Está en la página 1de 7

Resumen cuestiones relevantes Bob Jessop “El Estado pasado, presente y futuro”.

Capítulo “El
Estado como una relación social”. Realizado por Christian Alex Klare Ossandón.

A partir de Poulantzas, Jessop comprende al Estado bajo un enfoque más amplio; el enfoque
estratégico- relacional. Dentro de este enfoque comprende, en primer lugar, que el Estado no es
una cuestión neutra, pues expresa la cristalización de correlaciones de fuerza entre clases sociales
y fracciones de clase, por tanto, está más o menos en disputa. El estado, como es señalado no es
neutro, por tanto, contiene “tendencias segadas” que le permiten privilegiar a ciertos agentes
sobre el resto, en función de sus intereses y capacidades. A su vez la materialización, en menor o
mayor grado, de estas tendencias depende del contexto y de la coyuntura política particular;
centralmente del estado- la situación- de las fuerzas en pugna (equilibrio variable de fuerzas).
Todo esto se debe a que el Estado es un “entramado” más donde se expresan las contradicción y
conflictos que atraviesan a la sociedad en su conjunto, sin embargo, ya no se atiende a un aspecto
general, sino a manifestaciones específicas de las mismas. Siguiendo esta última reflexión, este
enfoque, busca observar y comprender las manifestaciones de poder estatal más allá del mismo
aparato estatal, aquí los “efectos del poder estatal” pueden generar cambios en los equilibrios
establecidos (en el Estado y más allá del Estado). El análisis propuesto gira entorno a la noción de
“estructura”-variaciones entorno a aperturas y limites según sea el agente- y “agencia”- que
entendemos como la capacidad de influir a partir del actuar, dicha capacidad varía según sea el
estado de la estructura, y los actores involucrados (incluye los posibles acuerdos entre ellos); en
síntesis, estos elementos también están directamente ligados a las tácticas y estrategias asumidas
por quiénes disputan el poder político. Una pregunta relevante que designa Jessop, es la pregunta
por: la conciencia o naturalización – si tienen o no en cuenta la situación actual, y la relación de
conjunto entorno a dicha situación, es decir el aspecto selectivo- con la que estos actores
establecen sus estrategias, por esto pasa la posibilidad de tensionar, e incluso superar las
limitaciones estructurales establecidas.

Entiende a las “tendencias estatales” actuales como el resultado de interacciones entre las pautas
pasadas de selectividad estratégica, y las estrategias tomadas por los actores (independiente de su
éxito) para la modificación de las tendencias estatales. La posibilidad de restructuración, en
general, dependerá de las selectividades estratégicas establecidas, llevando en algún momento a
un estadio de estabilización, generado a partir del desarrollo de las estructuras del Estado
reorganizadas y el ámbito táctico-estratégico de selección(es), a su vez dependiente de ordenes
institucionales y espacio-temporales que podrían o no postergar los conflictos. El equilibrio de las
fuerzas, por su parte, puede ser modificado en 2 sentidos: 1) según las variaciones en ámbitos
estratégicos: economía, Estado, estructura social, etc. 2) cambios organizativos/ tácticos-
estratégicos de las de fuerzas específicas. Como mucho de las condiciones del campo de disputa se
juega por los tipos y las formas estatales, propias y/o establecidas en cada período, estas influyen
en la capacidad que tienen las fuerzas de ganar el poder estatal, según sus tácticas y estrategias
sean más afines a estos tipos (el Estado considerado en un sistema específico de producción), o
formas (liberal, absolutista, de bienestar etc.); lo mismo se puede extender a los regímenes
( autoritario, democrático, parlamentario, presidencialista) y a los modelos (keynesiano,
neoliberal, en transición post-neoliberal etc.).

Es más correcto decir, que los poderes se activan por determinadas coyunturas en relación con la
acción de los grupos políticos y del funcionariado estatal, que el Estado ejerce poder por si mismo.
Además, su acción (la de los elementos mencionados) no se limita exclusivamente al espacio
dentro de las “fronteras”, estando la centralidad en los objetivos e intereses perseguidos, y debido
a su efectividad, se dará pie o no a la reivindicación de sus acciones, propuestas en el marco del
Estado. La concretización de estos poderes dependerá de las interrelaciones- de los elementos-con
las fuerzas sociales vivas; esto como hemos dicho desdibuja las fronteras del campo de disputa. A
fin de formular un correcto análisis del aparato estatal, y del poder estatal, se recomienda atender
a los conceptos estratégicos de “estrategias económicas, proyectos estatales y visiones
hegemónicas”. Siguiendo a Foucault y a Poulantzas, respectivamente, establece que se puede
identificar una línea estratégica general en el ejercicio de los poderes del Estado, considerando a)
la coordinación estratégica en base a selectividad estratégica, b) las redes de poder que atraviesan
y permean el espacio de las estructuras estatales y de la sociedad civil, unificándolas y
conectándolas con esta última.

A partir de 2 elementos fundamentales del Estado, el aparato estatal y la idea de Estado,


desarrollará las dimensiones de Estado, profundizando lo anterior a modo de abarcar las tres
primeras como aspectos institucionales, y las siguientes tres como remitidas a aspectos discursivos
orientadores de la acción. Son:

1) Los modos de representación política y su articulación; lo primero es distinguir cuales son


los modos reales de representación, teniendo en cuenta el criterio de eficiencia. Se dan,
en general, a través de los medios oficiales (establecidos legalmente), los medios de
comunicación hegemónicos y los medios sociales descentralizados. Establece 5 tipos
ideales de representación: a) clientelismo: implica una relación jerárquica entre patrones y
clientes, donde la representación es dada a cambio de beneficios materiales/ recursos
conseguidos políticamente. B) corporativismo: representación política en función de las
tareas- oficios/ trabajos dentro de la división del trabajo, se constituyen en”
corporaciones”; plantea una idea de gobernanza basada en redes de grupos establecidos
según sus roles en la sociedad. La posible limitación de la representación, en este caso, es
la propincuidad a las facciones. C)parlamentarismo: se asocia a la elaboración indirecta de
políticas por parte de los ciudadanos, considerados formalmente en plano de igualdad,
significa también el ejercicio de derechos en relación con el poder ejecutivo y legislativo,
de facto el grado de igualdad esta supeditado a los elementos mismos que se utilicen para
llegar al parlamento. Está ligado a la disputa de los partidos políticos (y su organización) y
al territorio representado, circunscripciones locales. D) Pluralismo: Acceso a los aparatos
estatales que tienen los partidos y organizaciones políticas, refiere a los intereses propios
de la sociedad civil reconocidos, en gran medida, por el Estado; no significa perse un
acceso equitativo, debido a las presiones de adaptación a las lógicas estatales. Se distingue
entre pluralismo y neopluralismo (enfatiza el conflicto, la formación de coaliciones para la
estabilidad y el cambio, puede darse en distintos modos de representación- no es un
modo diferenciado, por último, abarca más allá de los intereses y agentes de la sociedad
civil). E) La razón de Estado: caso límite de intervención, se plantea más allá de los canales
formales de representación, alude a la posibilidad de un estado de crisis, o al menos a su
amenaza; se plantea en la lógica de que es el propio Estado- y su supervivencia – el que
está en juego, la seguridad de la nación o de la misma sociedad civil. Esto permite al poder
soberano actuar más allá de la institucionalidad; por su carácter informal puede además
vincularse con las redes de poder paralelas que se extienden más allá de los límites
formales del Estado. Se utiliza de manera determinante; en síntesis, es un mecanismo de
“defensa” (aunque puede ser usado como ofensiva) y de “normalización”. Ej contingente:
invocación de guerra contra el terrorismo. Estos modos de representación tienen efectos
concretos en la realidad, en como se constituyen las fuerzas políticas y como se accede al
poder estatal por parte de ellas. Ejemplo: “El clientelismo y el pluralismo promueven la
reproducción de intereses “económico-empresariales” y “civil-corporativos” específicos”.
Además, las formas de representación contribuyen a la generación de identidad y
organización de las fuerzas (que buscan representación); por su parte las organizaciones
pueden influir en las formas de representación (en general para modificar el estado de
poder existente; en este sentido, la lucha de clases se expresa en la constitución de
fuerzas políticas y la disputa por dicha constitución, con miras a la disputa de poder del
estado y la generación de poder fuera de él).

2) La arquitectura institucional del Estado: Remite a la organización interna (vertical,


horizontal, transversal) del Estado, expresada en la distribución de competencias entre sus
partes, tanto en términos territoriales como funcionales. Tienen peso relativo el poder
ejecutivo, legislativo y admirativo (mecanismos internos, reclutamiento de funcionarios,
medios de administración, unidad administrativa); se deben evitar las conceptualizaciones
rígidas que impidan la adaptabilidad de estos elementos, sobre todo, en caso de surgir
cuestiones inesperadas, siendo importantes las conectividades entre las distintas
territorializaciones del poder político- administrativo (relaciones entre gob. Central,
regional, local y para estatal).
La concepción de arquitectura puede albergar tanto una visión estática del entramado
estatal, como la comprensión de la reordenación constante del trabajo político estatal. Sin
embargo, cabe señalar que, si se trata de grandes cambios, los mecanismos del Estado, y
sus lógicas, interiorizado/as en sus poderes tienen a controlar y equilibrar en el sentido del
retraso y la fricción para estos cambios, limitando las potencias de la política. Ejemplo:
acción de burócratas partidistas. Por un lado, puede darse la captura de los instrumentos
de regulación, pero, además, es importante tener en cuenta los propios mecanismos
desplegados para mantener la dominación política, que implica movilización de recursos, y
un cierto nivel de coordinación formal e importante, de sectores y actividades. Si bien se
señala que es difícil proclamar la unidad estatal, el criterio de la burocratización, aparece
como el más optimo para establecer la unidad formal, implica a) funcionariado profesional
(de carrera), b) sujeción a responsabilidades legales y financieras establecidas
formalmente, y el sometimiento/ funcionamiento, en razón, de una cadena de mando-
jerarquía- que atraviesa todo el campo estatal. La importancia de esta unidad formal esta
supeditada, a la unidad del poder político- ejecutivo, teniendo en consideración que, es
fácil de disolver si esta no existe por parte de la desobediencia del funcionariado. No basta
con la unidad formal para tener una unidad política estable, se necesitan, también
mecanismos que puedan intervenir en función de la acumulación, legitimación y cohesión
social; estos mecanismos son más informales, dotando de una naturaleza hibrida
(ejemplo: corporativismo, asociaciones público-privadas) a dicha unidad relativa; los
mecanismos burocráticos en general deben ser controlados por una autoridad ejecutiva o
por redes transversales para evitar la mayor cantidad posible de problemas.

El dominio estructural está marcado por la articulación de sectores y departamentos


dentro del sistema estatal, en conjunto con la suma de un “proyecto hegemónico”, que
debe ser extensamente aceptado por la sociedad civil y los agentes políticos, si es que
realmente se pretende la hegemonía. A partir de la estructura interna también es posible
analizar el potencial de poder despótico, distinguiendo entre los dominios relativos
propios de los estados normales y los estados de excepción; sin embargo, este análisis solo
podrá alcanzar mayores dimensiones vinculándolo con las otras dimensiones del Estado;
destacando las proporciones de hegemonía y coerción utilizadas.

3) Mecanismos y modo de intervención estatal y su articulación general: Refiere a las


formas de intervención más allá de las fronteras del sistema estatal; no refiere solamente
al rol del Estado en la demarcación de límites, sino además contiene a los mecanismos
institucionales y recursos disponibles para realizar las intervenciones. Es decir, remite en
general, a todo lo que busque tener un efecto en la sociedad, en este sentido se liga a la
concepción, ya estudiada, de Michel Mann: poder infraestructural del Estado. Esto no
implica, en ningún caso una competencia absoluta por parte del Estado, incluso en una
situación de “pasividad” social y política, los modos de intervención presentan debilidades
y fortalezas. En un primer momento, algunos medios de intervención son: coerción
organizada, la ley, el dinero (circulante, crédito, recaudación fiscal) y el conocimiento. A
modo de complementar el ámbito general, también se incluyen las microfísicas del poder
del Estado ligas a la disciplinariedad y la normalización; plantean, a su vez, preguntas
respecto de los limites del aparato estatal, y de su superposición con los ámbitos de lo
social.

4) Las bases sociales del Poder Estatal: Corresponde a la configuración particular de las
fuerzas sociales, identificadas como sujetos y “sin embargo (des) organizadas como
agentes políticos, que apoyan la estructura básica del sistema estatal, su modo de
funcionamiento y sus objetivos”. La configuración de estas da paso a un inestable
equilibrio de compromisos que se refleja en el sistema estatal. El equilibrio muestra los
proyectos y propuestas que son presentados por distintas fuerzas sociales, representadas
tanto al interior, como afuera del propio sistema estatal, las cuales buscan aumentar su
representación o impugnar las lógicas actuales. Tiene especial preponderancia cuando las
masas “están” en política, es decir son activas en el conflicto político. En este sentido, el
apoyo político, en los Estados modernos, implica también la integración de las masas,
estas aquí se entienden como agentes activos, que transfieren demandas, establecen
prioridades, administran la formulación de concesiones materiales manteniendo el
“inestable equilibrio de compromisos”. De todo esto desprendemos que uno de los
elementos claves es el compromiso con el Estado de las bases sociales, en tanto
manifiesta sus relaciones posibles, por lo mismo es preciso comprender que las bases
sociales son heterogéneas, varían según la coyuntura su compromiso con el Estado.
Dos conceptos útiles para el análisis son: a) Bloque de poder: b) Bloque hegemónico y c)
Bloque histórico (referencias a Gramsci, véase mapa conceptual). En el marco de las
relaciones del Estado, las instituciones y la sociedad civil, destaca también la figura del
intelectual orgánico, formulada por Gramsci , estos juegan un papel fundamental en la
reproducción y/o construcción de la hegemonía a partir de su acción en distintas
instituciones, son tanto dirigentes sociales como políticos-intelectuales (esta función no se
acota a una concepción exclusivamente individual).
5) Proyecto de Estado: Hace referencia a proyectos, prácticas políticas e imaginarios que a)
definen límites de lo estatal, b) dotan de la unidad interna suficiente para realizar las
tareas del Estado “socialmente aceptadas, heredadas o redefinidas”. Tenemos que
considerar esto, en el marco de que el Estado no es una “entidad” completamente estable
y cerrada, al contrario, es más bien híbrido y contradictorio; esto es no posee una unidad
interna definida por naturaleza, es así una unidad relativa, asegurada por procedimientos,
medios de coordinación y propósitos orientados al interior de Estado. Los proyectos de
Estado pueden surgir, y ser impuestos, tanto desde dentro del Estado como desde fuera, a
fin de darle perdurabilidad y mayor estabilidad estos proyectos son materializados a partir
de un acuerdo constitucional o institucional. En síntesis, el proyecto de Estado se vincula
con la construcción de Estado o del sistema de gobierno a partir de una razón de Estado
diferenciada (racionalidad gubernamental) y con el arte de gobernar (unificación de
actividades de distintas áreas de trabajo a partir de diversos ámbitos de acción).

La unidad estatal, puede entenderse en dos sentidos: a) sentido estricto: Es “la capacidad
de los funcionarios del Estado de usar la violencia constitucionalizada y otros medios con
el propósito de reproducir el aparto estatal como conjunto institucional y de asegurar el
cumplimiento de sus políticas frente a la resistencia”, b) sentido general: “capacidad del
aparato estatal para mantener el orden político general y la cohesión social dentro de un
territorio asociado”. Los proyectos estatales permiten generar marcos más o menos
coherentes para el desenvolvimiento de agentes individuales y para los propios aparatos
del Estado, estoy permitiría, de mejor manera, ensamblar políticas y prácticas en post de
la consecución del “interés nacional, el bien público y el bienestar social”. La unidad del
aparato estatal está constantemente en disputa, nunca del todo consolidada, las
propuestas y lógicas institucionales seguidas deben tener en consideración cuáles son los
proyectos estatales hegemónicos, en un momento dado, para ser viables.
6) Visiones hegemónicas: Remite a la visión del todo. Es aquella mirada que plantea una
perspectiva general respecto de cuales tienen que ser las lógicas de la política estatal,
busca permear al conjunto de lo social. Plantea una visión conciliada del Estado
(naturaleza y fines del estado, en relación con una conceptualización moral, política e
intelectual del mismo) de los principios organizativos de lo social (bien común, buenas
costumbres etc). Opera en ella la selectividad (identidades, espacios, intereses materiales)
adoptando distintas formas que pueden transitar de la inclusión a la exclusión, ejemplo
(democracia liberal, apartheid). Las visiones hegemónicas se vinculan a imaginarios
sociales, políticos y económicos, y en una dimensión más profunda a la propia lógica de
una formación social específica y como ella penetra no solo los ámbitos nacionales de lo
público y lo privado, sino también los internacionales (mercado global, sistema interestatal
y sociedad mundial). En general la visión hegemónica, es también, uno de los elementos
que permite la unificación relativa del Estado.

Por último, la paradoja de estado y sociedad se sustenta en que el Estado no puede


materializar las ficciones a las cuales alude (bien común), pero que sin embargo afecta las
expectativas y conductas de los agentes políticos y sociales. No puede determinar por
completo la formación social, pues es solo un conjunto institucional empotrado en la
sociedad y no un sujeto propiamente tal. En este punto considera cuatro elementos
relevantes: a) definición y redefinición cíclicas de los proyectos de Estado, dadas por la
relación que implica la representación de la sociedad civil que efectúa el Estado, y por la
lucha de distintas fuerzas no estatales por la construcción/ redefinición de este. Se sigue
una doble lógica el Estado moldea a la sociedad, las fuerzas sociales moldean al Estado.
b) El Estado al igual que la sociedad desarrolla sus propias lógicas y capacidades internas;
la mutua pretensión de determinación directa- en ambos sentidos- es respondida con
resistencia a sus externos.
c) Cuando crece el poder estatal (permea más ámbitos de lo social), a la vez su poder, en
ciertos aspectos se reduce, por el aumento de su complejidad. Concretamente su
identidad y unidad son afectadas, sus poderes se fragmentan entre sectores y redes de
políticas, además de proliferan los problemas de coordinación. El crecimiento efectivo del
poder estatal está ligado- mientras más crece- al apoyo de fuerzas externas. Entorno a
esto, existen 2 posturas, la postura neoliberal sostiene que el Estado solo puede ser fuerte
si limita sus pretensiones y poderes, una suerte de efectividad estrictamente determinada.
Por otro lado, se señala que el poder estatal solo puede ser fuerte cuando comprenda que
para ello debe compartir el poder con otras fuerzas (eliminando su pretensión despótica),
aumentando así el poder infraestructural (Mann).
d)Aún en los momentos de excepción, y de invocación de la razón de Estado (relacionada a
la reivindicación del bien común y al interés nacional) para actuar, la legitimidad subyace
en la vinculación de los intereses y acciones del Estado con los intereses y acciones de la
sociedad, además del compromiso fidedigno de restitución de la normalidad. En estos
momentos se tiende, finalmente, a una disputa a partir de la contrastación respecto de
significado del interés popular, por lo mismo, es conveniente que quienes participan en los
discursos políticos, extiendan su influencia más allá de la esfera de la política; por su parte
los discursos estatales-oficiales(gobierno) ven restringida su autonomía, estando
expuestos a la influencia (desarticulación e interrupción) de las fuerzas externas.

Se concluye, en este capítulo, que tanto una falta de intervención estatal, dando paso a
otras instituciones de la sociedad, como una intervención activa del Estado, perjudican las
metas de este o se encuentra con resistencias de estos otros ordenes al interrumpir sus
lógicas institucionales de funcionamiento; se trata de eliminar los efectos
contraproducentes en base a la consulta previa, y facilitación de consecución de objetivos
de los otros ordenes institucionales cuando estos se ajustan a las propias metas del
Estado, y las formas que a desplegado para alcanzar dichos objetivos conforme a su propia
lógica institucional. Este tipo de intervención estatal posiblemente tienda a la
fragmentación del Estado; por ello lo esencial es la generación de un consenso más amplio
que sea capaz de permear Estado y sociedad en la formulación de sus objetivos.

También podría gustarte