Nos va narrando la historia, de un par de jóvenes. Verán, la escena inicial,
empieza en el trayecto de un tren. Todo se mantiene normal, hasta que, un par de desconocidos cruzan miradas, y empiezan a charlar. El nombre de la chica es Celine, y cuyo origen es francés. En cuanto a nuestro chico guapo, es un americano, al que sus amigos le llaman Jesse. Ella le cuenta que se encuentra estudiando, mientras el, dice que ha estado recorriendo Europa durante un largo tiempo. Justo antes de partir, el joven norteamericano, al que describe con un lindo par ojos de color, decide hacerle una invitación a esta chica: Le pide que lo acompañe a recorrer la ciudad, ya que tendrá que tomar un vuelo al día siguiente. La última parada donde están detenidos en Viena. Una historia por demás distinta a otras. No hay grandes efectos especiales, aunque los escenarios, la música, los temas sobre los que hablan y opinan, pero sobre todo la promesa que hacen al final de la misma es por demás cautivadora. Realmente te deja un buen sabor de boca, y quisieras saber si cumplen ese juramento. Para juntar el contenido de la película con la “Dialectica de lo concreto”, podré la idea: las cosas no se presentan al hombre directamente como son y el hombre no posee la facultad de penetrar de un modo directo e inmediato en la esencia de ellas, la humanidad tiene que dar un rodeo para poder conocer las cosas y la estructura de ellas, la dialéctica de la actividad y de la pasividad en el conocimiento humano se manifiesta en el hecho de que el hombre para conocer las cosas como en si mismas, debe transformarlas antes en cosas para sí, para poder conocer las cosas independientemente de él. Las promesas realizadas por la pareja del filme le daban un rodeo ante la no confianza de cumplirlas por el otro, por ello la duda existía y se necesitaba de más pruebas para asegurarse, tal como una de las ideas de lo que es la Dialectica de lo concreto.