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LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA OTTMAR ETTE SERGIO UGALDE QUINTANA (COORDINADORES) UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA. UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MEXICO BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO ILC] PN 504.F55.2015 [Dewey] 809.F55.2015 La filologia como ciencia de la vida / Ottmar Ette, Sergio Ugalde Quintana. - México : Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2015.- 155 p. ; 23 cm.- ISBN 978- 607-417-2980 1. Literatura - Historia y critica. 2. Literatura y Ciencia. 1. Ette, Ortmar. Il. Ugalde Quintana, Sergio. II]. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Letras. D.R.© 2015 Ottmar Erte Sergio Ugalde Quintana (comps.) D.R. © 2015. Universidad Iberoamericana, A. C. Prol, Paseo de la Reforma 880 Col. Lomas de Santa Fe 01219 Mexico, D. F. publica@ibero.mx Primera edicion: 2015 ISBN: 978-607-417-298-0 Todos los derechos reservados. Cualquier reproduccién hecha sin consentimiento del editor se considerara ilicita. El infractor se hara acreedor a las sanciones establecidas en las leyes sobre la materia. Si desea reproducir contenido de la presente obra escriba a: publica@ibero.mx, en el asunto anote el ISBN que corresponda y deje el contenido en blanco. Impreso y hecho en México Impreso por Alfonso Sandoval Mazariego. Tizapan 172, colonia Metropolitana Tercera Seccion, Nezahualcoyotl, Estado de México. C.P. 57750. Tel. 5793-4152. Se termind de imprimir el 15 de enero de 2015. El tiraje fue de quinientos ejemplares LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA UN ESCRITO PROGRAMATICO EN EL ANO DE LAS HUMANIDADES! Ottmar Ette? Del jardin del saber FRIEDRICH NIETZSCHE, EN EL prologo a la segunda de sus considera- ciones intempestivas, escrita a fines de 1877 y que quiza sea la de ma- yor repercusién en el mundo actual, “Sobre la utilidad y el perjuicio de la historia para la vida” —que contribuyé a la constitucién de una filosofia de la vida, hoy en dia ya histérica—, destacé con referencia a Goethe que le era odioso todo aquello que instruyera sin vivificar. Y agregaba: Es cierto que necesitamos la historia, pero la necesitamos de un modo distinto a la del ocioso maleducado en el jardin del saber, pese a que éste contemple con desprecio nuestras necesidades y las considere rudas y ca- rentes de gracia. Esto quiere decir que necesitamos la historia para la vida y para la accion, aunque, en realidad, no para su comodo abandono, ni para paliar los efectos de una vida egoista y de una accién cobarde y deshonesta. Solo en la medida que la historia sive a la vida queremos servirla nosotros, aunque exista una manera de practicarla y una apreciacion de la misma por la que la vida se atrofia y degenera: un fendmeno cuyos curiosos sintomas hay que llevar ahora a la experiencia de nuestro tiempo de un modo tan necesario como doloroso (Nietzsche Vor Nutzen... 97). Estas reflexiones intempestivas de Nietzsche, acerca de un sintoma de su tiempo, provocan un efecto tan preocupante como vivificador 'Traduccion de Ute Seydel, Elisabeth Siefer y Sergio Ugalde Quintana. Bl autor es cofundador del colegio de posgraduados entre las universidades de Potsdam y Frankfurt Oder: “Formas de vida y saber sobre el vivir”. 10 OTTMAR ETTE ~incluso hoy en dia— en el pensamiento de la historia en su relacién con la vida, independientemente de si la vinculamos, como lo hace Nietzsche, con en el plano del hombre individual, un pueblo o una cultura. No nos interesan aqui las respuestas del filésofo a su pregun- ta planteada en torno a la vida, ni la division de la practica historica en monumental, anticuaria y critica (111-119); ni el peligroso y hasta hoy en dia inquietante discurso nietzschieano sobre la degeneracién (Entartung) de la historia o de la vida. Por el contrario, la duda que nos guia es aquella que se planted el propio autor de la Gaya ciencia: iComo definir la relacion de la historia, y de la ciencia en general, con la vida individual y colectiva, mas alla de lo que Nietzsche ridi- culiz6 con la flagelante burla de “el penoso espectaculo de un ciego afan de coleccionar, de un incansable empefio por juntar todo lo que una vez existi” y de “el polvo de las bagatelas bibliograficas” (123)? Las consideraciones de Nietzsche podrian desplegar un efecto qui- z4 mas sorprendente, y al mismo tiempo mas estimulante para las filologias, si las tomasemos no solo para la historia e historiografia, sino para la historia de la literatura y para las ciencias literarias, y si ademas nos preguntasemos por la utilidad y el perjuicio de las cien- cias literarias para la vida. {Qué seria de una ciencia como ésta —y de su teoria— si la interrogaramos por su significado para la vida y por las posibilidades de transgredir los limites de un “jardin del saber”, cuando su cultura intensiva —no me refiero aqui a un invernadero— pudiera contemplar la ciencia literaria—académica y universitaria— y la teoria literaria? ;Como se podria pensar entonces la relacién entre el hortus (cuya relativa autonomia de ninguna manera se eludira) y aquella vida cuyo concepto parece ser excluido, de modo extrafio, del jardin filologico del saber? Por supuesto, deberia ponerse en cuestidn si tal pregunta es ad- misible. {Por qué la teoria literaria podria objetarse criticamente— deberia arreglarselas con la vida, 0 por lo menos con la relacién de la literatura con la vida? O, si quieren, mas directo: ;qué tiene que ver la ciencia literaria con la vida? {No fue suficiente la segunda mitad del siglo XX en las democracias occidentales para comprender la re- LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA il lativa autonomia tanto del campo literario —champ littéraire—> como del campo intelectual —champ intellectuel— y también conquistarlo en un proceso que atin no se ha clausurado? Un temor legitimo, no obs- tante, permanece: la creacién de un vinculo entre la filologia y la vida podria engafiarnos sobre las leyes propias de la literatura asi como sobre la produccién cientifica de la teoria literaria y podria destruir nuestra comprensién de la complejidad y del sentido propio de ese “Jardin del saber”. Se debe advertir, por precaucién, que las siguientes reflexiones —espero que sean intempestivas en el sentido positivo ya que si se refieren a nuestra época— no tratan de reducir ni de limitar el grado de complejidad que, hoy en dia, impregna nuestra compresién de la literatura y de la produccién literaria, asi como de la teoria literaria y de la reflexién cientifica sobre la literatura. No puede ser nuestra in- tencidn concebir a la literatura como un mero reflejo de la sociedad en una mal comprendida teoria del reflejo —ya sea de un marxismo vulgar o de tintes positivistas—, ni reducir la teoria intertextual a una simple busqueda positivista de las fuentes, ni olvidar por negligencia las dimensiones inter o transmediales, asi como las inter y transcul- turales, de la escritura literaria. Tampoco se intenta volver aqui a los enfoques de la filosofia de la vida ya historica que en la ciencia literaria han producido muy poco digno de mencidn. Sin embargo, no puede caber duda alguna de que la pregunta por la ciencia literaria y la teoria literaria incluya siempre el interrogante por los especificos contextos histéricos, culturales, socioecondmicos y, no por ultimo, de las poli- ticas cientificas. En tiempos recientes, estos ultimos, me parece, han cambiado de forma fundamental y, para la existencia de las filologias, de ninguna manera en un sentido favorable. Desde hace mucho tiempo a las filologias se les ha asignado un papel marginal en el discurso publico y en el de la politica cientifica. En la lucha por el reparto de los recursos asignados a la ciencia y a * Sigue siendo valioso el estudio que Pierre Bourdieu realizo sobre el campo académico en su libro Homo academicus, Paris, Minuit, 1984. Sobre el campo intelectual y literatio en la teoria de Pierre Bourdieu cf. Joseph Jurt, Das lireravische Feld, Das Konzept Pierre Bowrdieus in Theorie und Praxis, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgeselichaft, 1995. 12 OTTMAR ETTE la investigacion ellas estan a todas luces en un lugar secundario. Esto se puso en evidencia en la primera ronda de la iniciativa por la exce- lencia en las universidades de Alemania. En esta nueva situacion, en la que los nuevos estados confederados (ex Republica Democratica Alemana), después de la primera ronda de asignacion, han obtenido sdlo un poco mas de tres por ciento de este presupuesto adicional para su desarrollo, se podria decir que las humanidades represen- tan —para el ambito de la ciencia alemana— algo asi como la Alema- nia Oriental de la investigacion. Esto sucede en un momento en el que seria necesario no sdlo garantizar la formacién de los maestros y combatir la crénica situacién educativa miserable, sino realizar una contribucién substancial a uno de los problemas mas apremiantes del siglo XXI, y a cuya soluci6n las ciencias naturales poco tienen que contribuir: me refiero a la convivencia de las mas diferentes culturas en la diferencia y en la valoracion reciproca. Hay un considerable numero de razones, que aqui no discutiremos, por las cuales las humanidades —y sobre todo las filologias— han perdi- do estimacion publica y, al mismo tiempo, el numero de sus estudian- tes ha crecido de manera inversamente proporcional al volumen de los medios concedidos. Todas las estadisticas muestran que el atractivo de las humanidades y de las ciencias de la cultura permanece inque- brantable para las jovenes generaciones. El 2007 fue declarado en Ale- mania “El aito de las Humanidades”; jcontribuira esta celebracion a asegurar la continuacién de estas especialidades garantizando su super vivencia en niveles numéricos aceptables? Esto dependera del desarro- Ilo de nuevos enfoques conceptuales, al interior de unas circunstancias transformadas, y del enfrentamiento a la pregunta que Nietzsche habia hecho en otro contexto: jy la vida, qué? Si queremos pensar en las oportunidades futuras de desarrollo de las ciencias de la cultura, de las humanidades en general y de las ciencias literarias en especial, debemos tener en cuenta que un pun- * Incontables libros, como el de Detlev Ganten, Thomas Deichmann y Thilo Spahl, Leben, Natur, Wissenschaft. Alles was man wissen muss, Fancfort del Meno, Eichborn, 2003, docu- mentan el hecho de que las ciencias biolégicas, de manera abierta publica y fundada, siem- pre se remiten a esa pregunta. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 3 to decisivo es el hecho de que una constelacién de especialidades bio- cientificas —las asi llamadas ciencias de la vida o Life Sciences— se ha apropiado del concepto de vida de manera tan eficaz y hasta natural que las Humanities, frente a las Life Sciencies, aparecen exiliadas de un saber de la vida, tal como los Scholars, por lo menos conceptualmen- te, han sido expulsados del ambito de las ciencias “reales” frente a los Scientist. La reduccién de bios a un concepto de las ciencias naturales, en el que no se incluye la dimension cultural, representa un peligro para la vida de una sociedad y sus desarrollos culturales y cient cos. {Las ciencias de la cultura y las ciencias de la literatura pueden encontrar —o encontraran— respuestas convincentes a este desafio? {Podran desarrollar estrategias alternativas eficientes y ponerlas en practica en su obra? Poco se ha sefialado al respecto en la actualidad. Me parece de una importancia vital, en especial para las disciplinas y especialidades aqui discutidas y ahora que se han esbozado los entre- telones de nuestro tiempo, que se conciba a las ciencias de la literatura como ciencias de la vida y que se pregunte, para los fundamentos de la investigacién humanistica, por el uso y abuso de las ciencias literarias para la vida. La reflexion filolégica sobre el concepto de vida no debe ser comprendida como una tactica superficial y de corto alcance, sino como una tentativa estratégica que incida tanto en el contenido como en los métodos de esas disciplinas. Esto debemos considerarlo para reflexionar nuevamente sobre la indiscutible deuda social, que no se puede pasar por alto, de las Sciences Humaines y pregonar la potenciali- dad, acaso hasta la fecha sdlo usada por la filosofia, para el desarrollo interno de esas disciplinas y especialidades. Pues una ciencia que no crea su saber en la sociedad desdefia los recursos que ésta le aporta y al final es responsable si ella decide quitarselos.° {Deberian entonces las ciencias de la cultura encaminarse a una confrontacién con las ciencias naturales? Pensarlo asi seria simplis- ta y de corta vision. Una doble estrategia seria infinitamente mas eficiente y razonable. Independientemente de una discusién con- frontativa con el reduccionismo semantico de un concepto de vida Cf. Otemar Erte, ZwischenWeltenSchreiben, Berlin, Katmos, 2005. 14 OTTMAR ETTE formulado desde las biociencias —donde éste pretende representar la totalidad de una investigacién cientifica de la vida—, es de vital importancia para las filologias fomentar de manera cooperativa, en el didlogo cientifico con las biociencias, un desarrollo que incluya los conocimientos basicos de las ciencias culturales y humanisticas y que permita la obtencién transdisciplinaria de una comprension de la vida, asi como de las ciencias de la vida. Esta supera los limites ima- ginarios —imaginados y cimentados— de lo que Charles Percy Snow llamo las dos culturas.® Se trata, en consecuencia, de una creacién de redes —contrastiva y complementaria— entre las mas diversas y distintas ciencias. Para las ciencias de la cultura es de vital interés ser consideradas parte del sistema total de las ciencias y de la circulacién del saber en la socie- dad, no solo (en el mejor de los casos) como ciencias compensatorias y con ello correr el riego de ser reducidas a brigadas de ayuda de reparacién cientifica, las cuales logran recibir presupuestos de com- pensacién durante breves lapsos, como actualmente ocurre con los estudios arabes e islamicos. Sera decisivo para el futuro de las filolo- gias, y de la formacion de sus teoriasysi logran desarrollar enfoques y estrategias cientificas que las integren como plenamente validas, y no como elementos prescindibles, de una concepcién no reduccionista de las ciencias de la vida. Por desgracia, la tesis de las dos culturas, al ,menos en un nivel discursivo y de la politica que rige a la ciencia, no es algo del pasado. Tanto mas importante es hacer uso de la funcién critica y del po- tencial critico de la teoria literaria para preguntar por un concepto de vida abierto y por un saber de la vida en el sentido de un saber en la vida. Esto deberia hacerse de una manera dialégica y fundada tedrica y no ideoldgicamente’ “al servicio de la vida” (Nietzsche Vom Nutzen... 124). Esta doble direccion podria preservar justamente a las ciencias literarias de instalarse en un comodo “jardin del saber”, en el sentido entendido por Nietzsche, que cada vez esta mas desvincu- ® Charles Percy Snow, The Two Cultures, Cambridge, Cambridge University Press, 1993. * Para distinguir la teoria de la ideologia, cf. Peter Zima, [deologie und Theorie, Eine Diskurskr- tik, A. Francke Verlag, Tubinga-Basilea, 1989. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 15 lado de la vida y del concepto de vida. Pues, como sostuvo Nietzsche al final de su prefacio: “No sabria qué sentido tendria la filologia en nuestra época si no fuera el de actuar intempestivamente dentro de ella. Dicho en otras palabras: con el fin de actuar contra y por encima de nuestro tiempo en favor, eso espero, de un tiempo futuro” (99). Saber sobre el vivir y ciencias de la vida Hace poco el editor de Romanistische Zeitschrift fiir Literaturgeschichte ase- guré, con motivo del trigésimo aniversario de esa prestigiosa publicacién periédica, que la pretensién de los editores fundadores de esta revista, decisivamente influida por Erich Kéhler, habia comprobado su “validez”: “(Cuadntos decretos anunciados a la ligera de cambios de paradigma y tums quedan detras nuestro?”* Escribié que el punto de partida decisivo habia sido la conviccién de que la ciencia literaria slo puede realizar su fi- nalidad en la medida en que se comprende como una disciplina histérica y “esta conectada con el proceso total de la historia, comprendida como historia de la sociedad humana”." Para decirlo de una vez: las reflexiones aqui expuestas no pretenden darle un tum a las ciencias literarias a partir de las ciencias de la vida; sin embargo, si tratan de darle un viraje a la cues- tion de la relacién entre la literatura y la historia de la sociedad humana,* mediante el recurso de colocar en el horizonte inmediato del quehacer literario cientifico la cuestién de la vida individual y colectiva. Con la introduccién del término acufiado saber sobre el vivir (Lebenswis sen) se une la tentativa de focalizar mas los anadlisis literarios y cientificos culturales, con ayuda de este término horizonte, a los acervos de cono- cimiento y las légicas de sucesos vitales observables en la produccién, la distribucién y la recepcién del arte y de la literatura. Sin embargo, jqué podemos entender bajo esa nueva denominacién conceptual? El concepto saber sobre el vivir despliega terminolégicamente la compleja relacién entre los dos polos semanticos del término e in- * Krauss, Henning. “Editorial”, en Romanistische Zeitschrift fier Literaturgeschichte/Cahiers d’histoire de Littératures Romanes (Heidelberg) XXX, 1-2 (2006). Impreso. *Cf. Ottmar Ette, “Die Aufgabe der Philologie. Von Klassikern romanistischer Literaturwis- senschaft”, en UberLebenswissen. Die Aufgabe der Philologie, Berlin, Kadmos, 2004, pp. 51-96. 16 OTTMAR ETTE cluye un saber sobre la vida y de vida como un saber de la vida de si misma, un saber hacia y en la vida, un saber en tanto atributo fundamental y en tanto componente de vida como un saber de los procesos de la vida. La autorreflexividad de esos procesos es patente: formas, modos y practicas de vida siempre presuponen un especifico saber sobre el vivir pues estan acoplados con éstos de una forma al- tamente compleja incluso a un nivel de habito o de lifestyle. El saber sobre el vivir es continuamente transformado y readaptado, no en ultimo lugar, por la practica y la reflexion de formas de vida con- cretas. Estas transformaciones y readaptaciones dinamicas del saber sobre el vivir también se impregnan de modo fundamental mediante simulacros, modelos de vida ficcionales y por formas de vida esceni- ficadas. Saber sobre el vivir implica, en una amplia gama de variantes culturales y sociales, una muy aguda conciencia autorreflexiva del caracter provisional, modelable y optimizable de tal saber: las ideas de cada quien, en principio y pragmaticamente, pueden en cierta medida estar a disposicion. El horizonte de la pregunta del saber sobre el vivir esta determi- nado, en primer plano, por la teoria filolégica-cultural asi como por la filosofia e implica una nueva orientacion de la teoria literaria en la medida en que la inclusion del concepto de vida hace indispensa- ble una confrontacién, al menos interdisciplinaria, pero idealmente transdisciplinaria (es decir, donde no sélo se pusieran a dialogar las distintas disciplinas, sino que se atravesaran y confluyeran de mane- ra fundamental), con conjeturas y discursos éticos y bioldgicos. El concepto de saber sobre el vivir implica desde un principio una doble circulact6n del saber, en la medida en que una vida y un saber se encuentran en un intercambio que se condiciona mutuamente, por el cual, como se ha mencionado, se lleva a discusién las mas distintas conexiones mutuas entre vida y saber. Por otra parte, el concepto también implica una circulacién del saber a un nivel en el que se trascienden las disciplinas, por el cual se evidencian las distintas for- mas de posibilidades enlace entre las disciplinas mas proclives a las ciencias naturales o las ciencias culturales y se dejan desplegar de manera transdisciplinaria. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 7 Al interior de esa circulacién de saberes, la literatura, vista desde la teoria literaria, posee un significado sobresaliente —a nivel teorico y de vida cotidiana— y de ninguna manera secundario. Pues la literatura se puede concebir como un medio de acumulacién interactivo y transfor mante de saber sobre el vivir que simula, se apropia, proyecta y condensa modelos de conduccion de vida y con ello recurre a los discursos cien- tificos y a los mas distintos segmentos de saber. Asi lo formulé Roland Barthes en su ensayo “De la science 4 la littérature”, originalmente publi- cado en septiembre de 1967 en el Times Literary Supplement: No hay ciertamente ningun campo cientifico que en algin momento no haya sido tracado por la literatura universal: el mundo de la obra es un mundo total donde todo saber (social, psicolégico, histérico) toma un lu- gar, de manera que la literatura se apropia, para nosotros, de una gran uni- dad cosmogénica, de la cual gozaban los griegos, que ahora nos es negada por el estado microparcelado de nuestras ciencias. Ademés, la literatura, / como la ciencia, es metédica, ella posee sus propios programas de investi- gacion que varian —como en el ambito de la ciencia— segtin las escuelas y épocas, tiene reglas propias de investigacién y a veces hasta sus pretensiones experimentales (Barthes “De la science...” 428). Puesto que lo caracteristico de la literatura es no estar especia- lizada ni a una disciplina ni a un mundo de vida y puede ser vista como un medio de circulacién, condensado y condensante, de los mas diferentes ambitos y fragmentos de saber; a ella le es inherente de manera especial —en tanto forma de comunicacion y de apro- piacion de experiencia estética— la habilidad no sélo de preservar y poner a disposicién, en diferentes formas, el saber sobre el vivir, sino de modelar artisticamente —mediante un sistema secundario de figuras modélicas—’ formas de vida y de hacerlas experimentar estéti- camente. {Como se puede vincular esa capacidad de la literatura con el desarrollo histéricamente tan exitoso de los discursos cientificos sobre la vida en el contexto de la modernidad? “Cf. Turi Lorman, La estructura del texto urtistico, trad. Victoriano Imbert, Madrid, Isto, 1982. 18 Orrar ETTE Michel Foucault en su obra fundamental Las palabras y las cosas, publicada en 1966, analizé los cambios que entre 1775 y 1795 se con- sumaron en el ambito de la historia natural y llegé a la conclusién de que “los principios generales de la taxonomia —los mismos que habian dirigido los sistemas de Tournefort, de Lineo, y el método de Adanson-, siguen teniendo el mismo valor para A. L. de Jussieu, Vicq d’Azyr, Lamarc, Candolle” (Foucault 222). Sin embargo, las re- laciones entre las estructuras visibles e invisibles en ese periodo ha- brian sido modificadas de manera evidente en la medida en que “se basa en la existencia de funciones esenciales para el ser vivo” (223) y “la nocién de vida pudo hacerse indispensable para la ordenacion de los seres naturales” (224). Con ello se transform6 la comprension de la clasificaci6n en si misma. Asi, pues, clasificar no sera ya referir lo visible a si mismo, encargando a uno de sus elementos la representacién de los otros; sera relacionar lo visible con lo invisible, como con su raz6n profunda, en un movimiento que hace girar el andlisis, y después subir a partir de esta arquitectura secreta hasta los signos manifiestos de ella que se dan en la superficie de los cuerpos (225). EI proceso de llegar a hacer fundamental el contraste entre lo orga- nico y lo inorganico va unido a la “oposicién entre lo vivo y lo no vivo” (228) y marca, de parte de las ciencias de la vida —que se constituian a partir de la historia natural—, aquel nuevo orden de las disciplinas y de las culturas en el que se constituye la modernidad —bajo las diferencias epistemoldgicas que la impregnan, no sdlo de las ciencias naturales sino también de las culturales— alrededor de 1800." Los sistemas de saber y las taxonomias de clasificacién investiga- dos por Michel Foucault o Wolf Lepenies'! aclaran ademas que estas "© Cf. Hansjéeg Bay, Kai Merten, Die Ordnung der Kulturen. Zur Konstruktion ethnischer, na- tionaler und zivilisatorischer Differenzen 1750-1850, Witraburg, Kénigshausen & Neumann, 2006; asi como Ottmar Ette, Ute Hermanns, Bernd M. Scherer, Christian Suckow (eds.), Alexander von Humboldt-Auforuch in die Modeme, Berlin, Akademie Verlag, 2001 " Wolf Lepenies, Das Ende der Naturgeschichte. Wandel kultureller Selbstuerstindlichkeiten in den Wissenschaften des 18 und 19. Jahrhunderts, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1978. La FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA. 19 diferenciaciones implican al mismo tiempo que la vida, en sentido biocientifico, se convierte en objeto y que el saber sobre ese objeto se acumula fuera de ella y, por lo tanto, le es externo. Hay que tener en cuenta esto y referir a los cientificos de la literatura y, en especial, a los tedricos y tedricas literarias lo que hace Jiirgen Habermas con res- pecto a los filésofos cuando, en el contexto de los debates publicos sobre la investigacién de las células madre, exige: Las nuevas tecnologias nos impelen a entablar un discurso ptiblico sobre la recta comprensién de la forma de vida cultural como tal. Y las razones de los filésofos para abandonar este tema de debate a los biocientificos e in- genieros entusiastas de la ciencia ficcion ya no son buenas (Habermas 28). De manera distinta de como sucede en las biociencias y en las bio- tecnologias, la vida en el ambito de la literatura, que siempre se cues- tiona sobre sus utilidades y perjuicios para la vida y ha encontrado muy diversas respuestas a esa pregunta, posee en forma privilegiada —pues no lo hace a través de fuerzas disciplinarias sistematizadas— un saber de si misma, de tal manera que vida y saber pueden ser re- flexionados en conjunto en concreta ejecucién de vida como en sus formas y proyectos de vida. Habria que esperar hasta qué grado, en la actual genética y en la investigacién de células madre, se desarrollan nuevos modelos de conocimiento que relativizan o incluso desplazan el situarse fuera biocientifico del saber frente a los procesos vitales concretos que por decirlo asi no saben nada de si mismos. No obs- tante, para la ciencia y la teoria literaria rige el hecho de que el saber sobre el vivir esta incluido ineludiblemente en el proceso de cono- cimiento, tanto en el objeto mismo como en el sujeto que investiga —con su respectivo contexto de vida—. Mas adelante habra que volver a esta ubicuidad del saber sobre el vivir, que se localiza tanto en el nivel interno como externo del texto, en relacién con la modelacién dinamica de practicas de vida y formas de vida en la literatura. Sin embargo, recordemos mientras tanto: en la medida en que las ciencias de la vida se conciban unicamente como un conjunto, inter disciplinariamente vinculado, fuertemente orientado a la aplicacion 20 OTTMAR ETTE y al mismo tiempo experimental, de campos de investigacion bioqui- micos, biofisicos, biotecnolégicos y médicos, entonces corremos el imprevisible peligro de perder el amplio espectro cultural del concep- to de vida en el sentido griego de bios. Un concepto de saber sobre el vivir, fundado en la ciencia cultural y agudizado por la teoria literaria, busca enfrentarse a ese potencial de peligro al intentar recuperar la diferencia, puesta en el centro de la discusién por Giorgio Agamben desde el inicio de su libro Homo sacer, entre zoe (como el “hecho sen- cillo de la vida que le es comun a todo ser viviente” (11)) y bios (como. designacion para “la forma o manera de la vida que le es propia a un individuo 0 a un grupo” (11)). No en vano aqui el filésofo italiano itua en la linea tradicional de grandes intelectuales cuyo pensa- miento, como en Hannah Arendt 0 Michel Foucault (la obra de este ultimo constantemente se pregunta por las dimensiones biopoliticas, por el orden y la reglamentacién, por la exclusién y la delimitacién de la vida), giraba en gran medida en torno a la relevancia epistemo- ldgica de las formas y de las concepciones de vida. La literatura se distingue como una forma de circulacion de saber densa y en alto grado dinamica por no negar ni cimentar esta esbozada separacion ni por dedicarse exclusivamente ya sea a la vida natural “des- nuda” oa las diferenciadas formas de vida impregnadas culturalmente. Por el contrario, la literatura trabaja esta distincion con ayuda de los medios a su alcance y despliega asi una comprension compleja de la vida, la cual contraviene la reduccion semantica del concepto de vida. Por eso, la literatura esta estupendamente preparada para enfrentar la situacion sefialada por Habermas y provocada por los mas recientes de- sartollos biotecnoldgicos: “Se desvanece la frontera entre la naturaleza que ‘somos’ y la dotacién organica que nos ‘damos” (Habermas 24). El acto de creacién literaria siempre ha trabajado ese limite y ha reflejado estéticamente una posicién casi demitrgica. Una teoria literaria orientada hacia el horizonte de interrogacién del saber sobre el vivir deberia, en vista de los desafios biotecnoldgicos, to- mar en cuenta -de ser posible— la creacién de numerosas posibilidades de contacto en favor de una combinacién transdisciplinaria de distintos campos del saber de las ciencias culturales y naturales. Puede que sea se LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 21 valido para la literatura —y no sdlo para la literatura testimonial— lo que Giorgio Agamben decia del ser humano en su discusién “Lo que queda de Auschwitz”: ser el umbral central, sobre el cual pasan “interminable- mente las corrientes de lo humano y de lo inhumano (sic), las corrientes de subjetivizacion y desubjetivacion, de la llegada al lenguaje del ser vivo y de la vivificacin del logos” (Agamben Was von Auschwitz 118). Un ejem- plo puede iluminar esa central situacién de umbral de la literatura. La literatura o la vida EL 11 de enero de 1896, una mafiana de domingo a las nueve horas, una joven mujer de sélo 18 afios se abre las venas y escribe con su propia sangre una carta “con esta clase de tinta que te sugerira la mitad de mis pensamientos” (Borrero 256)" desesperada y al mismo tiempo decidida a su amante, el modernista cubano Carlos Pio Uhr- bach. Juana Borrero, quien desde su mas temprana infancia escribia poesia y pintaba y provenia de una de las grandes familias de poetas de Cuba, escribié primero con su sangre un poema propio, antes de seguir con una larga carta en la que, decidida hasta el ultimo extre- mo, puso al joven ante la alternativa de vida o de amor, a escoger entre la lucha en Ia guerra de independencia de la isla 0 ella misma: De un modo u otro [a Patria jno es una rival como otra cualquiera? ;Y rival dichosa porque me sacrificas a ella! Te parece vergonzoso no acudir a su reclamo... jy no te parece criminal hundir de un solo golpe todas las esperanzas como la mia? Si no te conmueven mis lagrimas y si la certeza de mi muerte no te decide, {de qué tienes el corazon) [...]. Tu patria o tu Juana: lige. Si te vas, me pierdes (257). Juana Borrero, quien iba a morir apenas dos meses més tarde, en el exilio en Key West (EE.UU.), probablemente de tuberculosis y en to- tal agotamiento fisico y psiquico, se hizo liquida y liquidé su vida, su lectura y su amor en un solo acto de fuerza que debia evitar que ® Juana Borrero, Epistolario, 2 vols. La Habana, Academia de Ciencias de Cuba, 1966-1967, vol. 2, p. 256. 22 OTTMAR ETTE Uhrbach —como el padre de ella—se uniera a la lucha por la indepen- dencia. La escritura enfriada del corazon" de su propia sangre se une al liquido corporal de las lagrimas que han dejado huellas en tantas cartas de Juana Borrero, creando una presencia de la poeta verda- deramente corporal en el papel, en su texto. El caracter absoluto de su exigencia de amor, como la radicalidad de su pretensién posesiva frente a ese hombre, a quien le hizo prometer, en otra carta, no amar- la corporalmente, incluso después del matrimonio, generan aqui un texto-cuerpo del que no se puede separar la mera vida desnuda de su dimension cultural ni de la literatura que dirige la gestion de su vida. Pues miles de paginas de cartas muestran elocuentemente hasta qué grado ya ha llegado a ser imposible deslindar, en la poeta cubana, el vivir, el leer y el amar de la literatura. La escritura, ya desde hace mucho, aqui se habia vuelto amenazadora de la vida, ya que expulsa la sangre del propio metabolismo, para cuajar —en el sentido de la palabra— en una escritura corporal, que se ha conservado para noso- tros hasta el dia de hoy como obra de arte original, como una forma temprana de body art femenina, como quien dice. El arte penetra en el cuerpo, el cuerpo presiona hacia el arte: el cuerpo hecho arte significa artisticamente su propio saber sobre el vivir en la escritura. Apenas hay autora o autor para quien sea valido de modo tan ab- soluto lo que Roland Barthes formulé en sus Fragments d’un discours amoureux: Es la condicion de mi supervivencia; si no olvidara, moriria. El enamora- do que no olvida a veces, muere por exceso, fatiga y tension de memorias (como Werther).'* La dimensi6n patoldgica en la creacién de Juana Borrero es tan manifiesta como la productividad artistica de un discurso amoroso que justamente no quiere olvidar sino que hace callar todo lo que " Cf Manfred Schneider, Die erkaltete Herzensschrift. Der autobiographische Text im 20. Jahrhun- dert, MunichViena, Carl Hanser Verlag, 1986, Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso, trad. Eduardo Molina, México, Siglo XXI, 1982, p. 46. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA. 23 podria distraer de él. Con ello, se niega un saber de posibilidades y de condiciones de la propia supervivencia, al tiempo que se anhela una realizacion vital del poema La virgen triste, en el que el gran amor de la juventud de Juana, el poeta cubano Julian de Casal, profetiz6 la temprana muerte de esta “virgen triste”, con lo que al mismo tiempo la programé literariamente.'® Como tantas veces en el caso de Juana Borrero, el discurso de la literatura anticipé el curso de su vida. De esta manera, la creacion de Juana Borrero se inscribe al mismo tiempo en un discurso poetolégico como en un discurso patoldgico 0, mas bien, en uno medicinal-médico. Ahora bien, no hay que olvidar que su padre, Esteban Borrero, era médico y poeta. Lo que importa para nuestro cuestionamiento no es tanto el hecho de que la autora cu- bana, en la decision entre la literatura y la vida, tomara una opcién muy distinta a la que el escritor espafiol Jorge Semprun representara en su texto ficcional en lengua francesa L’écriture ou la vie.’ El saber sobre el vivir es también un saber sobre/vivir, lo que ademas puede convertirse en su contrario —esto se hace manifiesto en este ejemplo no menos claro que el hecho de que en la escritura de Bortero el cuerpo se presenta, en una forma radical, como el lugar en donde convergen indisolublemente la naturaleza y la cultura, y los discursos patoldgicos y poetoldgicos, cientificos y cientifico-culturales se pene- tran mutuamente-. E] cuerpo de la poeta, hecho liquido y luego es- critura, modela, en el sentido de Helmuth Plessner,” un Kérper-Leib, en donde se cruzan totalmente el ser cuerpo (Leib) y el tener un cuer- po (Kérper), si bien de manera muy distinta que en el acto amoroso. La escritura roja sangre desarrolla un saber sobre el vivir que anuncia su no poder sobrevivir, ya que sabe que solo asi puede abrirse la disposi- cion sobre el cuerpo propio, como objeto, hacia una intensificacién de todas las percepciones de los sentidos, de todos los dolores y todo Cf. mas explicitamente Ottmar Ette, “Gender Trouble: José Marti and Juana Borrero”, en Mauricio A. Font y Alfonso W. Quiroz (eds.), The Cuban Republic and José Marti. Reception and Use of a National Symbol, Lanham-Boulder-New YorkToronto-Oxford, Lexington Books, 2006, pp. 180-193, 230-233. Cf. Jorge Semprun, Lécriture ow la vie, Paris, Gallimard, 1994. Cf. Helmuth Plessner, Gesammelte Schriften, en Gunter Dux, Odo Marquard y Elisabeth Striker (eds.) vol. III. Anthropologie der Sinne, Francfort del Meno, Suhrkamp,1980. 24 OTTMAR ETTE el placer de ser Leib. Solo asi, en una intensidad creciente hacia lo extremo y lo monstruoso, se puede sacrificar y entregar el cuerpo “en cuerpo propio” a la literatura, como objeto y artefacto, como quien dice, como huella de (en) la escritura. La literatura o la vida: la vida por la literatura. El saber sobre el vivir de la literatura esta relacionado aqui, tal vez de modo mis estrecho y asimismo mas irritante, con aquella en- sefianza de conocimiento y de percepcion con cuya ayuda Plessner ha tratado de desarrollar una antropologia filoséfica que buscaba “reconocer los modos de concretizacion especificos de la corporaliza- cién (Verleiblichung, es decir, de la transformacién en Leib) de nuestro cuerpo propio” (Plessner 383). El discutso amoroso, exaltado hasta el extremo literario en miles de paginas de cartas, rechaza el saber meédico y con ello biocientifico de la vida, de modo tan enérgico en la vida, como esta jalando el saber de si misma a ese torbellino cada vez mas agotador que también se llama literatura. Juana Borrero: una vida més alla de la vida, un sobre/vivir de (en) la literatura, que siempre posee un saber de los limites de la validez del propio saber sobre el vivir, puesto en escena. Aqui se nos presenta el cardcter experimental de la literatura, por cierto, de manera extraordinariamente espectacular: se convierte en un auto-experimento en el propio tener cuerpo-ser cuerpo (Kérper- Leib). Una escritura alimentada de lo poetoldgico y de fo patolégico hace del cuerpo el lugar en donde se hacen converger los mas diver- sos campos, las mas variadas formas y funciones del saber de vida, del saber hacia la vida y del saber dentro de la vida, como parte en si de los procesos vitales, de modo condensado. Para una ciencia literaria orientada hacia una ciencia de la vida que se oponga a una eliminacion irreflexiva del concepto de la vida, no solo en donde la literatura coloca la vida explicitamente en el centro, este caracter experimental de la literatura ha de ligarse con la introspeccion, basada a manera biocientifica, del caracter proce- sal y fundamentalmente complejo de la vida. Pues la “complejidad de lo vivo” (Cramer 222), segun Friedrich Cramer, durante muchos anos director del Instituto Max Planck de Medicina Experimental LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 25 de Gotinga, implica la necesidad de analizar las estructuras de red en sistemas altamente autorteflexivos e interrelacionados basados en feedbacks multiparamétricos (223): el todo no puede dividirse en sus partes. En tales sistemas fundamental-complejos que se caracterizan por una no-pronosticabilidad de los procesos vitales, no hay ni rever- sibilidad del proceso ni la posibilidad, por ejemplo, en los campos de la bioquimica o de la neurofisiologia, de componer la imagen total de un ser vivo con piedritas de mosaico (224). Desde la perspectiva de un concepto de vida biocientifico se puede comprénder con mas claridad en qué medida la literatura experimenta y juega con los tres aspectos de la irreversibilidad y la no-previsibili- dad de la vida y con el hecho de que la vida es mas que la suma de sus partes. Como la Comédie humaine de Honoré de Balzac 0 el roman expérimental de Emile Zola (que siempre eran muchisimo mas y se distinguian de los modelos de ciencia historico-naturales 0 biocien- tificos, cuyas ideas pretendian traducir al ambito de la literatura), las creaciones literarias de ninguna manera se limitan a ser metas pues- tas en escena de los discursos cientificos de la vida preestablecidos. Especialmente el proyecto de novela de Zola tiende a una simulacion de la vida en el ambito novelesco para, en un segundo paso textual exterior, poder provocar cambios para la practica vital concreta no sdlo de las personas individuales, sino, ante todo, cambios de grupos sociales enteros y de naciones. Uno bien podria relacionar esto, a pesar de la distancia temporal, con las ideas actuales de la biologia molecular, de las maquinas biolégicas y con el correspondiente con- cepto de vida. En un nivel, la biologia molecular comprende la vida como una maquina biolégica que se reproduce a si misma, En un segundo nivel, reproduce estas maquinas en el laboratorio, a camara lenta, como podria decirse, y al reconstruitlas, optimiza algunas partes substituyendo sus propios objetivos por los de la biologia (Knorr Cetina 219). El saber sobre el vivir de la literatura esta en una relacion al mis- mo tiempo contrastante como complementaria respecto a estos dis- 26 OTTMAR ETTE cursos cientificos, mas ante todo despliega una relacion experimental con los mas distintos discursos de la vida, sean éstos de proveniencia estético-artistica, filoséfico-cientifica 0 médico-biocientifica. En este proceso, el saber sobre/vivir (Wberlebenswissen) de la literatura que asi se despliega puede transformarse en una vida hacia la muerte, sea —como en el caso de Juana Borrero— en una gestién de vida de una autora modelada a partir de los principios del arte, sea —como en el caso de la recepcién del Werther de Goethe— en la practica de vida suicida de un publico lector. Como puede demostrar el ejem- plo de Madame Bovary de Gustave Flaubert: la coincidencia, si, el corto circuito de vida y literatura, en tales casos tiene consecuencias fatales. Siempre la literatura implica el probar experimentalmente saberes de vida, y también el resultado de este experimento vuelve a producir un nuevo saber de la vida y en la vida. La literatura siempre transmite un saber especifico de cémo se vive o cémo se podria vivir y, por ende, también un saber de cémo no se puede (sobre) vivir. Para la literatura que es capaz de abarcar, de construir y de semantizar la totalidad de una vida —mucho mas alla de la muerte del protago- nista—, la muerte es sdlo un punto de referencia relativo, ya que es capaz de experimentar con la irreversibilidad de todos los procesos de vida bioldgicos, dentro del marco de sus respectivas leyes propias histéricamente dadas. Configuraciones de saber sobre el vivir internas y externas al texto Como conceptc-horizonte le corresponde al concepto del saber so- bre el vivir la tarea de crear nuevas perspectivas en el campo de las cuestiones ya existentes, con la mirada hacia horizontes distintos. Al mismo tiempo, estableciendo contornos de un paisaje de investiga- cién cambiado, debe generar nuevas constelaciones de preguntas en el ambito de las filologias y de las ciencias culturales en su totalidad. En cuanto a este aspecto, la literatura posee una dimension prospec” tiva que poco se ha tomado en cuenta, y que podria ser aprovechada por la teoria literaria. Enfocando Ia mirada al saber sobre el vivir en la literatura, se puede partir del hecho de que las filologias, gracias LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 27 a sus propios métodos de investigacién, son capaces de transformar los fragmentos de saber sobre el vivir encontrados en la literatura en formas propias de saber y, como consecuencia, de mantenerlas a disposicion para el futuro. En un articulo publicado originalmente en inglés en_1972, sobre el proceso de la lectura desde la perspectiva fenomenoldgica, Wolf gang Iser Ilamé la atencidn sobre tres aspectos importantes en la rela- cién texto-lector. Constato que cuando “la lectura despliega el texto mediante la anticipacion y el acoplamiento autorreflexivo” consigue el caracter de un suceso, lo que a su vez produce la “impresién de cercania de la vida” (Iser “Der Lesevorgang...” 271). La obligacion del lector a “formar continuamente una consistencia” lleva a su vez aun “estar enmarafado del lector con la figura central creada por él mismo” (271), de modo que surge una experiencia del “vivir” (entre comillas, claro) (272). En la medida en que en el acto de leer “esta incluido un Ambito no directamente presente en nuestra concien- cia”, la literatura siempre ofrece la oportunidad de formularnos a nosotros mismos mediante la formulacién de lo no formulado (275). Como se podria constatar, siguiendo a Iser, la ficcionalidad crea un espacio para ensayar y probar, donde los lectores, en un juego serio, pueden experimentar otras situaciones vitales, pueden expo- nerse a ellas y con ello hacer vivencias que, por otra parte, les estan vedadas en la vida “real”. La focalizacion de la mirada en el saber sobre el vivir puede recurrir a una larga tradicion de teoria dentro del desarrollo de la literatura en Occidente, donde desde la concepcién de la catarsis de Aristételes la cuestién del saber sobre el vivir puesto en escena por la literatura y sus respectivas formas de apropiacién tiene una importancia central. La idea de Iser, expresada en otro lugar, de que “los textos ficcio- nales siempre estan adelantandose a nuestra practica de vida” (Iser “die Appelstruktur...” 250), toca una de las cuestiones que la estética de la recepcién ha rozado, mas nunca la ha profundizado, o sea, este estar enredado de literatura y practica de la vida, lo que desde otra perspectiva, la del saber sobre el vivir, puede dibujarse mucho mas nitidamente. Ya que justamente en la medida en la que la literatura 28 OTTMar ETTE integra, dinamiza y procesa los mas diversos saberes de vida, es capaz de producir un saber sobre el vivir como saber de vivencia (Erleben- swissen), lo que traduce en una configuracién narrativa las estructu- tas discursivas de lo que podemos flamar, con un guifio a Roland Barthes, los Fragments d’un discours vital. La capacidad de traducir de un saber sobre el vivir a un saber de vivencia, que muy distinto a la filosofia no esta frenado por reglas de discursos cientificos que dis- ciplinan y llevan al concepto, cuenta como uno de los triunfos de la literatura. El otro es la posibilidad de integrar multiples logicas a un mismo tiempo. Para hablar con Rudolf zur Lippe: ella pretende mas que solo “coleccionar un saber sobre la vida” (Lippe 331). La literatu- Ta presenta como se manifiesta en la vida “la vivencia |...) en tanto contexto buscado” (331). La breve recurrencia a lo atin no realizado en las construcciones de teoria de Iser no significa en absoluto que deberian retomarse los teoremas centrales de la estética de la recepcion desde el “horizonte de expectativas” de Mannheim a la “experiencia estética” de Jauss, pero si implica que la “direccién de la mirada” de estos conceptos podria ser cambiada, haciéndola fructifera para una discusién lite- rario-teorica con el concepto de la vida, lo que podria ampliar las Life Sciences orientadas a la “mera vida”, para que se conviertan en ciencias de vida en un sentido pleno. Ante este trasfondo se puede explicar en qué sentido se da una (al menos) doble aplicabilidad y funcionalidad del término saber sobre el vivir en los textos literarios, pues el examen del saber sobre el vivir tanto interno de los textos (p.ej. en cuanto a la configuracién de las figuras en textos narrativos) como externo (p.¢j. referente a los mo- dos de apropiacion en una sociedad) es posible y relevante. A nivel interno del texto se trata entonces de comprender, entre otras cosas, la configuracion dinamica de las figuras literarias, como coreografias de individuos provistos en grado diferente de saber so- bre el vivir. Alli se encuentran, en la cuna de la novela del mundo moderno, en el Quijote de Miguel de Cervantes, dos figuras de la novela que desde el principio disponen de un saber sobre el vivir muy distinto, que esta llevado a contraponerse en cada vez mas nue- LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 29 vas vueltas y salidas a caballo y a burro; alli, como quien dice, este saber es “probado” mediante experimentos en el espacio ficcional, se reflexiona y se modifica. Mientras que Sancho Panza se sirve de aquel mundo del proverbio espaol acumulado en la cultura popular ibérica (que Werner Krauss ha presentado de modo tan ejemplar como entretenido),"* el saber sobre el vivir de don Quijote representa gloria y peligro, creatividad y colapso de un mundo creado con los medios de la ficcién, que tan inesperado como fatalmente irrumpe en la practica vital directa. La novela hace mover estos fragmentos de saber sobre el vivir acunados de manera distinta, e incluso opuesta, tegistrando las consecuencias de estos movimientos y choques. La disposicion de las pruebas experimentales puede resultar muy dolorosa para ciertas figuras, tal como lo tuvo que experimentar no en balde Emma Bovary de Gustave Flaubert en su constelacién in- terna del texto con el médico rural Bovary, con el farmacéutico Ho- mais, con el comerciante Lheureux 0 con el hacendado Rodolphe. El proyecto de vida de Emma fracasa sin remedio, al chocar con estos distintos discursos de la mediocridad ubicados socioculturalmente, y sus idées recues, tan caros al autor. El mundo de la novela asi se puede comprender como un micro- cosmos de los mas diversos saberes de vida, en cuanto la diversidad del discurso, tan destacada por Bajtin,’? designa una dialogicidad lo mas abierta posible dentro de un sistema autorreflexivo e interrela- cionado (Cramer 223) de estructuraciones de saber sobre el vivir. Al mismo tiempo, las reflexiones de Bajtin sefialan la configuracion, tan importante para nosotros, de la vision en conjunto y de la “Uber- blendung”: la inamovible pretensién de totalidad que la novela de la época moderna siempre le ha impuesto a su teoria: * Werner Krauiss, Die Wele im spanischen Sprichwort. Spanisch und deutsch, Leipzig, Reclam, 1971; también “Die Welt im spanischen Sprichwort” en Cervantes und seine Zeit, Berlin, Aka- slemieVerlag, 1990, pp. 308333. Cf. Michail Bajtin, Die Astherik des Wortes, ed. Reiner Gribel, trad. R.G. y Sabine Reese, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1979. 30 OTTMAR ETTE En la novela deben estar representadas todas las voces socioideoldgicas, 0 sea, todos los lenguajes esenciales de la época, en breve, la novela debe ser un microcosmos de la diversidad de los discursos {...] Un lenguaje se revela en su particularidad solo cuando esta correlacionado con otros lenguajes que forman parte de una misma contradictoria unidad del devenir social. En la novela, cada Lenguaje es un punto de vista, un horizonte socioideolé- gico de grupos sociales reales y su representaci6n (Bajtin 290). Si uno refiere estas reflexiones al saber sobre el vivir almacenado coreograficamente en la novela, tanto a nivel de las figuras como al de las instancias narrativas, se hace evidente hasta qué grado este saber se caracteriza y esta diferenciado no sélo en cuanto a lo psicolégico- individual y lo histéricoeducacional, sino también a causa de perte- nencias y referencias culturales, sociales, politicas 0 econdmicas. Si comprendemos la literatura como medio de almacén interactivo de saberes de vida, el cosmos de la diversidad de los discursos de Bajtin spor su parte sefiala formas, normas y modos vitales tan distintamente configurados como prestos para muchisimos modos de apropiacién. La autorreferencialidad y la autorreflexionalidad de todos los procesos del saber sobre el vivir estan ligadas en la literatura en su totalidad, mas de manera especial en aquellas formas de expresiones literarias trans- linguales que podrian comprenderse como literaturas sin residencia fija, con los respectivos contextos multi, inter y transculturales. Aqui se encuentran las formas de un saber sobre el vivir local (respectivamente de local knowledge, como las definié Clifford Geertz desde la perspec- tiva antropoldgica)”° asi como modos de presentacién de formas de saber que circulan en el mundo entero, formas de saber que represen- tan practicas vitales especificamente deslocalizadas o translocalizadas, a nivel interno de texto. A nivel externo del texto, las cultural y sociohistoricamente muy especificas formas de apropiacidn de saber sobre el vivir, desplegadas en la literatura, ocupan cada vez mas el centro de atencién. Alli don- °° Clifford Geertz, Local knowledge. Further Bsscrys in Interpretative Anthropology, New York, Ba- sic Books, 1983. (Conocimiento local: ensayos sobre la interpretacién de las culturas, trad. Alberto Lopez Bargados, Barcelona, Paidés, 1994) LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 31 de se habla de la cercania a la vida real y de un experimentar de una préctica vital con los medios de la ficcion, se plantea el problema de una traslacion a la gestion de la vida propia, tal vez a la cotidianidad de determinados grupos meta, independientemente de cémo esté culturalmente figurada esta traslacién (que sin duda no se debe tra- tar de un modo simplista). La historia del término aristotélico catarsis puede demostrar hasta qué grado la traducibilidad y la trasladibili- dad de saberes de vida hayan ocupado y cocaracterizado la literatura occidental, mas también la teoria literaria de Occidente. Siempre se ha problematizado la literatura en su fuerza de modelar las ideas de la vida buena, pero también en su “potencial de poner en peligro” a lectores “inocentes” y al mismo tiempo “receptivos”, en los contextos mas diversos, como lo comprueban el proceso por inmoralidad del siglo XIX francés en contra de la novela y la poesia,” el juicio en contra de Lady Chatterley’s Lover, el ostracismo contra autores “diver- sionistas” en Cuba o la fatwa contra Salman Rushdie. En esta larga tradicién, siempre ha estado en el primer plano la reflexion sobre las posibilidades de cémo podia ser transformado un saber sobre el vivir interno al texto en una practica de la vida externa a él, o como justamente se podria evitar esa transformacién o apropiacion. La li teratura, quiéralo 0 no, posee una intervencidn en el saber sobre el vivir de los lectores. Las mutuas penetraciones a nivel interno y externo de los textos, que pueden ser promovidas por las instancias de distribucién del co- mercio (Betrieb) literario, representan un ambito central justamente para el aparato paratextual de un texto o de una obra, o sea, especial- mente los prefacios y los epilogos, los titulos y los subtitulos, ilustra- ciones y entrevistas con los autores. Incluso ahi se pueden superar grandes distancias temporales y locales, ya que las formas de apro- piacion transtemporales y translocales desde hace mucho ya no son fenomenos excepcionales dentro de un sistema literario universal. Es justamente el caracter de ser distinto de los modelos de interpreta- * Cé el estudio clasico de Klaus Heitmann, Der Immoralismus-Prozep gegen die franxisische Litera- eer im 19. Jahrhundert, Bad Homburg-Berlin-Zurich, Verlag Gehlen, 1970. 32 OTTMAR ETTE cion y de practicas de apropiacién lo que puede fascinar a los autores que son capaces de alcanzar a un publico en el mundo entero. Asi, por ejemplo, el autor nacido en Libano que reside en Paris, Amin Maalouf, cuyas novelas han sido escritas en lengua francesa y tradu- cidas a numerosos idiomas, afirmé en una entrevista en el afio 2001: En efecto, el hecho de que personas pertenecientes a diferentes culturas puedan leer las mismas historias, reaccionen, sonrian o se enfurezcan sobre los mismos textos, constituye ciertamente una posibilidad de crear transi- ciones entre diversas culturas. Justamente esta es una de las funciones del arte. (...] Es cierto, cuando escribo, jamas tengo ganas de dirigirme a un pt- blico especifico, a personas que pertenezcan a una misma cultura (Babouin y Maalouf 101). Si seguimos a Amin Maalouf, la apropiacion de la literatura en los diversos ambientes culturales puede crear, de este modo, nuevas relaciones entre las culturas, influyendo asi, a nivel mundial, en la conducta, si, en la manera de vivir de distintos grupos de lectores. Sin embargo, como se puede sospechar, atin dominan mas bien las histo- tias de apropiaciones limitadas nacional o lingtiisticamente de saberes de vida mediados por la literatura. La ya mas de centenaria historia de la recepcion del poeta lirico, ensayista y revolucionario cubano José Marti,?? que seguramente no va a terminar ni con la muerte de Fidel Castro, puede arrojar una luz a la medida enorme y sostenida en la que no solo pueden permanecer almacenadas determinadas formas discursivas 0 contenidos politicos, disponibles para las generaciones venideras, sino también normas y formas de vida hasta la adopcién de ciertos modelos de actuar y maneras de vivir, lo que constituye una historia sin fin de procesos de apropiacion dirigida. No seria dificil nombrar ejemplos de las mas diversas regiones y culturas, de tales pro- cesos de apropiacién externos a los textos, que siempre reaccionan a determinadas necesidades de dotacién de sentido. of. Ortmar Erte, José Marti. Teil I: Apostel - Dichter - Revolutionar. Eine Geschichte seiner Reze>- tion, Tubinga, Max Niemeyer Verlag, 1991. (Otemar Ette, José Marti, Apéstol, poeta y revolucio nario: una histona de su recepcién, trad. Luis Carlo Henao de Birgad, México, UNAM, 1994). La FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 33 En este nivel exterior del texto, no tiene poca importancia la auto- escenificacion de formas de vida por parte de autores e intelectuales que a menudo se ha podido observar. Mediante la configuracién de su propia persona tratan de tener influencia en las formas de apro- piacién de sus textos por un publico lector concreto y difuso. Las ma- neras de vivir y los Life Styles, puestas en escena o en imagen, de un intelectual que se presenta a sus contemporaneos 0 a la posteridad, preferentemente frente al escritorio de su casa, en una biblioteca o en la calle, con o sin puro, con o sin compafiera, esbozan un saber sobre el vivir autorreferencial y al mismo tiempo adaptable. Muchas veces tiene suma importancia para la comprensién y las formas de apropiacién de aquel saber sobre el vivir almacenado en los textos del autor; gracias a la polisemia inscrita en su modo de ser (el de los textos del autor) hace posible distintos procesos de dotacién de senti- do. También aqui tenemos que ver con sistemas altamente autorre- flexivos e interrelacionados, por el examen de los cuales se podrian hacer accesibles saberes sobre formas de vivir individuales y colecti- vos, mas también sobre formas de escenificaciones de un saber sobre el vivir de si misma, sin cuya inclusion parece no ser imaginable la constitucién de una ciencia de la vida en un sentido auténtico. De esta manera confluyen dimensiones de saber sobre el vivir internas y externas al texto, estéticas de produccién y de recepcién, practi- cas y despragmatizadas, en el complejo fendmeno de la literatura, dimensiones que, en su conjunto, mantienen a disposicién aspectos esenciales de un saber con/Vivir, al que se van a dedicar las reflexio- nes finales, El saber con/vivir (Zusammenlebenswissen) y las ciencias de la vida Una filologia orientada a las ciencias de la vida podria dirigir su interés hacia los temas, por medio de los cuales el saber acerca de la vida de los diferentes personajes literarios —ya sea en la novela, en el drama o en la poesia— se hace explicito. A estos espacios de condensacién seman- tica del saber de vida pertenecen, por un lado, las tepresentaciones 34 OTTMAR ETTE de experiencias existenciales de limite —tal como se representan en la literatura del univers concentrationnaite— y, por otro, sin lugar a dudas, las representaciones acerca del nacimiento, la agonia y la muerte. Es esclarecedor observar hasta qué grado los dichos y las expresiones del common sense se sirven de patrones literarios que desde hace mu- cho se volvieron tépicos de creencias que provienen de diferentes historias religiosas, de convicciones ideoldgicas y confesiones, de dis- cursos psicoldgicos, psicoanaliticos, médicos o cientificos para crear estos pasajes sobre un saber vital condensado literariamente. Las escenas de agonia del Quijote de Cervantes, de Madame Bovary de Flaubert, de Pere Goriot de Balzac o del latifundista de Cambace- res, de Pére Ubu de Jarry o de Santiago de Nasar de Garcia Marquez no sdlo despliegan una historia literaria altamente comprimida, y no obstante sustanciosa, sino que también permiten realizar un anilisis acerca de la circulacién de aquel saber que, dentro de una sociedad particular en una época dada y en un determinado contexto cultural, se refiere al inicio y el fin de la vida. En este contexto, la recteacién artistica de ciertos espacios viven- ciales es de suma importancia, pues una ciudad, una casa o un cuarto representan patrones fractales que pueden funcionar ya sea como un modéle réduit (Claude Lévi-Strauss) 0 como mise en abyme (André Gide), que modelan de manera pragmatica las formas de vida como el saber de la vida y el saber de la convivencia de un grupo dado. El andlisis de estos espacios vivenciales en la literatura nos permite destacar y contextualizar histérica y socialmente formas especificas de vida tal como se manifiestan en los textos literarios. Ademas, par- tiendo de alli puede deducirse un saber altamente dinamico, pues necesariamente tiene la habilidad de adaptarse. Llamar ese saber sa- ber de convivencia me parece lo mas exacto. Se trata esencialmente de un saber sobre las condiciones, posibili- dades y limites de la convivencia, tal como se configuran estéticamente en las literaturas del mundo y como se experimentan desde las diversas perspectivas culturales. Esto conileva no sdlo dimensiones sociales, po- liticas 0 econdmicas, sino también biopoliticas, culturales y éticas, tal como se tornan relevantes al llevar una vida multicultural en la que las La FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 35 culturas existen de forma contigua, una vida intercultural en la que las cul- turas viven conjuntamente y una vida transcultural en la que las culturas se atraviesan, mezclan y penetran mutuamente. Uno podria hablar sin duda de una potencializacién y condensacién de un saber sobre el vivir que asi se convierte en un saber con/vivir. Sin embargo, desde hace mucho, este saber con/vivir, que se ha desarrollado en textos literarios en culturas muy diversas, ya forma campos tematicos de las literaturas del mundo, sin que esta acumulacion del saber se hubiera analizado y utilizado de forma estructurada para el debate actual. En este ambito, la filologia y la teoria literaria tienen una importancia eminentemente politica y de gran actualidad, pues sin duda el desafio mas grande del siglo XXI, que simultaneamente implica altos riesgos, es la busqueda de una convivencia en la diferencia que se base en el respeto y recono- cimiento mutuos. En 1976-1977, en una catedraseminario impartido en el Collége de France que llevé el titulo “Comment vivre ensemble”, Roland Barthes dedicé su atencién y curiosidad teorica a la cuestion de la convivencia. Este trabajo pionero atin esta marcado por la busqueda y el sondeo, pero al mismo tiempo da muchas sugerencias importantes. Bajo la pala- bra clave “Cléture” (cierre) constato en la sesion del 2 de marzo de 1977 que el nacimiento en tanto abandono del vientre materno protector significa la vida y la define al mismo tiempo: “Sortir, c'est se déproté- ger: la vie elleméme” [Salir es desprotegerse: la vida misma] (Barthes Cémo vivir juntos... 110). Por ello no asombra que el semidlogo y tedrico de los signos continuamente se ocup6, tanto en el ambito de la novela como en la practica vital concreta, del problema de la distancia con respecto al Otro y también a los objetos. En su conferencia no traté solo la significancia del roce del Otro, el frélage, que —sea la coartada cual fuere— muestra que el cuerpo del Otro no me esté ni sustraido ni prohibido (112). A Barthes le intereso también el entorno directo de la convivencia, aquella proxémie, cuya conceptualizacion el autor de Le plaisir du texte encontr6 en los escritos de Edward Twitchell. Se refiere al espacio que esta marcado culturalmente, que en cierto modo rodea al individuo y esta a su alcance —en tanto “créateurs de proxémie” (155)— y quiza sus objetos mas importantes sean la lampara y la cama. 36 OTTMAR ETTE Asi, Barthes retomé algunos impulsos importantes de La poétique de Vespace®? de Gaston Bachelard, peto desarrollé estos elementos de ana- lisis con miras a la cuestin de la convivencia. Los estudios acerca de las formas mas diversas y de los ritmos en particular de la convivencia conventual y anacorética despliegan el am- plio espectro de un saber acerca de la convivencia acumulado a través de la historia, pero sdlo legado parcialmente. A su vez, aparte de los multiples autobiografemas del investigador mismo, ese saber se ampli por medio del analisis de los textos de Thomas Mann, Emile Zola, Daniel Defoe o André Gide. Del mismo modo que Wolfgang Iser en sus escritos ya mencionados, Roland Barthes también parte del hecho de que la literatura esta siempre a la vanguardia de todo, “toujours ven avance sur tout” (167), es decir: ya siempre esta ofreciendo a sus lectores aquellos ambitos del saber e interrogantes que las ciencias y el psicoandlisis apenas tienen que elaborar con gran esfuerzo. En_una especie de investigacién basica, la filologia deberia estu- diar justo esta funcion de la literatura en tanto almacén de saber vital dinamico y altamente reacoplado, y la deberia aprovechar no solo para reorientar la teoria literaria, sino también para un debate concreto sobre formas y modos de vida especificos. De ninguna ma- nera se trata primordialmente de una complejizacion —una tarea de cualquier ciencia— de la convivencia cotidiana. En un proceso que duré varios milenios, las literaturas del mundo forjaron un saber so- bre el vivir que es de suma importancia para el desarrollo de nuestras sociedades, para su autocomprensién que se creo historicamente, asi como para sus desafios actuales que se orientan hacia el futuro. La interrogante de Barthes acerca del comment vivre ensemble, esta en muchos aspectos entrelazada con sus Fragments d’un discours amou- reux. Sin embargo, Barthes relaciona este discurso amoroso con otro horizonte y muestra las primeras posibilidades de cémo la literatura y la vida se pueden vincular en la realizacién de analisis, sin que se vuelvan idénticas ni se fusionen. La comprensién del sentido propio y de las leyes propias de la literatura no deberia llevar a que continue ® Gaston Bachelard, La Poétique de l'espace, Paris, PUF, 2004. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 37 la expatriacion de las filologias de la vida. Esta marginacion y exclu- sién de una de las preguntas centrales que la literatura plantea a sus lectores obstaculiz6 demasiado el desarrollo de teorias literarias, en particular en la segunda mitad del siglo XX. Hasta hoy en dia son muy palpables las consecuencias negativas de ello. Sin embargo, para nuestra sociedad actual, la literatura deberia convertirse en una fuen- te importante e irrenunciable del saber sobre el vivir y, en particular, del saber con/vivir, una funcion que obviamente no debe desplazar a otras funciones de la literatura, pero que la teoria literaria por fin tiene que entender y tomar en serio como genuino campo de trabajo. La dimension tan decisiva del saber con/vivir que resulta de la perspectiva de tal enfoque comprende obviamente también la pre- gunta acerca de cémo pueden tratarse las formas del saber con/vivir que estan marcadas de diversos modos en las diferentes culturas. Por ello justamente, el saber con/vivir debe reflexionar sobre los limites de la validez y vigencia del propio entendimiento en cuanto a los modos de vida multicultural (de forma contigua), intercultural (de forma conjunta) y transcultural (de forma que se atraviesan, mezclan y penetran); ademas debe vincularse el respeto hacia el Otro con un saber acerca de las diferencias, ya sea social, cultural o de género. Particu- larmente, en la cuarta fase de globalizacién acelerada en la que nos encontramos en la actualidad esto es de suma importancia para la convivencia pacifica de una humanidad que dispone desde media- dos del siglo pasado de la posibilidad nuclear del autoaniquilamien- to. De ahi que, parte esencial de todo saber sobre el vivir debe ser, en consecuencia, un saber sobre los limites de la validez de éste. Si, tal como Leo Spitzer lo formulara otrora en una contribucién que Werner Krauss solicité para la revista programatica Die Wand- lung, la filologia es “una ciencia, que intenta entender al ser humano, en tanto se expresa mediante la palabra (Sprache) y creaciones lingitis- ticas (Wortgebilde)” (179) y acuerdo con las reflexiones de Erich Auerbach sobre una filologia de la literatura universal “a lo que otras épocas se atrevieron —deter minar el lugar del ser humano en el universo~” (Auerbach “Philolo- gie...” 310), entonces, hoy en dia es mas que urgente que la filologia esta ciencia se atreve nuevamente y de 38 OTTMAR ETTE se entienda como ciencia de la vida. El hecho de que por lo menos en la romanistica esa interrogante no sea de ninguna manera ajena, puede ser comprobado por medio de la sorprendente frecuencia del fexema vida en la parte final de la obra seminal de Auerbach, Mimesis. Pese a ello, hasta ahora esta frecuencia no ha llamado la atencién a nadie. En esa parte se aborda la redefinicion y la reorientacion de una filologia que ocurre en vista de las catastrofes de la Segunda Gue- tra Mundial y la shoah, pero también en vista de la homogenizacion lingitistica y cultural que se percibe de forma mas intensa: Las capas de la pobla con otras, yya no hay pueblos exéticos. Hace un siglo atin, los corsos 0 los espa- ny sus diversas formas de vida han sido revueltas unas fioles hacian un efecto (como en Mérimée) exatico, hoy esta palabra no podria emplearse ni con respecto a los campesinos chinos de Pearl Buck. Por debajo de las pugnas y aun a causa de ellas, se va realizando un proceso econdémico y cultural nivelador, y aunque haya que recorrer todavia un largo camino hasta Hegar a una vida comin de los hombres sobre la tierra, la meta empieza ya a vislumbrarse. Donde mis visible y concreta aparece esta meta es actualmen- te en la representacién deliberada, exacta, interna y externa de un momento cualquiera de la vida de los diversos hombres. De este modo, el complicado proceso de disgregacién, que condujo a la descomposicion de la accién exter- na, al reflejo en la conciencia y a la estratificacion del tiempo, parece tender a un resultado muy simple. Quiz sea éste demasiado simple para aquellos que admiran y aman nuestra época, a pesar de todos los peligros y las catastrofes, a causa de su riqueza vital y la incomparable atalaya histérica que oftece. Pero éstos son pocos, y no viviran probablemente mas que los primeros indicios de aquella uniformacién y simplificacion que se anuncia (Auerbach Mimesis 251). No es ninguna casualidad que el ultimo capitulo de Mimesis termine con la pequefia palabra “viviran”.?* Pese a que hoy en dia podemos percibir mejor de lo que Auerbach pudiera hacerlo en los primeros afios de posguerra, que el proceso de des-diferenciacion cultural delineado % Cabe seftalar que en Ia traduccidin de {maz y Villanueva aparece “vivir” que corresponde ala palabra alemana leben, pese a que en el original se utilice Ia palabra erleben que significa “experimentar una vivencia” (Nota de los traductores). LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 39 por él es acompafiado por otro simultaneo de una nueva diferencia- cién, la insistencia de Auerbach en el concepto de la vida, es muestra de la comprensién que para las filologias hoy, mas que nunca, es nece- sario ocuparse —en el sentido pleno de la palabra— de la vida. Un con- cepto del saber sobre el vivir que se entiende como tarea de la filologia se concibe como un aporte a una comprensién amplia de las ciencias de la vida y esta en condiciones de dar un impulso importante en fa- vor de un paisaje cientifico mas productivo y mejor adaptado a la va- tiedad de la vida humana. Una recuperacion del concepto de la vida fundamentada en las teorias culturales y literarias y una acepcién del saber sobre el vivir que la acompajia, agregan una dimension cultural imprescindible a la concepcién cientifica de las ciencias biolégicas en tanto ciencias de la vida. Esto permite asimismo distinguir entre las interrogantes, series de experimentos y metodologias de analisis pro- pias de las ciencias bioldgicas y las que corresponden a las ciencias de la vida en un sentido amplio. Para poder determinar nuevamente el lugar de los seres humanos en el universo, en un primer paso, las fi- lologias tienen que volver a reflexionar sobre su propio lugar dentro de los sistemas cientificos transformados, a menos que deseen resig- narse a su considerable marginalizacién que ya se puede constatar. Para Nietzsche era importante relativizar el historicismo en tanto disciplina rectora dominante y recolocarlo en una relacion dialogica con respecto a las otras ciencias, pues de esa forma no sdlo podia lamentarse la desventaja, sino que también podia determinarse el bene- ficio de la historia para la vida, en toda su envergadura. Sin lugar a dudas, hoy en dia, las ciencias naturales y —en tanto vanguardia y en cierto modo de forma paradigmatica— las Life sciences forman la cul- tura cientifica”> dominante. Con mas urgencia que nunca, en la actuali- dad tienen que sefialarse sus limites, para reducir los riesgos de una comprensi6n unilateral de las ciencias y para poder crear estructuras dialégicas mas alla de la separacion entre las “dos culturas”. * Cf Karin Knorr Cetina, Wissenskulturen, Ein Vergleich naturwissenschafilicher Wissensformen, p. 219, 40 OTTMAR ETTE Seguin mi opinion, es indispensable desarrollar las filologias ha- cia las ciencias de la vida y relacionarlas de forma transdisciplinaria. Los diversos géneros y subgéneros de las literaturas universales nos pueden proporcionar un saber acerca de posibles formas de vida (no- vela), acerca de formas de vida pretéritas (biografia) 0 acerca de como uno intenta transformar en saber sobre el vivir la propia vida o, res- pectivamente, la vida que uno mismo puso en escena (autobiografia). Particularmente, las diferentes formas de una escritura autobiografi- ca sobre la vida y/o la supervivencia revelan un saber sobre el vivir cuyo analisis es imprescindible para un entendimiento amplio de la vida. No olvidemos a este propésito a Scherezada, la gran natradora y figura emblematica de la supervivencia en la literatura y por medio de la literatura. Ciertamente, la representacion literaria de culturas afectivas tiene una funcion y trascendencia particular.” Pero no nos engafiemos: no se puede esperar del arte y de la literatura una especie de saber superior sobre la vida. Y sin embargo, la literatura no sélo es capaz de simular formas normativas de la practica vivencial, sino que también puede ofrecerlas de forma performativa y, de este modo, apegadas a la vida y “experimentables” para el lector, esto debido a que la literatura siem- pre contiene un saber acerca de los limites de la validez de los saberes en una cultura 0 sociedad dada. A su vez, este saber de la literatura implica siempre un saber acerca de los limites y la validez del saber sobre el vivir y de convivencia que se condensa en la literatura misma. No hay lugar a dudas: ese saber adquirido de forma experimental y con los medios de la literatura tiene un valor inestimable justo por su polisemia e indeterminacidén en la fase actual de la globalizacion. Por ello, es tiempo de entender a las filologias como ciencias de la vida y de iniciar una investigacién conjunta de las ciencias de la vida que incluyan las filologias asi como las diversas Life Sciences. Podria hacer un aporte significativo al desarrollo de lo que, en el pasaje del ultimo capitulo de Mimesis arriba mencionado, Erich Auerbach Cf, Ortmar Ette, Lehnert, Gertrud (eds.), Grofe Gefithle. Ein Kaleidoskop, Berlin, Kultur- verlag Kadmos, 2007. LA FILOLOGIA COMO CIENCIA DE LA VIDA 41 Ilamé riqueza de la vida. La mision de las filologias no consiste en ningun tipo de complejizacion, sino en el aumento de la riqueza de la vida que reflexiona de forma critica. A las filologias les convendria introducir de forma critica en la sociedad el saber sobre el vivir en que‘han indagado y enriquecer asi la circulacion publica del saber. En el marco de un entendimiento amplio de las ciencias de la vida, la complementariedad de los enfoques y metodologias de las ciencias naturales, por un lado, y las culturales, por otro, abre sin duda alguna nuevas perspectivas para indagar en el arte y la literatura como saberes del experimentar (Erlebenswissen), del sobre/vivir (Uber- lebenswissen) y del con/vivir (Zusammenlebenswissen). A mi parecer, la explotacion decidida y vivificadora de estos nuevos espacios de las fi- lologias podria ofrecer una respuesta, que en sentido nietzscheano es intempestiva, a la pregunta cada vez mas apremiante por la utilidad y las desventajas de las filologias para la vida. Si éstas logran organizar dentro de si el caos, entonces podran reconocer —para hablar por ultima vez con Nietzsche— sus “verdaderas necesidades” (Nietzsche Vom Nutzen...195). Obnas citadas Agamben, Giorgio. Homo sacer. Die souverdine Macht und das nackte Leben. Francfort del Meno: Suhrkamp, 2002. Impreso. Agamben, Giorgio. Was von Auschwitz bleibt. Das Archiv und der Zeuge, (Homo sacer III). Francfort del Meno: Suhrkamp, 2003. Impreso. Auerbach, Erich. “Philologie der Weltliteratur” en Gesammelte Aufsat- ze zur romanischen Philologie, Fritz Schalk y Gustav Konrad (eds.). Tubinga-Basilea: A. Francke Verlag, 1967. Impreso. Auerbach, Erich. Mimesis, trad. I. Villanueva y E. maz. México: FCE, 2000. Impreso. Babouin, David y Maalouf, Amin. “Je parle du voyage comme d’autres parlent de leur maison” (entrevista), en Magazine littéraire. Paris, 304, 2001. Impreso. Bachelard, Gaston. La poétique de l’espace. Paris: PUF, 2004. 42 OTTMAR ETTE Bajtin, Mijail. Die Asthetik des Wortes. ed. 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