Para empezar, cuando salimos de clases tenía muchas cosas en
mi mente por realizar, y lo principal era planear con mis amigas una salida al cine o visitar un nuevo restaurante, y así divertirnos juntas, pero por falta de tiempo y problemas familiares no lo pudimos realizar. El 10 de marzo fue el cumpleaños de mi mamá, solo hicimos una merienda porque una tía se agravó debido a una enfermedad que ya tenía padeciendo desde hace años; en fin, el 12 de marzo recibí una mala noticia, mi abuelo quien vive en Manabí, se enfermó de los riñones y necesitaba venir urgentemente a Guayaquil; al quedarse unos días por cuestión de salud, mi abuela se mantendría sola por un tiempo indefinido. Por esta razón, era necesario que alguno de nuestros familiares viajase a Manabí, para darle compañía y al final esa persona fui yo. Al principio creía que estaría con ella máximo una semana, pero en esos días comenzaron las restricciones con respecto a la circulación tanto de peatones como vehículos, que me tocó estar por allá un mes y medio. Mi abuela vive en un campo que no cuenta con luz, por esta razón, vivía desinformada de lo que estaba ocurriendo día a día en Guayaquil. A pesar de que estuve varios días por allá sin ningún aparato eléctrico, me divertía haciendo distintas actividades, ya sea, dándole de comer a las gallinas, los perros, ayudando a encerrar las vacas para poderlas ordeñar y así realizar el queso, pero por motivos de inicio escolar, tuve que regresar a mi casa. El día Lunes 11 de mayo, celebré mis 15 años con 8 personas presentes, a pesar de que no haya sido lo que se planeo desde hace mucho tiempo, todo quedó hermoso; mi madre contrató mariachis y se hizo una decoración pequeña, lo importante es que pasé con mis seres queridos y le doy gracias a Dios porque él permitió que todos estuviéramos con salud y vida. Adicionalmente, como no se puede salir de casa, he comenzado a estudiar otros idiomas mediante el uso de aplicaciones gratuitas; y decidí darles un cambio a mis hábitos de ejercicio, le he destinado mayor tiempo a las rutinas que por lo general las hacía en media hora. En fin, solo quiero decir que he aprendido muchas cosas nuevas en esta cuarentena tanto para mi vida estudiantil, como para lograr sobrevivir en un campo; que a pesar de que uno esté encerrado, hay que agradecer a Dios por que nada malo ha pasado con nuestra familia, ni con nosotros y orar por aquellos que lo están pasando, y también he aprendido más a valorar todo.