Andrés Vázquez Moreno

“La muerte del autor” de Roland Barthes

En “La muerte del autor” Roland Barthes cuestiona el reconocimiento de la figura del autor

como esa instancia en la que se origina el discurso, no sólo el literario, sino toda clase de

discurso producido a través del lenguaje; sobre todo, el crítico se enfoca en el discurso

escrito como su objeto de estudio. Producto del desarrollo de la sociedad capitalista, el

autor es para Barthes un invento propio de la modernidad, una especie de forma de

exaltación del individuo que ha nacido para tomar un lugar que disminuye y sofoca a la

escritura; el texto, como realización concreta de ésta, es un espacio de cruce y encuentro,

“de múltiples dimensiones”, indeterminado e infinito.

La noción de autor, observa Barthes, delimita y determina el sentido del texto, el

cual adquiere, en esta dañina relación, un carácter cerrado y teleológico, contrario a la

naturaleza múltiple, abierta y sin origen de la escritura. Las observaciones de Roland

Barthes son también una denuncia contra los estudiosos de la literatura que fundan sus

análisis en un pretendido desciframiento de la verdad última del texto, siempre buscada en

la figura del autor (biografía, psicología, contexto social, ideología, etc.), alejándose de su

propio objeto de estudio que es (o debería ser) el texto.

Proclamar la muerte del autor tiene la intención, en este sentido, de despojar al texto

del rastro de la persona social, de “la propia identidad del cuerpo que escribe”, de modo

que el sentido no se detenga por un condicionamiento externo al propio texto. En todo caso,

escribe Barthes, el texto encontraría su unidad, “no en su origen, sino en su destino”: en el

lector. Este lector, no obstante, sólo puede ser un sujeto sin atributos personales, un
“alguien” general y universal que cumple la función de reunir todas esas huellas múltiples

de la escritura.

Una crítica como la de Roland Barthes tiene vigencia en el panorama actual si

tomamos en cuenta que los estudios acerca de la literatura aún recurren en gran medida a la

figura del autor, a su historia, a su biografía o a su postura ideológica o política, para tratar

de explicar un cierto significado del texto. Sin bien es cierto que esto no siempre implica

cerrar la escritura ni acotar el sentido o significado del texto, el prestigio del autor en la

crítica literaria no ha sufrido ningún daño y se ha consolidado como su lugar preferente.

Por otra parte, esa inmanencia del texto que pretendía el estructuralismo acota

también la manera de comprender la obra literaria, pues no contempla la importancia del

contexto que aporta el sujeto, indefectiblemente, que no es un algo ajeno a la cultura ni al

devenir de cualquier expresión artística.

Bibliografía

Barthes, Roland. “La muerte del autor”, en Nara Araujo y Teresa Delgado (Selec. y apuntes

introductorios), Textos de teorías y cítica literarias (Del formalismo a los estudios

postcoloniales). México: Universidad de la Habana/UAM-I, pp. 339-345.