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Universidad Nacional de Colombia

Miguel Angel Restrepo Cifuentes

Fernán, González (2016), “Aproximaciones al estudio del Estado en Colombia: conflicto


armado, ilegalidad y narcotráfico”, in Gonzalez Fernan (ed.), Poder y violencia en
Colombia” (Bogotá D.C: Odecofi-Cinep), p. 39 - 81.

A través de un enfoque multidisciplinar que integra perspectivas de diversas ciencias sociales


como la Historia, la sociología, la ciencia política y la antropología, el investigador Fernando
González González1 nos presenta en esta obra el resultado de una vida de investigación
enfocada al análisis de la relación entre la violencia y el régimen político colombiano. Según
el autor, el proceso de formación del Estado colombiano se ha estudiado desde una
perspectiva limitada, que pretende caracterizar el orden político colombiano como anormal e
irregular respecto a la política mundial, sin embargo, para González la formación de la nación
colombiana responde a un proceso particular en la política global donde se integran
dinámicas propias del territorio y contradicciones de larga duración entre el centro y la
periferia.
La obra está dividida en dos partes además de la introducción y las conclusiones. La segunda
parte consta de cinco capítulos, mientras que la primera parte se desarrolla en tres capítulos
de los cuales el primero se subdivide en doce títulos que para efectos del presente escrito van
a ser expuestos más a fondo.
En el primer capítulo titulado “aproximaciones al estudio del Estado en Colombia: conflicto
armado, ilegalidad y narcotráfico”, González analiza los términos de “Estado fallido” o
“colapso parcial del estado” que han sido utilizados de manera generalizada por teóricos de
las ciencias sociales para definir la identidad y el desarrollo del Estado colombiano y, en
oposición, el autor propone un nuevo acercamiento que define al Estado colombiano como un
“Estado en construcción”,”para sugerir que las instituciones estatales tienden a comportarse
de distinta manera, según sean las particularidades de las regiones y localidades,

1 Sacerdote Jesuita, nacido en Tolú, Sucre en 1939, hizo su pregrado en la Pontificia Universidad
Javeriana donde estudió Teología y Filosofía y Letras, además posee una maestría y un doctorado
en Historia de la Universidad California-Berklee. Ha sido investigador de la Universidad de los Andes
y la Universidad Nacional, así mismo ha trabajado para el Centro de Investigacion y Educacion
Popular (CINEP) y en el Grupo de Memoria Histórica.
especialmente en consonancia con el grado y el momento de su integración en el conjunto de
la vida nacional.”2
En este sentido, desde el inicio del capítulo, el autor se interroga acerca de la definición
exacta del concepto Estado fallido y sus similitudes con la realidad política de Colombia. Al
respecto, González plantea que debido a nuestro amplio historial de violencia civil, a la
deslegitimación del Estado y al desarrollo desigual entre centro-periferia principalmente,el
orden político nacional cumple con varias características que a primera vista nos permiten
definir al Estado colombiano como en riesgo de colapso. Sin embargo, partiendo de Harvey
Kline, el autor considera el uso del término “fallido” como apocalíptico y poco acertado,
debido a que aún cuando la realidad histórica ha estado llena de violencia y conflictos entre
grupos armados, el Estado ha podido garantizar el acceso a servicios públicos y a
oportunidades económicas y sociales a buena parte de la población.

Por otra parte, los subtítulos tres y cuatro del texto, parten de la teoría de captura invertida del
Estado propuesta por Claudia López para hacer visible la inserción de los actores ilegales en
la vida pública. Según los resultados de esta investigación, en las elecciones legislativas del
2002, “la tercera parte de los cargos públicos había sido capturada por organizaciones
armadas y mafiosas”3 a través de actores legales que instrumentalizaron a los actores ilegales
armados y narcotraficantes para sus propios fines particulares (Captura Invertida). Para
González, no hay duda de la inserción de grupos ilegales en las estructuras políticas del país,
sin embargo, no se puede hablar de una captura o cooptación del Estado como propone López
y su equipo, porque siguiendo a Francisco Gutiérrez, el paramilitarismo nunca fue un
proyecto político unificado y las fuerzas ilegales nunca alcanzaron a ser mayoría en la vida
pública. En este sentido, la división de poderes y la legitimidad institucional se vio
claramente afectada por la inserción de grupos ilegales en sus estructuras, pero no fue
completamente cooptada por estos.

Hacia 1978, Paul Oquist sostuvo que el fenómeno de la violencia bipartidista de los años 50´s
hizo visible la fragilidad del estado colombiano debido a la pérdida de legitimidad, la
ausencia física en las zonas periféricas y la crisis de inoperancia de las instituciones. En este
sentido, Oquist propone que a partir de los 50's el orden político colombiano decae en un

2 Fernán, González (2016), “Aproximaciones al estudio del Estado en Colombia: conflicto armado,
ilegalidad y narcotráfico”, in Gonzalez Fernan (ed.), Poder y violencia en Colombia” (Bogotá D.C:
Odecofi-Cinep), p. 41
3 Ibidem. Página 45
nuevo colapso en las zonas centrales del país donde existe el control del Estado. Sin embargo,
González se aleja de la postura de Oquist al percibir un problema metodológico en la teoría
del nuevo colapso del Estado colombiano que analiza el modelo político colombiano a partir
de un “modelo de construcción estatal, tomado de las experiencias de algunos países
occidentales”4. De igual forma, Oquist concibe la precariedad del Estado como causa de la
violencia, mientras que González basado en la teoría de Daniel Pécaut, propone que la
precariedad de la capacidad regulatoria del Estado caracterizada por la incapacidad de las
instituciones para regular la vida de la sociedad, es el contexto en el que se desarrolló la
violencia bipartidista y el actual conflicto entre grupos armados ilegales.

A partir del subtítulo siete, el autor propone la teoría de la presencia diferenciada del Estado,
en contraposición al concepto de Estado fallido, para hacer visible que las instituciones
nacionales se encuentran en un proceso de formación particular que lo diferencia al desarrollo
político de la mayoría de los estados occidentales. Al respecto, González afirma que lejos de
haber perdido el monopolio de la fuerza y la justicia en gran parte del territorio, el Estado se
encuentra en un proceso gradual de integración de territorios donde el poder del Estado no es
homogéneo sino desigual. De igual forma, el autor propone que los partido políticos tienen un
papel articulador entre el centro - periferia y su influencia no es separable de las
transformaciones territoriales, es decir que el funcionamiento de los partidos políticos
modifican ideológicamente los espacios de su influencia.

Posteriormente,partiendo de las investigaciones de Catherine Boone, el autor estudia las


similitudes entre el orden político del África subsahariana y las instituciones de Colombia
para hacer visible que en los dos casos el estudio de las causas de los Estados débiles debe
hacerse a través de un análisis endógeno que evidencie las relaciones internas entre el centro
y la periferia y el conflicto existente entre los poderes locales y el Estado central. Partiendo
de lo anterior, González propone que en la política colombiana hay un escisión entre los
poderes de la periferia y el centralismo, que se agudizó con la inserción del clientelismo en el
orden político nacional durante el gobierno de Turbay Ayala. Asimismo, la ausencia de
ideología en los grupos armados como la guerrilla y los paramilitares, permite que la guerra
se convierta en un instrumento para conseguir ventajas económicos y no como una forma
para instaurar una ideología que cohesione el territorio en torno a un conjunto de valores.

4 Ibidem. Página 52
Finalmente, el autor concluye haciendo visible la necesidad de asumir una perspectiva
interactiva y multiescalar que compare el proceso histórico de configuración estatal en el
centro y las regiones y los cambios sufridos por el espacio para poder superar la teoría errada
de estudiar al Estado colombiano respecto a un modelo estatal ideal construido en Occidente
y en su lugar entender los procesos de formación del Estado como un proceso particular y
constante formación partiendo de un territorio y unas costumbres heterogéneas.

En síntesis, la importancia del texto de González se encuentra en que rompe con el


incompatible modelo de estudio de la debilidad del Estado colombiano propuesto y utilizado
durante décadas por gran parte de intelectuales de las ciencias sociales, y nos propone una
ruta metodológica nueva que contribuye a comprender de forma más acertada las
características del orden político colombiano y su relación con la violencia.

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