Su Cesárea Católica Majestad Por otra escribí a Vuestra Majestad dando entera cuenta del estado en que estaban los negocios de mi viaje para la Nueva Andalucía, cuya pacificación, conversión y gobernación de los naturales de ella por Vuestra Majestad me está encomendado, suplicándole me hiciese merced de mandarme y proveer de la artillería necesaria para armar seis a siete carabelas, así de la que está en esta ciudad como en su comarca; y así torno a suplicar ahora lo mande proveer, pues es cosa muy importante y que tanto de ello Vuestra Majestad será servido; y porque después acá, como los negocios se tratan, descubren nuevas cosas, se ha ofrecido que no se hallan marineros que quieran ir esta jornada, y, aunque hay muchos, se excusan de ello, de que se nos sigue gran daño por la dilación que nos podían causar y por otros fines; y, pues, esto es cosa de que tanto Dios Nuestro Señor y Vuestra Majestad serán servidos, a Vuestra Majestad suplico mande proveer de manera que yo o quien mi poder hubiere, pueda compeler y apremiar cualesquiera marineros que se hallaren para que vayan en mi compañía esta jornada, pagándoles por ello su justo y debido salario, y si necesario fuere las justicias me den favor y ayuda para ello. Asimismo hago saber a Vuestra Majestad que no se halla ningún marinero castellano que sepa la costa del río para donde es mi viaje, excepto los portugueses, que tienen gran noticia de ella por la continua navegación que por allí tienen; y así por esto, como porque navegan en piezas ligeras y bien aderezadas, conviene llevarlos esta jornada; y porque a éstos se les podría poner en ello algún impedimento por las justicias de los pueblos y por las guardas de la mar, por ser extranjeros, a Vuestra Majestad suplico sea servido de mandar que a los tales marineros portugueses con quien me concertare, sin embargo ni impedimento alguno de cualquier defendimiento en contrario de esto haya, les dejen y consientan sacar y llevar en cualquiera sus naos y carabelas y bergantines la gente, armas y munición, caballos y otras cosas necesarias para este viaje, y que en retorno de ello puedan cargar las tales piezas de todo el Brasil, azúcar y cueros, y otras mercaderías que quisieren en la Isla de Santo Domingo y en otras partes, y que gocen por esta vez de todas las preeminencias y libertades que gozan y pueden gozar los naturales, porque, proveyéndose así, a mí se hará muy gran merced y será para me aviar de aquí para el día del señor San Juan, siendo Dios servido, y de otra manera se dilatará más tiempo, y la gente que está esperando se gastará mucho; pues esto es cosa que toca al servicio de Vuestra Majestad, y por mi parte se hace todo lo que mis fuerzas pueden, y aún más, Vuestra Majestad lo debe mandar proveer brevemente pues Dios ha sido servido darme entera salud, como al presente la tengo, que es para mejor poder servir a Vuestra Majestad, pues mi fin y deseo no es otro. De Sevilla, nueve de mayo, mil quinientos cuarenta y cuatro años.- De V. S. C. C. Majestad su muy cierto y menor criado.- Francisco Dorellana. Carta del 30 de Mayo de 1544 Su Cesárea Católica Majestad Por otras he suplicado a Vuestra Majestad me haga merced de mandarme proveer de alguna artillería para armar seis o siete carabelas, de que tengo necesidad para hacer el viaje que Vuestra Majestad fue servido de mandar que yo hiciese para la conversión y pacificación de la Nueva Andalucía, y a esto se me respondió que no había de dónde se proveyese; yo quisiera estar en estado que pudiera servir a Vuestra Majestad en esta jornada sin dar ninguna pesadumbre; pero ésta no se puede dejar de dar, porque el artillería necesaria yo no la puedo hallar si Vuestra Majestad no provee de ella; y así suplico a Vuestra Majestad lo mande hacer, pues es cosa que tanto importa a su servicio, y que de no llevarla se nos puede seguir mucho daño, y será dar causa a detenerme aquí, y que la gente se gaste de manera que no pueda haber efecto la jornada. Asimismo supliqué a Vuestra Majestad me hiciese merced de mandar dar licencia a cualesquier pilotos y marineros portugueses que supiesen la costa del Brasil para que fuesen esta jornada, porque de los naturales no se halla quien dé razón de ella ni la sepa; a la cual me fue respondido que no había lugar, y se escribió sobre ello a los oficiales de Vuestra Majestad que residen en la Casa de la Contratación de esta ciudad para que busquen un piloto tal cual conviene, que vaya en este viaje; ellos lo hicieron así, y hablaron al que de allá se les señaló, y éste da menos razón de la costa que otro: y pues que Vuestra Majestad manda que ningún portugués pase en esta jornada, a lo menos sea servido dar licencia a cualquier piloto portugués que quiera ir, al que se lo ponga todo el límite que Vuestra Majestad fuere servido para que no haga deservicio a Vuestra Majestad, y en esto se tendrá toda la vigilancia y cuidado que conviene; porque Vuestra Majestad esté cierto que si no son los pilotos portugueses, no hay otro ninguno que sepa tan bien aquella navegación por la continuación que por allí tienen; pues que tanto nos importa llevar persona que lo sepa, Vuestra Majestad sea servido de mandarlo proveerlo, o como mejor fuere servido. Asimismo suplico a Vuestra Majestad sea servido de mandarme hacer merced de cien licencias de esclavos, libres de todos derechos, para ayuda a alguna por parte de los muchos gastos que en esta jornada se me ofrecen y tengo hechos, pues yo por mi parte pongo todas mis fuerzas y posibilidad, y lo haré siempre en lo que tocare al servicio de Vuestra Majestad como muy cierto y verdadero criado. Asimismo hago saber a Vuestra Majestad que yo me doy toda la prisa posible para enviarme de aquí brevemente, y tengo puestos en el río dos naos y dos carabelas; y espero cada día otra pieza que me falta, con la cual no hay necesidad de más para la jornada, y asimismo se están haciendo seis bergantines para el río, lo mejor aderezados que pudiere: y esto es lo que hasta ahora se ha hecho para el servicio de Vuestra Majestad, y de lo que de aquí adelante se hiciere enviaré relación de ello a Vuestra Majestad. De Sevilla, treinta de mayo de mil quinientos cuarenta y cuatro años. D. V. S. C. C. Majestad su muy cierto y menor criado.- Francisco Dorellana. Carta del 28 de Junio de 1544 Su Cesárea Católica Majestad Por otras he suplicado a Vuestra Majestad fuese servido de mandarme proveer de un piloto portugués para esta jornada que por mandato de Vuestra Majestad hago para la conversión y pacificación de la Nueva Andalucía, por tener éstos experiencia de la navegación de la costa del Brasil por haberla continuado pues esto no ha lugar por los inconvenientes que de ello se podrían recrecer a Vuestra Majestad, suplico sea servido de mandar que sus acreedores de un Rentería y Francisco Sánchez, pilotos, personas expertas en la navegación, de quien tengo informado a Vuestra Majestad por otra, los esperen por las deudas que les deben durante el tiempo que fueren en este viaje, que será breve, porque ellos al presente no tienen con qué pagar, y lo que deben principalmente es de cambios e intereses; porque si esto no se hace, al presente no se pueden haber otros pilotos algunos que algo entiendan, ni los vuestros oficiales que residen en la Casa de la Contratación de esta ciudad han proveído de ellos, como por Vuestra Majestad les fue mandado, y sería gran inconveniente que por falta de piloto se dilate mi partida. Vuestra Majestad lo mande proveer así, por el mucho servicio que de ello se sigue a Vuestra Majestad. Asimismo he sabido cómo algunas personas han dado a entender que yo trato mal a las personas que van en mi compañía y se hacen otras cosas que no parecen bien, y si los que esto han escrito y publicado fuesen tan servidores de Vuestra Majestad como lo soy yo, no lo harían así; pero yo estoy tan confiado en que haciéndose por mi parte enteramente lo que tocare al servicio de Vuestra Majestad me será gratificado, y que no será parte ninguno para que con falsa relación yo sea molestado, pues que hasta ahora he puesto y estoy presto de poner mi persona y hacienda en tantos trabajos como he pasado y espero pasar para poder mejor servir a Vuestra Majestad; y si alguna cosa de lo que he hecho y dada relación a Vuestra Majestad se hallare en contrario, Vuestra Majestad me mande castigar por ello, y lo mismo mande hacer a los que intentaren decir; porque si otra cosa hubiere de lo que tengo dicho, poca necesidad tenía yo de empeñar mi persona en más de cuatro mil ducados, como hasta ahora lo he hecho, para poner en toda orden las cosas de la armada, como al presente lo están, la cual partirá muy brevemente, y con poca ayuda de los que en ella van, como se ha dado a entender. De Sevilla, veinte y ocho de junio de mil quinientos cuarenta y cuatro. De V. S. C. C. Majestad su muy humilde y leal vasallo que los pies y manos de Vuestra Majestad besa.- Francisco Dorellana.
Carta del 22 de Octubre de 1542
Su Cesárea Católica Majestad Si ha habido en mí algún descuido en no haber dado relación a Vuestra Majestad del suceso de mis negocios, ha sido por no haberlo tenido hasta ahora tal como quisiera, y también por el desasosiego y ocupación que he tenido buscando el remedio y buen despacho de mi viaje; y después de haber pasado muchos trabajos, ha sido Dios servido de darlo tal, que no falta ninguna cosa de lo que es necesario para la armada, porque un caballero deudo mío, nombrado Cosme de Chaves, natural de Trujillo, servidor de Vuestra Majestad, ha socorrido y ayudado con mil ducados; y demás esto, ciertos mercaderes genoveses, por intercesión y buena amistad y negociación de Vicencio de Monte, fator de Vuestra Majestad, me han socorrido asimismo con dos mil y quinientos ducados para mi despacho, los cuales han ofrecido más suma, si necesario fuere: pónese toda la diligencia y solicitud que mis fuerzas bastan para que todo lo que conviene de mi despacho vaya bueno y bastante he tenido y tengo entera voluntad, con deseo de no errar en ninguna cosa de lo que me ha sido mandado; y de todo mi buen suceso doy gracias a Nuestro Señor, pues lo ha guiado como cosa que tanto importa a su servicio y al de Vuestra Majestad, sin intervenir en ello más ayuda de lo que aquí digo. Yo me doy toda la prisa posible para aviarme de aquí, y lo haré lo más brevemente que pueda ser, y en tiempo conveniente, siendo Nuestro Señor servido. De Sevilla, veinte y dos de Octubre, mil quinientos cuarenta y cuatro. D. V. S. C. C. Majestad muy cierto y leal vasallo.- Francisco Dorellana.
Carta del 21 de Noviembre de 1544
Su Cesárea Católica Majestad Por la última que a Vuestra Majestad escribí di cuenta del estado en que estaba el despacho de la armada que por mandato de Vuestra Majestad hago por la conversión y pacificación de los naturales de la provincia de la Nueva Andalucía, y de cómo entendiendo en ello, para más perpetuarme y poder servir a Dios Nuestro Señor y a Vuestra Majestad en aquella tierra me casé; y pues en otras he dado larga cuenta de cómo en mis negocios he tenido grandes contrarios, y por diversas vías, para impedir una empresa como ésta, que tanto importa al servicio de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Majestad, en ésta no me alargaré más de advertir que los que lo han procurado, como ven el buen despacho que hay de lo necesario, prosiguen al presente muy afectuosamente su dañado propósito e intención, todo en perjuicio de Vuestra Majestad y desasosiego de la gente que llevo; lo cual, por haberse tan oculta y cautelosamente, no se puede señalar persona cierta, más de hablar por conjeturas y ponderar el daño que sus obras hacen, porque si algunas cosas no han habido entero efecto con brevedad, ha sido por este gusano que ha estado de por medio; y porque podría ser que éstos, prosiguiendo su mal propósito e intención, hayan informado o informarán de algunas cosas que más sean para querer fundar sus intenciones, que no para aprovechar al servicio de Vuestra Majestad ni al breve despacho de esta armada, así en lo del socorro que los genoveses han hecho, como en otras cosas de semejante efecto, suplicó a Vuestra Majestad, que, pues siempre mi intención y voluntad ha sido y es de servir a Vuestra Majestad con toda solicitud y fidelidad, como lo he hecho, se tenga de mí confianza, que lo que se hubiere hecho y se hiciere para facilitar mi aviamiento será en servicio de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Majestad y en provecho de los naturales de aquella tierra y de los que la van a poblar y pacificar, como Vuestra Majestad lo podrá mandar ver y saber todo por el despacho y persona que yo enviaré en estando a punto mi partida, que con el ayuda de Nuestro Señor será breve, el cual dé en todo el suceso para el servicio de Vuestra Majestad. De Sevilla, veinte y uno de noviembre de mil quinientos cuarenta y cuatro. De V. S. C. C. Majestad muy leal y muy cierto vasallo. Francisco Dorellana.