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Guárdame Como A La Niña De Tus Ojos… Clamor a

Dios Por Protección

Guárdame como a la niña de tus ojos dice David a Dios, según podemos leer en el salmo
17 versículo 8, que continua diciendo “escóndeme bajo la sombra de tus alas”, palabras
que son en definitiva el clamor de un hombre implorando protección.

A menudo esta expresión “la niña de tus ojos” causa confusión entre los lectores de la
biblia, ya que muchos llegan a pensar, que se trata del cuidado que tiene un padre hacia
su hija, o de un marido hacia su amada. Sin embargo lo que David realmente quiere
expresar en su clamor, es algo completamente diferente, aunque también se trata de un
esmerado cuidado.

La niña del ojo


La niña de nuestros ojos es también llamada pupila, y es una de las principales razones
por las cuales podemos ver el mundo, ya que es una abertura en el centro del iris que da
un color característico al ojo. Dicha abertura parece ser de color negro porque a través de
ella podemos ver el interior oscuro del ojo.

La niña o pupila puede cambiar de tamaño cuando el iris se ajusta a diferentes condiciones
de iluminación. La luz penetra por la córnea transparente, pasa a través de la niña y llega
al cristalino del ojo. Y de este proceso se obtiene la visión.

¿Por qué David hace esta comparación?


La razón por la cual David hace esta comparación es porque esta parte de los ojos es
particularmente delicada, cualquier cuerpo extraño que se caiga cerca del ojo, por pequeño
que sea (como por ejemplo un pelo o una partícula de arena) es fácilmente perceptible y
genera una rápida reacción por parte de la persona.

Lo que David comunica con esta expresión, es que deseaba con vehemencia que Dios
actuase rápidamente en su favor si era atacado por un enemigo, de la misma forma en que
de seguro nosotros reaccionamos si algo se tratase de introducir en nuestros ojos.

La niña de los ojos de Dios.


Hay otros pasajes que también hablan usando esta comparación, por ejemplo en
Deuteronomio, un libro que trata principalmente de recordar tanto las obras que Dios ha
hecho con Israel su pueblo como las ordenanzas que le ha dado. En el capítulo 32 versículos
del 9 al 10 de Deuteronomio dice de la siguiente manera:

Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le


tocó. Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; Lo
trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo.
Este texto muestra el cuidado que Dios tubo desde el principio de su aparición con el pueblo
de Israel, como encontró a estas personas en las peores condiciones y luego lo instruyo y
le cuido, hasta hacerlos el pueblo que son hoy.
Hay que hacer obligada referencia al peregrinaje que tuvo el pueblo de Israel cuarenta
años en el desierto, tiempo en el cual, Dios mismo les ayudaba en cada una de sus batallas
y circunstancias difíciles.

Dios les hacía estar confiados, además de proveerles del sustento diario a través del pan
del cielo (el mana) y el agua de la roca indudablemente que Israel como pueblo es la niña
de los ojos de Dios.

Salomón usa la expresión.


También proverbios usa esta expresión para referirse a cuidado que se debe tener de
guardar la Ley. Refiriéndose Salomón el hijo de David a sus propias palabras llenas de la
sabiduría, en el capítulo 7 versículo 2 del libro de proverbios dice textualmente:

“Guarda mis mandamientos y vivirás, Y mi ley como las niñas de tus


ojos”.
Aquí vemos la promesa de vida condicionada a guardar los mandamientos con la particular
cautela que denota la expresión “como la niña de tus ojos”.

Sin embargo, la forma en que generalmente es usada esta expresión, es en referencia al


cuidado personal que pudiésemos experimentar de parte de Dios. En este sentido es bueno
traer a memoria con frecuencia pasajes que también hablen de dicho cuidado en momentos
de peligro.

Como por ejemplo:

El Salmo 121:8 que dice: Jehová guardará tu salida y tu entrada desde


ahora y para siempre. O el Salmo 34:7 que dice: El ángel de Jehová acampa
alrededor de los que le temen, Y los defiende.

Dios puede guardarnos en cualquier situación.


Es especialmente confortante que fuese David quien clamase de esta manera, “guárdame
como a la niña de tus ojos” porque David no tuvo una vida fácil, él es un excelente ejemplo
de lo que significa clamar a Dios por auxilio y también ser guardado por Él.

Recordemos la conversación que tuvo David con el Rey Saul, justo antes de ir a enfrentar
a Goliat, el gigante filisteo con apenas una honda en sus manos, dice la Biblia de la siguiente
manera en 1 Samuel capítulo 17 versículos 33 al 36:

Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él;
porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.
David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y
cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra
mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.
Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será
como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.
Resultados de la determinación de David
David en aquel momento era apenas un adolecente, sin experiencia militar, sin grandes
cualidades físicas, ni dominio de las armas de guerra de aquel entonces, estaba en clara
desventaja ante Goliat quien fuese un guerrero experimentado del ejercito filisteo y que de
seguro había ido muchas veces a la batalla.

Sin embargo la historia muestra que de una forma bastante atípica este muchacho llamado
David, logró vencer al más experimentado de todos los soldados filisteos, que amedrentaba
continuamente a los soldados del ejército de Israel, ante quien muchos temblaban.

Indudablemente en esta ocasión como en muchas otras, David fue guardado por el poder
de Dios, actuando el Señor a su favor pudo acertar con la piedra en la cabeza de Goliat,
para posterior mente cortarle la cabeza con su propia espada.

Hoy en día, puede que nosotros no estemos frente a un guerrero Filisteo que amenaza
nuestra integridad física, tal vez nuestros gigantes sean otros, pero con el mismo potencial
de causar igual o mayor terror que aquel filisteo.

No importa el tamaño del desafío que estés enfrentando, lo importante es que Dios, quien
es todopoderoso y superior a cualquier obstáculo te guarde como a la niña de sus ojos, es
por eso que hoy te animo a clamar de la forma en que lo hacía David, Dios:

“Guárdame como a la niña de tus ojos”.


Cuídame del hombre perverso y del que es más fuerte que yo, protégeme bajo la sobra de
tus alas, y no permitas que mis enemigos me venzan y se burlen de mi…

No sea tu nombre tenido en poco a causa de mis adversarios, todas estas cosas decía David
cuando oraba al Señor y es por esta razón, la sinceridad de su corazón, que Dios le guardo
en todos sus caminos.

El Dios que guardo a David es el mismo Dios que puede guardarte hoy, así que no esperes
más, si necesitas la protección divina ¡clama! Dios guárdame como a la niña de tus ojos, y
él te escuchará.

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