1. T8Aj T1R' 2. T7A T7R
(Para poder dar jaque en una casilla negra si el Alfil
se mueve.)
3. T7CR
(Causando el cambio de posición de la Torre negra.)

3. T8R 5. A3C
4. T7C T8AD
(El primero de tres precisos movimientos.)

5. T6A 7. A5D T6AD


6. A6R T6Dj

166
(Si 7 .. .R1A; S. T7RD gana.)
.

8. T7Dj R1A

(Si S. . . .R1R; 9. T7TR gana.)

9. T7AR RIC 11. RID


10. T7Cj R1A 12. A4A RIA
11. T7Cj (amenazando 13. A6R(6T)j R1D
A6Rj ) 14. TSCj fuerza mate

Este bello estudio no es el único importante llevado


a cabo por el famoso músico francés del siglo XVIlL
También contribuyó a la teoría de Dama contra Torre
y Peón, y dio su nombre a una apertura de Defensa y
a una maniobra de mate ahogado ( 1).
Volviendo a nuestro tema, Szen derivó una intere­
sante serie de variaciones (trabajando en la posición de
Philidor): Colocar el Rey negro en eS, el Rey blanco
en e6, la Torre blanca en b6, el Alfil blanco en eS y la
Torre negra en d2. Esta es, en efecto, la posición Phili­
doro Ahora, llevar el Rey negro a dS (el mismo color
que la diagonal del Alfil) y la Torre negra a c2. Esto
son tablas, porque cuando el Rey blanco se traslade
a d6 se interfiere con la acción del Alfil. El lector debe
verificarlo. Sin embargo, desplazando toda la posición
a la izquierda: Rey blanco en d6, Torre en a6, Alfil en

(1) Este último, llamado el legado de Pbilidor (pero posiblemen­


te debido a Deschapelles, el experto en juegos de cartas y tableros,
del siglo XVIII-XIX), se refiere a una Dama en la diagonal que con­
tiene al Rey defensor que, supongamos, está en 1 eR. Colocada la
Torre negr,a en lAR, . los peones negros en 2CR y 2TR. El Caballo
blanco acaba de dar jáque en f7. De ahí sigue:
1. C6Tj dese., R1T; 2. D8Cj, TXD; 3. C7A mate. Esta es una
característica muy importante, que debe ser recordada ouando son
imprevistos los ataques por el flanco de Rey. Los mates ahogados,
subrayamos, no son monopolio de los caballos. Un mate semejante
infligido por un Alfil se reseña en el diagrama 161, en la pág. 242.

167
d5, Rey negro en eS, Torre en b2, entonces las blancas
ganan.
Así:

1. T8Tj ¡IC 4. T8Aj R2T


2. T7T T8C 5. T8Tj R3C
3. T7AR RlC 6. T8C. gana la Torre.

Aquí lo determinante es la circunstancia accidental


de que el Rey negro se halla demasiado cerca al borde
del tablero. Esta es la clase de característica que torna
imposible el extraer reglas totalmente generales.
También es muy difícil el juego de Torre y Peón con­
tra Alfil y Peón. Un estudio de Emanuel Lasker pre­
senta todas las dificultades (diagrama 110). Un análisis
exhaustivo se hallH más allá de la finalidad de este
volumen, pero la variante principal es como sigue:

110
Estudio de Lasker. Juegan las
blancas y ganan.

1. T8 TR A4A 3. R2C R4C


2. T4Tj ASe
(R4A compromete el Alfil.)
4. R3 C A4A 7. T8R R3A
5. T8T A3C 8. R4A
6. T8AR A5R

168
(El propósito del movimiento anterior queda claro:
las blancas quieren llevar su Rey a SR.)

8. A7C 10 RSR ASR


9. T8TD R2A 11. T7Tj RIR

(Las negras intentan conseguir una posición en la que


el sacrificio de Torre por Alfil y Peón lleve a entablar.
Contra esto, el propósito de -las blancas es llevar al Rey
negro a la columna de CD o de AR, para. que, cuando
la Torre capture el Peón y haga el cambio, tengan un
victorioso desenlace.)

12. R6R RID 14. T8Tj R2C


·
13. R6D RIA 15. T8CR

(Apuntando a 5AD mientras el Rey está interceptado.)

15. . . . . A6A 18. T5AD (las negras


16. T3C ASR mueven)
17. T3AD 'A7C 19 . TxP y ganan

Una debilidad especial, y a veces un don de ahorro,


de los alfiles, es que dos opuestos no pueden atacarse
entre sL Cada uno opera en diferente color, y se ignoran
mutuamente. Se ha visto una posición (diagrama 105 )
en la que un AUil debe desplazarse, mientras Alfil
opuesto, Caballo y Rey construyen el mate.
Pero, frecuentemente, la neutralidad de ambos alfiles
respecto a los asuntos de cada cual es una ventaja para
la fuerza menor. Muchas partidas en las que haya ven-'
taja de uno, incluso dos peones, quedan en tablas debido
a que las piezas supervivientes son alfiles de distinto

169
color. Es típico el diagrama 1 1 1. Las negras, obviam�nte,
con la ventaja de un Peón, no pueden lograr nada con­
tra un Alfil establecido en 4R y el Rey en 2CR.
Añada el lector un Peón negro en eS. Ahora las negr as
tienen dos peones más, ¿y qué pueden lograr ? Nada.

111
Juegue quien juegue, tablas.
.

Añádase otro peón negro, en a7, y después de la­


boriosos preparativos, maniobrando al Rey negro hacia
f4 y el Alfil a b8, podría iniciarse un proceso de ruptura
con a6. Pero la victoria resultaría excesivamente difícil.
Por otra parte, si el diagrama quedase alterado por
el movimiento de los peones centrales una casilla arriba
del tablero, al' mover, lasnegras ganarían, y. si fuesen
las blancas las que moviesen, las negrasaÚll vencerían
porque, antes de. que las blancas pudiesen organizar al­
gunas capturas, las negras estarían ya capturando y,
eventualmente, quedarían con un Peón extra en cada
uno de los dos sectores separados del tablero. La verdad
es que los alfiles de opuesto color no garantizan unas
tablas si existe debilidad en la posición, o en la estruc­
tura de peones, que les ayude a la explotación mediante
iniciativa en ambos flancos.
Los dos siguientes diagramas presentan victorias del
autor existiendo alfiles de colores opuestos.

170
El diagrama 1 12 presenta una pOSIClon lograda en
1938. Las negras no podían vencer, pero el j uego inferior
del contrario 10 permitió. Obsérvese que las negras ti�
nen un Peón pasado, habiendo sacrificado un Peón a
fin de llevar su Rey a una posición agresiva.

112
(1938). Juegan las blancas, pu­
diendo hacer tablas.

El j uego siguió:

l.! A6R

(Obsérvese que esto defiende indirectamente el Peón


2TD, a causa de que si R x P; 2. PSA!, PXP; 3. P4Cj y
las cosas han cambiado.)

1. A7D 2. R2R

(No es la mejor jugada.)

2. ASC

(Un buen ejemplo de bloqueo.)

3. A7D RxP s. P4C


4. A4T R7C

171
(Indiferente.)

5. R6A 8. RsA Ale


6. R3R A2R 9. R4R
7. R4R A3A

(Un defecto es ahora discernible: si R6C, PsR!.)

9 • .. . RSC 10. RSA

(No es buena.)

10. P3T 14 . RsA P4TD


11. A6A RxP 15. RxP PsT
12. AsD RsC 16. R4D A4Aj
13. R6C AlA 17. R3D R6C gana

Deben hacerse unas cuantas observaciones:


La Si puede ponerse al Alfil defensor fuera de juego
o forzar . su pérdida y quedar con un Peón o dos peo­
nes, se logra �a victoria.
2.a Usualmente es necesario efectuar amenazas, aun­
que sean distantes, en más de . una parte del tablero,
a fin de poder acorralar al Alfil defensor.

3.a La posición del diagrama podía muy fácilmente


haber quedado convertida en tablas por las blancas,
de haber visto las posibilidades que se le ofrecían.
1. A6R es correcto. Después, jugar el Rey hacia el
centro. Si las negras bloquean en b4, lo que sólo pueden
hacer dejando caer el PR, las blancas podrán hacer PsA!,
custodiando el tan importante b3, y ahora las negras
se hallan en peligro. Poner el Alfil fuera de juego en a4
era una concesión mayor, totalmente innecesaria..
Pero hay posiciones cuya explotación no queda me­
diatizada por un juego malo de parte del contrario. Tal
es la del diagrama 113, lograda por el autor contra un
defensor tan bueno como el difunto W. Winter.

172
113
(1946),. Las negras juegan y
ganan.

En una fase temprana, Winter había sacrificado peo­


nes, confiando en el final con alfiles de opuesto color
para unas tablas. Pero las negras estaban en posición
de conquistar el Alfil defensor y dejar a las blancas con
un Peón. Y siguió:
53. . . . P6C; 54. PxP, P6T; 55. AIC, P4Rj; 56. R x P, RSC;
57. A2T, R6A; 58. P4C, R7C, y obtuvieron el triunfo.

Antes de que el lector pase a otros temas, es valiosa


otra observación respecto a los alfiles de color opuesto.
Si se tienen ideas defensivas, obviamente la mejor
formación es con peones inatacables por el Alfil opues­
to, por ejemplo, en casillas de otro color, como en el
diagrama 1 14. Pero la posición agresiva es con peones
en las mismas casillas que el Alfil del adversario, coar­
tando sus movimientos. El diagrama 1 14 se refiere a este
punto. Las negras juegan 1. A4D. Si 2. P3T, RSA; y así
. . .

hasta 6C. Si 2. P3C, PSA! es decisivo.

173
114
Las negras juegan y ganan.

Teóricamente, cuando los alfiles de ambos bandos


actúan en diagonales del mismo color, entonces el bando
con un Peón extra debería tener mejores oportunidades
que en el caso de alfiles de diferente color. Ciertamente,
las tablas no pueden conseguirse con tanta facilidad.
Pero estos triunfos, aunque son usuales, acarrean con­
sigo cierta dificultad en las jugadas. La dificultad es
que un jugador tiene que impedir a su contrario que
sacrifique el Alfil por el Peón, y un «sacrificador» de­
cidido, como un asesino dispuesto a matar y morir, es
casi irreductible.
Un buen éxito es más probable cuando el Peón se
halla avanzado que cuando aún le queda mucho trecho
por recorrer. Pero incluso muy avanzado, la victoria es
una rareza. En un' a posición de Centurini, publicada hace
un siglo, se ofrece la forma de conseguirlo (diagrama 115).
El proceso es:

174
1. ASR ASD 3. A4A e intercepta el
2. ASe A4T Alfil con A7A

:gsto parece bastante fácil, pero una ligera alteración


demuestra cuán delgados son los hilos de los que pende
la victoria.

El diagrama 116, un estudio de Horowitz y Kling, pre­


senta una posición de tablas.

116
Estudio de Horowitz y Kling.
Las blancas juegan y sólo en­
tablan.

175
1. A8R A8D 2. ASe A4T
rio da fruto. Por tanto:

2. A6C A5T

¿De qué otra manera llevar el Alfil blanco a 7D?


3. AST R4R
(No 3 • ... R3R¡ 4. ABR, seguido de A7Dj.)
4. A4C R3D
y ya no es posible la interceptación.
La mínima diferencia entre ambas posiciones es casi
fascinante. En el diagrama 115 el Alfil atacante tiene una
casilla más para jugar en el lado ocupado por el Rey
negro que en el diagrama 116. Esta casilla es decisiva.

Antes de pasar de las piezas ligeras a las más pesa­


das, el lector debe considerar la última exposición de la
superioridad de los alfiles sobre los caballos. Alfil y
Caballo, o dos alfiles, pueden forzar mate. Dos caballos
no pueden, salvo en determinadas circunstancias rara­
mente logradas. Colocar los reyes en 6CR (blanco) y lCR
(negro). Los caballos en 5R y 7R (dando jaque). Si el Rey
negro moviese a 1 T, C7A . da mate.
Pero esto no puede forzarse. Veamos la posición: el
Rey blanco en 6CR, el Rey negro en 1 TR, el Caballo blan­
co en 7R. Esta posición es tablas por ahogo. Las blan­
cas no pueden provocarlo y rodear con el otro Caballo.
Sólo podrían haber forzado a componer esta posición
si el último movimiento RlT hubiera sido inevitable, por
ejemplo, si una de las casillas 7D, 6R o 7TR estuviese
ocupada por un Caballo, a saber, ninguna desde la que
pueda ir directamente a 7AR.
Pero coloquemos un Peón negro en 2TD. Ahora el
segundo Caballo tiene tiempo de maniobrar hacia 7AR.

176
En otras palabras: Rey y dos caballos no pueden forzar
mate contra Rey solo, pero Rey y dos caballos sí pueden
forzar mate en algunas circunstancias contra Rey y
Peón. Obviamente, forzar un mate contra un jugador
que posee un Peón es muy difícil. Uno de los caballos
tiene que ser empleado en el bloqueo del Peón, impi­
diéndole moverse. o que pueda coronar forzando su
. .

captura.
Un siglo de indagaciones ha escudriñado todas las
posibilidades, y el gran maestro ruso Troitsky ha hecho
mucho para poner en claro las condiCiones en que el
proceso es. posible.

Para los propósitos de un trabajo relativamente ele­


mental, se halla fuera de cuestión una reseña completa.
Pero un diagrama (1. 1 7) ofrecerá un ejemplo sumamente
fácil, con el cual se verá puesto en acción el método.
Si mueven las blancas, la .principal línea de juego es:

1. C3Dj R7T 4. R3C P6A


2. C2R P5A 5. CIR (o 4C) P7A
3. C3Aj R8T 6. C 2A mate

177
Si mueven las negras:

l. R8A 7. C(4A)3D P5A


2. R3A R8D 8. R3C P6A
3. C2A RBA 9. C4AD P7A
4. C3R R8C 10. C2Dj R8T
5. C4A R8A 11. C4C P=D
6. C2CD R8C 12. C2A mate

Aquí se ve que el bloqueo del Caballo es útil, incluso


desde su posición fija, para mantener al Rey negro pri­
vado de libertad, hallándose 10 bastante cerca para acu­
dir rápidamente a completar el mate.
Teóricamente, hay un gran número de posiciones en
que el Rey y un Caballo pueden acorralar al otro Rey
al borde del tablero, luego en el rincón y, en tal punto,
un Caballo bloqueador puede abandonar el bloqueo del
Peón y acudir a ayudar el mate. La empresa puede ser
de tanta dificultad que pertenezca más al campo de la
visión que a los métodos técnicos (1).
Cuando están en juego las piezas mayores, las opera­
ciones son más tácticas que técnicas. Pero existen cier­
tos rasgos en las torres, damas, etcétera, que deben ser
conocidos. Así, Philidor nos ha legado algo mejor que
el mate ahogado, en sus investigaciones de Rey y Dama
contra Rey, Torre y Peón.
La posición del diagrama 118 es de tablas, porque las
blancas no pueden hacer nada para impedir que la Torre
oscile entre 3AD y 3R.

(1) Esto añade, al margen de los rasgos que caracterizan al


ajedrez, que un jugador puede ser capaz de cambiar y sacrificar,
dejando a su contrario con dos caballos bien situados, no ganando.
Tres caballos, incidentalmente, pueden derrotar a un Caballo. Esto
ocurre cuando un Peón corona a Caballo a fin de dar jaque y ahor­
quillar en doble amenaza.

178
118
Ias blancas juegan Y' sólo ha­
cen tablas.

Este método de defensa es posible con todos los peo­


nes, excepto el de Torre. (En este caso, no obstante,
hay la ventaja compensadora de que la Dama no puede
operar sólo desde un ala; pero entonces, para la defensa,
es mejor que el Peón se halle, en 3rD que en 2TD.)
'En el diagrama 118, trasladadas las piezas una casilla
más abajo en. el tablero, la posición ya no prOduce las
tablas (diagrama 119). El proceso es que la Dama mar­
cha detrás del Rey y lo lleva entre las dos casillas en
que opera la Torre.

119
Las blancas juegan y ganan.

179
Así :

1. D7Aj R3A

(Si va a la fila de atrás, la Dama llegará a 6AD o 6R.)

2. D7TD T4Dj 7
• D8Aj
. R4D
3. R4R T4Rj 8. D7D T5Aj
4. R4A T4AD 9. RSA ·T4A
5. D7R T4R 10. R6A
6. D8D T4A

La Torre debe soltar sus amarras. Sin embargo, aun


cuando las blancas permitan a las negras maniobrar por
detrás de sus filas, al llegar a la posición del diagra­
ma 120, aún ganarían. Ya que esta posición, que durante
mucho tiempo se consideró como tablas, le da el triun"
fo a las blancas, según ha sido ampliamente demostrado.

120
Las blancas juegan y ganan.

1. D3C T8R

180
(Moverse a otra columna pone en peligro la Torre, a
causa de los jaques.)

2. D2Cj R8D 4. D3A T7D


3. R3A T7R S. D4A «zugzwang»

(R8R; 6. DIAj, T8D; 7. D3Rj, etcétera.)

Hay que tener buen cuidado en situar el Rey blanco


en ID, y las negras con la Torre en 7AD o 7R, el Peón
en 6D y el Rey negro detrás del Peón, teniendo la Dama
blanca separada. Esto son más bien unas tablas de re­
curso. Un posible desarrollo con el Peón avanzado plan­
tea el siguiente peligro: Rey blanco en 2AR, Dama en 4D,
Rey negro en 6CD, Torre en 8AD y Peón en 6D. Juegan
las negras P7D y el Peón no puede ser capturado a causa
de la clavada. Hay numerosas . situaciones en que un
Peón se defiende indiréctamente por la Torre, debido
a que la captura da por resultado una clavada. Debe
añadirse que un Peón muy avanzado, con Torre detrás,
sujeta a la Dama. (El caso extremo es un Peón en sép­
tima, . manteniendo atada a la Dama en la línea pos­
terior.)
Para beneficio de aquellos lectores a quienes el estu­
dio de Philidor (con algunos análisis debidos al francés
Cheron) resulta difícil, debe aclararse que Dama y Rey
contra Torre y Rey deben vencer, salvo en casos muy
especiales.
El triunfo no es fácil. El diagrama 121 muestra una
dificultad.

181
121'
Juegan las blancas.

Si
1. R6R T3AI
Por lo que el. Rey debe jugar 1. R6C. Ahora 1 ..T2Cj, . .

arr astrando al Rey a 6T.


Por tanto, la Dama tiene que conducir al Rey fuera
de la fila posterior, y maniobrar para que la Torre se
, separe y pueda ser capturada por la doble amenaza Rey­
Torre, al término de una serie de jaques. Una divertida
posición consiste e� un estudio de .Ponziani (diagra­
ma 122) que presenta uno de los casos. especiales.

1 22
Estudio de Ponziani. Las blan­
cas sólo hacen tablas.

182
1. ... T2Tj; 2. R2C, T2Cj; 3. R3A, T2Aj (y está claro que
las blancas no pueden cruzar la columna de Rey);
4. R4C, T2Cj; 5. R5A, T2Aj; 6. R6C, T2Cj. y ahora, si
7. R6A, T3Cj , y si 7. R6T, T2Tj, en cada caso imposible
de capturar.
y ahora tomemos el caso normal (que es ganado)
del diagrama 123. Este es bastante difícil. La técnica es
mantener al Rey en las casillas más favorables de la
fila posterior.

123
Juegan las blancas y ganan.

1. D8T es un abordamiénto tan bueno como otro cuai�


quiera. Si 1. " . . . TIA, la Dama puede obtener una serie
de jaques que últimamente capacitarán R6R y un mate
fácil (por ejemplo: 2. D7Cj, RIR; 3. D8Cj, R2R; 4. D7Aj,
RIR; 5. R6R, Y sigue mate). De acuerdo son esto, es más
aconsejable que la Torre descienda a la primera fila, di·
gamos 1. T8A.
•..

Entonces, una j ugada posible es:


2. D3Tj R2A 8. R6R T4CR
3. D3CDj R2C 9. D4AR T3Cj
4. D3Cj R2A 10. R7R T3TR
5. D4T T8TD 11. D7Aj RIT
6. D4ADj R2C 12. R8R T3CR
7. R5A T4Tj 13. R8A

183
y ya no queda el recurso de tablas por ahogo.
Esta forma particular de jugarlo ha sido copiada de
una partida, y parece muy chapucera.
En este estudio existen innumerables variaciones, in·
cluyendo las dobles amenazas en las filas de CR y TR.
Baste decir: 1.0 Que la Dama contra Torre constituye
una victoria y no tablas. 2.° La técnica· consiste en se­
parar al Rey y la Torre. 3.° Las hileras y filas del borde
del tablero pueden resultar muy ventajosas para el de­
fensor a causa de los recursos en forma de. tablas por
ahogo.
El factor decisivo es el poder de jaque de largo al­
cance de la Dama.
Con la Dama entramos en un reino en que el radio
de acción de la táctica es tan grande que la técnica pa­
rece trivial e inútil. Sin embargo, unas cuantas observa.­
ciones sobre el poder de la Dama y los límites del mismo
pueden proporcionar una nueva corrección a la natural
tendencia de sobrevalorarlo.
Una Dama no es materialmente equivalente a dos To­
rres. Una simple prueba es que si una Dama ataca a un
Peón, otra Dama puede . defenderlo completamente. Si
dos Torres atacan a un Peón, la Dama no puede defen­
derlo.
Sin embargo una Dama puede, en la posición apro­
piada, hacer tablas contra Dama y Torre, incluso contra
dos Damas (rliagrama 124). El Rey no puede escapar de
los jaques en 6AD y SR.

184
124
Partida tablas.

Pero dando sólo un poco de movilidad, Dama y Torre


pueden apartar al Rey del jaque. Contrástense las dos
posiciones.
Primero: colóquese al Rey blanco en ITD, la Dama
en 2TD, la Torre en ICD. Una Dama negra dando jaques
en las casillas 5D, 8D, STD consigue jaque continuo.

Segundo: diagrama 125. Aquí, las blancas se zafan


del jaque continuo. El proceso envuelve el intercambio
de posiciones de Dama y Torre.

125
Ganan las blancas.

185
1. T2A

(RIT Y R2T no sirven.)

1. DSCj 8. D2A D4Cj


2. D2C D8Rj 9. RIA D8Aj
3. R2T D4Tj 10. DID D5Aj
4. D3T D4Dj 11. D2D D8Aj
5. D3C D4Tj 12. R2A D4Aj
6. R2C D4Rj 13. RID D8Aj
7. T3A D7Rj 14. DIRj

e incluso si esto no fuese jaque, terminaría la tanda.


El diagrama 126, posición lograda por el autor, es
una buena ilustración de los recursos de la Dama cuando
todavía queda material en el tablero. Materialmente, es­
tán mejor las blancas, pero en el movimiento 87. T4A
(el hecho de que fuese en el movimiento 87 ya es ex­
plicatorio), sorprendentemente� da al tr�ste con ello.

126
Mieses-Abrahams. (1939.) Jue­
gan las blancas.

Después :

87. .. . D6Rj 88. RSD

186
Se malogra por:

88. ... D6Dj 89. RSA

(T4D permite el mate en bS.)

89. P3Cj 91. T4D D6Aj


90. TxP D6Rj 92. T4A D4Rj

(Gana una Torre.)

Debe añadirse que Mieses fue vengado por el difunto


Landau, en el mismo torneo, contra el cilal fracasó el
autor, al hacer tablas con Reyydos caballos contra Rey
y Dama. Puede discutirse si esta fuerza es adecuada.
A modo de contraste, sucede frecuentemente que la
Dama demuestra menos fuerza de la· que cabría espe­
rar. Queda clavada o capturada, cuando el Reyes «apu­
ñalado por la espalda», o queda interceptada, o se queda,
como dicen los compositores, «dominada». Aquí ofrezco
como ejemplo la fase inicial de una partida jugada por
el autor en 1923.

1. P4R P4D 4. P4D C3AR


2. PxP DxP s. A2D C3A
3. C3AD D4T

(Este es un experimento inspirado por Mieses; pero


inferior al normal 5 P3A.)
• ...

6. ASeD A2D 7. C5D ganando la Dama.

Típico y sumamente elemental es el siguiente diagra­


ma (127), de las últimas jugadas de una partida. Las
blancas han cometido la equivocación de jugar T7D.

187
127
Juegan las negras y ganan.

Ahora:
1. .. . TxT 2. DxT T1D

y la Dama no puede regresar a la defensa de ID.


Sucede con frecuencia que una Dama no puede tomar
un Peón, o recapturar {(algo» en 7D, 7R o casillas simio
lares, porque una Torre trasladada a la casilla contigua
8D, 8R, etcétera, conduce a la captura o mate en ID
o IR, según sea el caso.
Una composición observada con frecuencia en los fina­
les es la ofrecida en el diagrama 128. (Si Alfil Y Caballo
se intercambiaran también, probablemente sería una po­
sición de tablas.)

128
Juegan las blancas y hacen
tablas.

188
1. ASDj entabla porque si D x A; 2. C4A j aque doble.
Si 1 . . R X A; 2. C3R jaque doble.
. .

Esto es usualmente explotado en composiciones com­


plej as. Pero no debe pensarse que tales ideas son pro­
ducto de la inventiva de los compositores. Las partidas
vivas son muy ricas en tales situaciones.
Una divertida variante de apertura que presenta do­
minación es la siguiente (de una partida del autor):
1. P4CD P4D 5. PxP AxP
2. A2e C3AR 6. P3R D3C
3. C3AR P3R 7. C3AD
4. P3TD P4AD
y si ahora cegado por la codicia:
7. . ••• l>xA 8. C4T ganando la Dama.
Este es un buen ejemplo de una posibilidad en la que
siempre hay que pensar cuando la Dama ataca a los
peones de Caballo en la vecindad de caballos.
Pero la dominación se ve en toda su belleza cuando
un artífice como Rinck la revela en un tablero relati­
vamente vacío. En el diagrama 129 se ve una jugada de
dominación formidable, y la posición no es irreal. Podría
haberse presentado después de largas escaramuzas.

129
Estudio de Rinck. Las blancas
juegan y ganan.

189
1. T8T

e inmediatamente se quitan muchas casillas a la Dama.

1. D4C 3. T6Tj R4R


2. CSAj R3A 4. T6Rj R4D

(Si 4. . R4A; S. T4Rj !.)


. .

5. P4Aj DxP 7. C x D y g�a


6. C3Rj Rx T

Antes de que abandonemos a la Dama, digamos que


una de las luchas más empeñadas del ajedrez es la pro­
du:cida entre Rey, Dama y Peón contra Rey y Dama.
El diagrama 130 presenta una posición lograda por
Botvinnik. Admitió él mismo que gran parte de su juego
fue sólo a modo de tentativa. No está claro hasta qué
punto se· vio ayudado por la creencia de su adversario
·de que las mejores casillas para defender al Rey se
hallaban en la opuesta columna de Torre. (Esto ha sido
discutido.)

130
Botvinnik-Minev �(Amsterdam
• .

1954.)

190
El juego siguió:

1. DITj 5. D5Aj R5T


2. R6C D6A 6. R5T DITj
3. P4C D7D 7. R4C D8TR
4. PSC DSD

(Obsérvese que no puede dar jaque en la cuarta fila.)

S. D4Aj R4T 14. D3R D2Aj


9. DSRj RST 15. DSR DSAj
10. P6C D8Dj 16. RSA DIAj
11. RSC DIDj 17. RSC DIDj
12. RSA DIADj 18. D6A DIR
13. R4A D8Aj

(Podía haberlo efectuado en el movimiento 12.)

lS. .. . D4Dj 20. RST


19. DSA DIDj

(Esta clavada es característica de las dificultades de


este tipo de oposición.)

21. D4Aj R4T 24. RSC D2Rj


22. D2Dj RST 2S. RSA DIAj
23. D4Dj R4T 26. R4R

(La única casilla «fuera de j aque».)

26. ... D3T 2S. P7C DSTj


21. DSRj RST 29. ' ·R4D

(Obsérvese el extraordinario retorno.)

29. D8Dj 33. DSD D7Rj


30. RSA D8Aj 34. R6D D7Tj
31. R6D D7Dj 35. RSA!
32. R6R D7Tj

191
Las negras abandonaron. Evidentemente, Minev se
hallaba demasiado agotado para intentar 10 siguiente:

35• ... D7ADj 37. P=D


36. D4Aj R6T

(No D X D, tablas por ahogo.)

Si ahora:

37. • •• D7Aj

las blancas podían permitirle divertirse con

38. R6D D5Dj 39. D(8C)5D etc.

Este es un desenlace típico de los plagados de difi·


cultades.
Evidentemente, resulta imposible afirmar, sin dogma·
tismo, que Dama y Peón deben derrotar a Dama. Pero
cuando esto no ocurre es porque la configuración de los
reyes permite un jaque continuo. Asimismo, los peones
de Rey son probablemente los más difíciles de explotar.
Cheron combina estas ideas en el diagrama 131.

131
Estudio de Cheron. Juegan las
negras y entablan.

192
1. . .• D6Aj 2. R4T

(Si R2T; D2Aj Y la Dama no puede intervenir sin


.
perder el Peón.)

2. ... D3Aj 4. RSC D2Cj


3. RST D2Aj

y. el Rey no puede escapar a los jaques.

Con estos estudios nos vemos oblig�dos a reconocer


que el ajedrez es una serie de difíciles operaciones tác­
ticas. La técnica nos dice que podemos esperar algunos
resultados con cierto material, y nos enseña algunas
tretas. Pero entre el vasto campo de posibilidades, el
rasgo dominante de los desenlaces en ajedrez es ver
hasta qué grado no son los mismos previsibles por las
líneas técnicas. Así, un jugador que tenga las negras
en la posición del diagrama 132, quedaría tristemente
desanimado por razones, al parecer, accidentales.

132
Las blancas juegan y hacen
tablas.

1. A3A, R7C; 2. R4C, R7A; 3. R4A, R7D; 4. R4D, R8R;


5. R3R, R8A; 6. A2Rj , R8R; 7. A3A, etc.

193

S·AJEDREZ
Sigamos ahora algunos conflictos tácticos. El primero
(diagrama 133) revela una idea que, al ser asimilada, en·
riquecerá el bagaje técnico. Se ha descrito como una
composición de Saavedra, y como e l final de una par·
tida entre los dos potentes jugadores londinenses Fenton
y Potter, que no vieron el último detalle.
El lector verá que si el Rey va a la fila del Alfil, que­
dará reducido por T8D, capturando el Peón que corona.
Tampoco puede el Rey ir a 7C por causa de T2D, ni a la
fila de la Torre.
Un rasgo �e carácter menor es el control de la octava
fila por el. Peón. Las torres se ven frecuentemente derro­
tadas en esta forma. La jugada es:

133
Las blancas juegan y ganan.

l. RSC T4Dj 3. R3C T6Dj


2. R4C TSDj 4. RlA
'
y parece como si las negras quedasen impotentes. PerQ
los recursos del ajedrez no se agotan fácilmente.

4. . TSD

Si:
S. P8A=O TSAj

194
que forzará las tablas por ahogo. Sin embargo, las blan­
cas también poseen sus recursos.

5. P8A=T

amenazando mate. Esto fuerza a:

5. TST

y ahora viene:

6. R3C

con doble amenaza de RxT y mate de Torre, que no .


pueden ser impedidos.
Inspirada en esto, pero con gran belleza propia, existe
una de las mejores composiciones de Troitsky (diagra­
ma 134). El primer movimiento de las blancas es PXP,
y las negras parecen tener más de una defensa; sin
embargo, los esfuerzos directos contra el Peón frácasan.

134
Estudio de Troitski. Las blan­
cas juegan y ganan.

1. P x P T3A 3. C x P
2. P7R T3R

195
(Custodiando el Peón.)

3. TxCj ,4. R2C T3Cj

(Si T3R; 5. T6T!.)

S. R3A TIC 9. R6A T1TR


6. T1R T1R 10. R7C T1R
7. R4A R2A 11. R7A gana
8. RSA R2D

Pero parece que las negras pueden efectuar algo


mucho más sencillo: cambiar las torres y llevar rápida·
mente el Rey hasta el Peón. El Caballo tendrá que de­
fenderlo desde BAR y será rápidamente desalojado.
Pero las blancas poseen un tratamiento completa.
mente revolucionario de aquella línea de defensa.

1. PxP TBAj 2. R2AI

(Uno de los movimientos más hennosos del ajedrez.)

2. TxT 3. P7R

(Y ahora comienza un múltiple duelo Saavedra.)

3. T7Tj 8� RSA T4Tj


4. R3A T6Tj 9. R4A TsTj
5. R4A TsTj 10. R3A T6Tj
6. RSA T4Tj 11. R2R T7Tj
7. RxP T3Tj

Ahora las blancas «suben» por, la otra columna:

12. R3D T6Tj 15. R6D T3Tj


13. R4D TsTj 16. C6A!
14. RSD T4Tj

196
(Una de las bellezas de este movimiento es que si
ahora 16 ... TIT; 17,C7Dj y 18. C8A!.)
.

'16. . .. TxCj

y la. composición Saavedra se ha completado. El Rey


vuelve a 3D y en 2R terminan los jaques.
.

No son menos divertidos e instrilctivos aquellos de­


senlaces en que las interferencias quebrantan la defensa:
en el diagrama 135 vemos un útil ejemplo de interfe­
rencia mutua. La Torre controla el Peón de Torre.
y cuando las blancas juegan 1. P7D, A4T domina el
Peón. Pero, al hacerlo, el Alfil interfiere a la Torre, por
lo que 1. P7D, A4T, es replicado con PT=D. Sin embargo,
en esta posición las negras han jugado, no 1. ... A4T, sino
1. ... T7T!, contestando PD=D con A4T jaque a la des­
cubierta.'

135
Mueven las blancas. ¿Con qué
resultado?

Las blancas tienen que jugar 2. RIA (no RIC, que


pennite al Alfil dar jaque y dirigirse a 3C). Ahora:
2. . .. T8Tj; 3. R2R,T8Rj no sirve porque el Peón controla
la casilla SR.

197
Pero las negras, sencillamente, juegan 2. .. .R6A, ame­
nazando mate. Las blancas deben jugar 3. RIC. Entonces,
A6Rj (o incluso A4C) soluciona el problema de las negras.
El diagrama 136 es un buen ej emplo. En esta posi­
ción, P7AD se replica con TSA y luego P7AR por ASe,
con lo que ambas casillas de coronación quedan cubier­
tas por piezas defensoras.
Pero las blancas juegan:

136
Juegan las blancas.

1. ASD

amenazando P7AD. Si:

1. TxA 3. P7AR
2. P7AD T4A

y el Alfil negro. queda obstaculizado, en SC, por la Torre.

198
Si en el movimiento 1. T6D; 2. P7AD provocará que
...

la Torre en 6A obstruya igualmente al Alfil.


Una jugada análoga muy apreciada por los proble­
mistas es una interferencia que, no sólo obstruya, sino
que aleje. El diagrama 137 es un claro y útil ejemplo de
10 dicho. Ambas casillas de coronación se hallan contro­
ladas. Para este problema existen después de la solución
muchas variantes que no presento por su dificultad, y
por no ceñirse al tema tratado.

137

1. TSDj es muy eficaz y divertido. Si:

1. AxT 3. P8C=Dj
2. P8T=Dj Ax D

Si:

1. DxT 2. P8C=Dj

Los problemistas lo llaman una interferencia Nowot­


ny. Una idea similar puede ser realizada en una fila o
columna con torres, o torres y Dama. Entonces es la
llamada «PJachutta».

199
El diagrama 138 es un e studio que compendia gran
parte de la enseñanza de estos capítulos, y sirve de in·
troducción al siguiente. Es de Bimov y muestra cierta
moderna técnica de Peón contra Peón, y también de
Dama contra Dama, y una antigua demostración de
mate que deriva· del antiguo Lolli.

138
Estudio de Birnov. Juegan las
blancas y ganan.

La ,solución es: 1. R2R (la inmediata carrera de Peón


no gana), P4T; 2. R3D, R7C; 3. PsA, PsT; 4. P6A, P6T;
5. P7A, P7T; 6. P=D, P=D. Y ahora: 7. D4Cj lleva a mate.
Si 7 R2T; 8. R2A. Si 7 . . RBA; 8. D2Dj, Y 9. D2A mate.
• ... .

Podría escribirse un capítulo especial respecto a los


«recursos para entablar».
Baste citar aquí dos ejemplos de unas espectaculares
tablas por ahogo y un extraordinario jaque continuo.
En la posición: 32, 5r2, 8, ld6, TsRT· (un estudio de
Ren ek), las blancas con la ligera ventaja material de dos
torres contra una Dama (v�ntaja no bien definida)
están en peligro de ser objeto de mate. No pueden tras­
ladar fuera de la fila a la atacada Torre por temor a
la doble amenaza. La jugada es: 1. TIR, D7D; 2. RIA!,
R6C; 3. T3Rj!, DXT; 4. T3Tj, RXT tablas por ahogo.

200
Es muy espectacular el estudio siguiente de Kaspa­
rian, uno de 10,s diagramistas más hábiles de Rusia:

8, D7, t4d2, 7r, t7, 3T4, 81 3R4

Las tablas se consiguen como sigue:


'
1. D7Tj, R4C; 2� TSDj, RSC ; 3. DSTj, RSA; 4. D2Tj, RSR;
5. TSRj!!, D x T; y ahora, habiendo cedido un tercio de
su fuerza, las blancas se dedican a un «gracioso» jaque
continuo, un movimiento que enriquece el bagaje téc­
nico de todos los jugadores. (6. D2Rj, RSD ; 7. D2CDj,
R4D; 8. DSCj , etcétera.)

201
S

EL MERITO RELATIVO DE ALGUNOS PEONES


Al estudiar la técnica del ajedrez, el lector no debe
esperar adquirir una serie de reglas que gobiernen los
distintos tipos de posiciones, y que sean perpetuamente
válidas. Este juego es demasiado rico en complejidades
tácticas, incluso cuando el material ha llegado a su
mínimo.
Este aserto queda ilustrado en un estudio clásico de
Horowitz , y Kling, analizado hace más de un siglo (dia­
grama 139).
Las blancas no pueden ganar con 1. T8TR a causa
de T x P; 2. T5Tj, replicado por RSC.

139
Estudio de Horowitz y Kling.
Mueven las blancas. ¿Cuál es
el resultado1

205
y si ensayan 1. P7R, T3Aj; 2. R7C, T3Cj (no 2. ...R3R;
3. T8AR! ); 3. R7T, R3A amenaza T2Cj y puede T8Aj ser
replicado con RxP.
La solución (el reconocimiento de que la partida ter·
mina en tablas) trae consigo la percepción de las posi.
bilidades del jaque y la captura, no la aplicación de
mnguna fórmula.
Si esta posición se traslada una casilla a la izquierda,
las blancas triunfan con T8TR, porque el Peón blanco
ahora es tabú.

La parte del ajedrez relativa a Torre y Peón contra


Torre es tan extensa y variada que ha estado a punto
de ser analizada algebraicamente por más de un Des­
cartes. Todo lo que puede hacerse es apreciar algunas
de sus características más esenciales, y éstas difícilmen­
te pueden ser aisladas y reconocidas.
El analista . creador Grigorieff señaló que un jugador
tan fantástico como Alekhine manejó erróneamente un
final con Torre y Peón, y un . contrario tan potente como
el doctor Euwe no se aprovechó del fallo. La posición
(diagrama 140) tuvo lugar en el campeonato del mundo
de 1935.

206
Una característica técnica de la posición es que el Rey
negro está excelentemente bien colocado (lo que no que­
da claro a la primera ojeada). Asimismo, el Peón es un
Peón de Torre, de forma que los movimientos del Rey
pueden dejar oprimidas a las blancas. Las negras, al
mover, harían tablas, así:

1. .. . T8Aj 3. R8Cj RID


2. R7C R2D

amenazando TIAj, seguido de T2Aj, con un cambio de


Torre en 2TD y seguidamente R2A con tablas.
Si:

4. TICD T4A 6. R7T RIA tablas.


5. P6T T3A

(No P7T, mate con Torre!.) .

Si (en vez de 4. T7CD):

4. T7TR - T8CDj 6. T5T R2A tablas


5. R7T T8TD

Pero moviendo las blancas pueden alterar la posición.

1'. P6T

Si ahora:"

1. T8Aj 2. R7C
Hay muchas variantes, pero para adoptar la línea de
juego que emplean las negras cuando mueven, probe­
mos:

2• ... R2D 4. TITR


3 . R8e RID

y T8TD de las negras es inútil, evidentemente. (El Peór


está demasiado cerca de la casilla de coronación.)

207
Por tanto:
4. T8Cj 8. R6C RIA
5. T7C T8AD 9. T2TR o P7T, indis-
6. T2C TIAj tintamente, gana
7. R7C T2Aj
Intentar sacar de aquí una f6nnqla, postulando los
reyes en oposici6n con el Pe6n en 6T, sería inútil.
Lo que puede aprenderse es la idea del poder defen­
sivo del Rey negro, incluso muy alejado del Pe6n. Evi­
dentemente, Alekhine no estaba considerando esto cuan­
do jug6 1. T7TR. Las negras podían haber replicado:
1. •. . T8TD
Ahora, un punto interesante es que si 2. TST, T8Aj, la
Torre no puede interponerse, por ejemplo:
3. T5A TxTj 4. RxT R2D
atrapa al Pe6n o fuerza al Rey a frenar su avance. Uri
ejemplo interes·ante de la velocidad del Rey.
Si los reyes están a salto de Caballo, el Rey más avan­
zado no puede ser adelantado por el más retrasado.

Por 10 que después:

1. T7T T8TD 3. P6T T8tj


2. R6C R3D 4. R7T R3A

y esto son tablas. No unas tablas fáciles, por lo que


vale la pena estudiarlas.

5. T7CD T8TR 10. P7T T8CD


6. T2C R2A 11. T2TR R2A
7. T2Aj R2D 12. T7Tj R1A
8. R7C T8Cj 13. T8Tj R2A
9. R8T T8TD 14. T8CD T8AD

y las blancas nada pueden lograr.

208
Volvamos al tema original (diagrama 140). En res­
puesta a

1. T7T

las negras jugaron:

1'. TSAj 3. RSA


2. R7C TSCj

(Tal vez la movida que las negras no habían previsto.


Si ahora · TSTD, puede jugarse 4. P6TL)

3. TSAj 7. P6T R4A


4. RSC TSCj S. R7C TST
5. TIC TSTD 9. T6Aj Abandonan
6. T6Cj R4D

De. éste y del anterior diagrama, el lector habrá sa­


cado la consecuencia ·de que lo� peones de Torre son
las fuerzas menos de fiar como reservas para el triun­
fo, especialmente cuando el Rey defensor se halla den­
tro de una distancia determinada, por ejemplo, en el
dado de sotavento», o cerca del «lado de barlovento»
del Rey atacante.
Trasládese la posición Alekhine-Euwe una casilla a la
derecha, y se ve claro que las blancas tienen menos su­
tilezas de defensa con las que contender, y las negras
no pueden .entablar porque una característica esencial,
la opresión del Rey, no se halla entre las posibilidades.
Ciertas proposiciones de índole general resultan ' muy
útiles en relación con los peones: así, es . deseable man­
tener al Rey defensor 10 más alejado posible, intercep­
tándolo, bien horizontal o verticalmente. Si un Reyestá
interceptado en el plano vertical, la gravedad de la si­
tuación varía en razón inversa de la distancia del Peón
de coronación, y hasta cierto punto depende de la na­
turaleza de la columna del Peón.

209
Así, el diagrama 141 revela frustración, como vere­
mos:

1. R2C TICj 3. R3C TICj


2. R3A TITD 4. R4A TIAj
(No TITO; 5. TIT, con una posición ganadora.)
S. RSC TICj 7. R7C T6A!
6. R6A TIAj 8. T8C T6AR!
(�o T6TD, replicado con 9. T8TD!.)
9. P4T T2Aj 10. R6C

(R8C comprometería al Peón por 10. . .. T5A, etcétera.)


10. T3Aj 15. T8TD R3C
11. RSC T4Aj 16. R2C T6AR
12. R4A TSAj 17. PST R2Cl
13. R3C T6Aj 18. T7Tj
14. R2A T6TDl
(Si el Peón avanza a 7T, se logran tablas.)
18. RIA 20. T6C T4A
19. T7CD T3A 21. P6T T4TD tablas

210
El Rey negro no puede ser 'mantenido fuera de acción.
Este largo análisis de Cheron muestra las dificultades
latentes en la aparente facilidad.
Otros peones son más útiles que el Peón de Torre,
porque en la aproximación final a la coronación, el Rey
agre s,ivo no se halla apretujado contra el borde del

tablero.
Veamos, a continuación, el diagrama 142.

,, - �
- - - - ,
- _ _*a
- _ _ R
- - - -
142 ' _ _ _ _
Estudio de Cheron. Juegan las �
� • •
d d D
_
negras y hacen tablas.
_ __ _ It _
El Rey negro se halla separado cuatro columnas , del
Peón; no o'I;J stante, puede entablar.

1. R4C! 5. R4D TICD


2. R2A TIAj 6. TICD R3A
3. R3D TICD 7. P4C
4. R3A TIAj

.
(RSD es contestado con 7 . . . T6C.)

7. R3R 9. TITD TIAj


8. R5A R2D 10. RSD T7A

y entabla con facilidad.


Otra línea de juego ilustrativa es la siguiente�

211
1. ...R4C; 2. T3A, RSC;. 3. T6A, R4C; 4. T6TD, R4A;
5. R2A, R4R; 6. R3A, R4D; 7. P4C, T1Aj; B. R3C, T3A;
9. T7T, T8A (si 9. T8T, T2A). En cualquier caso, las blan­
cas nada pueden conseguir.
Moviendo las blancas, según el diagrama, triunfarían.

1. T3A T1TR

(Si 1. ... R4C; 2. R2T, seguido de T3TD y a 6TD; en­


tonces Rey y Peón pueden av�ar más rápidamente.)

2. R2A T1Aj .9. P3C R4C


3. R3D T1CD 10. RSA RSe
4. R3A T1Aj 11. T3D RSA
5. R4D T1Dj 12. P4C T1Aj
6. RSA T1Aj 13. RSD T1Dj
7. RSD T1Dj 14. R4A T1Aj
B. R6A T1CD

(El cambio de torres conduce a un final perdido de


Rey y Peón contra Rey.)

15. R3C T1CD 17. T6TD R4D


16. T6D R4R lS. R4T

y las negras, no pudiendo llevar su Torre a 3AD a tiempo


de proteger la entrada del Rey, deben perder. Las blan�
cas jugarán: RST, P5C, T7T, R6T.
Si las negras iIÍtentan evitar esta línea de juego, po­
dría suceder:

J8. RSA 26. P1C TSCj


1"9. T6Aj R4D 27. R6T TSTj
20. PSC T1Tj 2S. R6C TSCj
21. R4C TBT 29. R7T TBTj
22. T2A R3D 30. R8C T8C
23. P6C T8Cj 31. T2TD R3A
24. R5T T8Tj 32. R8A! ganan
25. RSC R2D

212
Según el ejemplo anterior, queda claro que el poder
del Rey defensor al aproximarse es vital, aunque en la
mayoría de casos requiere mucha precisión su manejo.
El diagrama 143 presenta unas tablas que pueden
sorprender al lector.

1. . .. R3e

(No 1 . . RlC, porque entonces, después de T2R, la


. .

Torre negra se halla sujeta a la columna a causa del


posible jaque de Peón.)

2. T2R T8TD! 4. P7A T2Tj tablas


3. T2Cj R2T

. Cerca del centro y a veces, paradójicamente, más bien


en la quinta que en la sexta fila, las tablas son difíciles
de conseguir, porque hay más espacio en el que puede
maniobrar el Rey agresor.

Generalmente, ciertas proposiciones relacionadas con


los finales de Torre y Peón son · útiles:
1. La Torre defensora se halla mejor colocada de­
trás del Peón que delante.

213
2. Dicha Torre sale de la columna del Peón para dos
propósitos específicos:
a) Para dar jaque al Rey agresor en un bloqueo tem­
poral del Peón, y
b ) Para atacar lateralmente al Peón.
3. La Torre atacante se sitúa para cumplir varias
funciones, de las cuales son las más importantes:
a) Actuar como sombrilla del Rey atacante (como
en la posición Lucena), y
b) Interceptar al Rey defensor.

144
Las blancas juegan y ganan.

4. El Rey atacante debe hallarse delante del Peón.


_

Si esto no es posible, el mejor lugar es entre el Peón


y el Rey defensor.
S. El Rey defensor debe estar delante del Peón que
avanza. Si esto falla, debe hallarse al lado del Peón o en
la casilla inmediatamente detrás de él.
6. Si el Rey defensor tiene que situarse al lado del
Peón, no inmediatamente contiguo, entonces es preferi­
ble hacerlo en el ala pequeña. (El diagrama 139 es un
ejemplo de la ventaja del ala corta.)
7. Si una Torre se halla sujeta a una fila y no a una
columna, la Torre prefiere el lado largo al corto (dia­
grama 144).
b En el siguiente diagrama vemos una muestra de ello:

214
1. R6A

(No 1. T6A, T3C! ; 2. RSA, T8C tablas.)

1. R2D 2. R7A

Si 2. . . TlR; 3. T6R gana. Ahora traslademos la: Torre


.

al lado largo. Con la Torre blanca en 6TD y la Torre


negra en lCD o lAD, no hay forma de provocar ningún
«zugzwang» .
Pero obsérvese que este diagrama ilustra otra pro­
posición especial:
8. La fila posterior puede ser la peor, así como la
mejor, a propósitos defensivos por parte del Rey defen­
sor. La mejor a causa de la.s posibilidades de tablas por
mate ahogado, y la peor debido a las posibilidades de
mate.
El lector debe comprender que en todos los desenla­
ces con Torre y Peón hay elementos tácticos que, al ser
asimilados, aclaran postulados de carácter académico.
Si no se asimilan, las reglas generales son · inútiles.

145
Juegan blancas. ¿Cuál es el re­
sultado?

215
El diagrama 145 resulta sumamente útil. Las blancas
mueven, y sólo pueden entablar contra una buena de­
fensa. Pero la mejor defensa no es la más fácil.

Supongamos que:

1. TICj RIA 2. R6A

Las negras ahora deben resistir la tentación de cla­


var · el Peón con:

2. T3T

Si :

2. T3T 3. TICD

(Con amenaza de mate.)


Si luego:

3. RIC s. R7A
4. T8Cj R2T

se intercepta el Rey y hay la posibilidad de. forzar el


método Lucena de coronación. Por ejemplo: 5. . . . T7T;
6. P7R, T7Aj ; 7. R8R, Y B. TBD (en respuesta a T7D) fa­
cilitará al Rey la salida.
Así, en esta variante, las negras se ven obligadas a:

3. TIT
Ahora con:

4. TIC
las blancas han conseguido cierta ventaja. Las negras
deben ganar tiempo con:

4. ... TIA

216
Entonces viene:

5. T7Aj RIC

(Si 5 . ... RIR; 6. T7TR es fatal.)

6. T7Cj RIT

(Obviamente, RIA queda replicado


, con P7Rj, seguido
de T8Cj , etcétera)

Después:

7. TIC

intercepta el Rey. Por tanto, debemos volver atrás y


considerar de nuevo el segundo movimiento' de las
negras.

Después de:

1. TICj RIA ' 2. R6A

el único movimiento es T2T, a causa del recurso táctico:

3. TICD T2Aj 4. RSR

(P x T da tablas por mate ahogado.)

4. T7A

y el Rey negro ocupa IR o 2R, sin que pueda impedír­


sele.
Este estudio es importante porque presenta a la Torre
defensora en dos líneas de acción a lo largo de la fila y
en la columna de detrás de la fuerza atacante. La última
colocación es la nonnal en estos finales.

217
El siguiente estudio (diagrama 146) de Cheron, es uno
de los mejores modelos de Torre y Peón, revelando las
sutilezas que envuelven a menudo dichos finales.

146
Estudio de Cheron. Si juegan
las negras, pierden. Si juega.n
las blancas, entablan.

Dejemos que sean las blancas quienes muevan. Si


mueven la Torre de la fila de Torre (digamos a 6AD),
entonces:

1. TITD

Ahora, si:·

2. R6D RSR

fuerza la pérdida del Peón.

Si en cambio:

2. TSA
(TIA perdería.)
2. T3T
'
y se impide el avance.

218
Si las blancas tratan:

1. T7T TIDj

dej a pasar al Rey negro.

Si:

1. R60 RSR 3. RSA T40j


2. T4T TIOj

Sin embargo, si mueven las negras, el «zugzwang»


opera en favor del atacante.
Cualquier movimiento hacia abajo en la columna de
Alfil torna a 2. R6D en un buen movimiento. Cualquier
movimiento fuera de la columna de Alfil toma a 2. RSA
en eficaz. Los movimientos del Rey negro son también
perj udiciales.
Una variación de este estudio constituye una magní­
fica enseñanza en los finales de Torre de Rey y Peón
contra Rey y Torre.

1. . . . . RSA 3. RSA T4Tj


2. T6AO TITO 4. R4Cl

(No R60, que permite RSR.)

4. TIT 5. T6R

El momento crítico: el Rey negro está interceptado.


s. TIO
(Para impedir PSO.)
6. RSA TIAj 10. TSA T2T
7. T6A TITO 11. T7A T4T
8. PSO T4Tj 12. R6A R3A
9. R6D R4A

219
(Obsérvese la importancia de la colocación de la Torre
para poder dar j aque al Rey negro apartándole de la co­
lumna de Rey.)

13. P6D R3R 18. P7D T7D


14. T7Rj . R3A 19. R7A T7Aj
15. T1R T3Tj 20. R8D TITR
16. R7A T2Tj 21. T1AD
17. R6C T7T

y el Peón blanco coronará (no RSR, T1T mate).


Los últimos diez movimientos de esta solución son
francamente fáciles, pero son muy útÍles las ilustraciones
del método de interceptar al Rey. La lista de situacio­
nes es tan extensa que no serviría a ningún propósito
práctico. Baste decir que cada columna posee ventajas
y desventajas.
Un Peón de Caballo colocado junto a un Rey en la
columna de Torre, atacante o defensor, puede verse en
apuros, ya que en un lado hay carencia de espacio para
maniobrar.
Muy acertada es la siguiente posición, jugada por
Rabinovitch:

S, 5R2, S, 2T3P1, 6rl, S, 6t1� 8

Las negras mueven y hacen tablas:

1. R4T 3. T6A TSC


2. P6Cj R3T 4. T6A

(Con la amenaza de T2A y T2Tj.)

4. T4C1 6. T X T tablas por


5. TIA T4Aj ahogo

Otros dos estudios muestran la inferioridad del Peón


de Caballo con respecto a otros peones más lejos de

220
la banda (incluyendo el Peón de Alfil, aunque éste a ve­
ces posibilita variantes especiales debidas a las amena­
zas de mate).
El diagrama 147 presenta un Rey interceptado a dos
columnas de Peón, pero . el final termina en tablas.

1 47
Estudio de Cheron. Tablas,
juegue quien juegue.

Las negras juegan:

1. R4R 5. R4T TITj


2. T7D R3R 6. T5T TICD
3. T7AD R3D 7. T7Tj R3A
4. TSA R2D 8. RST T4Cj

que hace retroceder al Rey.

Si mueven las blancas:

1. T4D R4R 3. T5Aj R3D


2. T4AD R4D 4. R4A T2C

Y:
5. PSC
permite T2A con cambio y tablas.

221
Ahora traslademos todas las piezas una casilla a la
derecha. Las blancas triunfan, mueva quien mueva. El
juego de las blancas es suficiente para ilustrar este
punto.

1. R4C TICj 2. , RST

Obsérvese que esta casilla no se tiene cuando el Peón


es de Caballo.

2. TIAD S. TIAD R2R


3. RSC TICj 6. R7C T4A
4. R6T TIAD

(R2D perdería la Torre.)

7. R6C , TIA 8. PS� y gana

Esta. comparaci6n demuestra el defecto relativo de


los peones de Caballo. Son importantes además otros
factores. Si el Rey negro estuviese más abajo, en el dia­
grama 147, y la Torre blanca más arriba (Torre blanca
en 7D, Rey negro en SR), las blancas ganarían cubriendo
al Rey con la Torre. Lo interesante de la ilustraci6n, sin
embargo, es que con un nandicap ' semejante para la
colocación del Rey y la Torre, el jugador con PA o PD
o PR puede ganar, mientras que el jugador con PC s610
haría tablas. '
Los mejores peones son los centrales, aunque enton­
ces como contrapartida el Rey y la Torre defensores
tienen su máximo campo de acci6n.
Los méritos de la columna son relativamente me­
nores que los de la fila en donde se hallan los peones.
Un Pe6n muy adelantado, con el Rey delante y la Torre
capaz de proteger al Rey, es un Pe6n con muchas posi­
bilidades de ganar. Es necesario para la defensa que su
Rey se halle contiguo, o en el peor de los casos, no
interceptado por más de una columna. El que la inter-

222
ceptación por una columna sea suficiente para la vic�
toria depende de la eficacia de la Torre que defiende el
Peón y de la distancia que éste se halle de la corona ­

c ión .

A fin de extraer cierta experiencia de los problemas


de este frecuente final, el lector debería meditar c on
respecto al diagrama 148 y experimentar con el material
que en él se ofrece.

148
Si mueven las blancas, ganan.
Si mueven las negras, enta­
blan.

Según esta posición, las blancas, al mover, triunfan


por TICj seguido de R6A. Pero las negras, si juegan
primero, pueden entablar por jaques. '
Movamos a ambos reyes, la Torre blanca y el Peón
una casilla a la derecha y las negras no pueden hacer
tablas por jaque a causa de la limitación de espacio;
el Rey puede llevar a la Torre fuera de la columna y no
quedar, sin embargo, demasiado al�jado del Peón.
Ahora volvamos a - la posición del diagrama y alteré­
mosla trasladando la Torre blanca de lAD a IR.
¿Pueden entablar las negras? Indaguémoslo.

1. T3Tj

223
Ahora no 2. R7R (o D) a causa de R4A, sino

2. T6R T4T 3. T5R T2T

Si ahora:

4. R6R R4A 5. P6Rj R3A tablas

Por lo tanto, probemos:

4. T7R T4T 6. T7Ar R3C


5. R6R R4A 7. P6D T3Tj

que conduce a tablas.

También parece poder jugarse:

3. T3Tj

(En lugar de T2T.)

4. R7D R4A 5. P6Dj R3C

Obviamente, RSR sería fatal; en general, una inter.


ceptación horizontal es más grave que una perpendicular.

6. T6R TIT 8. , P7Dj R2A tablas


7. R7R R3A

Si · la · Torre blanca estuviese más abajo en la colum­


na, P=Dj, ganaría; pero el juego ha obligado a la fija­
ción de la Torre blanca en la sexta fila. Por tanto, P=Dj,
no gana la Torre por imposibilidad del subsiguiente
jaque.
Ninguna regla respecto a los relativos méritos de los
peones surge de estos estudios, salvo la conocida regla
general de que los peones laterales son, en conjunto,
inferiores a los centrales.

224
Esto se pone de evidencia cuando se considera que
dos peones pasados unidos en las columnas de Torre
y Caballo frecuentemente no consiguen proporcionar la
victoria. ( Existen casos respecto a las demás columnas,
pero son muy raros.)
En 1851, Horowitz y Kling publicaron un estudio que
mostraba las posibilidades y las imposibilidades de esto
(diagrama 149). El ensayo más sencillo es:

149
Estudio de Horowitz y Kling.
Juegan las blancas y sólo ha­
cen tablas.

1. T8C T5Tj 2. R3R

(Si 2. RSR, T4Tj; 3. R6R, T X P.)

2. T2T 3. T8Cj R2T

y el forcejeo es inútil.
Obviamente, pues, Rey, Torre y dos peones no ganan
solamente cuando el Rey defensor se halla excelente·
mente colocado y, además los dos peones mal situados.
,

225
150
Juegan las bllincas y ganan.

El diagrama 150 muestra 19S peones mejor colocados.


1. R3A lleva a la Torre fuera de la columna (de otro
modo, el Rey blanco marcha a 6AR).

l. . .. T5CD 2. R3e

(Para mantener 'a la Torre fuera, también, de la coo'


lumna de Torre Rey.)
,
2. • •• T5TD 3. T7CD

amenaza P6T con una red de mate. Las negras no pueden


frenarla por T3T, porque esto permite la aproximación
del Rey blanco.

Lo mejor es:

3. T5A 4. P6T TIA

El Rey blanco no ha deseado realmente ir a 6TR, y si


va hacia allí mediante RSC con vi�tas a T7Tj , la Torre
10 desaloj a. Si el Peón da j aque antes y lueg o el Rey
se acerca, puede suceder:

226
5. P7T j RIT 7. RSC T4Aj
6. R4C TSAj 8. R6T T4Tj

Siempre hay que tener presentes las oportunidades


de unas tablas por Rey ahogado mediante el sacrificio de
la Torre. Por tanto, P7Tj debe ser retrasado
' hasta que
sea fatal.
El proceso ganador es muy fino (forzando el cambio
de Torre).
El Rey va a la quinta fila por el lado de Dama del
tablero y -se traslada a l� sexta fila cuando no hay ja­
que posible de las negras que afecte a los peones, y lue­
go pasa a la séptima. La interceptación vertical es im­
posible' porque el Rey tiene la protección de la Torre.
Verbigracia: después de 5. T7D, TIT; 6. R4� TICD;

7. RSR TIT 1 1. R6C TIAD


8. RSD T4Tj 12. R7C TIR
9. R4A T5Tj 13. TIAD gana
10. RSC TIT

Altérese el diagrama 150 colocando la Torre negra


en 6CR y el Rey blanco en 1 TD. En un exhaustivo aná­
lisis, Kasparian ha proclamado que el movimiento ven­
cedor es RIC! Pero esto s'e aparta ya de nuestro pro­
pósito.
Un Rey y una Torre bien situados, a veces mantienen
distantes a peones separados. La pareja más favorable,
para el defensor, es la de PT y PA.
La defensa es excesivamente difícil. El diagrama 151
muestra una posición defendida por el autor en 1 924 que
finalizó en tablas. Estoy en deuda con el investigador
americano Frink por la siguiente continuación:

227
1. T7Tj 4. T8T P5A
2. RIA RSA 5. T8Cj R6A
3. T x Pj R6C 6. RIC

alcanzando unas tablas normales. Pero el Rey no debe


moverse de otra forma, por ejemplo, si 6. RIR.

6. .. .. T8Tj 8. T8AR R7C gana


7. R2D T8ARI

Verbigracia: 9. T8Cj . R7A, y luego 10 . . P6A, las blan­


. .

cas se hallan desamparadas . .


Una forma de establecer los resultados de e sto es
que en el final de Rey y Torre contra Rey y Peón, el Rey
defensor debe estar en el lado corto y dejar que su
Torre dé jaque lateralmente en el lado largo. (Lo cual
se halla sujeto al peligro de que se perciban amenazas
de mate.) El diagrama 152 presenta la dificultad en que
dos peones permanecen sin poder ser capturados.

228
1 52
Juegan las blancas. ¿Con qué
resultado?

Muchos jugadores, incluido el autor, han experimen­


tado dificultades con este final, ya que tiende a suceder
en una fase de gran fatiga.
Es improbable que Rl T haga tablas (ello ocurriría
si el Peón de Torre se hallase en aS), pero la siguiente
línea pierde definitivamente.

1. R3T T7TR 3. R2T R6D


2. TxP T8T 4. T8T P6A

con la amenaza de P7A.

Si 5. T8Dj, R7A, amenazando R8A y P7A.


Si 6. T8AD, R7D; 7. Torre jaque, R8A y 8 . . . . P7A.
Esta posición se distingue de la del diagrama 151, en
la que el Rey atacante no puede instalarse en su 7A u 8A.
Mantener la opción en 8A es esencial.
Un detalle de importancia técnica que surge de este
final es que cuando Rey, Torre y Peón Alfil juegan con­
tra Torre y Rey en la columna de Torre, el Rey atacante,
a fin de ganar, debe intentar establecerse en 8A. De
modo similar, la posición del diagrama 153 es una vic­
toria para las blancas, juegue quien juegue.

229
153
Ganan las blancas, juegue
quIen juegue.

Pero coloquemos el Rey blanco en 7A Y moviendo las


negras harán tablas con T2Cj y R3C. O coloquemos la
Torre blanca en 7T dando jaque al Rey negro, y R3C
son tablas. Así 2. P7A, TICj ; 3. R7R, R2C.
A! indagar la exacta colocación de las piezas en tales
jugadas, se requiere gran seguridad en los tiempos y un
cierto grado de sutileza, además de la técnica.
Es de desear que el estudiante del presente capítulo
aprenda del mismo cierto «sentido»" del valor de los pe�
nes. Intentar clasificar todos los casos de Torre y Peón
es una empresa imposible (dados nuestros conocimientos
actuales). Las fórmulas solamente impiden la concen­
tración en las sutilezas de las jugadas de los finales.

230
TERCERA PARTE

LA LUCHA POR LA VENTAJA

6
I

PRIMERAS INICIATIVAS y EXPLOTACIONES


La cuestión se plantea con suma frecuencia: ¿por
qué y cómo pierden los grandes maestros del ajedrez?
Respecto al porqué, pueden formularse muchas suge­
rencias, incluyendo la teoría de que muchas partidas se
pierden porque el perdedor intentaba ganar o (para
decirlo de otra forma) porque trataba de obtener de­
masiado. También muchas partidas se pierden por no
haberlas trabajado bastante. Y otras se perdieron por
culpa de ciertos extravíos, para no llamarlos errores
de bulto.
Para el estudiante de técnica es más útil la pregunta:
¿cómo? Estudiando cómo se produjeron tales pérdidas,
puede aprender a evitar los peligros y a explotar las
debilidades.
A continuación presento varios ejemplos.
El diagrama 154 resulta muy interesante. Presenta
una posición lograda por un buen jugador, el malogrado
maestro holandés Landau, contra un contrincante de
tan alta categoría como Salo Flohr.
¿ Qué ocurrió?
Bien, Flohr desperdició mucho tiempo. Jugó la de­
fensa Nimzoindia ( 1. P4D, C3AR; 2. P4AD, P3R; 3. C3AD,
ASC). Esto ahora es ortodoxo, pero esta defensa coloca

233
a un Alfil en el ala de la Dama, y dicho Alfil se con­
vierte en una pieza desplazada cuando las blancas en­
rocan corto, por 10 que las negras no deben perder
tiempo con ello. Flohr desperdició tiempo con aquel
Alfil antes de cambiarlo, y también con su Dama para
reconquistar un Peón. Luego cambió un Alfil por un
Caballo en f3, dándoles a las blancas una línea libre, en
lugar de desafiar el centro en e4. Las blancas tuvieron
tiempo de situar en una buena casilla a la Torre me­
diante lCD, SCD, SCR a 2CR, y colocar los alfiles en
diagonales excelentes. En otras palabras, pensando ga­
nar un final con la mayoría de un Peón del flanco de
Dama, Flohr se encontró con que había cedido a su
contrario tiempo suficiente para ejercer la presión ne­
cesaria atacando triunfalmente por el flanco del Rey.
,
I

154
Landau-FIohr. (Boumemouth,
1939.) Juegan blancas.

La continuación fue:

29. A7T CDSC 32. T7C CSC


30. DSAR P3CR 33. T(7C) X C jaq ue a
31. AxT PxD la descubierta

234
( Era definitivo 33. T7T doble jaque, R X A; 34. T8T
mate.)

33. ... P3A 35. T X T abandonan


34. T7C T2D

Las blancas ganaron gracias a la ventaja de tiempos.


Habían empleado sus tiempos, o sea su número de mo­
vimientos, más constructivamente que su contrario. Este
lo había empleado en jugadas innecesarias, repetidas,
circundantes (1).
Los siguientes diagramas son ejemplos de las conse­
cuencias del movimiento de piezas importantes en mo­
mento o tiempo inoportuno.
El diagrama 155 presenta las consecuencias de una
excursión de las blancas al flanco de Dama en busca
de la ganancia de un Peón, mientras el contrario cons­
truye un ataque en el centro.

155
Mueven las blancas.

(1) Una explicación psicológica puede ser que Flohr en agosto


de 1939, debido a su nacionalidad checa, estaba mucho más trastor­
nado por la situación política que el holandés Landau. Más tarde
Flom huyó a Rusia y Landau fue asesinado por los alemanes
(Incidentalmente, Landau poseía un excelente récord contra Flohr.)

235
1. T1R (a fin de impedir C7Rj ) es replicado por C6Aj.
De ahí sigue:

2. P x C T4Cj 4. R2R T4R mate


3 . R1A D6Tj

El siguiente diagrama ( 156) presenta el final de una


excelente partida de Broadbent, en la que se demuestra
que las negras no tienen tiempo de organizar una de­
fensa (T1Cj fue considerado). Y así:

1 56
Broadbent - Bogoljubov. (CheI­
tenham, 1 951.) Mueven las
blancas.

27. T x Pj RxT 30. P6R CxP


28. DSTj R1C 31. T3Cj gana
29. A6T C2R
'
Esta posición resulta particularmente interesante
porque se desarrolló a partir de la interesante situa­
ción presentada en el diagrama 157. Las negras no es­
tán perdidas en esta situación, pero, en cambio, per­
dieron la partida en cuestión, porque pensaron que se
hallaban en posesión de oportunidades tácticas, y las
valoraron en demasía. Sus maniobras no dieron resul-

236
tado contra la correcta defensa llevada a cabo por un
jugador provisto de la ventaj a técnica de un centro
mejor.

1 57
Broadhent Bogoljubov.
- Mue.
ven las negras.

La continuación, a ' partir del diagrama' 157, fue:


12. P4D 15. C3C C4C
13. PSR ASC 16. T3D AxC
14. T3R CSR 17. P x A A4T
(Para amenazar el Peón de Dama.)
18. P4A CSR 20. P1' x C
19. D3A CxC
y ahora las blancas han parado todas las ,amenazas tác­
ticas de las negras, tienen un centro más fuerte que
nunca y una importante columna abierta. Pero el centro,
en sí mismo, no garantiza la victoria. Por el contrario,
Un centro formidablemente establecido puede ofrecerle
al adversario un objetivo para el ataque.
En la posición presentada en el diagrama 158, Nim­
zovitch jugó A4A invitando a P4D, y procedió a atacar
aquella casilla. Su Caballo estaba bien situado en 3R
porque las negras carecían del Peón de Alfil Rey.

237
1 58
Nimzovitch-Behting.

Las negras podían mantener esta posición si jugaban


con economía de tiempo. Contra 8. A3C seguido de 9.
P4AD, Y más tarde de C3AD, las negras debían movilizar
a su Alfil a SCD, su CD a 3AR y su CR a 2R. Luego, con
el Alfil en 3R y la Dama en 2AR, podían sostener la
partida. El adversario de Nirnzovitch no jugó con bas­
'
tante profundidad, y aquél sacrificó en SD, ganando ele­
gantemente.
Muchas partidas de ajedrez se deciden por la batalla
entablada en torno a puntos particulares. Toda una par­
tida puede fracasar si falla una operación.
El diagrama 159 presenta a Landa.u, el héroe de la
partida contra Flohr, en su lucha contra el excelente
estratega Klein, el cual, durante muchos años, tuvo a
los maestros menores' del ajedrez mundial en completa
sujeción. Contra una defensa Nimzoindia, las blancas
construyeron un centro con P3A y P4R, Y las negras lo
contrarrestaron con P3D y P4R. Así, con un centro com­
pacto, las negras están mejor movilizadas. Mientras haya
espacio en los intersticios de los peories adelantados, el
segundo jugador tiene «Lebensraum».

238
159
Landau-Klein. Juegan las ne­
gras.

La partida continuó: 12. . . . C1CR. Esta maniobra (téc­


nicamente importante) no es una retirada, sino una li­
beración de peones.

13. C5A P3AR 15. C3C AxA


14. A3R P3CR 16. D x A C4A

(Bien establecido aquí.)

17. P4TR C2R 19. PRx P PxP


18. 0-0-0 P4A

y son las negras, n o las blancas, las atacantes. Siguió:

20. P4A C3C! 24. T X D PxC


21. A x P PxP 25. ASA C4R
22. D4Dj D4R 26. TiuD P4TR
23. A x A DxD

con una posición victoriosa para las negras.


Obsérvese que en esta posición ambos jugadores tie­
nen un centro fuerte. Pero las negras han sabido hacer .

más eficaz· su labor en él.

239
El diagrama 160 es muy distinto. Aquí, como ocurre
a menudo en la defensa Francesa, las blancas ocuparon
mucho espacio, pudiendo maniobrar más libremente. Las
negras no efectuaron las mejores jugadas posibles, pero
aún no estaban perdidas.

1 60
Alekhine-Nirnzovitch. (San Re­
mo, 1930.) Mueven las negras.

Sin embargo, en vez de luchar por el ala de Dama


con 14 . . . . P4T (si 14. P5C, C5C; si 15 AS.C, P X P), las negras
.

jugaron 14 • •..P4A, y las siguientes jugadas fueron:


15. PsT CIA
(Si P X P; 16. PSC es buen movimiento.)
16. C x A DxC 18. ASe C(1A)2R
17. P6T D2AR
(De otra forma, una Torre blanca ocupará 7AD.)
19. O - O P3T 21. T2A DIR
20. TRIA TRIA
(CID se replica con el cambio de torres y TIA, Y la
Dama llega a c7.)
22. TDIA TDIC

240
(Para contestar A4T con P4C.)

23. D3R T2A 26. DIA T( 1C)1A


24. T3A D2D 27. A4T P4CD
25. T( 1A)2A RIA

(El lector puede analizar el especulativo C X PD, que


falla.)

28. A x P RIR 30. P4T «zugzwang»


29. A4T RID

(Eventualmente, R[o D]IR permitirá P5C, ganando.)


En esta partida el centro adopta la forma de una
uña con un Peón lanzado al territorio rival, restringien­
do los movimientos del defensor. Obsérvese el contraste
entre este centro y el de la partida Landau-Klein, donde
la formación de peones no impide una movilización por
parte del jugador que, aparentemente, posee menor es­
pacio para maniobrar.
Hemos visto, pues, dos o tres tipos claros (no inexo-
rabIes) de pérdida• .
1. Pérdida por desperdicio de tiempo.
2. Pérdida por abandono de espacio.
3. Pérdida por juego inadecuado o poco apropiado:
juego que parecía excelente, pero que se convirtió en un
derroche de tiempo innecesario y abandono de espacio.
Hay otras formas de pérdida, incluyendo aquellas en
las que un jugador deja de ver un rasgo táctico�
Así, el diagrama 161 presenta cómo Van Scheltinga
perdió contra Alexander al no prever una artimaña para
un claro mate . . . , artimaña que un jugador como él no
podía por menos que prever. En la posición del diagrama
las blancas pueden jugar:

241
161
Van Scheltinga-Alexander.
(Cheltenham, 195 1 .)

33. D2D TID 35. A2D


34. D2AR T6D

Con ventaja. En cambio jug6:

33. T3A TID 35. Ale D x T gana


34. A3R T8Dj

El diagrama 162 muestra a un adversario del autor


jugando descuidadamente. La continuaci6n fue:

1 62
Purdy-Abrahams. Mueven las
blancas.

242
31, TRID T4CR 36. T8TD D6AR
32. T( I )5D \ T2C 37. DxD PxD
33. P5T T3R 38. TID T x Pj
34. D3TR T3CR 39. RIT T5R
35. T8Dj R2T

y T5T fuerza el mate.

El diagrama 163 resulta más espectacular. Tras varias


horas en las que ambos jugadores no habían efectuado
amenazas de ninguna clase, las negras, accidentalmente,
estaban llevando la ventaja y amenazan T3T. Es posible
para la defensa jugar: 30. P4TR, seguido de DIR y T4C,
con el eventual TIT y RIC. Las negras pueden ejercer
presión con T3T, T4T, DID y C3T, pero no ganan. Tam­
bién puede jugarse 30. T4C.

163
Auerbach-Kotov. (Z u r i c h .
1953.) Mueven las blancas.

Sin embargo
· Auerbach, indudablemente fatigado, jugó
30. �2R permitiendo:

30. D x Pj 32. R4C C3Aj


31. RXD T3Tj 33. R5A

243
(No 33. RSC, TICj ; 34. R x T, T x T, amenazando AlA
mate.)

33. C2D 38. R5A CICj


34. T5C TIAj 39. R4C AxT
35. R4C C3Aj 40. R x A T2A
36. R5A C x PDj 41. A4T
37. R4C C3Aj

(Para detener el eventual mate de Caballo en 2R.)

41. T3Cj 44. R4T C3A


42. RST T(2)2C 45. C3C TxC
43. ASC T x Aj 46. D x PD

(¿Por qué las negras necesitaron capturar al PD en


el movimiento 36? ¿Es que no habían previsto todavía
toda la continuación?)

46. T(6)3C 48. Abandona


47. D8Dj TIC

Si esta posibilidad de pérdida requiere descripción


técnica, debe describirse como debida a un «apretuja­
miento" del desarrollo. (Debe anotarse que dicho «apre­
tujamiento» puede, a veces, ser debido al agrupamiento
de piezas para el ataque.)
Tal vez más importante que ese «apretujamiento» de
espacio sea la pérdida de tiempo que capacita al adver­
sario a reducir vuestro espacio, o a atacar.
Una posición del autor lograda en una partida de la
que se hacen ya otras dos citas en este libro, resulta
interesante a este respecto:

tladltrl, p3appp, 2plp3, 3cP3, 4C3, 6Pl PP3PAP,


,

TIADITRl

244
En respuesta a 13 . .A3T, el autor jugó 14. D4C, con
..

la amenaza de A6T. Las negras (como era de prever)


jugaron:

14 . .. • P4T

y siguió:

15. DxP AxT 16. A x A

Pero ahora l a jugada de las negras halla su réplica.

16: .•• P4AR 17. P x P a. p. C xP

confiando posiblemente en cambios. Pero las blancas


con D3T pueden ignorar el ataque al Caballo. ·

18. D3T CxC 19. D x Pj

reconquistan al Caballo con un fuerte ataque.


En esta categoría entran todas aquellas ganancias
que se realizan cuando un jugador sabe, aparentemente,
ignorar una amenaza a una pieza.
Por ejemplo, se ataca un Peón del ala de Rey y el
contrario replica contra el PAD. Tal vez esta réplica no
conduzca a nada. Pero de ahí puede también seguir D4Tj,
apoderándose de la pieza. Y ocurre, de modo semejante,
que muchas réplicas aparentemente buenas, quedan . con­
trarrestadas por una doble amenaza o cualquier otra
violencia.
La esencia del ajedrez es ver el movimiento de «des­
pués»; y aquellos jugadores que prevén que no necesitan
efectuar movimientos defensivos o preparatorios suelen
ganar tiempo con suma facilidad. La agresión, seguida
de una firme consolidación, puede ser mejor que una.
agresión lentamente preparada.

245
En la clasificación de los motivos para las pérdidas
y las victorias (y los medios de anticiparse), deben men­
cionarse asimismo aquellos movimientos, vistos por uno,
no vistos o inevitables para el otro, que, cuando se han
realizado, amenazan dos procesos, ninguno de los cuales
puede ser impedido. Las amenazas pueden . ser inmedia­
tas o constituir la refutación de un movimiento que el
contrario desea o necesita efectuar. El efecto es igual­
mente importante. Veamos el diagrama 164.

1 64
(Exhibición simultánea.) Abra­
hams. (Blancas.) Juegan las
blancas. .

Las blancas juegan:

15. P5A PxP 16. PxP

Si ahora:

16. •• • AxP 17. D3A

atacando el Alfil y la Dama y ligando a la última a la


defensa del Caballo.

Si luego:.

17. • •• A3D 18. T XA gana

246
Si en cambio:

17. . .. D2R 18. T7D

que gana psicológicamente, aparte de la jugada lógica


A X Cj , seguida por la ganancia de un Alfil.
Por lo tanto:

16. 000 A2R

es forzado y, si lo desean, las blancas pueden obtener el


cambio con

17. D3R C4D 19. D3C


18. A6Tj RIC

(De nuevo un ataque a dos piezas.)

19. . .. A3T 20. A x T

y l'3.s negras no pueden jugar

20 . ••0 AxT

debido a A X A, seguido d e R X A con una pieza ganada.


Esta última variante introduce la utilísima «idea del
desesperado» o del «zwischenzug», del. que es un ejem­
plo el diagrama 165. Las blancas juegan 15. CSD, for­
zando D X D, pero las blancas no necesitan recapturar
en seguida. Antes las blancas pueden utilizar a su Ca­
ballo para jugar 16. C x Aj (replicado con R1A). Luego
recapturan la Dama con su Alfil. En este momento las
negras pueden y efectúan el movimiento R xC. Pero no
les hacía falta, porque el Caballo no tiene escape. Puede
jugarse 17. . . . A x P; si las blancas replican con 18. P3A,
las negras se repliegan A2T, la única ,casilla en la que
el «desesp�rado» Caballo no puede capturarlo.

247
1 65
Penrose y Clarke. <B.B.e.,
1961.) FisCher.

En el diagrama, la Dama negra es, según expresión


continental, Wla «pieza colgante»; está suelta . . . , una
broma para Autolycus. En el ajedrez existen innumera­
bles ejemplos, como éste, de ratería. Si en el diagrama
hubiera habido Wl Peón negro en dS, la posición de la
Dama negra habría provocado su pérdida. De haber
estado las torres en d8 y cS y el Alfil en g6, se habría
perdido una pieza. Con referencia a las excursiones de
los «desesperados», sus peligros pueden asombrar ' a los
estudiantes de aperturas.
En la Siciliana, después de:

1. P4R P4AD S. C3A P3D


2. C3AR C3AD 6. A2R P3CR
3. P4D PxP 7. A3R A2C
4. CxP C3A

Las blancas frecuentemente juegan:

8. C3e

¿Por qué? Porque si enrocan

8. O - O

248
Entonces:

B. CSCR

y si:

9. A X C AxA 10. DxA CXC

O si:

9. CxC CxA 10. CXD CxD

Ahora las negras están amenazando C x C. En este


punto, 11. C X C, R x C deja a las negras con dos alfiles
contra Alfil y Caballo.
Esta variante necesita un buen análisis, pero los ju­
gadores evitan las complejidades con 8. C3C, quitándole
la tentación al contrario.
El «desesperado» es el héroe de muchos ataques
cuando un jugador se halla con una pieza que ha ganado
algo y, momentáneamente, no se recaptura. En cierto
modo� el «desesperado» es lo opuesto a la pieza sobre..
cargada. Se halla relativamente exento de ansiedad.
Gane lo que gane, todo es beneficio.
Análogo a la idea de las dobles amenazas es el hecho
de que, frecuentemente en ajedrez, las piezas realizan
dos o más funciones. Así imaginemos un Peón en 4D sos­
teniendo a un Peón en SAD y un Caballo en SR. Si una
Dama, un Alfil o una Torre contrarias están operando
sobre la casilla SR, otra pieza puede capturar al Peón
en SAD, porque si es recapturado por el Peón, el Ca­
ballo caerá. Puede ser que dicho Caballo emplee un
tiempo capturando a un Peón en f7, porque esté «de­
sesperado», o no puede ser capaz de hacerlo de otro
modo. Esto es típico en muchos ataques con aparente
sacrificio. Forman explotaciones de una doble función
por parte de una pieza o Peón.

249
1 66
Mueven las blancas.

El diagrama 166 ilustra una doble función que no


resulta aparente inmediatamente, pero que es muy im­
portánte reconocer a tiempo.
. La posición, de una partida del autor, empieza con
un detalle de orden muy interesante. ¿Deben las blancas
jugar primero P4TR o R2C o AIR? Las blancas se deci­
dieron en contra de P4'rR (entre otros) a causa de C6Aj,
y un contrasacrificio, C x PT. AIR se replica con jaque
y cambio del Caballo por el Alfil. Así, pues, la conti­
nuación fue:
22. R2C C(3A)SR
Si ahora:
23. P4TR D3A
y si:
24. P4CR C6T!
. Sin embargo, las blancas deciden proteger (o super­
proteger) a 2AR. Pueden hacerlo con AIR o T2C. Ahora
T2C sería explotado porque la Torre efectuaría una do­
ble función, está custodiando al Alfil en 4C. Así T2C per­
mitiría P3C!

250
Esta es la clase de peligro contra la que se debe
ejercer vigilancia. Esta expresión «doble función» no
ayuda, en realidad, al jugador de ajedrez a ver tales
cosas. Es un nombre dado a un rasgo que tiene que ser
antes visto que nombrado. Nadie mira el tablero pre­
guntándose qué piezas pueden o no realizar funCiones
.dobles. Pero si el jugador sabe que cierta pieza está
trabajando con exceso, debe pensar en su futuro des­
canso, aunque no exista inmediato pelig�o. En este pun­
to hay que afirmar que nadie puede establecer una serie
de reglas para el ataque. Los escritores lo han expresado
como «puntos avanzados», «puntos fuertes», «puntos dé­
biles», etc. Pero en la práctica, el reconocimiento de la
fuerza y debilidad de las casillas y las piezas, es táctico.
El diagrama 167 presenta a Yates descargando su cólera
sobre Tarrasch por la oposición del último a entrar en
lucha. Las negras jugaron . 1. . . . C X P. Si 2. P x C, D4C da
un ataque vencedor. No hay fórmula para describir esta
combinación. El hecho de que la movilización de las
blancas sea menos dinámica que la de las negras, des­
cribe la posición cuando uno ha visto las posibilidades.
Así, variemos . ligeramente la posición, poniendo al · Rey
blanco en 1 T; las negras todavía continúan bien, pero
la línea específica para sacrificar falla.

1 67
Tarrasch - Yates. (Harnhurgo,
.19 1 1 .) Mueven las negras.

251
Aún más demostrativa de la ausencia de fórmula es,
si puedo afirmarlo, el diagrama 168. Rubinstein ( 1 ), ju­
gando simultáneas, no vio por qué (en respuesta a
D( 1A)3A de las negras) A2T era un movimiento mejor
que A3C. Geométricamente, A3C le concede al Peón de
Alfil una doble función difícil de ver, porque todavía
no hay ninguna pieza atacando al Alfil, y una de las
casillas custodiadas está vacante. . Las negras jugaron
C6R! Este movimiento no fue ejecutado por razones téc­
nicas. (Incidentalmente, los movimientos importantes en
casillas libres son más difíciles de ver y clasificar que
las capturas.) Se previó que seguiría un vigoroso y eficaz

1 68
Rubins1ein-Abrahams. (Simul­
táneas, 1925.) Juegan las blan­
cas.

ataque con perceptibles líneas de juego. La actividad


,
mental en ajedrez es un constante conocimiento de lo
que una pieza puede hacer. La costumbre de la mente
de un jugador le selecciona las posibilidades, por lo que
si no es un excelente jugador, su campo de visión de
aquéllas será menor que el de un gran jugador. El ba-

(1) Fallecido mientras este libro se estaba imprimiendo. (N.


del A.)

252
gaje técnico no proporciona la VlSlOn de lo que puede
hacerse. Naturalmente, al profesor de ajedrez le es posi­
ble decir:
-Observad esta idea desusada -y un alumno apren­
de algo · al respecto. Pero, en general, la enseñanza y la
técnica presentan métodos de conquistar ciertos obje­
tivos conocidos. Dejan a la sensitiva mente del jugador
la tarea del reconocimiento. Clasifican ideas, pero no las
crean.
Mencionamos todo esto porque ciertos grandes juga­
dores, entre ellos Lasker, han hablado de la posibilidad
de establecer reglas para las combinaciones en ajedrez.
El diagrama 169, que muestra una posición de Ru­
binstein, es famoso en la literatura del ajedrez. La con­
tinuación fue:

1 69
Rubinstein-Hromadka.
(Mahrisch-Ostrau, 1923.)
Juegan las blancas.

21. Ale C5A 24. T x P D3D


22. D2A Ale 25. D6Cl
23. P3CR C x PT

Se ha dicho a este propósito que Rubinstein llevó


a cabo el « movimiento más coercitivo» o «más restric­
tivo»� Si esto significa que Rubinstein buscó el moví-

253
miento que le llevara más adentro en la posición del
adversario, en términos d e di stancia e sto es un ab surdo.
Hay muchos movimientos largos de la Dama en muchas
partidas que son completamente inútiles, y movimientos
muy eficaces que se efectúan a cortas distancias.
Lo cierto es que, cuando se consideran los movimien­
tos tácticos, · las adecuadas reglas técnicas no sirven de
nada. Lo importante para el atac�te es la sensación
de poseer cierta ventaja de tiempo, cierta mayor movi-'
lidad que su contrincante. Pero tiene que buscar líneas
de juego, tener bien presente que puede estar obligando
al contrario a poner en práctica los últimos recursos
de su posición. Por esta razón, salvo en las generalida­
des relativas al tiempo, al espacio y a la conveniencia,
no hay reglas que regulen un fructífero ataque o una
eficaz defens a. Es asunto de conocimiento, visión, ima­
ginación, pero no de técnica.
El conocimiento no puede ensefiarse. Sin embargo, en
la práctica nos enfrentamos con hechos que nos hacen
más sensibles a las posibilidades. Así, todo el mundo sabe
algo respecto a los sacrificios de Alfil en 7A Y las dobles
amenazas con el Caballo. Pero nadie está completamen­
te enterado de todas las posibilidades de los momentos
cruciales. (Y además, ¿quién está enterado de que un
momento dado es crucial?) Oportuna es la siguiente
corta línea de juego de una apertura:

1. P4D C3AR 3. P3CR Ale


2. P4AD P3CR 4. A2e P4D

Ahora 5. PXP, eXP parece darles a las blancas la


oportunidad de una rápida centr�lización, pese a que
el Peón en 4D necesitará protección, aunque no exagera­
da. En este punto las blancas podrían haber considerado
6. P4R, C5CD.

254
Si piensan que esto está bien replicado con 7. C2R
están equhrocadas, porque el Peón en 4D todavía sigue
sin estar defendido. Así:

7. AxP 9. D x D C7Aj
8. CxA DXC
El saber lo referente a la doble amenaza por un Ca­
ballo, no permitiría que un principiante viese esto. Su­
pongamos que lo ha visto y confía en 7. D4Tj. (O más
probablemente, que no ha visto esto porque no ha con­
siderado CSC, pero ahora ve el movimiento · de la Dama
como un recurso.) ,

7. D4Tj CD3A 8. PSD C6Dj


(El - efecto no anticipado de mover el Peón de Rey
cuando el Alfil se ha puesto él mismo en «fianchetto».)
Si:
8. RIA CXA 9. PxC o-o

deja a las negras con un ataque vencedor.


Si:
8. . R2D C X PAR (entre otros)
deja una grave situación. Evidentemente, 7. D4Tj no
conduce a nada.
Puede considerarse:
7. · PSD, contestando con P3AD.
8. P3TD, replicado con D4T, y las blancas ahora o más
adelante, con P x C, pueden sacrificar material para ob­
tener la liberación y un contr.ajuego. También 7. P3TD
debe ser estudiado. Las blancas deben
. meditar el efec-
to de:
7. A x PD 9. R2R D x Dj
8. PxC A x PAj 10. R x D

255
que, afortunadamente, no es muy terrible para las
blancas.

La probable respuesta a 7. P3TD es , CR3AD, ahora 8.


PSD (necesariamente) permite 8 . . C4R o CSD, y l a s ne­
..

gras mandan en la diagonal.


Al considerar esta variante, el lector debe recordar
la máxima de que no debe moverse ' la misma pieza o
Peón más de una vez, antes de que el desarrollo esté
completo. Esta es una máxima muy valiosa, pero no
es un dogma. En esta clase de jugadas, la esencia es la
destrucción del centro; a esto pueden subordinarse las
reglas de desarrollo general. Además, las blancas han
malgastado tiempo, puesto que han suministrado dos
salidas para su Alfil de Rey en vez de una. Y asimismo,
parte del desarrollo de las blancas es inadecuado.
Debe recordarse que el desarrollo es un término muy
relativo. Puede vencerse a veces con un rápido ataque
de pocas piezas, y con varias piezas pesadas sin desarro­
llar. Cuando el contrario realiza un desarrollo continuo,
hay que ser parco con las repeticiones, con los movi­
mientos antieconómicos, con ejecutar en dos movimien­
tos lo que puede hacerse con uno solo. Pero a veces
no es prudente efectuar en uno lo que podía realizarse
en dos. Así, en el gambito de Dama, las negras juegan
P3R y más tarde P3AD; luego intentan P4AD o P4R,
tras preparación.' Intentar ahorrar tiempo no moviendo
el PAD a menos o hasta que pueda moverse en dos casi­
llas, es adoptar una política peligrosa.
En la misma apertura las blancas mlJeven un Alfil
dos veces, pero con compensación estratégica.
Así:

1. P4D P4D 4. A5e CD2D


2. P4AD P3R 5. P3R
3. C3AD C3AR

256
(Amenazando ganar un Peón.)

5. AlR 7. TDIA P3A


6. C3A O-O 8. D2A P3TD

(Una preparación estratégica de Peón para jugar en


el ala de Dama.) 8 . P x P aquí, o antes, capacita a las
. ..

blancas para realizar en un movimiento lo que podrían


hacer en dos. Ha habido buenos jugadores que lo han
ejecutado.

9. A3D PxP 10. AxP

E l Alfil s e ha movido dos veces, pero hay la ventaja


(momentánea al menos) de mejof control del centro.
Ahora las negras continúan con 10. . . . C4D esperando,
tras los cambios, conseguir P4R. También tienen que
considerar 10. . ..P4AD o 10. . . P4CD seguido de P4AD.

También pueden efectuarse movimientos como C3CD


seguido de CD4D. En este punto, las piezas empie�an
a efectuar segundos movimientos sin detrimento de la
posición.
Pero la importancia del tiempo, y la facilidad con
que pueden perderse tiempos, quedan ilustradas en la
siguiente apertura:

1. P4D P4D 5. PXP PRx P


2. P4AD P3R 6 . A3D A3D
3. C3AR P3AD 7. O - O C3TR
4. P3R P4AR 8. P3CD

Aquí se jugó el tentador O O que causó la pérdida


-

de un tiempo porque después de 9. A3T las negras no


pudieron desarrollar su Caballo de Dama sin cambiar
los alfiles (verbigracia, moviendo el Alfil dos veces). Si,
empero:

8. � •• CD2D , 9. A3T C3A

257
sin pérdida de tiempo, y sigue o - o. (Las negras no han
temido que 8 . CD2D pudiera ser replicado con 9. P4R!?,
...

porque esto a nada conducía.)


Volviendo, sin embargo, al tema que nos interesa
en este momento, o sea al conocimiento de los poderes
de los grupos de piezas (más que de las piezas indivi­
dualmente), el jugador experimentado adquiere de su
práctica, no . de las reglas, una apreciación de qué piezas
atacantes pueden «des<;argar su cólera», y qué puntos
son débiles, a fin de poder vigilarlos y custodiarlos�
Es relativamente elemental la debilidad en 2TR, que
se explota con el sacrificio «Regalo Griego». El diagra­
ma 170 queda justificado porque tuvo lugar en un torneo.
El sacrificio es de sobras conocido para ser considerado
como «técnico».
Tras los cambios en e4, las negras jugaron:

1 70
Collé-O'Hanlon. (Niza, 1930.)

11. . •• PxP

D e ahí siguió:

12. A x Pj RxA 13. C5Cj

258
Obsérvese ahora que de haber estado la To rre negra
en lAR, la partida podía ser sostenida con R1C y C3A.
En cambio, R1C parece natural aquí. (Pierden con 14.
D5T, C3A; 15. D x Pj, R1 T y 16. T4R! ) Sin embargo, las
negras jugaron: 13 . . . . R3C. Un simple movimiento como
D4C ganaría ahora. Pero Colle jugó:

14. P4TR TIT 15. T x Pj C3A

( Si 15• P x T, no hay interposición posible cuando la


...

Dama hace jaque en d3.)

16. PsTj Tx P

y ahora Colle, aunque ganó la partida, no vio e l mate


por medio de:

17. D3Dj R3T 18. C7A

Toda la línea de juego es familiar y convencional.


Pero un jugador no debe dejar que sus perspectivas que­
den limitadas por una específica forma del sacrificio
que se le ha mostrado. Un rasgo complementario muy
importante se presenta en la siguiente posición:

tla2trl, pp2dlpp, lcplpp2, 8, 3PIPIP, 2PAICPl,


P4P2, T2DR2T

Las blancas pueden jugar comQ sigue:

1. A x Pj RxA 3. PT x Pj RIC
2. CsCj PxC

Ahora 4. DsT parece bueno, pero queda reducida su


fuerza por T4A, sin embargo las blancas tienen un in­
teresante «zwischenzug».

4. T8Tj Rx T

259
(R2A es replicado por 5. DSTj , P3C; 6. T7Tj .)

5. DSTj RIC 6. P6C

y las negras no disponen de bastante espacio para de­


tener el mate, a menos que sacrifiquen su Dama en 5TR.
Menos convencional es el ataque contra 7AR, que un
jugador tan fuerte como Koltanowski olvidó (diagra­
ma 171) (1). Las negras jugaron:

171
Tylor-Koltanowski. �Ha�tings,
1930.)

8. TIR

(Recuérdese la partida Colle-O'Hanlon. La idea es AlA.)

9. A x Pj RXA 10. · C6R

con un ataque ganador.


Otro ataque sobre 7AR, que frecuentemente se pasa
por alte;> por los jugadores · que piensan una sola línea
de juego, es el mostrado en el diagrama 172.

(1) Algo similar le ocurrió al gran Tarrasch jugando contra el


maestro Von Holzhausen. (N. del A.)

260
172
Abrahams-Herrick. (Manches ..

ter, 1948.>.

En respuesta a 16. C4R las negras jugaron ASA, cuan­


do se jugó 17. CSR vieron el peligro de:

17. ... Ax T 18. CXP

por lo que jugaron

17. ... AXC

perdiendo con 1 8 . D x Pj que fuerza e l mate.


La moraleja es que los puntos convencionalmente dé­
biles no se reconocen. siempre en su verdadera debilidad,
cuando otras características del tablero están acaparan­
do la atención. En esta dificultad psicológica -de con�
seguir una adecuada y ·apropiada atención- tenemos el
motivo de por qué la habilidad ajedreCística no puede
enseñarse. Sin embargo, el jugador que cuando ve una
idea sabe apreciarla, puede aprender · algo. Su sensibili­
dad se acrecentará en los momentos culminantes del
juego.
Puede -apreciarse el grado de sensibilidad personal, .

estudiando una posición como la siguiente:

5t2, p4T2, 3p4, lp4pr, lPSt, 6dP, P2A4, SDIR

261
Las blancas (Simagin) mueven y parecen estar per­
didas sin esperanza. Si juegan T7Tj, sus jaques cesarán
rápidamente. Pero existe una idea posible.

1. D2Rj PSC 3. D8Rj forzando el


2. TSAj! TxT mate

Esta es una percepción brillante. Podríamos decir


que un problemista, experimentando en la geometría de
los ángulos de mate, debería tenerla como parte de su
equipo de composición.· El jugador práctico sólo la verá
si pbsee una mente sensible a las sutilezas del tablero.
y esto lo habrá adquirido de la captación y la enseñanza
de ideas totalmente distintas en su forma.
Finalmente, dejemos que el juego del prodigioso Bob­
by Fischer (blancas) contra el magnífico Samuel Reshevs­
ky, demuestre que todo el conocimiento de las casillas
clavadas, ángulos, etc., débiles (sin mencionar una gran
visión) no impide la ocasional omisión de ver una pos�­
bilidad:

1. P4R P4AD 5. C3AD A2e


2. C3AR C3AD 6. A3R C3A
3. P4D PxP 7. A4AD O -O
4. CxP P3CR 8. A3C

(Para impedir CXP, CXC, P4D, una explotación bien


conocida de la doble amenaza.)

8. C4TD 9. PSR CIR

(Si 9 .CXA; 10. PRXC, CXT; 1 1. PxA, CxPj, y cuan­


...

do el «desesperado» es reducido, las blancas tendrán


ventaja. ¡Pero lo que ocurrió fue peor!)

10. AxPj

262
(Una de las distintas formas de sacrificio que ocurren
en esta débil casilla, casilla que en este momento parece
estar bien fuerte.)

10 . .•. RxA 11. C6R!

ganando la Dama; incidentalmente, también un estudio


sobre la dominación.

263
7

CONTROL DEL CENTRO EN LA APERTURA


Una forma de considerar el desarrollo, en ajedrez, es
juzgarlo como una lucha por la libertad. Al menos hay
que desear para vuestras piezas tanta acción como las
que poseen las del adversati-o. Este reconocimiento debe
elevar a un jugador pOKéncima de muchos detalles
inútiles, 10 mismo que vería una ciudad atestada desde
un avión. Cuando se observa el terreno de la teoría de
la apertura, gran parte de 10 que se sabe puede ser ig­
norado si se sabe discernir la idea que rige en el plan­
teamiento. ¿Qué ofrecerá esta apertura? Una pregunta
muy frecuente es, ¿qué clase de centro? Antes de con­
siderar una línea de apertura es necesario visualizar el
esquema de centro que resulta de la misma. Así consi­
deremos ante todo el centro propio de una apertura
moderna.
El diagrama 173 presenta una posición de la defensa
India de Rey, un sistema muy popular de apertura. Las
blancas tienen que ejecutar su undécimo movimiento.
Examinemos unos cuantos detalles. Las blancas tic>
nen mucho espacio y parece están controlando más ca­
sillas. Pero las negras han colocado sus piezas en lugares
más eficaces. Así, el Caballo negro está muy bien situado
en 4AD. Las negras han jugado anteriormente P4R, in-

267
duciendo a las blancas a PSD, luego con P4TD y P3 CD
han edificado una casilla protegida para su Caballo.
Obsérvese que las blancas no pueden molestar rápida­
mente al Caballo con P3TD y P4CD. El Peón tarda tres
movimientos, no dos, para llegar a 4CD. (Si 11. P3TD,
PSTD paraliza al Peón de Caballo, por lo que el métod o
apropiado sería antes P3CD, luego P3TD y finalmente
P4CD.)

173
Juegan las blancas.

Las blancas deben tener cuidado con esto. No parece,


a primera vista, que el Alfil negro en 2C sea muy activo.
Pero mirem,os esta posibilidad :

11. P3CD C(4A)xPR 14. DIC PSR


12. CxC CxC 15. C20
13. DXC P4AR

Obsérvese que 15. C4D parece malo por 15. . .. PSA.


Siempre hay que estar enterado de las posibilidades de
que la defensa pueda ser socavada. Sin embargo, hay

268
algo más que zapa. Hay gran cantidad de juego en esta
variación alternativa.

15. C4D P5A 16. C6A D4C

con un ataque excesivamente poderoso alIado del Rey.


Puede seguir:

17. P4TR

Esto sería caer en una «trampa» si hemos de dar


nombres a los movimientos.

17. ... DxPT 19. PxP


18. A4D P6A

(Obsérvese P3C, D6T, un mate muy conocido.)

19. ... PxP

ganando la ·pieza sacrificada.


Entonces en el movimiento 15, analizándolo, parece
que C2D es mejor tácticamente.
Sigue:

15• ••• 16. DxA

y las negras han cedido dos caballos y Alfil por Torre,


Caballo y Peón, lo que no es muy malo si se ataca. Pero
es posible que las blancas, con el control de la diagonal
tengan mucho juego. Si las negras arriesgan:

16. P4CR

las blancas jugarán

17. AST P5A 18. A4D

269
(no A X T, porque PxA deja a dos piezas amenazadas)
y las negras, no las blancas, se hallan ante serios pro­
blemas.
El interés técnico de esta jugada es considerable. En
la posición del dia�, un Peón que parece bastante
firme no es una roca.
Algunos jugadores invocarían un movimiento como
11. C2D. Esto se llama «superprotección», y entonces
podrían continuar con P3A. Así no sentirían graves du­
das sobre el movimiento de . cualquiera de las piezas
defendidas.
Ahora bien, en el diagrama 173 hay otros rasgos a
discernir, si el lector quiere volver a él.
Mirad el Peón blanco en 3TR. En general, no se acos­
tumbra a mover los peones de Torre una casilla. Pero
ello puede ser necesario para prevenir ASC o CSC. Pero
si no lo es, estrictamente, el movimiento es una pérdida
de tiempo para un propósito de poca importancia, y el
contrario dispone de un movimiento extra que. puede
utilizar si desea poner la pieza en cuestión en una casilla
donde quedará, también, correctament� desarrollada.
P3TR, cuando es innecesario, o sin propósito, se llama
«movimiento provinciano» (presumiblemente por los ju­
gadores londinenses que nunca oyeron hablar de Black­
bum, Yates o Atkins, u otros distinguidos no londinen­
ses). En la posición del diagrama ha sido un movimiento
útil, primero ha capacitado al Alfil a situarse en 3R sin
verse amenazado con el cambio por CSC; segundo, en
una estrategia que intenta neutralizar a las piezas ne­
gras, este movimiento ayuda a mantener al AD fuera
de juego. Además, puede llegar un momento en que las
blancas jueguen P4CR. En muchas partidas, cuando el
'
centro está cerrado, las negras pueden lanzar ciertos
ataques mediante maniobras como C4TR (lR si está
libre esta casilla) y P4AR. Técnicamente, este proceder

270
es adecuado si es tácticamente posible. Puede resultar,
del mismo, otro avance a' SAR, o para atacar a lo largo
de la diagonal al abrirla. Además, P4CR impedirá la ma­
niobra C4T seguida de CSA. Si el Caballo se cambia
en SA, la gran diagonal queda abierta al Alfil negro.
Claro está que si, en la posición del diagrama, las blan·
cas juegan 1 1. P4CR, han efectuado un buen movimientol
haciendo más seguro, entre otras cosas, un futuro P3CD.
Asimismo puede ir seguido de un movimiento de Rey
y la ocupación de la columna de Caballo con una Torre.
Otra posible maniobra, en conjunción 'con P4CR, es un
giro del Caballo por lAR a 3CR. Eventualmente, cuando
las torres se hallan situadas en la columna CR, CSA
puede ser un sacrificio útil.
También hay que tener presente que en la batalla
por 4AR negro, las blancas pueden cambiar el Alfil 3R
por el Caballo 4AD de las negras, para jugar A3D. Al
considerar esto se ve que este Alfil es ligeramente mejor
y más libre que el Caballo que 10 captura, pero dicho
Caballo no está inerte. Hay que hacer algo para alejarle
de su casilla y entonces se convertirá en activo. Por
ejemplo: después que las blancas han jugado P3CD,
P3TD y P4CD, y tras los cambios de peones, las negras
pueden jugar C3T, atacando al Peón eD de las blancas.
Otro detalle interesante es que si ahora AxC, una
pieza que se ha movido una vez se cambia por otra que
se ha movido dos. En algunas partidas, en las que el
tiempo es esencial, esto tiene importancia. Aquí, donde
la posición ha adoptado una forma relativamente rígi­
da, la ganancia de un solo tiempo no se halla entre las
consideraciones estratégicas.
Otra línea de reflexión de esta posición es que si las
blancas pueden liberar a su Dama de su tarea de guar­
dián del PR, entonces podrán jugar D2D y capacitar a su
Alfil para llegar a 6TR. Al menos esto impedirá P3TR de'
las negras, con movimientos como R2T y siguientes.

271
AXC no entra en este esquema, y C2D tampoco casa
en él. El problema de las blancas es fonnar un plan
-no una manera de vencer, sino la forma de que todas
las piezas integren una actividad- y llevar a cabo dicho
plan mientras se emparejan con -la actividad de las ne­
gras sea cual fuere. Esto, sin embargo, nos conduce más
allá de la técnica.
Una característica técnica del diagrama y que debe­
mos considerar, es el centro cerrado. Esto no es exclu­
sivo de las aperturas de Peón de Dama: la posición del
diagrama 174 se ha desarrollado de la Ruy López, des­
pués de 14 o 15 jugadas. Las negras, que han efectuado
un diestro cronometraje de sus movidas, están amena­
zando con (se hallan en posición de) retrasar su Caballo
a 1C (no una mala casilla, aunque en la hilera posterior)
y jugar P4AR. Si lo consiguen tendrán un dominio su­
perior de todo el tablero (resultado que considero nor­
mal en las- normas cerradas de la Ruy López). Las blan­
cas pueden jugar P4CR y C3C. Presento este diagrama
a fin de mostrar, entre otras cosas, que la estrategia
de las aperturas de Peón de Rey no es fundamentalmen­
te diferente de la estrategia de las aperturas con Peón
de Dama. Uno de los rasgos técnicos más importantes de
las dos posiciones vistas es· el centro cerrado, con el
que va unida la idea de un ataque de flanco a cargo
del PAR. Una difyrencia técnica entre las aperturas Ruy
López y Peón de Dama es, paradójicamente, que las
segundas apuntan al control del centro, con vistas a un
ataque al lado del Rey. En la Ruy López, las blancas
frecuentemente consiguen uD. potente centro con ataque
al PAD negro que, en muchas variaciones está en peligro
de quedarse atrasado. Por 10 tanto, en la Ruy López, las
negras deben guardarse de cambiar PR por PD en 4D;
usualmente es erróneo realizarlo así, si su PAD está
atrasado y es atacable por la columna abierta.

272
174
Juegan las blancas.

Una apertura como la de Peón d� Rey (efectuada por


ambos jugadores: P4R, 'P4R) forma un centro más fácil
de atacar que el generado con P4D, P4D. Este es un
asunto muy sedo en el momento de escoger la apertura,
porque el jugador que controla el centro, usualmente,
puede edificar un fuerte ataque contra el Rey enrocado.
Es, por tanto, una paradoja del ajedrez que no es pro­
bable que se tenga éxito en las alas a menos que se
posea un fuerte dominio central. Esto, en realidad, no
es difícil de comprender, porque el contrario podrá in­
terferirse, usando sus 'piezas colocadas en el centro, o
'
bloqueando líneas de acción, o bien organizando un
ataque por su cuenta. De ahí se deduce que un buen
centro no debe ser concedido salvo a cambio' de una
ventaja compensadora, como cantidad de material sufi­
ciente.
Las aperturas con Peón de Rey pueden llevar a un
rápido ataque en el centro, las efectuadas con Peón de
Dama a uno más h;.nto. Para los diversos ataques exis­
ten varias a<;titud� que han sido y pueden ser adop-
tadas. ?
Puede cederse parcialmente el centro a cambio de
una compensación, y verse empeñado en feroz combate.

273
Es típico el gambito Evans aceptado. (Una apertura
abierta.)

1. P4R P4R 5. P3A A4T


2. C3AR C3AD 6. '0-0 P3D
3. A4A' A4A 7. P4D
4. P4CD - AXP

Las negras ahora deben tener cuidado. La amenaza


incluye 8. D4T seguida de PSD. Esto hace que los movi­
mientos como C3A y ASCR, etc., no puedan jugarse.
7. A3C debe ser considerado. 8. D4T será replicado
...

con A2D. Este . (A3C) nos introduce en una maniobra


que es tan importante, que debe ser considerada como
parte de la técnica. Si las blancas juegan:

8. D3C C4T

Ahora:

9. AxPj, simplemente pierde una pieza. (La Dama no


puede custodiar al Alfil más de un movimiento.) Sin
embargo, 7. . A3C puede ser contestado con 8. PxP.
..

Con la réplica 8. . PXP, las negras pueden perder un


..

Peón después del cambio de la Dama, pero no han per­


dido la partida. Sin embargo, después de 8 . ...PXP; 9.
D3C es fuerte porque C4T; 10. AxPj, RIA; 11. DSD salva
al Alfil. Como la Dama negra va a 2R o 3AR ahora puede
ser atacada en las casillas negras, la defensa de las ne­
gras es torpe, aunque pueda mantenerse la partida.
Muchos jugadores eligen, por
.
tanto, 7. . PxP; 8. PXP,
..

A3C (diagrama 175).

274
175

El centro se halla comprometido en detrimento de


las negras, pero éstas poseen un Peón en compensación.
Las blancas ahora tienen ataque, aunque no tan fácil
de conducir como parece. Movimientos como TIR,C3AD
y A2C (incluso A3T) mantienen la presión, y las negras
tienen que jugar arduamente para conseguir un pleno
desarrollo.
Añadamos que si las negras pueden desarrollarse con
éxito ante el ataque, tendrán posibilidades de ganar.
Un razonamiento similar se aplica al popular gambi­
to de Rey. (Digamos que todavía sigue siendo una buena
apertura si las blancas no esperan milagros de la misma.)

1. P4R P4R . 3. C3AR P4CR


2. P4AR PxP

Las negras intentan sostener el PeDn. De las líneas


que pueden desarrollárse como la Allgaier (4. P4TR, P5C;
5. CSC, P3TR; 6. CxPAR) y la Muzio (4. P4TR, PSC; S.
A4A, PXC), baste decir que un buen jugador derrotaría
estos ataques con sacrificio, aunque muchos buenos ju­
gadores no han podido lograrlo. Los más prudentes no
intentan apoderarse de demasiado material. Esto nos

275
lleva a considerar una segunda actitud: «no comprome­
ter el centro para ganar un Peón». Volvamos al gambito
Evans.

1. P4R P4R 3. A4A A4A


2. C3AR C3AD 4. P4CD A3C!

¿Se pierde un Peón?

S. P5C CSD' 6. CxP D4C! gana

Por ejemplo:

!l. AxPj 9. TIA DxPRj


8. AxC

fuerza el mate.
Una forma más simple de esta trampa es:

1. P4R P4R 3. A4A C5D


2. C3AR C3AD

Hecho aSÍ, «nadie cae en ella». Pero cuando las ne­


gras se ven obligadas a jugar C5D, como en la Evans,
el peligro es psicológicamente más fácil que pase por
alto.
Después de:

1. P4R P4R 3. A4A A4A


2. C3AR C3AD 4. P4CD A3C

movimientos como S. P4TD replicado por P4TD no consi­


guen nada. Las negras logran con facilidad todo' su des­
arrollo.
De manera similar,como hemos visto, si se empieza
con 1. P4R; 2. P4AR, el gambito de Rey, el centro se,
agita rápidamente. El gambito puede ser aceptado y dar
la batalla para mantener al Peón durante cierto tiempo

276
(no eternamente), o puede ser aceptado y el Peón de­
vuelto inmediatamente con P4D, o puede ser declinado
con el agresivo 2. ... P4D (Falkbeer), o el más sosegado
2 . ... A4A.
Tal vez el más. decidido de los primeros ataques en
el centro sea el del sistema Escocés.
1. P4R P4R 2. P4D

El orden es importante. Si 1. P4R, P4R; 2. C3AR, en­


tonces un jugador ansioso de evitar un comproJIliso in­
mediato puede jugar la defensa Philidor: 2. .. P3D, se­
· .

guido de C2D o C3AD. Pero el ataque inmediato no da


tiempo para esto, y raramente puede ser declinado.'
Si 2. P4D, P3D; 3. PXP, PxP da a las blancas la
opción para el cambio de damas, evitando que las ne­
gras enroquen. No es un fatal handicap,· pero durante
un tiempo es una desventaja.
Si:
2. P4D C3AD 4. P4AR
3. PxP CXP

y las blancas han ganado considerable tiempo. Conse­


cuentemente: 2. ... PXP se considera necesario.

Si:
3. DxP C3AD 4. D3R

las negras han conseguido una ligera ventaja de tiempo


y con 4. . ..A2R o 4. ... P3D consiguen rápidamente un
buen desarrollo.
Más serias son las líneas en que el Peón no se recu­
pera inmediatamente. Hay muchas líneas 'de ataque en
es te sistema. Posible, aunque no útil, es:

3. A4AD A4A S. DSTj


4. AxPj RxA

271
que no conduce a nada para las blancas. Las negras, en
cambio, quedan mejor desarrolladas. En cierta época
estuvo muy en boga el gambito Danés. (Se halla muy
lejos de su· extinción.)

1. P4R P4R 4. A4AD PxP


2. P4D P><P 5. AxP ASCj
3. P3AD PxP 6. RIA

Las blancas tienen un tremendo desarrollo por dos


peones. Sin que esto sea ya una victoria para las blancas,
los expertos tienden a rechazar el tercer Peón y devuel­
ven material con 4. . . . P4D. O rehúsan el segundo Peón
con :?4D. Puede añadirse que en las aperturas abiertas,
el P4D de las negras es, frecuentemente, un movimiento
de liberación, y la habilidad de efectuarlo oportunamen­
te es, a menudo, la corroboración de su desarrollo.
Las jugadas usuales en el sistema Escocés son:

1. P4R C3AD 3. C3AR P4R


2. P4D PxP

(El orden de los movimientos 2 y 3, a menudo, queda


invertido porque las blancas no temen a la Philidor.)

4. A4AD

Esto hace un gambito de ello.

Si ahora:

4. A4A 6. PSR P4D


5. O-O C3A

y nos hallamos inmersos en el maravilloso mundo de la


aventura de Max Lange, que no deja de tener su interés
técnico.

7. PxC PxA 9. C5C


8. TIRj A3R

278
(Con la amenaza de CxA seguida de D5Tj.)

9. D4D

(El umco movimiento; si 9. .. D3D; 10. PxP, TIC;


.

11. TxAj, PXT; 12. D5Tj, seguido de C4R gana una


pieza. )

10. CD3A

(No es el único caso de una apertura en que una cla­


vada facilita el desarrollo.)

10. . . . D4A 11. CD4R

Desde esta posición, Rubinstein jugó:

11. • •• AlAR

Permitiendo:

12. CxPA RXC 13. CSCj R3C

y logró rechazar el subsiguiente ataqué. Lo normal es


11. . . . A3C, y eventualmente las negras enrocan por el
lado de la Dama con una buena partida.
La siguiente línea de juego muestra los recursos de
una defensa más rápida:

11. ... 0-0-0 12. P4CR D4R

(Las agresiones son aterradoras, pero no siempre fa­


tales. )

13. C3AR D4D 19. CxT CSC


14. PxP AxP! 20. P3AD C6D
15. C6A D xC 21. PxP AxP
16. DxD AxD 22. ASC AxPC
17. PxT(=D) TxD 23. TIC P6A gana
18. T8Rj TxT

279
Partida jugada en 1909 por el difunto doctor Holmes.
Debido a las posibilidades «impensadas», las negras
pueden realizar movimientos como P3D, en vez de A4A.
Asimismo, las blancas pueden llevar el ataque a un paso
más lento. Pero la lentitud de un movimiento puede ser
engañosa. Muy potente es una serie de movimientos
como la Moller:

1. P4R P4R 4. P3A C3A


2. C3AR C3AD 5. P4D PXP
3. A4A A4A 6. PxP

Ahora 6. . .. ASCj puede jugarse, pero las negras no se


mostrarán prudentes intentándolo y ganando un Peón
después de 7. C3A, CXP; porque 8. O - O deja a las blan­
cas con cantidad de líneas abiertas contra el Rey negro,
aparte del poder de reprimir el desarrollo de . las negras
. con PSO. Un buen principio es: «No comprometerse
jamás».
Por otra parte, la timidez tampoco es una buena po­
lítica. Hace más. de cuarenta. años que un adversario con
las blancas jugó, contra el autor, un ataque en la colum­
na de Rey, y perdió de este interesante modo:

1. P4R P4R 8. CxC OxC


2. C3AR C3AD 9. T1R CSR
3. A4A A4A 10. A30 P40
4. P3A C3AR 11. P3A PxPj
S. P40 PxP 12. R1A OxT
6. PSR D2R y ganaron.
7. o-o CxP

Las negras podían eludir los problemas de la Moller,


eficazm'ente,

1. P4R P4R 4. P3A D2R!


2. C3AR C3AO S. o-O P30 (o 3TO)
3. A4A A4A 6. P40 A3C (o 2T)

280
Los cambios no son adversos para las negras, y un
movimiento. como PSD lleva de nuevo al Caballo a la
movilización por ID y 2A: esto no es desventajoso. En
general, las negras pueden siempre hallar alguna forma
de no quedar demasiado comprometidas.
La naturaleza del ajedrez, por fortuna, es tal, que
ningún jugador puede conseguir una gran ventaja por el
mero hecho de mover primero o segundo. Los ataques
que comienzan ferozmente están, contra una defensa
adecuada, destinados a ser anulados. Se extinguen con
prontitud. Lo que el defensor debe procurar siempre es
efectuar movimientos pertinentes y no perder tiempos.
La siguiente variante resulta 'sumamente instructiva:

1. P4R P4R 4. CxP A4A


2. C3AR C3AD 5. A3R D3A
3. P4D PXP

Las blancas ahora pueden empezar «algo» con:

6. CSC

Tras lo éual sigue:

6. AxA 9. CD3A DxT


7. PxA DSTj 10. CxPj RlD
8. P3C DxPR 11. D6D C3A!

Pero las negras pueden evitar complicaciones con:

7. RlD

y las negras no emplean más tiempo que las blancas en


su desarrollo.
Más lento y mejor es:

6. P3A C2R 7. A4A

281
Obsérvese ahora que si:

7. O-o 9. CxCj «zwischenzug»


8. CxC AxA

El principio estriba en no permitir ataques y captu­


ras descontrolados. Otro aspecto es la falta de pruden­
-

cia de dejar las piezas «colgando».


En respuesta a 7. A4A, las negras pueden contrarres­
tar con C4R. S i entonces 8. A3e, P4D, las negras tienen
buenas oportunidades de ataque. En cualquier caso de­
ben jugar a fin de mover su Peón a 4D, y no a 3D.
Una vigorosa línea contra 7. A4A es, asimismo:

7. P4D 9. PxC ASCj


8. PxP CxC 10. C3A O-O

y el PD será reconquistado sin dificultad.


El aspecto técnico de esto es que las negras efectúan
vigorosos movimientos por cada movimiento análogo de
las blancas y de esta forma mantienen, al menos, el
equilibrio.
Otro método general es eludir los conflictos - del centro
con parciales concesiones, como son la defensa Francesa
(P4R, P3R), la Siciliana (P4R, P4AD), o la Caro Kahn
(... P3AD). La estrategia de la Francesa es permitir a las
blapcas sostener SR hasta que las negras puedan romper
la línea de peones. Las negras se concentran sobre el
PD de las blancas (diagrama 176).

282
176
Juegan las blancas.

La mención de esta apertura sirve para presentar un


punto técnico de considerable importancia. La defensa
Francesa, como la defensa ortodoxa del gambito de
Dama, parece situar al Alfil de Dama negro fuera de
juego. Teóricamente, lo ideal en ajedrez sería mover
ambos peones centrales dos casillas, a fin de dar pronto
desarrollo a los alfiles. En muchas de las aperturas con
Peón de Rey, las negras consiguen fáciles desarrollos
para sus dos alfiles. Si tienen alguna dificultad es más
probable que sea con su AR que con el AD (por ejemplo,
en la Ruy López, según las mejores opiniones, el AR
debe estar en 2R y no aventurarse a 4AD, donde las
blancas ganan tiempo a sus expensas). En la defensa del
gambito de Dama y en la Francesa, el AD negro sufre.
Pero la teorí� de las aperturas en la actualidad no con­
sidera tal sufrimiento como excesivamente trágico. Al
contrario, una de las consecuciones de la teoría y prác­
tica modernas es el reconocimiento de que las piezas
no desarrolladas se convierten eventualmente en des­
arrolladas. También se reconoce ahora que un Alfil en­
mascarado por peones está laborando. En la defensa
Francesa, cuando el centro de las blancas se disuelve,
el Alfil de Dama negro logra jugar.

283
Los métodos técnicos de la defensa Francesa consis­
ten, principalmente, en el ataque al centro blanco en s u
4D. Antes o después, el Peón de Rey va a SR. Esta casilla,
ocupada o vacía, es durante cierto tiempo el poder de
las blancas, pero las negras tienen mucho trabajo útil
que realizar en el ala de Dama. Dicho trabajo puede
iniciarse después de:

1. P4R P3R 4. ASCR A2R


2. P4D P4D 5. PSR ,CR2D
3. C3AD C3AR 6. P4TR P3TD

con vistas a P4AD. (El autor ha jugado, con éxito, 7. P4CD,


pero no parece una línea segura.) Otro abordamiento es:

1. P4R P3R 3. C3AD ASC


2. P4D P4D

(la variación Winawer, antaño popular con Botvinnik).


Las blancas pueden atacar el ala de Rey después de:

4. P5R P4AD

(es más seguro C2R) y las negras presionan el ala de


Dama.
Efectos similares se consiguen con:

3. PSR

(recomendación de Nimzovitch). En esta línea, las blan­


cas pueden perder su Peón de Dama mientras sigan man­
tenien do el control de SR. En cambio, PADX PD de las
negras, puede dejar á las blancas un excelente Alfil
en 3D.
Estos temas son objeto de muchos análisis en libros
de aperturas (que el lector debe consultar, pero no in­
tentar aprender). Baste decir aquí que esta forma de
desarrollo es razonable para ambos jugadores. Nadie

284
pierde, únicamente, por la elección de una apertura. Sin
embargo, algunos jugadores prefieren desarrollar sus
alfiles de Dama cuanto antes. Así, la Caro Kahn (1. P4R,.
P3AD; 2. P4D, P4D) pretende asegurar el -juego en las
casillas qlancas para el Alfil de Dama. negro. Aquí dire­
mos, empero,· solamente que la iniciativa de las blancas
contra esta jugada no dura siempre.

Una forma de defensa muy popular en estos momen­


tos, y que fue jugada' por Botvinnik contra Tal en 1960,
es como sigue:

1. P3AD 6. CR2R C2D


· P4R
2. P4D P4D 7. P4TR P3TR
3. C3AD PxP 8. C4A A2T
4. CxP A4A 9. A4A P-3R
5. C3C A3C

Las aperturas de ajedrez, como los sombreros de se­


ñora, son cuestión de moda.
En el match de desquite (1961), 3. PSR, P4AD; 4. PxP,
P3R, cambió la apertura en una especie de Francesa.
Otra forma de defensa viene determinada por las
blancas, que cambian peones en el movimiento 3. Este
cambio, lo mismo que cuando se juega contra la de­
fensa Eslava del gambito de Dama (P4D, P4D; 2. P4AD,
P3AD), deja libres a las negras, pero debilitadas por el
ala de Dama. Sin embargo, a las blancas les resulta
difícil explotar esta debilidad, que cesa cuando las ne­
gras enrocan y desarrollan su TD a lAD. (En la defensa
Francesa: 3. PxP libera a las negras.)
Es más dinámica la Siciliana (1. P4R, P4AD), apertura
de la que se ha dicho que ambos jugadores tienen la ini­
ciativa. Es normal:

1. P4R P4AD 3. P4D PxP


2. C3AR C3AD (o P3D) 4. CxP C3AR

285
Considerado como importante porque induce a:

5. C3AD

(5. P3AR puede también jugarse, pero no es popular).


Ahora las blancas no pueden seguir con P4AD (el ataque
Maroczy). Sin embargo, hay que observar, en el caso de
la apertura India de Rey, la siguiente secuencia:

1. P4D C3AR 4. P4R P3D


2. P4AD P3CR 5. C3A O- O
3. C3AD A2C 6. A2R P4A

que se convierte en una defensa Siciliana (variante «Dra­


gón»), en la que el Peón Maroczy está incluido. (También
se logra por la Reti-Zuckertort: 1. C3AR, C3AR; 2. P4AD,
etcétera.) En general, la Siciliana tiende a ser jugada
hoy en día con el fianchetto de Rey por las negras, y en
cierto modo reproduce la clase de posición estudiada an­
tes, el tipo de posición que se desarrolla a partir de las
defensas Indias de Rey. Así, Peón de Rey lleva a pensar
en Peón de Dama.

La popularidad' de la defensa India se deriva del


deseo de evitar las escaramuzas centrales y desarrollar
líneas de juego para ambos alfiles. El fianchetto del AR,
o del AD, ahora es buena política, porque el hecho de que
su acción queda demorada se reconoce como una virtud
y no como un defecto.
En el gambito de Dama, las blancas desarrollan una
considerable presión sobre el centro. Esto puede ocurrir
después de la línea «Pillsbury».

.1. P4D P4D 3. C3AD C3AR


2. P4AD P3R 4. ASC

286
Las blancas desarrollan el Alfil y la Dama sobre la
diagonal, apuntando a 7TR y, eventualmente, después del
movimiento de Torre, puede avanzarse su Peón desde
3R a 4R. Los cambios les conceden a las blancas mucho
juego.
Una línea interesante para el aprendizaje puede ser:

1. P4D P4D 2. C3AR

(a fin de prevenir el contragambito Albin P4R después


de 2. P4AD).

2. C3AR 4. ASC
3. P4AD P3R

Esto, sin embargo, puede quedar replicado con P3TR


con posibilidad de cambio (no necesariamente en detri­
mento de las blancas, ya que desarollan un buen cen­
tro). La alternativa después de:

4. P3TR

Es:

5. A4T P4CR 7. P3R (o C3A) P4TR


6. A3C CSR

Ahora las blancas se ven obligadas a mover su Peón


de Torre Rey, tras lo cual, CxA crea un Peón doblado.
Por esto, usualmente, las blancas mueven su Caballo
de Dama antes de ASC. y la forma normal es, por tanto:

2. P4AD P3R 3. C3AD

Las negras, ya se ha mencionado, tienen la opción del


contragambito Albin.

2. • •• P4R 3. PDxP PSD

287
que no puede ser contestado con P3R debido a ASCj, se­
guido de PXP. Pero 4. P3TD les da un buen j uego a las
blancas; las negras tienen que perder tiempo recapturan­
do el Peón.
Para evitar tales cosas, muchos jugadores juegan
2. C3AR, contentándose con una forma más pasiva de
apertura. Este movimiento también puede ejecutarse des­
pués de 2. P4AD Y 3. C3AD. Incluso, en una época, estuvo
de moda (antes de que Pillsbury popularizase 4. ASC).
También fue popular antiguamente la siguiente apertura:

1. P4D P4D 3. C3AD C3AR


2. P4AD P3R 4. P3R

y las blancas desarrollan una lenta y poderosa acción


contra el centro.

177
Juegan las negr�

El diagrama 177 es una de las varias posibles ilustra­


ciones. Las blancas no están ganando, pero poseen la
iniciativa. Y aunque ésta no debe confundirse con el
ataque, . muchos jugadores la prefieren antes que cedér-
.

sela a sus contrarios. .


Obsérvese un peligro en esta' posición; si las negras
juegan :

288
8. PxPR 10. AxC
9. CxP CxC

No pueden jugar el tentador:

10 • ••• P4R

Porque sigue:

11. PxP CxP 13. AxPj RxA


12. CxC AxC 14. DsTj gana un Peón

Esta posibilidad contra 7TR es algo a tener muy pre­


sente.
En los movimientos de Peón Dama ·contra el centro
existe menos rapidez que en los de Peón Rey, pero son
muy valiosas todas las iniciativas. Por esto muchos estra­
tegas han adoptado sistemas como la India de Rey, la
Nimzoindia y la India de Dama.
En respuesta a 1. P4D, juegan C3AR. Si 2. P4AD, siguen
(para construir un control de sD) con 2. . . P3CR o P3R,
.

o P3CD (obsérvese que no 2. .. P4D, que pierde tiempo


.

por 3. PxP, CxP; 4. P4R).


Esta «tonta» variante no es inadecuada porque· un
movimiento semejante puede jugarse en el movimien­
to 3, cuando no es completamente inofensivo.

1. P4D C3AR 3. C3AD P�D


2. P4AD P3CR

Sistema Grünfeld. Tal vez 10 mejor sea ignorarlo


con C3AR, A4A, P3R, etcétera.
Pero si:

4. PxP CxP 6. PxC P4AD


5. P4R CxC

289
las negras han iniciado un proceso estratégico, que es
muy importante teóricamente, porque revela la debilidad,
así como la fortaleza del centro.

Si:

7. C3A PxP 8. PxP A2e

La posición resultante (diagrama 178) muestra un


centro ambivalente. Tiene rasgos de debilidad y de for­
taleza. Esta teoría de abandonar casillas del centro a los
peones adversarios que, eventualmente están 'dispuestos
al ataque, es lo que subrayan las aperturas intrigantes
como la defensa AIekhine (P4R, C3AR, una defensa es­
crupulosamente evitada por su inventor) y los sistemas
Indios.

118

Es útil mencionar la defensa AIekhine, aunque sólo'


sea por una razón técnica, la de ahorrar, tiempos.

1. P4R C3AR 4. P4D P3D


2. P5R C4D 5. P4AR PxP
3. P4AD C3C 6. PAXP C3AD

290
Ahora, 7. A3R es preferible a C3AR. ¿Por qué? Porque
7. C3AR puede ser contestado con ASC y A3R, protegien­
do el Peón de Dama, por lo que en respuesta a 7. A3R,
las negras no tienen otra cosa mejor que 7 •A4A, Y
. . .

así 8. C3AR no queda clavado. Añadamos que en esta


apertura las negras conceden a las blancas demasiado
tiempo-espacio, pero no quedan muy inferiores.
El sistema Benoni repre senta una concesión de dis­
tinta clase en el centro. Las negras juegan P4AD, invi­
tando a las blancas a llevar suPeón de Dama a 5D.

Una línea posible es:

1. P4D C3AR 4. C3AD PxP


2. P4AD P4AD 5. PxP P3D
3. PSD P3R

Las negras tienen la ventaja estratégica de mayoría


de peones en el flanco de Dama. En: un final esto· s,e con­
vertiría en la ventaja del remoto Peón pasado.Por otra
parte, las blancas poseen una fuerte posición para el
medio juego. Una continuación jugada frecuentemente
'
es la siguiente:

6. P4R P3CR 10. C2D C3T


7. C3A A2e 11. P3A , C2A
8. A2R o-O 12. P4TD P3C
9. O-O TIR 13. C4A

y las blancas desarrollan más juego que las negras, que


tienen que' cuidar de suP�n de Dama atrasado.
, Semejante a las defensas Francesa y Alekhine, es la
defensa Nimzoindia. (Ciertamente, es superior a la men­
cionada en segundo lugar, pese al magnífico jugador que
era su inventor.)

1. P4D C3AR 3. C3AD ASC


2. P4AD P3R

291
Para esto hay dos actitudes:

4. P3TD

parece malgastar un movimiento, pero se zafa del Alfil


y acorrala a las negras.
Un desarrollo técnico desde esta fase es la explotación
del «Peóh Samisch». Las negras, más pronto o más
tarde, juegan P4AD y P3CD. Entonces, el alfil desde 3T,
el Caballo desde 4T y la Torre desde lAD (si el Peón
Alfil Dama negro ha sido cambiado) se concentran so­
bre el aislado Peón Alfil Dama· con diversos resultados.
Las otras líneas principales' contra la Nimzoindia
son P3R o C3AR, o el fianchetto de Rey de las blancas.
Esto parece perfecto sobre la teoría de que el Alfil de
Rey negro no es muy activo si las blancas enrocan por
el flanco de Rey. Sin embargo, sirve durante la realiza­
ción de este proceso. Un aspecto técnico del sistema
Nimzoindio, es que las blancas tienen dificultades para
mover su Peón de Rey a la cuarta fila.
A este respecto es útil hacer una observación. Haga­
mos que las negras retrasen su clavada:

1. P4D C3AR 3. C3AD P3CD


2. P4AD P3R 4. P4R

puede jugarse porque:

4. ASC

se replica con:

5. P5R,

Y:

5. C5R

29:"
Por:

6. D4C

y si las negras ganan material por el ala de Dama:

6. C xC 8. RID
7. PXC A x Pj

Ahora se hallan encaradas con DXPC. De ahí pueden


continuar:

8. RIA 11. T3C A4T


9. A3Tj RIC 12. D x PCj RxD
10. TICD AZC 13. T3Cj

y las negras sufren mate rápidamente.


La lógica de esta jugada le recordará al lector las
"
líneas de la forma Winawer de la defensa Francesa
(1. P4R, P3R; 2. P4D, P4D; 3. C3AD, ASC), que fue resu­
citada por Alekhine en su match contra Capablanca, y
desde entonces puesta de moda (1).
Otro tratamiento del gambito de Dama es el abando­
no temporal del centro con la aceptación del gambito.

1. P4D P4D 2. P4AD PxP

Con 3 . P4R las blancas no consiguen mucho. Un mo­


vimiento contra esto, prometedor, es 3 . . . . P4R; si 4. PSD,
las negras poseen muchas casillas; si 4. PXP, los cam­
bios de la Dama están en favor de las negras. Usualmen­
te, las blancas juegan más lentamente con P3R o C3AR

(1) Alekhine demostr6 que si las blancas cambiaban peones, las


negras obtenían un buen desarrollo para el CR en 2R. Desde en­
tonces, 3. P 5R ha superado a 3. P XP. (N. del A)

293
para prevenir P4R, y l as negras se disponen a defender
la casilla e4 con movimientos como A4A, o con el fian­
chetto de Dama.
Vale la pena mencionar que los antiguos sistemas de
fianchetto (el nombre italiano ya da cuenta de su edad)
han conquistado de nuevo el favor público en la actua­
lidad; y jugar los alfiles desde 2CR y 2CD es normal. El
método es eficaz, tanto en el soporte de los peones cen­
trales como para la lucha contra los mismos. Ademá�,
la experiencia enseña que incluso un Alfil encerrado tras
una diagonal de peones, eventualmente desarrolla una
'
auténtica actividad. Por otra parte, ocurre en muchas
aperturas que' los alfiles han salido vía 2R-3D o la 2D-3R,
que más tarde vuelven a lA y vuelven a surgir en 2C.
Esto se ha hecho incluso en la Ruy López.
Respecto a los fianchettqs es bueno mencion� que,
contra uno de Rey, los peones en 4D y 3AD llevan, a
cabo una buena defensa; por otra parte, un jugador debe
poder contraatacar el centro con P4AD. Digamos, pues,
que elPeón defensor en 3AD no es un artículo de fe.
Si ideas vigorosas sugieren P4AD"el jugador que .las
abandona debido a un Alfil con fianchetto, le concede
poder a la pieza, capacitándola 'para apoyar un movi­
miento a 4R u otra maniobra.
Para resumir: la. experiencia de unas cuantas genera­
ciones de ajedrecistas sugiere que el centro no es nada
en sí. Debe ser considerado y vigilado funcional y no
formalmeD¡te. La prueba es que si se . tienen líneas de
juego y casillas donde apostar las piezas, éstas pueden
cooperar. Si se tiene todo esto, entonces no importa qué
peones se hallen en las casillas centrales.
Técnicamente, si se quiere tener peones en el centro,
es preferible que estén unidos más que aislados.Pero un
jugador como Tarrasch llegó a emplear un sistema que
permitía tener unPeón aislado.

1. P4D P4D 3. C3AD P4A


2. P4AD P3R

294
Si ahora:

4. PAXP PRxP 5. C3AR

Las negras harán mal si juegan P5A.


Pero, eve�tualmente, con:

6. PxPA

las blancas aislarán al Peón de Dama negro y ·10 blo­


quearán con un Caballo en 4D; o, en todo caso, le impe­
dirán avanzar. Estratégicamente, esto tiene sus méritos
y sus defectos. Dado el vigoroso juego de las negras,
las blancas no debieran ser capaces de ganar el Peón
aislado, pero las negras tendrán más problemas que
las blancas si se produce el proceso de liquidación que
conduce a los finales de Torre y Peón, si un Peón ais­
lado es el rasgo ae la partida.
La actitud de los maestros hacia el centro no es
dogmática. El· centro puede ser defendido, o cedido. Si
se desea sostenerlo en las aperturas de PD, un buen
método para las negras es el «stonewall» o «muro de
piedra». Un posible abordamiento del mismo es:

1. P4D P4D 3. C3AD P3AD


2. P4AD P3R 4. P3R

(C3A es contestado con PXP, y crea las dificultades


de la defensa Abrahams.)

4, ... P4AR

las negras continúan con A3D, C3TR (para poder recap­


turar al Peón de Dama con el Peón de Rey), O-O, CD2D
y CD3A. No es una apertura fácil, pero también resul�a
difícil contrarrestarla.
Como política general no aconsejo al lector que pre­
pare aperturas que impidan las complicaciones. Las com-

295
plicaciones son la sal del j uego. Si no se malgasta el
tiempo se está siempre dispuesto a combatir tácticamen­
te por la libertad, ocurra lo que ocurra.
El diagrama 179 muestra una posición procedente de
la Siciliana, en que la barrera de peones blancos de­
muestra ser menos formidable de lo que aparenta.

179
Lupi-Ahrahams.
(Londres, 1946.)
Juegan las negras.

En esta posición, las negras jugar


. on:

10• ... AxC 12. PsA P4D


11. PTxA P4R 13. PxPD CsD
Si ahora:

14. AxC PxA 16. DxC AxCj gana


15. DxP CxPD

Los recursos al alcance de las negras son compara­


bles a la fuerza de un mue�le comprimido. Esto no es un
fenómeno desusado en ajedrez.. A menos de. que una
'
partida sea muy mal conducida por un jugador, por ejem­
plo, con movimientos inapropiados ( de sperdiciad os ), el
desarrollo de ambos bandos contendrá siempre poderes
latentes. No serán posibles milagros de explotación. Por
esto, el jugador cuyo desarrollo haya sido más sutil que

296
el d e su contrario, aquel que lo planea a la luz de ideas
que su adversario no puede o no sabe ver, eventual­
mente, se asegura cierta ventaja.
Steinitz y Lasker dijeron del ajedrez que estaba go­
bernado por los principios de Causa y Efecto, y por
leyes comparables a las de la Física Newtoniana (que
cada acción tiene su equivalente y opuesta reacción, et­
cétera). Todo esto puede ser cierto, pero se halla tan
distante de ,la práctica del ajedrez como del silencio en
una sala de baile. Algunos movimientos se hacen con
más propósito que otros, o son más efectivos que otros,
debido a su efecto estratégico. Otros movimientos son
menos eficaces porque no ayudan a los propósitos tácti­
cos de atacar o defender, o son inútiles estratégicamente.
Pero en cada caso esto no es un juicio a priori. El efecto
de un movimiento depende de las circunstancias en que
se ha efectuado, de la posición que se desea crear o al­
terar, y de las posibilidades de tiempo-espacio de la
partida.
Sin embargo, los buenos jugadores se guían en sus
partidas por cierto sentido común (por ejemplo, una
clara inteligencia en todas las jugadas) que puede, par­
cialn:lente, ser enunciado con palabras.
. 1. A un buen jugador le gusta tener el control del
espacio; no del espacio vacío, sino de las líneas en que
es posible desarrollar cierta actividad.
2. Le gusta controlar los tiempos. Esto significa que
desea que su posición esté lo mejor integrada posible,
en los movimientos de que ha dispuesto.
3. Un corolario de estos dos teoremas es que un
buen jugador desea que el equilibrio tiempo-espacio se
halle a su favor, o al menos nivelado. Quiere ser capaz
de tanta acción como la de su oponente en el desarrollo
de los combates de' la partida. Esto es. y no es esencial;
son cuestiones empíricas que dependen de la posición.
Por ejemplo, unos peones muy adelantados pueden ejer­
cer amenazas eficaces y presión, o pueden merodear sim­
plemente, esperando realizar una captura. Incluso pue-

297
den estar defendiendo al contrario. De modo semejante,
el tiempo ganado en los movimientos nunca es tiempo
perdido.
Dicho esto, es útil preguntarse a veces:
-¿Estoy atrasado en mi desarrollo? ¿He desperdi­
ciado algún movimiento particular?
Estas preguntas son una guía muy útil en las aper­
turas. Y hay otra pregunta igualmente pertinente:
-¿Estoy ejerciendo en el centro tanta presión como
mi contrincante?
'
Las dos primeras preguntas subrayan el factor tiem­
po; la otra e xpresa el factor espacio. Esta última puede
ser difícil de contestar debido a que el control del cen­
tro no es una sencilla q.¡estión de tener allí los peones.
Sin embargo, todas estas preguntas son útiles y expre­
san parte del correcto sentido del buen jugador.
Este cuestionario puede. quedar ilustrado por la ca­
racterística de la normal apertura de juego: las blan­
cas emplean vigorosos movimientos, y las negras des­
arrollan su juego con iguales propósitos. ¿Pueden las
últimas ser arrolladas?
Muchos jugadores tienen la impresión, que el autor
halla completamente injustificada, de que las negras
están en peligre. Este es el error de confundir la inicia­
tiva temporal con la ventaja.
Una manifestación de esta sensación de inferioridad
es el obs·esivo
Alfil contra Caballo), y hay jugadores que ejecutan mo­
vimientos como P3TR para prevenirlas. Ciertamente, hay
veces en que se debe emplear tal movimiento porque
es esencial para el plan del jugador mantener una ca­
silla libre. Pero el movimiento citado no debiera ser uti­
lizado como mera profilaxis. En ajedrez no hay tiempo
para tales lujos.
Naturalmente, si un Alfil se halla en SeR, puede ser
difícil de desalojar. Movimientos como P3TR, seguido de
P4CR, delante del Rey enrocado, invitan al sacrificio del
Caballo (diagrama 180).

298
180
Juegan las negras.

Aquí:

7. P3TR 9. CxP PxC


8. A4T P4CR 10. AxP

y las negras están en peligro, porque cpn CSD y D3A se


desarrolla una fuerte presión. Las blancas obtendrán
todo el valor de la pérdida de su material.
A fin de apreciar mejor esto, consideremos cómo Met-·
ger ·defendió una partida jugada en la apertura de los
cuatro caballos.

1. P4R P4R S. o-o o-o


2. C3AR C3AD 6. PlD AxC
3. ,C3AD C3AR 7. . PxA P3D
4. ASC ASC 8. ASe D2R

y las negras desarrollaron su Caballo de Dama por ID


a 3R.
Lo importante es el cálculo de si se ha perdido tiem­
po o no. Si no se ha percijdo, concentrarse en las líneas
tácticas para precaver l<;>s peligros en los puntos débiles,
pero no hay que pensar que existe debili dad sólo porque
una pieza adversaria parezca agresiva.

299
En la: posición del último diagrama, las negras tienen
buenos movimientos a realizar : ASCR ( azaros o ) o A3R
(más seguro ); el movimiento C2R permite jugar a las
blancas A X C, que estratégicamente es muy bueno. Por
tanto, hay que impedir que las blancas establezcan un
Caballo en su SAR, dond� sería muy poderoso. Pero hay
un Alfil a este respecto que puede impedirlo.
Estas consideraciones demuestran que no hay que
sentir tem9r por los movimientos agresivos, ni existe
necesidad de perder tiempo en prevenirlos.

Tomemos un ejemplo elemental:

l. P4R P4R 3. A4A A4A


2. C3AR C3AD

Ahora las negras, con A4A han hecho tanto como las
blancas. Pero antes de considerar si las blancas pueden
atacar examinemos una alternativa:

3. C3AR (en vez de A4A)

Este, asimismo, es un movimiento de desarrollo, que


ejerce presión sobre el centro. Pero permitamos a las
blancas una jugada que parece peligrosa:

4. cse

y que acarrea enorme presión sobre uno de los puntos


sensibles del tablero, 7AR, donde sólo el Rey defiende al
Peón. El Caba llo que podía defenderlo desde 8CR, con
C3T, está situado en otra dirección. Se sienten tentacio­
nes de exclamar:
-C3AR (aunque sea un movimiento de desarrollo)
es un mal movimiento.
Pero no lo e s. Las blancas, a fin de atacar tan pronto,
emplearon dos movimientos con una pieza, mientras que
otras están aún sin desarrollar. Si el movimiento no

300
resulta tan terriblemente efectivo, entonces quizá esté
mal empleado. Y las negras juegan vigorosamente:

4. P4D

¿Es bueno esto? Veamos, ¿pueden ganar las blancas


.
alguna ventaja capturándolo? Probemos:

5. P xP

( Evidentemente, A x P, C x A, P x C, D xP desarrollaría
a las negras enormemente.) ¿ Pueden recapturar las ne­
gras ? Debido a la peculiar debilidad de 7AR, no es pru­
dente que las negras jueguen C X P. Esto lleva al Rey
a · una variante que se llama ataque Fegatello.

Si:

5. CxP 6 . C x PA!

Sacrificio que, si DO es una demostración matemática,


es, en cambio, muy valioso, ya que es una exhibición del
Rey entre la masa de piezas blancas. Esto, seguramente,
tiene valor por el sacrificio de Caballo por Peón que las
blancas han aventurado. De alú podría seguir:

6. RxC 8. C3AD
7. D3Aj R3R

desarrollando y obligando a las negras a un movimiento


que retrasa el suyo. ·

8. CD2R

(8 . . . . CDSC; 9. P3TD, C x Pj ; 10. RlD , C x T, lleva al Ca­


ballo blanco a UIi.a Itaptura que puede ser inadecuada,
porque con A x Cj , R3D; 3. P4D, las blancas se sienten
homicidas.)

301
En respuesta a la mejor línea (CD2R), las blancas
continúan su desarrollo:

9. P4D P3AD

(P x P es malo obviamente, a la luz de D4Rj .)

10. O-O

Si el dueño de las negras sobrevive, con cabellos


grises, debe ganar el final. Sin embargo, no puede estar
segura de resistir tanto tiempo. La lección técnica es
que, a fin de exponer a. un Rey, pueden ser provechosos
los sacrificios de diverso valor.

Para los sacrificios hay dos posibles actitudes, que


varían con la posición y con el temperamento. Unos sa­
crificios deben ser aceptados y el ataque desarticulado,
y otros evitados. Ciertos jugadores, obligados con sacri­
ficios de resultados dudosos, los
. reciben con placer, y
otros los eluden.
Supongamos que el del texto ha sido evitado. ¿Qué
deben entonces hacer las negras en el movimiento S?
La respuesta es:

5. C4TD

El resultado de esto es imprevisible porque conduce


a una clase de ajedrez en que en buen juego de un ban­
do derrotará al mal juego del otro. . . , ¡es una apertura
perfecta!
Una posibilidad es como sigue:

6. P3D P3TR 7. C3AR P5R

aventajándose de la doble función del P3D blanco.

8. D2R CxA 9. PxC

302
y ahora las negras parecen tener compensación por
la pérdida del Peón, pero la partida es difícil (9
• A4AD;
...

10. CR2D, O - O; 11. C3CD ha sido jugada).


Se desarrolla una partida agitada desde:

6. ASCj P3A 8. D3A


7. PxP PXP

Pero esto se halla más allá del propósito de este


texto. Lo imp9rtante, desde el ángulo técnico, es que en
una partida en que no se ha perdido tiempo, es muy
probable que un ataque poderoso halle una réplica ade­
cuada por parte de la defensa, o incluso un fuerte con­
traataque.
Esto deja al gusto de cada ,.Cual el aceptar o no los
gambitos. Por el mismo principio que se juzga los ata­
ques, se juzga la colocación de las piezas del contrario
(y de las propias ). Un Peón avanza a SAO o SAR. Esto
parece amenazante en razón de su penetración en el
reino del defensor. ¿Pero es un movimiento realmente
bueno?
Si se ha empleado el tiempo, y el otro jugador no lo
ha malgastado, PSA puede ser mal jugado, a menos que
hay.a un poderoso motivo que justifique el avance. Nor­
malmente, puede suponerse que si un Peón llega a SAO,
el Peón que lo custodia desde 4D puede estar minado.
De modo similar, si se llega a SAR, puede estar minado
su soporte en 4R. Sólo si hay razón para creer que el
que avanza tiene justificado su avance porque el otro
jugador ha efectuado malos movimientos, sólo entonces
debe ser valorada la demostración de poderío.
Resunliendo: si es posible esbozar algunas reglas de
juego, han de ser enunciados tan vagos ( aunque no inú­
tiles) como el apremiar a los jugadores a que no jueguen
inadecuadamente, a que no malgasten los tiempos, a
que no se queden sin radio de acción. Este consejo sola­
mente se advierte cuando aumenta la experiencia. Al ser
asimilado da confianza, que es lo más deseable en aje­
drez.

303
8

ADQUISICION DE VENTAJAS
Gran parte del ajedrez entra de lleno en los pequeños
latrocinios, para no mencionar el aprovechamiento de
las gangas, y la preparación de bromas desconsideradas.
Un elemento de la técnica es estar familiarizado éon ar­
timañas que lo logren, aunque sea subrepticiamente.
El estudiante debe saber algo con respecto a agre­
siones enmascaradas. Este conocimiento le tomará cons­
ciente de los peligros que rodean a piezas que en un
momento dado no están atacadas directamente (aunque
sí de forma disimulada). Tenemos un Caballo en 4T, en
diagonal con la Dama contraria, que se halla . en su ID.
El adversario tiene un Caballo en su 3AR; ¿sabemos que
el contrario puede capturar nuestro Peón de Rey con
su Caballo, y que si nosotros recapturamos dicha pieza
con un Peón, él se apoderará de nuestro Caballo?
Antes se mencionó que un jugador de ajedrez gusta
de amenazar dos o más puntos con un movimiento. Más
que esto, le agrada efectuar movimientos que consigan
dos efectos. La táctica mencionada -capturar con una
pieza camuflada- lo consigue.
Puede ocurrir que el enmascaramiento no resulté evi­
dente a primera vista. Podemos tener un Alfil en SCR
cuando juguemos nuestro Caballo a 4T. Pero suponga­
mos que el otro juega P 3T , y que nosotros no deseamos

307
cambiar el Alfil por su Caballo. Retrocedemos el Alfil.
Ahora puede jugarse C X P.
Este ejemplo ilustra lo que antes se ha dicho: que
los rasgos técnicos están íntimamente relacionados con
las trayectorias de juego tácticas.
La técnica puede poner en guardia contra la coloca­
ción de piezas en casillas contra las cuales pueda des­
encadenarse un rápido ataque. Pero si el jugador quiere
anticipar exactamente cuándo se desarrollará la agresión
enmascarada, debe tener bien presente más de un de­
talle.
Así, supongamos que el contrario tiene un Caballo
en su 5D, vuestro Rey se halla en teR y vuestros Peón
Alfil Rey y Peón Rey en su cuarta fila. El adversario,
con D3CD, puede atacar a vuestro Peón Caballo Dama y
amenazar explotar, la agresión disimulada que ha creado
contra el Rey. Vosotros podéis, o no, tener movimientos
para contender con los del oponente: A3R o C4TD (aun­
que el último no impedirá un j aque doble). Lo impor­
tante de esto es comprender que no os halláis suficiente­
mente bien enterados de lo que vuestro contrincante
puede hacer con su Dama. La técnica os capacita a po­
nerle un nombre a · 10 que él ha hecho. La táctica, con
su penetración visual (junto con la experiencia técnica),
sirve para evitarlo.
El aspecto táctico del ajedrez queda sugestivamente
ilustrado con el siguiente ejemplo:

1. P4R P4R 4. P3D P3D


2. C3AR C3AD 5. C3A C3A
3. A4A A4A 6. o - o O-O

Las blanca,s ahora quieren hacer algo agresivo.

7. C4TR

308
Han movido su Caballo bajo una agresión enmasca­
rada.

7. C X PR 8. CXC DxC

Las negras han ganado un Peón.. Pero, ¡ ay!

9. ASCR

y las negras han perdido su Dama: está «cazada». Evi­


dentemente, la técnica no ha sido suficiente, o había in­
suficiente conocimiento técnico. Lá respuesta es que la
técnica os dice cómo hacer las cosas, y no 10 que se
debe hacer. Así, cierto sentido técnico advertiría a las
negras de que · su C XP es un movimiento que desarro­
lla las fuerzas de las blancas. Con esta idea bien graba­
da en la mente, quien mueve las negras podría concen­
trar su atención en los movimientos que pueden seguir
al suyo; y, si es perceptivo, verá ASC. La técnica sugiere
que, hallándose las blancas bien desarrolladas, su mo­
vimiento del Caballo está garantizado y no se verá com­
prometido. Un movimiento lógico y natural no debe efec­
tuarse (naturalmente) a causa de su lógica o su natura­
lidad únicamente. Pero en una gran mayoría de casos,
tales movimientos son buenos. El único reparo a C4TR
es que su obvia secuela, C5AR, no es muy eficaz, y da
tiempo a las negras para C2R o . C5D.
Obsérvese que si el Peón negro estuviese en 3T en vez
de 2T, C4TR sería un mal movimiento porque la Dama
. negra no quedaría atrapada.

Lo que s e aplic a a las agresiones enmascaradas se


aplica también a todas las maniobras con las que el
jugador de ajedrez ejecuta dos operaciones con un solo

309
movimiento, como las dobles amenazas con peones u otras
piezas. El conocimiento de los poderes de la doble ame­
naza hace posible tempranas demostraciones en la par­
tida, tanto si es debido a una casilla que está ocupada,
o a una pieza custodiada o tomada, porque la captura o
recaptura del contrario puede quedar contrarrestada
con una doble amenaza.
No todas las maniobras son buenas. Lo son, general­
mente, para el jugador que ya ha obtenido cierta ven­
taja. Pero pueden ser útiles incluso al principio de la
partida.
Así, en la apertura:

1. P4R P4R 3. A4A C3AR


2. C3AR C3AD 4. C3AD

Las negras pueden jugar 4. . C x P, porque si S. C X C,


. .

P4D recupera la pieza. El hecho interesante es que las


blancas no pueden explotar útilmente su «desesperado»
Alfil COn 5. A x Pj , debido a que después 5 . . R X A;
..

6. C X C, P4D; 7. CD5Cj, RIC (o IR), las negras han que­


dado mejor desarrolladas y con el Alfil por el Caballo,
mientras que el Caballo Dama blanco no está bien si­
tuado.

Sin embargo!

S. CxC P4D

deja a las blancas con un movimiento libre; las negras


tienen que emplear un movimiento · a fin de reconquistar
su material. Así, las blancas pueden efectuar una varie­
dad de movimientos útiles, si tienen alguno; en efecto,
tienen ASC, o R2R o A x P, que reconquista su Peón;
o más agresivamente:

6. P4D

310
Si entonces:

6. PxC 7 . esc

es muy bueno.

Si:

6. PxA 7. P5D

trastorna el desarrollo negro.

Si:

6. PxP

pueden permitirse l a pérdida del segundo Peón, y jugar


A3e seguido de cse, y enroque coil un desarrollo agre-
-

sivo.
La l�cción de todo esto es que el mérito . de la explo­
tación de las posibilidades técnicas debe ' siempre ser
considerado táctica y estratégicamente. Un pequeño sa­
crificio, realizado porque parece hábil y por saber que el
material podría 'ser reconqui stado puede proporcionar,
,

en cambio, un juego inferior. Hay que estar sumamente


atento a todas estas cosas si se pretende obtener un
desarrollo de ataque, o si se desea igualar el del con­
trario, y no con el fin de demostrar que se pueden pre­
ver uno ° dos movimientos futuros.
Sin embargo, constantemente y en todas las fases
de la partida, hay que estar enterado de las posibilida­
des de las raterías y de las más ligeras piZcas de ven­
taja.

311
1 8 1.

En la posición del diagrama 181, las !Ilegras no pueden


frenar el ,ataque a su Peón con 1 TICD, porque sigue
• •..

2. T X P, T x P; 3. T8Aj, que fuerza la coronación. Se


obtendría un efecto similar si después una serie de
cambios terminasen con la Torre blanca en una colUIl1l1a
abierta, un Peón en 6R, el Rey negro en 1eR, y una Torre
defensora que, � fin de compensar, tiene que abandonar
la fila posterior. Esta es una clase de detalle técnico,
percibido tác ticamente , que capacita a un jugador para
ganar material a un contrario inadvertido . Tal conoci­
miento, naturalmente, es igualmente útil en la defensa.
El jugador debe estar enterado de las ventajas técni­
cas. No puede establecerse una lista exhaustiva de las
mismas, pero éste es un buen consejo. Hay que meditar
�n la clase de posición más adecuada para la . consecu ­
ción de material con rapidez, o desde la . que ' se podrá
llevar a cabo una operación vigorosa.
Muchas posiciones resultan obvias. Así, si uno se en­
cuentra con su Torre colocada en la séptima fila, segura­
mente será muy fácil ganar peones con rapidez, o con
la ayuda de la otra Torre . desarrollar un ataque de
mate, doblando las torres en la fila. Una Torre en la
sép tima o en la octava fila puede también realizar una
clavada, y reducir el poderío de piezas tle importancia,

312
como alfiles y caballos. Incluso la amenaza de un avance
a la séptima u octava fila puede sujetar a la Torre con­
traria a su segunda o primera filas.
Por esto los ajedrecistas conceden gran importancia
a las columnas abiertas, y prefieren doblar las torres
en ellas.
Todo esto se halla sujéto a la consideración de la
posición en conjunto. Si el contrario está organizando
sus operaciones de mate, vuestra columna abierta no
puede ayudaros.
Sin embargo, las grandes ventajas centrales usual­
mente impiden una movilización contraria. Además, estas .
ventajas; una vez adquiridas, tienden a durar, y pueden
ser calculadas con poca dificultad. Pueden doblarse las
torres, usualmente . sin tener que elaborar muchas com­
plejidades; nonnalmente, puede poseerse una columna
abierta. Trabajando con columnas abiertas y peones
atrasados, reconocidas aquéllas como relativamente bu�
nas, y relativamente malos éstos, es como los técnicos
deciden con facilidad, mientras que los tácticos, reflexio­
nando arduamente, tienen que emplear el tiempo con­
tendiendo con el detalle técnico.
El diagrama 182 ilustra algunos elementos técnicos. y
una complicación táctica.

182
Mueven las negras.

313
Las blancas acaban de jugar A(3D)5C. Si ahora mo­
viesen las blancas, TID conseguiría una clara ventaja
técnica. Sin embargo, mueven las negras. ¿Cómo defen­
der la columna abierta, que por un momento está en su
posesión? 1. . . . P3CD acude a la mente, pero la respuesta
es 2. A6A, forzando TIC.
Entonces, 3. TDID hace que A2e sea imposible por el
momento. Lo que evidentemente es mejor, es:

1. A2D

Esto salva la columna. Las negras, sin embargo, es­


peculan: «¿ Puedo hacer algo mejor?»

1. T7D

¿Es éste un mal movimiento?

2. TDID T x PA 3. T8D

AhoraJ 3. T X P se replica con A X P Y las negras


• •.

pierden.
Ahora bien, veamos cuál es el propósito de las blan­
cas al jugar 3. T8D. ¿Amenazan A7D? Si las negras ju­
gasen después de A7D:

4. T7D 5. T X A ganaría

Pero si en lugar de 4. . .. T7D, . las negras jugasen:

4. AxA 5. TxT A3A

ahora son las blancas las que tienen dificultades.


He dejado ex profeso ( después de 3. T8D ) de escribir
la réplica negra en este momento, previendo sólo lo
que puede ocurrir de efectuar éstas una jugada que no
altere el desarrollo de las ideas anteriores. Por ejemplo:
P3TR, en evitación de un posible mate sorpresa.

314
Hagamos que las negras jueguen:

3. P3CD 4. A6A

Ahora, no el movimiento (que parece hábil) 4. . . .A2C


(invitando a 5. T x T, A X A, y recibiendo 5. T x Aj ... «zwi-
schenzug» ... , seguido de A XA), sino:

4. TIC 6. A x A! T xA
5. TRID A2e! 7. T8R

y, como ocurre a menudo, las negras quedan: desampara­


das, mientras la otra Torre viene a la octava fila.
La lección de este estudio, posiblemente, es ésta: que
los técnicos que, como en el caso de las negras, juegan
A2D sin preocuparse de la promesa táctica, son o pru­
dentes o afortUnados. Los buenos jugadores no quedan
satisfechos con esto.
En otras situaciones técnicas, por ejemplo cuando
existen clavadas, se requiere gran exactitud táctica. Es
muy importante ver no sólo la cualidad formal de un
movimiento, sino la . respuesta al mismo.

Veamos, para ello, la posición del diagrama 183. El


Peón en 4R está clavado. Así, movimientos como P4A
y P4D parecen buenos pa:r:a las negras. Pero, ¿por qué
no lo son? Sencillamente, porque no amenazan nada.
El movimiento P X P negro quedará contestado con T x P.
Las blancas pueden emplear el tiempo provechosamente,
con un movimiento que no es el más fácil de ver: 2. Rl T.
Esto sugiere que el mejor movimiento de las negras es
1. . . . D5D. Esto, incidentalmente, es un movimiento blo­
queador. Pero no se ha ejecutado con tal propósito. Las
negras no se asustan de jugar:

31 5
1 83
Mueven las negras.

1. P4A 3. T x T DX T
2. P4D D XP 4. P x P

porque entonces TBR gana.


El propósito de DSD es que ataca algo: incidental­
mente, mantiene una clavada y crea una media clavada
(por ejemplo, cada una de las torres está libre. . . , pero
ambas no lo están).
En respuesta a 1. DSD; 2. TRJA Y TR2R se repli­
•..

caría T X PR, porque el PD �stá clavado. Lo mejor parece


D2R, y siguen P4A y P4D que son destructores. La lec­
ción de esto es que la característica formal de una situa­
ción puede ser una insinuación de ventaja, pero no una
guía para su explotación. Esto debe ser previsto.
Las siguientes son un buen par de observaciones ge­
nerales:
1. To do lo que proporciona seguridad es valioso téc­
nicamente.
2. Todo lo · que ocasiona libertad y radio de acción
es valioso, asimismo, técnicamente.

A la luz de estos propósitos de capital importancia,


un jugador aprende el valor de las piezas y casillas con
exactitud. Los valores funcionales, y. no los formales,
son la esencia del ajedrez.

316
Un Caballo situado en SA, o cualquier buena casilla
central, SD, SR, 6D, 6R, 4A, e iricluso 3R, pu,ede controlar
tanto espacio que su estableclmiento allí parece intrín­
sicamente deseable. Pero un Caballo en SAD es de poco
valor si las operaciones se realizan en la columna Caballo
Rey. Al evaluar el valor de la casilla hay que meditarlo de
dos maneras, y hay que penSar en el final. A tal propó­
sito, el centro es, usualmente, valioso. Pero también hay
que pensar en él en el medio juego.

Abrahams-Scarletf. Mueven las


blancas.

Es incluso más importante que el valor de las piezas.


Sabemos que una Torre es de más valor que un Caballo
o un Alfil, pero su valía como factor para ganar la par­
tida puede comprenderse mejor si «se vende barata» ,
a fin de mejorar una posición.
El diagrama 184 muestra la ventaja de poseer el
dominio del centro. Pero · el juego anterior (llevado a
cabo por el autor) es de cierto interés técnico.

1. C3AR P4D 3. P4D C3A


2. P4AD P3AD 4. C3A . P3R

La cuarta fila negra es «técnicamente» inferior por­


que no da el máximo desarrollo y permite una economía
a las blancas.

317
5. A5C A2R 7. D2A
6. P3R CD2D

Esta es la economía. Normalmente, en la defensa del


gambito de Dama, las blancas tienen que jugar TIAD
antes que D2A, porque de otra forma las negras tienen
la «aguda» réplica P(de 2AD )4A. Esto no significa nece­
sariamente que las tomas se hayan cambiado; aquí, sin
embargo, las blancas «consiguen» un desarrollo de Dama
y Torre en dos movimientos que podía haber tomado
más tiempo.

7. o-o 8. TID TIR

Un movimiento razonable si las negras juegan a con­


tinuación CIA, pero que, de no jugarlo, es menos útil.
Resulta «desperdiciado» porque los otros movimientos
de las negras no cuadran con él.

9. A3D P3TR

No es útil porque lleva al Alfil a una buena casilla.

10. A4A PxP

No e s malo, pero l a posición ha adquirido una forma


en que las negras obrarían mejor sosteniendo el centro
desde ahora en adelante (es una- jugada inconsecuente).

11. A X PA C3C 13. ASR CxC


12. A3CD CD4D

Los tres últimos movimientos de las negras consu­


mieron tiempo, ¿para qué? Han efectuado tres movi­
mientos con una pieza a fin de cambiarla por una, 'mo­
vida menor número de veces; al hacerlo han proporcio-

318
nado a las blancas, al menos, un buen tiempo de de­
sarrollo.

14. PxC

(Yendo hacia el centro.)

14. . •• P3CD

Un esfuerzo para desarrollarse, pero en momento


y dirección desfavorables. Es neces ario algo vigoroso y
enérgico como P4AD ( 15. P X P, D4T; 16. A6D, C2D).

15. O-O

Ahora las blancas tienen tiempo para lujos.


15 . . ..A2C; 16. P4R, D 1A; 17. A x C, A X A; 18. PSR,
A2R; 19. P4A, TID, Y ya tenemos la posición del dia­
grama 184..
La siguiente ilustración subraya lo que ya se ha
dicho: que las ventajas técnicas se adquieren táctica­
mente. La técnica aconsej a · al jugador sobre los métodos
generales de juego e indica qué configuraciones son
normalmente útiles. El táctico halla la forma de con­
seguir ventajas técnicas y conservarlas. El diagrama 185
ilustra este concepto.

185
Abrahams. (Blancas.) Mueven
las negras.

319
Las blancas han jugado:

10. D4T

Las negras replican:

10 . . •• D2A

y las blancas obtienen ventaja con:

11. PSA

Técnicamente, si las blancas pueden jugar P X PD se­


guido de T1D y A4A, ejercen enorme presión contra la
'posición contraria y el radio de acción del negro se ve
reducido.
Tácticamente, lo interesante es que:
11. ..• PxP
se replica con:
12. P5R
y las negras no pueden capturar a causa de A4A. ' Si en
cambio

12., ••• C2D 13. P4AR

concede a las blancas control y radio de acción a costa


de un Peón.
Otra idea semejante existe en una partida disputada
entre los mismos adversarios (el autor, blancas).

1. P4D C3AR 7. C3AR T1R


2. P4AD P3CR 8. A2R P3A
3. C3AD A2C 9. O - O D2A?
4. A4A O-O 10. P5A P3C
5. P3R P3D 11. P x PD PXP
6. P3TR CD2D 12. TIA

320
Ahora se añade una clavada lateral a la clavada dia­
gonal.

12. P3TD 17. CSC P3TR


13. P4CD AlA 18. P6C D2D
14. PSC P4A 19. C X P DxC
15. D3C C1C 20. D x Dj RXD
16. P x PA PC x P 21. A3A

y la Torre está perdida, y con ella, más adelante, la


partida.
Esta jugada es también una interesante demostración
de cómo la presión puede crear debilidad en la defensa
y dar líneas abiertas al atacante, cuando el defensor
intenta contender, a su vez, amenazas.

El buen ajedrez, a menudo, adopta la forma de crear


en un contrario una o más debilidades, y explotarlas in­
mediata o diferidamente, según su naturaleza.
En general, una buena prueba de la ventaja técnica
es que impide al contrario realizar lo que quisiera hacer.
Cuando se implantan restricciones entonces, normalmen­
te., son posibles para el atacante las posibilidades tác­
ticas. Puede estar defendiendo su 2D con un Alfil en
su 3AD contra la incitrsión de una Torre. Un Alfil contra­
rio se presenta en 4R para capturar o ser capturado,
y las defensas quedan quebrantadas puesto que el , ata­
que basta para su completa destrucción.
Aquí hallamos casillas débiles, pero lo son única­
mente porque se las ataca. La prescripción técnica con­
tra ellas es un completo desarrollo y el control del ta­
blero. Para esto no hay fórmula.
Hay que establecer una importante diferencia entre
ajedrez técnico y táctico, puesto que este último acarrea
a la víctima un mayor grado de sorpresa.
A veces la técnica advertirá al · jugador la clase de

321
peligro existente. Así, las negras en la posición del dia­
grama 186 no se quedarían muy sorprendidas con 1 .
T X P por parte d e las blancas. Si capturan, entonces
2. D X P demuestra a las negras el significado de las
líneas abiertas. Pero ésta no es toda la historia. En la
partida en cuestión (Auerbach en una exhibición de
simultáneas), las negras continuaron 1. . . . P4CD. Siguió 2.
TDIAR, P X A. y ahora las blancas efectuaron un mate
en tres con:

186

3. T x Pj RxT 5. D xPT mate


4. T7Aj RxT

Esta operación era difícil de ver. .

De manera similar en la posición del diagrama 187,


se necesitaría ser muy buen jugador para ver ' con pre­
cisión cómo las negras pueden cambiar el juego a su
favor.

1. •. . A7Aj 2. RIA

322
187

¿Y ahora qué?

2. T8Dj ! 4. RxA P X T=Cj


3. T x T P7Rj

y capturan la Dama.-
No hay leyes con respecto al bloqueo ·de peones y ca­
sillas libres que preparen a un jugador contra tales
movimientos. Estos deben ser vistos. Sin embargo, la
enseñanza o la experiencia pueden familiarizar a un
jugador con algunas extrañas posibilidades, y dicha ex­
periencia toma sensible a la mente con respecto a la
atmósfera de las posibilidades técticas, y dispuesta para
las tormentas del embravecido mar.
El elemento sorpresa, el shock que sobrecoge a un
jugador cuando ocurre algo que no · ha previsto, es acep­
tado animosamente por jugadores que se hallan en
malas posiciones; Pero los jugadores que pierden tenien­
do · buenas posiciones, frecuentemente dicen de sus con­
trarios que son unos «fulleros», y este térmii:to puede
parecer exacto, ateniéndose a mi anterior concepto de
las pequeñas raterías del ajedrez. Pero en la práctica,
el término «fullero» es empleado con excesiva asiduidad.
Si el jugador que se halla bien situado comete una

323
equivocaclOn, no es culpa del otro, aunque la explota­
ción sea «chocante» en el sentido de « sorprendente».
Así, el contrario del autor en la posición del d iagra­
ma 188, sólo pudo reprocharse su propia avidez cuando
jugó R x P (en vez de R7A) y fue aporreado al instante
con D4Dj.

1 88

Otra vez el adversario que en la posición del diagra­


ma 189 replicó a 1 . T6C con T2Aj, no estaba siendo ob­
jeto de ninguna ·fullería cuando, en respuesta a R5R,
juzgó psicológicamente fácil T8A. \Esto fue un error,
porque T6Aj permitió ganar a las blancas.

1 89
Mueven las blancas.

324
Digamos que las trampas y las tretas s.on peligros
no vistos o previstos que debieran haberlo sido. Por
tanto, no hay ninguna finalidad en hacer distinciones,
como hacen ciertos expertos americanos entre trampas,
de creación propia, y tretas (preparadas por el adver­
sario). Experimentemos. El Rey de mi adversario se
halla en 1 TR Y sus peones en 3R, 4AR, 2CR, 2TR y tiene
otras piezas. Yo tengo la Torre en '1 TR (columna abier­
ta), el CaballQ en 4TR, Alfil en 3CD y Dama en 2AD.
Juego diestramente D X P (f5) esperando P X D, permitien­
do C6C mate. Pero, en cambio, utilizando una pieza que yo
había ignorado, las negras, capturan mi Alfil, dando jaque.
¿Puedo ahora distinguir útilmente entre dos aspectos
de mi conducta?
l. He construido una trampa para él; si capturaba
mi Dama se encontraría con mate.
2. Construí Una trampa para mí mismo.
La distinción es académica. El único término útil
que puede ser aplicado a un jugador que no efectúa el
mejor movimiento creyendo que su contrario ejecutará
una mala réplica, es el de abuso. Pero esto es muy raro
entre los buenos jugadores. Se halla presente un ele­
mento de psicología cuando se declina una simplifica­
ción a fin de conceder ocasiones de combate contra un
'adversario poco imaginativo. Pero nadie efectúa movi­
mientos a ese fin que puedan ser claramente rechaza­
dos. Sólo en malas posiciones efectúan «fullerías» los
buenos jugadores. En tales casos' es cuando ejecutan mo­
vimientos que puedan ocasionarle al contrario la opor­
tunidad de un error. Pero si éste no comete la equivo­
cación requerida, si no cae en la trampa, entonces
aquéllos se hallan en peoÍ' situación. Sin embargo, si
la partida va ya por malos derroteros', no se pierde nada
intentándolas.
La posición del diagrama 190 muestra a las blancas
bien situadas; Es difícil hallar el inejor movimiento de
las negras, que posiblemente sea P3A; sin embargo, és­
tas jugaron 1. . PSC, esperando un error.
. .

325
Las blancas pudieron capturar el Peón de Caballo
o jugar D7D, pero fueron tentadas por
' 2. D x PA.
De ahí siguió:

2. ... TIRj 4. P X T TIA


3 . RIA T(7) x C

gana la Dama.
Haber visto esto era meritorio, y se justifica. la ju­
gada sólo al pensar que otros movimientos más perfec­
tos habrían sido inútiles.
En cuanto al resto, el tablero proporciona abundan­
tes oportunidades de error; las configuraciones inespera­
das se manifiestan constantemente. Incluso en un cam­
peonato mundial de ajedrez se pierden de vista muchos
detalles. Veamos la posición de la partida 17, jugada
entre Tal (blancas) y Botvinnik (negras ) en 1960:

2t5, rpdUppl, pT2pcpl, 2PS, 3PIP2, DSCl, 6PP, lT4Rl


'
En el movimiento 37 las negras jugaron D X PAR.
Obsérvese que si las blancas tuviesen un Peón en 4AD,
esto no podría realizarse a causa de T x PCj, T x T,

326
D x PTj, a lo que sigue un mate. Sin embargo, ello no
es posible aquí, aunque de. todos modos el ataque blan­
co es muy potente.

38. C2R D5R 39. D3CD

y esto es más que una multiplicación de fuerzas contra


el PCD.

39. . .. D4D 40. T x PTj gana

Porque si 40. .. . P x T sigue

41. D6Cj RIT 43. D x T(c8) mate


42. D x PTj T2T

Esta es una complejidad que las negras debían haber


previsto sin esfuerzo.
El estudiante deberá intentar estar al corriente de
todas las excentricidades del tablero. Estas se ponen
de manifiesto en todas las fases. La siguiente secuen­
cia de la Ruy Lóp ez es instructiva a la par que entre­
tenida.

15. Ale 17. AxC AxA


16. P4R DIA 18. P5R

Conseguido s!u. pérdida de tiempo porque las negras


han dejado mover las piezas de las blancas a todas las
buenas casillas.

18. ... A2R 19. P4A TID

(P4AD era forzoso jugarlo, aunque fuese ineficaz.)

327
Ahora tenemos la posición del diagrama 184, cons e­
guida por las blancas porque han tenido mucho tiempo­
espacio para su desarrollo.

20. P5A

Técnicamente un bloqueo; tácticamente, más que esto.

20. PxP 22. T6D


21. PxP D2A

Esto ilustra la a..'TJ.terior observación de que el valor


de una pieza está subordinado al principal propósito de
la partida, que es la destrucción de las defensas del ad­
versario.
El resto de la partida es sencillo:

22. • •• AXT

(No. e s deseable, ¿pero qué pueden hacer las negras?


Si T2D, las blancas tienen tiempo para C2D y (;4R.)

23. PR xA

(Técnicamente PAX A parece perfecto, pero es sólo


aparente.)

23. D2D 25. P4A AlA


24. C5R DIR

(Aritméticamente, una pérdida de todo ' el tiempo em­


pleado en el desarrollo de este Alfil.)

26. P5A A2D 27. P6A

328
(Obsérvese como ahora nada puede detener al Peón.)

27. P4C 29. T3T TD 1C


28. T3A D 1A 30. C4C Abandona ( 1 )

Otro ejemplo lo · tenemos en l a apertura:

1. P4R P4R 4. A4T C3A


2. C3AR C3AD S. O-o CxP
3. ASC P3TD 6. TIR

La experiencia ha establecido que P4D conduce a una


iniciativa más resistente.

6. C4A

(6. . . .P4D; 7. P4D, P XP; 8. CxP, A3D constituye la


defensa Riga, de la que una divertida secuencia es:
9. CxC, AxPj; 10. RIT, DST; 11. TxCj, P X T; 12. D8Dj,
D X D¡ 13. CxDj descubierto, R X C; 14. R X A, P4A; lS.
ASC mate. ¡ Esta es una magnífica muestra de la geome­
tría del tablero de ajedrez! )
'
, Volviendo a l a línea principal, después sigue:

7. C XP CxC 10. CSD O-o


8. TxCj A2R 11. CxAj R1T
9. C3A C X A( ?) 12. DST

(1) Un crítico adulador (el difunto monsieur du Mont) habl6


de mi manejo de los peones como ''una reminiscenoia de la técnica
del Dr. Alékhine". Digo esto porq,ue estoy interesado en la palabra
"técnica", y opino que monsieur du Mont la emple6 equivocada­
mente. El proceso es táctico. Posiblemente, él pensaba en el "estilo",
que es otra cosa. (N. del A.)

329
Con la amenaza de:

13. D x Pj RXD 14. T4T mate

En otro final de partida, hay que observar lo que


está latente en la posición lograda por Tal contra Bo­
vitnnik en la octava partida del match para el campeo­
nato mundial (1961).

lrtla3_ lp3pap, 2Plp2p, lPlpP3, 3C2tl, SC2, 2T2PPP, 3T2Rl

Las blancas, al mover, tienen que recordar que en


algunas variantes su fila posterior se halla desprovista
de defensa, y que no tienen tiempo para «construir un
agujero para su Rey». 27. TIT, Ax PR; 28. C x A, T x C;
29. C7Dj. ¿Por qué la réplica fue el «abandono»?
Si 29. . . .A x C; 30. P x A, TID; 31. T8Aj, T x T; 32.
P X T( = D)j, RXD, las negras siguen vivas. Si, en cam­
bio, 31. T8Tj, R x T; 32. TBAj, R2T, las negras am,enazan
mate. La respuesta es que las blancas pueden elaborar
rasgos combinados de ambas operaciones. 31. T8Aj ,
T x T; 32. T8Tj, R x T; 33. P x T( = D)j, y gana la Torre
negra el siguiente movimiento. Esta jugada, no muy
difícil, implica claridad para ordenar los movimientos
y un gran conocimiento de los recursos del sacrificio.
Desde la apertura se hallan latentes las ideas tác­
ticas. Supongamos que hemos jugado 1. C3AR, C3AR; 2.
P4D, P4D, y que decidimos controlar · SAD. Jugaremos
3. P3TD, que será replicado con el, al parecer, inocuo 3 .
. . . P3R. ¿Podemos ahora jugar 4. P4CD? De hacerlo, la
réplica es 4. . . .P4TD, y entonces nos enteraremos de
que el movimiento que le hemos obligado a efectuar a
nuestro contrario es 4estructor. No podemos proteger el
Peón Caballo con A2D porque el movimiento de las ne­
gras ha clavado nuestro Peón Torre Dama.
En el otro lado del tablero, los jugadores a veces
se sienten desdichados porque cuando (habiendo en-

330
rocado por el ala de Rey) intentan sacar un Alfil o un
Caballo contrario de su S CR con P3T, se produce P4TR
y, si la pieza se captura, P X P pone a una Torre en te­
rrible actividad. A veces el sacrificio falla, pero hay que
tener siempre presente tal posibilidad. Por esto, los
movimientos de las p iezas más pesadas deben ser tan
'Sutiles como P9tentes: habéis dejado que la Torre de
vuestro contrario vague por la columna Torre de Dama
porque vuestra Torre puede atacar a su aislado PTR
desde 4TR. ¿Os habéis dado cuenta de que su Torre
puede defender desde detrás de vuestra Torre su 7T,
guardada por un Alfil? Similarmente, los ataques de
Alfil o Dama, desde d4 a b2, quedan · minimizados por
la entrada de un Alfil o una Dama en eS, custodiando la
pieza o el Peón atacados desde detrás del atacante.
¿Apreciáis plenamente las clavadas? Puedo exponer
un triste ejemplo de una desdicha que le ocurrió a un
jugador muy apreciado por mí. Tenía las torres en al
y b l , y su Dama · en b6, atacada por la Dama contraria.
Lo que trastornó a las blancas fue un jaque de Torre
en el del adversario. Cubrió el j aque, con otra pieza, en
lAR (la Torre se halla ligada a la defensa de la Dama),
entonces D X D reveló el horrendo hecho de que la Torre
en b l estaba «clavada» contra la Torre en al. Así T x D
llevó a l a pérdida de una Torre; una clavada muy inusi­
tada. Pero la técnica se nutre con la asimilación de lo
inusitado.
Un consejo final: no hay que ser autómatas. Quiero
decir que no hay que capturar y, aún más difícil, recap­
turar automáticamente. Supongamos que estamos en­
trando en , el final con un Peón en 4TR. El contrario
tiene peones en 2CR y 3TR. Su último movimiento fue
la captura de un Peón. Antes de que decidamos que la
recaptura es «ahora o nunca», hagamos un gran esfuer­
zo analítico. Parece entonces como si PhS tuviese una
prioridad mucho más elevada.
En todo caso, si tenéis presente todo lo expuesto, os
habréis apartado de la técnica más elemental, que es el

331
ataque directo y la defensa de piezas y peones, y os
hallaréis en mejor situación de captar la sutil valoración
de la posición en su conjunto.
En conclusión, no es el propósito de este libro expo­
ner todos los recursos, usuales o desusados, que se em­
plean en ajedrez.
Es de esperar que el ' lector, apreciando lo que an­
tecede, en el futuro no se dejará sorprender con tanta
facilidad, ni quedará ante su adversario sin recursos.
INDICE

, Aclaración . ,- 5

PRIMERA PARTE :-

1. Descripción de la Técnica . 7
n. Alcance y empleo de la Técnica: Ejemplos de
método 27

SEGUNDA PARTE:

La explotación de las ventajas materiales . 65

111. Reyes y peones en movimiento . 65


N. Los valores variabl� de las piezas . 139
V. El mérito relativo de algunos peones . 203
,

TERCERA PARTE :

La lucha por ' la ventaja . 23 1

VI. Primeras iniciativas y explotaciones • 23 1


VII. Control del centro en la apertura . 265
VIII. Adquisición de ventajas 305
LI BRO PRACTICO

AJEDRE Z
t ítu los que usted encontra rá
en esta col ección

24 PR I ME R L I B RO DE AJ ED REZ
1 . A. Horow i tz y F. Rei nfe l d
26 S EGUNDO LI B RO D E AJ ED REZ
F. Rei nfel d
29 TE RCE R L I B RO D E AJ EDREZ
F. Rei nfe l d
3 1 CUA RTO L I B RO DE AJ ED REZ
F. Rei nfel d
63 SPASSKY - F I SC H E R
L. Ponce
66 EST RATAGEMAS EN AJ ED REZ
F. Rei nfe l d
6 9 C I EN M I N I ATU RAS RUSAS
.
P. H . C l a rke
72 1 .00 1 SAC R I F I C I OS Y COMB I NAC I ONES
B R I LLANTES
F. Rei nfel d
7 5 LA TECN I CA E N AJ EDREZ
G. Abra h a m s
78 1 .0 0 1 COM B I NAC I ON ES D E MATE
F. Rei nfe l d

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