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El azar inextricable1

{La no existencia de la “rapport sexuel”} w {el libro negro del psicoanálisis 2}3

1- Proemio

El libro negro del psicoanálisis apareció en el año 2005. Tiene una extensión
importante lo dedicado a hechos de la vida personal de Freud, de sus colegas,
pacientes y alumnos.
Mi interés no reside en una pasión masoquista como se dice popularmente. Ni
en contradecir el estatuto propio de aquellos que desde teorías psicológicas, en
general cognitivas o conductuales, y filosofías afines al positivismo lógico han
emprendido este libro. Menos aún este sería el proyecto de un “anti-libro”.
Tomaré algunas de sus afirmaciones para repensar el estatuto propio del
psicoanálisis respecto a los efectos que la palabra “lógica” ha producido en su
discurso. La “lógica” como estructura del conocimiento se encuentra íntimamente
ligada a la enseñanza de J. Lacan a partir de 1958 4 y se hace ya imprescindible
desde 19715.
Estos efectos han justificado la aparición de críticas al psicoanálisis
provenientes de diferentes ámbitos, que al dar por ciertas las inferencias que
implican la utilización de una “lógica” abren un espacio de discusión respecto de su
eficacia, especialmente en cuanto a la clínica y sus resultados.
En la búsqueda por dar fundamento a la praxis freudiana del inconsciente,
Lacan ha insistido en desarrollar una analogía entre esta praxis y la “estructura” 6 del
1
Jorge Luis Borges, La Memoria de Shakespeare, Tigres Azules, Madrid, Alianza Editorial, 1998, p. 12. La cita
dice: “…el caos era inextricable…”. Pero caos proviene de χάος, ιαςμη en griego que quiere decir abertura,
estado de abierto, boquiabierto, entrada al mundo de los muertos. Todas ellas son semánticamente cercanas a la
idea de τυχη griega que se traduce por azar. Además es interesante notar la cercanía extrema con la béance que
propone Lacan que proviene de béer que quiere decir caos.
2
Catherine Meyer (Comp.), El libro negro del psicoanálisis, Madrid, Editorial Sudamericana, 2007.
3
Es la forma proposicional de la disyunción exclusiva representada por la “w” como operador y se lee: o lo uno o
lo otro. Este trabajo se inclina en que lo otro es verdadero y lo uno siempre falso.
4
Jacques Lacan, Écrits, Subversion du sujet et dialectique du désir dans l’inconscient freudien, Paris, Editions du
Seuil, 1966, p. 793.
5
Jacques Lacan, El Seminario, libro 19, … o peor, Buenos Aires, Paidós, 1981.
6
Para comprender la relación entre estructura y lógica: Marc Barbut, Acerca del sentido del término estructura
en matemáticas, México, Editorial Siglo XXI, 1971. Es interesante prestar atención, luego de una atenta lectura
de este último, el matiz que diferencia la producción de una “homología” que insiste con cierta distancia de los
iguales y una “analogía” que establece según un orden normado las proporciones. Se verá que la pretensión de
igualar estructuras es propio de los lenguajes reglados por estructuras definibles exhaustivamente (las ciencias
en general) y para ello son necesarias las analogías. En cambio en el psicoanálisis, al no tener un lenguaje
definido por algún algoritmo exhaustivo, debería hablarse mejor de homología, es decir, de estructuras que
justamente no pueden ser semejantes.
lenguaje. El concepto de estructura requiere de un formalismo que lo haga
comprensible aportándole legitimidad y legibilidad. Es aquí que la “lógica” comienza
a intervenir en el centro mismo del desarrollo que Lacan orienta al psicoanálisis con
su conocida aserción: “…el inconsciente está estructurado como un lenguaje…” 7.
La razón de una “lógica” tiene una historia para occidente. Forjada en sus
inicios por Aristóteles8 comienza a desarrollarse con Porfirio 9, y desde entonces no
ha dejado de escribirse. Pero ya en su Física10 Aristóteles supone una analogía entre
la “naturaleza” y la “lógica”. Las causas múltiples de la naturaleza tienen su
proporción (semejanza) en la “lógica”. Esta aporta la garantía 11 de lograr aquello que
se sigue por virtud de una causa. Llamamos de forma genérica a este
procedimiento: “causa-efecto”.
Dentro de las causas llamamos “eficaz” al resultado del cambio y finalidad,
cuando el movimiento o transformación ha seguido un fin predeterminado. Si es
posible pensar este procedimiento de la “lógica” en el ámbito del psicoanálisis,
donde no se presupone una causa primera (determinación del cambio) sino que
construye retroactivamente un relato 12, será parte de las intenciones de este trabajo.
Trataré de aportar así, al problema de si el psicoanálisis construye una “nueva” u
“otra” lógica.
Al final y respondiendo negativamente a la pregunta anterior, propondré la
“escritura” supuesta en lo que se escucha de un análisis como un abismo poético
7
Ibíd., p. 263. En Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Lacan por primera vez dice: “…
el descubrimiento freudiano del inconsciente se esclarece en su fundamento verdadero y puede ser formulado de
manera simple en estos términos: el inconsciente es aquella parte del discurso concreto en cuanto
transindividual que falta a la disposición del sujeto para restablecer la continuidad de su discurso consciente…” y
un poco más adelante dice: “…donde el síntoma histérico muestra la estructura de un lenguaje…” 1952, pero en
la clase 12 del 14 de marzo de 1956 en el seminario 3 dice: “…Es imposible explicar nada en los rodeos de
Freud si no es porque el fenómeno analítico en cuanto tal, cualquiera sea, tiene no que ser un lenguaje en el
sentido de un discurso —nunca dije que era un discurso— sino que tiene que estar estructurado como un
lenguaje. Este es el sentido en que podemos decir que es una variedad fenoménica, y la más reveladora, de las
relaciones del hombre con el ámbito del lenguaje. Todo fenómeno analítico, todo fenómeno que participa del
campo analítico, del descubrimiento analítico, de aquello con que tenemos que vérnosla en el síntoma y en la
neurosis, está estructurado como un lenguaje…”. Vemos que ya desde el inicio de sus seminarios y del primer
discurso de Roma esta analogía entre estructura y lenguaje comienza a desarrollarse para fundamentar el
inconsciente freudiano. También sentimos la insistencia en los primeros diez años con el lenguaje, y en los
siguientes diez, con la estructura, la que encontrará en los objetos de la topología de superficie.
8
Aristóteles, Organon, en Obras Completas, Buenos Aires, Bibliográfica Omeba, 1967, p.255. Si la razón (lógica)
comienza con Sócrates es materia discutible, ya que el diálogo que ideó Platón sutilmente semeja un
razonamiento, en realidad es poético y fundamentalmente no se preocupa del resultado. Así que marcar a
Aristóteles como el primero no sería incorrecto desde esta lectura.
9
Porfirio, Isagoge, Introducción a las Categorías de Aristóteles, en Obras Completas, Buenos Aires, Bibliográfica
Omeba, 1967, p.311.
10
περὶ φύσεως ἐπιστήμης , materia (ὕλη), forma (μορφή, εἶδος), cambio o movimiento (μεταβολή), finalidad
(τέλος) llamadas luego como teoría de las cuatro causas.
11
Es un procedimiento en el que la verdad se verifica, estas son las que la “lógica proposicional” desarrolla como
conectivas según sus funciones de verdad. En el devenir de la lógica estas funciones provienen de cuatro
principios fundamentales: de identidad, de no contradicción, de tercer excluido y de razón suficiente.
12
Relato en griego se dice mito (μῦθος), es importante observar su dimensión de ficción poética y no “lógica”.
que impide toda “lógica”. No como reflejo de un “real” supuesto a la verdad del
deseo, sino como una contingencia de “multiplicidades indecidibles” respecto al
llamado que la metáfora abre en el acto analítico.

2- El libro negro del psicoanálisis


En su portada negra lleva el subtítulo: “vivir, pensar y sentirse mejor sin
Freud”. La dirección es de Catherine Meyer 13 y la comparte con Mikkel Borch-
Jacobsen (filósofo e historiador), Jean Cottraux (psiquiatra, docente e investigador,
pionero en los tratamientos comportamentales y cognitivos en Francia), Didier Pleux
(psicólogo clínico, dedicado a violencia infantil) y Jacques Van Rillaer (psicoanalista
“desconvertido” de Freud, al decir mismo del libro). Son 40 trabajos.
El libro comienza con dos epígrafes más que sugerentes: “hay más cosas en
el cielo y en la tierra, Horacio, que tu filosofía no puede siquiera soñar”, Hamlet de
William Shakespeare. El otro es de Bertrand Russell de una entrevista que dio a la
BBC en 1959: “lo que de hecho quieren los hombres no es el conocimiento, es la
certeza”. Estos epígrafes nos sitúan la epistemología que subyace en el libro: la
“realidad” es el “mundo” que el sujeto percibe, y en esta percepción se apoya toda
garantía de verdad14.
Si bien el libro está dividido en cuatro partes, todas comparten los mismos
presupuestos epistemológicos: La cara oculta de la historia freudiana, ¿Por qué el
psicoanálisis ha tenido tanto éxito?, El psicoanálisis frente a sus impases y Las
víctimas del psicoanálisis.
Comienza el libro preguntando ¿por qué un libro negro del psicoanálisis? La
justificación consistirá en una larga lista de hechos fácticos: “el psicoanálisis en tanto
que terapia ha perdido consideración”, “en Europa del Norte y en los países
anglosajones, no se enseña psicoanálisis en las facultades de psicología”, “en
Holanda, la nación en la que se consumen menos ansiolíticos, el psicoanálisis es
casi inexistente en tanto que terapia”, “en Estados Unidos solamente 5.000 personas
siguen un psicoanálisis, en relación a los 295 millones de americanos”. Terminando
estas reflexiones se preguntan: “¿tendrán Francia y Argentina razón, ellas solas,
contra el resto del mundo?”.

13
Es interesante tener en cuenta que su último libro Los nuevos Psi, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 2010;
está íntegramente dedicado a la recopilación de trabajos de la psicología científica experimental.
14
En realidad toda la entrevista que la BBC le hace a B. Russell trata de resaltar el valor de los “hechos” frente a
la ficción de los deseos que no alcanzan a la verdad.
Este análisis cuantitativo de la práctica psicoanalítica es exacto, y si nos
atuviéramos a los números como criterio para determinar la validez o no de cierta
teoría, estaríamos dentro de un simple revelamiento de datos empíricos ciertos. Pero
la sumatoria de datos no es equivalente a la finalidad eficaz de la “lógica” 15 y no
guarda con ella ninguna proporción. En el ámbito de las ciencias (que consisten con
la “lógica”) aplican un criterio de universalización de protocolos por sumatorias de
eficacias “lógicas” y no de datos.
El libro no puede zanjar esta dificultad confundiendo el revelamiento de datos
con la validez teórica y tomando como ciertas las conclusiones de un informe oficial 16
del ministerio de salud de Francia, donde se informa que las terapias psicoanalíticas
son absolutamente desfavorables en cuanto a sus resultados frente a otras terapias
no psicoanalíticas, se infiere entonces que: “es hora de que Francia afronte la
cuestión de la validez del psicoanálisis”.
Y van un poco más allá: “¡hay una vida después de Freud!, las 6.226 páginas
que comporta esa obra colosal contienen numerosas incoherencias y ocasiones en
las que Freud tomó sus deseos por realidades”.
Tomando por demostrado la invalidez teórica del psicoanálisis por los
resultados que los datos empíricos aportaron construyen con el viejo lenguaje
freudiano una nueva terapéutica psicológica: “¿quién no ha seguido, atónito por
tanta sagacidad, las investigaciones increíblemente complejas de este Sherlock
Holmes del alma? – elemental, querido Watson, es el sexo, siempre, siempre,
siempre”, “se puede en terapia, trabajar sobre un inconsciente no freudiano, se
puede uno también interesar en la infancia, en la sexualidad, en la historia y en las
emociones de cada uno sin adherirse a los conceptos freudianos”.
Bajo la consigna “los que sufren tienen necesidad de saber la pertinencia y la
eficacia de las terapias propuestas”, comienza una preeminencia de la idea de la
“eficacia” como control teórico de las prácticas psicológicas.

15
Un ejemplo: si preguntamos a un amplio sector de la población si el sol sale a la mañana y se pone en el
ocaso, seguramente tendríamos un número muy alto de respuestas positivas, y sin embargo este dato empírico
no es equivalente a la eficacia de un pensar lógico que no se deduce de esa sumatoria, sino de todo lo contrario,
únicamente alejándonos de la realidad fáctica es que podemos “pensar” causas (y “pensar” aquí es consistente
con la “lógica”). Este pensar ha propuesto la teoría heliocéntrica, que por cierto no es una percepción.
16
Se trata de un informe estadístico obtenido en el 2005 por el INSERM (Institut Nacional de la Santé et des
Recherches Medicales), a pedido del ministro de sanidad en respuesta a lo solicitado por asociaciones de
pacientes que preguntaban por las eficacias de las distintas terapéuticas psicológicas aceptadas por el ministerio
de salud de Francia. Se puede acceder al informe en http://www.inserm.fr/index.php , y se llama:
Psychothérapie: Trois approaches évaluées.
Aún sin necesidad de definir si la eficacia es el reflejo de los resultados o la
finalidad predeterminada por una lógica, lo cierto es que el psicoanálisis ha entrado
en la discusión por la eficacia no tanto por las críticas sino por mérito propio. Su
discurso ha incluido la “lógica” como parte de sus desarrollos y es ahí que ha dado
lugar a esta absurda confrontación. Ya que muchas de las apreciaciones que se
hacen no son tan negras, o mejor dicho, no debería excluirse el negro del
psicoanálisis tal vez deba ser todo lo contrario. Veamos algunas de sus aserciones
al respecto y valoremos su pertinencia o no con el psicoanálisis: “el procedimiento es
perfectamente mezquino, y en cualquier otro terreno se calificaría de habladuría o
calumnia, el psicoanálisis a esto lo llama construcción”, “el psicoanálisis no es una
empresa seria”, “una de las razones por las que Freud tuvo un eco tan grande, es
porque tenía un don sorprendente para decir una cosa y su contraria”, “¿el
psicoanálisis es alérgico a la historia? Sí, es una buena forma de resumir las cosas”.
Lejos de pensar que estas afirmaciones desmienten al psicoanálisis pensaría
que se aproximan tanto que sugieren lo propio del psicoanálisis que Freud ha
insistido. Retomando una cita de Thomas Mann suponen una desvalorización
teórica: “la grandeza de Freud residía en esa idea de que eso que llamamos
enfermedad es en realidad algo que las gentes hacen, no algo que les sucede”.
Dando importancia a la construcción de la fantasía para situar el sufrimiento y no en
la realidad.
Esta última cita contradice fuertemente a B. Russell ya que prevalece el valor
que las fantasías toman en el relato y la realidad pierde su poder de verdad. Razón
por la que inevitablemente se termina diciendo: “acabé viendo más claramente al
psicoanálisis como una especie de tragedia, como una disciplina que había pasado
de una ciencia muy prometedora a una pseudo-ciencia muy decepcionante”. No
habría sido necesario llamarla pseudo 17 si desde un principio no hubiéramos ubicado
al psicoanálisis dentro de las ciencias18 de la salud. Por otro lado la tragedia no es un
lugar al que se llega con el análisis, sino de donde se parte como destino 19. Ver al
psicoanálisis dentro de la tragedia no nos aleja de él, más bien nos introduce en sus
especulaciones.

17
Falso, del griego ψεῦδο.
18
Es importante dar cuenta de la necesidad de prestigio semejante al que detentan las ciencias presente tanto
en Freud como en Lacan.
19
Sigmund Freud, El problema económico del masoquismo, BN, VII, p. 2757. Acá aparece la Moira (μοῖρα) griega
como una referencia importante en su pensamiento.
Tampoco yerran cuando en varios capítulos se concluye que la eficacia del
método psicoanalítico es nula. Es interesante aquí la alusión, de uno de esos
capítulos, a un párrafo de la conferencia que en 1977 Lacan realiza en Bruselas 20:
“Nuestra práctica es una estafa, embaucar, asombrar a la gente, deslumbrarla con
palabras afectadas, o por lo menos eso que se llama habitualmente afectación […]
desde el punto de vista ético, nuestra profesión es insostenible”.
No solamente la “lógica” en tanto que eficaz sino que la ética como horizonte,
cuya finalidad sería alcanzar el bienestar, queda inhabilitada al suponer el destino
trágico como el ámbito propio del psicoanálisis. Desde esta perspectiva las palabras
de un terapeuta sólo serían siempre la de un impostor. El deseo estaría más allá de
las palabras21.
En esta dirección están las últimas, supuestas, críticas al que hacer de los
psicoanalistas. Se preguntan por la capacidad de alcanzar: “gracias a las
interpretaciones del analista, que dice que hay alguna cosa que traducir allí donde
los principales interesados no saben nada”, el sentido de lo inconsciente reprimido.
Y al terminar aparece una pregunta muy oportuna: “la única cosa que
permanece constante es la afirmación del inconsciente, acoplada con la pretensión
de los psicoanalistas de interpretar sus mensajes. Las dos van juntas. El
inconsciente, por definición, no se presenta nunca a la conciencia, y no podemos por
tanto conocerlo, como explica Freud, más que cuando lo hemos traducido en
consciente. ¿Cómo se opera esta traducción?”
La pregunta es absolutamente pertinente para el psicoanálisis. El planteo es
muy simple y reformulándola diríamos: ¿cómo nos representamos lo que no tiene
representación? Ante esta disyunción exclusiva aquellos que construyen el
psicoanálisis con la lectura de Lacan no han dejado de insistir con una respuesta
afirmativa. Extraviado el psicoanálisis pretendiendo que sus matemas 22 sean
formalizados en una supuesta “lógica”, son llevados a mostrar su eficacia.
Comparto plenamente la frase final: “poco a poco, el psicoanálisis se ha
convertido en el conservatorio nacional superior de los clichés”.

20
El 26 de febrero de 1977, Jacques Lacan habla en Bruselas, el texto inédito fue transcrito como: Propos sur
l'hysterie, por J. Cornet a partir de sus propias y más fieles notas manuscritas así como también las de I. Gilson.
Las citas corresponden a las páginas 4 y 16 respectivamente de esta transcripción.
21
Ibíd., p. 19. Es interesante en este aspecto consultar el parágrafo 18 de la Dirección de la cura o los principios
de su poder, en Lacan escritos. Dice: “Que la résistance à cet aveu, en dernière analyse, ne peut tenir ici à rien
que l’incompatibilité du désir avec la parole”
22
Es importante diferenciar el “matema” de la “matesis” que es propia de las formalizaciones matemáticas.
3- Lacan y el campo que dejó

Tomaré un fragmento de un texto que ha intentado una respuesta al libro


negro. Se llama Freud denigrado23 y trataré de hacer un diálogo, a modo de ficción,
con el texto:
- ¿El psicoanálisis es o no una ciencia?
- “… no es una ciencia…”
- Entonces ¿qué es una ciencia?
- “…sólo hay ciencia de lo universal…”
- Y ¿el psicoanálisis qué es?
- “…en lo fundamental una teoría y una práctica de lo singular del ser hablante,
carece del estatuto de ciencia…”
- ¿Pero aun así tiene un que hacer el analista?
- Sí, una “…técnica y que consigue producir efectos terapéuticos importantes…”
- ¿Y cómo sabemos de esto?
- Y por supuesto, se “…consigue demostrar…”
- ¿Cuáles son las condiciones para lograr tal efecto?
- “…Para el efecto, ténganse en cuenta, entre otros hechos, toda la clínica del pase
[…] que continuamente se hace pública…”
- ¿Cuál es el error de las ciencias?
- Confundir “… lo real con lo material y lo existente…”
- Pero ¿el psicoanálisis qué diría?
- “… hay un real, que sin ser material, existe, y que sin embargo tampoco es
sobrenatural…”
- ¡Por fin sabemos de qué se trata en un psicoanálisis!
- “…de lo singular, de aquello que hace la diferencia de cada ser hablante con
relación al semejante y a lo demás existente, accesible sólo por la palabra, por el
significante…”
Este diálogo inexistente pone de relieve el lugar donde aun asumiendo que no
es una ciencia tiene la pretensión de una eficacia. Así tratando de no ser una

23
http://www.elpsicoanalisis.net/index.php?option=com_content&view=article&id=129:freud-
denigrado&catid=46:numero-37&Itemid=174. En el portal de: El psicoanálisis.net. Revista digital internacional de
psicoanálisis dirigida por Carlos Motta (doctor en Psicología por la Universidad del Salvador, miembro de la
Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis).
ciencia, de cierta forma lo es, suponiendo construir con este paso una nueva lógica
que dé cuenta del procedimiento de la cura. Este es el lugar de su extravío.

4- Lacan sin el campo

Hemos recorrido, parcialmente, cómo las teorías cognitivas conductuales


reunidas en el libro negro del psicoanálisis y el campo del psicoanálisis a partir de
Lacan giran alrededor de un mismo problema: la efectividad de su terapéutica. Nos
hemos remontado a la “lógica” que formaliza esta eficacia. Y de forma no explícita
dejamos abierta la pregunta por un acto analítico cuyo devenir no sea el de una
“lógica”.
Sin embargo habíamos dejado sin resolución si la eficacia se verificaba por la
sumatoria de resultados de la experiencia o por la finalidad que la misma “lógica”
predetermina deductivamente. Esta disyuntiva es tan antigua como la lógica misma.
Corresponde al estudio semántico de la “lógica”, de sus significados. ¿Qué
problemas la semántica abre al estudio de la “lógica”? Aquellos que tratan de la
“relación” entre la realidad (o experiencia) y los enunciados propios de la lógica.
También llamados problemas entre el referente y el lenguaje.
Surgen así problemas muy curiosos cuando el lenguaje se toma a sí mismo
como objeto, los lógicos lo llaman “problemas de auto-referencia”. Enunciados bien
formados (legibles en su estructura) pero cuya legitimidad no puede definirse sin
llegar a una contradicción. Si son verdaderos, entonces son falsos y si son falsos,
entonces son verdaderos. Los conocemos como paradojas semánticas 24.
El desarrollo en lógica de los “metalenguajes” como solución a las
contradicciones de la auto-referencia dio un apoyo importante a los discursos de la
ciencia manteniendo su legitimidad. Otro problema importante, y es de donde parte
nuestra discusión, surge al situar a la subjetividad y sus padecimientos como
problemas de auto-referencia.

24
Bertrand Russell, Introducción, en Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein, Madrid, Revista de
Occidente, 1957, p.9. Russell había elaborado la “teoría de los tipos” a fin de resolver algunas paradojas lógicas,
establece que cada lenguaje tiene una estructura propia respecto a la cual nada puede enunciarse en el propio
lenguaje sin llegar a una paradoja; pero puede haber otro lenguaje que trate de la estructura del primer lenguaje,
no habiendo límites en esta jerarquía de lenguajes. Hoy los conocemos como lenguaje objeto y metalenguaje,
introducida por Alfred Tarski como solución a esas paradojas semánticas: ningún lenguaje puede contener su
propio predicado de verdad y permanecer consistente. Para hablar acerca de la verdad en un lenguaje y no
generar contradicciones, es necesario hacerlo desde un lenguaje distinto, con mayor poder expresivo: el
metalenguaje. La paradoja más antigua es la de Epiménides el cretense: quien dijo que todos los cretenses son
mentirosos.
Suponiendo que las teorías psicológicas fueran científicas, consistentes con la
“lógica”, podríamos verlas como metalenguajes del discurso de un paciente tomado
como un lenguaje objeto. Estructuras superiores que resuelven los problemas del
lenguaje inferior al igual que como se procede en la “lógica”. Igualmente el problema
de determinar qué teoría sería superior a partir de la sumatoria de casos no estaría
resuelta, ya que la determinación de eficacia debería apelar a otro lenguaje superior
al de la teoría, y no al inferior (el del paciente) para su confirmación del resultado.
Llevándonos a una progresión indecidible.
Abandonando la “lógica” es posible en alguna lectura del psicoanálisis no
pretender del discurso del paciente, otro de grado superior que resuelva sus
contradicciones. Situándonos ya no ante una estructura formal (el hablar del
paciente) sino frente al “vacío” que invoca su propia fractura 25. El relato de ficción
que se invoca en esa fractura no tiene la pretensión de sutura. Perdiendo así su
finalidad y eficacia.
Postular que no hay metalenguaje implica una pérdida de la determinación
ética: el bien-estar.
Lacan en el título del seminario 1926 señala con puntos suspensivos el sitio de
un vacío: … o peor. Es una forma con que la escritura nos ayuda a lo que el
lenguaje no puede enunciar en tanto que ahí, por ser vacío, la negación debería ser
radical.
Hay un “decir” que (mal) representa los tres puntos gramaticales en tanto son
un alivio pero al mismo tiempo un equívoco, la ausencia del verbo inhibe el sentido
de la proposición.
Si no hay metalenguaje, no hay relación que resuelva para el sujeto su
pregunta. Lacan expone este argumento como “no hay relación sexual” 27 y si
quisiéramos hablar de eso, sería: “… peor”. No es un medio decir 28 de la verdad, no
estamos en la mitad de algo, es el vacío de verdad.
Al estar el paciente excluido del medio decir de la verdad sólo le queda
hablar, esto es, empeorar. No hay relación sexual marca el vacío de la palabra de
alcanzar su sentido.

25
En “lógica” representaría la alteración del principio de no-contradicción.
26
Jacques Lacan, El Seminario, libro 19, … o peor, Buenos Aires, Paidós, 1981.
27
Ibíd., p. 18. « il n´y a pas du rapport sexuel » en el original.
28
Ibíd., p. 12. « mi-dire » en el original.
El problema de suponer que el psicoanálisis es consistente con la “lógica” es
que ella deviene en un discurso que debe decir de sus prosdiorismos 29, es decir, sus
eficacias. Y es justamente este principio lógico que aquellos que están involucrados
en el psicoanálisis, de un lado como del otro, buscan para justificar su práctica.
Prefiero sin razones “lógicas” pensar en la disposición al análisis como una
modalidad de su contingencia.
Con lo que nos separamos definitivamente de la ciencia, pero también de las
eficacias, esto es, de los resultados que siempre son vacíos.

5- Metáfora y digresión

“Está consagrado a lo mismo, ni más ni menos, que al diario de Luis XVI,


cuyo contenido sucesivo era, según dicen: Hoy, cacería; al día siguiente: nada30
(rien); al otro día: cacería. No contiene nada, pero si como dice Cicerón, las cartas
más fáciles son las que no tratan de nada, a veces la vida más pesada, es la que no
trata de nada.”31
Lo curioso de este antiguo relato, retomado por Kierkegaard, es que el día en
que el rey escribe en su diario “nada”, corresponde a un acontecimiento muy
significativo en la historia de Francia: es la “toma de la Bastille”, el 14 de julio de
1789.
El libro de Kierkegaard, Etapas en el camino de la vida, consta de tres
capítulos y cada uno ilustra una etapa (o aspecto) de la vida del hombre. Comienza
In vino veritas describiendo el aspecto estético, que comprende la representación, la
fantasía, y el placer de lo particular; sigue con Palabras sobre el matrimonio, es el
aspecto ético, la responsabilidad ante la ley y el deber ante lo universal. Y por último
¿Culpable? ¿No culpable?, que comprende el aspecto “religioso”. Las
interrogaciones que padecen sus personajes en este estadio son disyuntivas,
paradojales, son oxímoron existenciales. Un ámbito de conflictos que al mismo
tiempo son parte de conflictos amorosos del propio Kierkegaard. Pero lejos de ser
29
“Determinaciones” deductivas dentro de una estructura lógica.

30
“Rien” en el original.
31
Søren Kierkegaard, Etapas en el camino de la vida, ¿Culpable? ¿No culpable?, Buenos Aires ,Santiago Rueda
Editorial, 1951, p.406.
una simple anécdota de su vida “íntima” nos habla de un encuentro entre la finitud
de la culpa y lo infinito de la culpabilidad como inasible.
Pero este encuentro lejos de ser trascendente al hombre, es ahí, atrapado en
una realidad que no puede comprehender su existencia 32.
Volvamos a Luis XVI. Pero no en cuanto a su diario íntimo, sino a su vida
íntima. Las investigaciones históricas refieren a una intrincada sexualidad con María
Antonieta. En la historia tejida se encuentra desde estrechez vaginal, mal formación
del pene del rey con sugerencias de operaciones, e infinitas historias de
infidelidades. Es interesante que en la historia de la “revolución francesa” este
curioso y trágico affaire de la sexualidad real sea aún una dificultad para la
construcción de su relato.
En Freud tenemos una “dificultad en el relato” en 1936 cuando le escribe a su
amigo Romain Rolland una breve carta: una perturbación del recuerdo en la
Acrópolis. Aquí, comenta Freud, que el tiempo y el espacio pueden sufrir
alteraciones en la conciencia que no se condicen con la lógica: una “sensación de
extrañeza”33. La misma que supone un pensar entre lo finito y lo infinito.
Partimos de la nada pasamos por un acontecimiento y llegamos a la
sexualidad.
Borges en unas charlas en Harvard en 1966 sobre el arte poética dice:
“…Leí una vez que el pintor Whistler estaba en un café de parís y la gente
discutía el modo en que la herencia, el ambiente, la situación política del momento y
cosas por el estilo influían en el artista. Y entonces Whistler dijo: “El arte sucede”. Es
decir hay algo de misterioso en el arte. Me gustaría tomar sus palabras en un
sentido nuevo. Yo diré: El arte sucede cada vez que leemos un poema…”34
Por último diría que: el análisis sucede cuando su escritura hace imposible su
lectura.

32
En términos de Heidegger diríamos: ex-sistire. Particular béance de la existencia.
33
“Entfremdungsgëfuhl” en el original. Entfremdung: distanciamiento, alienación; y Gefühl: sensación.
34
Jorge luis Borges, Arte poética, Barcelona, Editorial Crítica, 2001, p.21.

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