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CARTAS DE ORELLANA

Carta del 9 de mayo de 1544


Su Cesárea Católica Majestad
Por otra escribí a Vuestra Majestad dando entera cuenta del estado en que
estaban los negocios de mi viaje para la Nueva Andalucía, cuya pacificación,
conversión y gobernación de los naturales de ella por Vuestra Majestad me está
encomendado, suplicándole me hiciese merced de mandarme y proveer de la
artillería necesaria para armar seis a siete carabelas, así de la que está en esta
ciudad como en su comarca; y así torno a suplicar ahora lo mande proveer, pues
es cosa muy importante y que tanto de ello Vuestra Majestad será servido; y
porque después acá, como los negocios se tratan, descubren nuevas cosas, se ha
ofrecido que no se hallan marineros que quieran ir esta jornada, y, aunque hay
muchos, se excusan de ello, de que se nos sigue gran daño por la dilación que
nos podían causar y por otros fines; y, pues, esto es cosa de que tanto Dios
Nuestro Señor y Vuestra Majestad serán servidos, a Vuestra Majestad suplico
mande proveer de manera que yo o quien mi poder hubiere, pueda compeler y
apremiar cualesquiera marineros que se hallaren para que vayan en mi compañía
esta jornada, pagándoles por ello su justo y debido salario, y si necesario fuere las
justicias me den favor y ayuda para ello.
Asimismo hago saber a Vuestra Majestad que no se halla ningún marinero
castellano que sepa la costa del río para donde es mi viaje, excepto los
portugueses, que tienen gran noticia de ella por la continua navegación que por
allí tienen; y así por esto, como porque navegan en piezas ligeras y bien
aderezadas, conviene llevarlos esta jornada; y porque a éstos se les podría poner
en ello algún impedimento por las justicias de los pueblos y por las guardas de la
mar, por ser extranjeros, a Vuestra Majestad suplico sea servido de mandar que a
los tales marineros portugueses con quien me concertare, sin embargo ni
impedimento alguno de cualquier defendimiento en contrario de esto haya, les
dejen y consientan sacar y llevar en cualquiera sus naos y carabelas y bergantines
la gente, armas y munición, caballos y otras cosas necesarias para este viaje, y
que en retorno de ello puedan cargar las tales piezas de todo el Brasil, azúcar y
cueros, y otras mercaderías que quisieren en la Isla de Santo Domingo y en otras
partes, y que gocen por esta vez de todas las preeminencias y libertades que
gozan y pueden gozar los naturales, porque, proveyéndose así, a mí se hará muy
gran merced y será para me aviar de aquí para el día del señor San Juan, siendo
Dios servido, y de otra manera se dilatará más tiempo, y la gente que está
esperando se gastará mucho; pues esto es cosa que toca al servicio de Vuestra
Majestad, y por mi parte se hace todo lo que mis fuerzas pueden, y aún más,
Vuestra Majestad lo debe mandar proveer brevemente pues Dios ha sido servido
darme entera salud, como al presente la tengo, que es para mejor poder servir a
Vuestra Majestad, pues mi fin y deseo no es otro. De Sevilla, nueve de mayo, mil
quinientos cuarenta y cuatro años.- De V. S. C. C. Majestad su muy cierto y menor
criado.- Francisco Dorellana.
Carta del 30 de Mayo de 1544
Su Cesárea Católica Majestad
Por otras he suplicado a Vuestra Majestad me haga merced de mandarme proveer
de alguna artillería para armar seis o siete carabelas, de que tengo necesidad para
hacer el viaje que Vuestra Majestad fue servido de mandar que yo hiciese para la
conversión y pacificación de la Nueva Andalucía, y a esto se me respondió que no
había de dónde se proveyese; yo quisiera estar en estado que pudiera servir a
Vuestra Majestad en esta jornada sin dar ninguna pesadumbre; pero ésta no se
puede dejar de dar, porque el artillería necesaria yo no la puedo hallar si Vuestra
Majestad no provee de ella; y así suplico a Vuestra Majestad lo mande hacer,
pues es cosa que tanto importa a su servicio, y que de no llevarla se nos puede
seguir mucho daño, y será dar causa a detenerme aquí, y que la gente se gaste
de manera que no pueda haber efecto la jornada.
Asimismo supliqué a Vuestra Majestad me hiciese merced de mandar dar licencia
a cualesquier pilotos y marineros portugueses que supiesen la costa del Brasil
para que fuesen esta jornada, porque de los naturales no se halla quien dé razón
de ella ni la sepa; a la cual me fue respondido que no había lugar, y se escribió
sobre ello a los oficiales de Vuestra Majestad que residen en la Casa de la
Contratación de esta ciudad para que busquen un piloto tal cual conviene, que
vaya en este viaje; ellos lo hicieron así, y hablaron al que de allá se les señaló, y
éste da menos razón de la costa que otro: y pues que Vuestra Majestad manda
que ningún portugués pase en esta jornada, a lo menos sea servido dar licencia a
cualquier piloto portugués que quiera ir, al que se lo ponga todo el límite que
Vuestra Majestad fuere servido para que no haga deservicio a Vuestra Majestad, y
en esto se tendrá toda la vigilancia y cuidado que conviene; porque Vuestra
Majestad esté cierto que si no son los pilotos portugueses, no hay otro ninguno
que sepa tan bien aquella navegación por la continuación que por allí tienen; pues
que tanto nos importa llevar persona que lo sepa, Vuestra Majestad sea servido de
mandarlo proveerlo, o como mejor fuere servido.
Asimismo suplico a Vuestra Majestad sea servido de mandarme hacer merced de
cien licencias de esclavos, libres de todos derechos, para ayuda a alguna por
parte de los muchos gastos que en esta jornada se me ofrecen y tengo hechos,
pues yo por mi parte pongo todas mis fuerzas y posibilidad, y lo haré siempre en lo
que tocare al servicio de Vuestra Majestad como muy cierto y verdadero criado.
Asimismo hago saber a Vuestra Majestad que yo me doy toda la prisa posible para
enviarme de aquí brevemente, y tengo puestos en el río dos naos y dos carabelas;
y espero cada día otra pieza que me falta, con la cual no hay necesidad de más
para la jornada, y asimismo se están haciendo seis bergantines para el río, lo
mejor aderezados que pudiere: y esto es lo que hasta ahora se ha hecho para el
servicio de Vuestra Majestad, y de lo que de aquí adelante se hiciere enviaré
relación de ello a Vuestra Majestad. De Sevilla, treinta de mayo de mil quinientos
cuarenta y cuatro años. D. V. S. C. C. Majestad su muy cierto y menor criado.-
Francisco Dorellana.
Carta del 28 de Junio de 1544
Su Cesárea Católica Majestad
Por otras he suplicado a Vuestra Majestad fuese servido de mandarme proveer de
un piloto portugués para esta jornada que por mandato de Vuestra Majestad hago
para la conversión y pacificación de la Nueva Andalucía, por tener éstos
experiencia de la navegación de la costa del Brasil por haberla continuado pues
esto no ha lugar por los inconvenientes que de ello se podrían recrecer a Vuestra
Majestad, suplico sea servido de mandar que sus acreedores de un Rentería y
Francisco Sánchez, pilotos, personas expertas en la navegación, de quien tengo
informado a Vuestra Majestad por otra, los esperen por las deudas que les deben
durante el tiempo que fueren en este viaje, que será breve, porque ellos al
presente no tienen con qué pagar, y lo que deben principalmente es de cambios e
intereses; porque si esto no se hace, al presente no se pueden haber otros pilotos
algunos que algo entiendan, ni los vuestros oficiales que residen en la Casa de la
Contratación de esta ciudad han proveído de ellos, como por Vuestra Majestad les
fue mandado, y sería gran inconveniente que por falta de piloto se dilate mi
partida. Vuestra Majestad lo mande proveer así, por el mucho servicio que de ello
se sigue a Vuestra Majestad.
Asimismo he sabido cómo algunas personas han dado a entender que yo trato mal
a las personas que van en mi compañía y se hacen otras cosas que no parecen
bien, y si los que esto han escrito y publicado fuesen tan servidores de Vuestra
Majestad como lo soy yo, no lo harían así; pero yo estoy tan confiado en que
haciéndose por mi parte enteramente lo que tocare al servicio de Vuestra
Majestad me será gratificado, y que no será parte ninguno para que con falsa
relación yo sea molestado, pues que hasta ahora he puesto y estoy presto de
poner mi persona y hacienda en tantos trabajos como he pasado y espero pasar
para poder mejor servir a Vuestra Majestad; y si alguna cosa de lo que he hecho y
dada relación a Vuestra Majestad se hallare en contrario, Vuestra Majestad me
mande castigar por ello, y lo mismo mande hacer a los que intentaren decir;
porque si otra cosa hubiere de lo que tengo dicho, poca necesidad tenía yo de
empeñar mi persona en más de cuatro mil ducados, como hasta ahora lo he
hecho, para poner en toda orden las cosas de la armada, como al presente lo
están, la cual partirá muy brevemente, y con poca ayuda de los que en ella van,
como se ha dado a entender. De Sevilla, veinte y ocho de junio de mil quinientos
cuarenta y cuatro. De V. S. C. C. Majestad su muy humilde y leal vasallo que los
pies y manos de Vuestra Majestad besa.- Francisco Dorellana.

Carta del 22 de Octubre de 1542


Su Cesárea Católica Majestad
Si ha habido en mí algún descuido en no haber dado relación a Vuestra Majestad
del suceso de mis negocios, ha sido por no haberlo tenido hasta ahora tal como
quisiera, y también por el desasosiego y ocupación que he tenido buscando el
remedio y buen despacho de mi viaje; y después de haber pasado muchos
trabajos, ha sido Dios servido de darlo tal, que no falta ninguna cosa de lo que es
necesario para la armada, porque un caballero deudo mío, nombrado Cosme de
Chaves, natural de Trujillo, servidor de Vuestra Majestad, ha socorrido y ayudado
con mil ducados; y demás esto, ciertos mercaderes genoveses, por intercesión y
buena amistad y negociación de Vicencio de Monte, fator de Vuestra Majestad, me
han socorrido asimismo con dos mil y quinientos ducados para mi despacho, los
cuales han ofrecido más suma, si necesario fuere: pónese toda la diligencia y
solicitud que mis fuerzas bastan para que todo lo que conviene de mi despacho
vaya bueno y bastante he tenido y tengo entera voluntad, con deseo de no errar
en ninguna cosa de lo que me ha sido mandado; y de todo mi buen suceso doy
gracias a Nuestro Señor, pues lo ha guiado como cosa que tanto importa a su
servicio y al de Vuestra Majestad, sin intervenir en ello más ayuda de lo que aquí
digo. Yo me doy toda la prisa posible para aviarme de aquí, y lo haré lo más
brevemente que pueda ser, y en tiempo conveniente, siendo Nuestro Señor
servido. De Sevilla, veinte y dos de Octubre, mil quinientos cuarenta y cuatro. D.
V. S. C. C. Majestad muy cierto y leal vasallo.- Francisco Dorellana.

Carta del 21 de Noviembre de 1544


Su Cesárea Católica Majestad
Por la última que a Vuestra Majestad escribí di cuenta del estado en que estaba el
despacho de la armada que por mandato de Vuestra Majestad hago por la
conversión y pacificación de los naturales de la provincia de la Nueva Andalucía, y
de cómo entendiendo en ello, para más perpetuarme y poder servir a Dios Nuestro
Señor y a Vuestra Majestad en aquella tierra me casé; y pues en otras he dado
larga cuenta de cómo en mis negocios he tenido grandes contrarios, y por
diversas vías, para impedir una empresa como ésta, que tanto importa al servicio
de Dios Nuestro Señor y de Vuestra Majestad, en ésta no me alargaré más de
advertir que los que lo han procurado, como ven el buen despacho que hay de lo
necesario, prosiguen al presente muy afectuosamente su dañado propósito e
intención, todo en perjuicio de Vuestra Majestad y desasosiego de la gente que
llevo; lo cual, por haberse tan oculta y cautelosamente, no se puede señalar
persona cierta, más de hablar por conjeturas y ponderar el daño que sus obras
hacen, porque si algunas cosas no han habido entero efecto con brevedad, ha
sido por este gusano que ha estado de por medio; y porque podría ser que éstos,
prosiguiendo su mal propósito e intención, hayan informado o informarán de
algunas cosas que más sean para querer fundar sus intenciones, que no para
aprovechar al servicio de Vuestra Majestad ni al breve despacho de esta armada,
así en lo del socorro que los genoveses han hecho, como en otras cosas de
semejante efecto, suplicó a Vuestra Majestad, que, pues siempre mi intención y
voluntad ha sido y es de servir a Vuestra Majestad con toda solicitud y fidelidad,
como lo he hecho, se tenga de mí confianza, que lo que se hubiere hecho y se
hiciere para facilitar mi aviamiento será en servicio de Dios Nuestro Señor y de
Vuestra Majestad y en provecho de los naturales de aquella tierra y de los que la
van a poblar y pacificar, como Vuestra Majestad lo podrá mandar ver y saber todo
por el despacho y persona que yo enviaré en estando a punto mi partida, que con
el ayuda de Nuestro Señor será breve, el cual dé en todo el suceso para el
servicio de Vuestra Majestad. De Sevilla, veinte y uno de noviembre de mil
quinientos cuarenta y cuatro. De V. S. C. C. Majestad muy leal y muy cierto
vasallo. Francisco Dorellana.

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