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EEn los últimos años hablar de economía circular, desechos, plástico y océanos,
se ha convertido en tendencia mundial. Economía circular es un término que nos
da esperanza y miedo a la vez, un cambio de paradigma tan grande que requiere
de un esfuerzo sostenido.
Ante este inquietante panorama se hace urgente una pronta articulación desde
todos los frentes y con todos los actores. Si bien ya existen planes en marcha
sobre el manejo responsable de los residuos en materia normativa, el camino por
recorrer es largo y los incentivos aún son pequeños.
Muchos países quieren tener ese impuesto digital, pero en la Ocde y en el G20
hay claridad de que se necesita un acuerdo de coordinación global para resolver
de mejor manera el problema. En Osaka, los ministros se comprometieron a tener
un informe con una propuesta para 2020. Mientras tanto, cada país tendrá libertad
para tomar las medidas que considere pertinentes.
El gobierno francés calcula que sólo 30 empresas pagarán este impuesto, entre
ellas las grandes de EE.UU.: Google, Apple, Facebook y Amazon. También hay
empresas chinas, alemanas, españolas y una sola francesa, Criteo. La
recaudación esperada es de 400 millones de euros en el primer año y 650
millones en 2020.
Francia se fue por la libre, luego de que en el 2018 fracasó un intento de crear un
impuesto digital paneuropeo. En las próximas semanas, otros europeos podrían
aprobar impuestos similares: España y Gran Bretaña están casi listos. Estados
Unidos amenaza con represalias, porque afirma que se trata de una medida
discriminatoria contra sus empresas. Por lo pronto, ha iniciado una investigación
que podría traer sanciones a productos franceses.
¿Qué pasará en México? El PRD presentó una iniciativa para crear un impuesto
digital en 2018 que no tuvo eco. No sería difícil que el asunto vuelva, tomando en
cuenta que los servicios digitales están creciendo a tasas de dos dígitos y el
gobierno necesitará mayores ingresos tributarios. Un factor adicional a considerar
es la presión de los grupos afectados por los disruptores tecnológicos. Un
establecimiento hotelero paga más impuestos y tiene más regulación que Airbnb.
los comerciantes “tradicionales” quieren suelo parejo contra Amazon y los medios
de comunicación resienten el impacto de Google y Facebook en el mercado
publicitario.
Hacienda evalúa el tema y deberá tomar una decisión sobre el impuesto digital.
Quizá lo haga para el presupuesto de 2020. México podría captar más de 5.000
millones de pesos anuales por el impuesto. Es una buena cantidad que serviría
para impulsar emprendedores tecnológicos o para reforzar la ciberseguridad. Todo
suena lógico, pero ¿qué tal si se enoja Trump?