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Nicolas Jaramillo

Los orígenes del Criollismo

El camino a la diferencia

Bogotá
10 de marzo de 2014

1
INTRODUCCION

Volviendo de los Juegos Olímpicos le preguntó uno si había concurrido mucha


gente, a que respondió: “Gente mucha; hombres pocos”.
Diógenes1

La tierra americana fue un impulso para Europa y sus habitantes. Los


conquistadores vieron la oportunidad de lograr una posición preeminente y una
vida cómoda en las Indias Occidentales2. Sin embargo, el haber arribado a las
Américas, dejo en los conquistadores marcas socio-culturales que les distancio de
los españoles que habían permanecido en Europa, y les dio una “mancha de
tierra”3 que no les permitiría reconciliarse con la tierra de origen, de la cual
viniesen.

Los conquistadores se erigirán como señores de las tierras Americanas en sus


escritos, sus imaginaciones y sus reclamos 4, se enunciaran a sí mismos como
Beneméritos de esta tierra anunciado así, su aspiración suprema de elevar su
situación a la de señores de facto como nunca podrían aspirar a lograrlo en
Europa. Al mismo tiempo, serán llamados indianos y se les considerara la peor
calaña que hubiese regurgitado la tierra ibérica. De esta disyuntiva nacerá la
semilla del criollismo: desposeídos por la corona de aquello que consideraban
propio, hundidos y humillados, los Conquistadores y sus hijos, a los que se
terminara por llamar criollos de manera despectiva 5; los Beneméritos se alzarían
como tales y, desarrollaran desde el principio, una red de asistencia e identidad
socio-cultural6 que sin embargo pasaba constantemente por la competencia

1
Diógenes Laercio, Vidas, Opiniones y Sentencias de los filósofos más ilustres, (Valladolid: Editorial Maxtor,
2008) p.349.
2
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la conquista; la
experiencia europea, (México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1996) p.236-250.
3
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 9-17.
4
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la conquista; la
experiencia europea, (México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1996) p.270-286.
5
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 19.
6
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la conquista; la
experiencia europea, (México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1996) p.341.

2
inusitada por los pocos despojos de poder, que la Corona dejaría a estos hombres
poseer7.

Los Criollos, descendientes de los conquistadores, continuarían su lucha usando


múltiples estrategias para adquirir, cada uno, su pequeña parcela de poder y
preeminencia social, religiosa, política o económica 8, lo cual les permitiría, a lo
largo de la colonia, intentar justificarse como Españoles Americanos, dignos de los
mismos honores y dignidades de los Peninsulares e igualmente capacitados,
como demuestra la creación de colegios mayores y otros centros de enseñanza 9.
Esta reivindicación puede que nunca allá logrado sus aspiraciones en términos
facticos; pero sin duda alguna permitió la creación de la América Hispánica,
puesto que le dio su carácter y su particular manera de articular los mundos
Europeo y Americano, para rehacerse en términos políticos, identitarios y
culturales.

7
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la conquista; la
experiencia europea, (México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1996) p.435.
8
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 165.
9
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 200-206.

3
Capítulo I
La Conquista y los Conquistadores

Durante la conquista, la acción emprendedora de los Conquistadores


desencadeno una serie de catástrofes en las Indias Occidentales. Comenzó un
fuerte proceso de desarraigo y destrucción de los habitantes del nuevo mundo, el
cual sería la principal causa de la denuncia hecha por el Fraile De las Casas, que
llevarían a la creación de las leyes de Burgos 10. Esta problemática, nacía
simplemente del afán de los Conquistadores por lograr fortuna en el Nuevo
Mundo, pero también se derivaba de las concesiones espirituales que se
adjudicaban los españoles en America “En realidad, el ‘Estado indiano’ es una
derivación feudal del soberano español desde su nacimiento mismo. La bula del
papa Alejandro VI de 1493, mirándola bien, no es otra cosa que la concesión de
un feudo eclesiástico hecha a seglares, los reyes españoles. El objetivo de este
11
feudo es el continente americano.”

Los españoles llegaron al Nuevo Mundo soñando con un paraíso Terrenal, más
cercanos a las utopías absurdas que existían en Europa, que a la realidad
América. Se encontraron rápidamente configurando una realidad propia, que les
permitia enunciar que ellos, y no otros, tenían derechos en esta tierra, puesto que
eran sus recursos y sus esfuerzos los que habían horadado la realidad anterior, y
por ello, podían hacer cuanto quisieran en este mundo 12. Sin embargo, la Corona
había venido ofreciendo desde el siglo XIV títulos de Hidalguía a personajes con cierta
notoriedad en las campañas de reconquista, o de conquista, como sucedió en Italia. En
muchos casos, notablemente el de Perú, pero sucedió a lo largo de la Conquista, se
utilizó el reglamento de las Siete Partidas de Alfonso el Sabio para dar título de Hidalguía
de Solar, entendiéndose esta como de sangre por tres generaciones a los Beneméritos13.

10
Lesley Byra Simpson, The Encomienda in New Spain: The Beginning of Spanish Mexico, (Berkeley:
University of California Press, 1982), 37.
11
Ruggiero Romano, “Capítulo III” en Consideraciones: siete estudios de historia. Editorial Fomciencias.
(Lima, 1992.)
12
Steve J. Stern, “Paradigmas de la Conquista: Historia, Historiografía y Política” en La Conquista y el
Ordenamiento Colonial, editado por Heraclio Bonilla. (Santafé de Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1992), 47.
13
Manuel Burga ed., “Historia de América Andina Vol. II”, (Quito: Editorial Ecuador, 2000), p. 40-49.
Manuel José Quintana, “Vida de Españoles Ilustres”, (Madrid: Imprenta Real, S.A.), p. 391-392.

4
Capitulo II
Los Orígenes del Criollismo

Luego del primer impacto, la Corona cambio las reglas del juego, y, aún más que
el desprecio que se le había imputado a los Indianos, con las Nuevas Leyes14, se
les arrebataría también los derechos que habían adquirido con sudor y sangre.
Sus descendientes, conocidos como Criollos, se lanzarían a intentar, mediante
múltiples estrategias15 a recuperar los derechos que se les habían negado. Así,
desde los orígenes del Criollismo, se encontraría un afán por utilizar los méritos de
los ancestros, para justificar un ascenso social o una posición privilegiada en el
Nuevo Mundo16.

Los Criollos escribirán, desde un principio, los muchos Servicios que sus padres
ofrecieron a la Corona en las tierras Americanas 17. Estas construcciones, serian
luego de un folklore sobre el que se cimentaría una identidad diferente a la
española, a la indígena y a la mestiza, en tanto que se consideraba par de la
española, pero superior en méritos, y por ende llamada a organizar y gobernar en
las heredades americanas que sus padres les habían legado 18.

Clements Markham, “Reports on the Discovery of Peru”, (Londres: Hakluyt Society, 1872), p. 8-11.
14
Carmen Bernard y Serge Gruzinski, Historia del Nuevo Mundo: del Descubrimiento a la conquista; la
experiencia europea, (México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1996) p.341.
15
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 165.
16
Bernard Lavallé, Las Promesas Ambiguas: Ensayos sobre el criollismo en los andes, (Lima: Pontificia
Universidad del Perú Instituto Riva-Agüero, 1993) p. 9-17.
17
Manuel Burga ed., “Historia de América Andina Vol. II”, (Quito: Editorial Ecuador, 2000), p. 60.
18
Manuel Burga ed., “Historia de América Andina Vol. II”, (Quito: Editorial Ecuador, 2000), p. 225.

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